Era un día caluroso de abril, el sol se elevaba sobre aquella bulliciosa ciudad, acariciándole con sus cálidos rayos. Ya serian pasadas las 4:00 p.m. y había mucha circulación en las calles.
Sobre la acera, caminando a la sombra de los sakuras se encontraba un joven de rubia y flamante cabellera, de tez aperlada y ojos rojizos, se desplazaba con una mirada un poco triste, manteniéndola en un blanco sobre que llevaba entre sus manos. Aquello no era mas que una carta; sin arrugas, muy bien presentada.
La razón de su desmotivado animo se debía a que no había sido capaz de entregar aquella carta que el mismo había estado escribiendo durante varios días. Era una carta especial pues era una carta de amor, había escrito y borrado una y otra vez. Este sentimiento tan cálido en su pecho le impulso, pero pensar en un rechazo le estrujaba el corazón y era la razón por la que había desistido de entregarla. Era un viernes, y pensó que seria buena idea entregarla ese día, pues tendría tiempo de hablar y aclarar sus sentimientos con esa persona, sin tener la presión de las taras para el día siguiente. Pero hubo varios contratiempos y cuando finalmente encontró el momento adecuado se hecho para atrás.
-Volverás al cajón… supongo- Soltó en un suspiro para sí. Con lo tanto que se había esforzado en elegir las palabras adecuadas y la mejor de su caligrafía.
Cuando se dispuso a guardarla entre los libros de su mochila y la deslizo, una fuerte brisa le envolvió, revoloteando su cabellera y también, arrebatándole el blanco sobre de entre sus dedos. Cuando se percató de que la carta había salido volando junto con el viento, emprendió carrera tras ella. ¡No! por ningún motivo alguien tenia que leer esa carta, seria terrible que alguien que conoce a ambos la leyera y peor aún, que le contaran sobre ello a quien amaba en secreto. Recorrió algunas 2 cuadras cuando por fin aquel sobre cayo a los pies de un chico que caminaba cerca.
El rubio había apretado el paso cuando vio que la carta casi caía al estanque y cuando vio que aquel chico se había agachado para tomarla, trato de parar en seco, pero se tropezó no sin antes señalarle y gritar - ¡No te atrevas a leer eso! – Para después perder el equilibrio y caer por la borda hacia el estanque que se encontraba debajo a un metro y medio de altura.
El joven que tomo la carta se había quedado sin palabras, no sabía que se suponía debía decir o hacer. Miro desde lo alto del puente el agua que se movía tras el chapuzón.
- ¡Oye! ¿te encuentras bien? – Dijo, pero no hubo respuesta, entonces deprisa hecho aquel sobre en una de las bolsas de su mochila y se quitó los zapatos, dejo estos junto a su mochila en el suelo. Y se apresuro a saltar al agua. Después de sumergirse salió a la superficie a tomar aire. Y casi al instante salió el otro chico rubio – Hey ¿estas bien? ¿te golpeaste? – Preguntaba aun en el agua, estando de pie el agua les llegaba hasta los hombros.
-No… me encuentro bien, gracias – Respondió apenado sin poder mirarle a la cara. Cuando cayó al estanque permaneció dentro del agua pensando en lo que había sucedido y solo pudo concluir que había hecho una tontería, sentía tanta pena que imaginaba aquel desconocido burlándose de él desde arriba del puente. Pero cuando escucho un segundo sonido rompiendo el agua, emergió para ver que sucedía.
-Que bueno que estes bien- Sonrió y le dio unas pequeñas palmadas en el hombro.
-Espera… ¡No me digas que has saltado con la carta! – Seria terrible si se arruinara. La idea paso tan rápido por su mente que le sujeto de los hombros con fuerza.
- ¿Qué? … Ah, no. De hecho, esta arriba, supuse que era algo muy importante como para caer tan imprudentemente al agua – No lo decía con intención de burlarse, pero quizás las palabras que uso no eran las mejores, el rubio lo sintió como un puñal.
-Discúlpame, por mi culpa terminaste empapado también – Soltó el agarre.
-La verdad hace tanto calor que moría por refrescarme un poco – Decía para después reír – Si no hubiese tenido la excusa de saltar detrás de ti, quizás habría saltado por gusto – Continúo riendo hasta que se calmó -Solo es broma. Creo que es mejor salir de aquí antes de que nos regañen – Señalo, se deslizaron entonces entre el agua hasta la orilla. Una vez allí se quedaron sentados, mirando el cielo.
-Mi nombre es Akaza Soyama– Se presento mientras extendía su mano. Ahora que se veían mejor, Akaza tenia un corte de cabello simple, pero con un color muy llamativo, magenta. La forma de sus ojos era afilada y sus pestañas eran abundantes y largas, el color de sus ojos era un dorado brillante. Su piel era de un suave avellana.
-Yo me llamo Kyojuro Rengoku – Estrecho su mano con la del otro joven.
- ¿Vives por aquí? - Este chico quería iniciar una larga conversación al parecer -Oh, ¿vienes de la Academia Kimetsu? ¿Qué grado cursas? – Había deducido esto al ver el uniforme que usaba el rubio.
-Eh, si… Voy en el curso de tercer año -
-Sabes, yo vengo justo de allí. Bueno no es que estudie allí, de hecho, no aun, es decir. Me voy a transferir a esa escuela, hoy vine a dejar unos documentos y a revisar la lista de las materias. Justo acabo de conseguir el uniforme. Además, también voy en tercer año ¿crees que nos toque en el mismo salón? - Kyojuro se sentía un poco abrumado, este chico parecía una persona muy extrovertida, que no daba ni tiempo de responder una pregunta cuando ya te estaba atacando con otra.
-Puede que si- Respondió tímidamente, si este chico iría en el mismo salón rezaba que no se le saliera mencionar lo que acababa de suceder.
-Si es así, me sentiré muy feliz. Jaja la verdad no puedo con los nervios de conocer a mis nuevos compañeros, pero, ahora que estoy contigo me sentiré algo seguro- Sonrió ampliamente -Por cierto, Kyojuro ¿Qué es exactamente ese sobre? – El mencionado sintió un escalofrió – Quizás no deba meter mis narices en lo que no me incumbe, pero tengo cierta curiosidad. Pareces ser un chico sensato y correcto ¿Qué razón habría para lo que acaba de suceder? -
-Bueno… - ¿podría confiar en él? Nada aseguraba que serian compañeros. Pero le inquietaba la curiosidad del muchacho – Si te lo digo… prometes, que no te burlaras de mi… y también, prométeme que no le contaras a nadie sobre esto-
-Seré tan callado como un político en desgracia – Levanto su mano en ademan de juramento.
-Esa carta, es para una persona muy importante… Estoy… estoy enamorado – Decía esto mientras contemplaba la superficie del agua, no era capaz de mirarlo a los ojos, y menos si se trataba de hablar de esto que sentía – El es una persona muy querida, a donde quera que vaya atrae las miradas, tiene una presencia muy fuerte –
- ¿Te gusta porque es una persona popular? ¿te atrae por la misma razón que a los demás? – Había pensado no decir nada y solo escuchar, pero fue inevitable.
-No es eso- Finalmente sus miradas se encontraron – No es solo eso, tenemos una amistad de años, desde que estábamos en preescolar hemos sido muy unidos. La verdad, a principios de secundaria fue una etapa muy difícil para mí, y el me apoyo… Siempre ha estado cuando más lo he necesitado. Es paciente conmigo, y muy amable. Para cuando me di cuenta, estaba muy enamorado de el-
-Comprendo- Era una afirmación corta y directa. Esto hizo que las mejillas de Kyojuro ardieran. Nunca había hablado con alguien acerca de esto que sentía, y menos que lo escucharan tan calmadamente como si fuese un tema de lo más normal.
-Creo que es mejor dejarlo hasta aquí- Giro el rostro.
- ¿Por qué aún no se la entregas? Si es algo muy importante para ti- Insistió
-Pues… veras, no es nada sencillo –
- ¿Qué te lo impide? -
-Yo mismo quizás…- Dijo para sí, pero lo suficientemente alto para que el pelirosa escuchara – Tengo miedo de que me llegue a rechazar y peor aún, que esto pueda afectar para siempre nuestra amistad. Eso significaría que ya no podría estar a su lado incluso como amigo-
-Si es una persona muy amable como dices, y madura, probablemente no desprecie tu amistad. Aunque claro esta que no siempre seremos correspondidos como nos gustaría. Pero sabes, es mejor intentarlo-
-Seguro es fácil para ti decirlo ¿te has enamorado alguna vez? - Sentía molestia que el chico dijera eso tan a la ligera.
-Lo e estado- Respondió casi al instante mientras dirigía su mirada al cielo con una ligera sonrisa – y hubiese deseado tanto que lo supiera… ahora que es imposible- Kyojuro quedo en silencio, muy en el fondo sentía que había tocado algo frágil de forma insensible.
-Lo siento mucho…-
-No te preocupes, aunque quedo en el pasado, es un bello recuerdo-
Pasaron un tiempo conversando, lo suficiente para que su ropa se secara y así subir hasta el lugar de donde habían saltado. Una vez allí, Akaza tomo su mochila y se la hecho al hombro, no sin antes sacar aquella carta. Una vez estuvieron ambos de frente Akaza le extendió el sobre, pero al momento que Kyojuro trato de tomarlo este alzo el brazo, en modo de condición.
-Te lo devolveré, solo si me prometes que se lo entregaras a esa persona. Después de todo ¿qué propósito tiene una carta que no es entregada? –
-Tienes que estar de broma-
-Lo digo muy enserio Kyojuro –
- ¡Que chantajista! esto no es nada agradable-
-Nunca mencione ser una persona amable- Sonrió, añadiendo un guiño – No soy como tu soñado amor- Kyojuro se retorcía de la vergüenza en su interior. Akaza soltó una leve risita y le extendió la carta – Perdóname, soy terrible lo sé- Kyojuro tomo entonces la carta, y una vez en sus manos soltó un suspiro de alivio – Pero si te lo digo, es porque no me gustaría que termines como yo. No quiero que te lamentes después-
-Sin ofender, es muy osado que compares nuestras situaciones, en cierta forma son diferentes ¿no? – Le molestaba que alguien mas le sugiriera que debería de hacer o sentir, lo vivía muy a diario con su padre, y era una situación que lo asfixiaba – Además, no es fácil para mi decir abiertamente lo que pienso, no en esta situación-
-Tienes lindos ojos-
- ¿Eh? - Perdió el hilo de la conversación ¿Qué estaba pasando? Akaza simplemente le dio la espalda, pero su tono de voz en ningún momento vacilo.
-Si me pidieras decir algo que me gusta de ti, aunque no se nada. Esa es mi respuesta, tu “hablas con la mirada”. Espero vernos pronto Kyojuro. Y cuida bien de esa carta, si llegas a caer de nuevo, supongo saltaría tras de ti otra vez– Llevo sus manos a su nuca en una pose despreocupada. Y así emprender el camino.
Kyojuro quedo allí un tiempo quieto y en silencio. ¿o este chico estaba coqueteándole? ¿o era que la personalidad de el era ser coqueto siempre? Estaba muy confundido.
“¿Quién diría que ese primer encuentro fue el inicio de todo un cambio en el tablero? Para que al final ambos terminaran enamorándose.”