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La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

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            -¿Y bien? –preguntó Harry viendo a Draco parado a media sala de Grimauld Place.

            -Definitivamente necesita una renovación –respondió mirando todo con ojo crítico.

            -Hace años la renové con ayuda de una agencia especializada, ya sabes, por lo del tapiz encantado de la tipa Walburga, ya sabes, sigue ahí pero sellada; luego Rachel hizo algunos cambios aquí y allá, pensaba renovarla por completo cuando se mudara a tiempo completo… fuera de eso solo me he ocupado de mantenerla limpia, pero creo que hay que hacer muchos cambios, adecuar las habitaciones de los niños y esas cosas.

            -Además de que tienes un gusto horrible si me permites decirlo… antes no lo decía por no parecer un desagradecido, pero tu casa es un tanto oscura, necesita un toque hogareño y moderno al mismo tiempo.

            -¿Y cómo se hará eso?

            -Contrataremos una agencia de decoración por supuesto.

            -¿Es necesario? No me gusta gente extraña husmeando por aquí y por allá.

            -Y yo entiendo tu reticencia siendo quien eres –dijo pasándole los brazos por los hombros- pero Grimauld Place es a fin de cuentas una casa ancestral y como tal, merece un cuidado especial, puede parecer que no, pero es una casa muy grande, necesitamos ayuda, no es cosa solo de pintar un pared aquí y allá.

            -Mmm pues sí, eso es cierto –respondió como no queriendo la cosa mientras lo abrazaba por la cintura.

            -Además no estarán solos, yo estaré aquí supervisando todo, podrás irte a trabajar con la absoluta certeza de que nadie se robará los calzones del niño que vivió para subastarlos en algún enfermo grupo de admiradores.

            -Eso espero, no me siento cómodo con gente extraña en lo que se supone es mi refugio.

            -Tranquilo cariño, deja que yo me ocupe de todo.

            Harry sonrió y le dio un beso en los labios.

 

 

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            Pasado un mes, la casa literalmente parecía otra.

            -¡Es maravillosa! –Exclamó  Hermione atónita  parada a media sala junto con Ron y los niños- Draco hiciste un trabajo excelente.

            -Lo sé, la agencia lo hizo pero todo bajo mis sugerencias, así que no rechazaré el mérito.

            -¿Podemos ver las habitaciones de los niños?

            -Claro, aunque por ahora es una sola, no quiero separarlos cuando estén aquí hasta que ellos mismos quieran su propio espacio.

            -Entiendo eso, vamos.

            El y ella se alejaron con los niños mientras Harry Y Ron permanecían en la sala destapando una cerveza.

            -¿Qué? –preguntó Harry al verlo sonreír.

            -Nada.

            -¿Cómo nada?

            -Bueno Harry, te ves distinto a cuando preparabas tu primera boda; es decir, no dudo que amaras a Rachel, pero ahora se te ve emocionado por tu futuro, por lo que vas a formar junto con Draco.

            Harry suspiró y luego le dio un largo sorbo a su cerveza.

            -Bueno… -dijo tumbado en el sillón sin dejar de ver la lata en su mano- Sí, me emociona la familia que formaremos… hemos hablado y pensamos comenzar a tener bebés en un par de años, en lo que él estudia y los niños crecen un poco –luego miró a Ron y sonrió.

            -¿Bebés?

            -Quiero más de uno –exclamó riendo- ya sé que no es como echarle crema a un pan y ya, que será Draco quien los parirá y eso es un gran trabajo, pero él está de acuerdo, quiere una familia grande y bueno… no se lo digas, júrame que nunca se lo dirás.

            -¿Qué cosa? –pregunto intrigado.

            -Primero júralo Ron.

            -Lo juro –exclamó rodando los ojos.

            -El quiere tener una familia como la tuya.

            -¿Como la mía?

            -Sí, pero me refiero a la de tus padres, dice que en parte era malo contigo en el colegio porque envidiaba a tu familia.

            -¿Qué, es broma? –exclamó sonriendo incrédulo.

            -No, no lo es… es hijo único y se sentía solo y créeme que yo lo entiendo; así que queremos muchos bebés y estamos dispuestos a trabajar en ello.

            -No lo dudo ni tantito –respondió alzando ambas cejas antes de darle otro trago a su cerveza.

 

 

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            -¿Una despedida de soltero? –dijo Draco tomando té con Garia y Hermione días después de la mansión MacLeod.

            -¡Sí, sería divertido! –exclamó Garia.

            -Nosotras nos ocupamos de todo, tú no tendrías que hacer nada, solo asistir –dijo Hermione endulzando su té.

            -Pero… no lo sé.

            -¿Por qué? –Preguntó Garia.

            -Por lo que entiendo sería una despedida de “soltera” porqué serían solo ustedes, alguna amiga que inviten y yo, pero yo no soy una mujer… chicas, puedo parir pero no me siento una mujer, es decir… soy ambos, pero por fuera soy un varón, bueno también por dentro, pero me gusta ser un varón… no quiero decepcionarlas pero no me sentiría muy cómodo que digamos en una fiesta de chicas.

            -Bueno, eso es cierto –dijo Hermione con desánimo- no se trata de hacerte sufrir en una fiesta.

            -Tampoco es como que vaya a sufrir –exclamó riendo.

            -No pero tampoco se trata de estar incómodo –dijo Garia- ¿podemos cambiarlo por una salida de compras?

            -¡Sí! –exclamaron Draco y Hermione al unísono.

 

 

 

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            -Sigo diciendo que la túnica es mejor –dijo Ron junto con Neville en una boutique con Harry viéndose al espejo mientras se medía un traje de corte muggle color gris Oxford.

            -No quiero parecer el típico mago anticuado –intervino Neville- pero la túnica que te probaste antes se te veía muy bien.

            -Pues sí, definitivamente parecen dos típicos magos anticuados –exclamó Harry viendo como se le veía el trasero en el enorme espejo de cuerpo completo mientras un mago muy amable lo asistía en su compra.

            -Podemos combinarlo con una camisa color lavanda en lugar de la blanca –dijo el señor acercándole una camisa de ese color.

            -Se ve bien, voy a cambiarme –respondió tomando la camisa y yendo al probador.

            -También le llevaré una corbata que le irá muy bien.

            Cuando se quedaron solos, Neville preguntó:

            -¿En serio parecemos dos magos anticuados?

            -No lo creo… es decir… no, no lo creo.

 

 

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            -¿Por qué no un traje de corte muggle? –preguntó Blaise viendo a Draco probarse una túnica frente a un espejo- o un smoking, se ven muy bien.

            -Mmm no, me gustan las túnicas, obviamente no como las que usaba Dumbledore, no por Dios, eran un atentado a los ojos, pero yo si tengo muy buen gusto, heredado de mi padre… mira este pantalón, tiene muy bien corte y combinado con esta túnica queda muy bien.

            -Y la prenda interior es de cuello alto, es brocado Olvera Burdeos en oro, pero también hay en plata y  puede adornarla con un fistol ¿desea ver algunos para ver como se ve? –pregunto el vendedor solícito.

            -Sí por favor, además cambie la camisa con hilos de plata, me gusta más que el dorado.

            -Por supuesto.

            -Pues sí, me gusta el color púrpura –dijo Blaise tocando el hombro de Draco y viéndolo con ojo crítico.

            -Aquí tiene –dijo el vendedor regresando con una nueva camisa que Draco tomó para cambiarse.

            -Sí, definitivamente así es mucho mejor –exclamó Blaise viéndolo cinco minutos después- el contraste es mejor con hilos plata.

            -Y con este detalle la imagen es perfecta –dijo el vendedor colocándole un broche de diamante en el cuello.

            -Mi padre tiene innumerables broches que ha ido recuperando, eran parte de su herencia familiar y son elegantes y hermosos, le pediré uno.

            Draco dio varias vueltas mas frente al espejo sonriendo satisfecho.

            -¿Este es? –pregunto Blaise sonriendo.

            -Sí, no cabe duda que soy hermoso.

            -Entonces nos encargaremos de los ajustes –exclamó el vendedor sonriendo satisfecho también.

 

 

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            Y llegó la boda de Draco que se celebró en los inmensos jardines de la mansión MacLeod para que Barnett no tuviese que salir, estuvieron presentes Ron y Hermione con sus niños, Neville, Luna, Becky, Blaise, los Malfoy y toda la familia MacLeod, pero solo la que vivía ahí, solo que cada abuelo por su lado.

            Fue una ceremonia sencilla en donde los novios se dieron el sí en medio de una atmósfera alegre mientras se miraban a los ojos y concluían con un suave beso en los labios y vítores de los invitados, aunado a las lagrimas de Narcisa y los ojos brillantes de Lucius que no dejaron escapar ni una gota que arruinara su reputación.

            -Al menos hoy no hubo un parto que atender –dijo Ron.

            La comida se sirvió y comenzó una alegre convivencia.

            -¿Podemos irnos a mi habitación? –preguntó Barnett a Tom sin siquiera probar la comida.

            -Claro –dijo él levantándose.

            -Les deseo muchas felicidades, sigan divirtiéndose,  yo me retiro.

            -¿Te sientes mal? –preguntó Ayla preocupada.

            -¡No, no! todo está bien, solo quiero descansar.

            Allister lo miró ansioso, solo había podido ver a su nieto a la distancia cuando iba al jardín, no se había atrevido a acercarse debido a los reiterados rechazos que había tenido.

            -Barnett ¿de verdad estas bien? –dijo Draco levantándose y alcanzándolo.

            -Sí Draco, estoy bien, diviértete y dale mis felicitaciones a tu esposo –dijo con una sonrisa cansada.

            Draco lo vio irse y sin más remedio regresó a su lugar junto a Harry.

            -¿Todo bien? –preguntó Harry cuando se sentó a su lado.

            -Sí, solo está cansado… creo.

           

 

 

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            -¿De verdad estás cansado? –dijo Tom empujando la silla.

            -No, solo no estoy de humor.

            -El fue tu pareja ¿te sientes mal por su matrimonio?

            -No, lo quiero como al padre de mis niños pero no lo amo como pareja.

            -¿Entonces?

            -Ya te dije, no estoy de humor, eso es todo, me gustaría tomar una siesta.

            -Mmm nop, no es hora de siestas –dijo tomando un rumbo distinto de su habitación.

            -¿A dónde vamos? Te dije que quiero ir a mi cuarto.

            -Y yo dije que no.

            -¡Oye pero…!

            -Epa, epa, tampoco es para que me grites que no soy un elfo doméstico.

            -Pues no pero…

            -Tú deja todo en mis manos –respondió dirigiéndose a la red flú.

 

 

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            Salieron en un lugar que Barnett desconoció por completo.

            -¿Dónde estamos?

            -En el aeropuerto de una amiga squib, bueno, no es su aeropuerto pero alquila un hangar aquí.

            -¿Y qué hacemos aquí?

            -Es un aeropuerto muggle.

            -Nunca he estado en el mundo muggle –exclamó viendo todo con gran interés.

            -Sí bueno, es básicamente lo mismo ¡Hola Jess! –Saludó a una chica que estaba arreglando el motor de un aeroplano.

            -¡Tom que milagro! Hace mucho no te veía por aquí –respondió una chica bonita en sus treinta con unas manchas de grasa en la cara.

            -Te presento a Barnett.

            -Hola –saludó la chica muy alegre.

            -Hola.

            -Jess se dedica a paseos turísticos para el mundo mágico y también otras cosas.

            -Ok –respondió Barnett imaginando que Tom lo había llevado para dar un paseo por los aires.

            -Jess ¿hay posibilidades de volar?

            -Siempre las hay amigo.

            -Jess es piloto certificado, así que todo está bien.

            -No iremos en ese ¿verdad? –dijo señalando el que ella estaba arreglando.

            -¡Claro que no! –respondió estallando en carcajadas.

            -Pero no será solo un paseo –dijo Tom a su amiga guiñándole un ojo.

            -Justo acaban de regresar de mantenimiento, tienes suerte.

 

 

 

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            -¿Por qué te has cambiado de ropa? –Preguntó viéndolo salir rato después de haberlo dejado solo vestido con un mono de color rojo- pero sobre todo ¿Por qué traes eso en el brazo, acaso es para mí? –pregunto con el ceño fruncido.

            -Sí, eres talla mediana, te quedará –respondio extendiendo el mono color amarillo y verde frente a él- vamos.

            -No, absolutamente no, yo no usaré ropa que sabrá Dios quien más ha usado, además ¿para qué cambiarse de ropa si solo vamos a volar?

            -Vamos Barnett ¿acaso no confías en mi?

            -No.

            Jess comenzó a reír.

            -Espera ¿acaso eres una de sus víctimas?

            -Sí, lo soy –respondio firme.

            Tom no insistió, mejor fue por unas cosas que puso a un lado de ellos.

            -¿Qué es eso?

            -Es un paracaídas.

            -¿Un qué?

            -Saltaremos por el aire.

            -¿Saltaremos? Me suena a manada, tú saltarás.

            -Sí y tú vendrás conmigo.

            -Oh no, claro que no.

            -Oh sí, claro que sí.

            -Pero…

            -A callar, tu solo haz lo que te digo, todo será genial.

            Sin más remedio Barnett se dejó vestir con esa ropa extraña, luego lo vio ponerse arneses y correas seguido de una enorme mochila a la espalda.

            -Hola Tom –saludó un hombre llegando ya vestido como ellos.

            -Hola Eddie, Barnett te presento a Eddie, es esposo de Jess.

            -Hola.

            Barnett ya no contestó, estaba comenzando a sentirse nervioso, no sabía de qué hablaba Tom y no le estaba gustando nada.

            Después ambos hombres vestidos y cargando esas cosas a su espalda se dirigieron a una de la naves que estaban en la extensa área; por medio de un hechizo Tom subió a Barnett al aparato y luego él seguido por Eddie; ya ahí comenzó otro procedimiento que a Barnett se le hizo muy raro e incómodo, pues Tom lo ató a su cuerpo dejando su espalda pegada al pecho del fisioterapeuta.

            -¿Qué haces?

            -Te aseguro para que no salgas volando por tu cuenta.

            -¿Hablabas en serio de que vamos a saltar por el aire?

            -Claro ¿pensabas que bromeaba?

            -Yo… pues si… nunca he visto esto…

            -Estaremos bien, será genial, ya lo veras.

            -No estoy seguro, preferiría quedarme en tierra, ve tu y yo te espero.

            -No amigo, saltaré y no dejaré que te quedes atrás -Cuando terminó de sujetarlo, le puso unas gafas en los ojos- Listo… vamos, además hay un hechizo en la marca en donde aterrizaremos, es como una burbuja de aire, no recibirás el más  mínimo impacto que pueda lastimarte, nunca pondría en riesgo tu salud.

            El aparato del diablo comenzó a vibrar con Jess en los controles, luego comenzó a moverse y el corazón de Barnett comenzó a latir más rápido viendo al armatoste separarse del suelo.

            -Disfruta la vista, es hermosa –dijo atrás de él, pero no estaba para admirar nada, quería bajarse, además tener a Tom pegado a su cuerpo lo ponía más nervioso.

            -¡Es hora! –dijo Eddie alzando la voz.

            Barnett no sabía que estaba pasando, solo sintió que el corazón se le subía por la garganta al ver al tipo abrir la puerta.

            -¡¿Estás loco, acaso quieres matarnos?!

            Tom no respondió, solo se acercó a la puerta mientras Barnett buscaba desesperadamente de donde asirse y  lamentado no haber traído su varita para aplicarles un Avada Kedavra a cada uno de esos dementes.

            -¿¡Listo?!

            -¡No maldito loco, no lo hagas!

            Y entonces Tom saltó.

 

 

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            Ni siquiera tuvo tiempo de gritar ya que el corazón se le subió a la garganta, solo pudo retener el aire mientras caían al vacío.

            -¡Respira o te desmayarás! –Gritó Tom en su oreja- ¡relájate, yo te sostengo, no te dejaré caer!

            Había cerrado los ojos lleno de pánico, pero al cabo de unos segundos en donde solo el sonido del viento le llenaba los oídos decidió abrirlos… vio ante sí un paisaje que solo había visto en revistas, una inmensidad que por un momento le quitó la respiración.

            -¡Extiende los brazos, déjate llevar!

            Sus piernas estaban suspendidas en el aire, sin la presión de estar anclado a la silla, vio a unos metros a Eddie que hacia piruetas en el aire y escuchó a Tom decir:

            -¿Quieres que lo intentemos?

            Tardó un segundo en asentir y luego el mundo comenzó a girar haciéndolo gritar y luego para sorpresa suya, reír… pero esa risa se convirtió pronto en carcajada cuando sintió que volaba, libre de todas sus preocupaciones y dolencias y cerró los ojos sintiendo el viento golpear su cara.

            -¡Abriré el paracaídas!

            Solo sintió un tirón que hizo a su estomago dar piruetas para luego comenzar  a caer de nuevo, alzó la cara y vio el paracaídas sobre ellos, siguió mirando a su alrededor viendo a la tierra acercarse hasta una marca de color blanco y ahí aterrizar; pensó que caería de bruces pero Tom no lo permitió.

            -¡Listo, lo logramos!

            Un par de chicos corrieron a auxiliarlos con el equipo mientras otro acercaba su silla, pronto se encontró de nuevo sentado en ella y Tom empujándolo mientras veían a Jess aterrizar lejos de ellos.

            -Sobreviviste  a tu primer salto de paracaídas –dijo Eddie alcanzándolos.

            Barnett estaba demasiado emocionado para poder hablar, solo lo miro con sus radiantes ojos verdes y su cabello negro alborotado.

 

 

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