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El hombre bestia y el laberinto del amor por yuniwalker

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Cualquiera que deseara ser un explorador soñaba con ir a esta enorme ciudad laberíntica, también conocida como la "Ciudad de los comienzos".

Esta tierra, que albergaba en sus entrañas un laberinto interminable, era viva y completamente hermosa. Se trataba de la casa de los fabricantes de armas y armaduras de primera línea, cosas que no podías ver ni siquiera en la capital real. Sus farmacias estaban repletas de costosas medicinas líquidas que tenían efectos mágicos e incluso se podía disfrutar de platos exóticos en los puestos y cafeterías de la zona. Además, por las calles pasaban exploradores de todo el mundo, los que apuntaban a la parte más profunda de la ciudad y la que aún no había sido descubierta. Era increíble. Había enanos, elfos y hasta dragones ¡Y también había muchos humanos!

"Oye... Lleva esto a la quinta mesa."

"¡Sí!"

Sisi, a quien le gritaron en voz alta, en un bar lleno de gente, recibió apresuradamente el puré de papa y la carne que le habían dejado en el mostrador. El joven tenía el cabello suave y ondulado, del color de la yema de huevo. Sus ojos eran de un azul precioso que parecía un poco inusual y aunque entrenaba frecuentemente, sus extremidades igual se le veían delicadas y muy finas. Mucho más cuando se reunía con los hombres dragón que median más de 2 metros y que se ganaban la vida peleando en las calles.

La casa en la que vivió hasta hace apenas un mes estaba en las montañas. Había un pequeño asentamiento de enanos mineros muy cerca y era emocionante porque conocía mucha gente fantástica con las que podía convivir a una distancia más o menos razonable. Ahora, después de llegar a este nuevo condado, Sisi sintió como si su mundo de cuento de hadas se volviera... Aburrido. Había un montón de "¿Qué es eso en mi plato? "¿Eso es un pelo?" "¿La olla está apagada?" Y la más reciente:

"El nuevo empleado es muy lindo. ¿Es un Omega?"

Cuando volteó, desde atrás del mostrador, descubrió que un hombre de cabello negro lo estaba mirando muy atentamente de arriba para abajo. Tenía la cara acomodada en las manos, las mangas arremangadas hasta la parte superior de los codos y una sonrisa un tanto extraña. El jefe, quien era todo lo contrario a él, con un parche negro en el ojo que había perdido, solo dijo:

"No es Omega, es solo un ayudante. Cuando termine el celo, mi Asha volverá. Este de aquí vino de Abuwa porque tiene ganas de ser un explorador".

"Jajaja, ¿Alguien tan delgado como él quiere ser un explorador?"

"Sí, así es."

"¿Por qué no te lo quedas? ¿Asha es Omega, no? Va a ser un fastidio para ti que se tome un descanso cada vez que está en su maldito celo. Solo es un estorbo."

Sisi se detuvo y miró hacia atrás a pesar de que tenía mucho trabajo por hacer. Era cierto, había una mujer Omega trabajando aquí y parecía ser un inconveniente para el dueño del local.

En el mundo, existía un segundo sexo: Alfa, omega y beta, que era algo completamente independiente de la raza. A los Alfa también se les llamaba "especies dominantes" y podía decir que, sin excepción alguna, tenían un físico bendecido y una inteligencia perfecta. Sin embargo, parecía que si olían a la otra raza, los Omega, cuando estos llegaban a un período reproductivo llamado "celo", incluso el más fuerte de los Alfa perdía la razón y se convertía completamente en un siervo de la lujuria.
Un Omega en celo se veía obligado a permanecer en una jaula para escapar de la violencia irrazonable que ejercían sobre ellos, pero ¿No era horrible pensar en este género como estorbos? Finley, el dueño, pareció opinar lo mismo. 

El sonido de patear el mostrador resonó en el bar. 

"Oye ¿Oíste lo que acabas de decir? No importa si mi Asha es Omega o no, tú no tienes derecho de decir algo como eso."

Todos los clientes levantaron la cabeza e incluso el hombre que se había sentado cerca del mostrador pareció decidir retroceder hasta quedarse en la mesa de atrás. Hubo un silencio largo...

"Jaja, fue una broma. Solo una broma". ​​

Finley parecía ser una buena persona, así que lo que había hecho no era para nada normal, ni mucho menos algo que pudiera tomarse como una simple "broma". ¿El ciclo de celo también lo había vuelto más sensible? Después de todo, él y Asha eran una pareja enlazada

Aparentemente, un Omega era muy diferente de un alfa y un beta, que formaban la mayor parte de la población (personas que no entraban en celo), y por eso mismo el olor que emitían en ese momento era algo completamente fuera de control de la persona afectada. Sin embargo, si les mordían la nuca, el olor de ese Omega solo afectaría a la otra persona y además, eso haría todavía más posible llevar a cabo un embarazo perfecto. Así es, incluso los hombres se convertían en hembras solo para aquellos que los mordieran. Si ese Omega era feliz o infeliz con eso, ya dependía de cada quien. 

"Oye tú ¿Cuál es el menú de hoy?"

Llamado por los comensales de atrás, Sisi se dirigió a la mesa para mostrarles la carta.

"Carne a la parrilla con hierbas de olor."

En realidad, solo tenían una sola comida para el mediodía. Como solo tenían a una sola persona trabajando en la cocina, estaban seguros de que si no lo hacían de esta manera todos los días, entonces no podrían manejar a los clientes que se precipitaban uno tras otro cada hora.

"Pues se ve delicioso".

"¿Entonces es verdad? ¿El ayudante aspira a ser un explorador? Los padres de los niños de este pueblo a menudo no permiten que entren en un trabajo tan peligroso como ese. Supongo que los tuyos son muy liberales".

"Es porque no tengo padres".

Uno de los hombres pareció aburrido de la conversación, pero al otro le brillaban los ojos. 

"En ese caso, si no has decidido a qué partido vas a pertenecer, ¿Por qué no vienes con nosotros? Tenemos una vacante".

Sisi inclinó la cabeza.

"¿Tienen que ver mis habilidades antes?"

Los hombres se rieron.

"Huh, pues no importa si eres un hechicero o un gran espadachín. Porque el trabajo del recién llegado es llevar el equipaje".

"Entonces, lo único que debes aprender es a moverte en el laberinto."

"... Solo tengo que cargar las cosas, ¿Verdad?"

"Bueno, eso y darnos "una mano" de vez en cuando. Ya sabes a lo que me refiero."

Se puso nervioso. No sabía ni lo que tenía que decir.

"Yo... No creo que hacer eso sea para mí. Lo siento."

Intentó dar por terminado el tema para ir nuevamente hacia el mostrador y, sin embargo, antes incluso de poder hablar, descubrió que ya tenía unas manos inmensas agarrando su muñeca. 

"Wo, wo, espera. ¿Qué pasa? ¿Estás rechazando una propuesta de nosotros?" Los dedos nudosos del hombre le mordieron la carne. "¿Sabes cuántos recién llegados mueren cada semana al entrar en el laberinto? ¡Tienes suerte de que un veterano como yo te hable!"

"Te conviene ser nuestro compañero. Es una buena oferta. Además, no eres un Omega así que ¿Qué te preocupa tanto de esto?"

Miró hacia atrás en el mostrador, pero no encontró a su jefe por ningún lado. No quería pensar que las personas que frecuentaban esta tienda eran todos "tipos malos" que se aprovechaban de los jóvenes como él pero, aparentemente tampoco se estaba equivocando del todo.

"¿Qué tengo que hacer? No quiero hacer un escándalo cuando tengo tan poco tiempo de ser contratado." Lo pensó y lo pensó y cuando estaba llenándose del valor suficiente como para abrir la boca, entonces notó que la mano del hombre había comenzado a alejarse lentamente. Y al momento siguiente, una espada larga se clavó a centímetros de donde había puesto los dedos.

"¡Crunch!"

La pequeña mesa, que estaba rodeada por esas dos personas, se hizo añicos de tal manera que incluso los extremos de la madera se esparcieron por todas direcciones y las patas se doblaron a la mitad. El bar, que por lo general estaba lleno de un ruido alegre y encantador, se quedó en completo silencio tan rápidamente que Sisi casi pudo escuchar como tragaban saliva. Si no se hubiera retirado, la mano del hombre pudo haber sido cortada en cachitos.

"..."

El hombre que había hecho eso, pareció ser terriblemente grande a los ojos del compacto Sisi. Aunque estaba incómodo estando a su lado, la figura de su cuerpo, que llevaba una capa de color negro azabache que se extendía hasta sus tobillos, lo hacía ver como si se tratara de un hermoso "dios de la muerte". Y esos ojos rojos como la sangre, que brillaban debajo de la túnica, solo lo hacían lucir más impresionante de lo que ya era.

"¿Qué pasa con estos bastardos?" El dios había pateado su asiento como lo haría alguien que acababa de ver una cucaracha. "¿Por qué siempre hacen cosas tan desagradables cuando intento comer? Me dan náuseas."

Una vena casi azul comenzó a abultarse en la sien del hombre que estaba del otro extremo.

"¿Qué estás...?"

Pero su compañero lo detuvo apresuradamente al ver que ya había sacado un cuchillo. 

"¡Espera! Este tipo es el mejor aventurero del mundo ¿Qué no lo ves?"

"¿Qué estás diciendo?"

"Es "El conquistador de la ciudad laberinto"."

Sisi se sorprendió. El título de "conquistador" solo se le podía dar a los exploradores más prominentes de todos los tiempos. Era como un hombre que reinaba sobre los otros aventureros. 

"¿Qué diablos es todo esto? ¿Qué está pasando aquí?"

Finley, quien apareció de la cocina con un cuchillo de carnicero en la mano, miró hacia la mesa rota y luego observó en dirección al hombre que seguía sosteniendo una espada. Entonces, el "conquistador" tiró algo en el mostrador así que Sisi abrió los ojos cuando descubrió que era una moneda de oro. Es decir, las monedas de oro representaban mucho dinero en ese pueblo. Si él tenía una, podía comprar una mesa nuevamente y hasta obtener cambio para dárselo a los clientes que estaban allí. 

"Debería tener un poco más de cuidado con las personas que deja pasar."

Sisi levantó una mano de inmediato. 

"Oh, espere. No, todo esto fue por mi culpa. No pude manejar bien a los clientes así que... Esta persona solo estaba tratando de ayudarme."

Aunque ¿No era el método que utilizó demasiado exagerado para eso? 

"¿Es enserio?"

Finley ya estaba cruzando los brazos frente a su pecho.

"Hmm, ya veo. Aunque igual hay que revisar las grabaciones."

El conquistador de la Ciudad Laberinto dijo que "lo hiciera de inmediato" y luego levantó la voz una vez más para hablar sobre lo que habían dicho y lo que querían hacerle al niño. Por supuesto que los clientes siguieron callados.

"Está bien, Es super evidente de que lado te vas a poner así que... Yo creo que voy a comer en otra tienda por un tiempo."

"Tienes razón ¡Estaba a punto de cortarme el brazo! Lo de nosotros fueron solo palabras pero él... ¡No deberías dejar que nos traten así!"

El explorador sonrió y el encargado de la tienda levantó el cuchillo de carnicero en el aire, provocando que los hombres salieran de la tienda casi corriendo. Entonces, cuando el ajetreo y el bullicio volvieron al bar, como si nada hubiera pasado para empezar, un hombre llamado "El conquistador de la Ciudad Laberinto" metió la espada en su vaina y suspiró terriblemente.

El tipo, que parecía ser mucho mayor que Sisi, tenía dos orejas de animal debajo de la tela que le envolvía la cabeza. Eso lo explicaba todo. Los hombres bestia tenían un tamaño más exagerado que el de los humanos y además, parecían llevar demasiado musculo encima. Su abuelito también era una bestia, era viejo y robusto, y podía levantarlo fácilmente con una mano si quería.

"Gracias por ayudarme cuando se pusieron groseros."

Pero el hombre no respondió.

Con un ligero movimiento en las orejas, le dio la espalda a Sisi.


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