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Agur a la Era Heian por MoonSpiky

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Notas del capitulo:

Hola :D

Solo quiero agradecer a AKIRA_977 por su cometario, me hizo muy feliz :D

Ahora sí, les dejo con el cap, espero que les guste :D

Brotes de nuevo aliento

-¿Entonces ya no hay tantas personas como antes?

-No, estos últimos días no han venido muchos de los que eran constantes, simplemente dejaron de presentarse y no sabemos la causa

-Mientras podamos ayudar a los que busquen nuestra ayuda, estoy bien. Seguramente consiguieron algo bueno y ya no nos necesitan… O eso quiero pensar

Un tercer hombre tomó la palabra con un tono enfadado y apuntando al rubio expresó

-Y esto termina de convencerme de que tenemos que actuar ya, Marco, tenemos el poder suficiente para empezar a tomar cartas en el asunto. Las personas no pueden desaparecer de la noche a la mañana, algo tuvo que pasar, y si Teach está involucrado simplemente no puede ser bueno, debemos movernos

-Créeme, Jozu, aún no tenemos suficiente poder para enfrentarlo y ahora nuestra prioridad es ayudar a la mayor cantidad de personas posible y seguir tratando de obtener ayuda de los reinos vecinos, es lo único que podemos hacer en este momento. No tenemos pruebas contundentes para presentarlas ante otros países y así no nos escucharán. Más adelante podremos hacer algo más, te lo aseguro, cuando reclutemos a más gente, cuando tengamos apoyo de otras partes

 

*******

 

Zoro atacaba casi desesperado, a una velocidad imposible de seguir para el ojo de una persona normal. Después de que su padre hubiese detenido su asalto tan fácilmente, había comenzado a arremeter contra él con múltiples ataques, dejando solo el sonido de sus katanas cortando el aire. Mihawk lo esquivaba sin cambiar un ápice su semblante, Zoro  atacó con la espada en su boca, con tal fuerza que cuando detuvieron su ofensiva se creó un torbellino de viento a su alrededor. 

Sanji observaba estupefacto, casi con la boca abierta, ¿había estado luchando con alguien tan fuerte todo este tiempo? Y aunque Dracule parecía claramente tener la ventaja, la fuerza del peliverde era increíble. Zoro no quería rendirse, recordó a Kuina y su promesa, mal momento, porque justo cuando ella pasó por su mente, su padre golpeó su nuca con la mano desnuda

-Tienes un largo camino que recorrer todavía

Y estuvo a punto de soltar su katana y caer, pero se levantó al instante, mirando a su padre con la feroz determinación que lo caracterizaba

-¡¡¡Tora… GARI!!!-

.

.

.

 

Tres gotas de sangre cayeron al suelo, Zoro estaba de pie sin poder asimilar lo que había pasado… Mihawk tenía un puñal clavado superficialmente en su abdomen

-No retrocediste… ¿Por qué?- inquirió Mihawk aún con el puñal en el pecho de su contrincante

-Si retrocedo un solo paso, no podría llamarme a mí mismo espadachín

-Sigues siendo débil, podría matarte muy fácilmente

-¿Y a qué esperas?- Ojo de halcón sonrió orgulloso, retiró el arma y añadió

-Te has vuelto muy fuerte desde nuestra última batalla, estoy seguro… de que muy pronto podrás vencerme- Y reparó en Sanji, él era tal vez la razón principal de la gran mejoría de su hijo, sus miradas se cruzaron por un momento y Mihawk le dio la espalda dejando el lugar.

El silencio que se instaló en aquel sitio parecía imposible de romper, Sanji miraba a Zoro fijamente con la más pura sorpresa plasmada en el rostro, y al cabo de unos minutos, éste se retiró también. Quiso hablarle, pero bien sabía que no era el mejor de los momentos y tampoco sabría qué decir, así que decidió no molestarlo, sin embargo, sentía un desazón, la cara de frustración de su compañero le provocaba un cierto deje de melancolía.

 

 

Sanji se dirigía a su habitación con una taza de té en sus manos y, a través de uno de los ventanales del enorme pasillo que recorría, alcanzó a divisar una figura al lado del enorme árbol donde a veces entrenaba con el musgo -Ese idiota- y se fue directamente a la cocina.

Treinta minutos después, llegó al lugar en el que Zoro seguía entrenando sin un segundo de descanso, le dolían los brazos y sudaba por litros

-Ya te notas cansado ¿No has entrenado bastante hoy?- habló una voz calmada a su espalda, y sin siquiera detenerse protestó

-Si vienes a pedirme que pare, pierdes tu tiempo

-Como si me fueras a hacer caso de todas formas

-Entonces ¿para qué viniste?

-Yo puedo estar donde se me dé la gana, para tu información

-¿Entonces solo vienes a romperme las pelotas, cocinero de mierda?

-No me parece un mal plan, pero no- respondió sin moverse de su sitio

En ese momento, las fosas nasales de Zoro identificaron un delicioso aroma, así que bajó sus manos y se relajó por unos segundos

-Ten- habló nuevamente Sanji, el espadachín volteó, y ahí estaba su compañero de entrenamiento tendiéndole un plato de comida

-¿Por qué?

-Soy un cocinero, no puedo permitir que alguien se salte sus comidas- El espadachín sintió sus mejillas arder y dio gracias a  la oscuridad de la noche por no dejar que se notara. Su estómago respondió por él, así que avergonzado recibió el platillo

-Supongo que puedo pausar un rato- y se sentaron uno al lado del otro, recargados en el árbol que acompañaba a Zoro en sus meditaciones

-Cuando termines, yo lo regreso a la cocina, pero mañana debes ayudarme a lavar los platos después del desayuno

-Serás...

-Jajaja, no lo decía en serio, solo come- Sanji apoyaba la espalda en el tronco y definía el paisaje que tenían enfrente, a duras penas lo podía ver y, sin embargo, seguía siendo hermoso, tal vez más que en el día. Zoro se llevó la cuchara a la boca y al primer bocado confirmó aquella sensación del primer día en el que probó la comida de Sanji. Sin darse cuenta, cambió a un gesto de satisfacción que el chef no pasó por alto, éste sin poder evitarlo se rió ligeramente e hizo la pregunta

-¿Qué tal está?

-Es… delicioso- casi susurró, y Sanji se quedó viéndolo -Yo… gracias

Sanji solo sonrió de medio lado, si había algo de lo que se sentía orgulloso, era de lograr que el siempre serio marimo cambiara su expresión cuando probaba uno de sus platos

-Y no es solo por la comida, sino también por entender, por no hacer exactamente lo mismo que hacen todos siempre...- no terminó con lo que quería decir, pero internamente le agradeció también por esa clase de apoyo que le daba. No supo en qué momento aquel rubio se había convertido en una de las personas en quien más confiaba -Hay una razón por la que no quiero dejar de entrenar hasta vencer a mi padre

El otro volteó lentamente y lo miró en silencio, como invitándolo a continuar

-Pues… Tenía más o menos 8 años, mi padre siempre andaba ocupado y Koshiro se hizo cargo de enseñarme a usar la espada, él se convirtió en mi Sensei. En el dojo era de los más fuertes, podía derrotar incluso a hombres adultos, pero había alguien a quien nunca pude hacerle frente, Kuina… Todos los días luchábamos y me venció en todos y cada uno de nuestros combates. Una noche rompió en llanto, me dijo que se volvería débil porque era una mujer, mientras yo me fortalecería cada vez más. Me enojé mucho, la persona a la que siempre apuntaba como una meta estaba diciéndome que la vencería cuando fuera débil, en ese momento la hice prometer que algún día uno de nosotros sería el mejor espadachín del imperio, y que el día en el que yo la venciera, no sería porque ella fuera débil, sino por mi esfuerzo. Aquella noche hicimos esa promesa

Sanji permanecía sin emitir un solo sonido que pudiese interrumpir a su compañero, pero lo escuchaba con mucha atención

-Entrenábamos todos los días y muchos años después, cuando luché con mi padre, supe que era él a quien tenía que vencer para convertirme en el mejor, pero… el día de la guerra… Kuina murió– Esta única frase le formó un nudo en la garganta, aún era difícil y extraño pensar que ella ya no estaba –Es por eso que ahora yo debo cumplir nuestra promesa, por ella, por ambos, y no descansaré hasta alcanzar a mi padre y vencerlo

El rubio seguía callado, una mezcla de admiración y tristeza se posaron en su mente. Pensaba pero ¿qué podría decirle?

-No es para que te quedes viéndome como retrasado, relájate- sonreía Zoro socarronamente. El cocinero parpadeó varias veces y sus mejillas se tornaron en un fuerte color carmesí

-Cállate, idiota- pero de esa manera descubrió que en realidad no necesitaba decir nada 

Vio el plato vacío en las manos de su comensal y lo tomó, lo puso al otro lado del árbol y se paró enfrente del marimo

-Vamos, levántate- le pidió con un tono de amabilidad impropio entre ellos dos. Zoro no entendió a qué quería llegar pero le obedeció y, en cuanto se levantó, sintió una ráfaga de aire que apenas pudo esquivar

-¡¿Pero qué te pasa imbécil?!

-¿Ehh? Pensé que querías entrenar

-¿Qu…?- se quedó mudo, confundido, no sabía exactamente qué sentir en ese momento

-No es para que te quedes viéndome como retrasado

Zoro sonrió, completamente satisfecho y, con las fuerzas renovadas después de una de las mejores comidas de su vida, se lanzó al ataque sin poder borrar la sonrisa de su rostro

 

 

Habían peleado hasta que los primeros rayos del sol pasaron a través de las hojas del inmenso roble, estaban exhaustos, tirados en el suelo y sin energía, pero con una sonrisa de oreja a oreja, con un deleite inexplicable. Justo antes de caer dormido, Zoro repitió casi para sí mismo “Gracias” e inmediatamente cerró los ojos. El otro se giró y se dio cuenta de que a su lado solo había un cuerpo prácticamente inerte, incluso dudó si lo había imaginado hablar. Aquello le hizo gracia, verlo esforzarse tanto, ser tan estricto consigo mismo y luego caer dormido como un niño. Se sentó otra vez y empezó a pensar en la historia que le habían contado... 

Su pecho se contrajo de felicidad, pensar que confiaba en él como para contarle algo así lo llenó de una ilusión desconcertante, ahora quería saber más historias como esa, más sueños y miedos, conocerlo de verdad. Sonrió un tanto melancólico ¿desde cuándo se había interesado tanto por la vida de ese idiota? lo miró de reojo y apreció la expresión más serena que había visto desde que se conocieron. Las mejillas de Sanji se tornaron más rojas que nunca, ahora que lo pensaba, siempre estaba ayudándolo con alguna excusa de por medio, como horas antes lo había hecho. Si se detenía a analizarlo, se alegraba cada vez que el otro le dirigía la palabra, hasta sus peleas le alegraban, era con quien más compartía su tiempo, además de la persona en la que más confiaba en ese lugar...

Su corazón se aceleró violentamente, no era tan estúpido como para no pensar en lo que eso podría significar, quiso descartarlo por ser imposible pero no pudo. Pensó otros segundos y se dijo a sí mismo que solo estaba confundido. Lo observó con más detalle, su habitual ceño fruncido no estaba, más bien parecía que sonreía, y Sanji agachó la mirada, tragó saliva y apretó los labios, no quería seguir pensando. Entonces echó un vistazo hacia otro punto y vio el plato vacío. Con un montón de sentimientos atormentándolo se precipitó a recoger la loza sucia y se largó lo más rápido que pudo.

 

*******

Tras un largo rato caminando, vio a lo lejos lo que parecía ser un restaurante, y se dirigió inmediatamente hacia allá, podría ser interesante ir a probar. Pero se detuvo justo cuando estaba enfrente recordando que no tenía dinero. Se guardó las manos en los bolsillos y antes de irse le dio un último vistazo al lugar, que en lo alto de su construcción tenía grabado el nombre de “Baratie”

 

-Ohh, qué bien se ve

Notas finales:

Muchas gracias por leer :D


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