Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Momentos por Eira Baker

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, gente bonita~ uuf luego de la horrible ola de calor que sufrí, al fin parece que las cosas se calmaron ;-; aparentemente (? 

Hoy vine con un fic tierno y dulce porque el que le sigue será todo lo contrario :'c prepárense... 

Notas del capitulo:

El drama y el humor para mí van de la mano (? xD 

Emmm Death note no me pertenece... A no ser que santa me cumpla ese deseo :'D 

 

Momentos.

 

Near, cómo el niño responsable y puntual que era, llegó a la hora acordada en el lugar en dónde se tenía que reunir con Mello, haciendo girar dos canicas entre sus dedos para distraerse. 

 

A Near no le gustaba llegar tarde a una cita y mucho menos hacer esperar a su novio.

 

Mello llegó unos cinco minutos más tarde, corriendo y luciendo despeinado, sonrojado por la carrera y con la respiración agitada.

 

—N-Near... siento... ah... llegar tarde —dijo a duras penas, tomando una bocanada de aire con cada palabra que decía, apoyando las palmas de sus manos en las rodillas y estando inclinado para recuperar algo de energía. 

 

Near sonrió suavemente y se acercó hacia Mello, quitando dulcemente los cabellos de su frente y depositando un beso en ese lugar. 

 

—Solo fueron cinco minutos, Mello, no espere mucho.

 

Mello se puso aún más colorado. 

 

—¡Cuando salí de la ducha mire y eran las 14.30hs.! —se quejó, ya incorporado y repuesto. 

 

—Debes comprarte otro reloj, amor, son las 14:05 —se rió el albino al ver la mueca molesta y avergonzada del rubio. Podía imaginarse lo asustado que se debió haber puesto al ver aquella hora incorrecta y que de seguro se vistió a la carrera, corriendo y tropezando para llegar. 

 

—Maldición... —el rubio hizo un puchero disgustado —. ¡Igual no importa! —como el ser lleno de energía y emoción que era, agarró rápidamente las pequeñas manos de Near entre las suyas y miró emocionado a su pareja —. ¡Hoy haremos un picnic!

 

Near pestañeó confundido y luego arrugó ligeramente el ceño.

 

—Mello, eso... 

 

—Silencio, pelusa, ya tengo todo preparado —lo calló, agarrándolo de una mano y arrastrándolo por los árboles del jardín muy emocionado. 

 

Avanzaron por los numerosos árboles y llegaron a un lugar que estaba bien escondido. Era espacioso y plano, con árboles encerrándolo en un perfecto círculo. 

 

Mello soltó la mano de Near y trepó ágilmente un árbol hueco, sacando del interior una canasta. 

 

—Es un día hermoso y necesitas tomar aire fresco —hablo mientras bajaba y sacaba un mantel de la canasta, colocándola en la suave hierba con una sonrisa tranquila. 

 

Near hizo una pequeña mueca. Ahora que el periodo de exámenes terminó y que al fin podían respirar tranquilos y estar juntos, prefería estar adentro y probar los labios de su novio, y tal vez probar algo más que no sean los labios de él. 

 

—Mello. 

 

—Near, solo mira alrededor. 

 

El pequeño obedeció y debió admitir que le gustó sentir la brisa fresca y confortable recorriendo su menudo cuerpo, el cielo despejado y los pájaros cantando. Fue lindo. Aunque mucho más lindo fue la reluciente sonrisa en el rostro de Mello. 

 

El rubio se acercó al pequeño, dejando que el suave aliento de Near se mezclara con el suyo. Near era muy receloso con su espacio personal, pero cuando se trataba de Mello, siempre hacía una excepción. 

 

—¿Te gusta?

 

—Si… 

 

Mello amplió su sonrisa, que por poco le saca un profundo suspiro de enamorado a Near, y se inclinó hacia el rostro de su pareja. Near por inercia cerró los ojos, sintiéndose nervioso y con mariposas revoloteando en su estómago al sentir los labios del rubio apoyándose contra los suyos.

 

Lo beso dulcemente, acariciando sus mejillas que se iban poniendo rojas y luego sus cabellos albinos.

 

Los dedos de Mello en su cabello enserio se sentían muy bien. 

 

—No se diga más —se apartó de sus labios luego de darle un beso corto —. Comamos. Muero de hambre —Mello se frotó su estómago—, por la mañana solo comí algunas barras de chocolate y realmente quiero comer algo salado. 

 

Se sentaron en el mantel de cuadros azules y el ambiente cálido de la primavera los envolvió, junto a ese aroma floral de la estación.

 

Estaban debajo de la sombra de un enorme árbol, con leves rayos de sol filtrándose entre las hojas. Mello le pasó un sándwich, junto con una pequeña botellita de jugo con pajita. 

 

Near miró dentro de la canasta y ahí vio magdalenas de hierbas, queso cheddar, baguette, tartaletas, cupcakes, frutillas frescas y más sandwiches. Una sutil sonrisa se formó en sus labios. Mello había planeado cada detalle con cuidado, incluso el bonito mantel iba a juego con las servilletas. 

 

Pasaron un momento agradable conversando sobre cosas banales mientras comían. Hablaron de películas que deberían salir a ver, libros que ambos leyeron y el motivo por el cual les gustó, sus dulces favoritos y sobre música. En ningún momento tocaron el tema del orfanato Wammy, ni hablaron de los profesores o sobre L. Tampoco quisieron hablar de lo que harían más adelante, pero Mello comentó que le gustaría vivir en una casa rodeada por la naturaleza, con un perro y con Near. 

 

—Eres hermoso...

 

Near frunció el ceño, con sus mejillas coloradas por lo dicho repentinamente por Mello. 

 

—No digas cosas vergonzosas... 

 

—Solo digo la verdad... Eres hermoso y demasiado dulce. Me gustas mucho. Quisiera comerte… pero eso sería canibalismo. 

 

Near negó con la cabeza y sonrió, viendo cómo Mello se levantaba de su lugar y se sentaba más cerca suyo. 

 

—Puedes comerme de otra manera… —Near se inclinó hacia Mello y lo beso castamente en los labios, separándose antes de que el rubio intentará profundizar el beso —. No quiero un perro, quiero tener un gato. 

 

—¿Qué tienes en contra de los perros? —preguntó suavemente mientras volvía a presionar sus labios juntos. 

 

—Son muy ruidosos… —Near acarició la mejilla de Mello y lo besó otra vez. 

 

—Pero son lindos y muy juguetones… —otro beso en sus labios rosados. 

 

—Los gatos también… —Near tarareo suavemente de gusto cuando Mello lo empujó sobre el mantel y se puso encima de su cuerpo.

 

Hubo largas sesiones de besos, con Mello envolviendo la pequeña cintura de su novio con los brazos, acercándolo más, y Near enredando los dedos en los sedosos cabellos del rubio, manteniendo los ojos cerrados y dejándose llevar. 

 

Vieron el cielo ponerse nublado de un momento a otro, y sintieron unas cuantas gotas caer. No les importó y siguieron besandose con la lluvia mojandolos, sin sentir frío porque el calor de sus cuerpos era suficiente para ellos. 

 

Mello arrastró a Near hacia uno de los árboles y lo hizo suyo ahí, siendo protegidos de la lluvia por las gruesas ramas del árbol y con los truenos cubriendo los gemidos del niño y los gruñidos del chico mayor. 

 

El picnic fue una auténtica delicia. 

 

Cabe decir que ambos terminaron enfermos y postrados en sus camas por un fuerte resfriado. Pero valió la pena. Y Near amo esos momentos, sobre todo cuando Mello lograba escabullirse a su cuarto, viniendo con la nariz tapada, las mejillas rosas y una manta sobre su cabeza. Near solo lo miraba con los ojos entrecerrados y abría su propia manta, dejando a Mello meterse en su cama. 

 

El rubio subía a la cama y se colocaba de espaldas, con Near descansando sobre su pecho, envolviendo la cintura del rubio con los brazos y relajándose con los latidos del corazón de su amado. 

 

—Me estás aplastando... —se quejo el rubio, removiendose un poco. 

 

—Resistelo, es tu culpa que estemos enfermos —reprochó Near, reacio a moverse. 

 

Mello hizo una mueca pero no sé apartó. 

 

—Si muero quedará en tu conciencia… —canturreó el chico mayor. Near solo se rió levemente y Mello sonrió —. Buenas noches, Near... 

 

—Descansa, Mello... Te amo —susurro con la voz adormilada, cerrando los ojos. 

 

—También te amo, enano aprovechado —Mello cerro sus ojos, agotado, y se relajo al respirar el aroma dulce de la suave cabellera blanca. 

 

[...]

 

Near fue el primero en curarse para sorpresa de los dos. Mello aún tenía que hacer reposo y quedarse en cama.

 

Ese día a Near no le había ido bien en clases, como Mello no estaba, muchos niños lo molestaron y le hicieron bromas pesadas. 

 

Mello escuchaba atentamente cada palabra y queja de Near, acurrucado en la cama. 

 

—Matalos —expresó su idea tranquilamente, sonándose los mocos. 

 

—¡No!

 

—Entonces yo los matare por ti. 

 

—¡Mello! 

 

—Era broma —le saco la lengua juguetón —, pero no me gusta eso que me contaste, iré a hablar con ellos cuando mejore… 

 

Near se acostó de espaldas y farfulló unas cuantas palabras. 

 

—¿Qué ocurre? ¿hubo algo más que no me estás contando? 

 

Near rodó los ojos, con disgusto, al recordar lo que le hicieron. Suspiro con pesadez y decidió seguir contando. 

 

—Me pusieron el pie para que me cayera —aviso con enojo, recordando esa vergonzosa caída que provocó que sea el centro de burla de todos, ya que llevaba su bandeja de comida y todo se le fue encima. 

 

—Oww… ven acá, tu Mello te dará amor —dijo débilmente el rubio, quitándose las mantas y abriendo sus brazos para recibir a Near. 

 

El albino lo miró y no lo pensó dos veces para arrojarse a los brazos de su novio, ocultando su rostro en el pecho del rubio, abrazándolo con la misma fuerza que él lo hacía. 

 

—Cuando me recupere los mato —prometió Mello, besando la suave cabecita de Near y apretandolo con toda la fuerza que podía. 

 

—No es necesario eso. 

 

—¿Una broma el doble de pesada entonces? 

 

—Eso suena bien. 

 

Ambos se sonrieron malévolamente y luego eliminaron la distancia de sus labios para besarse. 

 

—Mmmh... no, te puedo contagiar —se separó el de ojos azules cuando Near intentó profundizar el beso. 

 

—Aww —se quejó el albino, frunciendo los labios con disgusto. Lo único que quería era ser mimado por Mello y sentir sus labios contra los suyos.

 

Suspiro internamente… 

 

Tendría que esperar.

 

[...]

 

Mello se curó a la semana siguiente, pero estaba retrasado con sus tareas y tenía que ponerse al día. 

 

Ahora estaba en la habitación de su novio, más específicamente en el escritorio de Near, con la nariz metida entre libros, devorando un libro tras otro, repasando los apuntes que Near le prestó y haciendo los suyos. Estaba muy concentrado y enfocado en su trabajo, hasta que sintió un golpe en su nuca. Se frotó el área para mitigar el dolor y miro el suelo, dónde un optimus prime estaba tirado, levantó la vista y vio a Near en la cama, sentado pero todavía metido debajo de las mantas. 

 

—¿Near? —pregunto sin poder creer que su novio le tirará un juguete. 

 

—¿Hasta cuándo piensas seguir?

 

—¿Perdona? 

 

—Mello, tienes que dormir, no podrás rendir bien el examen si no descansas. Ven a dormir conmigo ya. 

 

—Me dice eso la persona que prácticamente solo duerme tres horas y que las demás horas se la pasa viéndome dormir —habló con reproche y recriminación. 

 

Near estiró un brazo hacia su mesita de luz en dónde tenía otro robot, muy dispuesto a arrojarlo a Mello. El rubio vio sus intenciones y se tiró encima de la cama, rápidamente metiéndose debajo de las mantas para satisfacción del menor. 

 

—Demonios... Eres un enano muy consentido —gruñó el rubio, acostándose de mala gana. Near ignoró eso y ya con una sonrisa satisfecha se acurrucó a un lado del rubio, disfrutando de la calidez que irradiaba su pareja. 

 

—Buenas noches, Mello... 

 

—Noches... —respondió el rubio todavía malhumorado. 

 

Near entreabrió los ojos y agarró una de las manos del rubio, besando suavemente sus nudillos.

 

—No te enojes, Mello... —suplico suavemente sin soltar su mano, entrelazando los dedos con los suyos. 

 

Mello se relajo y giró su cuerpo de lado, mirando a Near y atrayéndolo hacia su cuerpo con su brazo libre rodeando la pequeña cintura. 

 

—Solo si prometes no tirarme otro optimus prime —advirtió sonriendo levemente. 

 

—Hecho —correspondió la sonrisa del mayor.

 

Ambos acortaron la distancia de sus rostros y se besaron dulcemente en los labios. Fue un beso corto pero no sé separaron, juntaron sus frente y durmieron así, con las manos unidas y sus respiraciones mezclándose. 

 

[...]

 

Miró a su novio que no paraba de caminar de aquí para allá, pareciendo león enjaulado. 

 

—Okey, ya me calme... ¿¡Pero sabes lo que más me molesta...!? —antes de que Mello continuará, Near presionó rápidamente sus labios contra los suaves de Mello. 

 

El rubio quedó sorprendido pero inmediatamente abrazo de la cintura a Near y correspondió el beso, moviendo suavemente sus labios contra los suyos. 

 

—Deja de pelear con los profesores —pidió Near una vez que se separaron.

 

—Lo… lo intentaré… Aunque no prometo nada.

 

Near se encogió de hombros. 

 

—Supongo que me tocará estar siempre a tu lado y frenar ese peleador lado tuyo. 

 

—No me vas a poder parar, soy un terremoto —Mello comenzó a hacerle cosquillas a Near, provocando unas encantadoras y adorables risas. Lo tiró a la cama y continuó con las cosquillas, de paso se apretó a su cuerpo y comenzó a moverse contra él. 

 

—¿Puedes dejar de frotarte como un cochino?

 

—Ño. 

 

—Agg… ahora sé lo que siente un pobre tacho de basura cuando un oso hambriento se le tira encima —hablo con voz lastimera y a la vez burlona, disfrutando aquello.

 

Un furioso rubor adorno las mejillas de Mello, y cuando Near comenzó a reírse, estiró una mano y pellizco la pequeña nariz del niño menor. 

 

—¡Ay! —se quejó el pequeño, acariciando con cuidado su nariz y mirando con reproche a su pareja —. ¿Y eso?

 

—Para que aprendas a no reírte de mí.

 

—Me estaba riendo contigo, no de ti… y sin embargo me lastimas —dijo con pesar y con sus ojitos brillando dolidos. 

 

—Ah no, esa yo no me la trago. Inventa algo mejor. 

 

Near lo miró ofendido pero desistió al ver que Mello le miraba doblemente ofendido.

 

—Ya, ¿qué puedo hacer para que me perdones?

 

—Se me ocurre algo… —Mello sonrió de forma torcida.

 

Near sintió a Mello besar y lamer su cuello, moviendo sus manos hacia la camisa blanca que siempre usaba, desprendiendo botón por botón y quitandosela. 

 

—La idea no me resulta mala… —Near le sonríe levemente para después acomodarse en la cama y permitir que Mello continuará con lo que hacía. 

 

Mello siempre se encargaba de desnudarlo, le gustaba hacerlo y ver las reacciones del adorable rostro de su pareja. Le encantaba ver su piel cremosa descubierta y siempre besaba cada centímetro de esa hermosa piel para dejarle una que otra marca. 

 

Fue cuestión de segundos para que ambos estuvieran desnudos, sin ninguna prenda cubriéndolos. 

 

—¿Puedo entrar? —preguntó seductoramente el niño mayor, completamente excitado y frotando su pene contra la abertura de Near. 

 

Near solo asintió entre gemidos y abrió sus piernas, extendiendolas lo más que podía para sentir más cerca a su novio. 

 

Mello gruñó de placer y acarició su erección, volviendo a apoyar la punta en el agujero del albino.

 

Se miraron por largos segundos con los rostros sonrojados y la respiración acelerada… 

 

Mello se metió en Near con un solo empujón de caderas, robándole el aliento en un beso hambriento y abrazándolo con fuerza.

 

Near tarareo en aprobación y satisfacción cuando Mello separó aún más sus muslos y balanceo sus caderas hacia adelante de manera fuerte, penetrandolo con mucha intensidad y salvajismo. 

 

El niño pálido estaba acostado de espaldas, el sudoroso cuerpo de Mello encima suyo, embistiéndolo con dureza y metiéndose más profundo, sacudiendo su cuerpo y la cama con cada fuerte arremetida. 

 

Un llanto de placer escapó de sus labios cuando Mello encontró su próstata.

 

—¡Aaah, Mello! —gimió, mordiéndose los labios para no alertar a los demás de lo que estaban haciendo. No quería que entrarán y los vieran en ese estado. Aún no era tiempo de que todos supieran de su relación. Todavía no. 

 

Near chillaba de gusto cada vez que Mello chocaba contra su próstata. El placer de la follada frenética de su novio, junto a los mordiscos en su cuello y una mano que lo masturbaba, fue demasiado para el pequeño… No soporto tanto placer… arqueo la espalda y se corrió entre sus torsos desnudos junto a un gemido prolongado y su cuerpo temblando por el violento orgasmo. 

 

La expresión en el rostro de Near fue suficiente para que Mello llegará al límite, derramándose dentro de Near luego de unas cinco fuertes y duras estocadas, jadeando de placer y lanzando una maldición. Near gimió suavemente por la conocida y agradable sensación de la semilla caliente y viscosa de su novio llenando sus entrañas. 

 

Ese día lo hicieron unas tres veces más, cayendo rendidos y agotados.

 

[...]

 

Era sábado y aprovecharon para hacer una pequeña salida a la ciudad, pasear por ahí y comprar cosas que necesitaran. 

 

—¿Sería bueno comprar este rompecabezas de mil doscientas piezas o el Pack Dados D10? —le pregunto a su novio. 

 

Mello se puso una mano en el mentón, pensando. 

 

—Ambos. 

 

—Pero... 

 

—Yo te compro los dos, serán mis regalos de cumpleaños adelantado —resolvió Mello, mirándolo por el rabillo del ojo con una sonrisa. 

 

Near sonrió agradecido. Realmente quería los dos pero había gastado lo que Roger les daba como mesada comprando unas figuritas. 

 

—Vayamos a pagarlos… 

 

Near detuvo a Mello, y a pesar de la vergüenza que tenía de hacer demostraciones públicas, lo agarró suavemente de la nuca y luego de mirarlo a los ojos con timidez, sus labios se posaron sobre los de Mello de forma dulce y cariñosa. 

 

Se separó rápidamente y avanzó hacia el mostrador para pagar, con sus rizos níveos cubriendo su rostro enrojecido. 

 

Mello solo lo siguió alegremente, trotando para alcanzarlo y tocando sus labios, todavía sintiendo la calidez y la hermosa sensación que le dejaron los labios de Near.

 

[...]

 

—Mello… 

 

Silencio. 

 

—Mello —intento una vez más Near. 

 

Nada. 

 

Near se acercó a Mello y vio que la expresión decaída del rubio no cambiaba, solo suspiraba exhausto, al parecer sin tener deseos de contestar y solo mirando al techo. 

 

—Mello… Cualquier cosa que haya pasado… Puedes decírmelo. 

 

Mello siguió sin contestar, simplemente se arrastró como gusanito en la cama hasta llegar hacia Near, acostando su cabeza en las piernas de su novio, volviendo a suspirar desanimado. 

 

—Oye… 

 

Mello acarició la pierna de Near, simplemente por aburrimiento o porque necesitaba mover sus dedos para pensar. 

 

Near prefirió no decir nada y solamente se dedicó a brindarle caricias en sus dorados cabellos, buscando consolarlo. 

 

Mello agradeció en silencio el gesto y cerró los ojos, relajándose por el suave toque de su albino. 

 

Estuvieron un tiempo así, pero luego Near volvió a intentar sacar alguna respuesta del rubio. 

 

—Mello, si algo te preocupa.. sabes que puedes contar conmigo. 

 

Mello sonrió suavemente. 

 

—Lo se, amor —lo atrajo de sus mejillas y presionó sus labios juntos en un beso corto y dulce. 

 

Al separarse Mello vio que los ojos de Near expresaban preocupación por su estado. Desvió la mirada y decidió decirle el motivo de su malestar. 

 

—Me peleé con Roger.

 

—¿Por qué? —preguntó suavemente, acariciando los cabellos rubios. 

 

—Una estupidez… Hizo algo que no me gustó y reaccioné mal. 

 

—Mello… Tienes que explicar tu enojo en lugar de demostrarlo, así abrirás la puerta a una solución y no a una discusión.

 

Mello suspiro pesadamente. 

 

—Lo sé pero… Realmente no me gustó lo que hizo. 

 

—¿Qué fue lo que hizo? 

 

Mello infló las mejillas y puso expresión molesta. 

 

—Me quitó mi chocolate… por un mes… ¡Supuestamente porque yo puse arañas en los baños de las niñas! Y te juro que no es verdad —se quejó, suspirando amargamente. 

 

La expresión de Near se oscureció. ¿Cómo así que Roger había castigado a su Mello quitándole su chocolate? ¡Desgraciado!

 

—Con que fue eso… 

 

—Si… 

 

Mello volvió a suspirar y frotó su mejilla en la pierna de Near. 

 

—Mello… Yo te creo, confío en tí… Y creo que deberíamos… —Near se acercó al oído del rubio y comenzó a contarle su plan en voz baja. 

 

—Creo que realmente soy una mala influencia —rió divertido el rubio, con una gotita de sudor bajando por su frente cuando Near terminó de decirle su plan. Básicamente consistía en cambiar el shampoo de Roger por pintura verde para el cabello —. Me gusta. Hagámoslo.

 

[...]

 

Near se quitó el flequillo de los ojos por séptima vez, ya algo molesto. 

 

Mello se le acercó y apartó el cabello rizado de Near de su rostro, poniéndole dos invisibles para sujetarlo. 

 

—Deberíamos ir a qué te corten el cabello —dijo Mello mientras agarraba un rizo de su suave cabello blanco y lo estiraba, viendo lo largo que estaba.

 

Los ojos de Near se iluminaron.

 

—¿Saldremos otra vez? —preguntó con su voz teñida de emoción. Al principio de su relación se mostraba reacio de salir, aún más cuando lo hacían sin permiso, pero luego fue amando cada salida, era muy emocionante y lo que más le gustaba eran las luces brillando de la ciudad en la oscura noche. 

 

—Si, deberíamos, tu cabello está muy largo —tomó un rizo entre sus dedos, amando lo suave que era, después lo colocó detrás de la oreja del niño pálido. 

 

Near sostuvo la mano de Mello entre las suyas, acariciando suavemente el dorso de su mano y admirando los dedos del rubio, los consideraba especialmente bonitos. Eran largos, delgados y muy suaves. 

 

Los miró fijamente, admirando cada pequeño detalle, amando el rosado de sus uñas y como estás estaban finamente cortadas.

 

Se miraron, no desviaron sus ojos del otro mientras Near se recostaba encima de Mello, con sus miradas reflejando el intenso amor que sentían el uno por el otro. 

 

—Mello ¿tienes idea de lo mucho que te amo? 

 

—No más que yo —contestó Mello, agarrándolo del mentón y besándolo con ganas. 

 

Esa misma tarde salieron del orfanato a escondidas. Fue algo realmente fácil para esos dos genios, más que nada porque Mello ya tenía experiencia en salir sin ser notado o atrapado. 

 

Aparte de ir a una peluquería, también estaba el hecho de que ese día era... ¡San Valentín! el día en donde comenzaron su relación, así que tenían que salir y hacer algo entre los dos. Ir a divertirse. 

 

Caminaron por las calles, Mello se había encargado de vestir a Near, le eligió unos jeans negros ajustados y una remera blanca con un estampado del juego del calamar. 

 

Near estaba tarareando al lado de Mello, sintiéndose muy cómodo porque se sentía más ligero y más liviano con su nuevo corte, amando la nueva suavidad de sus cabellos. 

 

Decidieron ir al cine, Mello ya había comprado de antemano unas entradas para ver: Encanto. Así que fueron directamente a comprar unos combos para la película. Pero aparte también iban a comprar pollo frito con papas. 

 

—Es momento de ser malos y traficar comida dentro del cine —canturreó Mello con una sonrisa maliciosa. Near asintió emocionado, estando de acuerdo con él. 

 

Mello lo dejó esperando en una de las pequeñas mesas del lugar junto a la bandeja con palomitas y los refrescos, y se fue a comprar el pollo frito el solito. 

 

Near estuvo esperando pacientemente pero luego sintió su boca salivar al ver las palomitas, y no pudo resistirse a comer algunas. Creía que a Mello no le molestaría que faltarán algunas, ¿no? 

 

Cuando Mello volvió, notó que los envases estaban casi vacíos. 

 

—Perdón, tenía hambre —Near sonó culpable, pero metiéndose de todos modos un puñado de palomitas en la boca, otra vez. 

 

Mello largó una risotada al ver las mejillas llenas de su novio. Parecía una ardilla. 

 

Entre ambos sacaron las palomitas que quedaron y metieron el pollo en los envases, colocando luego las palomitas encima, cubriendo bien el pollo. 

 

—Si, definitivamente no hay nada sospechoso en estas cajas… Bien, bien...

 

Mello estaba llevando todo. Subieron por las escaleras eléctricas, con Near sujetándose con fuerza de la campera del rubio, con miedo a caerse. 

 

Entraron sin problemas y ya estaban en la silenciosa sala de cine, buscando sus asientos. 

 

—Aaah, somos malvados. La maldad corre por nuestras venas —Mello comenzó a reír como villano de Disney y Near tuvo que morderse los labios para no largarse a reír fuertemente. 

 

Mello y Near se sentaron en sus asientos correspondientes y comieron entre risas bajas, disfrutando de la película mientras ocasionalmente se daban besos. 

 

Ya era de noche cuando salieron de las salas y se tomaron algunas fotos, pasando por una heladería para pedir dos conos de helado. 

 

—Aaah, mi helado se derrite… —se quejó Near, sintiendo sus manos incómodas por el helado que se escurría del cono —. No sirvo para comer helado —lloró con una expresión acongojada.

 

Mello soltó unas ruidosas carcajadas, él ya había terminado desde antes de comer, y le quitó el helado a Near, sosteniendo su mano para lamer los dedos dulces del pequeño.

 

—Te evitarías esto si dejaras de distraerte —hablo mientras lamía lascivamente uno de sus dedos. 

 

Near se sonrojo profundamente y volteo el rostro, sintiendo un calorcito en su cuerpo por lo que estaba haciendo Mello. 

 

—Si, perdón… 

 

Mello acarició con delicadeza su mejilla y lo beso en los labios, devolviéndole el helado a un apenado Near. 

 

Fueron caminando de regreso, apreciando el hermoso cielo repleto de estrellas. 

 

Near iba distraído admirando lo hermosa que estaba la luna y se quedó confundido por el repentino jalón que sintió en su mano. Iba a decir algo pero con una mirada Mello lo callo, haciendo un gesto hacia el frente, Near miro hacia esa dirección y vio que Roger estaba caminando con una expresión severa por el jardín. Los dos se escondieron detrás de los arbustos, mirando con atención. 

 

Roger definitivamente se veía furioso. 

 

—Genial, al vejete parece que ya le llegó la menopausia.

 

Near sonrió. 

 

—Nos está buscando...

 

—Seguramente —contestó Mello, soltando un pequeño bufido —. Cómo si hubiéramos desaparecido por días… —rodo los ojos. 

 

Mello lo tomó de la mano, regresando por dónde estaban viniendo. 

 

—Si nos ven juntos… —empezó a hablar Near. 

 

—Sabrán que tenemos algo… —terminó Mello, mordiéndose levemente el labio. 

 

Near bajo la mirada, recordando que decidieron no decir nada de su relación porque ellos no lo aceptarían, los separarían y serían enviados lejos. Fue lo mismo que sucedió con Beyond y A, ellos se amaban mucho pero… El nuevo L no puede tener lazos. Los lazos te hacen débil… Según Roger.

 

—¿Entonces qué haremos? —preguntó Near, agarrando un mechón de su cabello en uno de sus pequeños dedos para jugar con el. 

 

Mello sonríe travieso cuando una idea buenísima aparece en su cabeza. 

 

—Tal vez… pasar la noche en un hotel —Mello le guiño un ojo coqueto. 

 

—Bueno… —Near lo miró de reojo y desvió rápidamente la mirada al ver los intensos orbes azules mirándolo fijamente. Sintió sus mejillas arder de pena —. No estaría mal… 

 

Sin dejar pasar un segundo más, Mello agarró la mano de Near y ambos fueron caminando hacia el hotel más cercano tomados de la mano, compartiendo sonrisas cómplices. 

 

Mello se detuvo unos momentos y agarró el rostro sonrojado de Near entre sus manos, inclinándose, y Near alzó su rostro y cerró sus ojos, ambos uniendo sus labios en un beso dulce pero sensual, tímido y seguro, sintiendo un huracán atacando sus cuerpos. Profundizaron el beso con desesperación y entrelazaron sus lenguas húmedas, gimiendo en la boca del otro. 

 

Mello se separó con una media sonrisa en su rostro, todavía sujetando el de Near de forma gentil y delicadamente.

 

Al ver a Near pensó… Que era la única persona que podía hacer latir su corazón de esa manera tan acelerada. 

 

Mello entrecerró los ojos, apoyando su frente contra la de Near. Tragando saliva se decidió a decir lo que siempre quiso decirle. 

 

—No me interesa esta absurda competencia en la cual estamos metidos… No me importa convertirme en L… No me importan ellos… Solo me importas tú, Near… 

 

El niño de cabellos albinos abrió sus ojos enormemente, luciendo sorprendido, sintiendo como sus ojos empezaban a acumularse de lágrimas. 

 

—Lo que quiero decir… Es que quiero irme de aquí contigo y que seamos libres de amarnos… Lejos de todo. Solo tú y yo…

 

Near sollozó con sus mejillas sonrojadas, sintiendo su corazón palpitar y un calor esparciéndose desde su pecho hasta todo su cuerpo, se abalanzó hacia Mello, abrazándolo con fuerzas y ocultando su rostro en el pecho del rubio. 

 

—¡Yo también, yo también lo quiero! —grito con la voz llorosa, dejando que las lágrimas fluyeran con libertad por sus mejillas. 

 

—Entonces… Huyamos —susurro Mello, rodeándolo con sus brazos en un abrazo poderoso. 

 

El corazón de Near se aceleró y una hermosa sonrisa apareció en su lloroso rostro. 

 

—Si quiero… Quiero irme contigo… Lejos… Y estar juntos.

 

El rubio sonrió emocionado y besó la cabeza de Near con dulzura y cariño. 

 

—Te amo, Nate… 

 

El corazón de Near latio con fuerzas al escucharlo decir su verdadero nombre.

 

—Yo también… Te amo, Mihael… mucho… —hablo con seguridad, llorando bajito y sintiendo su pecho explotar de felicidad. 

 

Ambos se fueron alejando de la casa de Wammy… Aunque no tuvieran nada no importaba. Se tenían el uno al otro… Serían capaces de salir adelante y conseguir la vida que siempre quisieron. 

 

Avanzando sin temor. 

 

.

 

"El amor son dos personas que se hacen reír mucho, que se eligen cada día, que no quisieran estar en otro lugar o en otros labios, que se extrañan y se piensan constantemente, que se hablan bonito y que pudiendo destruirse, deciden construirse". –Emmanuel Zavala.

 

The end.

Notas finales:

Muero de sueño, perdonen si ven que las cosas sucedieron demaciado deprisa, pero es un oneshot, y los oneshots son así (? Directo al punto eweU jsjsjsjs 

Gracias por leer. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).