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La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

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            Esa noche, Ayla entró al despacho de su marido dispuesta a hablar civilizadamente.

            -Allister debemos tratar un asunto importante.

            -¡Vaya! Si te estás dignando hablarme, si que debe ser importante –respondio sin levantar la vista de sus documentos.

            La abuela se sentó frente al escritorio y comenzó.

            -La fiesta de los niños es en una semana ¿estarás presente en la fiesta de tus nietos?

            ¿Acaso a alguien le interesa si estoy o no? –dijo tomando una pluma de águila y comenzando a subrayar líneas de su pergamino.

            -Por favor Allister, es el cumpleaños de los niños ¿no puedes por un día comportarte a la altura?

            -¿A la altura de qué? –Exclamó mirándola- ¿Cuándo a estas alturas ya todos saben lo que es tu nieto?

            -¿Y qué es?  -Allister solo exhaló un suspiro y negando con la cabeza volvió su atención a sus documentos -Allister… -dijo entonces poniendo una mano en el escritorio de madera, intentando acercarse a su marido- por favor querido, es Barnett, lo criamos desde que era un niño, no puedes simplemente borrarlo de tu vida como si nunca hubiera existido, esta fiesta es una bonita celebración de la vida nueva que hay en la familia ¿no puedes celebrar tu también?... no eres el abuelo de Barnett, eres su padre, el padre de ambos, ellos nos ven así ¿acaso no…?

            -Justamente por eso –interrumpió con gesto duro- Yo no sé que hubiera hecho Evander al ver a su hijo comportarse de esta manera tan indigna, pero no es el muchacho que yo crié, así que es mejor que desistas de esta tontería Ayla, basta de querer hacerme aceptar algo que desde un principio dejé muy claro y si no tienes otra cosa que decirme, tengo mucho trabajo.

            Ayla quedó en silencio viendo a su marido seguir trabajando como si ella ya no estuviera, así que sin más se levanto y salió de ahí.

 

 

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            -Barnett ¿Qué harás si el abuelo quiere discutir contigo ese día? –pregunto Draco mientras Barnett ayudaba a bañara a Scorpius.

            -Lo he pensado y obviamente no responderé, no haré un escándalo que arruine la fiesta de los niños.

            -¿Y si pide que te vayas?

            -Me iré, al final de día esta es su casa –respondió alzándose de hombros.

            -Te ves mas resignado.

            -Lo estoy, es decir… obviamente me gustaría que las cosas fueran como antes, pero poco a poco he ido queriéndome; no sé si me explique, si a la gente no le gusta lo que soy, no importa, no están obligados a aceptarme, me basta con no recibir el rechazo de aquel que me ve todos los días en el espejo.

            Draco sonrió y le dio un beso en la mejilla que sorprendió a Barnett.

            -¿Y eso?

            -De este nuevo Barnett si me volvería a enamorar.

            -Tranquilo cariño, que este trasero ya no será para ti –respondio riendo.

            -Por cierto… estoy saliendo con alguien.

            -Con Potter ¿no? –dijo envolviendo a Scorpius en una mullida toalla.

            -¿Cómo lo sabes?

            -Ay es obvio  -respondió rodando los ojos-  hasta un ciego lo vería.

            -¿Y qué opinas?

            -Mmm –dijo alzándose de hombros mientras le secaba el cabello al pequeño- me da igual con quien te encames mientras respete a los niños y como sé que Potter lo hace, pues…

            -Uy pues gracias por la aprobación.

            -De nada… aunque ese cabello y esos ojos… francamente no sé que le viste.

            Draco solo rodo los ojos mientras negaba con la cabeza.

 

 

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            -¿Seguro que llegarás a tiempo? –preguntó Calem vía flú a Barnett- ¿a quién se le ocurre ir a Suiza un día antes de un evento importante? ¡Yo cancelé una junta importante para recibir a la familia desde hoy!

            -Tranquilo hermano, estaré ahí a tiempo, es solo que este cliente es muy quisquilloso, una especie de maniático del orden y la astrología, quería que nos reuniéramos a tal fecha y a tal hora que porqué según las estrellas así se lo indicaban y como sería un magnifico socio, no podía dejar ir la oportunidad.

            -Pues más te vale que traigas tu trasero aquí mañana temprano ¿oíste?

            -Claro, claro, ahí estaré, nos vemos.

 

 

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            En cuando cortó la llamada vía flú, Barnett sonrió viendo los tres flamantes regalos que tenía en la cama de su hotel, listos para ser miniaturizados y guardarlos en su equipaje; era cierto lo del cliente, pero también había aprovechado para ir personalmente por los regalos que había encargado, así que preparó todo para su viaje de regreso a Gran Bretaña y se dispuso a dormir.

 

 

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            Al día siguiente todo comenzó con un bullicioso desayuno en donde al menos treinta personas ya habían llegado desde el día anterior y llegarían al menos doscientas más en el transcurso del día, por lo que todos se vieron muy ocupados saludando a los invitados.

            -Ya son las diez de la mañana –dijo Calem a Garia, quien cargaba al festejado- ¿Dónde demonios esta Barnett?

            -Calma cariño, no tarda en llegar.

            -Dijo que estaría aquí temprano.

            -Todo está en orden, la familia está descansando en el jardín, los elfos de Amanda han repartido refrigerios, están poniéndose al día, incluso la abuela está platicando con ellos y se ve animada, todo está bien, deja de querer controlarlo todo por favor y disfruta; aun faltan muchos invitados y tu ya estás estresado.

            -Sí, sí, es verdad… debo calmarme, aun faltan horas para que la celebración empiece oficialmente.

            -Tonterías, la celebración ha comenzado ya, todos están contentos de verse y ponerse al día… tranquilo cariño, mejor ve a platicar con tus primos, mira te están buscando.

            -¡Calem! –llamaron unos jóvenes a lo lejos.

            -Tienes razón, como siempre –dijo dándole un beso antes de irse con ellos.

            -Lo sé.

 

 

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            El matrimonio Malfoy llegó un poco más tarde y Ayla se dio a la tarea de presentarlos a todos y Draco sonreía al ver a sus padres desenvolverse como peces en el agua, entonces sus ojos se toparon con alguien que permanecía de pie en un extremo del jardín, sonriéndole con las manos en los bolsillos.

            -Blaise… -musitó quedándose paralizado por unos segundos, pero ante la amplia sonrisa de su amigo, terminó por echar a correr hasta él y darle un fuerte abrazo que los hizo trastabillar.

            -¡Blaise! –Exclamó con un nudo en la garganta y con lágrimas en los ojos sin poder evitarlo- ¡oh Blaise!

            Permanecieron unos momentos así, dejándose llevar por el momento, luego se separaron y Draco sonreía mientras se limpiaba las lagrimas de la cara.

            -Por Morgana… Blaise…

            -Draco al fin nos volvemos a ver… -dijo realmente conmovido de ver a su amigo otra vez- pensé… yo realmente llegué a pensar que nunca más te volvería a ver.

            -Lo siento tanto Blaise, tuve que hacerlo –respondió guiándolo a un espacio más alejado para conversar- tu madre me dijo que te haría daño sino me alejaba, te lo conté todo en la carta.

            -Lo imaginaba, pero ella lo negaba con tanta vehemencia que terminé creyéndolo, solo hasta que recibí tu carta lo supe… oh Draco, me alegra tanto que estés bien.

            -Tenemos tanto que platicar.

            -Lo sé.

            -Tenemos tiempo… por fin tenemos tiempo.

 

 

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            Cuando Harry llegó  a la mansión MacLeod, no pudo evitar sentirse intimidado.

            -Vamos Harry ¿Dónde está ese valor Griffindor? –exclamó Ron con Rose en brazos mientras Hermione tomaba de la manita a Hugo.

            -No ayuda el que me haya afeitado la barba, me siento expuesto.

            -Pero ya querías un cambio de imagen ¿no?

            -Será la primera vez que vea a los Malfoy desde su juicio.

            -¿Y eso qué? –Dijo Hermione- ya todo es pasado, levanta la cara, yergue el pecho y adelante.

            Harry prácticamente chocó los talones y se irguió siguiendo las indicaciones de Hermione; después un elfo los guió al interior de la mansión donde  los recibió Garia.

            -Bienvenidos, están en su casa, son invitados de Draco ¿verdad?

            -Sí –dijo Hermione sonriente.

            -Draco está con un amigo que no había visto en años, si quieren seguirme los acomodaré en un lugar cómodo, hay elfos y elfinas especializados en el cuidado de niños para su seguridad, pues hay muchos juegos en los que…

            -¡Yo quiero, yo quiero! –exclamó Hugo soltándose de Hermione y echando a correr a los juegos inflables que había en una zona del jardín.

            -¡Hugo no corras!

            -Hay mas juegos aparte de esos –dijo Garia riendo al ver que Rose se revolvía en brazos de Ron para alcanzar a su hermano- Todos acorde a su edad.

            Ron no tuvo más remedio que ir a alcanzar a su esposa mientras Garia llevaba a Harry a una especie de carpa donde había un cómodo sofá circular con una mesita al  centro donde había varios refrigerios.

            -Ven, ya nos alcanzarán, hay servicio para cuidar a los niños y que los adultos puedan divertirse.

            -Gracias.

            Llegaron y Harry sacó su monedero de dónde sacó un paquetito que volvió a su tamaño natural con su varita.

            -Traje un pequeño obsequio, espero que a Evander le guste.

            -Eres muy amable –respondió recibiéndolo mientras se sentaba junto  a él- mi esposo está con unos familiares que no ha visto en un tiempo, pero en un rato vendrá a saludarlos.

            -Esta bien, no hay prisa, de eso se tratan las celebraciones, de reconectar con los que están lejos.

            -¡Uff que niños! –dijo Hermione regresando junto con Ron.

            -¿Todo bien?

            -Sí, el servicio de elfos estar magnifico, nunca los dejo solos en los juegos pero hay un elfo designado  a cada niño.

            -Sí, sabíamos que vendrían con muchos niños y debemos asegurarnos de que todos se  diviertan y al mismo tiempo estén seguros.

            -Trajimos algo, espero que a tu pequeño le guste –dijo Ron sacando y agrandando los regalos.

            -Qué lindos, muchas gracias.

            Pasaron un rato más conversando hasta que Garia dijo mirando a Harry:

            -Lo siento, no puedo evitarlo, me recuerdas a alguien.

            Ron y Hermione se miraron al mismo tiempo y se sonrieron entre sí para luego tomar un sorbo de su bebida.

            -¿A quién será? –preguntó Harry para luego quitarse las gafas y aplicarles un sencillo hechizo de limpieza, solo entonces Garia se le quedó mirando fijo y dijo:

            -Oh cielos, ya vi a quien.

            -¿A quién?

            -Amm no lo conoces.

            -¡Hola, que bueno que vinieron! –Saludó Draco llegando junto con Blaise- te afeitaste –susurró después de darle un beso.

            -Te lo dije ayer ¿no te gusta?

            -Me gustas de todos modos, además tienes la cara suavecita como trasero de bebé y créeme que sé de eso –Harry sonrió por toda respuesta, para luego darle la mano a Blaise.

            -Hola Zabini.

            -Potter…

            Entregaron los demás regalos y se pusieron a conversar limando asperezas y recordando viejos tiempos de escuela; después de un rato Draco jaló a Harry aparte diciéndole:

            -Ya sabes lo que sigue ¿no?

            -Por Dios Draco, ya nos la montamos quien sabe cuántas veces ¿y aun  quieres que vea a tus padres?

            -Y a la abuela también.

            -Y a la abuela también –repitió rodando los ojos.

            Sin más remedio fue hasta el lugar donde los Malfoy conversaban con otras personas.

            -Papá, mamá, Harry quiere saludarlos.

            -Buen día señores Malfoy –saludó poniendo su mejor cara.

            -Buen día Potter –respondio Lucius con elegancia mientras Narcisa le sonreía y asentía con la cabeza.

            -¿Eres Harry Potter? –preguntó un hombre que estaba sentado en el pequeño grupo que estaba ahí.

            -Sí señor, a sus órdenes.

            -¡Vaya, es un honor! –exclamó levantándose y dándole la mano a Harry- Señor Malfoy, no mencionó que conocía al gran héroe de guerra Harry Potter.

            -Sí bueno, es pareja de mi hijo señor Blake, así que yo creo que lo verá más seguido.

            -¡Oh! ¿En serio? ¡Vaya que gusto!

            Draco y Harry se sorprendieron al ver a Lucius anunciar prácticamente su relación a los demás, pero supieron disimular y Draco sonriendo y pellizcándole un costado, lo instó a sentarse junto a ellos e integrarse a la plática.

 

 

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            -¿Irás a hablar con él? –preguntó Calem a su abuela.

            -Sí, quiero darle otra oportunidad, está perdiéndose una celebración maravillosa y todos están preguntando por él.

            -Y por Barnett… voy a estrangularlo en cuanto llegue ¡ya es medio día y ni sus luces!

            -¿Seguro está bien, hijo? Ya me está preocupando.

            -No te preocupes abuela, ya sabes cómo es de despistado… ¡Andreas, por fin llegas! –Exclamó al ver a su primo acercarse a ellos- ¿sabes dónde está Barnett?

            -Ayer estaba en Suiza ¿no? pero dijo que hoy estaría aquí temprano.

            -Sí pero no ha llegado.

            -El es así, seguro no tarda –exclamó intentando quitarle hierro al asunto percibiendo el ambiente cargado de aprensión- tranquila abuela.

            Ayla solo suspiro profundamente sonriéndole mientras  asentía y miraba a las personas que ajenas a su preocupación, se divertían con las bebidas y bocadillos.

            -Bueno, voy a hablar con tu abuelo, deséame suerte.

 

 

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            Ayla fue al despacho de Allister y entró sin siquiera tocar, lo encontró sentado en su sillón de cuero, fumando un puro y bebiendo una copa mientras leía un libro.

            -Allister…

            -No he ido a importunar, espero que no vengas a reclamarme nada –dijo sin dejar  de ver el libro.

            Ayla jaló una silla y se sentó frente a él.

            -Querido, por favor… Barnett quedó a nuestro cuidado cuando Evander se fue, nuestro deber de padres es amarlo en las buenas y en las malas ¿de verdad vas a defraudar a Evander y a Lisa?

            -El es quien defrauda la memoria de Evander y Lisa… -dijo mirándola- Por favor Ayla, respeta mi decisión, Barnett está muerto para mí y si no he protestado por esta estúpida fiesta, es porque es de mis tres bisnietos, agradezcan que no lo mando sacar de la mansión.

            -No podrías aunque quisieras –exclamó harta mientras se ponía de pie- recuerda que también esta es mi casa.

            Y sin  más se fue dándose cuenta de que era inútil seguir esa conversación con él.

 

 

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            -¿Por qué no llega? –Exclamó Calem jugueteando nerviosamente con un removedor de coctel mientras miraba la entrada de la mansión que daba al jardín.

            -Tranquilo cariño, ya no ha de tardar –respondió Garia sin saber que más decir para tranquilizar a su esposo.

            -Son las dos de la tarde Garia, ya tendría que estar aquí.

            -Calem hijo ¿Por qué no llega tu hermano? –preguntó Ayla llegando en ese momento acompañada de Draco.

            -No lo sé abuela, algo debió entretenerlo, ya sabes cómo es –dijo con una sonrisa.

            -No Calem, algo ha pasado, tengo un mal presentimiento, él nunca faltaría a la fiesta de los niños.

            -Los contratiempos nunca faltan, ya verá que en cualquier momento está aquí –intervino Draco sonriendo pero también ya con la aprensión estrujándole el estómago.

            En eso un elfo se apareció a un lado de Calem.

            -Amo, tiene una llamada en su oficina.

            -¿Ya lo ven? seguro es ese cabeza de chorlito con alguna excusa, vuelvo en seguida.

            Pero la sonrisa se esfumó en cuanto se perdió de vista de su abuela y prácticamente corrió a su oficina.

 

 

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            -Voy a decirle un par de cosas cuando llegue –dijo Ayla- no está bien matarme así de la preocupación.

            -Tranquila abuela, todos están disfrutando la fiesta, cuando él llegue deja la pelea para después –dijo Andreas.

            Pero sus intentos de tranquilizarla se esfumaron cuando vieron aparecer a Calem mas pálido que un muerto.

            -¿Qué sucede? –preguntó Ayla poniéndose una mano en el pecho- Calem ¿Qué sucede? -Calem abrió la boca pero volvió a cerrarla mientras se pasaba la lengua por los labios- ¡Habla por el amor de Dios! –gritó haciendo que varios de los invitados voltearan a verla.

            -Abuela… él tuvo un accidente.

 

 

 

 

 

 

 

 

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