Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Inefable por Menma Lightwood-Uzumaki

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sin mucho que decir realmente, nomás quería actualizar y una cizañosa bien preciosa me terminó de convencer xD

Ojalá les guste UwU

IV

We're gonna just let go of everything

Holding back our dreams

And try to make it come alive

Come on let it shine so they can see

We were meant to be

Somebody



¿Que significado tenía la vida?

Se suponía que el mero hecho de poder respirar te hacía afortunado, a fin de cuentas habían personas que no tuvieron la oportunidad de hacerlo por mucho tiempo. Sin embargo ¿Valía la pena? ¿Realmente era obligatorio sentirse feliz por estar vivo, aún en sus condiciones?; La respuesta era un rotundo no, ya fuera algo desconsiderado de su parte, estaba más que seguro que él era uno de los menos capacitados para alegrarse por su vida, y es que ¿De que sirve hacerlo? ¿De que sirve existir si cada respiración es como un golpe directo al estómago? ¿Cómo estar agradecido cuando cada minuciosa acción está regida bajo el yugo de la obediencia? ¿Como amar la vida... cuando realmente nunca la has disfrutado?

– ... No se puede – Terminó por murmurar, mirando el cielo nocturno y sintiendo como el viento le mecía el mechón que le cubria el rostro. Andaba ya algo más largo para estas fechas, cubriéndole por completo su ojo izquierdo.

– ¿Que cosa?

Deidara echó la cabeza atrás, visualizando la figura del Uchiha a la inversa. No le esperaba ese día, eran las tres de la mañana y a excepción de los espíritus que había visto rondar por ahí, nadie más se encontraba despierto. Claro, aparte de si mismo, pero para el estado de meditación en el que había estado la última hora bien que se le podía considerar un fantasma más.

Esa sensación perezosa que te provoca el insomnio le hizo volver la cabeza a su lugar con fastidio.

– Depende que quien estemos hablando – Reposó la sien contra la pared – Si es en mi caso, entonces son muchas cosas.

– ¿Sigues con la idea de que puedo tomar la decisión que quiera?

– No exactamente, lo único de lo que estoy seguro es que aún si tus posibilidades no son infinitas, las mías siguen siendo casi inexistentes.

Ahora podía sentir sin problemas el roce del aire cada vez que tomaba asiento. Él era artista, no matemático, pero podía asegurar a que esa distancia no llegaba al metro.

"A sólo menos de uno..." Tanteó ligeramente lo escaso de la separación con esa ráfaga de curiosidades que le venían a la mente cada vez que avanzaba un poco, intentando averiguar cuál sería la diferencia entre hacer eso y simplemente preguntar si podía sentarse a un lado. Estaba seguro de que mucho no le costaría hacerlo, pero también aceptaba que ese lento pero progresivo juego resultaba de lo más interesante.

– ¿Hay algo que quieras hacer? – La pregunta apenas le sorprendía ya, de hecho muy poco de él le sorprendía en estos días.

Además, la respuesta era fácil.

– Largarme.

– Es un deseo complicado – Concedió el Uchiha con una calma que a él le pareció estúpida.

– Complicado es poco considerando el despojo de partes humanas que terminaré siendo si me escapo de este sitio.

– La posibilidad de que te asesinen es muy remota, Deidara.

– Puede ser – Pain no era necesariamente conocido por matar a sus subordinados, eso era más bien cosa de los subordinados como tal, aparte le servía más vivo que muerto. No obstante, si le creía capaz de darle un castigo lo suficientemente fuerte como para que no le quedasen ganas de volver a intentarlo - Pero tampoco tengo ganas de que me manden a volar, me empalen con barras o me traten de sacar el alma por la boca.  

– Teniendo en cuenta de que hablamos de ti, no creo que Pain se encargue personalmente de un castigo.

En eso también llevaba algo de razón, pues era cierto que para ser el líder Pain no tomaba mucha participación. La mayoría de las veces era Konan quien se encargaba de hacer los trámites de campo, volando de un lado a otro y encargándose de casi todo. Deidara lo relacionaba al factor de las posibilidades, si Pain veía que Konan podía encargarse sin problemas o al menos tenía la probabilidad de ganar, le dejaba tranquila. Pero si el asunto sobrepasaba los límites de lo que ella o alguno de los que estuvieran cerca en ese momento, entonces él intervendria inmediatamente.

Obviamente no había que ser muy inteligente para saber que Pain le patearia el culo de una manera impresionante, por lo que aún si fuera para amonestarlo, no le veía tomando partido. Lo más probable en ese caso es que llamase a otro del equipo para que lo hiciera.

Era curioso como podía reclutarlo porque le consideraba peligroso, pero no lo suficiente como para tomarse la molestia de encargarse personalmente de él.

– Buen punto – Torció la boca con desagrado – Aún así no me arriesgo, cualquier castigo será jodido si lo aplica cualquiera de aquí.

– Eso solamente si te atrapan – Ese comentario le resultó chistoso, tanto porque parecía como si le estuviera incitando como por otro pequeño detalle.

Sonrió con sarcasmo.

– Claro... porque exceptuando el que Konan monitorea el área a cada rato y que Kakuzu apenas duerme, tengo muchas posibilidades de escaparme – Lo meditó un poco más, terminando por suspirar – Que va, incluso si no estuviera ninguno de ellos cerca tampoco me atrevería a intentarlo – Y le dió una mirada que hizo al otro cerrar los ojos brevemente, captando el punto.

– Me lo imagino.

Aunque no era necesario, añadió:

– Porque tú si lo estás.

– Cierto.

– Dime algo – Sentía la impetuosa necesidad de preguntar – ¿Me detendrias si yo intentara irme justo ahora?

Itachi pareció pensarlo seriamente, casi como si realmente tuviera la opción de negarse, ya que siendo parte de Akatsuki una de las normas era hacer lo posible para seguir con el plan, y perder a un miembro definitivamente no era aceptable. Además era uno de los consentidos del líder por su enorme cantidad de chakra, y Deidara no le veía perdiendo ese puesto solo para que él pudiera darse a la fuga.

– No.

Contrario a lo que Itachi hubiera esperado, Deidara le miró con fastidio.

– Claro.

– ¿No me crees?

– Creerte algo a tí es casi tan estúpido como la idea de fugarme con medio escuadrón de Akatsuki en la base – Viéndose momentáneamente irónico – Aparte, tiendes a tomarme el pelo muy seguido.

– No es algo que haga a propósito – Comentó, captando verdaderamente su atención por primera vez en la noche, en especial por lo honesto que aquello había sonado – Este no es el caso, sin embargo.

– ¿Dices entonces que estás hablando enserio? – Le alzó una ceja.

– Si.

– Porque creeme cuando te digo que no te estoy jodiendo.

Itachi fijo sus ojos negros en él con una paciencia casi infinita.

– Yo tampoco.

Fuera irrespetuoso o no, Deidara se le quedó viendo una cara de duda que él encontraba de lo más justificada. Era imposible que realmente pudiera dejarle ir, pero también resultaba cuestionable dado que él mismo Uchiha estaba aceptando en voz alta que no mentía. El motivo de ello es que a pesar de los años de convivencia muy escasamente le había visto o escuchado hacer algo gracioso a propósito, la mayoría de las veces que le hacía reír era porque hacía o decía algo que él encontraba muy burlable, pero no porque esa fuese su intención desde un principio, a diferencia de si mismo que adoraba hacer bromas de mal gusto sin importarle si eso le resultaba chistoso o no. Era como una faceta de su carácter, siendo cómico sin proponérselo.

Guiandose por esa lógica, si Itachi lo estaba diciendo tan abiertamente entonces debía ser verdad, solo que... no podía serlo.

¿Pero y si lo era?

– ¿Sabes que? –"Una experiencia más, una menos..." A fin de cuentas si iba a morir joven no podía decir que se quedó con la curiosidad – Probemoslo.

Dió un brinco osado hasta aterrizar en las ramas de un árbol cercano, sujetándose con la habilidad que a todo ninja le enseñaban de niño, luego miró desde allí la sombra que seguía siendo un Itachi aparentemente imperturbable, sosteniendole seriamente la mirada unos cruciales segundo antes de adentrarse por completo en el bosque oscuro.

Saltaba de una rama en otra manteniendo una velocidad estándar, no iba muy rápido porque cabía la posibilidad de que todo fuera un truco, pero tampoco iba a caminar ya que si llegaba a ser cierto eso de que le dejaría escapar, entonces mientras mayor distancia pusiera entre ellos mejor; Por tan solo un pequeño segundo Deidara pudo experimentar aquello por lo que había estado peleando con tanta fuerza: La sensación del viento en su rostro, el corazón latiendole con fuerza en el pecho, las manos hormigueandole por el inigualable sentimiento de euforia que venía con la visión de un mundo enorme y listo para recibirlo con los brazos abiertos... todo ello se combinó en una bomba de preciosa libertad que le explotó en el alma, como si de un alivio instantáneo se tratase, reavivandole la vida, el sentido y el corazón. El sentimiento fue poderoso, pero desastrozamente corto. Sus ojos capturaron una figura negra en su visión periférica, y se encontró deteniéndose con la guardia en alto para ver quién era.

La respuesta, por supuesto, era obvia.

"Por lo menos ya no me sorprende..." Frunció los labios cuando la ya acostumbrada resignación se distribuyó en su autoestima, arrugando también las cejas al verle detenerse a un par de pasos.

Intentando no dejar entrever su decepción, la camufló con su habitual carácter sarcástico.

– Pensé que habías dicho que no me detendrias.

– No te estoy deteniendo – Avisó el Uchiha sin hacer amago alguno de moverse o atacar. Se lo creyó nada más porque no veía Sharingan, porque no era tan ingenuo como para creer en su palabra.

– ¿Entonces que se supone estás haciendo? – Era notable que su paciencia estaba escaseando, pero eso a Itachi no le alteró en lo absoluto.

– Dije que no te detendría, no que no te seguiría.

– Juego de palabras – Reconoció entonces, sonriendo sin ningún tipo de humor – Típico.

– ¿Eso te parece típico?

– No eres tan creativo como crees – Echó un vistazo hacia atrás, permitiendose observar el mundo al que quizás nunca podría volver a acceder como un hombre libre. Hacerlo le resonó fuerte en el corazón, pero no había nada de ello reflejado en sus ojos cuando le vio de nuevo. Estaba demasiado acostumbrado a las decepciones para ese punto – ¿Y? ¿Que sigue? – Le alzó una ceja, variando su gesto en una sarcástica seriedad – ¿También le dirás a Pain que trate de irme?

– No.

– No te creo.

– No lo haría – Repuso él, su gesto muy sereno – Pero tampoco pensaba dejar de seguirte hasta que te detuvieras y regresaras.

– ¿Que te hace pensar que hubiera regresado?

– Tampoco dije que estarías de acuerdo.

"Bueno, tiene sentido" Aún si no lo mencionaba tan descaradamente como los demás miembros del equipo, Itachi también tenía en cuenta la diferencia de poderes que existía entre ambos, así como quién tendría más posibilidades de ganar una pelea aún si no hubiera Genjutsu de por medio. A pesar de la implicación, Deidara logró echar a un lado el sentimiento de odio y desprecio para observarlo con esa intriga que surgía naturalmente al verlo hablar sin esa indiferencia de por medio, consiente de su propio nivel de mortalidad; El joven artista ciertamente conocía los peligros de desafiarlo, pero no se podía sentir menos que interesado cuando la apatía quedaba a un lado y salía a relucir lo demás, pues era satisfactorio ver que podía ceder ante el deseo de usar su fuerza como cualquier otra persona normal. Resultaba refrescante de una manera curiosamente extraña.

Él no le veía de esa forma excesivamente brillante como hacian los demás, por lo que le era más sencillo visualizarlo como lo que era: Una persona normal bastante poderosa que aparentemente le tenía la suficiente paciencia como para no delatar su breve momento de rebeldía; Parte del odio que le tenía también podía tener que ver en esa visualización tan cruda que le tenía, pero le daba bastante igual sinceramente.

Se guardó entonces el comentario al respecto, volcandose de nuevo en su propia terquedad.

– Olvidaste otro detalle, Uchiha – A la luz de su mirada interrogante, él entrecerró los ojos – No me hubiera detenido.

Esta vez sí obtuvo una respuesta algo más física, los hombros se bajaron un poco, resultado de un suspiro que fue audible incluso en su dirección. El negro dejó de verse cuando los párpados se cerraron, avanzando a ciegas en su dirección y solo abriéndose con seriedad cuando le tuvo considerablemente cerca.

– Deidara, como ninja tienes el potencial de llegar lejos, pero como persona tiendes a sabotearte muy seguido.

Tras superar el hecho de que literalmente esa había sido la frase más larga dirigida hacia su persona con el fin de dar una opinión, Deidara terminó por mover la cabeza como normalmente hacia cuando comenzaba a perder la escasa paciencia que Dios le había dado.

– ¿Que se supone que significa eso? – Itachi se encargó de eliminar su creciente histeria con un arqueó de cejas muy significativo.

– Que tú también olvidaste un detalle.

– No me digas – Se había esperado algo similar puesto que aparentemente siempre tenía las de perder si se trababa de él – ¿Cuál?

Aún si por fuera se mantuvo serio y estático, por dentro sufrió un sobresalto considerable cuando le sintió posar la mano derecha en su hombro izquierdo, dando un brinco inmenso en la relación tan esquiva y distante que mantenían. Jamás se habían puesto un dedo encima de esa forma, siempre quedándose con breves toques o empujones que no duraban más de un breve segundo. Que Itachi de pronto sobrepasase ese punto se sintió bastante curioso, intrigante y también algo excitante. Aún con ello se obligó a mantenerse sereno, manteniendo la misma cara de desprecio en lo que le veía inclinarse lentamente sobre su oreja; Unas hebras lisas de cabello negro le hicieron cosquillas en el cuello, pero eso no llamó tanto su atención como aquella voz que, aunque fría, se notaba con un tono ligero de humor entretenido.

– En algún momento tendrías que dormir.




 
                   OoOoOoOoOoOoO





Regresar a la base fue, sin importar como lo viese, un duro golpe a su ego.

Andaba a un paso lento nada más porque su orgullo le impedía ir a la velocidad regular, eso y que también tenía la idea de que eso molestaría a su sombra de turno. Pero no, al Uchiha no podía interesarle menos la rapidez con la que se movía, pues a lo único por lo que se veía atento es a si Deidara echaba a correr en algún momento. No porque no pudiera seguirlo, más bien porque ya estaban demasiado cerca de la base como para hacer pasar otro intento de fuga por algo inofensivo. Le veía de reojo de vez en cuando por lo mismo, aunque resultaba una perdida de tiempo. El rubio era hablador, impulsivo y mañoso, pero no era idiota. Y teniendo en cuenta que a menos de unos cuantos kilómetros tenía a un grupo de ninjas que podían destrozarle si se le ocurría ponerse creativo, no es como si tuviera mas opción que regresar.

Eso o morir, y aunque la respuesta debería ser obvia, estaba comenzando a preguntarse si mantener su vida valía la pena si debía hacerlo en Akatsuki.

Una vez llegado al edificio se toparon con algunos miembros que por allí vagaban, por lo que Itachi tomó eso como señal de que ya no era necesario seguir vigilandole. Estuvo a punto de girarse y tomar el camino que guiaba a su dormitorio cuando un curioso presentimiento le hizo ver de reojo, notando algo que aparentemente nadie más había hecho.

Deidara estaba tenso, más tieso que una piedra en el marco de la puerta. Sabía que tenía que entrar, sabía que estaba obligado a hacerlo, pero el sentimiento de rabia no le dejaba moverse. Desde hace algún tiempo había comenzado a sentir que las explosiones no eran suficientes para aplacar su impotencia, sufriendo de unos espasmos incontrolables que casi le exigían acabar con todo incluyendo a si mismo. Había pensado originalmente que aquella osadía con el Uchiha sería divertida, pero terminó siendo todo lo contrario. Logró sentir de nuevo la libertad y la había perdido, le había tenido casi en sus manos y se le escapó por unos centímetros. La ansiedad por ello casi le generaba dolor físico, sintiendo una increíble ira acumulada que le ardía en las venas; La impulsividad estaba comenzando a cegarle, empujándole a ceder al deseo de hacer estallar medio edificio hasta reducirlo a cenizas, si hacia eso quizás tendría algo de suerte y la sorpresiva ráfaga hirviente lastimaria a Konan, por lo que Pain no tendría problema alguno en despedazarlo como tantas veces le había advertido que haría si se le ocurria irse.

Una de sus manos sostenía la puerta, y su nivel de rabia era tan alto que incluso la boca en ella se abrió para morder el metal con fuerza, deseando despedazarlo.

Una explosión, solamente eso. Una explosión lo suficientemente grande y con suerte estaría en cualquier otro lugar cuando abriera los ojos. Hasta podía hacerlo mejor, podía intentar esa técnica que recientemente había descifrado como usar y explotarse a si mismo, de esa manera ni siquiera debía esperar a Pain, sencillamente ya estaría muy lejos cuando él se recuperase. Aparte tenía el bonus de que podría llevarse a algunos de sus compañeros consigo, tal vez hasta hacerle algún raspón al Uchiha, por lo que era una oferta de lo más tentadora.

"Una..." Escuchaba el corazón retumbarle con fuerza en los oídos, casi incitandolo a hacerlo "Solo una... eso es todo..."

Los acalambrados temblores de su brazo ya estaban haciéndose más evidentes cuando, completamente ensimismado, lo dirigió al pequeño bolso que tenía en la cadera.

– ¿Te crees que soy tu niñera? – Gruñó una voz conocida a su lado, sacándole bruscamente de la hipnosis en la que se había metido casi hasta el fondo.

Deidara reconoció la baja y dura contextura que recubría a su compañero de equipo, y gracias a la ausencia de su marioneta más conocida, también lo hizo con su cara de mal humor.

Parpadeó una, luego otra vez, y tras darse un momento para respirar lo suficientemente profundo como para no sufrir un quiebre mental, ladeó la cabeza con extrañeza.

– No entiendo de qué me hablas.

– Deidara, te lo he dicho una y mil veces – Sasori pasó de su comentario y se cruzó de brazos – Si te enfermas la solución no es salirte a vagar por el país como si mágicamente fueras a encontrar la cura caminando. Te aplastas en tu habitación hasta que seas útil de nuevo y listo.

Habiendo certificado que seguía igual de perdido con esa incoherente respuesta, sacudió la cabeza.

– ¿Quién te dijo que estoy enfermo? – Su maestro, aunque bajito y delgado, bufó para tirarle de la manga y sacarlo finalmente de la entrada para llevarlo a rastras por el pasillo – ¡Oye, Danna!

– Ni te molestes en tratar de ocultarlo que ya me informaron que pasaste la noche dando vueltas como una anima en pena – Le cortó casi de inmediato. Sasori tenía los hombros muy rectos y no paraba de refunfuñar – Encima ya hasta pareces una, estás demasiado pálido. El colmo sería que te murieses, ¿Te crees que tengo tiempo para entrenar a otro compañero?

– ¿Que? – Era cierto que el estrés juntado con la falta de sueño le había puesto algo desorientado, pero de ahí a enfermarse había un camino extremadamente largo de por medio; Aún casi arrastrado, alzó una ceja – No pienso morir y tampoco estoy enfermo.

– Pues más te vale que así sea, a como te mueras por andar de imprudente me las voy a arreglar para que lo lamentes, ya me la paso lo suficientemente ocupado haciendo mi trabajo como para encima andarte cuidando. Así que escúchame muy bien lo que te voy a decir, mocoso insolente – Con una fuerza para nada acorde a su apariencia, Sasori literalmente le estrelló contra la puerta de su propia habitación para después apuntarlo con el dedo – Tú, vas a entrar ahí, vas a aplastar esa cabeza hueca en la almohada y te vas a dormir. Cuando te levantes te tomas un té y te comes todo lo que te pongan en plato. A como escuche de nuevo que te volviste a salir para encontrar una cura milagrosa en las partículas del aire, te las vas a ver conmigo.

– ¡Que no estoy enfermo, maldición! –  Terminó por exasperarse ante ese tono de reproche injustificado – ¿Me ves cara de moribundo o que?

Sasori le dió una mirada ligeramente burlona.

– Deidara, a ti se te ve cara de todo menos de lo que tú crees tener – El azul se estrechó con indignación, hubiera sido menos insultante que le gritase idiota en la cara – Ahora vete a dormir, que enfermo no me sirves como compañero – Pasando de su fase burlista, abrió la puerta de la habitación ajena y le dió un seco empujón en la espalda para que entrase.

Y casi como si no pudiera hacerlo más sorpresivo, le cerró su propia puerta en la cara.

"¿Y luego yo soy el dramático?" Se encontró haciéndole una mueca graciosa de incredulidad a la madera mientras le oía desaparecer por el pasillo, muy seguramente para volver a sus venenos y marionetas perturbadoras.

Lo único que podía concederle a ese viejo cascarrabias es que si tenía sueño, pero tampoco le podía dejar de dar vueltas a eso último que había pasado. Estuvo a menos de un centímetro de volar todo por los aires, y de pronto Sasori había salido en su mejor rol de abuelo que cría a una oveja invalida para regañarlo por no cuidarse, cosa que era estúpida según su criterio. No le gustaban las medicinas y tampoco tomar reposo, lo máximo que descansaba era dormir y eso a veces, porque el insomnio era bastante común en él.

Aún así...

"Ya me informaron..." Eso era lo que había dicho, y resultaba increíblemente convenientemente pues siendo Sasori un ser que odiaba esperar, era obvio que recién había recibido la información.

Con un nivel de cansancio demasiado alto como para darle demasiadas vueltas al asunto, se dejó caer en la inconsciencia casi de inmediato. Su subconsciente, por otra parte, disfrutó de hacerle rememorar los detalles que no podía dejar de ver interesantes, como la representación de su encierro a través de unas gruesas cadenas, el ceño fruncido de su maestro al arrastrarlo por medio pasillo... y en los misteriosos ojos negros que le siguieron durante todo ese trayecto hasta que se perdió de vista.








Continuará...

Notas finales:

Muy lento aún? Relax, eso se les quita muy pronto xD

Un abrazote de comienzo de año directo desde mis dominios :3

Drey, desde el fondo de mi corazón: Eres una bicha sucia <3

Un saludo.

Menma.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).