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Un Camino Construido Sobre Ruinas Perdidas En El Tiempo por HikaSu

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Notas del capitulo:

Luego de huir de su casa, Massiel pasa varios meses de paz hasta que, una tarde, alguien aparece desde el cielo.

No creíste que sí me iba a morir, ¿verdad? Era obvio que no me iba a morir ahí, no voy ni a la mitad de la carta.

—Hey, ¿podrías dejar de enterrarme las uñas? —me pidió César y soltó pequeños quejidos de dolor—. Creo que mis hombros están sangrando.

Abrí los ojos sin aflojar mis manos de los hombros de César ni mis piernas de su cintura, y no podía creer lo que estaba viendo, estaba volando, era como si César estuviera caminando sobre el aire, el paisaje desde ahí arriba era increíble… pero el fuerte viento que había era una total molestia, me costó trabajo mantener los ojos abiertos. Traté de preguntarle a César sobre lo que estaba pasando, pero el aire se había hecho tan fuerte que me costaba trabajo respirar, por lo que paré de intentarlo, aun así, tenía clara una cosa, César también tenía un poder.

Cuando aterrizamos en una zona careciente de casas o algún edificio en donde hubiera personas que nos pudieran ver, me bajé de su espalda y él comenzó a caminar hacia su casa, una vez llegamos a ésta, mamá Sandra nos pidió acompañarla al río para llenar varios botes con agua, parecía que César ya le había explicado toda la situación a ella, y fue durante toda la ida y vuelta al río que César abrió la boca sin parar para explicarme lo sucedido.

Resulta que el día que tú me regalaste los guantes, primero te encontraste con César cuando él estaba pepenando junto con mamá Sandra en la tarde, según me contó César, llegaste corriendo al basurero y tan pronto lo viste, le pediste que revisara las manos de mamá Sandra para evitar que, en caso de que ya se hubiera herido, detenerla antes de que empeorara. Y en efecto, una herida ya se había hecho presente.

Más tarde, cuando César y mamá Sandra habían regresado a casa, César salió para buscar algo con lo que pudiera amarran el brazo de mamá Sandra y evitar que se desangrara, fue entonces que él se cruzó contigo una vez más. Tú le pediste algo a cambio de algo, si más tarde yo aparecía en la casa con lo necesario para ayudar a mamá Sandra, él tenía que aparecer en mi casa cierto día 4 años en el futuro a las 2:33 de la tarde, y tendría que sacarme de ahí incluso si tenía que revelar que él tenía un poder.

—Me sorprendió mucho que ella supiera acerca de mi poder —, se aclaró la garganta porque se le salió un gallo y luego me dio un codazo porque me reí de él—, mi mamá no para de decir que no lo use para que nadie sepa de él, y estoy bastante seguro que nadie me ha visto usarlo… es un total misterio cómo lo supo, pero no parecía una mala persona, así que hice lo que me pidió ya que en serio apareciste ese día para ayudar a mamá —explicó y estiró su mano hacia mi cabeza para revolverme el pelo.

Ahora… seguro debes estar preguntándote—. Entonces, ¿qué poder tiene César?

Porque me parece que casi no te he dado pistas sobre él, así que me sorprendería mucho que tengas una idea sobre éste, y es que, creo que la única pista que realmente es pista, te la di hace varias páginas cuando te escribí sobre mi primer encuentro con César. Bueno, ya, dejando al lado tanto maldito suspenso, César resultó tener el poder de controlar el viento. Años después, cuando comenzó a usarlo sin esconderlo y practicó arduamente para desarrollarlo y crear ataques que pudieran utilizarse en una batalla, clasificó dichos ataques en tres niveles según su dificultad:

Primer nivel: Control básico del viento. Crear ventiscas y controlar su dirección. También podía hacer pequeños remolinos. Era capaz de hacerlo todo el día sin cansarse.

Segundo nivel: Pistola de aire. Movía su mano de tal modo que era capaz de comprimir el aire en la palma de su mano, luego cerraba su puño para comprimirlo aún más, de manera que se hiciera una bolita, para luego dispararla. Obviamente, entre más aire comprimiera en su mano, más daño hacía. Bomba de aire. A diferencia de la pistola que era disparada y causaba daño atravesando el enemigo, la bomba de aire era un ataque mucho más… sangriento. Tomaba una cantidad de aire considerable y lo comprimía del tamaño de una partícula de polvo, luego la mandaba lentamente hacia el enemigo y esperaba a que el enemigo la inhalara para luego hacerla expandir dentro del cuerpo del enemigo. Su daño iba desde destruir los pulmones hasta hacer que todo el cuerpo saliera volando despedazado.

Tercer nivel: Temperatura del aire. Él podía crear ventiscas de aire tan calientes como para derretir metales, y tan frías como para congelar la sangre de una persona en un instante. Sin embargo, hacerlo le costaba muchísima concentración, además de que tenía que enfocar correctamente la temperatura solo en zonas en las que estuvieran los enemigos, en una batalla en la que se mezclan ambas partes, hacerlo significaba gastar toda su energía en eso, por ello, no podía hacerlo más de 5 minutos y le tomaba al menos una hora recuperarse para poder intentarlo de nuevo. 

Sin embargo, en aquel momento, César era un jovencito de 14 años que estaba más interesado en coquetear con las chicas en el mercado que fortalecer su poder, por lo que solo era capaz de hacer aquellos ataques de primer nivel.

Si recuerdas bien, la primera vez que lo conocí, fue cuando me ayudó a robar mi preciado reloj de bolsillo, aquella vez logré salir de eso sin moretones porque cuando el dueño original del reloj estiró su bastón hacia mí, pasó una ráfaga de viento que hizo que le entrara tierra en los ojos, luego de eso escuché la voz de César gritando que corriera y salí disparado de regreso a la escuela. El día terminó y solo pude pensar que salí bien librado de eso por pura suerte, pero ahora sé que se debió gracias a mi hermano de corazón, ¿ves por qué lo amo?

Vale, regresando a lo ocurrido después de huir de casa de mis padres de sangre y apariencia. Dejé de ir a la escuela y comencé a vivir en la casa de mamá Sandra, admito que al principio me tomó un poco de tiempo acostumbrarme al desfile de animales pequeños y grandes que aparecían en el suelo cada noche, pero tras perderle el miedo a las ratas tamaño gato y diferenciar qué animales podían casi matarme de los que de verdad podían hacerlo, me las arreglé para conciliar el sueño y dormir pacíficamente con Blanca, una rata tamaño gato, quien se acurrucaba en mis piernas cada noche… aquí entre nos, la extraño un poco.

(Universo 2, E10, 61 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Pasó casi un año de paz, y una tarde de verano, César y yo disfrutábamos de media torta que nos había regalado el supervisor para almorzar en nuestro descanso, nos encontrábamos degustándola en la sombra de un camión de carga, y yo le estaba reclamando a mi hermano de corazón por comenzar a abandonarme por chicas, quienes cada vez más caso le hacían.

La voz de César se había hecho profunda, era increíble que un chico de 15 años tuviera una voz tan grave, pero a la vez tan agradable, más o menos como la voz de un locutor de radio, por dicha razón, las personas no podían evitar sentirse atraídas a él… es una lástima que una voz tan buena como la suya pronunciara palabras tan torpes, porque César no tenía idea de cómo ganarse el corazón de una dama.

Me estaba burlando justo de eso cuando miré hacia el cúmulo de personas que iban y venían del mercado y mis ojos se toparon con un hombre grandulón, a quien de inmediato reconocí como uno de los guaruras de Santiago. No sé, pienso que quizás ese grandote es de esos tipos que disfrutan tanto infundir el miedo, que hasta lo huelen, porque en el momento en que lo vi y mi cuerpo se estremeció de terror, su cuerpo giró en mi dirección y rápidamente me localizó.

—C-corre —farfullé.

César me miró confundido y luego se giró hacia la dirección a la que yo estaba viendo—. ¿Qué?

—¡Corre!

Nos retacamos lo que quedaba de la torta en la boca, y salimos disparados hacia el mercado con la intención de perdernos entre la gente, hubiese funcionado contra alguien normal, pero ese grandote, a pesar de su tamaño, era asquerosamente escurridizo, pasaba en medio de la gente como si fuera nada, por ello, tanto César como yo, nos dimos cuenta que era cuestión de segundos lo que a ese tipo le tomaría alcanzarnos.

—¡Massiel! ¡César! ¡Por aquí!

Lo bueno fue que tuvimos la suerte de ser vistos por el supervisor, y tras correr hacia él, nos escondimos detrás de su espalda.

—Parece que tienes un problema con mis chicos —le dijo el supervisor al grandote—. Lamento si te causaron molestias, pero, ¿podrías dejarlos ir por esta vez?

El grandote me miró y luego me señaló con el dedo—. Entrégame a ese niño.

El supervisor suspiró—. Hey, te acabo de pedir amablemente que lo dejes ir.

—No deberías meterte conmigo, si no quieres una nariz rota, apártate y deja que me lleve al niño.

Soltó una pequeña risa—. Créeme, si tú y yo peleamos, el que terminará con la nariz rota no seré yo. —Ladeó la cabeza para tronarse los músculos del cuello—. No me gusta mucho usar mis puños, ya no soy tan joven, hace unos meses cumplí tres décadas de vida, pero ya que luces tan desesperado por una nariz rota, ¿qué te parece si vamos a que te convenza de dejar a mi Massiel en paz?

El grandote sonrió furioso—. Seguro que deseas morir.

El supervisor le regresó la sonrisa y luego volteó ligeramente hacia nosotros—. Regresen a trabajar.

Y así, el supervisor y el grandote se dirigieron hacia donde estaban los camiones de carga estacionados, para poder agarrarse a madrazos a gusto, sin que nadie los interrumpiera. César y yo tratamos de trabajar de nuevo, pero teníamos la cabeza en otra parte, él y yo cruzamos miradas varias veces hasta que luego de un rato decidimos ir a buscar el cadáver del supervisor. Pero para sorpresa nuestra, cuando llegamos a la escena del crimen, nos encontramos con el supervisor sentado encima del cuerpo inconsciente del grandote mientras fumaba un cigarrillo. Mientras que el grandote tenía la nariz rota y varios raspones, el supervisor no parecía tener ni un rasguño.

—¿Qué no les dije que regresaran a trabajar? —nos preguntó cuándo nos vio.

Cerré la boca que tenía bien abierta y tragué saliva—. Es que, nosotros…

—… Estábamos preocupados —completó César.

El supervisor soltó una carcajada—. ¿Parece que necesité de su preocupación? Dejen que termine de fumar para limpiar esta basura —, pateó al grandote—, ahora regresen.

César y yo asentimos con la cabeza, dimos media vuelta y comenzamos a caminar de regreso al mercado. Sin embargo, luego de unos pocos pasos, me detuve cuando escuché un grito, era un grito que parecía venir de cerca, pero a la vez no parecía estarlo, sin embargo, el grito cada vez era más fuerte y más claro, entonces me giré de nuevo hacia el supervisor y alcé mi cabeza hacia arriba, fue entonces que un enorme portal apareció en el cielo y de ahí cayó una niña. Súper casual, ¿no? Algo de todos los días.

—¡César! —grité.

—¡Ya lo sé!

Mi hermano de corazón creó una ráfaga de viento tan potente que logró suavizar la caída de la pequeña, lo suficiente como para que yo tuviera tiempo de correr y atraparla, una vez la sostuve en mis brazos, César y yo suspiramos aliviados.

—… ¿Qué…? ¿¡Qué!? ¿¡QUÉ!? —exclamó exaltado el supervisor, dejando caer su cigarrillo—. ¡Una cosa apareció en el cielo! ¡Una niña salió de esa cosa! ¡Y entonces César hizo…! Wow, ¡Wow! ¡WOW…! Entonces ustedes también…

César y yo nos miramos—. ¿También?

Luego de unos momentos de pánico por parte del supervisor, él se calmó y le pidió a César que llamara a mamá Sandra, luego a mí me dijo que esperara con la pequeña inconsciente en mis brazos ahí mismo, mientras que él iba con su segundo al mando para dejarlo a cargo y poder regresar temprano a casa ese día. Luego de que todos nos reunimos de nuevo, el supervisor nos llevó a su casa, ofreciéndonos una cena en la noche, y al llegar ahí, vimos a Alan, el hijo del supervisor, sentado en la sala leyendo un libro, aunque pronto despegó sus ojos de éste y nos miró con disgusto.

—Papá, ni creas que estoy dispuesto a alimentar a tantas personas —gruñó y se cruzó de brazos—, ya tengo suficiente con hacer de comer para seis personas.

El supervisor juntó sus manos para rogar—. Solo por hoy, además, prometo ayudarte.

Alan volvió a mirarnos, un poco más relajado—… Así que no son recogidos.

Ese día, el supervisor nos contó que desde hacía ya un tiempo, había estado buscando a personas que tuvieran poderes para pedirles ayuda, ya que él quería atacar al hombre que había secuestrado a su esposa. Esa fue la primera vez que escuché hablar de Tahiel.

Te explico cómo estuvieron las cosas: Unos 14 años atrás, una mujer que quería venganza conoció a un hombre terriblemente poderoso, muchos dicen que él, al nacer en medio de una tormenta de rayos, consiguió absorberlos y hacer de ellos su poder. No fue raro que la mujer fuera llamada loca incontables veces cuando buscó personas que se aliaran con ella, nadie creía que existiera la persona que ella buscaba, parecía que les quería tomar el pelo cuando mencionaba que había alguien… con la capacidad de conceder deseos. Pero el hombre rayo se vio atraído por los ojos llenos puramente de odio de esa mujer y le ofreció su protección para que ella cumpliera con su venganza.

La mujer no sabía la identidad de quién buscaba, pero sabía que yo era un bebé nacido en cuna de oro, esa era su única pista para encontrarme y asesinarme, por ello, cuando consiguió aliarse con algunos delincuentes con poderes que sentían repudio hacia aquellos de clase alta, comenzó a cazar las cabezas de algunos nobles. Tras asesinar a tres grandes familias, consiguieron el odio de muchos y el agradecimiento de otros, se volvieron famosos y fueron buscados por todos, algunos para darles caza y otros para seguirlos. Y 4 años después del primer encuentro de la mujer que me buscaba y el hombre rayo, se toparon con un escuálido muchacho que los miraba con ojos de admiración, ese muchacho, era el cabrón de Tahiel.

Notas finales:

Weno, les dije que iba a comenzar con mis recomendaciones, así acá voy.

Mi primera recomendación es un manga, tiene anime y desde entonces se volvió muy popular, pero yo no recomiendo el anime, se trata de The Promise Neverland, y neta, léanlo, incluso si no les gusta el anime o manga, que lo dudo, de verdad merece la pena. Llevo viendo anime desde los 11 años y manga desde los 13, ya no es tan fácil que me sorprendan y lo odio porque muchas veces predigo por dónde van las cosas y cuando tengo razón me regaño por autospoilearme, pero éste manga logró sorprenderme más de una vez.  

Y otra cosa que le debo alabar, es que, miren, yo soy muy fan de exigir muertes, mi lado masoquista ama que me hagan llorar, y de hecho eso se ve reflejado en mis historias… sí, chicos, voy a matar personajes.   La cosa es que, pasaban los capítulos y no hubo ninguna muerte realmente importante, solo morían personajes súper terciarios y normalmente eso me molesta, pero los personajes pasan por tantas dificultades que sufrí más por verlos vivos, y cuando llegó por primera vez la muerte de un personaje importante, como este manga ya me había acostumbrado a que no mataba personajes importantes, aunque algo me decía que ese personaje moriría, otra muy grande parte de mí gritaba que no podía morir, y es que aparte, me encariñé muchísimo ese personaje, era mi favorito, él recién había vuelto a ser feliz otra vez y joder…

Igual y no es tan dramática su muerte, pero es que fue una mezcla bien cabrona de sentimientos, porque sentí una tristeza bien perra, emoción porque murió como un héroe, y felicidad porque se encuentra de nuevo con su familia, y pum, todo explotó en lágrimas. Les aseguro que fácil me he leído entre 100 y 150 mangas, y éste entró de lleno en mi top5, sino es que en el top3… pero bueno, luego conocí otros mangas y The Promise Neverland bajó unos cuentos puestos, pero siempre va a tener un lugar muy especial en mi corazón, tanto que ando ahorrando para comprarme el manga en físico y alguien tan coda como yo no compraría un manga a menos que en serio le guste.

Al menos creo que deberían darle una oportunidad al primer arco, que es la estancia de los niños en el orfanato y sus intentos de escapar de éste, ese arco siempre me va a parecer 10/10.

Gracias por leer.


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