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La apariencia del amor por Guerrera1

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Notas del fanfic:

De nuevo vengo con otro fic Eruri, jajaja lo siento, pero amo mucho a esta pareja y me encanta escribir de ellos, espero que les guste, es un fic realmente corto.

Los personajes no me pertenecen, sino a Hajime Isayama

Notas del capitulo:

Hola, espero que les guste el capítulo. El fic está ambientado en el siglo XIX.

Tic tac, suena el reloj. Son las 19:00 en punto. Es hora de ir a la reunión de Lord Zacharius. Estaba nervioso, sabía que allí estarían esos ojos azules que lo miraban con tanto amor… con tanta comprensión y deseo… Sí, ambos se deseaban pero no era posible aceptarlo. Jamás debía saberse.

            El vals comienza a oírse por todo el salón. Las parejas se reúnen en el centro para darle vida a la melodía.

-¿Baila usted, sr. Ackerman?

- Sería un honor- acepta la invitación de su compañera Lady Petra, pero muy en el fondo hubiera deseado recibir la invitación de alguien más…, de otro. Bailar con su amiga no lo llenaba de alegría, sin embargo, todos los miraban como una de las mejores parejas de todo el salón. “Los compañeros perfectos”. Pero Levi no se sentía así.

El vals terminó y mientras algunas parejas se retiraban de la pista, otros se disponían a continuar con la siguiente pieza de baile. Levi y su compañera regresaron a su lugar. Él intentaba no desear ver a su amado, pero entre más lo reprimía, más crecía su anhelo. Entonces, mientras pretendía no mirar hacia otros espacios del salón, más lo hacía de manera involuntaria.

Levi Ackerman, duque de Marsella, era conocido como uno de los solteros más codiciados de toda la ciudad. Era un hombre de extraordinarios estudios, sobre todo en el área de la botánica, esa era su pasión. Había conocido al sr. Smith en una de sus investigaciones de campo.

-          Tch al parecer está a punto de llover- se dijo el botánico- me quedaré un poco más y luego me iré.

Ese día, una gran tormenta se dio en el pueblo de Marsella y uno de los ríos se desbordó, el duque Ackerman no pudo regresar a su hogar y no tuvo otra opción que acercarse a la mansión más cercana de los alrededores.

Mientras recogía sus muestras, una pequeña amenaza rondaba por los alrededores. Sigiloso, paseaba sobre el césped. Sus radares representados en pinzas se aproximaban al pobre joven que no tenía idea de su cercanía. Un tercer radar se movía de atrás hacia adelante como símbolo de la fatalidad. 

Pobre duque de Marsella, pues su delicado pie cayó en el mal augurio del aguijón  arácnido. Al sentir el piquete termina en el suelo y lamenta su desdichada suerte. 

-maldición, tengo que buscar ayuda. - El dolor no le permitía ponerse de pie, intentó hacerse un torniquete con un pedazo de tela que rasgó de sus prendas  y optó por casi arrastrarse, pero no por mucho, pues sus piernas comenzaban a perder movilidad. Tirándose entre la vegetación exclamó: 

-Este es mi fin, cuando el sol se ponga y la luna toque el cielo, los perros me encontrarán muerto, este es el final de Levi Ackerman. Al menos pude morir rodeado de lo que siempre amé... la naturaleza. -mirando el cielo, poco a poco cerraba los ojos cuando escuchó los ladridos de varios caninos y un caballo que venía a galope. Lo último que logró ver fueron unos ojos azulados.

Cuando despertó se encontraba acostado y arropado en una habitación de extrema elegancia, de paredes tapizadas y muebles del siglo XVIII. ¿Dónde estaba?, ¿qué había pasado?, era lo que se preguntaba Levi. De pronto, escuchó el estruendo de un artefacto de plata contra el piso. 

-Sr. Smith, el joven despertó. -¿Quién era Smith? Pronto pudo observar a un joven alto y robusto que llegaba a la puerta y se dirigía a él con gran satisfacción. 

-Oh, veo que por fin despertaste, es un milagro que te haya encontrado en esas situaciones. ¿Cómo te sientes? -el joven duque se queda atónito, pero comienza a recordar todo, sobre todo en el momento en que su mirada se cruza con los ojos de su salvador.

-Y...yo le agradezco mucho por haberme salvado la vida, si usted no hubiera llegado no estaría aquí. -al terminar estas últimas palabras decide levantarse para hacer una reverencia, pero es inútil, no ha recuperado las fuerzas del todo. 

-Cuidado - el hombre lo sostiene para que el duque no caiga 

-Yo le agradezco mucho, ¿podría conocer el nombre de quien me salvo? 

-Soy Erwin Smith, conde de Estrasburgo y usted es... 

-Levi Ackerman, duque de Marsella. 

-Será mejor que siga descansando duque, puede quedarse aquí todo el tiempo que desee, aunque el doctor mencionó que debe guardar reposo como mínimo cinco días. 

-Lamento las molestias, pero le tomaré la palabra.

-Para nada son molestias, en ese caso haré que su estancia aquí sea la mejor. Con su permiso. -Smith se retiró de la presencia del duque y poco después. éste volvió a quedarse profundamente dormido, sin embargo sintió un frío que le calaba hasta los huesos, un temblor que nada podía detener y sobre todo un miedo incontrolable. 

-Tch, al parecer tiene fiebre, puede retirarse Lola. Yo lo cuidaré. 

-¿Está seguro señor?

-Sí, yo soy el doctor después de todo. 

A la mañana siguiente Levi despertó hecho una sopa, aunque se sentía mucho mejor, sin embargo, lo que más captó su atención al despertar fue ver al señor Smith dormido, sentado a un lado de él... 

-¿Señor Smith..?. -Erwin despertó al escuchar su nombre. 

-Sr. Duque ¿cómo se siente?, ayer le dio una fuerte fiebre.

-¿Usted se quedó toda la noche? 

-Ah...  sí, tenía que tenerlo en observación, verá... yo soy el médico. - al escuchar eso el duque se ruborizó.

-Yo... lamento las molestias. 

-Para nada, me alegra verlo mejor. Por favor siga descansando, pediré que le suban el desayuno. 

Levi pasó los cinco días en la mansión  y el sr. Smith siempre trató de hacerlo sentir cómodo como si estuviera en su propio hogar. Le hacía compañía impidiendo que en algún momento se sintiera aburrido o solo. Leían juntos, jugaban juegos de mesa y tomaban el té con la compañía del otro. Pronto ambos se dieron cuenta que tenían una fuerte pasión por la ciencia. Pero lo que ninguno sabía es que cada uno comenzaba a sentir una atracción por el otro...

Llegó el día en que Levi se tuvo que retirar. 

-          De nuevo muchas gracias por su generosidad sr. Smith. Por favor tenga la confianza de pedirme lo que sea en un futuro, pues a usted le debo mi vida. 

-          Solo le pido que no deje de visitarme, los extrañaremos mucho por aquí. 

-          Así será querido conde.

 

Pasan las semanas y el duque Levi no se atreve a visitar al conde. No, no puedo sentir esto, se repite una y otra vez. Esto está mal, jamás lo aceptarían, además, ¿cómo sé que él me correspondería? ¿Y si le doy asco? Quizá el conde ya tiene con quien casarse. No, definitivamente no puedo volver a verlo. 

En cambio, el conde se muere por ver al duque, se pregunta cuándo lo volverá a ver, aquellos ojos negros, su elegancia innata ¿cuándo? ¿Acaso habrá sido muy obvia su atracción y por ello no quería regresar? No, no podía ser eso, el duque había actuado de manera humilde hacia él. Para su suerte, la condesa de Montpellier había organizado un baile por su cumpleaños número 57 y al parecer tanto el duque de Marsella como el conde de Estrasburgo estaban invitados. Era el momento decisivo. 

Notas finales:

Espero les haya gustado.


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