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Il bello y la bestia por peterpanwannabe

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Notas del fanfic:

Basicamente es la bella y la bestia versión gay, pero es más detallada que eso lo juro.

Es la versión de disney. Uso muchisimo malas palabras en mi día a dia a si que es posible eso se integre al fic. ADVERTENCIA: Mención de alcoholismo, homofobia, homofobia interna.

Notas del capitulo:

Todos conocemos esta perrisima introducción de disney apoco no, aquí entrare más a profundidad en el personaje de Adam , me gusta la idea de que sea un fuckboy sin remedio consentido alcoholico que se refugiaba en esas fiestas.

 

Hace mucho tiempo, entre los árboles y la compañía de la fría noche, existía el reinado del rey Adam.
Era una noche de diciembre, cómo la de cualquier otra el príncipe celebraba la “molesta” navidad a lado de completos desconocidos que danzaban en sintonía al son del pianista y la orquesta. El oleaje de los vestidos formaba circulares patrones en la brillante pista del baile, donde se reflejaba la luz de los elegantes candelabros. El olor a café y perfume francés inundaba el lugar junto con las risas de los presentes.

El príncipe que se encontraba en medio de la pista, regocijante, tomaba la delicada palma de una bella doncella, que seguía sus elegantes pasos entre risas. Al menos, esto era de ayuda, pues le permitía olvidar aquella pesadez que eran las fechas decembrinas, después de todo su deber y su pertenencia era junto a sus iguales de la monarquía y distinguidos invitados, y aquél sentimiento de soledad poco a poco se disipaba conforme otro trago de vino daba.

Sus brillantes ojos celestes miraban de manera coqueta a la acompañante, para después pasear aquellas pupilas hacia otra, que atraía hacia él, tomándola de la cintura para continuar el patrón de danza.
La fina música adornaba el ambiente y entre cada aplauso, Adam sentía la manera en que su cuerpo se hundía cada vez más en aquella mezcla de vino y baile, era adictiva, anestesiante, como si flotara en cada desliz, como si por algunos momentos no fuera el rey de ahi, sino de la Tierra.



Pronto el salón fue silenciado por un abrupto sonido del chocante aire contra las grandes dos puertas de la entrada del salón. el pesado metal resonaba contra el cristal dejando entrar la fría ventisca de invierno, dejando ver una oscura ambientación al misteriosamente apagarse todas las llamas de las velas, dejando solamente la iluminación de la bella luna llena de aquél día.

Todos los ojos se dirigieron atemorizados hacía la entrada, esperando una respuesta, un sonido. Adam se colocó delante del grupo, caminando con pasos lentos y temerosos hacía la entrada.
Pronto, dentro de la neblina se mostraría un bulto misterioso, que conforme más se acercaba se podía divisar la clara forma de una anciana. Cubierta por tan solo una manta de un verde descolorido, su ropa eran nada más que harapos de pordiosera, que tenían bordados de parches salpicados en su falda. Se abrió paso con su  lento y vejestorio caminar  hacía Adam, quién le esperaba con la mano lista para desenfundar su espada.

 

Se descubrió el rostro permitiéndole que se asomara cada arruga que adornaba este, y con una tierna mirada de caoba pidió asilo del cruel frío de diciembre.
Adam miró fijamente a la anciana, para después echar una mirada de reojo a los presentes, quienes criticaban entre voces a la pobre mendiga,  provocando entonces que Adam riera y de un gesto firme le ordenó marcharse. La pobre mujer entonces, ofreció en piedad a cambio una bellísima rosa carmín a cambio de pasar la noche ahí, se trataba de una simple rosa con algunas espinas en la rama, hojas frescas y los pétalos más bellos que jamás hayas visto. A lo que Adam sin pensar se burló, tomando la rosa y arrojándola contra el piso de marmol. Los presentes rieron en compañía, señalando a la mujer y aplaudiendo en burla, celebrando aquel terrible acto del rey.

La pobre anciana enfocó la mirada en  Adam, tal vez  a manera de advertencia, sin embargo su mirada era compasiva y dulce, apretó los labios y con un tono suave le dijo. “No debes juzgar a la gente por sus apariencia, permíteme quedarme aquí”.

Es extraño pero incluso siendo tan solo una pobre mendiga, Adam sintió un poco de temor al escuchar la pesadez de sus palabras, pero, es decir, ¿Quién se creía ella para amenazar al rey?

Esto no le impidió burlarse una última vez e invitar a los presentes a hacerlo también, y después de esto, llamar a los guardias para sacar de inmediato a aquella mujer.

Por supuesto esto no fue necesario, pues tan solo en un parpadeo la mujer había desaparecido, dejando su manta en el suelo.
Por encima de esta se encontraba una bellísima mujer, de porte elegante y piel brillante, angelical, tal vez el vino era fuerte pero todos los presentes podrían jurar que aquella mujer flotaba. Su vestido se deslizaba por su atractiva figura dejando una celestial transparencia que irradiaba una luz tan penetrante que sin notarlo, nuevamente la habitación se encontraba completamente iluminada.

“Me has negado asilo por mi apariencia, y ahora mereceras el castigo de la bestia” sentenció mirando fijamente al rey, después de esto una onda brillante de color oro cubrió completamente el castillo, cada esquina, cada rincón, cada habitación, y después a el, ahogandolo en un sofocante aroma a rosa; cada segundo su cuerpo se sentía mas pesado y sus manos eran más dificiles de mover, como si estas se controlaran por alguien más, o como si no supiera controlarlas, incluso tratando de liberarse de áquel atadura, era imposible.
Una vez la luz y el aroma comenzaban a disiparse, trató de quejarse, pero de su boca salió un terrible y estruendoso rugido, que concluyó atemorizando a todos los presentes que sin duda corrieron en huida.

La bruja hizo unos últimos movimientos, convirtiendo al personal en objetos inanimados. Gritos inundaban los pasillos del castillo y pequeños sonidos de caída, peines, cortinas, bancos y mesas pronto caían del cielo.

Adam miró por última vez a la bruja, en busca de compasión, o tal vez con ira, a lo que ella le dijo.

“El día de hoy pierdes tu reinado y tu belleza ¿Qué más hay en ti entonces, realeza?” declaró para después acariciar suavemente el ahora pelaje de Adam “Esta rosa que te brindó, será la llave de tu hechizo, a la caída del último pétalo, es decir, antes de cumplir los 21 años deberás amar y ser amado, o de tu cuerpo y título de nacimiento serás despojado” concreto, para después en tan solo un segundo desaparecer, dejando detrás, justo en el centro de la sala, una brillante rosa carmín, sumamente hermosa.

 

Con el pasar de los años el castillo envejeció y se cubrió en un eterno invierno, el pueblo y los cotizados invitados habían olvidado gracias a la magia de la bruja la si quiera existencia de un reinado, pero el personal de la casa por supuesto no olvidaba, sus vidas cada día ahora dependían del hechizo del rey, que con cada mes, menos fe tenían en algún día volver a ser humanos, pues ¿Qué clase de mujer podría amar a una bestia?

 

Notas finales:

Espero les haya gustado esta pequeña probada :) tengo muchisisisimas ganas de escribir esta historia, después de ver la bella y la bestia pense, que tan increible sería una adaptación gay con más detalles que solo sean dos hombres.


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