Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Angra Mainyu por Mascayeta

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Segundo capítulo de la maratón, por hoy.

Tres meses desde que Draco fue declarado inocente, y desde entonces ninguna noticia de él, de sus padres o de sus abogados, era como si los Malfoy hubiesen desaparecido de Londres dejando al Ministerio y al Wizengamot la incertidumbre de ser requeridos por el Consejo Mundial de Magia para dar las razones del trato que la familia ejemplo de la pureza de sangre había recibido.


Otro que se encontraba igual o peor era el heredero Black, Harry desde que se dio la sentencia de Draco, se hizo cargo de revisar cualquier comunicación de índole legal que llegase a Black & Red y sus sucursales, al igual que mantenerse al tanto de lo que los diarios de Londres y demás lugares mágicos hablarán de la familia Malfoy, cada día era morir un poco por el miedo de que le pudieran quitar a Scorpius, y dañar aún más su reputación después de la penosa intervención de Ginevra en el juicio.


Desde ese día los diarios de Londres Mágico no paraban de recalcar lo extraño de los sucesos que rodearon el caso empezando por la acusación que, de buenas a primeras, surgió tras la muerte de Astoria y la desaparición del bebé Malfoy. Las historias se pudieron controlar cuando se entregaron los resultados de los testigos, en ellos aparecieron rastros de dos pociones una que provocaba confusión y otra que permitía control de las personas, similar a un Imperius, en ambos casos era muy difícil rastrearlas, el problema fue que entre los nombres de la lista que se hizo de conocimiento público para evitar que los testigos fuesen dañados como represalia a su participación, el de Ginny no apareció porque decidió no hacerse la prueba, algo que Rita Skeeter divulgó en medio de una conferencia de prensa en la que hacían el lanzamiento de la primera línea de productos cosméticos que tendrían venta en el mundo muggle y en el mágico.


Las preguntas comenzaron a llegar de los diversos medios de comunicación que cuestionaban las razones por las cuales la decisión de la señora Potter a pesar de ser citada en múltiples oportunidades.


La tormenta de interrogantes hizo que Ginevra tomara el micrófono de la mesa para responder, de pronto se llevó una mano a la cabeza finalizando el espectáculo con un fingido desmayo.


Los gritos solicitando la presencia de un medimago por parte de los ayudantes de Black & Red, reemplazaron los de los periodistas, Harry fue consciente de que transcurrieron unos cinco minutos para que los Aurores se presentarán sacándolos de allí.


Al día siguiente comenzaron los verdaderos problemas, nuevos artículos aparecieron con entrevistas de las compañeras del equipo de Ginny acusándola de humillarlas por ser la futura esposa del niño-que-vivió, incluso en esos testimonios se mostraron fotografía e informes médicos de las veces que fueron atacadas por maldiciones proferidas por Ginevra, y que al ingresar a San Mungo se borraba el nombre de la firma mágica evitando problemas.


Luego se hicieron presentes las quejas de los antiguos empleados de las empresas Malfoy que fueron despedidos, argumentando que en el tiempo que llevaban cesantes nunca habían recibido el pago de su liquidación, y que el abogado a cargo, un tal Sigmund Maxwell, los amenazaba en nombre de la señora Potter, y por no poner en riesgo a sus familiares se vieron obligados a guardar silencio hasta ese instante.


Esa situación derivó en el papel que tenía en sus manos. Las diferentes campañas publicitarias de artículos deportivos, de ropa y cosméticos que manejan las compañías del heredero Black con marcas a nivel nacional e internacional, exigieron un cambio en la imagen de quien los representa o darían por terminados los contratos.


En esos momentos le hacía falta Ronald, él siempre sabía cómo hablar con la prensa y con los inversionistas, su humor mezclados con los comentarios imprudentes llenos de verdades mantenían el ambiente tenso al margen, y luego entre risas volvían a las negociaciones.


La puerta se abrió dando pasó a una pelirroja muy furiosa que lanzó al escritorio de Potter el último pasquín junto a la carta que daba por terminado su contrato como modelo de la empresa.


—¿Qué es esto? ¿Por qué me sacaste de las campañas?


—No estoy dispuesto a perder más dinero —respondió Harry para continuar revisando los documentos, sonrió al ver el del Ministerio donde, al fin, se le decía que estaba a paz y salvo con los impuestos.


—¿Dinero? ¡Eres el hombre más rico de Londres Mágico y también tienes un buen capital en el mundo muggle!


—¿CUÁNTO CREES QUE PERDÍ POR TU ESTUPIDEZ? —gritó Harry golpeando el escritorio y levantándose del asiento para enfrentarla mirando directo a los ojos cafés que alguna vez lo enamoraron—. ¡DOS BÓVEDAS CON CASI DOSCIENTOS MILLONES DE GALEONES, SE FUERON COMPLETAS PAGANDO POR LAS LIQUIDACIONES QUE ROBASTE Y LOS IMPUESTOS QUE NO PAGASTE EN CINCO MALDITOS AÑOS!


Ginevra observó a Harry con odio, de los galones en las cuentas que estaban en su poder, ella no tenía permitido tocar un knut.


Cuando se casaron le regaló una cuenta con la mitad de su fortuna Potter, una cantidad cercana a los 400 millones, que podía manejar a su gusto, dejándole claro que de ella dependía aumentar su capital o despilfarrarlo, ya que era su dote. Ginny entendió el significado de esa palabra muy tarde, ya que un año después, cuando quiso solicitar más dinero a su esposo para gastos personales, el grupo de abogados le explicó que no tenía derecho a exigir nada de la herencia de Potter.


En el contrato matrimonial se especificaba que las bóvedas de Sirius y su familia eran para sus hijos y Teddy Lupin real descendiente Black por sangre, siendo divididas en porcentajes iguales; y las de las empresas que pertenecieron a los Malfoy se destinaron para sufragar los gastos de las compañías, y reinvertir.


Ese día se enteró que Harry se quedó con la otra mitad de la bóveda Potter, una que acrecentó con lo que ganaba trabajando en publicidad, su salario como CEO y del porcentaje de rendimiento que anualmente se pagaba a la junta de socios.


—Si no tienes más preguntas, te pido que te retires —solicitó Potter con más calma—. De igual manera, aunque ya no seas la imagen de estos productos, conoces el mercado que manejan, si quieres ganar tu sueldo, hazte cargo de conseguir tu reemplazo.


—Y si no quiero ¿qué? —cuestionó Ginny con soberbia.


—Pasa tu carta de renuncia, y busca empleo en otra parte para ver si alguien con tu historial, similar al de un mortifago, te dan empleo.


La pelirroja salió dando un portazo, al estar solo, Harry se llevó la mano a la frente en señal de cansancio, en esos momentos su  mente volvía al día de la batalla de Hogwarts y su despedida, si no hubiera sido un cobarde, y fuera él quien estuviera a su lado, ¿Su relación de pareja sería igual?


Todo lo que había hecho hasta ahora era una manera de presionarlo para que buscará su ayuda, pero nunca, ni una sola vez pidió por su presencia. Sabía que se había obsesionado desde los catorce años con esa extraña rivalidad que muchas veces los llevó a la enfermería, lo quería a su lado, pero enterarse el día del entierro de James que muchas de las muertes de sus seres queridos eran culpa de Draco Malfoy y de su relación con Tom Riddle, le hicieron odiarlo, desear que viniera a él humillado rogándole por su ayuda. Aunque para el primer juicio no estuvo presente y se extrañó cuando Ron le contó lo sucedido porque atestiguó a su favor, para el segundo ya su testimonio había sido quitado de las pruebas con la ayuda de Hermione, aunque le pidió a ella hablar como testigo a sabiendas era inoficioso.


Unos golpes en la puerta y su secretaria ingresó tan seductora como siempre, recibió los documentos escuchando las indicaciones de la bruja que no dejaba de jugar con la cadena en su cuello para que él viese el sugestivo escote por el que sobresalía la parte superior de sus senos. A Harry en otro momento eso le habría parecido delicioso, pero desde el problema con los niños y Ron, su libido —literalmente— se fue de paseo. Agradeció a la mujer y le pidió que nadie interrumpiera, él la llamaría si necesitaba algo.


La desilusión en el rostro de la chica castaña fue evidente, asintió y dio media vuelta para cerrar un poco más fuerte de lo que Harry hubiese pensado. Otro problema más, por eso George siempre le repetía "que no debía meterse con la nómina".


Caminó hasta la chimenea y dijo una dirección, el ruido de la barrera dándole la entrada le satisfizo, por más que no lo aceptará en público, realmente extrañaba a su amigo.


El ruido de la red flu extrañó a Ron, pocas personas lo visitaban a esa hora ya que estaba en el trabajo, pero ese día pidió permiso porque viajaría con Hugo a la reserva de dragones, así que asumió que era Andrómeda con Teddy, y los Potter, arrugó el ceño al ver a Harry, no pensó que iba a pelear por algo de Scorpius o Albus como se le había vuelto costumbre. Al ver qué no hablaba decidió dar por terminado el incómodo momento invitándolo a quedarse.


—Llegaste para el almuerzo, ve a asearte, tercera puerta a la derecha.


—Gracias...yo... —Ron se quedó mirándolo, Pansy se lo repitió más de una vez, su corazón de comadreja en algún instante le iba a hacer caer con el ojiverde, así que pensara muy bien las cosas con respecto a sus nuevas lealtades.


—Albus y Scorpius ¿Están bien? —Potter asintió, pero seguía sin moverse, el ojiazul suspiró y le señaló la escalera, se sintió como Molly—. Cambiate y baja, no demoran en llegar los niños.


—Gracias.


Confirmado, era igual que su madre, repitió mentalmente Ron, y más cuando se comunicó con Andy para que avisará en la empresa y a Ginny que Potter estaría ese fin de semana con ellos.


En la alcoba Harry se recostó para sumirse en un sueño reparador.


 


—¡Padrino! —Potter abrió los ojos para ver un niño de pelo azul jalando de su ropa—. ¡Apúrate o llegaremos tarde!


Asintió cambiándose de ropa con un hechizo, y dejando la túnica sobre la cama, al bajar se encontró con su ahijado, sus hijos, Andrómeda y Hugo, que fue dejado en sus brazos por una chica con el cabello de diferentes colores que ayudaba a Ron a encoger el equipaje.


De ahí fue empujado al patio donde se hallaba una bota vieja que le recordó a la del Torneo de los Tres Magos, fue sostenido por todos y él colocó la manita de Hugo apareciendo en la reserva de dragones donde Charlie les dio la bienvenida.


—No te preocupes, nadie sabe que estamos aquí, de todas maneras mantén a Eris con el Colovaria.


Y así fue, tres días donde olvidó los problemas, disfrutó con su familia, sin pensar en lo que le esperaba al llegar a Londres.


El domingo en la noche llegaron a la casa de Ron, cansados del viaje los bebés dormidos se acomodaron en la habitación que el pelirrojo acondicionó para ellos, así que Potter se quedó una vez más con Weasley.


Tras despedirse de Andrómeda y Teddy, Ron vio a Harry desde la ventana de la alcoba de Hugo, la joven que le ayudaba a cuidarlo cayó dormida al lado de su bebé, los cubrió con una manta y bajó al patio.


Harry le agradeció de nuevo recibiendo la lata de cerveza muggle.


—¿A qué viniste Potter?


—Me equivoqué, dañé nuestra amistad y tú matrimonio —Ron dejó salir una risa por la frase, su relación con Hermione siempre estuvo mal porque era el premio de consolación, el problema radicó en qué él nunca vió las señales o las ignoró—. Lo siento, la verdad es que en estos días los problemas con Ginny han aumentado, y necesitaba hablar contigo, con la única persona que aún considero mi amigo.


—¿Por qué no te divorcias? Acaba esa farsa, únete con alguien que realmente ames.


Fue el turno de reír de Harry, en ese momento creía que él era igual a Voldemort en su imposibilidad de amar a otra persona, quizás en el pasado le gustó Cho, y se sintió halagado por la admiración que Ginevra le manifestó, pero cuando Hermione le dijo que le amaba, comprendió que él no conocía ese sentimiento de entrega, de bienestar y de satisfacción por ver la felicidad de su pareja. Algo muy distinto eran sus hijos, porque ellos si significaban su todo, un sitio seguro donde llegar y a quien pertenecer.


—Por mis niños —el ojiverde bebió un largo tragó de cerveza—, así como yo coloqué una cláusula en el contrato matrimonial, ella hizo lo mismo.


Ron no podía creer lo que Harry contaba, si se separaba de Gin, o moría, ella se quedaba con el 75% de la fortuna, manejando a su libre albedrío el 25% de los hijos que tuviesen en el matrimonio y se comprobara que fuesen de ambos. Ese porcentaje, por ende, correspondía a Albus, y Teddy quedaría desprotegido, y como dijo Harry, si alguien tenía derecho a esa fortuna era el pequeño metamorfomago, por su sangre Black.


—No hagas esa cara, cuando la leí, agregué que si moría, el dinero pasaría a su nombre al comprobarse de manera muggle y mágica que mi deceso fue por muerte natural o enfermedad incurable sustentada por registros médicos.


Weasley se dio cuenta lo que alguna vez le echó en cara el hurón, que el amor de su hermana por Harry era similar al de una fan por su ídolo de fantasía, la relación de ellos era tóxica, le dio asco.


—Quiero que vuelvas a Black & Red, te necesito y ahora más que Ginevra fue retirada de las campañas publicitarias —el ojiverde respiró antes de seguir, a pesar de todo ella era su hermana—. Sabes que le hará la vida imposible a cualquier modelo que entre a reemplazarla.


El pelirrojo afirmó con la cabeza, luego de acabar la cerveza le explicó cómo sería su nueva rutina laboral si quería tenerlo de vuelta.


—Yo no confió en ti, pero sé que para que un tercero entre en una relación la culpa es de los dos que la tienen —Ron analizó el gesto de Harry, por unos segundos sintió lástima de la persona frente a él, a su parecer nadie podía estar tan quebrado y vacío, y se preguntó por enésima vez ¿Que pasó después del entierro de James?—. Acepto porque podré estar más cerca de Teddy, Albus y Scorpius.


—Hermione vive en la casa —soltó de repente Potter—. Gin considera que su presencia ayudará a salvar la relación que tiene con los niños.


—Harry yo te envidiaba, desde que te conocí mi deseo de ser tu amigo fue para poder ser reconocido en mi casa y no la sombra de mis hermanos —Ron finalizó su bebida y continuó—. Odiaba ser pobre, vivir de las sobras, ser un don nadie, no era inteligente como Percy o los gemelos, ni temerario como Bill o Charlie, tampoco tan especial por ser la única mujer Weasley en años como Ginny, no era nadie y tú fuiste mi boleto a la fama como tú escudero.


El pelinegro vió a Ron levantarse y sacar a la lechuza campestre de su jaula. Guardó silencio disfrutando del animal que estiró las alas pendiente de la nota que su dueño escribía, antes de recibir unas golosinas y partir hacía su destino.


—Me cansé de ser el amigo de Potter, al que miran con desdén y no valoran—. Para Ronald decir lo que llevaba meses conteniendo se hacía difícil, pero Stevenson y Pansy le ayudaron mucho a aceptarse, a sí mismo y a su herencia, libre de los prejuicios que por años escuchó en la Madriguera, además, si quería que su hijo creciera respetando la diferencia, era momento de esa catarsis—. Regreso a tu empresa porque tengo un interés claro, pero no volveremos a ser amigos, porque para serte sincero, considero que nunca lo fuimos, tú eras mi tabla de salvación para ser alguien y yo te di una familia, ambos nos beneficiamos del trato.


Harry se sorprendió de como en esos meses Ron había madurado, asintió porque al fin y al cabo ellos eran buenos como equipo de trabajo y eso era lo que necesitaba en ese instante, le dio la mano para indicarle que lo esperaría el miércoles con el contrato.


Se desearon las buenas noches y cada uno fue a acostarse. Antes de cerrar los ojos Potter deseo que todo saliera bien con el regreso de Ronald a la compañía, un deseo egoísta de sentirse respaldado, quizás para lo único que le sirvió la hecatombe de esos meses fue para reconocer la importancia de Weasley.  Cuando se durmió soñó que estaba en Privet Drive debajo de la escalera, la voz del difunto Vernon le repetía entre risas su verdad, y lloró porque tenía razón, estaba solo y la única persona que pudo ayudarlo él la rechazó por el espejismo de una familia ajena le dio.


Lejos de allí, una pelinegra de ojos verdes sonreía por la misiva. Tan predecible era Potter que no se daba cuenta que acababa de dar paso a su más peligrosa pesadilla.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).