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Una habitación en silencio. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Te amo, papá."

"Te amo, papá."

Su corazón estaba latiendo con mucha fuerza. Fue una simple confesión de amor de parte de sus niños, pero las emociones lo inundaron tanto que estaba suspirando sin darse cuenta.

Kim San levantó los brazos para sostenerlos a los dos y luego, los mantuvo en silencio justo a su lado.  Y sintiendo la temperatura del cuerpo de sus hijos contra su pecho, notó que de repente estaba sonando su teléfono celular. 

De hecho estaba junto a Lee Taek y decía [Choi Hee-seo]

Kim San dejó escapar un suspiro ahogado ante el nombre que arruinó la felicidad que había estado disfrutando hasta ese momento.

Cuando Isaac descubrió la melancolía que había caído sobre el rostro de su padre, sus labios se torcieron inmediatamente. Y en el momento en que estaba a punto de preguntarle a su padre sobre lo qué estaba pasando, Kim San los dejó y se mudó a una pequeña habitación junto a la cocina. Al ver desaparecer su ancha espalda, Isaac se acercó con cautela hasta allí y por supuesto que trató de abrir, pero papá había puesto llave así que ni siquiera se movió. Sin embargo, no pudo evitar acercar la oreja. Podía escuchar la voz de su padre esporádicamente, pero no estaba seguro de lo que estaba diciendo. Lo único que era claro era que estaba muy enojado.

Kim San-eun gritaba mientras hablaba con Choi Hee-seo. Fue porque, tan pronto como le concedió la palabra, lo único que se le ocurrió decir fue:

[Voy a ir a tu casa]

"¿¡Estás loco!?"

[Sí.]
 
Choi Hee-seo, que lo había aceptado como si no fuera la gran cosa, provocó un evidente estallido de ira muy dentro de él. Sin embargo, Kim San-eun estaba preocupado por los niños que había dejado afuera así que se obligó a si mismo a bajar el volumen:

"¿Por qué estás actuando así de repente? Prácticamente hice todo lo que me pediste ¿Qué más quieres?"

Hee-seo Choi, que estaba tarareando una canción, abrió la boca:

[Porque resulta que tengo un gusto enorme por ti y por nuestros pequeños encuentros. Ya te lo había dicho antes. Además, ya lo probamos en el coche, al aire libre, necesitamos algo un poquito más... Íntimo.]

Debido a las palabras terriblemente reveladoras de Choi Hee-seo, Kim San se mostró más perturbado que al inicio:

"Choi Hee-seo, basta."

[¿Por qué haces esa voz? Hasta parece que quieres matarme.]

Luego se echó a reír antes de continuar:

[Bueno, adelante, mátame. Pero buena suerte encargándote de tus hijos sin mi ¿Quién necesita la universidad, no es cierto?]

"Y resulta que todo es por sexo otra vez."

[ Por eso me encantas. Notas todo antes de que diga algo.]

Se quitó el teléfono de la oreja porque no quería escuchar las risitas estúpidas de Choi Hee-seo. El hombre cantó la última canción que sonaba en la radio y, lamentablemente, siempre fue muy bueno en eso así que se escuchaba bastante bonito.

[Bueno, lo que pasa es que voy a casarme en 5 meses.]

"Wow ¿Te casas?"

[Sí. Digo, ahora tenemos 29 años. ¿No es un buen momento para casarnos y sentar cabeza?]

"Es extraño que exista una mujer que quiera casarse contigo".

Cuando San Kim habló con franqueza, Choi Hee-seo se echó a reír otra vez. Después de eso, solo escuchó al hombre decirle al conductor: [Detente aquí] y luego dejó escapar un suspiro bastante somnoliento antes de seguir hablando:

[Si estoy casado, no debería tener una aventura con mi antiguo novio así que, antes de que pase, quiero hacer esto y aquello contigo.]

"¿Qué no ya debería ser suficiente?"

Kim San presionó sus sienes firmemente, porque en realidad estaba bastante cansado de todo esto. Tenían sexo todos los meses, dos veces por semana. El tipo siempre estaba en celo pero, cuando descubrió que San Kim trabajaba a tiempo completo y cuidaba a los niños a la vez, intentó ser lo más considerado posible. O lo que fuera que esa palabra significara para él, al menos.

[Quiero tomar un video de nosotros.]

"… ¿Qué?"

[Ya te lo dije, si duermo contigo después del matrimonio, sería como tener una aventura. No puedo hacer eso, así que tomaré un video de mi niño favorito para ocuparlo cuando esté realmente miserable. ¿Qué piensas?]

Kim San escupió las palabrotas que había aprendido de su hijo:

"Que eres un hijo de perra."

Pero a pesar de esto, Choi Hee-seo resaltó firmemente el punto principal:

[Es un vídeo que solamente yo voy a ver. No lo voy a poner a la venta o en internet, entonces ¿Por qué pareces tan agresivo sobre esto?]

"Porque no me gusta hacer videos y en segundo, porque no confío en ti."

[Jajaja pues ya no te queda de otra. Por cierto ¿Qué le gusta a los niños?]

"¿Por qué?"

[Te dije que quiero verte. Estoy en el complejo de apartamentos justo ahora. En la tiendita que está en la esquina para ser más exactos ¿A los niños les gustan los dulces, no?]

"Vete."

[Eres demasiado frío, cariño. De todos modos, soy el padre de los niños así que tengo algo de derecho.]

Fue extraño escuchar a Choi Hee-seo hablar de manera tan ligera y fresca sobre ser el padre. Además, parecía estar eligiendo dulces durante toda la conversación telefónica que mantenía con Kim San. Escuchó el sonido del lector de código de barras y luego, el ruido de un par de bolsas de botana. Y mientras Kim San contemplaba qué decir y cómo hacer que se detuviera, Choi Hee-seo abrió la boca de nuevo y escupió:

[Quiero conocerlos antes de casarme.]

"Dios."

El Choi Hee-seo que ahora estaba tratando de entrar a la vida de los niños, era ridículo.

[¿Crees que les caiga bien?]

¡Kim San estaba nervioso porque Choi Hee-seo iba a llegar a casa en cualquier momento!

"En serio ¿Por qué estás haciendo esto tan de repente con...? No ¿Sabes qué? Me voy, así que no vengas".

[¿Quieres que te demande y te quite a los niños?]

Ante la palabra "demanda", Kim San mantuvo la boca completamente cerrada. Y cuando lo hizo, entonces Choi Hee-seo dejó escapar una risa similar al sonido de las campanitas de viento.

[Jajaja, tal vez debería hacerlo de verdad. Demandar y llevarme a mis hijos conmigo a mi nueva casa y con mi nueva esposa ¿Quién te apoyaría en la corte? ¿Por qué te darían la custodia a ti, que no tienes padres, ni habilidades, cuando tienen en frente al hombre millonario? Incluso aunque sea un hijo de perra.]

"... Cállate de una vez."

Kim San apretó los dientes y dio un paso para atrás. Si Choi Hee-seo realmente se decidiera a hacerlo, si un día solo quisiera ir a la corte para exigir sus derechos, entonces perdería a sus hijos sin siquiera dar una buena batalla. Y dejar a Isaac y a Lee Taek, por culpa de Choi Hee-seo, era algo que no podía ni imaginarse. Ni siquiera podía creer seguir viviendo sin sus niños. Quería matar a Hee-seo por amenazarlo utilizando a las personas que tanto amaba.

[Solo les voy a dar algunos dulces. No te preocupes.]

"Hee-seo, por favor..."

Hubo una sensación de urgencia en su voz, pero no llegó hasta oídos de Choi Hee-seo porque decidió colgar el teléfono. Además, no había tiempo para pensar en el asunto por qué de verdad vendría a la casa donde también estaban sus niños. 

Kim San abrió la puerta que había cerrado y descubrió que Isaac seguía estando allí, mirándole con una cara absolutamente perpleja. Ahora que lo pensaba, recibió la llamada telefónica mientras hablaba con él.

"¿Papá?"

Isaac tomó la mano de su padre. 

"¿Qué está sucediendo?"

Kim San forzó una sonrisa. Luego, acarició el cabello sedoso del niño con ambas manos y respondió:

"No es nada, mi amor. Isaac, te daré algo de dinero para que vayas con tu hermano al cine ¿Está bien?"

"No entiendo... Son las 5 de la mañana ¿Pasó algo?"

Pero él solo sacó la billetera de su bolsillo trasero y entonces le ofreció una suma bastante grande de dinero. Algo que normalmente no les daría tan fácilmente. Pensó que tenía que hacer que los niños se fueran lo antes posible así que ignoró a Isaac, quien todavía lo estaba mirando como si pensara que había enloquecido, y se acercó a su pequeño Taek, quien aún estaba profundamente dormido. Lo sacudió para despertarlo, pero el niño enterró la cara en la almohada y gimió como un cachorro, sin pensar ni un segundo en levantarse y obedecer. Entonces, sostuvo a Lee Taek entre sus brazos para intentar sacarlo a la fuerza pero el niño resultó ser tan pesado como un costal de piedras. Cuando lo cargó, el niño levantó los brazos y los envolvió alrededor del cuello de Kim San así que Kim dijo su nombre con una voz muy suave:

"Mi amor, Taek... Despierta."

"Um, ¿Por qué?"

El niño se frotó los ojos un par de veces. Tenía los párpados hinchados.

"¿Es por los fideos?"

Los domingos, Kim San hacía los fideos que le gustaban más a los niños. Hacía fideos con salsa de jitomate, fideos con queso y sus fideos especiales con pulpo y mariscos. Los niños estaban bastante ocupados asistiendo al instituto incluso en vacaciones así que Kim San les permitía dormir hasta tarde el fin de semana. Luego, Isaac y Lee Taek se despertaban con el sonido de la licuadora o de los sartenes en la cocina y mirando la espalda de su padre, todavía con cara de sueño, se levantaban lentamente y se iban a comer.

El niño era adorable, pero Kim San igual se forzó a recobrar el sentido:

"Despierta, mi amor. Le di dinero a tu hermano para que salgan un momento".

El niño de repente se quejó con el rostro completamente arrugado:

"No, no quiero salir. Es muy temprano, voy a dormir otro rato. Y luego... Luego voy a comer los fideos que me preparó papá."

"Lee Taek-ah."

Isaac, que estaba bastante alterado por el asunto, se acercó para tomarle de la mano.

"Hermano, ven aquí. Despierta..."

"No quiero..."

"Hermano, maldita sea."

Ante los gemidos de Lee Taek, Isaac de pronto le dio un zape en la cabeza. Fue tan fuerte que incluso hizo ruido. Lee Taek agarró su nuca golpeada, dijo "Auch" y finalmente miró en dirección a su hermano con los ojos bien abiertos. Kim San no dijo nada porque estaba agradecido de que le ayudara tanto con él. 

"¿Qué está...?"

Isaac lo tomó de la mano nuevamente y luego miró como Kim San iba a la habitación para escogerles ropa. Y después de tirar un par de camisetas y dos pantalones prácticamente iguales, Isaac y Lee Taek sucumbieron al momento y simplemente comenzaron a arreglarse sin decir o preguntar absolutamente nada sobre la situación. Kim San-eun quitó el edredón, limpió las mantas y las almohadas y las guardó todas en el clóset y entonces, finalmente escuchó el timbre. Los ojos de Isaac y Lee Taek brillaron como si tuvieran demasiada curiosidad al respecto así que Kim San suspiró y acarició el cabello de los dos.

"Es... Solo es un conocido de papá así que..."

"¡Kim-san!"

Choi Hee-seo no pudo soportarlo y golpeó la puerta con el pie. Era un antiguo apartamento de alquiler, por lo que la insonorización era tan deficiente que Kim-san se apresuró a caminar hacia la entrada, temiendo que otras casas pudieran notar lo que estaba pasando allí. Y cuando quitó la cerradura doble y abrió la puerta, entonces vio a Choi Hee-seo, vestido con ropa bastante bonita. Tenía una chaqueta negra y un semitraje del mismo color que le hacía parecer un hombre rico. Tenía cara de ser mucho más joven de lo que decía porque su cabello, que siempre estaba arreglado con cera, ahora estaba despeinado de un modo un tanto casual. En realidad, a primera vista hasta parecía un estudiante universitario. Realmente se veía igual a los niños cuando estaban de buen humor así que obviamente eso demostraba que sus genes eran más fuertes que los suyos. Kim San bloqueó a los niños con la espalda y miró a Choi Hee-seo, que sonreía con naturalidad, con los ojos un poco más grandes que de costumbre.

"Espera un minuto, los niños ya van a irse".

"¿Qué? ¿Crees que les voy a hacer algo a mis hijos? No seas tan exagerado."

Choi Hee-seo volvió a sonreír, balanceando la bolsa que tenía entre las manos frente a su cara. Era blanca y tenía escrito "Yeun Super" en letras enormes y rojas. Cuando Kim San no lo tomó, Choi Hee-seo tuvo que volver a instarlo a recibirlo.

"¿No crees en mis buenas intenciones?"

"Lo haría si no te conociera."

Kim San susurró esto en voz baja así que Choi Hee-seo se comenzó a reír. Bajó la mano que sostenía la bolsa de dulces y desvió ahora la mirada un momento hasta que sus ojos marrones tocaron a los dos niños, asustados y con la cabeza en su dirección. Era una casa realmente muy pequeña, así que ni siquiera podían esconderse.

"Maldita sea, míralos, realmente mi verga funciona muy bien... ¡Ah!"

Kim San, que estaba escuchando las horribles palabras de Choi Hee-seo, abofeteó ferozmente la mejilla del hombre hasta que él, quien fue tratado así mientras hablaba, pareció honestamente enojado. Luego, Kim San rápidamente agarró a Choi Hee-seo por el cuello y lo estrelló contra la puerta. La verdad era que en términos de fuerza, Kim San tenía bastante ventaja así que Choi Hee-seo tragó saliva.

"Que salvaje, cariño."

Kim San, que miraba el bonito rostro de Choi Hee-seo, abrió los labios suavemente y susurró para que solo él pudiera escuchar:

"No maldigas delante de mis niños".

"Jajaja ¿Fue esa la única razón? Me encanta cuando te ves tan aterrador."

"Te lo advierto, en serio."

Kim San lo soltó y entonces movió su cuerpo en ángulo. Choi Hee-seo empujó deliberadamente los anchos hombros de Kim San y caminó un poco más adentro. Lo primero que vio fue el recibidor conectado a la sala de estar y la sala de estar conectada con la cocina. Tenía un televisor, una cómoda, un armario y una simple percha. Choi Hee-seo endureció su rostro y notó que no había un sofá común. Luego miró las dos habitaciones y el baño y, sin evitarlo, abrió mucho los ojos en ese momento, como si estuviera en estado de shock. Dejó la bolsa en el suelo e inmediatamente se volvió hacia Kim San, que estaba de pie en la puerta principal.

"¿De verdad vives aquí? Maldita sea ¡Es peor de lo que me dijiste! ¿Estás dejando que mis hijos vivan en esta casa de mierda?"

Al escuchar esto, San Kim volvió a levantar la mano y abofeteó a Choi Hee-seo justo en la cara.

"Te dije que cuidaras tu maldita boca frente a los niños".

"... Dios. Relájate."

Al ver esto, Isaac y Lee Taek se estremecieron y endurecieron sus cuerpos. Su papá nunca utilizó la violencia frente a ellos alguna vez así que pareció bastante impactante verlo golpeando a alguien más.

Entonces, Choi Hee-seo, que escapó de las garras de Kim-san, finalmente miró a esos niños que se estaban tomando de la mano. Era como si la imagen de su infancia estuviera allí frente a él y en un molde perfecto. Su piel, blanca como la harina, era tan hermosa que costaba creer que fueran unos adolescentes de tan solo 14 años. Tenían cabello negro, tan profundo que parecía teñido, y grandes ojos marrones claros. Una nariz alta y labios gruesos. Choi Hee-seo, que estaba honestamente sorprendido, sonrió a los niños y se señaló a si mismo.

"Yo soy el padre de los dos."

Finalmente, sucedió lo que temía. 

Kim San cerró la puerta principal, se apoyó contra la pared y suspiró con mucha fuerza. Los niños miraron a Choi Hee-seo con una cara desconcertada y luego vieron a su padre, parado con un rostro completamente en blanco. Varias veces después de eso, observaron a su padre y a Choi Hee-seo alternativamente y luego, los semblantes de los niños lentamente se pusieron pálidos. Querían negarlo, pero parecía que era imposible cuando se parecían tanto.

Kim San miró las expresiones de los niños y caminó lentamente hacia la sala de estar. Recogió todo lo que se había caído y lo puso en manos de los dos para intentar que fueran a la habitación de al lado. Sin embargo, asustado por la situación, Lee Taek se zambulló en los brazos de su padre mientras que Isaac, que todavía no había vuelto en si, agarró la mano de Kim y preguntó con una voz muy temblorosa:

"Papá, esa persona..."

"Te contaré todo en un rato. Lo prometo. Taek, mi amor... ¿Taek?"

Kim San consoló al niño con la mayor amabilidad posible, pero Choi Hee-seo solo se encogió de hombros y sonrió. Recogió la bolsa que había puesto en el suelo y la tendió frente a los niños para que la tomaran.

"Es un gusto."

Pero Isaac y Lee Taek seguían rodeando a su padre como gatos salvajes. Choi Hee-seo inclinó la cabeza con una cara inocente cuando los niños no quisieron recibir los dulces.

"¿Por qué no los toman? ¿No les gustan los dulces?

"... ¿Quién eres?"

Lee Taek, que estaba escondido en los brazos de su padre, levantó la cara y preguntó esto así que Choi Hee-seo, que estaba a punto de reírse, sonrió ante su actitud tan asustada. Miró a Kim San y lo regañó:

"¿Cómo los criaste? Los niños no tienen carácter. Al menos, si son míos, deberían ser valientes."

Kim San miró a Choi Hee-seo como si fuera a matarlo. Choi se encogió de hombros otra vez y puso una brillante sonrisa en un rostro hipócritamente angelical:

"Soy tu papá ¿No ves mi cara o qué?"

"Oye, basta."

Isaac, que todavía estaba congelado, abrazó a su hermano y miró a Choi Hee-seo, comiendo los dulces que aparentemente había comprado para ellos. Fue patético. Un padre biológico que de repente vino de visita a la casa de los hijos que desconocían su existencia y que después de decirles con orgullo quien era, comía elegantemente el regalo que consiguió en una tienda de la esquina. 

Choi Hee-seo frunció el ceño como si sintiera la mirada de Kim San directo en él:

"¿Por qué me pones esa cara?"

"Tú sabes por qué."

Luego, Kim San bajó las rodillas un poquito para poder igualar el nivel de los ojos de los niños. Les sujetó de las manitas y los acarició. La confusión se arremolinaba en su mirada, pero de todas maneras era un hecho evidente que no quería contar mucho sobre este asunto ahora, incluso aunque era algo que necesitaban saber de todos modos. De una manera más normal, cuando todo se calmara, les iba a decir que él era su padre, pero que eran muy jóvenes cuando se embarazó y que finalmente ambos decidieron ir en busca de su propia felicidad.

Kim San besó las mejillas de sus dos hermosos hijos. Choi Hee-seo seguía comiendo dulces.

"Salgan ¿De acuerdo? Papá les dejó dinero, así que compren algo delicioso y vayan a jugar. Pueden ir al cine, al café internet o al museo."

Lee Taek agarró el dobladillo de su padre y preguntó "¿De verdad?" Parecía sentir instintivamente que no podía dejarlo solo. Kim San sintió la ansiedad del niño pero aún así, como si no pasara nada, sonrió tranquilamente y lo animó:

"Tengo... Una charla de adultos. Le di dinero a tu hermano, dile que te dé las mitad."

"Bueno..."

Isaac y Lee Taek salieron de allí con caras completamente en blanco así que la casa quedó en silencio por un instante. Todo lo que podía escuchar, era el sonido de Choi Hee-seo comiendo papas fritas.

"Crunch, crunch"

De hecho se acabó una bolsa entera de papas con sal en muy poco tiempo.

Hee-seo Choi, quien tiró las migajas que estaban en su boca, dobló el sobre a la mitad y lo dejó perfectamente alineado sobre la mesa. Kim San, que se quedó de pie para observar la escena, abrió la boca también:

"¿Tu padre te dijo esto cuando se presentó contigo?"

"No. En realidad fue un poco más cruel."

Choi Hee-seo sonrió con orgullo. Dado que él nació cuando Choi Kang-joo, su padre, tenía 48 años, podía decirse que lo hizo crecer de una manera bastante condescendiente debido a la diferencia tan marcada de edad. Recibo una educación personalizada sobre modales, cocina y religión, pero era terriblemente malo para empatizar con los sentimientos de las personas. No podía encontrar la diferencia entre qué decir y qué no y se sentía como si su edad mental fuera solo la de un niño. Así de mal. 

Hee-seo Choi, quien se comió todos los dulces y se limpió la boca con un pañuelo, finalmente sacó un cigarrillo de su bolsillo y tomó el encendedor para prenderlo. Sin embargo, Kim San, que nunca fumaba en casa, tomó el cigarro y lo arrojó por el aire. Hee-seo Choi, que sabía que el cigarrillo en su mano había desaparecido, pareció ponerse irremediablemente triste.

"¿No fumas en casa?"

"¿Por qué fumaría frente a mis hijos? ¿Para darles cáncer de pulmón?"

"Realmente vives una vida innecesariamente meticulosa".

Choi Hee-seo miró a Kim San con un rostro bastante cansado así que contestó:

"Es algo llamado, ser responsable."

"Es algo llamado ser aburrido".

Choi Hee-seo dejó escapar un extraño resoplido. 

Kim San lo miró un momento y luego se dirigió a la cocina. Sacó el jugo de naranja que los niños bebían todo el tiempo y comenzó a servirlo en dos vasos de cristal. Era jugo de naranja natural con bajo contenido de azúcar así que, aunque era un desperdicio dárselo a Choi Hee-seo, no podía dejarlo así como si nada para parecer maleducado. Hee-seo Choi, que notó el vaso de jugo de naranja, de repente sacó su billetera del bolsillo interior de su chaqueta y le ofreció un montón de dinero en efectivo. Hubo muchos días en que Choi Hee-seo le dio dinero justo de esta manera, por lo que Kim San lo aceptó sin mucha reacción. Contó la cantidad y entrecerró los ojos al ver que era más que de costumbre.

"¿Qué haces con el dinero que te doy? Digo, para vivir en un lugar más pequeño que nuestro salón debes estarlo desperdiciando "

"Esto es lo que tenemos las personas normales."

"O los indigentes".

Choi Hee-seo corrigió fríamente las palabras de Kim San. Kim, que había estado muchas veces metido en la casa de Choi Hee-seo, cerró la boca y se rascó la cabeza. La ciudad natal de Choi Hee-seo era una isla. Y como el capo de la droga más conocido del estado era su padre, la seguridad también parecía muy exhaustiva. Una compañía de seguridad, que no se parecía en nada a la de los soldados rasos, hacía guardia las 24 horas del día incluso aunque lloviera ¿Qué podía decir? Incluso la casa de su perro era enorme y por supuesto, también había residencias privadas para cada uno de los empleados. Pero incluso teniendo eso en cuenta, no parecía muy acogedor porque era un condensado de la sangre, el sudor y las lágrimas de otras personas. Además, aunque pasó su infancia con sus padres en la isla, la educación en el hogar se volvió tan aburrida que Choi Hee-seo vino a la capital en cuanto entró a la escuela secundaria. Y cuando Hee-seo se quedó solo, entonces cometió todo tipo de actos que nunca hubiera hecho estando con sus padres. Claro que había algunas cosas que no podía hacer ni siquiera ahora: "No asesines, no violes, no engañes, no toques a menores." Ese era el credo de su padre y era el suyo también. Hee-seo Choi lo estaba practicando a fondo gracias a que se lo metieron fuertemente en la cabeza desde que era pequeño.

Kim San tragó saliva al recordar al padre de Choi Hee-seo, a quien solo había visto una vez. Era muy fuerte, alto y con un sentido de responsabilidad un poco exagerado.

Tenía miedo de ellos, miedo de que Choi Hee-seo de verdad los demandara y se llevaran a sus bebés. Con una palabra de Choi Hee-seo, incluso si no iban a la corte, Choi Kang-joo y la madre de Choi Hee-seo, Kim Hee-soo, vendrían y los sacarían a la fuerza.

"San Kim. ¿Me estás escuchando?"

"¿Qué?"

Kim San, que se perdió en sus pensamientos por un momento, levantó la cabeza al escuchar el sonido de su nombre. Choi Hee-seo abrió la segunda bolsa de galletas, sacó una con chispas de chocolate y la masticó.

"Te estaba diciendo que quiero que vivas en mi casa. Tú y los niños."

"... ¿Por qué?"

"Carajo ¿Quieres seguir viviendo en este maldito lugar? Si fuera yo, me habría suicidado ya antes de seguir despertando en la misma cama otra noche."

Kim San miró a Choi Hee-seo y asintió.

"Yo también estaba pensando en mudarme."

Hee-seo Choi sonrió y eso a su vez le hizo sentir muy sucio.

"¿Sabes que eres muy raro, ¿Verdad? Cuando alguien te dice que te va a regalar una casa, la tomas y ya."

"Es que sé que vas a pedirme algo con el pretexto de darme una casa."

Hee-seo Choi se palmeó las rodillas ante la palabra "pedir algo" y se rió por tercera vez en el día. Luego se secó las lágrimas de los ojos y se aclaró un poco la garganta. Al verlo haciendo eso, Kim San se dio cuenta de una cosa: Los niños no se veían así cuando se reían. Eran tímidos y mucho más tiernos de lo que él podría ser alguna vez.

"Cuando me case, no voy a necesitar la casa, así que la iba a vender de todos modos. Prefiero dártelo que molestarme en tanto papeleo. Vaya, si hubiera sabido que estabas viviendo como un mendigo te habría dicho que vinieras a vivir a mi casa desde antes ¿Cómo es que siempre estuviste así? Me sofoco. Es como una maldita prisión".

La casa donde vivían Kim San y los niños era del tamaño adecuado para una familia de tres en este país.  Simplemente era demasiado malo para alguien rico.

Choi Hee-seo sacó los documentos para que viera que realmente no era una broma.

Era un papel utilizado para transferir las propiedades de una casa y en realidad, ya estaba escrito todo en la sección de información personal de Choi Hee-seo. Pero cuando revisó, resultó que no era la casa donde vivía Choi Hee-seo, sino una completamente diferente. Esta zona también era famosa por ser de ricos así que no entendía lo que intentaba hacer. Hee-seo Choi dijo, tocando el lugar vacío con su dedo:

"Todo lo que tienes que hacer es firmar aquí. El impuesto será manejado por el contador fiscal."

"¿Por qué estás haciendo esto de repente?"

"Porque me gustas. Porque... Supongo que tenemos una historia juntos."

Kim San se quedó sin palabras ante una razón tan absurda. Hee-seo Choi dobló la bolsa de dulces que se comió, como lo hizo con la de papas, y luego abrió la tercera bolsa de galletas. No parecía cansarse. Incluso sus niños se cansarían de comer tanto y tan seguido. Sin embargo, Choi Hee-seo, de 29 años, se comió tres paquetes de galletas en poco tiempo.

"Has estado comiendo bien mi verga todo este tiempo, es lo de menos".

"Dices que te casas pronto, tienes que empezar a expresarte un poco mejor."

Cuando sus labios suaves y rojos dijeron palabras tan vulgares, Kim San lo miró como si fuera realmente patético. Choi Hee-seo se rió:

"Por supuesto, un hombre debe tratar a su esposa con respeto".

"¿Es bonita?"

Choi Hee-seo asintió ante la pregunta de Kim San.

"Es increíblemente hermosa. Solo de mirarla me dan náuseas."

"... Que horror."

"¿Por qué? ¿Estás celoso? Por supuesto, tú y yo tenemos muchísima más química, San-ah."

Sin embargo, la idea de que este era el final de esta repugnante relación hizo que se emocionara. Era una prostitución que los niños no sabían así que siempre estaba nervioso. Se sintió culpable, como si fuera una puta. Y por eso en parte no quería gastar el dinero y lo ahorró paso a paso. Pero al pensar que era dinero del padre biológico de los niños se consoló.

Kim San-eun miró los documentos que le dio Choi Hee-seo. Todo lo que tenía que hacer era firmar aquí y entonces ese se convertiría en su nuevo hogar. Kim San, que estaba preocupado, fue a su habitación y trajo un bolígrafo, luego miró la cara de Choi Hee-seo y volvió a preguntar:

"¿No estás mintiendo?"

"¿De verdad vas a preguntar eso?"

Choi Hee-seo puso una cara de puro enojo. Como si no le gustara que dudaran de él. Kim San se sentó y completó el papeleo. Escribió la información necesaria en el espacio en blanco y se la entregó sin decir gran cosa. Choi Hee-seo masticó la galleta y la revisó minuciosamente. Dobló los papeles y los metió en el bolsillo interior de su chaqueta, tiró las envolturas de los dulces que había comido y finalmente se quitó la chaqueta. Luego, tomó la mano de San Kim y la llevó a su ingle. Y coññmo era algo que hacían a menudo, San Kim bajó su hebilla con calma y agarró el pene de Choi Hee-seo con todos los dedos. Los ojos de Choi Hee-seo se pusieron brillantes de emoción y luego, incluso se permitió mirar un poco mejor la cara de Kim San:

"Realmente no quiero casarme. Soy jodidamente gay. Es solo que mi padre me lo pide."

Al escuchar las quejas de Choi Hee-seo, San Kim habló:
 
"Todavía te da miedo tu padre, es comprensible."
 
"Si no lo hago, papá no me dará dinero cuando muera."
 
"No creo que tu padre muera fácilmente de todas maneras".
 
Choi Hee-seo gimió ante los comentarios de Kim San. Luego apretó un poco más la mano de Kim San y le susurró al oído:
 
"Entonces tengo que trabajar duro ¿No te parece?"

Kim San tocó suavemente los genitales de Choi Hee-seo hasta que un gemido brotó de su boca. Luego dijo:

"Me estoy muriendo porque me encanta hacerlo contigo."
 
Pero era el típico hijo que escuchaba a su padre obedientemente, por lo que tal vez era real que ya no iba a tocarlo después del matrimonio. Después de todo, los ojos de ese hombre siempre le parecieron aterradores. Choi Kang-joo era viejo, pero no débil.

"Aún así, tu padre te enseñó cosas buenas".

Murmurando descuidadamente, San Kim frunció el ceño al sentir como el semen del hombre comenzaba a salpicarle en la cara. Choi Hee-seo le quitó las manchas con los dedos y lo llevó a sus labios para que San se las empezara a limpiar con la lengua, como de costumbre. Y como si estuviera emocionado por verlo comer su semen, Hee-seo acostó a Kim San en el suelo de modo que Kim miró de inmediato hacia la puerta principal. No sabía cuándo vendrían los niños así que pensó que tenía que cerrar con llave. Pero mientras pensaba sobre como moverse, la cara de Choi Hee-seo se le acercó para comenzar a besarlo así que no pudo hacerlo. Los labios de Hee-seo lo chupaban y lo succionaban así que podía sentir el sabor dulce de las galletas y la sal de las papas. Luego, comenzó a quitar los pantalones de entrenamiento que llevaba Kim San y dirigió los dedos hasta su entrada...
 
"Me…  Me voy a casar pronto, entonces, ¿Puedo hacer lo que yo quiera, verdad? ¿Puedo llegar hasta el final?"
 
"No puedes aquí."
 
"Te di una casa. Creo que esto es lo de menos."
 
Choi Hee-seo gimió justo como un niño. Sin embargo, si hacía esto, tendría un dolor que le impediría caminar y no quería tener que sufrir eso otra vez. Kim San llegó a la única conclusión que le quedaba. Se levantó y se arrodilló frente a Hee-seo así que los ojos del hombre se iluminaron ante la actitud tan repentina y activa de Kim. Pero antes de tragar, Kim San dijo, mirándolo a la cara:
 
"No importa si me das una casa o no... Solo no dejes que tus padres sepan de tus hijos. No digas que vas a demandarme y entonces… Haré lo que quieras."

"¿No crees que pides demasiado?"

"Maldita sea, dijiste que tú y yo tenemos química ¿No? Entonces, al menos haz esto por mi."

Cuando San Kim lo fulminó con la mirada, Choi Hee-seo se rió con más entusiasmo del que pensaba conseguir. Agarró el cabello de Kim y lo juntó a su ingle.

"Chúpame, Kim-san. Y haré lo que quieras."
 
Kim San abrió la boca y se tragó el pene de Choi Hee-seo hasta el fondo. Por supuesto, no era una sensación agradable tener un pene grande y grueso metiéndose en su boca ni menos sentir a la saliva gotear todo el tiempo por entre unos labios que no dejaban de morder. Choi Hee-seo entonces murmuró, mientras jugueteaba con la cara de un agitado Kim San:
 
"De todos modos, mis padres no están interesados ​​porque están ocupados mirando a sus otros nietos en casa. Además, si me caso, entonces finalmente se irán al extranjero y me dejarán en paz. No te preocupes."
 
Kim cerró los ojos y se concentró en acariciar los genitales de Hee-seo. Una mezcla de chillidos y de la firme y voluptuosa voz de Choi Hee-seo dominaron sus oídos.
 
Entonces, la puerta se abrió un poco pero él no pudo escucharla, solo Choi Hee-seo volvió la cabeza en esa dirección. Allí vio a un niño pequeño, con los mismos ojos que él, tomando la manita de otro chiquillo que no dejaba de temblar. Sonrió amablemente  y puso un dedo en su boca para pedirle que guardara silencio.
 
"Chupa más fuerte, cariño".
 
Choi Hee-seo bloqueó deliberadamente los oídos de Kim San y lo hizo tragar más profundo. Kim San hundió la cara en su ingle y tosió de dolor al sentir como se corría dentro de él. Y a medida que la tos de Kim San se hacía más fuerte, la puerta se cerró otra vez.


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