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Una habitación en silencio. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Kim San, que luchó por levantarse después de comer semen desde arriba y desde abajo, finalmente se cayó de la cama. Se arrastró por el piso justo como un gusano, llegó a la puerta, agarró el pomo y se levantó. 

Kim, que se había movido como lo guiaba su instinto, giró la cabeza y notó que la correa estaba en el suelo porque Isaac había olvidado amarrarla a la cama después de la noche anterior. Subió su mano y se frotó el cuello. No era una alucinación. Realmente no había nada allí. Un rayo de esperanza brilló en los ojos de Kim así que, con toda su energía, se levantó en sus dos pies y salió cojeando justo como un animalito sin pata. Su culo dolía como el infierno, pero igual no podía dejar pasar esta oportunidad cuando se le presentaba tan maravillosamente en la cara. Lo único que quedaba en la mente de Kim San ahora, era huir. 

Kim, que se había escondido contra la pared, miró a su alrededor solo con la cabeza y se dio cuenta de que no había nadie. Se puso un pantalón, un saco, buscó su billetera y después de ponerse unos tenis horribles, finalmente la brillante luz del sol lo saludó trás mucho tiempo sin hacerlo. Kim se cubrió los ojos, pero pensó que era normal porque estaban en pleno verano después de todo. Fue antes del solsticio de verano cuando los niños lo atacaron, pero el calor alcanzó su punto máximo a últimas fechas, haciendo que el mundo entero quedara cubierto de un calor bastante abrasador.

Kim San, que se quedó sin expresión frente a la puerta principal y probó el calor un minuto, recuperó el sentido, cojeó y caminó hacia el ascensor para presionar el botón que llevaba para abajo. Pero cada vez que el cubículo se acercaba hasta su piso, se asustaba tanto que ni siquiera podía subir. Tenía miedo de encontrarse con los niños en cualquier momento. Kim decidió agarrar la barandilla y bajar con cuidado las escaleras porque sería un poco más difícil de encontrar si actuaba así. Por supuesto que perdió la fuerza que tenía en las piernas y casi rodó una y otra vez en dirección al suelo, pero Kim San logró salir adelante porque se concentró en cuerpo y mente en lo que tenía que hacer para lograr su libertad.

Kim, que llegó al primer piso después de mucho tiempo, caminó lentamente y miró a su alrededor por última vez. Nadie estaba allí. En realidad, a veces solo se escuchaban las voces agudas de los niños corriendo en el patio de recreo o el pitido de los autos en la carretera. El sudor goteó con fuerza por su frente debido al calor y los nervios así que, después de secarse con la manga, Kim salió por un pequeño pasillo conectado al paseo marítimo en lugar de ir al frente del complejo de apartamentos. Era más probable que se encontrara con los niños si se iba por la puerta principal.

Kim siguió caminando por el sendero, incluso sin importarle que no hubiera una sola sombra en la que atajarse. Su cuerpo estaba exhausto porque no comió lo suficiente y ya que después habían tenido sexo con él durante toda la noche, Kim no pudo superar su mareo y cayó al suelo igual a si hubiese bebido muchísimo alcohol. Su cabeza estaba en blanco y, como su interior había sido maltratado por sus niños, pensó que cada paso era como sentir un vidrio ancajándose entre sus nalgas cada vez más y más. El deseo de descansar comenzó a ser más fuerte que las ganas de correr.

"Ah, ah, ah..."

Kim San, que estaba conteniendo la respiración, con la mano sobre el asfalto caliente, cerró los ojos con fuerza y ​​​​luego se levantó por segunda vez para continuar con la caminata. Tenía que salir de aquí rápidamente. ¡Tenía que ir a un lugar donde no estuvieran ellos! Fue a la parada de taxis, pero no había ninguno así que pensó que tal vez tenía que tomar el autobús que pasaba por el Boulevard. Sin embargo, San Kim, que caminó tanto como pudo, estaba tan aturdido que finalmente decidió detenerse en una tienda de conveniencia para refrescarse aunque fuera por un momento. Cuando entró, el empleado de medio tiempo lo saludó con una voz seca que decía: "Bienvenido" pero Kim igual ignoró el saludo. No podía permitirse ser amable en momentos en los que tenía que guardar su energía. Sin embargo, se le hizo agua la boca cuando vio el refrigerador lleno de alimentos como gimbap triangular o emparedados con mucho jitomate. Ni siquiera le gustaban, pero quería comerlo solo porque tenía hambre ¿Cuándo fue la última vez que comió por su cuenta y como pudo? Kim San tomó impulsivamente un gimbap triangular de mayonesa con atún y una botella de agua de 2 litros. Sin pensarlo, entregó la tarjeta de crédito que llevaba en su cartera.

Kim San-eun masticó el gimbap lentamente, incluso mientras todavía estaba en la tienda de conveniencia. Era tan delicioso, tan gordo, que hasta comenzó a llorar sin darse cuenta de que lo estaba haciendo. El cuerpo que había sido violado y encarcelado por sus niños, estaba tan indefenso que ahora se estaba conmoviendo por estos alimentos instantáneos tan horribles.

Kim San-eun, que se tragó todo el kimbap sobrante con miedo de que los niños pudieran entrar, bebió su agua hasta que se sintió completamente lleno. Luego, llegó a la esquina y se subió a un taxi que iba directamente a la estación de tren.
La estación no estaba demasiado lejos así que fueron solo unos 15 minutos de viaje y, tan pronto como llegó hasta allí, fue a la pared para ver el itinerario y descubrió que aparentemente tenía que esperar al menos otros 30 minutos más. Kim San-eun compró un boleto de tren lo antes posible y se sentó en la sala de espera sin dejar de mover su pie. Su cabeza estaba mareada y no podía abrir bien los ojos, además, su estómago estaba completamente revuelto porque se comió el kimbap triangular a toda prisa y ahora tenía muchas ganas de vomitar ¿Debería ir al baño? Ahora que lo pensaba, ni siquiera podía recordar cuándo había ido al baño por última vez porque no lo alimentaban adecuadamente. Lo único que sabía, era que siempre estaban con él para verlo orinar.

Se tragó ese pensamiento y se levantó para buscar el cubículo, pero finalmente cayó al suelo por tercera vez. Sintió que la gente a su alrededor lo miraba con curiosidad así que se mordió los labios con fuerza y decidió levantar la cabeza en un nuevo intento por respirar. Allí, descubrió un par de zapatos negros justo en su línea de visión. Eran muy familiares. El mismo modelo que compró como regalo de cumpleaños para Isaac el año pasado.

"Padre."

Se podía escuchar una voz amistosa en lo alto, pero Kim San no logró levantar la cabeza por completo. Su cuerpo comenzó a temblar como una ramita y notó que sus ojos habían comenzado a nublarse. 
La gente a su alrededor lo miraba fijamente, pero no le hacían mucho caso. Y abandonado por la indiferencia de todas las personas, San Kim tembló con los brazos todavía cubriendo con fuerza su torso. Entonces, cuando su temblor no se detuvo, Isaac sonrió como un ángel y se arrodilló para poder abrazar a Kim contra su pecho igual a si fuera su bebé. El cuerpo completo de papá se puso muy rígido, pero Isaac igual solo apoyó la barbilla contra su hombro para decir:

"Papá... Debes haberte sentido tan frustrado, mi amor."

La boca de Kim San estaba cerrada como una almeja y no podía abrirse. ¿Cómo lo encontró? ¿Tenía un GPS implantado en el cuerpo? ¿Cómo diablos sabía dónde estaba? La cabeza de Kim San estaba confundida. Deliberadamente no había traído su teléfono y ya que tenía miedo de que le pudieran rastrear, solo tomó su billetera y salió de la casa. Tal vez debió retirar efectivo, pero era su tarjeta de todos modos por lo que no le vio caso.

Kim San escapó de los brazos de su hijo así que, como si supiera su inquietud, Isaac sonrió y puso su mano en el hombro de su padre para mostrarle la pantalla de su teléfono celular. Los ojos de Kim San se abrieron demasiado cuando lo vio: Eran los detalles exactos de la tarjeta que había ocupado y que aparentemente fueron enviados al celular de Isaac en tiempo real. Cuánto pagó en la tienda de conveniencia, cuánto pagó por el taxi e incluso el costo del tren.

"Jajaja, cariño. Esta no es tu tarjeta." Isaac sonrió brillantemente. "Tienes la mía. ¿No lo sabías?"

Kim San sacó la tarjeta de su billetera con manos temblorosas. La tarjeta obviamente debió ser la suya. Tenía la misma forma, y ​​las partes antiguas eran similares. Claro, porque el siempre daba tarjetas de crédito iguales como regalo de navidad. Además, aunque pensó que el nombre de Kim San estaba escrito en él, lo que alcanzaba a leer era "Isaac Kim"

"Cometer errores es humano."

Isaac, quien robó la tarjeta de la mano de Kim San, susurró esto al oído de su padre.

"Vámonos."

"¿Lee Taek?"

Preguntó porque no podía verlo. Isaac sonrió y tomó la mano de papá con fuerza.

"Está en otro lugar. Salió a buscarte sin esperarme."

"Yo no..."

"¿Vas a disculparte?"

El niño, quien preguntó con una linda sonrisa, tomó su mano y la apretó.

"Supongo que lo veremos en la casa."


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