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Aoitori (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Señor Kawachi... Usted está en celo ¿No es verdad?"

Kawachi dejó caer el cigarrillo que sostenía entre sus dedos, sin embargo, lo tomó rápidamente y lo dejó en el cenicero como si no pasara nada. Inukai suspiró mientras se sostenía las sienes, quizá debido a su evidente agitación.

"Solía pensar que tu ciclo de calor era ligero, pero ahora es particularmente terrible. Seguro hasta un B puede notar esto."

"... ¿Tú crees?"

Estaba completamente sorprendido por sus palabras.

"Creo... Que siempre he sido el único que nota tus ciclos de celo pero, hoy, las feromonas son más fuertes de lo habitual. ¿Estás tomando un supresor?"

"Maldita sea..."

Kawachi se levantó rápidamente del banquito de la sala de fumadores y corrió a la habitación privada del baño. Sacó el estuche de las píldoras con las manos temblorosas y se tomó entonces otro inhibidor. Este era el segundo del día. Nunca los había tomado en un intervalo tan corto, pero comenzó a decirse a si mismo que todo estaría bien. Incluso si llevaba algo de tiempo, las feromonas seguramente desaparecerían porque ese siempre era el caso.

Mientras estaba sentado en el asiento del inodoro, colocó su frente contra la puerta y... No pudo evitar pensar en Inukai. En Inukai oliendo sus feromonas cuando nadie más podía.

Siempre había pensado que podía ser su destino.

Cuando Inukai se unió a la empresa, hace cinco años, comenzó a notar que olía increíblemente bien a pesar de que estaba en otro departamento. Era dulce y sensual y aunque fuera joven, se sentía como un perfume que combinaba perfectamente con su gusto. Inukai siempre había sido muy popular entre las mujeres y existían, lógicamente, un montón de empleadas que estaban locas por él aunque estuvieran en diferentes secciones. Y cuando estaba hablando con uno de sus compañeros, de un momento a otro decidió abrir la boca para decir:

"Inukai huele demasiado a colonia, se nota inmediatamente cuando comienza a caminar".

El hombre inclinó la cabeza:

"¿Sí?"

"Siempre lleva un perfume muy dulce".

"No lo he notado. Cuando te acercas a él, huele a jabón pero, creo que es todo".

Pensó que era extraño, pero no lo suficiente como para abordar más profundamente en el tema.

Aproximadamente cinco meses después de que se uniera a la empresa, el personal de ventas a cargo de Inukai cometió un error al realizar un pedido importante y masivo así que se hizo completamente responsable de la situación, explicando todo de manera conjunta y solidaria ante Kawachi mientras, por supuesto, también pedía perdón. Al final, el propio jefe, su subordinado, Inukai y Kawachi fueron al hospital de su socio comercial para pedir disculpas. Después de regresar, el jefe lo regañó por separado por segunda vez:

"Fuiste demasiado duro".

Le dijo, sintiendo pena por el hombre al que parecían estar atormentando para que se disculpara ante todos una y otra vez. Sin embargo, contrario al mal humor que pensó que iba a desprender, un dulce olor salió del cuerpo de Inukai, quien estaba sonriendo con una cara bastante limpia:

"No pasa nada, no se preocupe por mi. Más bien, debo decirle queestoy muy agradecido por su consideración. El señor Kawachi había comprobado muchas veces la lista antes y de todos modos decidícambiarlo al final solamente por una corazonada."

Y allí estaba otra vez, pidiendo perdón. No le bastaba con oler rico, sino que a menudo era así de honesto.

Después de eso, cuando se tranquilizó considerablemente y la situación sobre el pedido equivocado dejó de tener fuerza, el hombre se acercó a él solamente para preguntarle: "¿Puedo hablar un poco con usted?"

Podía haber estado preocupado todavía y seguramente por eso estaría pensando en hablarlo con atención para quitar malos entendidos, pero estaba atascado con el trabajo que se había saltado con esa visita empresarial así que intentó dividir el tiempo diciendo:

"Si son solo unos 30 minutos, puedo hacerlo".

Pero aunque pensó que irían a la cafetería de la empresa, Inukai llevó a Kawachi directamente a la azotea. Este lugar se utilizaba básicamente cuando había eventos como, una tarde para beber al aire libre o barbacoas por el fin de semana. Estaba rodeado de vallas altas y a la distancia, se podía ver un grupo de edificios bastante coloridos . Escogió un lugar como este porque no quería que nadie escuchara sus quejas.

"Lo siento... Si de repente escuchas mis palabras y lo encuentras desagradable".

Inukai, de pie frente a Kawachi, tenía las mejillas color rojo brillante. La luz del sol era fuerte, pero no lo suficiente como para que se pusiera así.

"¿Es cierto que el señor Kawachi es un Omega?"

Su corazón se enfrió. Antes ya había informado sobre esto a la empresa. Sus jefes y sus supervisores directos estaban bien enterados y aún así, escucharlo hablar de eso, precisamente a él, se sintió como un tema un tanto delicado. No tenían una relación TAN de confianza como para preguntarle de repente a alguien de otro departamento con quien casi no hablaba, si era un Omega. Pensó, que sería de esos que solo lo dejaban pasar.

"Así es. Soy un Omega."

Y honestamente, se sintió ridículo diciéndolo. Todos sabían que era un A. Y no solamente eso, el mejor A asignado a la sucursal. Es decir, como personal de ventas novato, a menudo cometía un montón de errores estúpidos pero también, tenía las mejores calificaciones del edificio entero. Tanto así que cuando Kawachi se enteró de que se uniría a la empresa, honestamente pensó que aunque el lugar no era precisamente malo, en definitiva podría haber elegido un sitio muchísimo mejor para empezar.

El hombre dijo:

"Me he sentido así desde la primera vez que te vi en esta empresa yobviamente, me he preocupado por esto desde ese entonces. Lo que quiero decir es... Que estoy convencido de que debemos estar juntos. Creo que eres mi "pareja destinada"."

Kawachi, que se quejó con un bufido, dijo de inmediato:

"¿Eh? Perdón pero, eso de la pareja destinada es solo una especie de leyenda urbana".

"No. El destino realmente existe. Siempre he tenido un buen olfato así que puedo conocer que personas son O incluso si no están en celo. Sin embargo, el señor Kawachi tiene un olor agradable que es por completo muy diferente al de los otros Omega que conocí durante todo ese tiempo. Me preguntaba por qué y, cuando comencé a estar cerca de ti, descubrí que posiblemente era porque tenías que estar destinado a mí. No sé... No sé cómo explicarlo. Había un libro que decía que al encontrarlo sentías un olor especial y diferente y pensé... El primer rostro en el que pensé fue en el tuyo."

Se decía que existía una relación llamada "pareja destinada" entre A y O. En el momento en que ellos se conocían, se sentían fuertemente atraídos el uno por el otro independientemente de su sexo o edad. Sin embargo, no existía una forma científica de demostrarlo. Era solo, la subjetividad de cada persona.

"Creo que es un milagro que el señor Kawachi y yo nos conociéramos. La mayoría de los A y O terminan sus vidas sin conocer su destino".

Kawachi estaba sintiendo todo muy agridulce:

"Seré honesto... También pensé que era un poco extraño que Inukai oliera tan dulce. Sin embargo, si fuera realmente el destino, sería terrible que el tuyo fuera un hombre mayor como yo. Lo siento".

"Oh, no te disculpes. No creo que las mujeres sean mejores ni nada de eso. Estoy feliz de saber que mi compañero destinado eres tú ".

Kawachi puso su mano sobre la suya para frenarlo:

"Pero oye, incluso si somos destinados, no tenemos que ser particularmente conscientes de eso. La mayoría de las veces no nos vemos, no hablamos mucho y, la verdad es que no creo ser bueno para un hombre. En realidad, parece que es absolutamente imposible para mí tener hijos o sexo. Ya estoy enamorado de alguien más, y me gustaría casarme con ella."

"¿Ella?"

Inukai guardó silencio durante un rato, pero preguntó:

"¿Y estás bien de esta manera? Solía escuchar a un conocido mío decir que era difícil soportar el ciclo de celo. Y con una mujer..."

"Estoy bien. Mi ciclo es ligero así que puedo trabajar sin descansar si tomo medicamentos. Parece que los O con mi constitución tienen un ciclo que puede desaparecer después de los 35 años."

No se atrevió a hablar de su política de no tener relaciones sexuales con nadie hasta que desapareciera su ciclo porque no quería que supiera que todavía era virgen aunque estaba cerca de cumplir los 40. La cara de Inukai ya no estaba roja sino que, muy por el contrario, se veía bastante pálida.

"Entonces, mientras tanto y hasta que desaparezca, hagamos nuestro mejor esfuerzo juntos. Y... Lamento mucho no poder ser tu destinado."

Inukai negó con la cabeza. "No tienes que decir eso, fue mi culpa por ser tan apresurado." Luego suspiró antes de decir también: "Entonces... Vuelvo al trabajo."

Esa fue la primera vez que tuvo una conversación decente con Inukai. Dado que sus departamentos eran diferentes, normalmente no se encontraban cara a cara aunque, después de todo lo acontecido, fue una sorpresa que Inukai comenzaron a aparecer en la sala de fumadores.

"No pensé que te gustara el tabaco".

Le dijo alguien.

"Fumaba mucho cuando era estudiante. A veces es bueno volver a traer a la luz algunos hábitos."

El cigarrillo que fumaba Inukai era uno de mentol ligero, de los que les gustaba principalmente a las mujeres. Por supuesto que en él todo parecía más que sensual. El hombre había saltado a la cima del récord de ventas en menos de tres años así que, si te ves bien, puedes trabajar, y eres un A, no se podía evitar ser popular y amado. Escuchó hasta rumores de que había clubs de fans no solo dentro de la empresa sino también con socios comerciales. Incluso ahora, cuando las personas escuchaban que Inukai iría a la sala de fumadores, una chica en específico y del mismo departamento, le pedía a Kawachi que le diera su número de parte de ella. Al principio se negó, pero cuando se volvió molesta y comenzó a darle repetidas solicitudes de lo mismo, no tuvo más remedio que llamar a Inukai y darle la nota. Él dijo:

"Estoy tan ocupado con el trabajo que no puedo permitirme pensar en el amor."

Y sí, en realidad parecía de los que participaban en lanzamientos y tertulias sociales dentro del departamento, pero no en fiestas privadas. Y dado que no existían historias sobre sus amoríos o relaciones, lógicamente algunas personas habían pensado en la teoría de que era homosexual. Aunque claro, nada estaba escrito.

Ahora, como Inukai sabía que estaba en un ciclo de celo, podía ser bastante fatídico enfrentarse con él. En el peor de los casos, existía hasta la posibilidad de una violación en grupo dentro de la empresa y pensando esto, comenzó a aferrarse completamente a sus medicamentos y a sus cigarrillos para ocultar el olor de sus feromonas. Pero quizá tomarse el segundo supresor había funcionado porque el calor desapareció de su cuerpo y sus ojos enfocaron muchísimo mejor. Estaba seguro de que ya era un buen momento para abandonar el baño de hombres, aunque seguía estando mareado y con bastante sed.

Antes de regresar a la oficina, cuando se encaminó a la máquina expendedora que estaba en la parte de atrás del pasillo, escuchó a alguien decir:

"¿En serio te vas a casar con el señor Kawachi?"

"Sí, me voy a casar".

Dijo la voz de Serina. Había una chaiselongue en la parte trasera del pasillo, junto a la máquina expendedora. Algo que servía de espacio de descanso entre los trabajadores. Sin embargo, como estaba separada de todo lo demás por un montón de plantas artificiales, era difícil ver a las personas del otro lado a menos que estuvieras muy de frente.

"El señor Kawachi es una buena persona, es amable y cariñoso. También puede trabajar. Hay bastantes niños que dicen que es divertidísimo y..."

"Pero esa persona es O, ¿No es verdad?"

Esa voz no parecía ser la de alguien del departamento de contabilidad donde trabajaba Serina así que probablemente fuera de una sucursal de la sección de negocios.

"Y no importa cuanto trabajo pueda hacer, no va a poder conseguir un ascenso jamás".

"No voy a dejar mi trabajo aunque me case. Y es cierto que el señor Kawachi es O pero dijo que pronto será un B".

La otra voz gritó: "Bueno, eso es mentira. Un O no puede ser B."

"Es enserio. Kawachi no se toma nunca un día libre del trabajo, ni siquiera durante el ciclo de celo. Sus síntomas son muy leves así que me contó que esas personas, cuando tienen más de 35 años, comienzan a dejar de presentar signos de Omega. Entonces, será completamente como un B."

"No sé mucho sobre cosas médicas, pero Serina, piénsalo bien. No importa si se convierte en B, sigue siendo un O en la sangre. Y si ustedes tienen un hijo, hay una media probabilidad de que el niño sea O también. Y si fuera un O, tendría un ciclo de celo y una vida pobre. Imagínate como lo tratarían."

"No digas eso. Es un prejuicio estúpido. Mi madre es O y es muy cercana a mi padre. Mi hermana también es O y está muy feliz después de conocer a su pareja destinada. Quiero decir, incluso va a casarse. El señor Kawachi... No creo que sea un hombre por el que sentir lastima. Es una buena persona, y es amable y trabajador también."

Comenzó a impulsarle la necesidad de saltar y abrazar a Serina, pero simplemente lo aguanto tanto como pudo y salió de allí. Sabía que era una mujer muy comprensiva, pero no pensó que confiaría tanto en él como para defenderlo. Cuando se acabara su ciclo, definitivamente se casarían en un lugar muy, muy lejano y tendrían una familia feliz. Algo que su madre no había logrado cumplir nunca.

Sin embargo, su ciclo de celo, con el que había estado batallando desde que tenía 17, probablemente estaba bastante determinarlo a hacerlo enfermar antes de que pudiera cantar victoria.

Cuando regresó a la oficina, apagó su computadora, empacó su equipaje y al caminar hacia el frente del ascensor, mientras pensaba todavía en lo que tendría que hacer para la semana, su corazón comenzó a latir bastante violentamente. Este evidente cambio en su condición física era parte de su ciclo de calor y por consiguiente, había comenzado a pensar que algo estaba muy, muy mal. Había tomado su medicamento hace unos minutos, pero se preguntaba si el efecto ya había expirado también. Mientras estaba en eso, comenzó a sentir un sudor frío en todo su cuerpo...

"Pin"

Y el ascensor abrió sus puertas. Al mismo tiempo, los tres empleados varones que estaban todavía a bordo fruncieron el ceño todos a la vez y dijeron:

"¿Qué es eso?"

Una persona comenzó a tocarse la nariz.

"Este es el olor a feromonas de un Omega. ¿No?"

Los ojos de las tres personas se habían concentrado en Kawachi, quien era el único que estaba justo al frente. Uno de ellos, un empleado del departamento de ventas de unos cincuenta años, dijo esto:

"¿Eres tú? ¿Estás en celo?"

Pero Kawachi no respondió y en su lugar, corrió directamente al baño. Tomó 3 tabletas del inhibidor y se las tragó todas a la vez. Las feromonas mejoraron visiblemente gracias a ello pero la sensación de hormigueo en la parte baja de su cuerpo no se detuvo nunca. Era como sostener una bomba de tiempo y definitivamente ya no podía considerar esto como un nivel que pudiera manejar por su cuenta. Tenía que ir al hospital ahora mismo, pero también tenía muchísimo miedo de salir de allí. Una persona entró al baño. Podía escuchar su voz. Dos personas.

"Algo apesta bastante por aquí".

Dijo alguien de repente.

"¿Si? Realmente no huelo a nada."

"Está oliendo... A feromonas. Ya sabes, como de un O."

Kawachi jadeó.

"¿No es tu imaginación? Es de sentido común no venir a la oficina durante el ciclo de celo."

Después, justo cuando salieron, Kawachi se dejó caer contra los mosaicos y se fue gateando hasta una pequeña sala de juntas donde tenían unos 8 tatamis dispuestos para las reuniones. El dolor era cada vez peor y todo su cuerpo comenzó a sentirse increíblemente congestionado. Tenía ardor, una respiración superficial, náuseas. Si esto no se quitaba por su cuenta, entonces no tendría más remedio que hacer que viniera una ambulancia especializada por él. Su teléfono todavía estaba en su bolsa pero había uno en la sala de conferencias que podía utilizar. Quería llamar a su asistente y pedirle que lo arreglara. Llamar por ayuda, lo que fuera. El teléfono estaba hasta el otro extremo, sobre una mesa junto a la ventana. Quería llegar tan lejos como le fuera posible pero le temblaban tanto las rodillas que no logró caminar. E Incluso si trataba de gatear correctamente, no podía avanzar porque sus codos no eran lo suficientemente fuertes ahora. Y si no pudiera pedir ayuda, ¿Entonces eso significaba que moriría aquí?

Se horrorizó y gritó "¡Socorro!", Pero solo salió una pequeña voz que más bien, zumbaba como la de un mosquito. Había visto Omegas tener ciclos de celo incontrolables. Sufrían y algunos incluso morían por sobredosis o efectos secundarios. Otros muchos se suicidaban. Era algo que ocasionalmente reportaban en las noticias mientras que él simplemente se preguntaba por qué algo como un ciclo de celo conduciría a un suicidio. Ahora lo entendía bien. Era muy doloroso si el medicamento no funcionaba. Dolía como si su corazón se estuviera apretando cada vez más y entonces, comenzaba incluso a pensar que la muerte estaba a punto de llegar de forma intermitente.

Daba miedo.

Daba muchísimo miedo.

No quiero morir todavía.

No quiero morir.

No quiero morir.

El sonido de golpes en la puerta comenzó a parecer muy desesperado. ¿Había venido alguien? ¡Ayuda! ¡Ayuda! Su boca se había abierto pero no podía hacer una buena voz.

Después de un rato, la madera se arrastró con un fuerte sonido:

"Señor Kawachi, está dentro ¿Verdad?"

Era la voz de Inukai.

"Las feromonas se filtran fuera de la habitación. Es bastante intenso... Ah, ah... ¿Hay algo que pueda hacer?"

"Llama a una ambulancia ahora mismo." Quería decir eso, pero no podía hacer que su voz tuviera fuerza. Fue frustrante así que empezó a golpear el suelo con el puño, pero incluso sus manos estaban tan débiles que no hicieron ruido.

"¿Te vas a desmayar?"

La voz de Inukai se balanceaba con ansiedad, pero Kawachi no podía transmitir nada de lo que sentía. Todo su cuerpo temblaba y su garganta parecía tener fuego.

"Lo siento mucho, voy a acercarme."

La puerta se abrió de par en par e Inukai saltó de inmediato a la sala de conferencias. En ese momento, el olor del hombre irrumpió en sus fosas nasales. Un aroma rico y dulce que se asemejaba al aroma de la miel. Algo que le golpeó la mitad inferior del cuerpo hasta ponerlo todo tenso. Dios ¿Qué era esto? Kawachi estaba frágil al lado de Inukai, que estaba de rodillas con la nariz y la boca cubiertas con un pañuelo:

Le preguntó en voz baja:

"Estás bien, todo va a estar bien. Todavía pareces consciente, me alegro muchísimo por eso. Es mejor llamar a una ambulancia profesional. No te preocupes, respira hondo y yo me pondré en contacto con... Wow, discúlpame. Estoy muy mareado ahora. Aunque la puerta está abierta, la feromona me golpeó y estoy confundido. No, no te acerques. Es mejor quedarnos a esta distancia".

Luego, se escuchó un ruido fuerte y la puerta de la sala de conferencias se cerró. Inukai rápidamente miró hacia la entrada y dejó caer el pañuelo que cubría su boca y nariz. Tan pronto como la habitación quedó bloqueada, el aroma de Inukai llenó los alrededores, también el de Kawachi. Inukai se cerró la boca y la nariz con ambas manos e intentó caminar uno o dos pasos hacia la puerta, pero se detuvo a medio camino y después miró hacia atrás lentamente... Ese rostro no era el que Inukai siempre le había mostrado. La amabilidad se marchó y su respiración se agitó considerablemente. Además de eso, sus ojos estaban brillando como los de una bestia carnívora.

Se acercó.

Daba miedo.

Tenía muchísimo miedo pero sus genitales temblaban en respuesta a su buen olor. Su corazón estaba palpitando con fuerza, congestionado, y sus pulmones parecían a punto de explotar. Tenía una erección... Los ojos de Inukai, que solo él podía ver, estaban pequeños y de un rojo brillante. Esto era malo. Iba a ser violado, podía saberlo por su instinto. Era igual a cuando era un estudiante de secundaria y ese sujeto comenzó a abusar de Yoshino. En la sala de equipos deportivos, ese Alfa tenía la misma mirada que le estaba mostrando ahora Inukai. La escena comenzó a reproducirse en su mente. Yoshino tenía la espada sobre el suelo y las piernas abiertas de par en par.

No me gusta eso.

No me gusta.

Lo odio

No le gustaba esto y por eso quería deshacerse de su ciclo de calor. Cuatro días, solo faltaban cuatro días para que su ciclo desapareciera y pudiera volverse normal. Pero ahora...

"No vengas".

Cuando intentó hablar, solo pudo escuchar una voz completamente asfixiada. Ahora entendía por qué Yoshino del club de judo no había logrado escapar. Ni siquiera importaba cuanto entrenamiento muscular hubiera hecho antes, no podía resistirse estando en este estado. Sin embargo, aún tratando de escapar, se arrastró debajo de la mesita de la sala de conferencias utilizando hasta los músculos de su abdomen.

Ah, era imposible ¡El olor de Inukai lo estaba llenando tanto que realmente pensó que podía morir!

"Hueles delicioso."

Su voz le pegaba justo en los tímpanos y sus manos habían comenzado a colgar de la base de sus pantalones.

"Basta".

Pero sus extremidades no se estaban moviendo correctamente.

Los pantalones se los había bajado junto con la ropa interior así que el aire helado entró en contacto directo con la piel de sus nalgas. Y la sensación de ser acariciado en el medio solo comenzó a ocasionar que los escalofríos y el miedo se incrementaran hasta las alturas.

Iba a ser violado.

No me gusta.

No me gusta.

Alguien ayúdeme.

Había unos dedos calientes y duros en una parte que nunca había tocado. Luego, algo más caliente que lo anterior, empujando dentro de él hasta llegar al fondo.

"Umm..."

Su columna se contrajo ante la fuerte sensación de un cuerpo extraño.

"Ah, ah..."

La asfixia se redujo a la mitad en un instante mientras que una voz, entrecortada y temblorosa, comenzaba a pegarle directo en la oreja:

"Se siente... Demasiado bien. Ah... Te sientes demasiado bien."

Al mismo tiempo que las estocadas parecieron ponerse más violentas, el dolor y la asfixia que estaban subiendo por su corazón parecieron comenzar a desaparecer lentamente. En cambio, algo extraño brotó de la parte perforada y dolorida. No podía entender lo que estaba pasando.

"No." gimió Kawachi. "No me gusta esto."

Cuando sacudió su cuerpo, notando como era perforado de nuevo, sintió que su pene erecto se había vuelto terriblemente sensible y también, que se sentía extrañamente bien al comenzar a frotarlo.

Se sentía bien.

Se sentía terriblemente bien.

"Ah".

Le asustó aquel tono desagradable que solo había escuchado dentro de videos eróticos. Sin embargo, esa era su voz. No la de alguien más.

No me gusta.

No quiero sentirme bien.

No quiero ser violado.

No quiero estar con otro hombre.

"Ah, ah, ah, ah."

Sin embargo, un placer tremendo, como si lo hubiera golpeado una corriente eléctrica, recorrió todo su cuerpo de tal manera que Kawachi comenzó a llorar. Se sentía como si tuviera niebla en la cabeza, igual a si el mundo solo consistiera en las cosas que estaban dentro de él y también, en el cosquilleo de su propio pene.

"Ummm . Um, ¡Ay!"

Quería más, así que comenzó a buscarlo. Sus caderas habían empezado a elevarse, sus piernas se abrieron y la parte que había sido tocada por aquella piel envuelta en fuego, comenzó a punzar. Era... Como si todo su cuerpo estuviera rodando en torno a ese pene.

Quería que lo tocaran más.

Quería que lo frotaran más.

Quería sentirse bien. Muy bien.

"¿¡Qué están haciendo!?"

Alguien hizo un ruido muy fuerte. Una persona, en algún lado o en algún lugar, intentaba interponerse en el camino de su sexo.

Kawachi agarró la mano que estaba en su cintura y la llevó a su entrepierna como si tuviera miedo de que lo apartaran de él. Presionó su mano contra su pene tembloroso y pidió que le diera un poco más, solo... Un poquito más. Colocó una voz dulce que hizo que todos se sintieran increíblemente incómodos.

"No me dejes..."

"...Kawachi, Kawachi ¿Qué te pasa?"

Sintió como si escuchara la voz de Nonaka desde la distancia. Sin embargo, sus caderas se empujaron hacia arriba con fuerza y sus manos se extendieron en su dirección mientras decía:

"Ah, bien, bien, bien. Más, más, MÁS".

Sucesivamente hasta hacer un eco peligroso.

"Aaah. ¡Más!"

El mundo de un solo color se extendió infinitamente, dejándole en un estado
en el que Kawachi dejó de sentirse como si fuera él mismo.


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