Estaba sentado en el sofá abrazando una almohada mientras veía televisión, era domingo y no había nada interesante que hacer, además de que no tenía ganas de salir, era de esos días de pereza total donde solamente se vivía para descansar.
Estaba siendo acompañado por los hermanos Kaiba, que habían ido a visitarlo para salir a jugar duelo de monstruos, pero como él se había negado ellos decidieron acompañarlo a hacer nada, así que ahí estaban los tres en el pequeño sofá.
- Debimos haber salido, esto es más aburrido que ver pintura secarse – hablo el castaño mayo al sentirse inquieto por no hacer nada.
- Aprende a disfrutar los días de descanso Seto, a veces puedes dedicarte a hacer nada – dijo Joey mientras buscaba un nuevo canal para ver.
- Es verdad hermano, nunca descansas cuando estas en casa, deberías aprovechar – Mokuba tenía la cabeza de Joey sobre sus piernas así que podía jugar con su cabello mientras veía la tele.
- No deberías seguir las enseñanzas de este perezoso Mokuba – Joey hizo un sonido demostrando su enojo, pero sin intentar moverse.
- Creo que exageras Seto – el pelinegro seguía concentrado en los canales para ver si había algo de interés común.
Llevaban 1 hora acostados perdiendo el tiempo y entonces el estómago de Joey empezó a sonar, era momento de moverse, así que el rubio fue a la cocina para ver que podía cocinar rápido y se dio cuenta de que no había nada, sabía que si sugería pedir comida a domicilio Seto traería a un chef para que les preparara algo, así que decidió ir a comprar algo al supermercado que tenía cerca, sería menos ostentoso que el chef y si el castaño quería pagar no se sentiría culpable.
- No hay nada, iré rápido a comprar algo, ¿qué se les antoja? – ambos hermanos vieron como el chico empezaba a prepararse para salir.
- ¿Sabes cocinar? – preguntó Mokuba.
- Por supuesto que se hacerlo, ¿cómo crees que subsisto día a día? – preguntó ofendido el rubio.
- ¿Comida chatarra? – dijeron ambos hermanos al mismo tiempo, logrando que el cachorro rodara los ojos.
- Bueno, al punto ¿qué quieren de comer? – ya estaba en la puerta y los dos Kaiba se pusieron junto a él – ¿ustedes a dónde van?
- Veremos que encontramos y así decidiremos que comer – habló Seto pensando que era lo más obvio del mundo.
- Siento que esto es una mala idea, pero igual no creo que se queden, vamos.
De camino al supermercado Mokuba iba saltando de emoción, su cuñado le prepararía comida casera, hacía muchos años que no comía algo que preparara alguien que no tenía menos de 3 estrellas Michelin en su curriculum y Seto se sentía nervioso, si bien Joey llevaba su propio almuerzo a la escuela, jamás sobrevivía para la hora de la comida, así que terminaba comprando en la cafetería más comida, era la primera vez que probaría algo hecho por las manos de su rubio novio.
Al llegar al establecimiento todos los voltearon a ver como si fueran aliens, no era normal ver a los herederos del imperio Kaiba en un súper y mucho menos haciendo despensa como si fueran dos simples mortales.
- Mira esto Seto – Mokuba estaba jugando con un pulpo de la vitrina que al parecer seguía vivo.
- No lo toques – dijo el castaño asqueado por la apariencia del animal, le gustaba el pulpo, pero no verlo vivo.
- No juegues con la comida Moki – decía Joey mientras empezaba a buscar ingredientes entre los refrigeradores que tenía enfrente.
- Ok – Mokuba dejó de jugar con los pulpos y corrió a ver los demás anaqueles, jamás había hecho compras… al menos no de supermercado, solo de ropa y de artículos escolares.
- Mokuba no te separes – Seto perseguía a su hermano, pensando que si lo descuidaba alguno de los presentes podía morderlo y contagiarle la rabia.
- Moki obedece a Seto – Joey seguía escogiendo ingredientes.
- Siiii – se quedó quieto y Seto veía a su hermano con rencor, ¿por qué obedecía al perro y no a él?
Mientras seguían recorriendo los pasillos Seto observaba todo lo que hacía el cachorro y como se divertía Mokuba a su alrededor, era una escena súper ñoña de novela de amor, ese momento donde la familia perfecta salía a comprar y pasaban un día increíble juntos, todo sonrojado pensó que no había sido tan malo quedarse a no hacer nada junto al cachorro.
Al llegar a la caja entre los tres pusieron las cosas sobre la banda para que las cobraran y Seto como siempre insistió en pagar, pero para sorpresa de él, Joey no protestó, pero al ver el ridículo precio por todo entendió porque no le afectaba al rubio, la chica de la caja lo veía con una sonrisa pícara y parecía encantada por la imagen familiar que transmitían los tres, causando que se sonrojara, ese día de no hacer nada estaba acabando con su coraza de hielo.
Al llegar a casa acomodaron las cosas extras que habían comprado y Joey empezó a cocinar bajo la atenta mirada de los Kaiba, causando que el rubio se sintiera presionado, conocía al chef de la mansión, así que esperaba que su comida estuviera a la altura de alguien tan famoso.
- Vayan a lavarse las manos y me ayudan a poner la mesa, esto está casi listo – dijo mientras probaba el sabor una vez más y hacía buena cara, había quedado delicioso.
Ambos hermanos se lavaron las manos, muy emocionados y se sentaron a la mesa esperando la comida, era algo que ansiaban desde que Joey les dijo que iba a cocinar, al probar la comida se dieron cuenta de que tenía un sabor muy diferente al de la mansión, era un sabor que jamás habían probado, superaba por mucho cualquier platillo carísimo que hubieran probado en toda su vida. Resultado los hermanos Kaiba literalmente acabaron con la olla de comida bajo la sorprendida mirada del rubio, que estaba consciente de que le había quedado rico, pero no era para que limpiaran la cazuela con los dedos.
- Vaya que tenían hambre… - ambos hermanos se sonrojaron por sus acciones.
Después de terminar de comer continuaron sin hacer nada y ahora sin que ninguno de los presentes se sintiera incomodo, después de un rato los hermanos Kaiba se quedaron dormidos y Joey los tapo con una cobija para que pudieran descansar, al final se despertaron hasta las 8 de la noche y se fueron a su casa con una energía diferente a la que siempre tenían a su alrededor.
- Fue bueno pasar el día contigo Joey – Mokuba lo abrazó y se adelantó al carro, quería dejar un rato a solas a su hermano con su novio.
- A veces no sé cómo explicarle a Mokuba que eres mi novio y no de él – Joey se rio, ya que era verdad, pasaba más tiempo a veces con el pelinegro que con el castaño.
- Me alegro que hayas descansado un poco, de verdad deberías de tomar en cuenta eso de no hacer nada de vez en cuando – dijo el rubio mientras abrazaba y besaba a su novio para despedirse.
- Lo haré, cada domingo a partir de este momento – Joey quedó impactado por la revelación, pero pensó que era broma, al final solamente se besaron un poco más para despedirse.
A la semana siguiente.
- ¿Qué es todo esto? – Joey abrió la puerta y se topó a los hermanos Kaiba con bolsas de supermercado.
- Venimos a hacer nada y trajimos comida para que la prepares – dijo Mokuba emocionado, mientras abrazaba a Joey, cosa que le pareció tierna a Seto.
- Así que a esto te referías con cada domingo – dijo el rubio mientras besaba a su novio.
- Podría ser diario, pero no quieres casarte conmigo y vivir en la mansión – Joey se sonrojo, ya que, si bien el castaño se le había propuesto, él lo rechazó diciéndole que hasta que hasta que no tuviera sus propias cosas no podría aceptar un matrimonio, había mucho que quería hacer aún, así que no se sentía listo para ser una ama de casa.
- Eres todo un caso Kaiba.
Y así se hizo costumbre para los tres tener un día de no hacer nada, pero a la vez era un día donde tenían todo.
Fin.