Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Incondicional por Girlyfairly

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Elle camina de un lado a otro por la sala de su pequeño apartamento con el teléfono pegado a la oreja, en cada tono de la llamada los vellos de su nuca se crispan un poco más y sus pisadas se vuelven más pronunciadas.


—Contesta, hijo de puta —masculla entre dientes, frunciendo el ceño.


No le faltan ganas de lanzar el celular y estrellarlo contra la pared, pero cometer semejante estupidez por ese imbécil no vale la pena.


Cuando cree que será desviado de nuevo al buzón de voz, la llamada es atendida.


—¡Aiber! —Se apresura a decir deteniendo sus pasos en seco, temeroso a que el otro vaya a cortar.


—¿Qué quieres, Elle? ¿Veinte llamadas perdidas en menos de diez minutos? —el joven rubio chasquea la lengua y pone los ojos en blanco— ¿Sabes que puedo demandarte por acoso?


—¿¡Dónde estás, idiota!? —Pregunta haciendo su mejor esfuerzo por contener su furia, puede escuchar música y risas al otro lado de la línea, por la hora duda que se trate de una discoteca pero fácilmente piensa en un bar o al menos un restaurante.


—Ocupado. —Es tajante y se le escucha hastiado antes de hacer una señal al bartender para que le sirva otro trago— Ya te lo había dicho, Elle.


—Tu novio está enfermo, lleva tres días en cama —tensa la mandíbula y empuña las manos, si lo tuviera enfrente no dudaría en soltarle un golpe, aún así hace un esfuerzo por mantener la voz baja, lo menos que quiere es que su mejor amigo escuche la conversación en la habitación—, ¿y tú no has podido hacer espacio para venir a verlo?


—¿Se va a recuperar con mi presencia? —suspira masajeándose con dos dedos el puente de la nariz— Te tiene a ti, deberías estar feliz de poder cuidarlo, ¿no crees? —Sonríe de lado, está al tanto que Elle suspira por Light desde el secundario, cosa que podría molestarlo o ponerlo celoso ya que esos dos viven juntos, sin embargo sabe que él tiene a ese castaño en la palma de su mano.


—Se la pasa preguntando si el desgraciado que tiene por novio ha llamado preguntando por él, ¿cómo podría estar feliz? —Rechina los dientes y aprieta demasiado el teléfono, al punto de escucharlo crujir. Detectó la saña en las palabras del otro y sí que estaría muy feliz de cuidar a Light si tan solo ese idiota no existiera.


—Entonces miéntele, eres bueno en eso, ¿o me equivoco? No paras de decirle que es tu mejor amigo cuando realmente quisieras algo más, ¿verdad?


El pelinegro se crispa aún más. Sí, Aiber sabe que él lleva enamorado de Light por mucho tiempo y parece que disfruta de poner el dedo en la llaga, pero justamente hoy no está de ánimos para seguirle el juego.


—Jamás voy a entender qué demonios vio Light en un tipejo como tú, sin embargo en este momento no me puede importar menos. ¡Solo actúa como el jodido príncipe azul que cree que eres y ven de una puta vez!


—Lo siento pero yo paso, que pereza ir a visitar a un enfermo, ¿qué tal si me contagia lo que sea que tiene?


Elle ríe con malicia y molestía. —Ni siquiera sabes de qué está enfermo, ¿verdad?


—Nope, ahí que me lo cuente cuando se mejore, ¿te parece, Lawly? —Suelta una risa socarrona al imaginar la cara que ese paliducho debe haber puesto por usar ese mote especial con el que Light lo llama.


El pelinegro abre los labios de inmediato, dispuesto a decirle hasta de lo que se va a morir si se atreve a llamarlo de esa forma de nuevo, sin embargo todo su coraje debe morir en su pecho al momento que escucha el sonido de la llamada desconectada. Tensa la mandíbula y antes de cometer la idiotez de lanzar el celular —es universitario y no puede darse el lujo de arruinarlo—, toma un cojín del sofá y lo muerde para intentar mermar las ansias de asesinar a ese imbécil.


Aiber y Light son novios desde un poco antes de terminar la secundaria, desde entonces Elle supo mantener su puesto de «mejor amigo» y él era genuinamente feliz si Light lo era. No obstante, el tiempo ha pasado y solo ha quedado en evidencia que el tipo es un patán; sí muy guapo, rubio de ojos azules y lo que quieran pero le lleva guardado una lista de cada desplante. Ha dejado plantado a su amigo en dos ocasiones, cuando ha llegado al apartamento a ver películas parece más preocupado en meterle mano pese a la notable incomodidad del castaño, su mejor amigo quizá no se lo ha contado por vergüenza pero ha escuchado rumores que hace unos meses existió una infidelidad por parte de Aiber, y lo último es que no lo visita estando enfermo. Lo único que se pregunta es: ¿qué mierdas le ve Light a ese imbécil?


ooooo




Light abre el grifo del lavamanos, acto seguido se inclina hacia adelante y ahuecando las manos toma un poco de agua para enjuagarse la boca, la siente demasiado pastosa. Al enderezarse nota su reflejo en el espejo, luce fatal. Tiene los ojos llorosos, los párpados hinchados, la nariz roja y está despeinado. Lleva tres días enfermo, la temporada de parciales está cerca y había estado estudiando hasta altas horas de la noche, supone que tanto estrés lo tenia con las defensas bajas y por eso cogió un resfriado. No ha querido avisarle a sus padres, su madre sigue escribiéndole a diario para preguntarle si está comiendo y durmiendo bien aunque ya haya pasado diez meses desde que se mudó, mientras tanto su padre aprovecha cualquier oportunidad para preguntarle si al fin ya dejó a ese novio suyo como le dicen. Es un hecho que Aiber no les agrada y parece ser que lo único que los deja tranquilos luego de que haya decidido mudarse, es que sea Elle con quien está viviendo. Los comprende, Elle es el mejor amigo que le pudo pedir a la vida, es quien lo ha estado cuidando estos últimos días, llegando a exagerar en ocasiones pero él siempre ha sido así.


Sale del baño y de inmediato da un paso hacia atrás luego de casi haber chocado justamente con el pelinegro.


—¡Me asustaste! —Exclama, respirando agitado y llevándose una mano al pecho.


—¿Qué haces de pie? —Pregunta con voz neutral frunciendo el ceño levemente.


—¿Cómo qué... —Se queda en silencio al ver el enorme ramo que el otro trae, el cual segundos atrás había pasado desapercibido para él— ¿Y... Y estas flores? —Sus labios tiemblan, formando una sonrisa nerviosa.


Elle suspira y desvía la mirada antes de extender los brazos y entregárselo. —Vinieron para ti.


—¿¡De verdad!? —Casi se las arrebata y con la misma emoción busca alguna tarjetita, la cual encuentra justo al medio de dos rosas— «Bebé, perdón por no haber ido a visitarte estos días, he estado muy ocupado pero he pensado en ti a diario. Espero que te recuperes pronto. Te amo... Aiber» —Lee con una enorme sonrisa, sin poder evitar apretar el ramo contra su pecho y dar un par de brinquitos— ¿¡Ves!? ¡Te dije que debía haber algún motivo!


—Sí, ¿verdad? Una lindura tu novio. —Se cruza de brazos, poniendo los ojos en blanco.


—Elle... —Hace un mohín con los labios, luciendo desanimado.


—Lo siento Light, simplemente no se me ocurre qué puede ser tan importante cómo para no tener ni unos minutos para ti. Para mí un ramo de rosas no sería suficiente pero no pienso amargarte el momento, mejor dámelas y las pondré en agua. —Extiende una mano, esperando las flores.


—No, las pondré yo. —Trata de esquivarlo al pasar a su lado, sin embargo lo detiene del brazo.


—Has estado en cama los últimos dos días, no deberías andar de pie así como si nada. Por favor, vuelve a la cama, yo lo haré.


—Ya me siento mejor —responde con tono serio—, y no creo que lo ideal sea que tú toques mis flores cuando no soportas a Aiber. —Se remueve, logrando soltarse aunque el movimiento le provoca un mareo y debe sostenerse pronto de la pared.


—¡Light! —De inmediato lo rodea de la cintura, acto seguido suspira para calmarse, lo último que necesita es que el castaño se enoje con él— Escucha, lo siento, es cierto que no soporto a tu novio pero es porque me ha tocado ser tu paño de lágrimas cada vez que te ha hecho algo...


—Todas las relaciones tienen problemas... —Interrumpe, desviando la mirada apenado.


—Sí y tienes razón —aunque no esté de acuerdo no piensa llevarle la contraria, al menos no ahora—, tienes razón pero también sabes que te quiero, por eso a veces exagero las cosas, en el fondo me parece un lindo gesto que Aiber haya decidido enviarte flores, demuestra que está preocupado por ti.


—¿¡Verdad que sí!? —Como si su amigo hubiera usado las palabras indicadas, su rostro vuelve a brillar lo mejor que puede a pesar de su aspecto enfermo.


Elle asiente con una leve sonrisa, aún sosteniéndolo de la cintura para evitar un accidente. —¿Dejas que yo las ponga en agua? Preferiría que tú sigas descansando para que te recuperes más pronto.


—Está bien... —accede sonriendo— pero con una condición.


—¿Cuál? —Elle lo mira a los ojos, perdiéndose en ellos y disfrutando la cercanía. En este momento el idiota de Aiber no podría importarle menos, lo único que desea es poder alargar ese instante lo más que pueda.


—Que veamos una película —pide con un gesto infantil—. Ya me aburrí de estar tirado en la cama, me voy a volver loco.


La frase «como ordenes» pasa por la cabeza de Elle, pero responder así sería muy extraño.


—Sip, claro... ¿Te parece si vemos mean girls?


El castaño frunce el ceño. Esa película es su pecado culposo, la adora desde que es adolescente, sin embargo su pequeño círculo de amistades la considera aburrida.


—Pensé que no te gustaba.


—Uhm... me parece con trama muy juvenil para mi gusto —responde rascándose la coronilla— pero no me desagrada.


—Pero podemos ver cualquier otra cosa, no tienes que sentirte obligado por mí.


—Nope —le toma el mentón con dos dedos, pellizcandolo juguetonamente—. Con el enfermo y el cumpleañero aplica la misma regla: se deben dejar consentir.


Light siente las mejillas calientes de inmediato, y lo adjudica a que quizá le está volviendo la fiebre.


—Está bien, entonces te estaré esperando en la sala.


Elle sonríe y le pide que camine despacio antes de él dirigirse a la cocina, el apartamento es pequeño así que duda mucho que le ocurra algo en diez pasos. Mientras echa un poco de agua en un florero, presta atención al hermoso racimo de rosas que ha dejado sobre un mueble, son de un rojo vibrante y el envoltorio que las rodea tiene detalles dorados, luciendo bastante sofisticado y pulcro. No puede evitar sentir... ¿celos? ¿Rabia? ¿Impotencia? Si Light fuera su novio no esperaría por días o momentos especiales para regalarle rosas, él los volvería especiales al traerle una de sorpresa.


Suspira y menea la cabeza, prefiere no darle vueltas al asunto y se limita a acomodar cada rosa de la mejor manera. Luego lleva el florero consigo porque cree que al castaño le gustará verlas en la mesita de la sala mientras miran las películas.


—¿Estás listo? —Pregunta tras empujar la puerta de la cocina.


—Sip, fui por una cobija al cuarto. —Dice, envolviendose más con ella en el sofá.


—¿Tienes frío? —Elle deja el florero en la mesita y de inmediato se acerca a él para tocarle la frente con el dorso de la mano— No tienes fiebre, seguramente es porque aún no te recuperas del todo pero ya te ves mucho mejor que ayer


—Contigo como enfermero era imposible no mejorar. —Sonríe, sacando una mano de debajo de la cobija y extendiéndola hacía su amigo, invitándolo a sentarse a su lado.


—Lo que pasa es que has sido un paciente fácil de cuidar. —Responde, inclinándose hacia delante para besarle la frente antes de sentarse junto a él.


En un principio miran la película uno al lado del otro, hasta que Light inclina la cabeza y la posa sobre el hombro del contrario. Ese roce es suficiente para que el corazón del pelinegro comience a bombear más sangre mientras se queda inerte. Durante los años la relación de ellos ha evolucionado y en ocasiones algunos se atreverían a decir que actúan como si fueran novios, aún así muchas veces Elle no sabe cómo reaccionar cuando el otro lo toma de las manos o lo abraza de la nada, o como ahora que puede percibir el olor a shampoo que emanan sus hebras castañas. Uno y mil escenarios pasan dentro de su cabeza hasta que la dulce voz de su amor lo saca de sus cavilaciones.


—¿No tienes frío? —Light se endereza y levanta un poco la cobija, como invitándolo a también cubrirse con ella.


Elle traga saliva. Honestamente no, no tiene frío, pero sería un idiota si desaprovecha la oportunidad de acurrucarse bajo la misma colcha con Light.


—Sí, u-un poco... —Balbucea, arrastrándose por el sofá hasta que la manta es suficiente para cubrirlos a ambos, sin embargo el pelinegro se atreve a intentar ir más allá— Se me ocurre algo para que estés más cómodo.


Light frunce el ceño confundido, no obstante antes de que pueda preguntar, lo ve recostarse por completo, el sofá es lo suficientemente largo para hacerlo, de hecho al ser el único sillón del lugar lo compraron con la idea que pudiera servir de cama si alguna vez algún amigo lo necesitaba.


—Ven. —Le pide, abriendo los brazos.


El castaño duda unos segundos, no porque la posición le parezca comprometedora, para nada, hasta han dormido en la misma cama. Más que nada no cree que vaya a ser una posición muy cómoda para su amigo, sin embargo sus dudas se disipan cuando éste vuelve a insistir. Se acomoda sobre él, su cabeza quedando sobre el pecho del otro, quien procede a enrollar las piernas con las suyas antes de extender la cobija sobre ambos.


—¿Estás cómodo?


Light asiente mientras unos dedos se enredan en su cabello.


Continúan viendo la película, el castaño es quien más la disfruta de los dos y se sigue emocionando con escenas que ya vio un sinfín de veces, Elle por su parte disfruta verlo emocionado. El tiempo transcurre hasta que a los sonidos provenientes del televisor se le agregan unos suaves ronquidos, Elle ladea la cabeza solo para confirmar sus sospechas: Light está dormido. No le sorprende, aún se encuentra en recuperación y necesita descansar. Sin embargo en lugar de despertarlo y ayudarlo a llegar a la cama, decide nada más bajarle volumen a la tele y quedarse quieto para no despertarlo, solo acariciándole el cabello con una mano y la espalda con la otra.


ooooo




Si una gripe no lo mató, Light está seguro que la crisis de pánico que está atravesando lo hará. Perdió una semana de clases y los parciales están cada vez más cerca. Según Elle se preocupa demasiado, aún faltan unas semanas y es el único que conoce que empieza a estudiar desde un mes antes.


Así aún hiciera falta un año, no cambia el hecho que él perdió clases que seguramente fueron importantes.


Camina de un lado a otro por su habitación, con el teléfono pegado en la oreja. Por suerte sus clases de hoy terminaron temprano así que tiene la tarde para ponerse al día, sin embargo necesita unos apuntes y tiene la esperanza que Elle los tenga ya que comparten esa clase.


—¡Hasta que contestas! —Exclama, sintiendo que la presión en su pecho se liberó un poco.


—Cuanta agresividad, ¿Ahora que hice? Estoy seguro que no he vuelto a dejar mis calzoncillos en la regadera.


—¿Recibiste mi mensaje? ¿Sigues en la universidad? ¿Ya vienes para la casa? —Las malas mañas del pelinegro las pueden discutir después.


—Sí, de hecho estaba por contestarte que sí tengo esos apuntes. Siguiendo tus otras preguntas: sí y no, aún me falta una clase.


Light suelta un lloriqueo ansioso, le urge que Elle vuelva para que le preste sus apuntes.


—Oye, tranquilo —dice Lawliet como si le hubiera leído la mente, o más bien la forma agitada en la que respira lo deja en evidencia—. Tengo ese cuaderno en mi habitación, ve y tómalo con confianza.


—¿¡En serio!? ¡Me acabas de salvar la vida, Elle! —su rostro compungido cambia a total felicidad al punto de casi ponerse a brincar por la recamara— ¡Te adoro! ¡Te adoro!


—Yo también. Intenta no exigirte demasiado, por favor, no creo que quieras estar enfermo de nuevo, ¿Verdad? Llevaré algo de cenar y comemos juntos cuando vuelva, ¿te parece?


—¡Sí, si, si, lo que tú digas!


Desconectan la llamada tras despedirse y sin perder tiempo Light corre hacia la recámara del otro. Elle no es el muchacho más ordenado que existe, tiene todos los cuadernos desperdigados sobre el buró, así que se tranquiliza y los mueve con cuidado para no estropear nada porque aunque para él vaya en contra de toda lógica, en su desorden Elle sabe exactamente dónde tiene cada cosa. Sin embargo al mover una libreta, un papel pequeño danza por el aire hasta llegar al piso. Lo recoge sin darle importancia, es el voucher de una compra y lo deja donde estaba, no obstante sus ojos alcanzan a registrar una palabra y eso lo obliga a prestar atención. Elle gastó sesenta dólares en una floristería y al ver el nombre escrito en el voucher hace memoria y recuerda que ese mismo nombre estaba estampado en una esquina de la tarjeta que venía en sus rosas.


Se lleva un par de dedos a los labios, sus ojos tornándose acuosos. Deja el papel donde lo encontró y sale de ahí. Los apuntes y estudiar pasan a segundo plano. Va a su habitación por un abrigo solo porque Elle le dijo que debía cuidarse de las corrientes de aire, acto seguido sale del apartamento.


Durante el trayecto su corazón galopa tan fuerte que duele, o quizá lo que duele es su ilusión rompiéndose. Llama una y otra vez a su novio mientras va en el autobús pero todas sus llamadas son desviadas al buzón de voz, esto vuelve más denso el nudo en su garganta, sin embargo mantiene la compostura. Camina erguido y con la frente en alto una vez comienza a subir por el ascensor del edificio donde vive Aiber, mantiene su temple pese a que está temblando por dentro.


Se detiene frente a esa puerta tan conocida y alza la mano hecha puño, no obstante duda y se queda inerte por unos segundos hasta que logra sacar valor de quien sabe dónde y da un par de toques, primero suave, luego lo hace más fuerte hasta que escucha una voz hastiada viniendo de adentro.


—¡Vooooy, carajo! ¿¡Quién demonios... ¿Light? —Frunce el ceño tras abrir y encontrarse de frente con el castaño, no habían quedado de verse hoy.


El aludido lo mira de pies a cabeza en un rápido movimiento, sorprendiéndose de verlo solo con una toalla blanca rodeándole la cintura.


—¿Con quién estás? —Aprieta los dientes y los puños al mismo tiempo.


—¿Cómo que con quien estoy? ¡Con nadie! —Responde, mostrándose indignado.


—No te creo, no respondías mis llamadas —el otro lo detiene cuando intenta entrar, sin embargo no piensa dejarse tan fácilmente y lucha contra él hasta lograrlo— ¿Tienes a alguien en tu cuarto?


Aiber cierra la puerta para que ningún vecino chismoso sea espectador, pero vuelve a sujetarlo de los brazos para impedirle continuar.


—¡No hay nadie! ¿¡Que no entiendes!?


—Cuando vengo no quieres dejarme salir de tu cuarto, ¿y ahora no me quieres dejar pasar? —Frunce el ceño, revolviéndose para zafarse sin éxito.


—¡Porque te estás comportando como un idiota en este momento!


Esas palabras calan y deja de luchar, pero no por las razones que Aiber cree. Light se da cuenta que no tiene sentido desgastarse, si hay alguien más o no en ese lugar no va a cambiar su decisión.


—Terminamos —le dice viéndolo decidido a los ojos—. Me tomé la molestia de venir hasta acá para decírtelo en la cara porque yo no soy un cobarde como tú.


Aiber parpadea sin dar crédito a lo que acaba de escuchar, solo reacciona cuando lo ve dar media vuelta, es entonces que lo sujeta del brazo.


—¿¡Y no te parece que merezco que me digas los motivos!?


–¿¡Todavía tienes el descaro de preguntar!? —Le pone las manos en el pecho, empujándolo para que se aleje de él— ¡Te di las gracias por unas flores que tú nunca enviaste! Y ni siquiera me molestaría tanto si no fuera porque el único mensaje que me mandaste cuando estuve enfermo era uno donde me pedías que te avisara cuando me recuperara para que saliéramos! —el dolor lo traiciona y un par de lágrimas escapan, las cuales se limpia con rabia antes de soltar una risa mordaz—. ¡No te importé ni un poco! Elle siempre tuvo razón sobre ti... no vales la pena.


—¿¡Elle!? —Aiber se pasa una mano sobre el cabello ansioso, peinándolo hacia atrás— ¡Ahora todo tiene sentido! ¡Él te metió ideas en la cabeza, ¿verdad?!


—¡No es necesario que lo haga para ver lo que está a la vista! ¡Para ver lo que por tanto tiempo yo quise ignorar! —Intenta salir de ahí una vez más, fallando de nuevo.


—¡Claro! ¡Si por él fuera te metería otras cosas más que ideas! —Lo sujeta con más fuerza, arrinconándolo contra la pared— ¿¡Dime que te dijo ese idiota para que te acostaras con él!?


—¿¡Estás escuchando lo que dices!? —se remueve de un lado a otro, el cuerpo de Aiber al estar más trabajado y ser más alto lo cubre casi por completo, dejándole poco espacio por donde escapar— ¡No te atrevas a volver insultarlo y entiende que estoy terminando esto porque me cansé de tus mentiras, de tu falta de interés, de que me taches de loco cuando desconfío de ti! ¿¡Acaso ya olvidaste lo que pasó hace unos meses!? ¡Me fuiste infiel y te perdoné porque te creí cuando dijiste que estaba exagerando, cuando dijiste que había visto mal, que me estaba equivocando! —lo mira con rabia, sin dejar de revolverse— ¿Acaso vas a insinuar que Elle tuvo algo que ver con lo que tú hiciste?


—¡Cuando vivías con tus padres nuestra relación era más tranquila! —lo sujeta del rostro con una mano, ejerciendo más presión de la necesaria— ¡Solo fue que comenzaras a vivir con ese pendejo y lo nuestro se vino abajo! ¿¡Y sabes por qué!? ¡Porque ese idiota se muere por ti y te mete ideas en la cabeza en contra de mí!


Por un instante Light deja de forcejear y frunce el ceño, abre los labios pero no logra articular ninguna palabra, dicho gesto no pasa desapercibido para el contrario.


—¿Qué? ¿Me vas a decir que no sabías que Elle Lawliet está enamorado de ti? —se inclina hacia él juntando sus frentes y viéndolo a los ojos— Ese imbécil siempre ha estado enamorado de ti, así que es lógico que intente manipularte para ponerte en mi contra.


—Elle n-no hace eso... —balbucea, tragando saliva— Y te dije que no volvieras a insultarlo... —Advierte viéndolo a los ojos decidido pese a que su mente de nuevo es un caos.


Aiber ríe, enderezándose mientras menea la cabeza. —Como se ve que ese idio...


Antes que pueda terminar la frase, Light le propina un puñetazo y aprovecha el momento de distracción para huir de ahí. No está a favor de la violencia pero ya se lo había advertido un par de veces, además no encontró otra manera para alejarlo.


Deja de correr hasta que considera que está lo suficientemente lejos. Al no tener sus sentidos en alerta, todo el cúmulo de emociones vuelve a agruparse en cada recoveco de su pecho, pugnando por salir, pero no va a llorar en el autobús pegando la cabeza en la ventana como esos tontos vídeos musicales que pasan por la tele.


Tener la visión nublada no le impide mantener la frente en alto, solamente se muerde los labios para no romperse mientras camina por los pasillos que llevan hasta su apartamento. Una vez se sitúa frente a la puerta, comienza a temblar al punto que le es difícil lograr insertar la llave, falla un par de veces sollozando, solo quiere entrar y encerrarse en su habitación. Sin embargo, cuando al fin abre se encuentra a Elle en la sala, quien de inmediato se pone de pie.


—¿¡Dónde estabas!? —Pregunta acercándose a él y mostrándose preocupado— Te estuve llamando.


—Oh... n-no me di cuenta... —se palpa los bolsillos buscando su celular, no obstante su actitud no pasa desapercibida para el otro.


—¿Qué te pasa? —Emplea un tono suave a la vez que lo sujeta del mentón para hacerlo levantar la cabeza.


Es entonces que Light no puede soportarlo más y se lanza hacia él, rodeándolo con los brazos y hundiendo su rostro en el cuello de él antes de largarse a llorar.


—Terminé con Aiber... —solloza de forma amortiguada al estar su boca contra el cuello de Lawliet.


—¿Qué... ? —Sin dar crédito a lo que escucha corresponde al abrazo manteniendo los ojos abiertos de par en par.


—Me... me mintió...


—¿¡Qué te hizo ese imbécil! —Sin poderlo evitar lo toma de los hombros y lo separa de él bruscamente para verlo a la cara.


—Tú también me mentiste... —responde con un hilo de voz, provocando que el contrario se ponga más pálido de lo que ya es, sin entender de qué habla— Él no me compró las flores... ¿por qué lo hiciste?


Elle traga saliva, relamiéndose los labios al segundo siguiente. —Porque... porque tú estabas triste, él no había venido a verte y yo... no sé, solo quería verte feliz... —Siente que un sudor frío le baja por la espalda, está temblando porque tiene miedo, no quiere que Light se enoje con él.


El castaño también está lidiando con un lío mental, la respuesta de Elle trae a su cabeza las palabras de Aiber: «¿Me vas a decir que no sabías que Elle Lawliet está enamorado de ti?»


—Elle... —carraspea la garganta, sintiendo temor por lo que está a punto de preguntar— ¿Por qué haces todas esas cosas por mí?


El aludido parpadea confundido y de inmediato un «porque te amo» se le cruza por la mente.


—Porque eres mi mejor amigo —responde mientras lo toma de las manos. Es una verdad a medias, no considera oportuno confesarle sus sentimientos cuando se encuentra pasando por un mal momento—. Estoy seguro que tú harías lo mismo por mí y más, ¿o me equivoco?


Light asiente al instante, sonriendo mientras se retira las lágrimas con la manga del abrigo.


—¿Sabes? Hace meses no te conté porque me dio vergüenza y porque sabía que te ibas a enojar conmigo pero... yo lo vi besándose con otro chico, si es que a eso se le puede llamar beso... casi se lo comía sin importarles que estaban en la universidad...


Elle tensa la mandíbula, quisiera tener a ese imbécil enfrente y romperle la cara, no obstante hace su mejor esfuerzo para que su furia no salte a la vista en sus gestos.


—¿Por qué iba a enojarme contigo si él que falló fue él?


—Porque debí dejarlo y no lo hice —vuelve a sollozar, es entonces que el pelinegro lo toma de la mano y lo guía al sofá para que tomen asiento—. Ni siquiera sé cómo me convenció de que yo había visto algo que no era.


—Porque es un maldito manipulador de mierda. —Responde, pasándole un brazo por los hombros para pegarlo a él


—Cuando venía en el autobús me puse a pensar por qué seguí con él luego de tantas cosas, lo único que se me ocurre es que me aferré a él porque era mi primer novio o simplemente soy muy idiota.


Tan pronto dice esa palabra, Elle lo sujeta del mentón y lo obliga a voltear.


—No te vuelvas a llamar así, no eres idiota, Light. El idiota es él por no haberte valorado, ¿quedó claro? —habla con firmeza, viéndolo a los ojos.


—¿Te confieso algo? —moquea, lágrimas aún saliendo— Lo golpeé por insultarte... —suelta una risa suave y rota. Elle por su parte abre los ojos sorprendidos tras escucharlo—, pero tú puedes insultarlo todo lo que quieras.


Elle sonríe antes de rodearlo con los brazos de nuevo, pegándolo a su pecho, donde Light vuelve a sollozar.


—Debí dejarlo antes, ¿verdad? ¿Cómo no vi las señales? —Quizá lo que más le duele es que toda la vida todos lo han catalogado como un muchacho inteligente, ¿y él lo demuestra cayendo ante el primer patán?


—Ya pasó... —el pelinegro le acaricia espalda, intentando calmarlo— no quiero que te mortifiques pensando el por qué no lo hiciste antes, lo importante es que lo hiciste.


—Perdón por llorar... —murmura, volviendo a limpiarse las mejillas.


—No te preocupes, hazlo todo lo que quieras, es normal. —Le dice con una sonrisa mientras le roza el brazo con los dedos.


Sin embargo el castaño menea la cabeza, enderezándose a la vez que respira profundo, como buscando calmarse.


—Muchas veces me dijiste que no valía la pena, ¿por qué debería llorar por alguien así? —Dice procurando mostrarse lo más firme que puede, no obstante su voz temblorosa lo delata.


Aún así Elle sonríe antes de darle un beso en la frente.


—Tienes toda la razón, ¿y sabes que se me ocurre para animarte?


—¿Que?


—Que hagamos palomitas, pidamos una pizza y veamos mean girls todas las veces que quieras. —Propone a la vez que lo rodea con los brazos, apretándolo de forma juguetona.


Light ríe, una risa que a Elle le parece demasiado linda cuando hace pocos segundos estaba llorando.


—Pero si a ti ni te gusta mean girls. 


—Pero a ti sí, es tu película favorita. Además con el enfermo, el cumpleañero y con el mejor amigo triste aplica la misma regla: se deben dejar consentir.


El castaño siente las mejillas calientes y esta vez no puede culpar a la fiebre. Elle también nota un cierto rubor que no sabe interpretar, el cual prefiere pasar por alto esta vez porque no quiere hacerse ilusiones.


—Elle... gracias por las rosas... —murmura, mostrándose apenado en contra de su voluntad— Nunca había recibido un ramo.


Si Elle no lo conociera de casi toda la vida, no lo creería, le parecería imposible que a un chico tan guapo nunca le hayan mandado flores.


—Entonces creo que deberé regalarte rosas más seguido.


—No, ¿cómo crees? Estaban carísimas. —Ríe, apartando un mechón oscuro de la frente de su amigo. Lawliet disfruta esos segundos de esos dedos rozando su piel.


—Bueno, quizá no todo el tiempo puedan ser reales —asiente un poco, la vida de universitario ya es lo suficientemente difícil como para estar gastando sesenta dólares cada semana—. Pero puedo hacerte flores de origami.


—¿En serio? —Light enarca una ceja al mismo tiempo que encoge las piernas para subirlas al sofá, reclinándose un poco sobre su amigo.


—En serio. Lo haré encantado. —Promete, sellando sus palabras con un beso sobre esos castaños mechones.


¿Ahora que tiene el camino libre intentará conquistarlo? Por supuesto, no piensa permitir que otro imbécil como Aiber se le adelante, pero no tiene prisa. Por hoy solo quiere abrazarlo, acurrucarse con él y ver juntos su película favorita. Su mayor interés es hacer bien su papel de mejor amigo y acompañarlo para volver menos amargo esté mal rato. No desea aprovecharse de su vulnerabilidad, porque además de ser correspondido lo que genuinamente desea es ver de nuevo en el rostro de su amigo esa bonita sonrisa, la causante de todos sus suspiros.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).