¿Primer lugar?
Near miro a Mello a través de sus ojos empañados por las lágrimas, sintiendo como los dedos del rubio se deslizaban fuera de él.
Near tenía sus blancas y suaves piernas abiertas, entre ellas estaba Mello, hundiéndose despacio dentro de su apretado agujero rosado. El pequeño niño dobló uno de sus diminutos dedos y lo mordió para acallar el gemido de dolor que quería escapar de sus labios hinchados. Las cejas estaban caídas en un gesto de doloroso placer.
—Aaah...
Near alzó una de sus piernas y la colocó encima del hombro del niño mayor, sacándose el dedo de la boca y apretando la almohada debajo de su cabeza, separando sus labios para suspirar acalorado por el intenso placer que recorría su menudo cuerpo. Echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos cuando Mello finalmente metió su hinchado pene profundamente en su interior, obligando a sus calientes paredes a recibirlo, chocando sus cargados testículos contra él.
Near abría y cerraba sus ojos conforme Mello iba penetrandolo, moviendo sus caderas para adelante y atrás, en un ritmo constante, ocasionando un suave sonido de humedad por el lubricante entre sus pieles desnudas y que la respiración de Near se volviera más errática.
El pequeño niño de cabellos albinos echo una miradita a sus cuerpos unidos y tuvo que tirar su cabeza hacia atrás, apretandose contra la almohada por la corriente eléctrica que atacó violentamente su cuerpo. Le excitó enormemente ver el pene de Mello desaparecer dentro suyo, follandolo.
—Ngh... Aah...
Near hacía pequeños ruiditos de dolor y suspiros sumamente lascivos con cada lenta estocada de Mello.
—Oh, sí... —susurro bajito, encantado con el sexo suave.
Mello bajo su pierna, acariciando de paso sus blancos muslos, y se acostó encima suyo, colocando sus brazos en la pequeña cintura del niño menor. Near acarició sutilmente los brazos de Mello y ambos estuvieron cara a cara, separados por unos pocos centímetros mientras Mello seguía balanceando sus caderas, ambos respirando agitadamente contra sus bocas entreabiertas.
Se besaron suavemente y Mello ejecutó un brusco empujón de caderas dentro suyo cuando separaron sus labios, haciendo tararear de placer al niño de cabellos albinos. Volvieron a juntar sus bocas y Mello aceleró el vaivén, haciendo que la cama se moviera ligeramente debajo de ellos y que el albino tuviera que detener el beso por el gemido fuerte que abandonó sus labios.
Near lo miró con sus ojos húmedos y brillando deseosos, y Mello volvió a eliminar la poca distancia que los separaba para besarlo largamente.
—Mmf… ah… ¡ah!
Near se mordía los labios y los soltaba, temblando por el intenso calor que sentía. No podía cerrar la boca, los suspiros y suaves jadeos escapaban de sus labios sin que pudiera detenerlos. El endurecido sexo de Mello metiéndose en su cuerpo se sentía tan bien.
Ambos no apartaron la mirada del otro y Near acarició los brazos de Mello hasta llegar a sus mejillas y agarrarlas para inclinarlo hacia abajo y chocar su boca contra la suya desesperadamente. Beso sus labios con frenesí y locura, separando sus labios en medio del beso para que Mello hiciera lo mismo y poder juntar sus lenguas deseosas de contacto.
Se besaron mucho, pero Near tuvo que dejarlo ir porque no podía acallar más sus gemidos de placer.
Mello beso su colorada mejilla y Near se rió suavemente, cerrando sus ojos cuando Mello aceleró más el movimiento, alcanzando un ritmo sumamente veloz y delicioso.
Near cerró fuertemente sus ojos y un sollozo brotó de su garganta. Mello lo beso para callarlo y Near extendió aún más sus piernas, permitiendo que Mello se acercará más y se estrellará más duramente contra él.
—M-mierda... —maldijo Mello con el sudor cayendo por su frente.
Near gimió suave, disfrutando de las embestidas de Mello que golpeaban su próstata.
Para ese momento les importó poco hacer ruido y con un asentimiento por parte de Near, Mello se movió más fuerte y rápido, entrando y saliendo del cuerpo del menor con un increíble salvajismo.
Near sacudió la cabeza de lado a lado, frenético, el calor que sentía era demasiado fuerte y sentía que quería orinar, pero no era eso. Estaba llegando al clímax.
Mello soltó un pequeño gemido caliente, sintiendo las suaves, húmedas y calientes paredes de Near apretando su erección con desmedida fuerza. Se sentó sobre sus talones y alzó la cadera de Near hacia arriba, clavando sus dedos en la delicada piel de alabastro, embistiendo una y otra vez ese agujero vicioso y apretado.
La cama crujía violentamente debajo de ellos con cada dura y salvaje estocada de Mello sobre Near.
Una ola de éxtasis invadió el cuerpo del menor y sintió sus piernas tiritar de satisfacción. Soltó un largo y fuerte gemido y su cremosa esencia salió disparada de golpe, cayendo en su rosado vientre y algunas pequeñas gotitas aterrizaron en su perlado pecho.
El cuerpo de Mello se tensó y Near gimio descontroladamente por el líquido ardiente llenando su cuerpo. Mello gruñó excitado y reanudó sus embestidas, agarrandolo de sus cabellos nevados con fuerza para besarlo mientras se vaciaba por completo en el delicioso interior de Near.
Siguió empujando hasta que todo su semen saliera, continuando con sus embestidas superficiales hasta que finalmente salió de Near.
—Mmh... —Near se quejó débilmente por la acción, arrugando ligeramente la nariz.
Ignorando ese detalle, Mello soltó su boca y apoyó su frente contra la de Near, agotado.
Los orbes azules se enfrentaron a los ojos acerados de Near, simplemente contemplándose en silencio.
Sus respiraciones erráticas se mezclaron por la cercanía.
Mello lo cobijó en un cálido y fuerte abrazo, buscando su boca con desesperación, y se besaron de una forma muy húmeda e íntima, proporcionandose algunas caricias que a ojos ajenos lucían tiernas y cariñosas.
Mello le dió cortos besos en su boca hasta que terminó por alejarse, lamiéndose los labios mientras salía de la cama. Near solo suspiro bajo y bajo sus piernas, tirando débilmente de la sábana para cubrir su desnudez.
Mello recogió su ropa que estaba esparcida en el suelo, comenzando a vestirse en silencio.
Near lo miro desde la cama, intentando aún recuperar el aliento.
—Recuerda... Tienes que fallar en la prueba de mañana —hablo Near con calma y en voz baja una vez que se sintió más repuesto.
Mello lo miró de reojo y se acercó hacia el cuerpo sudoroso y arruinado del menor, agarrándolo suavemente del mentón y apoyando sus labios contra los suyos.
—Lo sé. Conozco nuestro trato.
Near curvo los labios hacia arriba, sonriendo suavemente.
—Nunca viene de más repetirlo.
Mello se encogió de hombros y se inclinó otra vez para rozar ligeramente sus labios con los del niño albino.
—Mañana por la noche estarás en mi habitación.
Near abrió ligeramente sus ojos, sorprendido. Ellos nunca tenían sexo en la habitación de Mello. Solo en la suya.
—La compartes con Matt, eso es imposible.
—Se irá a dormir a otro lado, en la habitación de Beyond o puede dormir en el jardín, no me importa. Te quiero ahí por la noche, ¿comprendes?
—Comprendo.
—Bien —junto sus labios otra vez y acarició los cabellos nevados de Near mientras lo iba besando —. Adiós, enano.
—Hasta luego, Mello.
El niño mayor salió de la habitación con discreción y siendo cauteloso, abrochándose los pantalones.
Near se tiró de espaldas en la cama y miro el techo, pensando si debería ir a tomar un baño y abrir la ventana de su habitación para que el potente olor a sexo se fuera. Lo pensó mucho pero luego decidió no hacerlo. Le gustaba el olor de Mello en su cuerpo. Y sobre todo estaba feliz por la semilla caliente del rubio aún deslizándose lentamente de su agujero, manchando sus muslos.
Rió suavemente.
Esto no se trataba de lo que le había hecho creer a Mello. Eso solo era una excusa. Una vil excusa para ocultar su secreto.
—Te amo, Mello... Y sé que pronto me amarás igual o más de lo que yo te amo.
The end.