Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Wish you were here por FuckingUnicorn

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No se ha editado la historia. 

Sígueme en wattpad como: Aoshima_Mary 

Qué pasaría si...

Es algo que siempre está recorriendo mi mente como un disco que se repite sin final. Un disco que nunca coloque pero que amo escuchar.

Bueno, al menos de esta forma podía distraerme de tanta realidad sofocante. No es como si fuera tan mala mi vida, no podía quejarme. Pero al menos podía llorar internamente por no tener ni un solo amigo.

Si, puede que suene exagerado e incluso muchos piensen que es imposible algo como eso, pero me cuesta demasiado. Y aún más cuando me he mudado en dos ocasiones. La primera con mi madre, luego de haberse separado de mi padre. La segunda cuando ella falleció y tuve que mudarme con mi padre.

De por sí puedo culpar a mi falta de interés social. Estoy triste por no tener amigos, pero el solo pensar en hacerlo, en el tiempo y esfuerzo que implica realizar un vínculo, resulta agotador. Y eso que solo estoy pensándolo.

Pero es una realidad, lo intente. Y resultó trágico y patético ante mis ojos. Como si estuviera arrastrándome por un poco de atención y cariño.

No, gracias. No quiero que me recuerden de ese modo.

Aunque como va todo, nadie siquiera va a recordarme. Como si nunca hubiese existido.

¿Triste? No lo puedo definir bien.

—¿Vas a quedarte ahí parado mucho tiempo? Necesito pasar. — una voz rasposa me susurra en el oído.

—Lo siento. — me corro a un lado, pero nadie pasa.

—¿Piensas seguir parado mirando a la ventana como un lunático? — susurra de nuevo.

Le ignoro y camino hacia el interior del establecimiento.

—Pensé que era más divertido quedarse en la puerta impidiendo el paso de los demás.

Creo que alguien encontró en mí su forma de diversión.

Continúo caminando hacia el mostrador para poder realizar mi pedido, ignorando su presencia detrás de mí. He aprendido a ignorar a este tipo de personas. No soy adivino, pero estoy seguro de que este idiota debe ir a mi universidad.

—Buenos días, ¿Qué vas a ordenar?

La suave voz de la chica pelirroja me hace alzar la mirada de los deliciosos postres que se exhiben en el mostrador. Chocolate es lo que más atrapa mi vista y estoy dudando sobre qué pedir exactamente, además de lo principal por lo cual vine.

—Quiero un café con leche; además de cinco galletas de chispas de chocolate, un pastelito de chocolate, un pastel de queso y chocolate, y... creo que eso es todo.

—Algo me dice que odias el chocolate.

La chica del mostrador se ríe, pero mi expresión seria le hace callar al instante y anotar rápidamente lo que le pedí. Intento modular mi expresión para no parecer tan cortante ante ella. Al fin y al cabo, el chiste pudo ser gracioso para mí, si no me sintiera acosado.

—Algo me dice que no tienes nada mejor que hacer.

Volteo sin mirarlo y me dirijo hacia una mesa vacía para tomar asiento. Escojo una de las que están cerca de las ventanas para poder distraerme con los autos y personas que pasan por allí. El cielo da avisos de una fuerte lluvia y espero poder tener el tiempo para disfrutar del día antes de que eso suceda y me sea complicada la vuelta a casa.

—¿Cómo lo supiste? ¿eres adivino o algo así?

—Algo así. — respondo ausente.

¿Acaso, en algún momento, di la imagen de ser alguien conversador? Y no solo eso, sino con un total desconocido que no parece conocer sobre el espacio personal de los demás.

—¿Cómo te llamas? — su pregunta me hace alejar la mirada de la ventana.

—¿Te conozco? — mi mirada se dirige hacia el fondo por sobre su hombro, como si verlo al rostro fuese a hacer el encuentro más íntimo.

Cosa que no quiero para nada.

—Si lo hicieras no estaría preguntando tu nombre, ¿o sí?

—No tengo ánimos para juegos estúpidos, ¿ok? — me levanto bruscamente.

—¿Y eso a que se debe? — me sigue hasta la nueva mesa.

Intento encontrar con la mirada a la chica que atiende el local, pero parece que está muy ocupada en la preparación de los cafés que ni siquiera levanta la mirada hacia nosotros, aunque su sonrisa de lado deja ver que está muy entretenida con lo que sus oídos captan.

—No es tu problema. Oye, amigo, solo quiero comer solo.

—Eso suena un poco triste. Perdón, me corrijo, —apoya los codos en la mesa y sus manos se entrelazan bajo su mentón —tu suenas un poco triste.

—¿Entonces...? — sé que sueno grosero, pero ni siquiera quiero verle a la cara. Su sola actitud me incomoda.

—Nada, es válido, no siempre hay buenos días, pero... ¿no sientes que es demasiado ya?

—No me digas cuándo es demasiado algo, ni siquiera me conoces.

—Eso quieres creer, ¿no? Es más fácil si ignoras que hay alguien interesado en ti.

—Acá esta tu exceso, sin juzgar, de chocolate. — la chica del mostrador trae la bandeja llena con todo mi pedido.

—Gracias — le sonrío.

Su sonrisa, en cambio, es un poco titubeante. Le miro fijamente en un intento brusco de que diga lo que sea que quiera decir. Al menos eso es lo que pienso porque desde que dejo todo sobre la mesa no se ha movido de su lugar.

—Lamento si hace un momento te incomode o algo, solo me pareció graciosa la cantidad de chocolate que comiste y tu frase sobre que el chocolate no te gusta tanto... — baja la mirada a sus manos que no dejan de jugar entre ellas. — Creí que me lo habías dicho a mi o algo así, por eso reí, pero supongo que solo hablabas contigo mismo.

Le miro como si fuese un ser de otro mundo.

—No lo recuerdo bien... pero no te preocupes, han pasado muchas cosas en solo dos meses, supongo que por eso estoy así.

No siento que debo explicarme, pero su mirada de preocupación me resulta incomoda, aun mas que esta conversación.

—Si, entiendo. No hay ningún problema. Espero estés mejor pronto. — sus labios hacen un intento de sonrisa que imito a la perfección.

Se retira hacia detrás del mostrador.

—Que chica tan extraña, ¿no?

—No tanto como yo. — susurro.

Tomo un largo sorbo al café y enfoco mi mirada en su rostro. Tan hermoso como siempre.

Parece que está brillando, como si la luz del sol estuviera justo detrás de él. Un poco difuso, pero ni siquiera con ese brillo detrás se podría opacar su mirada café. Es lo que me volvió adicto a esa bebida... sus ojos.

Los míos son solo pozos oscuros en los que el decidió hundirse sin razón. ¿Un chico como el fijándose en uno como yo? Parecía cliché de película, pero resulto ser una cruel realidad cuando quedo claro que no merecíamos tener un final feliz.

La vida no tuvo suficiente en llevarse a una persona importante de mi vida... decidido llevarse a dos de ellas y justo el mismo día, la misma hora, el mismo lugar. Como una escena perfectamente organizada para un resultado aterrador.

—Solo vete.

—Eso hice, pero tu pareces no quererlo así. No es cuestión de que yo me vaya, es de que tú me dejes ir, ¿entiendes?

—¿Se supone que esto es mi culpa? — reclamo en voz baja.

Casi parece que no estoy pronunciando palabra alguna.

—Nunca lo fue, ni lo es, ni será... lo sabes mejor que nadie.

De nuevo su mano intentando tocar la mía. Siento que estoy en alguna clase de sueño y el solo verlo a la cara me hace querer largarme a llorar en mi habitación, encerrado y con los audífonos a todo volumen.

—Así nos conocimos, ¿recuerdas?

Toda la escena creada por el para poder llamar mi atención, como si no la hubiera tenido desde mucho antes. Solo que mi nula capacidad de sociabilizar, me impedía estar cerca de él y terminaba evitándole en cada lugar donde nos encontráramos.

—Quisiera no hacerlo.

—Solo déjame ir, amor...

Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas y parpadeo. Parpadeo tan rápido que por instantes la persona frente a mí se desaparece por completo y la soledad vuelve a ser mi compañera.

—¿Por qué no estás aquí?

—Lo estoy, ¿No me ves?

—Quisiera no ser el único que lo hace. — limpio una que otra lagrima traicionera.

Su sonrisa me hace debilitar, como siempre. Es como si estuviera viendo un hermoso atardecer, sus ojos se entrecierran un poco, su hoyuelo izquierdo sale a la vista y todo su rostro se ilumina. Su mano se posa sobre la mía, pero solo siento el frio de algo que no está, pero cuando estuvo fue tan cálido que se sentía irreal.

—Puedes ser el único que me de la libertad que necesito para verte crecer de nuevo. Es lo que más necesito. No me iré del todo, eso lo sabes bien. Siempre estaré cerca de ti, amor.

Estoy sollozando como un niño pequeño. ¿Por qué tiene que pasar esto acá?

Intento calmar mi respiración, inhalando y exhalando profundo. Su presencia frente a mi complica demasiado la situación.

—Solo desearía que estuvieras aquí... quiero que estés aquí.

—Siempre estaré aquí, siempre estaré junto a ti...

—Eso dijiste ese día. —musito — Que estarías ahí junto a mí, pero nunca llegaste.

—Lo deseaba tanto, amor. Mi último pensamiento es que no pude cumplir mi promesa, es lo que más me pesa, créeme.

—No quiero que pienses así.

—Déjame ir...

—Amor...

—Te prometo, esta vez de verdad, que siempre estaré aquí.

—No podré verte más. — reclamo.

Mi nariz esta levemente tapada y mis sollozos comienzan a ser un poco más sonoros. Intento no llamar la atención de la chica del mostrador, que gracias al cielo es la única en este espacioso lugar.

—Pero yo te podré ver salir adelante.

—Tengo tanto miedo.

—Yo también lo tuve y también debo dejarte ir. No quiero que pienses que no es difícil para mí. — su mirada se apaga.

Siento que nuevamente estoy frente a esa urna. Y no puedo soportarlo. No de nuevo.

—Te amo tanto hoy...

—Y te seguiré amando tanto mañana. — culmina con una sonrisa. 

Su rostro vuelve a cobrar vida y el dolor punzante en mi pecho se hace más intenso.

Duele tanto despedirse por segunda vez.

Duele más saber que será la definitiva.

—Te dejo ir amor... por tu propio bien y por el mío, aunque si debiera vivir con la sombra de tu fantasma, créeme que lo elegiría mil veces antes que esto.

—Yo igual lo haría, pero en ocasiones lo mejor para uno mismo suele ser también lo más doloroso.

—Como desearía que de verdad estuvieras aquí, frente a mí.

—No dejes de escuchar nuestra canción y recuerda el mensaje principal que le dimos, ¿ok?

Su rostro comienza a difuminarse con los rayos de sol que se filtran por la ventana.

¿No estaba pronto a llover? ¿Acaso el cielo quiere verme aún más deprimido?

—No lo olvidare nunca, no podría. — mi rostro ya es un rio en el cual mis lagrimas se desplazan con rapidez.

Antes de irse, su sonrisa brillante con el cielo que se deslumbran detrás es la imagen más hermosa que han podido captar mis ojos. Y aun sin ser una fotografía, sé que quedara grabado para siempre en mi memoria. Siempre de esta forma, tan hermoso y lleno de vida.

—Como desearía...  

 

Notas finales:

Si te gustó, ve a darle amor a wattpad por favor. 

¡Gracias por leer! 

¡Espera pronto más historias de mi parte! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).