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Una caja de rosas gemelas (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Esto es lo que hay para hoy."


Había mucho ruido alrededor de su cama así que, cuando abrió los ojos, descubrió que Roofs estaba sosteniendo una canasta llena de frutas frescas.


"No puedo comer tanto".


Con una sonrisa amarga, Viola se levantó lentamente. En sus manos había duraznos, manzanas, uvas y hasta limones de colores bastante fuertes.


La verdad era que, desde la última vez, todos los días comenzaron a parecer realmente pacíficos. Ni Roofs ni Safils intentaron tocar un solo dedo de Viola y prometieron que se portarían bien hasta que se sintiera mejor. Y ya que parecieron completamente decididos a actuar de una manera bastante tierna frente a él, fue como si cada día en que lo tomaban hasta hacerlo desmayar fuera solo una mentira.


"¿Solo tienes fruta?"


Safils miró la canasta antes de hacer lo mismo con Roofs.


"Es difícil encontrar algo más en este lugar."


Tal vez fuera porque se adaptaban bien a la tierra, pero había muchas casas que cultivaban cítricos en este pueblo. Los melocotones y las manzanas eran enormes y se decía que eran mejores que las que podías probar en la ciudad.


"Los melocotones de hoy están muy ricos."


Roofs traía comida y bebida todos los días. Ayer trajo duraznos, pero los frutos parecieron bastante amarillos para su gusto. Aún estaban duros y no pudo comerlos bien. El hombre se quejó de insatisfacción y volvió a tener un rostro bastante enojado, pero igual había admitido que fue su error y prometido que no pasaría otra vez. Esta vez, consiguió melocotones maduros y bonitos.


"Los duraznos de ayer tuvieron solución." Dijo Safils. "Viola le puso miel, así que estaba muy rico."


"¿Eso significa que me perdonas?"


"Creo que significa que no hubo nada para perdonar en primer lugar."


Roofs sacó su cuchillo y hábilmente cortó una manzana en trozos bastante pequeños.


"Aquí."


Luego lo llevó de inmediato a la boca de Viola.


Aparentemente, a Roofs le gustaba mucho eso de alimentar a Viola cada día. Era como si deseara que dependiera de él.


"¿Esta bueno?"


"Sí."


La manzana estaba fresca y muy, muy sabrosa.


"¿Te gustó?"


Roofs sonrió, colocando la manzana en su boca de nuevo.


"Dame a mí también".


"Bueno." 


Entonces Safils mordió la mitad de la manzana que Roofs estaba mordiendo. Fue como... Un beso.


Viola se quedó mirando la forma tan natural en la que se comportaban los dos.


"Es delicioso."


Safils masticó la manzana, después se secó los labios con el dorso de la mano y dijo que podría comer de esas para siempre si no hubiera otra opción.


"¿Verdad? Escuché que estaban buenas, así que por eso las compré."


"... Gracias por el esfuerzo."


Quizá esta fruta había salido muy cara así que, Viola, un tanto apenado, lo recibió con gratitud e incluso se disculpó por no haber querido al inicio.


Él ya había rechazado los obsequios que le daban, como ropa y adornos de oro. Es decir, no necesitaba cosas tan lujosas. Sin embargo, aceptó tomar la comida y un par de zapatos porque sabía que los hermanos se ofenderían si no lo hacía. Y en realidad, podía decirse que los llevaba puestos como una muestra del cariño que tenía hacía los dos.


Poco a poco se había estado levantando de la cama hasta caminar sin sentir dolor. Ayer, después de una larga ausencia, fue a la tumba de su padre y habló con él sobre lo que había pasado últimamente. La situación actual no fue intencional, pero estaba agradecido de que su vida pareciera tan tranquila después de tanto caos.


"Te ves muchísimo más saludable ahora".


Safils trajo un poco de vino para entregárselo a Roofs, quien estaba satisfecho con todo lo que el joven estaba comiendo ahora. La razón por la que no le habían dado a Viola era porque se mareaba muy fácilmente y no pensaron que fuera algo bueno para su estado actual.


Roofs y Safils entonces comenzaron a hablar de la historia de sus últimas familias, de sus aventuras y de las personas que conocieron en cada país en el que estuvieron. Los dos sabían una variedad de idiomas bastante complejos y además, también le contaron sobre eventos tan maravillosos que le hicieron pensar que todo lo que estaba escrito en los libros de historia era mentira.


"Ya es de día."


Mientras estaba absorto en la historia, la oscuridad fuera de la ventana ya se había desvanecido. Roofs bostezó ruidosamente, se estiró, y luego se acostó sobre las rodillas de su hermano, como si estas fueran su almohada.


"Queríamos que comieras un poco... Pero ahora realmente me estoy muriendo de sueño".


"Está bien, pero yo tengo que asistir a la oración de la mañana".


Safils acarició el cabello de Roofs, mostrando una sonrisa bastante hermosa sobre sus labios.


"No vayas. Quédate."


"¿Cómo le voy a explicar eso a los ancianos? Además, ya no quiero escuchar que nosotros somos unos inútiles. Debemos empezar por pequeñas cosas hasta hacernos de un buen nombre".


Roofs, que había estado murmurando un montón de palabrotas, se puso de pie abruptamente y le dejó irse.


"Entonces... Viola. Hazme espacio."


Roofs se subió a la cama, se acostó junto a Viola, y estiró los brazos para poder abrazarlo como lo haría con un peluche.


"Hoy serás completamente mio".


El rostro de Roofs, con los ojos cerrados, estaba bastante cerca del suyo. Tanto que Viola podía oler lo fresco que era su aliento.


"..."


¿Alguna vez alguien había dicho que eran inútiles? Pareció imposible, pero no iba a cuestionar a los demonios en un momento tan lindo como lo era ahora. En cambio, solo suspiró y acarició el cabello rubio de Roofs con una sola de sus manos.


"¿Se durmió?"


Preguntó Safils en voz baja. Viola asintió.


"Debe estar muy cansado. Tendrás que dejarlo dormir aquí por hoy".


"Entiendo..."


"¿Qué quieres hacer? Puedes dormir en mi cama si quieres."


Viola miró a Roofs, quien no lo soltaba por nada del mundo.


"No, está bien. No me molesta."


"Bueno. Intenta descansar un poco tú también ¿De acuerdo?"


"Sí".


Safils se levantó y salió de la habitación con una vela en la mano y su uniforme en la otra. Viola, en cambio, cerró los ojos y trató de dormir.


La temperatura corporal de Roofs estaba pegándole desde tantas direcciones que cayó en cuenta de que era la primera vez que se acostaba con alguien hasta sentirse tan enternecido. Si tuviera una familia, ¿Habría dormido así con sus padres al ser un niño? No podía estar seguro y no podía decir que conociera lo que era una familia. El padre de esta iglesia, que tomó el lugar de su papá, fue muy amable con él y generosamente le dio todo lo que deseaba. Todo menos un amor real de casa. Por supuesto, el padre amaba muchísimo a Viola, pero ese amor era el mismo que le mostraba a todos. Así como quería a los niños que venían a la iglesia quería a Viola. Y así como compartía la mesa con los pueblerinos, lo hacía con él.


Volvieron los recuerdos de la infancia sin que pudiera evitarlo. 


Tenía envidia cuando veía las espaldas de sus amigos, regresando a casa después de estudiar en la iglesia. Ellos poseían un hogar al que volver y sus padres los elogiaban por su arduo trabajo. Obviamente el vínculo entre ellos era algo que Viola no podría tener en sus manos sin importar cuánto lo deseara.


"Pase lo que pase, siempre nos encontramos".


Lo que dijo Roofs de su hermano le vino a la cabeza. En realidad, tuvo un poco de envidia de esas dos personas, que en cualquier momento y de cualquier manera afirmaban que estaban conectadas entre sí.


Avergonzado por esto, Viola inclinó la cabeza y suspiró. Estaba envidioso de lo que tenían y eso a la vez, le hacía tener muchos celos de su amor.


Había vuelto a pecar sin quererlo.


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