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La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

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            Sin necesidad de decir una sola palabra, lo había seguido hasta su estudio, en donde se quedó de pie mientras Allister se servía un whisky.

            -¿Te sentarás o tienes mucha prisa por salir corriendo como es tu costumbre?

            Barnett no dijo nada, solo se cruzó de brazos deseando tomar también un trago de whisky, solo que no se animó a servírselo, deseaba que todo aquello terminara lo antes posible.

            -¿Y bien? –continuó Allister de pie, en su lugar.

            -¿Bien qué, que quieres que te diga?... ¿quieres una explicación, una justificación o una disculpa?

            Allister sonrió en una especie de mueca y luego bebió su trago.

            -¿Es esto lo que te enseñé?

            -No abuelo, no lo fue, todo fue mi elección, en otras palabras no es tu culpa, tu educación fue impecable, no fallaste.

            -¿Querrías de una maldita vez tomar algo en serio y dejar de ser sarcástico? –dijo enojado.

            -No soy sarcástico, estoy siendo claro… ¿Qué quieres que te diga, que fallé, que “esto” no lo hace un MacLeod?... pues sí, la cagué abuelo, hice las cosas muy mal desde un principio, pero lo hecho, hecho está ¿Qué más puedo hacer?

            -Ese siempre ha sido el problema contigo, no te tomas nada en serio, crees que la vida es una maldita broma, eres así desde que eras un niño ¿Por qué no eres como Calem? –Exclamó azotando el vaso de cristal en su escritorio- fueron criados de la misma manera, pero él siempre tuvo muy presente lo que representa nuestro apellido… desde que era un niño fue el mejor de su generación… incluso en la universidad estaba en el cuadro de honor y cumpliendo sus responsabilidades en la empresa, en cambio tú…

            -En cambio yo… -interrumpió con una pequeña y amarga sonrisa- Siempre fui una decepción ¿no es así?

            -No vengas a auto compadecerte  frente a mí Barnett, no te queda.

            Barnett sonrió mientras hacía una mueca y miraba al suelo.

            -Bien –dijo mirando a su abuelo- acepto mis errores, acepto las consecuencias, las que sean… ¿y?... ¿Qué más quieres que diga o haga?... haré lo que tenga que hacer con los niños, no ignoraré mi responsabilidad, recibirán la pensión correspondiente y nunca más me acercaré a Draco ¿algo más?

            -¿Eso es todo Barnett?... ¿no se te ocurre al menos mostrarte arrepentido? ¿Al menos te pesa un poco  el haberme engañado durante tantos años, el hacer de la familia el hazmerreir?

            -¡Ah! Es eso… -dijo entendiendo a donde se encaminaba la conversación- eso es lo que te pesa ¿no?... que todos sepan que el nieto del gran  Allister MacLeod es un marica.

            -¡Cállate!... cállate o no sé que de lo que soy capaz… -exclamó comenzando a manotear- ¿De dónde mierda sacaste esas mañas? ¡Nunca viste nada de eso en esta casa, por algo no me gustaban tus amigos!... no dejas de causarme decepciones y disgustos, Calem nunca hizo algo así, él si entendía lo que era la decencia y el representar con dignidad el apellido de la familia.

            -¡Basta ya de compararme con él! ¿¡Por qué no entiendes que yo soy yo, que no somos iguales?!

            -¡Gracias a Dios que no!... me moriría de vergüenza si también el fuera un…

            -¿Un qué? –Preguntó al verlo quedarse callado- ¿Un marica? -Allister se dio la vuelta enojado incapaz de pronunciar esa palabra- ¿Qué te duele más abuelo?... ¿Lo que hice con Draco o que sea homosexual?

            -¡Cállate! –gritó girándose a verlo furioso- Cállate o no solo te sacaré  del testamento, también soy capaz de repudiarte definitivamente…

            -¿Por lo de Draco o por ser gay? –dijo dando un paso al frente.

            -Barnett…

            -¿Tanto te avergüenza que un MacLeod se la monte con otros tipos?

            Sólo se escuchó el sonido de la mano de Allister estrellándose en el rostro de Barnett, quien simplemente se quedó con la cara ladeada sintiendo su mejilla arder.

            -Regresarás a Escocia, pero no te quedarás en la mansión solo para hacer de las tuyas,   te quedarás en casa de tu tío Arthur hasta que reflexiones las cosas y decidas enderezarte, te verán los mejores medimagos para sanar tu… perversión y no saldrás de ahí hasta que yo lo decida ¿entendiste?

            Barnett guardó silencio unos momentos para luego mirarlo a los ojos.

            -Ya no soy un niño al que puedas enviar a su habitación… así que no iré a Escocia y ningún sanador me verá…

            -Barnett… -dijo entre dientes.

            -Porque yo no estoy enfermo… solo soy… yo –dijo sintiendo sus ojos anegarse de lágrimas muy a su pesar- Nada justifica que sea una mierda de persona, eso ya lo sé y no me voy a excusar… pero estoy cansado de ocultar lo que soy, estoy cansado de sentir vergüenza… de odiarme a mí mismo por no llenar tus expectativas… ¿Qué Calem es mejor que yo? Si, ya lo sé… siempre lo supe… es tu nieto perfecto y está bien… yo solo deseo sentirme libre y poder ser quien soy sin agachar la mirada solo porque soy un MacLeod…

            -Barnett no me hagas perder la paciencia…

            -Lamento no ser como tú quieres que yo sea –dijo con voz ahogada- lamento que me gusten los hombres…

            -Esto es… -masculló negando con la cabeza y dándole la espalda- Al menos tus padres no tuvieron que ver esto -Barnett agachó la cabeza dejando que sus lagrimas escurrieran por su barbilla- Se volverían a morir, esta vez de vergüenza.

            -O tal vez ellos si me aceptarían –dijo dándose la vuelta y saliendo de ahí.

           

 

 

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            Cuando Barnett dejó el estudio y se fue de ahí, Calem suspiró mientras permanecía recargado en la pared con los brazos cruzados a un lado de la puerta del estudio de su abuelo.

 

 

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            Al día siguiente Allister se sorprendió al ver a Ayla levantarse para tomar un baño y poder desayunar en el comedor.

            -¿No quieres que te lo traigan aquí? –preguntó viéndola caminar al baño ayudada por dos elfinas.

            -No querido, ya me siento mucho mejor.

            -¿Estás segura?

            -Sí… con la visita de Barnett sentí que volví a la vida, es un chico tonto cegado por su egoísmo, pero ha reflexionado y será responsable con los niños, él es bueno y se ha dado cuenta de sus errores, ha cambiado y esto lo hará ser mejor persona, ya lo verás.

            Allister se quedó callado mientras miraba a su esposa, quien con una sonrisa en los labios se dirigía al cuarto de baño.

 

 

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            En la tarde, mientras Ayla tomaba té con Draco y Allister estaba fuera, en la oficina, recibió una carta.

            -¡Oh vaya, es de Barnett!

            -¿Quiere que la deje sola para que la lea con comodidad?

            -No seas tonto, igual puedo leerla si estás aquí.

            Draco asintió mientras tomaba un pastelito y mecía el Bambineto donde estaban los bebés, después de un momento en silencio, Ayla le mostró un papel.

            -¿Qué es eso? –preguntó él.

            -Es una carta registrada ante un notario donde Barnett reconoce la paternidad de los niños y esta otra es una carta poder para que podamos registrarlos en su nombre… también dice que un abogado se comunicará contigo para hablar sobre la pensión alimenticia.

            -Oh ya veo –dijo mirando los documentos- ¿y usted está bien? –pregunto al verla quedarse callada.

            -Sí… Yo sé que no está en buenos términos con Allister, lo sé aunque no me lo diga ninguno de los dos; dice que vendrá a verme y que no me preocupe, pero…

            -No se preocupe –dijo tomándola de una mano- él vendrá  a verla.

            -Sé que mi nieto fue nefasto contigo y los niños Draco, pero es mi nieto y lo extraño.

            -Lo sé  y no tiene que disculpase conmigo por eso.

            -Pero sé que no es eso lo que los tiene disgustados, bueno si, esa es una gran parte, pero incluso Allister puede manejar eso; es sobre lo otro…

            -¿Habla sobre la orientación sexual de Barnett?... ¿de verdad es tan malo a sus ojos? –preguntó al verla quedarse callada.

            -De eso no se hablaba en mis tiempos y hablar de eso era prácticamente un tabú… y también compartí el pensamiento de Allister, pero al enterarme de que Barnett era así, yo… de algún modo supe que todas esas creencias estaban equivocadas, es decir… no sé cómo explicarlo pero no veo a mi nieto pervirtiendo niños y tampoco creo que haya sido abusado por alguien cuando era pequeño ni vio cosas así en la familia.

            Draco no pudo evitar sonreír al oír a la anciana, no era raro que tuviera esas creencias.

            -Un homosexual no se hace homosexual por haber sido violado de niño, ni por ver ese tipo de relaciones en la familia, ciertamente hay situaciones fuera de su control que orilla a muchos a confundir su orientación pero son casos muy aparte; tampoco los homosexuales son violadores de niños… de que los hay, los hay por supuesto, pero su orientación no tiene nada que ver… no hay nada malo ni anormal con los homosexuales, es solo que te gustan las personas de tu mismo género ¿es eso tan malo?

            -Pues… es raro y antinatural… bueno, eso siempre lo creí, pero ahora el pensar que Barnett es así… no puedo ver a mi nieto como un raro y antinatural, ni como un pervertido.

            -¿Usted cree que un homosexual elegiría ser homosexual por simple gusto?... ¿no sería más fácil ser hétero y evitarse toda esa mierda discriminatoria?... un gay es gay porque así nació, porque no lo puede evitar, porque es así  y no puede cambiar… imagine que usted tuviese que tener que acostarse con una mujer.

            -Por Merlín Draco, que cosas dices… -exclamó escandalizada.

            -Ande, cierre sus ojos un momento e imagínelo -Ante la insistencia de Draco lo hizo- ¿y bien, fue agradable? –preguntó después de unos segundos.

            -Por Morgana, claro que no.

            -Exactamente, porque usted es heterosexual, ahora dese cuenta que ese rechazo a su mismo sexo lo tiene Barnett por las mujeres y no lo puede evitar, porque así nació, porque simple y sencillamente él es así ¿es tan difícil de entender?

            -Yo lo amo sea como sea.

            -Y eso está bien, pero ¿también aceptará cuando él se enamore de alguien y quiera presentárselo? -Ayla se quedó callada, imaginar a Barnett trayéndole un novio era algo que no había contemplado- Estoy seguro que ama a su nieto a pesar de ser homosexual, pero ese justamente es el problema.

            -No entiendo.

            -No debe amarlo “a pesar” de ser homosexual como si eso fuera un problema y tratarlo como el elefante en la habitación… sino amarlo aceptando que él es así sin pensar en eso como un defecto o enfermedad incurable;  nadie dice “mamá, papá, les anuncio que soy heterosexual”, su orientación se da por hecho como algo natural, pues entonces ¿porqué no es así con la homosexualidad? ¿Tan malo y vergonzoso es que te guste alguien de tu mismo sexo? Al final las personas son personas y ya.

            -Oh mi niño… -exclamó con pesar poniéndose una mano en el pecho- lleva toda su vida ocultando lo que es… dime Draco, si él se portó tan mal contigo ¿Por qué hablas a su favor?

            -No es que yo sea buena persona –dijo sonriendo cansinamente- es solo que ser rechazado por algo que no está en tus manos evitar, es una carga demasiado pesada –concluyó tocando la marca de su antebrazo.

 

 

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            Un par de días después,  registraban a los niños en el Ministerio; Allister, Ayla y Draco salían del registro civil con flamantes partidas de nacimiento.

            -Esto merece una celebración –dijo Ayla cargando a Cissy.

            -Vayan ustedes –respondió Allister- yo tengo cosas que hacer.

            -Vamos querido, hoy oficialmente tenemos a dos MacLeod más en la familia.

            -Lo sé, lo sé, pero no puedo, vayan, nos vemos en la mansión, ahí podremos celebrar con una cena.

            Y dándole un beso a su esposa se fue de ahí.

            -Desde la discusión con Barnett esta de mal humor –dijo Draco caminando a la salida después de colocar a ambos niños en una carreola- Este es un asunto inconcluso.

            -Allister tiene ideas muy arraigadas, esos prejuicios los aprendió desde su niñez.

            -Usted también y no es tan negada a abrir su criterio.

            -Pues no hay quien le gane en ser obstinado, además Barnett se parece en eso a él, ninguno dará su brazo a torcer; aunque ciertamente si Barnett pidiera verlo, Allister seguramente se negaría.

            -No le veo solución a este asunto.

-Por lo pronto dijo que me visitaría mañana, le preguntaré su dirección por si quiero ir a verlo, él me prometió no desaparecerse… bueno, vayamos a almorzar.

-Vamos.

 

 

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            Al día siguiente, tal y como había prometido, Barnett visitó  a su abuela.

            -Al fin los niños son MacLeod –dijo ella caminando del brazo de su nieto por el inmenso jardín- ¿Cuándo vas a conocerlos, no lo deseas?

            -Por ahora no abuela, no lo creo conveniente, por favor no me presiones.

            -¿Pero no los quieres ni un poquito?... Scorpius tiene los ojos verdes iguales a los tuyos.

            Barnett suspiró sin decir nada, no quería verlos, no se sentía preparado y tampoco quería ver a Draco; solo deseaba poner tierra de por medio hasta que llegara el momento indicado.

            -Ya arreglé con el abogado la pensión alimenticia abuela ¿qué más quieres?

            -No todo es dinero Barnett.

            -Lo sé, pero ahora no quiero, por favor no insistas.

            -De acuerdo… hijo ¿Por qué no me das tu dirección? Deseo saber en dónde estás, no pienses que iré de entrometida todos los días, pero me daría mucha tranquilidad saber dónde vives ¿harías eso por mí?

            Barnett sonrió apretándole una mano.

            -Claro abuela, te daré mi dirección.

            -Gracias cariño.

 

 

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            -¿Puedo pasar? –preguntó Draco después de tocar en el estudio de Allister.

            -Claro, pasa y siéntate -Draco entró preguntándose el porqué había sido llamado al estudio del abuelo- Listo… -dijo entregándole una carpeta con el escudo de la familia MacLeod al frente.

            -¿Qué es esto? –preguntó recibiéndola pero sin abrir.

            -Mi regalo… te dije que quería un regalo majestuoso e imponente para mis nietos.

            -Quiere decir… -exclamó sintiendo su corazón comenzar a acelerarse.

            -Sí ¿Por qué no lo abres?

            Draco miró la carpeta de piel y sintiendo sus manos comenzar  a temblar la abrió; dentro estaba el título de propiedad de Malfoy Manor a nombre de sus dos hijos.

            Se quedó sin poder decir nada, solo lo miró y miró de nuevo el documento haciendo sonreír a Allister.

            -¿Qué sucede?

            -Esto es… yo… no tengo palabras…

            -Me doy cuenta.

            -¿Por qué hace esto? –Dijo mirándolo- Podría querer irme a vivir ahí y dejar esta mansión.

            -Lo sé, pero también espero que no lo hagas, Ayla está muy feliz con los niños ahora que… bueno, que Barnett ya no está –respondió poniéndose serio- -Eres joven, sé que con el tiempo querrás rehacer tu vida y es muy ingenuo de nuestra parte esperar que siempre vivas aquí con los niños; de verdad esperaba que formaras un buen matrimonio con él pero bueno… no fue posible; Lo ideal sería que te quedaras aquí por muchos años y los niños se criaran a nuestro lado, pero si algo no soy es ingenuo… estoy habituado a pensar en más allá, así que sé que desearás formar tu propio hogar fuera de aquí y con eso llevarte a mis nietos lejos, pero si lo pensamos bien, Malfoy Manor no está realmente lejos, las chimeneas pueden estar conectadas y Ayla puede ir y venir sin mayor esfuerzo.

            -Y usted también –dijo sonriendo.

            -Y yo también –afirmo sonriendo.

            Draco mantuvo su sonrisa mientras miraba de nuevo el título de propiedad que tenía en sus manos, el viejo Allister le estaba dando una salida para cuando desease su propio hogar, pero una salida en donde aun lo tuviera al alcance de su mano, un lugar que él mismo no quisiese abandonar nunca.

            -Definitivamente su fama de tiburón está totalmente justificada –dijo mirándolo sin perder la sonrisa.

            -¿Tú crees?... hay otra cosa –dijo sacando un habano de una cajita de madera- hice arreglos con el Wizengamot.

            -¿Con el Wizengamot, y para qué?

            -Tus padres, están exiliados ¿no?

            -Sí.

            -O bueno, más bien lo estaban.

            -¿Qué? –exclamó con un hilo de voz.

            Pero Allister se tomo su tiempo en responder en lo que encendía su habano dejándolo con el alma en un hilo.

            -Cuestión de tocar los puntos indicados… levantaron su prohibición, ellos ya pueden entrar a Inglaterra –respondió sacudiendo un fósforo y dejándolo en el cenicero para luego dar una bocanada de humo y recargarse en su sillón de cuero detrás de su escritorio.

            Draco abrió la boca pero volvió a cerrarla, luego la abrió de nuevo pero ninguna palabra salió de ella.

            -Yo… oh por Merlín… -dijo al fin sintiendo un nudo en la garganta- ¿Por qué hace esto? –Añadió con los ojos anegados de lágrimas- Lo de la mansión fue… fue… -dijo con voz ahogada odiándose por ya no poder hablar con claridad- Sé que ama a sus nietos… pero esto es… -Allister le pasó una cajita de pañuelos desechables que tenía a un lado- Gracias…

            -¿Por qué lo hago?... bueno, amo a mis tres nietos con locura, esa es la verdad y el imaginar estar separado de ellos por cuestiones fuera de mi poder sería una tortura, así que imagino lo mismo para tus padres, sobre todo si eres hijo único… ellos no saben de sus nietos según me ha contado Ayla.

            -No, aun no –dijo limpiándose la nariz sin poder dejar de sollozar.

            -Bueno, creo que ya es tiempo ¿no lo crees?

            -Sí…

            -Pero también tengo otro motivo por el cual hago todo esto –dijo dando una profunda calada a su puro haciendo que Draco lo mirara- Abraxas fue un gran amigo… compartimos muy buenos momentos y nos ayudamos mutuamente cuando comenzábamos nuestros negocios, fue una gran pena cuando murió y no hice nada cuando su familia estuvo en aprietos, incluso aproveché que la mansión estaba en venta… no quiero decir que tengo cargo de conciencia porque eso sería aceptar que la tengo, pero creo que la vida me dio la oportunidad de ayudar y esta vez no pude cerrar los ojos, me gustaría pensar que él haría lo mismo por mi familia si la situación fuera inversa.

            -Gracias, gracias… nunca podré pagarle lo que está haciendo por mi familia…  -Allister solo sonrió sin decir nada- Cuándo me enteré de mi embarazo me aterré pensando en lo que sería de mi bebé con un padre como yo, luego supe que eran dos y aunque fui feliz, mi miedo creció… nunca imaginé que la vida tendría tantos regalos para mí y mis niños… gracias… de verdad mucha gracias… -concluyó hablando con trabajo.

            -Bueno… -dijo exhalando un profundo suspiro- el padre de mis bisnietos no está, pero estamos nosotros.

            -Habla de él como si hubiese muerto.

            -Prácticamente lo hizo.

            -Pero…

            -No quiero hablar de eso –dijo con firmeza.

            -Claro… lo entiendo.

            -Y ahora creo que tienes una carta que escribir ¿cierto? –dijo sonriendo.

            Entendiendo que la conversación había terminado, se levantó pero antes de irse, caminó hasta Allister y le dio un abrazo y un beso en la mejilla y luego se fue.

 

 

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            -¿Irás a Nueva York este fin de semana, Harry? –preguntó Hermione mientras Harry jugaba con Hugo en la alfombra de la sala.

            -Sí, mañana me voy temprano, celebraremos nuestro aniversario de cinco meses.

            -Ya son cinco meses ¿no debería haberse mudado ya?

            -Sí, de hecho hablaremos de eso, el casting para su película muggle no funcionó pero tiene más proyectos, pero de hecho son aquí, así que debemos ver lo de su mudanza.

            -Es una lástima lo de la película, pero como dices, aun hay más proyectos, me la saludas.

            -Gracias.

 

 

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            Al día siguiente llegó a las 10:00 am al departamento de Rachel en Nueva York.

            -Hola cariño –saludó al verla salir de su habitación cuando lo escuchó entrar.      

            -Hola amor –respondió besándolo- ¿tuviste buen viaje?

            -Sí, todo bien.

            -¿Quieres un té helado?

            -Claro –dijo dejando la mochila con la que acostumbraba viajar en el sofá- Hubo mucha gente en la estación, fue exasperante, me doy cuenta de que odio a las multitudes.

            Ella no respondió, solo preparaba el té mirando el hielo y vertiendo el agua en modo automático… deseaba tanto continuar esa normalidad, como si nada pasara, pero sabía muy bien que no iba a poder ser así.

            -Gracias –dijo cuando ella le dio el vaso y se sentó frente a él en el suelo, sobre la mullida alfombra cruzando sus piernas en flor de loto.

            -Harry… -exclamo deseando que el tiempo se detuviera, pues después de esas palabras ya nada sería igual.

            -¿Sí? –preguntó dándolo un sorbo a su té.

            -Te amo.

            -Eso lo sé cariño.

            -Y quiero el divorcio.

 

 

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