Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La complicada vida de Draco Malfoy por Orseth

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

______________

 

 

 

            Los días pasaron y la cita médica de Draco llegó.

            -¿Y cómo te has sentido? –preguntó Harry  mientras le extraía un poco de sangre.

            -La verdad si he notado cambios… mis pies y manos se están hinchando ¿eso es malo?

            -No realmente, es un síntoma normal, consecuencia del aumento de producción de fluidos corporales y su posterior retención en los tejidos.

            -Además ya me duele aquí –dijo sobándose la parte baja de la espalda.

            -Bueno Malfoy, ya estás cargando más peso, por cierto, subiste kilo y medio, bien hecho, ya casi vencemos a la anemia, aunque ahora que vamos entrando al sexto mes se produce un aumento de volumen sanguíneo, por lo que disminuye la proporción de glóbulos rojos en la sangre y con ellos los niveles de hierro, hay que estar atentos a nuevos signos de anemia, pero con la dieta confío en que eso no sucederá.

            -Hay algo… -dijo removiéndose incómodo en su asiento.

            -¿Qué cosa?

            -Bueno… -continuó rascándose la nuca.

            -Tranquilo Malfoy, para eso estoy aquí, para cualquier duda que tengas.

            -Ya sé que no tendré los senos como los de una mujer, pero aún así sé que crecerán un poco.

            -¿Ajá?

            -Y bueno… ya me duelen.

            -Es normal, de hecho los intersexuales no producen tanta leche como una mujer, sus senos apenas crecen, en tu caso es más complicado porque tendrás que alimentar a dos bebés, no habrá suficiente, así que tendrás que complementar con fórmula, pero aquí en el hospital hay un programa para madres que no pueden lactar, hay mujeres que producen mucha leche y la donan para bebés que la puedan necesitar.

            -Es molesto, además me está constando un poco respirar.

            -Tus órganos internos están siendo oprimidos, pero tranquilo, todo va dentro de la norma.

            -Por cierto, los bebés ya se mueven –dijo sonriendo- a veces es un poco molesto pero es reconfortante ¿crees que esta vez sí podamos ver de qué sexo es el otro bebé?

            -Eso espero ¿vamos?

            Ambos fueron a la sala de revisión en donde Draco se cambio y se acostó en la camilla con el vientre descubierto.   

            -Oye, también he sentido algo raro.

            -¿Raro cómo? –preguntó mientras agitaba su varita sobre el abultado vientre.

            -A veces siento el vientre duro… es molesto la verdad ¿es malo?

            -De hecho no, son contracciones.

            -¿Contracciones? –Exclamó serio- ¿Hay peligro de aborto?

            -No, claro que no –se apresuró a responder- el cuerpo se prepara para el parto.

            -¡Pero apenas es el quinto mes!

            -Bueno, así es el cuerpo, pero tranquilo, es normal… veamos… -dijo mirando la burbuja que flotaba frente a él- ahí está uno y es el varón y el otro… Oh si –dijo sonriendo.

            -¿Qué? ¡Habla Potter! –exigió sonriendo también.

            -Pues es una niña.

            -¡Oh por Merlín!  ¿Una niña, estás seguro?

            -Completamente.

            Draco se quedó callado mientras miraba extasiado la burbuja con las figuras deformes de lo que al parecer eran sus hijos mientras Harry sonreía.

            -Felicidades.

            -Gracias… una niña y un niño… no lo puedo creer.

            -¿Ya lo quito?

            -No, déjame verlos un poco más… se ven horriblemente deformes, pero si tú dices que son un niño y una niña te creeré.

            Harry rió con más ganas y luego deshizo el hechizo para luego ayudarlo a sentarse.

            -Por cierto, me da mucha picazón la panza.

            -Es normal, la piel se está estirando.

            -Sí, lo sé, me he comprado algunas cremas para eso, no quiero estrías y evito rascarme lo más posible.

            -Eso es bueno.

            -¿Pero qué más me puedo poner? Las cremas son caras.

            -Hay varios aceites, ven te espero en el consultorio y te digo cuales son.

            -Sí.

            Cuando Draco regresó al consultorio, vio a Harry revisando sus análisis.

            -¿Todo bien?

            -Tienes el potasio bajo ¿has seguido la dieta que te di? Sé que ya subiste de peso pero cuéntame más.

            -Pues como mejor, eso es un hecho, pero tengo muchos antojos de comida dulce, pasteles, galletas y todo eso.

            -Eso es por tu potasio bajo, si solucionamos eso, esos antojos cederán un poco, dales la dieta que te di  a los elfos, yo creo que estarán encantados de preparártelo.        

            -Sí, no lo dudo, son geniales.

            -Quién iba a decir que ibas a estar tan contento trabajando con elfos.

            -Sí, las vueltas de la vida, solo espero que no me manden a plancharme las manos, bueno ¿y qué aceites son buenos para las estrías? Ya me salieron algunas y estoy horrorizado.

            -El aceite de oliva es muy bueno para hidratar la piel porque actúa como antioxidante y mejora la circulación sanguínea, es mejor aplicarlo en caliente con mucho cuidado; también el aceite de rosa mosqueta mantiene la elasticidad de la piel y de hecho, se usa para mejorar el aspecto de las cicatrices, el mejor aceite es el que resulta de la primera presión y en  frio, sin refinar, 100% puro y natural, aplícalo directamente sobre el vientre, las piernas y los glúteos, hay más aceites, te haré una lista.

            -Gracias Potter… y también esto –dijo señalando su rostro- me han salido estas manchas.

            -Sí, es cloasma gestacional.

            -¿Pero se quita? –Preguntó sin ocultar su preocupación- ya parezco mapache.

            -No pareces mapache –Respondió riendo- tus mejillas están un poco oscuras.

            -¿Por qué aparecen?

            -Lo que sucede durante la gestación es que las variaciones de hormonas influyen en las concentraciones de melanina que se acumulan en determinadas zonas de la cara.

            -Pues me veo horrible –declaró haciéndose pequeño ante la visión de Harry.

            -Claro que no, es completamente normal, además puedes evitar que se acentúen más evitando el sol directo y hay protectores solares, además muy posiblemente estas manchas desaparecerán poco a poco y sin necesidad de tratamiento cuando nazcan los bebés.

            -¿En serio?

            -Sí, tranquilo.

            -Pues sí, no hay de otra ¿verdad?

            -No Malfoy, no hay de otra.

 

 

_______________

 

 

           

            Esa noche Harry fue a un pub a tomar unas cervezas con Ron.

            -Ya me hacía falta –dijo el pelirrojo- desde que soy capitán de unidad estoy hasta el tope de trabajo.

            -Sí, a mí también.

            -¿Y cómo vas con Rachel? Los vi contentos.

            -Vamos bien –respondió mientras miraba una gota de agua resbalar por la botella su cerveza.

            -Cuanto entusiasmo –exclamó dándole un sorbo a la suya.

            -Pues vamos bien, me ama, la amo… nos complementamos.

            -¿Y cómo va el asunto de los hijos? -En ese punto Harry solo exhaló un suspiro- creo que con eso ya me has respondido.

            -Es que estamos estancados en ese punto… yo quiero hijos, ella no,  así de simple, la verdad no sé a dónde va a ir a parar esto, yo siempre soñé una familia y me hubiese encantado formarla con ella, pero ella no lo desea y yo no puedo pedirle que lo haga solo porque yo lo quiero, no se trata de eso.

            -Han pospuesto la boda solo por eso ¿no?... es decir, los compromisos de trabajo siempre estarán.

            -Sí, los pretextos son esos pero creo que ninguno se siente preparado para afrontar este tema definitivamente, pero ya tengo veintinueve años Ron, no quiero esperar más.

            -¿Y qué piensas hacer?

            -No lo sé, la verdad es que no lo sé.

            -Por cierto ¿cómo va Malfoy?

            -¡Oh mucho mejor! –Exclamó sonriendo- su anemia va retrocediendo y los elfos son muy amables con él.

            -¿Los elfos?

            -¿No te conté? Está trabajando en las cocinas del hospital.

            -¿En serio? –exclamó sonriendo incrédulo.

            -Sí, pero ha cambiado… el Malfoy del colegio primero se hubiese aventado de un edificio antes de ser el subordinado de un elfo, pero el Malfoy de ahora está incluso agradecido con ellos.

            -Los golpes de la vida obligan a madurar.

            -Sí.

            -Y más con dos bebés en camino.

 

 

_______________

 

 

 

            Los días pasaban y el embarazo de Draco ya era más que evidente, su gran barriga atraía miradas de los demás empleados cuando se lo encontraban en algún pasillo, pero eso a él no le importaba, estaba contento y por fin, después de tanto tiempo con un panorama desolador, ahora veía esperanza en su vida ¿de qué manera? No lo sabía, pero al menos ahora no temía ir a trabajar cada mañana como había ido sucediendo casi desde que entró al hospital hacía dos años.

            -Oh… -gimió por lo bajo sobándose la parte baja de la espalda mientras se dirigía a la cocina esa mañana- y apenas vamos en veintidós semanas.

            Cuando llegó a la cocina saludó a todos y puso manos a la obra pelando papas y zanahorias como parte de su tarea diaria, pues aunque los elfos lo hacían más rápido con magia, le daban esa tarea para mantenerlo ocupado y para dejarlo trabajar sentado por comodidad.

            -¿Quiere un pastelito con té señor Malfoy? –preguntó un joven elfo con una charolita en las manos.

            -¡Oh sí, me encantaría!

            -Yo preparé unas galletas de avena ¿desea probarlas? –preguntó otra elfina desde los hornos.

            -Sería genial Mandy.

 

 

_________________

           

 

            “Hola Draco, tu madre me ha dicho que no sea perezoso y que sea yo mismo quien te escriba esta vez, antes no lo hacía porque no me sentía bien, mi estado de salud y mi psicológico no eran los más idóneos,, pero ahora me siento mucho mejor, he vuelto a hacer algunos pequeños negocios gracias a personas que me han dado la oportunidad, son viejos amigos de la familia y aunque no es ni por asomo algo de la magnitud de lo que hacía en Gran Bretaña, al menos nos ha dado a mí a y a tu madre para ser autosuficientes y ya no depender de la caridad de la familia; me hace feliz que también te vaya bien, espero el día en que podamos reunirnos, te ama tu padre”

 

            Draco sonrió exhalando un suspiro mientras doblaba de nuevo su carta.

 

 

_________________

 

 

 

 

 

 

            Uno de esos días salió de trabajar encontrándose con Harry en un pasillo.

            -Hola Potty ¿ya a tu casa?

            -Sí, fue un día muy ajetreado ¿cómo fue el tuyo?

            -Bastante ocupado también, en una cocina nunca falta que hacer, no tenía idea de que hubiera tanto trabajo ahí, termino exhausto a pesar de que paso todo el día sentado.

            Llegaron a la calle y se dirigieron a la red flú más cercana, la cual Draco ya podía tomar sin que el guardia le pusiera reparos.

            -Tengo un poco de estofado que me dieron los elfos ayer, lo calentaré porque no tengo ganas de cocinar.

            -Yo también estoy cansado y tampoco tengo ganas de cocinar ¿vamos a cenar?

            Draco lo miró sorprendido creyendo haber entendido mal.

            -¿Tú y yo, ahorita?

            -Pues no se cena en la mañana Malfoy.

            -Qué tarado –dijo riendo- pues si tú invitas no me negaré.

            -Ok, conozco un restaurante muy acogedor.

 

           

_________________

           

 

 

-Qué bonito lugar –dijo Draco cuando Harry le acomodó la silla.

            -Sí, es uno de mis favoritos, la comida es buena y es un lugar tranquilo.

            -Buenas noches, seré su mesera esta noche –dijo una chica sonriendo al tiempo que les entregaba las cartas de alimentos- que gusto verlo de nuevo señor Potter.

            -Gracias Sally.

            -Vengo en unos minutos a tomar su orden.

            -Ahora veo que si eres cliente frecuente.

            -Sí, me gusta mucho este lugar.

            Draco no quería parecer hambriento, pero la lista de alimentos y las fotografías de los menús le hacían agua la boca.

            -La pasta Alfredo se ve muy buena.

            -Y los camarones están muy buenos.

            -Soy alérgico a los mariscos –respondió Draco- pero con pollo me encanta.

            -¿Pedirás eso?

            -Mmm no sé, déjame seguir viendo… ¡hay pizza de pasta Alfredo! Eso quiero.

            -Ya le ha probado y esta riquísima, yo pediré una hamburguesa.

            Cuando pidieron su orden, Draco miró a su alrededor acomodando la capucha de su chaqueta. 

            -No necesitas hacer eso.

            -Claro que sí, no tienes idea de cuantos me reconocen a pesar de los años, con mi magia no importaba, pero ahora estoy vulnerable.

            -Bueno, ésta noche no lo estás.

            Draco lo miró y sonriendo bajó su capucha.

            -Es cierto, estoy con “El jodido niño que vivió”

            -¿Nunca te cansarás de molestarme con ese estúpido mote?

            -No, nunca –respondió dándole un sorbo a su limonada- ¿tu novia nunca te molesta con eso?

            -No, ella si es buena persona.

            Draco comenzó a reír por la pulla.

            -¿Y cómo la conociste? No te veo asistiendo a desfiles de moda.

            -La verdad solo he ido a uno y solo porque ella desfilaba, así que no la conocí en ese tipo de eventos, en realidad fue en el hospital donde trabajaba.

            -¿Metiéndote con tus pacientes? Eso no es ético Potty.

            -Claro que no, pero cuando la vi me quedé como estúpido, estaba preciosa y se había roto un dedo en un accidente casero, la atendí y una semana después ella me envió un mensaje, al parecer mi natural encanto y galanura también la habían impactado.

            -Sí claro.

            -Comenzamos a salir y bueno, de eso hace ya tres años.

            -¡Tres años! ¿Y hay planes de boda?

            -Pues si –respondio dándole un sorbo a su bebida.

            -Tanto entusiasmo me abruma.

            -Estoy entusiasmado, claro que sí, es solo que… bueno, hemos decidido esperar un poco.

            -¿Un poco? ¿No que te urgía ya formar familia?

            -Exactamente, ese es el meollo del asunto, ella no quiere hijos –exclamó sorprendido de sí mismo por contar algo tan personal siendo que ese tema sólo lo había tratado con Ron y Hermione.

            -Oh ya veo… eso es cosa seria.

            -Sí.

            -Aquí están sus ordenes –dijo la camarera llegando en ese momento, colocó sus platillos y se retiró después de cerciorarse que no necesitaran nada más.

            -¿Y qué piensas hacer?

            -La verdad no lo sé, la amo y no quiero perderla, pero tampoco quiero renunciar a una familia.  

            -No, si alguno cede creo que al final uno terminará amargándose, pero el tiempo pasa.

            -Sí, eso también pasa por mi mente, aunque bueno, la fertilidad en las brujas no es igual que en las muggles, nuestra expectativa de vida es mucho  más larga.

            -¿En serio?

            -Sí.

            -Eso me intriga, aunque ya no detesto a los muggles, no es como que tampoco me interesara saber nada de ellos.

            -¿Así que ya no llamarías a Hermione “Sangre sucia”? –preguntó sonriendo mientras ponía salsa de tomate a su hamburguesa.

            -Claro que no, además con los bonos que me dio sería infame de mi parte llamarla así.

            -Pues eso es muy bueno, ya era hora que reconocieras a los muggles.

            -Sé que valemos lo mismo Potter, pero tampoco he olvidado lo que fui y lo que soy, sigo siendo un sangre pura y aunque a estas alturas vale un soberano pito, me enorgullece saber que mis bebés también lo son.

            -¿Tus bebés? –Repitió intrigado- ¿significa que el innombrable es sangre pura?

            -Sí, para lo que sirve ¿verdad? –preguntó sonriendo mientras se metía a la boca un trozo de pizza.

            -Me intriga, debo confesarlo.

            -¿El innombrable? –preguntó después de terminar su bocado.

            -Sí.

            -No hay nada extraño en esa historia Potter, es lo típico de cada día, un tipo listo y un idiota que se traga el cuento.

            Harry lo miró unos instantes ya sin sonreír.

            -Creo que eres muy duro contigo mismo.

            -No lo creo, fui muy tonto y no vi las banderas rojas… o más bien, no quise verlas.

            -¿Puedo preguntar cómo lo conociste?

            -Trabajé de intendencia en otro lugar y ahí lo conocí, yo limpiaba su oficina y bueno… comenzó a coquetearme, al principio yo no quería aunque debo confesar que desde que lo vi me gustó mucho, pero no era el primero buscando solo coger, así que lo ignoré todo lo que pude, él insistió y al final salimos; no hay gran historia después de eso, solo que me dijo que renunciara a mi trabajo para que nadie se diera cuenta de que salíamos, fue así que llegué a San Mungo, después de salir un tiempo me dijo que me mudara a un departamento que tenía y fue genial –dijo sonriendo al recordar los bueno tiempos- era un lugar no muy grande pero muy bonito, pero luego pasó lo del embarazo y… -concluyó alzándose de hombros.

            -Bueno, no hay método 100% seguro, el capuchón cervical tiene 86% de efectividad, el diafragma un 94%, el condón femenino un 95%, el condón masculino un 98%, el…

            -Potty –interrumpió Draco alzando una ceja- no lo tomes a mal, pero creo que es un poco tarde para que me interesen esas estadísticas ¿no lo crees?

            -¡Oh si, perdón!

            -Además… -dijo volviendo a cortar otro trozo de pizza- no fue por una falla en el método anticonceptivo, pasó porque soy un estúpido, por eso.

            -Creo que eres muy duro contigo mismo, lo he notado cada que hablas de eso.

            Draco dejó de cortar y entonces lo miró.

            -Cada que teníamos relaciones usábamos condón, todas las veces; él solía quejarse después de un tiempo pero yo nunca cedía, sino había gorrito, no había fiesta, hasta que empezó a decirme que si de verdad lo amaba lo haríamos sin condón, pero las ETS no eran lo único que ocupaban mi mente… un embarazo era lo último que necesitaba, pero un día discutimos fuerte y se fue dando un portazo, al día siguiente llegó con un frasco de píldoras, dijo que un amigo sanador suyo se las había recomendado para mí.

            -¿O sea que te recetó sin siquiera verte? –preguntó incrédulo.

            -Sí, pero obviamente se las aventé en la cara, a veces soy tonto, pero no tanto como para tragarme algo que ni siquiera sé que es… lo de la medicina para las nauseas es otro asunto, eso no vale.

            -Claro –dijo sonriendo.

            -Al día siguiente regresó diciendo que él había tomado medicina para no concebir, yo no le creí pero hizo una llamada vía flú con su supuesto amigo sanador que lo confirmó, así que bueno… comenzamos a tener sexo sin condón, cada vez que iba al departamento lo hacíamos, todo parecía ir bien hasta que las náuseas comenzaron, eso y otras molestias, yo lo presentí y compré una prueba casera, se lo dije y hubo una gran discusión, así que él propuso el aborto, a lo que yo me negué, así que dijo que lo más seguro era que éste bebé no era suyo y me echó del departamento.

            -Qué bastardo… -masculló dando un sorbo a su bebida.

            -Lo cierto es… que creo que yo lo sabía.

            -¿Saber qué?

            -Que no era cierto… lo que su medicina anticonceptiva, es decir… creo que decidí creerle por temor a perderlo –dijo exhalando un suspiro y jugueteando con su tenedor para tener algo en que ocupar sus manos- pasé tanto tiempo sin que nadie se fijara en mí, sin que nadie me mostrara un gesto dulce como lo hizo él, que… bueno, yo confié, yo le creí porque… ¿Quién más te invita a vivir en su departamento?

            -Yo creo que cualquiera hubiera creído.

            -¿Tú crees? –Preguntó sonriendo cansino- Me llevó a vivir a su departamento sí, pero él no vivía ahí; nunca quiso tomarme de la mano en público, nunca me presentó a su familia ni a ningún amigo, cada que iba a verme teníamos sexo aunque yo no quisiera.

            -¿Te obligaba?

            -No, pero se hacía la víctima y yo me sentía obligado a complacerlo… temía que si no lo hacía él me dejaría… y de todos modos lo hizo –concluyó alzándose de hombros mientras metía un bocado a su boca restándole importancia al asunto, pero Harry pudo ver la tristeza en su cara aunque intentara aparentar lo contrario- Pero bueno, él se lo pierde, no conocerá a un par de bebés hermosos y sólo serán Malfoy para mi buena fortuna.

            -¿Ya tienes los nombres? –preguntó en un intento de cambiar el ambiente.

            -Claro, él se llamará Scorpius y ella se llamará Cissy.

            -Son bonitos.

            -Claro, Cissy Malfoy, se oye bien ¿no? –preguntó sonriendo.

            -Muy bien.

            -Por cierto, Becky está muy agradecida por los bonos.

            -¿Becky?

            -Sí, se los di a ella, los necesita más que yo, yo por ahora tengo cubierta la comida, ella recibe beneficios pero no son suficientes.     

            -¿Cuál es su historia? Me intriga –preguntó aderezando sus papas fritas.

            -Tuvo buenos padres y una hermana,  la amaban a pesar de ser una squib, pero con esa condición no había grandes oportunidades de trabajo en el mundo mágico, así que se fue a estudiar una carrera muggle, pero en una de sus visitas a sus padres conoció al que fue su marido, dice que fue amor a primera vista y si lo creo, el amor se ve en los ojos de ambos en cada fotografía que me enseñó, pero los padres de él no estaban nada contentos y la rechazaron desde un inicio, él era… mmm ¿Qué me dijo que era?... ¡ah sí! era contador, se casaron y tuvieron una hija, ella se dedicó al hogar y compraron una casa, el tiempo pasó y su hija se iba a casar, pero el día de la boda los tres viajaban en dirección a la iglesia en un carruaje, tal como la hija siempre lo soñó viendo películas muggles, pero hubo una explosión en el camino, un hombre transportaba materiales inflamables sin las debidas medidas de seguridad y los alcanzó a ellos… su esposo y su hija murieron, ella quedó muy mal herida, tuvo que vender su casa para salir adelante, la familia de él nunca la apoyó y la de ella  hicieron lo que pudieron, pero el tiempo pasó y sus padres murieron, su hermana se mudó a otro país y ella quedó sola, trabajando en lo que podía, no regresó al mundo muggle porque se sentía fuera de lugar a pesar de no poder hacer magia y bueno, así está ahora, viviendo de los bonos que da el ministerio y tejiendo bufandas, suéteres y calcetines.

            -Es una historia triste –dijo Harry ya sin ganas de comer sus papas.

            -Sí, lo es,  pero es una luchadora y me levanta el ánimo cuando estoy deprimido ¿ya no quieres tus papas?

            -Adelante –respondio riendo.

            -Cambiando de tema, siempre pensé que terminarías con la hermana de Weasley o al menos alguien como ella.

            -Bueno, no es que tenga preferencia con las pelirrojas.

            -No pero ella es del tipo familiar como las que te gustan, en decir, se ve que quería jugar a la casita.

            -Sí, de hecho nos dimos un tiempo y decidimos retomarlo cuando acabó la guerra ¿tú no tuviste novios en Hogwarts? Nunca te vi con nadie.

            -De hecho no, los primeros años no, eso no me llamaba la atención, era más divertido molestarte y cuando crecí, no tenía cabeza para eso, el señor Tenebroso estaba sobre mi familia y lo menos que quería era pensar en novios, aunque bueno, tampoco era ciego, el ultimo año Oliver Wood me llamaba la atención, pero ni pensarlo, era Griffindor y un pedante.

            -Ah pues qué bueno que no pasó nada porque besaba horrible, al menos en aquel entonces, ojalá haya aprendido con el tiempo.

            Draco se le quedó mirando con una papa a medio camino de su boca.

            -Potty…

            -¿Qué? –preguntó sonriendo inocentemente.

            -¿Qué carajos?

            -Soy bisexual, Malfoy –dijo alzándose de hombros y tomando una papa frita- lo descubrí el ultimo año en el colegio, también por eso decidí separarme un tiempo de Ginny.

            -Eres una cajita de sorpresas ¿he?

            -Eso parece.

            -¿Desean algo más?

            -¿Pedimos postre? –preguntó Harry.

            -Obvio.

            Ambos pidieron una rebanada de pastel de queso y un capuchino y continuaron su plática y luego de que Draco diera fin a su pay de queso, preguntó:

            -¿Puedo pedir algo más?

            Cómo sanador Harry se sintió tentado a hacer la observación de que lo mejor era que no, pero al ver sus ojos brillantes y sus mejillas ahora sonrosadas, nada que ver del primer día que lo vio, solo pudo sonreír y asentir.

            -Claro.

            Draco pidió otra rebanada de pastel, ahora de chocolate y un vaso de leche fría.

            -Tengo que comprarme ropa, ya nada me queda, intenté agrandar unos pantalones con un hechizo y quedaron del tamaño de un pepino.

            -Debes tener cuidado con eso, puedes provocarte un accidente.

            -Sí, ya no lo volví a intentar.

            A la hora de marcharse, estando a punto de levantarse, Draco dio un pequeño grito contenido sobresaltando a Harry.

            -¿Qué pasa?

            -¡Un calambre!... ¡oh!... –gimió intentando estirar su pierna.

            Harry se hincó de inmediato y la estiró al tiempo que le daba masajes ante la mirada curiosa de los demás clientes.

            -¡Ay!...

            -Intenta estirarla.

            -¡No puedo, me duele!

            Harry siguió con los masajes hasta que pudo deshacer el nudo muscular.

            -¿Ya mejor?

            -Sí, creo que si… gracias.- respondió exhalando un suspiro.

            -¿Puedes levantarte?

            Harry le ofreció la mano y Draco la tomó haciendo muecas al ponerse de pie.

            -Sí, vamos –dijo comenzando a caminar.

            Harry le ofreció el brazo al verlo renguear, pero Draco se negó sonriendo.

            -Yo puedo, gracias.

            -Lo que piense la gente me importa un pito –dijo intuyendo el porqué de la negativa de Draco- La gente no me mantiene, anda vamos, te ayudo.

            Sonriendo apenado se sujetó del brazo de Harry y salieron del restaurant sin importarle las miradas de la gente, Harry detuvo un taxi y lo llevó hasta su casa, en donde lo dejó justo en la puerta.

            -Gracias Potter, no tenías que traerme hasta mi casa.

            -Debía asegurarme que llegues bien Malfoy, eres mi paciente.

            -¿Y llevas a todos tus pacientes hasta su casa?

            -No, solo a los más fastidiosos.

            -¡Oye!

            Harry empezó a reír y después de despedirse se fue.

 

 

 

________________

           

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).