Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Annoying por rkivexxxv

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

De entre todas las personas

Aunque llevara una vida agitada, Sasuke jamás se permitiría faltar a una sola clase de la universidad. Ni siquiera pasaba por su mente no entregar un trabajo, o hacerlo a medias y que sea lo que Dios quiera. Iba de un lado a otro ocupado en sus propios asuntos; cumplía con sus trabajos de medio tiempo, volvía a casa para ayudar a su madre con la cena y luego se encerraba en su habitación para trabajar en ensayos y cosas aburridas de universitarios.

Una rutina claramente establecida que cumplía al pie de la letra.

Era demasiado fiel a ella que incluso Mikoto se asustaba porque el chico no parecía disfrutar de las cosas normales de su edad, como irse de fiesta y embriagarse con sus amigos en algún restaurante de carne frita. Hasta Itachi, su hermano mayor, intentó un sinfín de veces animarlo para que se divirtiera un poco más, pero ni siquiera sus anécdotas alocadas de cuando él iba a la facultad de derecho parecía funcionar.

¡Sasuke era demasiado testarudo!

Con la resignación sembrándose en las cabezas de Itachi y Mikoto, sólo les quedaba ver cómo Sasuke dejaba ir sus preciados veintes en esos empleos de medio tiempo en las tiendas de conveniencia, en su riguroso horario de estudio y en su intocable colección de discos de vinilo.

Demasiado nerd.

Aunque lo que no sabían Mikoto e Itachi, es que  existía algo —o más bien alguien— que sacaba de quicio, de cuerpo, alma y mente al obstinado y responsable Uchiha Sasuke. Una persona capaz de hacerlo levantar la mirada de un libro, capaz de hacerlo girar la cabeza al escuchar su voz venir de alguna parte; de exhalar con cansancio cuando lo veía de reojo e incluso de desviarse de su camino porque sabía que iba a toparse con él y no deseaba eso en absoluto.

Y era precisamente en el curso de las diez de la mañana, cuando todos estaban esperando al catedrático o simplemente haciendo cualquier cosa de otra clase, cuando su risa se escuchó fuerte y clara por todo el salón.

Sasuke de repente dejó de escribir en su cuaderno y miró por encima de su hombro con cautela. Llevaba una sudadera naranja y enorme que contrastaba bien con su rebelde cabello rubio, conversaba con sus amigos sobre una reunión nocturna en casa de saber quién, sobre la pizza deliciosa que compraron y sobre cómo era posible que Shikamaru fuera tan bueno en los juegos de combate.

Sasuke apostaba a que ninguno de esos tres había estudiado para ese día, y una sonrisa de lado apareció en sus labios porque ya podía imaginarlo a él, implorándole al profesor para que se apiadara y no le dejara repetir.

Entonces frunció el ceño. Su mente era un maldito caos.

Uchiha no tenía idea de por qué diablos le resultaba más interesante esa odiosa vocecita hablando que su maldito texto del cual tenía un examen en unos minutos. Apretó el lápiz entre sus dedos y cerró los ojos tratando de reunir toda la concentración posible dentro de él.

Uzumaki Naruto era molesto a más no poder, y estaba más molesto consigo mismo que con el propio Naruto por hacerle sentir precisamente eso.

—Mierda, casi no llegaba a tiempo—Suigetsu apareció de la nada y se sentó a lado suyo un poco agitado—. Al menos Kakashi-sensei no es muy puntual que digamos.

Gracias a Dios, el bocazas de Suigetsu lo distraería de Naruto.

—¿Viniste corriendo desde la estación? —Sasuke continuó escribiendo en su cuaderno.

—No me lo vas a creer, pero...—sacó los materiales de la clase y tomó una profunda respiración—. El metro se atrasó y tuve que correr hasta aquí.

Pero el ojivioleta sabía que ese no era el semblante aburrido y normal de su amigo, tampoco parecía ser el relajado y confiado Sasuke que usualmente veía antes de un examen.

—¿Qué tienes? ¿Por qué parece que tu frente envejecerá antes que tú?

No se había percatado que su frente se arrugaba con esmero hasta ahora que la había relajado, bueno, ahora ya no estaba tan agradecido con Dios.

Por algo su amigo era un bocazas.

Pero antes de contestar, el peliblanco ya había dibujado una sonrisa pícara habiéndose perfectamente atrapado, y su frente nuevamente se arrugó sin importarle la vejez precoz.

—Por favor, no.

Suigetsu echó un vistazo a sus espaldas y sonrió más cuando vio a Naruto siendo molestado por uno de sus amigos.

—Tu mal humor sólo puede deberse a tres cosas—levantó el dedo índice en cuestión de segundos—. No encontraste el disco que andabas buscando como loco.

Sasuke exhaló con cansancio, Dios demostraba una vez más que no estaba de su lado.

Levantó el pulgar con una expresión de inocencia—. La clase de Orochimaru-sensei por los miércoles.

Una mueca de fastidio se apareció por el rostro del pelinegro. 

Levantó el dedo medio, acercándose un poco más a él para susurrar—. Uzumaki Naruto.

Sus labios se apretaron con molestia.

—Y veamos... hace una semana encontraste el disco de los Beatles que llevabas buscando desde hace tres años, y hoy no es miércoles, por lo que no veremos a Orochimaru en unos días—se quedó pensativo sólo para hacer enfadar más a Sasuke.

—¡Ding ding ding ding, tenemos a un ganador!

—Cállate.

Suigetsu le miró con cierta empatía mezclada con lástima y suspiró mientras abría su libro de estadística.

Libro que obviamente no iba a leer.

—¿Por qué simplemente no le dices y ya?

—¿Decirle qué?

—Ya sabes...—dijo al aire, como si Sasuke realmente supiera a lo que se estaba refiriendo.

El pelinegro le miró con los ojos entrecerrados, haciendo que Suigetsu copiara su gesto. Ninguno daba su brazo a torcer en su pequeña guerra de miradas, por lo que Sasuke, cansado del juego inmaduro, apartó la mirada con desgano y siguió con lo que estaba haciendo en su cuaderno.

Sólo quería estudiar en paz, y Naruto tenía que invadir sus pensamientos e incluso las conversaciones estúpidas que tenía con Suigetsu.

—Que te gusta, por dios—exhaló cansado—. ¿Es tan difícil?

Uhh, sí, de hecho, sí.

Un momento.

Sacudió la cabeza con desespero, a él no le gustaba.

—¿De qué estás hablando?

—Naruto te gusta—dijo en un susurro con un tono demasiado obvio.

Sasuke iba a replicar y defenderse de mil maneras, pero el impuntual Kakashi llegó. Demasiado oportuno.

Los estudiantes se dispersaron por la habitación dirigiéndose a sus lugares, y Sasuke no evitó buscar aquella cabellera rubia una última vez. Naruto se sentaba un par de filas adelante, así que fue fácil dar con él. Para su sorpresa, Uzumaki lo miró rápidamente y apretó los labios en una linda sonrisa. 

¿Linda?

Suigetsu le dio un golpe en el hombro con emoción. Sasuke no se inmutó y su mirada se quedó pegada a la nada, vagando en el fresco recuerdo de esos labios curvándose hacia arriba, una sonrisa dedicada sólo a él.

Pero esa pregunta sonando en su cabeza como un eco, sin respuesta y sin razón, se quedó ahí durante todo el examen.

Naruto era tan molesto.

[...]

Enfocarse en lo que verdaderamente era importante es lo que mejor hacía. 

Siempre escuchaba a su madre decir que no pasaba de la facultad al trabajo y del trabajo a la casa, pero no había nada que realmente lo motivara a hacer algo diferente a lo que ya estaba acostumbrado.

Pero ahora...

Ahora mismo no estaba tan seguro de eso. No después de tener a Suigetsu prendado a él como garrapata o como mosca al acecho, diciéndole que él sentía algo por ese rubio tonto.

¿Cómo podía Uchiha Sasuke sentirse atraído por alguien como Uzumaki Naruto?

Había millones de razones en su cabeza como para desechar cualquier idea como esa, en primera, no se hablaban; no tenían nada en común, apenas si cruzaban miradas, era demasiado despreocupado, y aun así cuidaba de sus amigos... pero era un escandaloso de primera, lo que hacía que todos se contagiaran de su buen humor.

Distraído, pero ayudaba a alguien si lo necesitaba.

Algo irresponsable, pero siempre estaba esforzándose para mejorar.

Un poco impetuoso, pero siempre bajo una justificable y noble razón para serlo.

Maldita sea.

Por cada cosa mala había una cosa buena para contrarrestarla.

¡Qué molesto!

Naruto no era mala persona.

Entró a la biblioteca ensimismado en la densa marea que eran sus pensamientos, su rubio problema, como había decidido llamarle, no hacía más que obligarlo a cuestionar sus propios sentimientos. Y lo que era peor, no podía creer que de verdad estuviera reconsiderando lo que había dicho Suigetsu.

Caminó a través de los pasillos sin detenerse mucho a ver, ya sabía lo que estaba buscando. Deslizó el dedo por la hilera de libros hasta dar con el título que quería, necesitaba uno sobre inteligencia emocional para su ensayo final de psicología. Se sintió aliviado de que nadie lo haya tomado antes, o, bueno, tal vez ayudó más el hecho de que hubiera llegado tres semanas antes del plazo de entrega que su propia buena suerte. Tomó el libro y lo guardó en su bolso, enseguida se dio cuenta de que a través del ahora hueco vacío podía ver una mesa al otro lado del estante.

Ahí estaba la causa principal de su molestia.

Leía algo con mucha atención, pero no podía alcanzar a ver el título del libro desde esa posición. Parecía algo perdido porque jugaba con su cabello como si fuera una pelotita anti estrés, tenía los labios fruncidos y su frente se arrugaba levemente. Definitivamente estaba luchando por entender lo que estaba leyendo, y eso a Sasuke le resultaba absurdamente adorable.

Y entonces pensó que estaba volviéndose loco por sentir aquello.

No supo en qué momento Naruto levantó la mirada para cruzarse con la suya. Sasuke apartó los ojos por el pánico al ser descubierto, lo que no duró tanto porque enseguida regresó sus oscuros ojos a los intensos azules que le miraban a través de ese pequeño espacio. Otra sonrisa apareció en el rostro de Naruto, pero la timidez y los nervios le hicieron bajar la mirada para concentrarse nuevamente en el libro. Sasuke se sintió un poco decepcionado por más que quisiera negarlo. 

Eso era incluso más molesto que todo lo anterior.

Sigilosamente caminó por el corredor hasta dar la vuelta, estaba sorprendido consigo mismo por lo que estaba a punto de hacer. Caminó lentamente hacia donde se encontraba el rubio, observó las mesas de su alrededor y notó que estaban ocupadas por dos o tres estudiantes, excepto por la de Naruto que se encontraba solo.

Que conveniente.

Se sentó frente a Uzumaki, algo que ni en sus más locos sueños hubiera hecho, pero quería ver qué tanta razón tenía Suigetsu. Dejó su bolso a un lado no sin antes sacar el libro de psicología que había tomado, lo abrió en una página cualquiera y se sumió en una lectura que no lograba entender, no porque no pudiera comprender lo que estaba leyendo, sino porque no lograba concentrarse en ella. Levantó la mirada queriendo descubrir por qué le atraía tanto la persona que se sentaba justo frente a él.

Aunque quizás fue demasiado, porque el rubio se removió incómodo en su lugar.

—¿Por qué...? —escuchó un ligero susurro—. ¿Por qué estás aquí?

—¿No puedo sentarme aquí? —respondió de forma tosca.

Que mal comienzo.

Él agitó la cabeza asustado—. ¡No es eso! —exclamó.

Pero la gente a su alrededor se giró hacia ellos, los «shh» se escucharon como un coro de universitarios cansados y sobre todo molestos. Naruto sintió su cara arder mientras susurraba disculpas llenas de vergüenza, mientras que Sasuke escondía una pequeña sonrisa detrás de su libro.

—No es eso—afirmó nuevamente en voz baja—, sólo... pensé que yo no te agradaba.

—¿Por qué dices eso?

—Todo el tiempo me estás evitando.

Sus esfuerzos por aparentar que Naruto le era indiferente no funcionaron. Eso le sorprendió.

También le sorprendió que, aunque todo ese tiempo se estuvo comportando como un cobarde y un grosero, el rubio le sonreía cada vez que podía. No perdía ese toque amable, extrovertido e impetuoso que lo caracterizaba bien; ni siquiera en sus ojos se lograba ver alguna pizca de molestia o rencor.

—No eres desagradable, sólo un poco molesto.

Pero eso al rubio no le sentó bien, frunció la frente y abultó los labios ofendido.

—¿Molesto? —dijo con disgusto—. ¿Acaso te hice algo como para que digas eso?

Obviamente.

Pero no podía decirle que le resultaba molesto porque su risa era la que más resaltaba entre todas, o porque le parecía tierno lo mucho que se esforzaba en clase; estaba de más decir que si admitía lo nervioso que se sentía al verlo, lo suficiente como para evitarlo cada que podía, lo haría quedar como un tonto.

Ni hablar.

—Vamos afuera.

Sasuke guardó su libro y se puso de pie, pero Naruto no se movió ni un centímetro. El azabache alzó una ceja, esperando que el miedoso frente a él hiciera algo.

—¿Quieres pelear conmigo?

Sasuke suspiró.

—No podemos seguir hablando entre susurros.

Naruto lo pensó unos segundos más, resignado y curioso tomó sus cosas para seguir al pelinegro. Salieron de la biblioteca sin prisa alguna, y en un extraño y acogedor silencio recorrieron los pasillos de la facultad. Sasuke colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón, miró de soslayo a Naruto y la voz de Suigetsu hizo eco en su cabeza.

«Te gusta Naruto»

—Entonces...—Uzumaki habló.

Estaban fuera, no había mucha gente alrededor del campus.

—Si no venimos a pelear... ¿qué se supone que estamos haciendo ahora? —dijo nervioso.

—Caminamos.

Pero eso descolocó al rubio y lo miró como si estuviera loco.

—¿Caminamos?

Asintió—. ¿Qué estabas leyendo hace un rato?

Naruto rascó su cabeza con vergüenza—. Si no gano el próximo examen de ética voy a reprobar.

—¿Ética? —dijo con burla.

El rubio le dio un empujoncito con el hombro, lo que tomó desprevenido a Sasuke, porque inmediatamente sintió eso de lo que había estado escapando.

—No te burles de mí—hizo un mohín desesperado—. No me gusta leer tanto como a ti.

—¿Quieres que te enseñe? —Sasuke ofreció su ayuda sin más.

Naruto pestañeó incrédulo—. ¿Qué?

—Yo puedo ayudarte a estudiar—se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa.

Pero lo era, sobre todo porque Naruto creía fervientemente que le desagradaba. El rubio se detuvo frente a él, aún confundido por lo que había escuchado, pero los ojos oscuros de Uchiha Sasuke le miraban tranquilamente y con mucha atención esperando una respuesta.

Ahora entendía por qué las personas, y sobre todo las chicas del campus, parecían caer rendidas ante a él. Porque Naruto no pretendía mentir al no decir que la mirada que estaba recibiendo era muy cautivadora.

—Si no quieres sólo dilo—Sasuke se hizo a un lado y continuó caminando.

—¡No, no, no! —Naruto fue detrás de él—. ¡Está bien!

Se interpuso en su camino.

—No voy a perder la oportunidad de estudiar contigo—murmuró ruborizado—. Eres el mejor del curso, ¿sabes?

Lo tomó como un halago y sonrió con arrogancia.

—¿Pero... cuánto debo pagarte? —preguntó preocupado—. Porque no creo que sea gratis.

Perspicaz.

Eso le gustó.

Era increíble el cómo parecía más cómodo con Naruto. De entre todas las personas, tenía que ser justamente él.

—Vayamos a cenar.

De nuevo la incredulidad se pintó en el rostro del rubio. Estaba confundido, y ya había perdido la cuenta de cuántas veces se había sentido de esa forma alrededor de Sasuke.

—¿Acaso no te parezco molesto?

Sasuke dio un par de pasos cerca de Naruto, aproximando su rostro al de este. Lo observó como nunca lo había hecho en los últimos dos años.

—Entonces no te comportes como tal y di que sí.

Naruto sintió a su corazón colapsar, junto a ese cosquilleo en su estómago que lo hizo tragar duro.

—Bien.

Y luego salió corriendo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).