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Una caja de rosas gemelas (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Viola abrió los ojos ante la luz del sol, que golpeaba el lado derecho de su cara. Primero pareció haberse mudado de una cabaña en la montaña a la casa de Roofs, pero ahora, por extraño que pareciera, estaba acostado en la cama de la iglesia. Y mirando la forma del sol, que entraba de lleno por la ventana, pronto pareció darse cuenta de que ya era mediodía.

El interior de su cuerpo todavía estaba bastante caliente y su espalda pareció sentirse pesada y muy, muy adolorida. Aún así, Viola se levantó y revisó su pie izquierdo. No había heridas en el talón y tampoco en su empeine. ¿Fue un sueño? Viola palmeó su piel. No, no podía ser posible. Cuando miró debajo, vio que solo estaba su zapato derecho y que había un montón de manchas de tierra. Pero ¿No era trabajo de un santo curar una herida con solo tocarla? Y ellos estaban lejos de serlo. Es más, caminaban completamente en el sendero contrario.

Viola se levantó, sacó sus zapatos de repuesto, se los puso y salió de la habitación para buscar a Safils.  Quería preguntarle sobre sus poderes.

"¿Safils?"

No se le veía por ninguna parte, incluso después de buscar por toda la iglesia y en la zona residencial. Pero cuando Viola abrió la puerta del jardín, pareció quedarse en completo shock.

"Esto..."

Las rosas tenían un olor bastante sofocante y estaban creciendo en un rojo y azul bastante vivos. Además, Safils estaba allí, cerca de las flores y con sus manos jugando con cada uno de los pequeños pétalos. La verdad era que se trataba de una vista tan bonita, tan perfecta que Viola siempre tenía dudas sobre lo que era verdad y lo que no lo era cuando estaba al lado de ellos. Además, también estaba bastante incómodo. Casi como si hubiera entrado en un mundo desconocido del que no podía salir.

"¿Qué estás...? ¿Qué estás haciendo?"

Safils acarició el capullo.

"Escuché que estas rosas tenían mucho tiempo sin florecer. Solo quería echarles una mano".

Cuando el demonio dijo eso, acariciando lentamente el capullo de la planta, la rosa se abrió lentamente desde el interior y, de los brotes verdes, aparecieron un montón de pétalos rojos.

"..."

Las rosas florecieron en un instante, pero no pudo disfrutarlo cuando la sonrisa de Safils era así de aterradora.

"Las flores están vivas de nuevo."

Safils arrancó una de ellas con la mano, besó la punta de los pétalos y sonrió:

"Ni siquiera tienen espinas. Puedes tocarla si quieres."

Cuando acercó la flor en su dirección, los pétalos comenzaron a provocar cosquillas en la mejilla de Viola. Además, la sonrisa de Safils hacia él era tan hermosa, tan malditamente brillante que no pudo evitar sentir algo así como "un miedo instintivo" que le hizo retroceder lejos de él.

"Vamos..."

El cuerpo de Viola, que fue arrastrado por los brazos del demonio, se balanceó hasta que quedó en una posición en que era sostenido por la espalda.

"Debes darme una recompensa por cuidar tan bien de los jardines de tu iglesia ¿No crees?"

Cuando la ropa comenzó a enrollarse sobre su vientre, Viola pareció tan asustado que trató de quitarse esas manos de encima a como diera lugar.

"¡No hagas eso en un lugar como este!"

Después de todo, estaban en el patio trasero de la iglesia, por lo que los aldeanos y los niños podían llegar en cualquier momento. Y si comenzaba a llamar la atención, entonces Viola ya no podría quedarse en este pueblo nunca más.

"¿El lugar es un problema tan grande? ¿Incluso aunque parece que me necesitas tanto?"

Viola no sabía que decir.

"Porque es verdad ¿No es cierto? Me deseas. Me necesitas desde que despertaste... Ojalá pudiera ser más honesto y decir algo que me emocione. Tal vez susurrarme al oído o besarme primero."

Las mejillas de Viola se sonrojaron ante lo directo que era.

"¿Cómo podría hacer...?"

Trató de desenrollar los brazos que estaban envueltos alrededor de su cuerpo, pero Safils ni siquiera se movió.

"Porque yo no tengo ningún problema en retenerte aquí. Pero, si comienzas a ser un niño bueno y te sinceras... Puedo llevarte al lugar que quieras y ser tan discreto como quieres que lo sea."

Algo frío recorrió la columna vertebral de Viola. De todos modos, ya que al final no iba a querer soltarlo, era mucho mejor moverse de lugar que ser abrazado justo aquí.

"En... Tu habitación..." Viola, quien evidentemente estaba muy nervioso, se giró y miró a Safils directo a la cara. "Llévame a tu habitación."

"¿Qué te gustaría que hiciera en mi habitación?"

"Por favor..."

"Vamos, puedes hacerlo. Trata de ser honesto."

Safils presionó su boca contra el cuello del muchacho. Viola se mordió los labios con fuerza, respiró un momento y luego, incluso cerró los ojos. El aroma de las rosas lo estaba mareando tanto que ya ni siquiera coordinaba bien sus pensamientos con lo que tenía en el corazón.

"Siempre me siento mejor cuando me tocas..."

En el momento en que puso esas palabras en su boca, quiso llorar por la vergüenza. Viola se cubrió la cara con ambas manos y tembló.

"Quieres conectarte conmigo, cariño."

Safils acunó la cara de Viola. Sin embargo, aunque sus palabras no eran preguntas, sino órdenes, el joven lo miró a la cara y contestó:

"... Si quiero."

Lleno de humillación y desesperación, Viola asintió con la cabeza, diciéndole a Safils una y otra vez que fueran a su habitación antes de que llegaran los niños.

"Está bien. Vamos."

Sintiéndose excitado por la manera tan desesperada en la que se comportaba, Safils agarró la cintura de Viola y se dirigió hacia la habitación que tenía en la iglesia.

"Ven aquí, Viola."

El destino era su cama. 

Puso a Viola entre las sábanas e inmediatamente expuso la parte inferior de su cuerpo para que pudiera ser devorado por él.

"Es bueno celebrar momentos tan bonitos ¿No crees? Como que las rosas estén floreciendo o, el hecho de que nosotros estemos juntos..."

"No..."

La mano de Safils agarró el pene de Viola, frotó sus pilares, la parte de arriba, la de abajo, e inmediatamente después, se la llevó a la boca hasta dejarlo bien lleno con saliva.

"Ah, mier…"

Cuando su lengua pasó por la pequeña abertura de la punta, Viola gritó con fuerza, trató de morderse los labios y cerró los ojos como para no pensar en lo que estaba haciendo con el diablo. Sin embargo, para el momento en que el pene se salió, descubrió que ya estaba goteando con tanto semen que dejó de parecer normal.

"Está saliendo mucho. ¿No te da vergüenza estar tan necesitado?"

Safils abrió el agujero de la punta de su pene con los dedos y antes incluso de preguntar qué iba a hacer, Safils agarró una rosa roja, que estaba en el buró y que no tenía ni una sola espina, entre sus largos dedos, y la insertó en la uretra de Viola.

"¡Ah...!"

No podía hacer ni un solo sonido decente. 

Dolía. Realmente era muy doloroso. El área que frotaba estaba tan caliente que no podía quedarse quieto ni un segundo más. En realidad, Viola luchó mucho y trató de quitarlo de allí, pero Safils controló el movimiento con una sola mano y preguntó:

"¿Se siente mal? Bueno, como quieras."

Safils sacó la rosa de un jalón

"¡Oye! Ah..."

La sensación de barrer el interior de su pene, con un tallo duro y seco, fue terriblemente poderosa para el pobre cuerpo de Viola. Además, cada parte de su carne había comenzado a sentirse como si se estuviera derritiendo entre sus manos. Calentándose y calentándose hasta notar que no podía cerrar bien los ojos ni la boca, y que las lágrimas y la saliva estaban fluyendo una tras otra hasta hacer un desastre en la cama. Su cabeza no podía seguir el ritmo de sus otros sentidos.

"Siento como tiemblas..."

El tallo se clavó de nuevo en su pene pero, de una manera más profunda que antes. La uretra se torció, su culo se calentó y entonces, Viola gritó cuando sintió que el interior de su cuerpo casi se volteaba de lugar.

"Y es hermoso."

Pero cuando movió su dedo hacia la flor, la vibración se hizo tan fuerte que tuvo que taparse la boca para no gritar.

"¡Ummm!"

Viola se encogió de hombros, agarró la ropa de cama con fuerza y se retorció como si no pudiera atraer más oxígeno a su cuerpo.

Safils estaba listo para meter otra rosa, aunque ahora era la azul.

"No me gusta... No me... Ya no... Por favor."

Abrió mucho los ojos al ver como la rosa azul comenzaba a bajar hasta ese lugar que ya se había abierto completamente para recibirlo. Luego, un entumecimiento escalofriante se extendió desde esa área, hasta hacer que su pene entero estuviera en llamas y que ​​los dedos de sus pies se extendieran cómo en un abanico casi perfecto.
Y en el momento en que ambos tallos fueron retirados al mismo tiempo, Viola lanzó un chorro de semen tan impresionante que incluso rebotó en la cara de Safils y le manchó la ropa.

Sin embargo, incluso después de eso, el sexo no paró.

"Perdón. Perdón, Dios. Perdón."

Disculpándose una y otra vez, Viola se emborrachó de ese rico placer que estaba sintiendo por primera vez en su vida.


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