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La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

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-Buen día –dijo Harry cuando Draco abrió los ojos encontrándolo junto a su cama mientras le suministraba algo en el suero; Draco exhaló un suspiro y se tocó la frente.

-Potter… me duele la cabeza.

-Estás luchando con la deshidratación, pero la medicina te ayudará, fuera de eso ¿cómo te sientes?

-A pesar de que siento que se me parte la cabeza, mejor.

-Y te ves mejor… fue una mañana muy pesada.

-Creo que saldré de ésta ¿verdad?

-Por supuesto Malfoy ¿acaso lo dudaste? -Draco intentó sonreír pero solo hizo una mueca- Pero aun no hemos terminado, debes dormir y descansar.

Draco asintió y cerró los ojos, pero antes de dejarse llevar por el sueño, musitó:

-Gracias Potty… por cierto ¿cómo está Ralph?

-Creo que más gordo, no soy bueno con las mascotas.

Draco sonrió y finalmente se quedó dormido.

 

 

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            -¿Y sabes dónde está ahora?

            -Ni idea, cuando terminamos trabajaba en San Mungo, no sé si siga ahí; como sea lo mandaré a investigar, lo que si no sé es cómo le haré con el abuelo, es homofóbico hasta el tuétano.

            -Pero hablamos de un intersexual, no es lo mismo ¿no sabes su posición ante el tercer sexo?

            -No, ni idea.

            -Yo creo que en ese aspecto él no está negado, siempre ha dicho que los maricones son pervertidos y aunque ciertamente tú lo eres, los intersexuales han nacido así; no es algo que, asumiendo la mentalidad del viejo, hayan elegido.

            -Es posible.

            -Además Barnett, no estamos hablando de cualquiera de tus aventuras… ciertamente nunca tomaste a Draco en serio, pero a pesar de estar en la ruina y ser un ex mortífago, es un Malfoy… el hijo de Lucius Malfoy, familia caída en desgracia pero sangre pura y de rancio abolengo, incluso está en “Los sagrados veintiocho” y creo que nadie de todos los imbéciles que te has montado vienen de una familia ancestral, mucho menos que sean un sangre pura.

            Barnett no respondió, solo se quedó de nuevo mirando al frente, hasta que con un sobresalto miró de nuevo a Andreas.

            -Hace tiempo, ya tiene mucho, en una navidad en su casa de los Alpes Suizos, acompañé al abuelo a su oficina porque iba a darme la botella con la que haríamos el brindis familiar y mientras la elegía de su cava, vi un retrato en la pared, estaba él con otro viejo, un viejo rubio que sonreía a su lado mientras elevaban una copa.

            -¿Y?... ¿Quién era el viejo?

            -Abraxas Malfoy –respondió sonriendo- no es que me interesara saber quién era el viejo, pero él me vio mirándola y me dijo quien era el hombre, dijo que era un gran amigo que desafortunadamente había muerto de viruela de dragón.

            -¿En serio?

            -Sí, en ese momento no le di más importancia pero ahora que lo pienso con atención, hablaba con afecto del hombre, dijo que tenían los mismos ideales y la misma visión de la vida.

            -El abuelo de Draco.

            -Así es.

            Andreas lo miró por unos instantes para luego negar con la cabeza mientras sonreía.

            -Bastardo suertudo.

            -Si Draco continuó el embarazo ya gané –concluyó sonriendo.

            -Eso en caso de que sea un varón  y de que Draco quiera verte.

            -¿Por qué no habría de quererlo? –dijo levantándose a servirse más alcohol, ya mucho más animado- Prácticamente llegaré a rescatarlo de su patética vida, además no puede privarme de mis derechos como padre.

            -¿Ahora sí tienes derechos?

            -Por supuesto, el hijo que espera es un MacLeod, tengo todo el derecho del mundo a estar presente en su vida.

            -¿Y si él no quiere?

            -Por supuesto que querrá, me amaba con locura, no sabes cómo lloró cuando lo eché del departamento, ciertamente es orgulloso como él solo, pero no tiene a nadie ¿Qué hará con un bebé y viviendo en la miseria?... prácticamente seré como un caballero en brillante armadura cuando me presente ante él destilando amor y arrepentimiento, se hará el interesante unos días y luego estará más que agradecido de que yo haya regresado a rescatarlo.

            -Sí tú lo dices.

            -Es que así es, bueno me voy –exclamo levantándose- debo ocuparme de este asunto cuanto antes.

 

 

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            -La comida que me manda Tobby es deliciosa y las enfermeras no pueden tratarme  mal desde la última vez que las regañaste –dijo Draco cortando el filete de pescado asado que tenía en el plato- pero ya son dos semanas internado, extraño mi cama y mi espacio ¿Cuándo me darán de alta?

            -Ya falta poco –respondió Harry anotando algo en el expediente que estaba colgado en los pies de la cama- por cierto Malfoy ¿a qué fuiste al callejón Diagón ese día?

            -A comprar ropa –dijo pinchando un tomatito y echándoselo a la boca- hay una tienda de segunda mano, la ropa no está tan mal y es barata, ya nada me queda, me compré un par de pantalones, una camiseta y unos calzoncillos, los que tengo ya tienen agujeros.

            -Listo, si todo continúa bien, pronto saldrás.

            -Y Scorpius y Cissy están bien ¿verdad?

            -Perfectos.

            Draco sonrió mientras terminaba su bocado, luego dijo:

            -Gracias Potty, de no ser por ti no lo hubiéramos logrado… te debo tanto.

            -No me debes nada –dijo sonriendo mientras metía las manos en los bolsillos de su bata blanca.

            -Claro que sí… mira, sé que tuvimos un pasado complicado, pero tú no te has dejado guiar por eso y me has tratado con respeto, algo que yo agradezco mucho; mi orgullo aun se resiste –añadió con una pequeña sonrisa- pero no sé qué sería de nosotros si tú no estuvieras aquí.

            -Creo que hemos superado la barrera de los apellidos entonces ¿crees que ya podamos llamarnos por nuestros nombres de pila?

            -¿Quieres que te llame por tu nombre? –preguntó sorprendido.

            -¿Por qué no? –respondió alzándose de hombros.

            -Bueno… me gusta llamarte “Potty” pero creo que puedo acostumbrarme a “Harry”

            -Hombre pues muchas gracias.

            -Gracias a ti… Harry –respondió sonriendo.

 

 

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            A la mañana siguiente, un aroma muy peculiar le instó a abrir los ojos, se desperezó y terminó por despertar al ver su habitación llena de arreglos florales.

            -¡Vaya!... ¿y esto? –murmuró sentándose y mirando a su alrededor.

            -Buenos días –saludó Harry entrando en ese momento.

            -Buenos días… oye, agradezco el detalle pero ¿no crees que es demasiado?

            -¿Hablas de las flores? –preguntó mirando a su alrededor.

            -Sí.

            -Yo no las envié –dijo también con cara de sorprendido.

            Draco miró el florero que estaba más cerca notando una tarjetita, la tomó y la leyó ante la expectativa de Harry.

            -¿Y bien? –preguntó después de unos momentos al verlo quedarse callado sin dejar de ver la notita.

            -Es del innombrable –dijo entonces viéndolo- el innombrable me  envió éstas flores.

            -¿Por qué Voldemort te enviaría flores? –Preguntó el viejo sanador Wilkyns entrando en ese momento- ¿No se supone que está muerto?

            -Ese innombrable no –exclamó sin dejar de mirar a Harry.

            -Bueno… -dijo el viejito tomando la tabla de informes que estaba al pie de la cama- si no hay ninguna complicación, mañana ya te puedes ir a casa.

            -¿En serio? Qué bueno… ya extraño mi cama.

            -Tuviste mucha suerte de ser diagnosticado a tiempo, bueno cualquier cosa el sanador Potter me tendrá informado.

            Cuando el sanador se fue, la sonrisa de Draco desapareció.

            -No entiendo esto –dijo mirando las flores- ¿Qué significa?

            -Ni idea.

            -¿Me habrá visto el día de la inauguración de la nueva sala?

            -Podría ser ¿Qué dice la nota?

            -“Con mis mejores deseos de que te recuperes pronto, con todo mi amor, Barnett”

            -¿Y qué piensas hacer?

            -¿Como de qué?

            -Pues en caso de que aparezca.

            -No lo sé… estoy totalmente desconcertado.

            Harry iba a decir algo más, pero miró su reloj dándose cuenta de que una cita estaba próxima a llegar.

            -Debo irme, cualquier molestia pulsa el botón.

            -Sí, gracias Harry.

            Cuando Harry lo dejó solo, se recostó de nuevo mirando el techo y luego la tarjeta… había sido un impacto total sin siquiera saber cómo sentirse o de plano poder describir que era lo que estaba sintiendo.

 

 

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            Esa noche Harry fue a cenar con los Weasley y mientras cortaba su carne, les conto sobre las flores.

            -¿Quieres decir que el desgraciado mandó flores como si nada hubiese pasado? –Preguntó Ron poniendo más puré de papa en su plato- ¿así, sin más?

            -Sí, pero lo curioso es que la habitación literalmente estaba llena de flores, fácil unos diez arreglos florales, al final los mandamos sacar porque Draco comenzó a estornudar.

            -¿Draco? –Repitió Ron mirándolo- ¿Ya no es Malfoy?

            -Bueno no… creo que ya rompimos esa barrera, ya nos llamamos por nuestros nombres.

            -¿Cuál crees que sea la intención del tipo? –preguntó Hermione.

            -Ni idea, es muy raro que a éstas alturas del partido el fulano se aparezca, la verdad estoy intrigado.

            -¿Y qué dijo Malfoy?

            -Nada, también estaba desconcertado… aunque también creo que está guardándose esos pensamientos para sí mismo… por cierto Ron, mañana lo darán de alta a medio día, yo tengo citas programadas y no puedo cancelarlas ¿crees que tu mamá podría ir a recogerlo y acompañarlo a su casa? No me gusta que no hay nadie pendiente de él.

            -¿El sabe que me estás pidiendo esto?

            -Claro que no, diría  absolutamente que no, pero no quiero dejarlo ir solo y ustedes están ocupados; tu mamá también lo estará claro, pero ella no necesita un permiso para salir de casa –añadió sonriendo.

            -Yo tal vez pueda –dijo entonces Ron haciendo que Harry y Hermione lo miraran dejando de comer- ¿qué?... oigan no es tan raro que yo me ofrezca.

            -Sí lo es Ron, acéptalo –Dijo Harry volviendo a pinchar un trozo de carne.

            -Bueno si, es raro… pero la verdad empatizo con su situación y quiero ayudar, el solo pensar que está solo contra el mundo al cuidado de dos bebés, me hacen querer apoyarlo.

            -Por eso te amo –dijo Hermione dándole un beso en la mejilla.

            -¿A qué hora sale mañana? –pregunto encantado por el beso de su mujer.

            -A medio día.

            -Pero chicos, volviendo al tema y obviando lo mierda que fue el tipo –dijo ella- es muy bueno que haya decidido regresar y hacerse responsable, Malfoy necesita el apoyo, si con un bebé es difícil, imaginen con dos… definitivamente creo que en innombrable al final hizo lo correcto.

            -¿Creen que solo quiera asumir su responsabilidad con sus hijos o que también quiera regresar con Draco? –preguntó Harry.

            -Ni idea –respondio alzándose de hombros- pero ten por seguro que ya nos enteraremos.

 

 

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            -¿Qué hiciste qué? –pregunto Draco sentado al borde de la cama.

            -Sí, no tarda en llegar.

            -¡Pero nunca he interactuado con Weasley más que para darle el saludo el día de la inauguración!

            -Bueno, hoy lo harás más.

            -Pero…

            -Buen día –saludó Ron asomándose por la puerta abierta.

            -Hola Ron, pasa.

            -Buen día co… Weasley.

            -Hola hu… ups… -Ambos hombres se quedaron viendo por unos segundos para luego comenzar a sonreír- Hermione te manda esto –dijo dándole una bolsa de plástico.

            Draco la tomó y vio que dentro había ropa.

            -¡Oh vaya! Pues muchas gracias.

            -Nos vamos para que te cambies –dijo Harry- regresamos en un rato.

            Al cabo de diez minutos regresaron encontrándolo ya vestido y con el cabello recogido en una coleta alta.

            -Estoy listo.

            -Buenos días –dijo alguien desde la puerta haciéndolos girar dejando a los tres hombres callados.

            Barnett MacLeod estaba ahí, sonriendo en todo su esplendor como la fresca mañana.

            -Buenos días –respondió Harry- ¿En qué te puedo ayudar?

            -Hola Harry, que gusto volvernos a ver –respondió entrando y dándoles un apretón de manos a Harry y a Ron para luego mirar a Draco, que se había quedado callado sin moverse de su lugar- vengo por Draco, voy a llevarlo a casa, supe que hoy lo dan de alta.

            -Momento ¿Qué? –dijo Draco frunciendo el ceño.

            -Voy a llevarte a casa, hice que remodelaran el departamento, si antes te gustaba, ahora te va a encantar.

            -¿Estás mal del cerebro?... francamente no sé qué haces aquí, ahora si me disculpas, van a llevarme a casa –dijo comenzando a caminar hacia la puerta.

            Barnett sonrió un tanto incómodo por el evidente rechazo, pero no queriendo pasar como un hombre desairado, fue hasta Draco y lo tomó de los hombros diciendo:

            -Lo sé, lo sé, tenemos mucho de qué hablar, por eso te digo que vayamos a casa, ahí tendremos toda la privacidad que necesitamos.

            Ron vio el rostro de Draco y pudo notar su evidente incomodidad, por lo que dio unos pasos y dijo mientras le ofrecía el brazo:

            -¿Nos vamos? Creo que el sanador dijo que no debes estresarte.

            Barnett miró a Ron y estuvo a punto de decir algo, pero Draco pasó su mano por su brazo soltándose suavemente de su agarre.

            -Sí Weasley, te lo agradezco.

            Barnett pareció pensarlo mejor, así que se hizo a un lado y le sonrió  Ron con toda la “amabilidad” del mundo dejándolos salir.

            -Así que conoces a Draco –dijo Harry cuando quedaron solos en la habitación.

            -Sí, soy el padre de su bebé –respondió Barnett sonriendo- tengo entendido que tú eres su gineco obstetra ¿todo bien con ellos?

            -No puedo darte información, es confidencial.

            -¿Pero yo como el otro padre no tengo derecho a recibir información?

            -No, es confidencial… además tengo entendido que Draco estaba solo en este asunto, al menos eso es lo que noté en estos meses.

            Barnett sonrió entendiendo la indirecta muy directa perfectamente, por lo que solo se alzó de hombros diciendo:

            -Sí, bueno, esto es asunto de dos, nos vemos Harry, que tengas buen día.

            -Adiós.

            Cuando quedó solo, Harry solo se quedó de pie mientras negaba con la cabeza.

 

 

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            -De verdad Weasley, te lo agradezco mucho –dijo Draco dejándose caer en el sofá de su pequeño departamento.- Y lamento haber sido tan confianzudo como para tomarte de brazo.

            -No hay de qué, no te preocupes, por cierto tu vecina nos dejó entrar y llenamos tu despensa.

            -¡Oh! ¿En serio?... vaya, no sé qué decir… -exclamó apenado.

            -También Harry me pidió que trajéramos a Ralph –dijo Ron disimulando muy mal la risa.

            -Ok, dilo ya.

            -¿Una carpa?... ¿en serio?

            -Tú tenías a una rata, además creo que Potty ya te habrá contado que sucedió, soy un digno representante de Greenpeace.

            -Sí, claro.

            Ron entonces se sentó en el sofá que estaba a un lado mientras jugueteaba con sus dedos buscando el mejor modo de decir las cosas.

            -Escucha –dijo entonces mirándolo- tuvimos una historia complicada en la escuela y en la guerra, cada quien hizo elecciones, buenas o malas eso ya no importa, hemos crecido y pensamos distinto y nos damos cuenta de que no vale la pena vivir en el pasado… a Harry, a Hermione y a mí nos ha ido bien, luchamos por ello y estamos felices en lo que podemos; a ti no te ha ido tan bien que digamos  y nosotros queremos apoyarte si es que tú nos dejas.

            -Bueno… eso ya lo había hablado con Harry y ya saltamos esa barrera por decirlo de alguna manera, pero contigo es raro, es decir… no lo sé, solo puedo decir que estoy muy agradecido, sé que aun no hay confianza pero claro que acepto su ayuda y la agradezco… ya no soy el tonto escolapio que conociste.

            -Nadie es como cuando nos conocimos.

            -Sí, puedo darme cuenta de eso.

            -Así que en lo que podamos ayudarte, cuenta con eso.

            -Gracias Ron.

            Ron lo miró y sonrió.

 

 

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            Cuándo anocheció y después de una visita de Becky en la tarde, sintió hambre, así que se levantó ya con algo de dificultad por el tamaño de su vientre y fue hasta la cocina en donde abrió la alacena encontrándola llena de cajas de alimentos y en la mesa una cesta con fruta fresca.

            -Cereal de nueces y avellanas, que rico –dijo sacando una caja.

            Estaba a punto de verter la leche en un plato cuando llamaron a la puerta, se quedó quieto sintiendo su corazón comenzar a bombear alocado, sabía muy bien quién podía ser y no estaba preparado para ese encuentro, pero la persona al otro lado de la puerta parecía dispuesta a quedarse ahí hasta que abriera, por lo que después de un rato, dejó el envase de leche y con paso lento caminó hasta la puerta y la abrió.

            -Hola Draco ¿puedo pasar?

            Draco se quedó de pie sin decir nada, desde que las flores habían aparecido en su habitación, no había dejado de pensar en él, en lo que podría significar y sobre todo, en lo que estaba sintiendo… ¿y qué había sentido?... definitivamente el desconcierto ocupaba el primer lugar, pero luego no había podido detener las volteretas de su estómago al pensar que Barnett le había enviado una nota diciendo “Con todo mi amor” y estaba enfadado consigo mismo por permitirse sentir esa emoción y no cerrarle la puerta en la nariz ahora mismo como lo merecía.

            -Pasa –dijo haciéndose  a un lado.

            Barnett entró mirando el departamento para luego caminar hasta la pequeña sala.

            -¿Puedo sentarme? -Draco cerró y se alzó de hombros por toda respuesta mientras permanecía de pie- ¿tú no vas a sentarte?... ok –dijo recibiendo solo silencio- Te ves bien… y conservaste al bebé –añadió mirándole el vientre- me da gusto que…

            -¿Qué haces aquí? –Interrumpió entonces- ¿qué quieres?... porque si mal no recuerdo, la última vez que nos vimos… si, esa vez en la que me tomaste con fuerza del brazo y me echaste a la calle ¿recuerdas?... Estaba lloviendo y yo no tenía un maldito knut en la bolsa…

            -Draco…

            -Fuiste muy claro al decir que nunca más me volviera a cruzar en tu camino o harías de mi vida un infierno.

            -Sí, lo sé, lo recuerdo.

            -¿Y entonces?... yo he cumplido ¿a qué viene ahora esa escena de mierda de llenar la habitación del hospital con flores?

            -Draco por favor –dijo con gesto serio- déjame hablar.

            -No hay nada de qué hablar, lo que tenías que decir, lo dijiste esa noche lluviosa –respondio girándose a la puerta y abriéndola- así que si me haces favor…

            Barnett se levantó pero no salió por la puerta, lo que hizo fue cerrarla y tomar a Draco por los hombros.

            -Escúchame por favor, solo dame cinco minutos y me iré -Draco suspiró con impaciencia y luego deshaciéndose del toque, fue a sentarse siendo imitado por Barnett quien se sentó en el pequeño y gastado sofá que estaba a lado- Lo que te dije esa noche fue basura… fui una completa mierda y ahora lo sé… lo sé porque desde esa noche intenté olvidarte, intenté olvidar que llevabas en tu vientre a un hijo mío.

            -¿Tuyo?... pero dijiste que seguramente yo le había abierto las piernas al portero y ahora quería endilgarte mi chistecito.

            -Draco me equivoqué –exclamó juntando las palmas y mirándolo suplicante- Me equivoqué como el imbécil de mierda que soy… la verdad estaba asustado, no supe cómo reaccionar y sé muy bien que eso no es excusa, nunca debí decirte esas cosas horribles… pero éstos meses no pude olvidarte por más que lo intenté, la culpa me carcome el alma y quiero que sepas que quiero hacerme responsable de mi hijo y de ti.

            -¿De mí?... yo no necesito nada de ti, estoy bien como puedes ver.

            -Sí, lo veo –dijo mirando a su alrededor omitiendo lo obvio- pero quiero que estés mejor… lo que quiero Draco es que me des otra oportunidad… déjame demostrarte lo arrepentido que estoy.

            -¿Y si no me interesa?

            -El asunto es que no voy a darle la espalda a mi hijo por segunda vez, ya lo defraudé una, no lo haré dos veces.

            -¿Y eso qué significa? –preguntó frunciendo el ceño.

            -Draco, asumiré mi responsabilidad, lo aceptes o no, pero lo que quiero es que también tú estés bien, que vivas bien y tranquilo, quiero cuidarte y darte la atención que merecías en estos meses y no te di, por eso quiero llevarte al departamento –como Draco permanecía en silencio, continuó hablando- Quiero que dejes de trabajar y aceptes mi apoyo.

            -Yo puedo solo.

            -¿Y cuando nazca el bebé, qué?... ¿con quién lo dejarás mientras tú trabajas? ¿Confías lo suficiente en la gente como para dejarlo en manos de un extraño?... ¿cómo sabes que no lo tratarán como “el hijo de un mortífago? –Draco se removió incómodo en su lugar, eso ya lo había pensado desde antes- ¿No te gustaría ser un padre de tiempo completo, cuidarlo tú mismo?... no tendrías que trabajar más, yo me ocuparía de ustedes dos –Draco no dijo nada, solo se cruzó de brazos mientras miraba al frente- Mira… sé que fui un canalla y entiendo tu reticencia a aceptarme, pero si necesitas algo para confiar en mí, pondré el departamento a tu nombre –Draco lo miró sorprendido- necesitas seguridad y yo lo entiendo, entiendo que no puedes confiar en mí de buenas a primeras cuando te defraudé cuando más me necesitabas… pero estoy arrepentido y regresé a tu vida para no irme más, además mi hijo me necesita y ya no lo voy a abandonar.

 

 

 

 

 

 

 

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