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EL BEBÉ INESPERADO DEL SEDUCTOR MULTIMILLONARIO por cyntia

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Dos días después, Naruto estaba caminando al trabajo en silencio, sin molestar a nadie, cuando unos lobos cayeron sobre  Naru.

Los periodistas le gritaban preguntas que ni siquiera entendía porque todos hablaban al mismo tiempo. Por unos momentos lo devoró un alarmante estallido de adrenalina, aterrorizado por que le hubiera pasado algo a Sasuke. Entonces oyó las palabras «relación» y «Sr. Uchiha» y al miedo lo sustituyó el pánico.

Sasuke lo había llevado al trabajo los dos últimos días después de plantarse con determinación en su casa, y esa mañana se había ido después de que Naru lo convenciera de que todavía podía ir andando al trabajo. Después de todo, necesitaba hacer  ejercicio. Pero no esto.

Los periodistas se empujaban para conseguir la primicia de la que, evidentemente, era el novio de Sasuke Uchiha.

Dándole vueltas la cabeza, los evitó casi sin emitir ni una palabra y consiguió que funcionara. Pero pasó la siguiente hora con la cabeza entre las manos. No podía  trabajar y el pánico le invadió el cuerpo. Por fin, reunió suficiente energía para llamar a Sasuke.

—Mierda. —Tenía el teléfono silenciado. Tenía diez llamadas perdidas de él y justo le estaba llamando cuando la puerta de su oficina se abrió y entró él.

Con una mirada a su cara afligida ya lo supo.

—Lo siento muchísimo —dijo él con franqueza.

Naruto no pudo evitarlo. Se levantó y fue directamente a sus brazos, poniendo la cara sobre su pecho.

—Es una locura.

Él le acarició la espalda.

—Debería haberte llevado al trabajar yo mismo. Si hubiera sabido que se enterarían y que te acosarían, te habría llevado yo y los habría esquivado.

Naru levantó la mirada hacia la de él y se volvió a acomodar sobre su pecho.

—¿En qué estás pensando? Naru negó con la cabeza.

—Creo que no estoy preparado para hablar de ello.

Agarrándole los brazos con firmeza, lo llevó hasta su silla y se sentó enfrente de Naru.

—¿Te encuentras bien?

—Estoy bien. —Pero se aferró a su mano como si fuera un salvavidas—.

Suspirando, apretó los ojos—. Odio ser el centro de atención. —Mientras él esperaba en silencio a que Naru dijera algo más, su necesidad de hablar y de hacerle una confesión aumentó—. En realidad no… no me conoces, Sasuke.

Él le sujetó la mano con más fuerza.

—Entonces ayúdame a conocerte. Porque es lo único que quiero.

 Naru lo miró, recordando al hombre guapo que había visto hacía solo unas semanas. Había sido tan inalcanzable, tan irreal, y ahora él estaba aquí y le estaba agarrando la mano como si no quisiera soltarlo nunca. Y, lo más importante, era el padre del bebé  que estaba esperando.

Él lo estaba haciendo todo bien, y ese era el problema. Naru estaba esperando que tuviera un desliz, que hiciera un movimiento en falso para que pudiera usarlo como excusa para dejar de confiar en él. No importaba lo que hiciera por Naru, Naru siempre sentía una fatalidad inminente, como si todo fuera a desaparecer. Las cosas buenas, había aprendido él en repetidas ocasiones, no le pasaban a Naruto Namikaze.

—He pasado toda mi vida manteniéndome alejado del foco de atención, sin querer ser el centro de todo. Ya sabes… estudié publicidad porque me encantaba actuar y ser modelo, pero no soportaba estar en pantalla así que pensé que dirigir me acercaría al arte, pero no a estar en el centro.

Él frunció el ceño mientras lo escuchaba.

—¿Tienes miedo de meter la pata? Naru sonrió de forma titubeante.

—Solo tengo miedo de meterme en problemas.

—No lo entiendo, Naruto. Naru tragó.

—Siempre he estado solo, como en… —Pensó, intentando no sonar lastimoso—.

No tenía a nadie en quien apoyarme, así que solo contaba conmigo mismo. Meterme en un problema o en una situación demasiado preocupante solo me pondría bajo presión, porque nadie me apoyaba.

Él apretó los labios.

—¿Y tu familia?

—Tuve una familia adoptiva, pero pasaban demasiadas cosas ahí. Abuso de drogas, conflictos, ánimos encendidos. Aprendí muy temprano que, si no quería verme envuelto en peleas, tenía que esconderme en un rincón y fingir que no existía. Así que supongo que me acostumbré a ser invisible. Pero, cuando me mudé, cambié de forma consciente. Me di cuenta de que era seguro de mí mismo y de que podía lidiar con problemas, pero sigo odiando estar en el foco de atención.

—Si los periodistas se acercan a ti otra vez, les voy a demandar. Naruto se rio.

—Venga ya. Solo están haciendo su trabajo. Es lo que tiene ser el Sr. Uchiha.

—No me importa lo que estén haciendo o por qué lo hacen. Tienes mi apoyo. Naru lo miró a los ojos.

—No te entiendo, Sasuke. ¿Por qué haces esto?

—Naruto, hazme un favor y olvídate de todo lo que has leído sobre mí en la prensa, por favor. La mitad no tiene fundamento y la otra mitad son exageraciones.

Naru nunca lo había pensado de esa forma.

—Vale. —Pero se dio cuenta un poco más tarde de que no podía olvidar por completo que era un símbolo sexual, el hombre por el que las mujeres y donceles babeaban, el hombre que había sido nombrado como el soltero más deseado del país por su aspecto y su riqueza.

—Solo soy un tipo normal que, de alguna forma, se las ha apañado para ganar mucha fama y dinero, y lo único que quiero es tener una vida estable. Tranquila y sin complicaciones.

—¿O sea que de verdad te preocupas por el bebé? Él sonrió.

—Por supuesto que me preocupo por el bebé. El bebé me entusiasma. Me muero de ganas por verlo. Admito que me quedé helado cuando lo supe, sobre todo porque habíamos usado protección y no podía imaginar ni en mis sueños más locos que podría pasar algo así.

—¿Que tu súper esperma podría vencer a la protección? Él se rio entre dientes.

—Sí, eso. Pero, aunque pueda haberte parecido que tomé una decisión impulsiva y de improviso para seguir contigo, te juro que lo he pensado. La noche en que lo supe me quedé despierto un buen rato mientras tú dormías, pensando, planeando, cambiando mis planes y mis objetivos mientras tenía esto en mente. No es fácil, pero lo intento. Te prometo que lo haré lo mejor que pueda.

Naru suspiró.

—No esperaba que te quedaras. Él asintió, pensativo.

—Si no me lo hubieras dicho, nunca habría creído que intentas mantenerte lejos del centro de atención.

Naru se rio.

—Hago lo que puedo para ocultar mis defectos.

Él le soltó la mano y le cogió la cara entre las dos palmas.

—No tienes defectos. Eres totalmente perfecto e inmejorable, eres único. Y eres muy fuerte y estoy loco por ti.

Naru se inclinó hacia delante y puso el pulgar sobre su labio inferior, arrastrándolo hacia abajo suavemente antes de darle un beso. La intensa inspiración que dio Naru hizo que se inclinara para un beso más largo e intenso. Todos los miedos que lo habían invadido desde el momento en que los periodistas lo habían asaltado se desvanecieron, y no existía nadie más que ese hombre y el y sus manos posesivas sobre su cara.

Apartándose, Naru apretó los labios y sonrió.

—Tengo que admitir que estoy muy asustado por todo esto.

—¿El bebé?

Naru negó con la cabeza.

—Eso también. Pero eso es inevitable, ¿sabes? El bebé está en camino y no puedo librarme de ello. Va a pasar. Pero tú… —Tragó, pensando en cómo formar la frase para hacer que lo entendiera, pero las palabras parecían esquivarlo—. Tú eres una decisión. Quiero decir… He elegido confiar en ti y eso da mucho miedo, porque me estoy haciendo vulnerable deliberadamente y no estoy seguro de que sea una idea fantástica.

El dolor le llenó los ojos, pero fue rápidamente sustituido por la determinación.

—Sé que es arriesgado. Sé que solo me conoces desde hace unas semanas, pero piénsalo de esta manera. Es un gran riesgo, sin duda. ¿Pero te puedes imaginar las recompensas que trae el invertir en mí?

Naru se rio entre dientes.

—¿Ahora hablas de finanzas?

—Porque soy un inversor. Asumo riesgos y te estoy enseñando la profesión. Son conocimientos muy valiosos los que estoy impartiendo aquí.

Naruto se rio.

—Vale. Continúa.

—Así que, cuanto mayor sea el riesgo, mayor es la recompensa. Si resulto ser una inversión fantástica, que lo seré, tendrás un cómplice, alguien que te apoye y alguien con quien podrás contar. ¿Crees que estés dispuesto a asumir el riesgo?

Naru contuvo una sonrisa. En ningún momento le quitó el miedo, pero debía admitir que su humor le había levantado el ánimo considerablemente.

—Creo que consideraré hacer esta inversión. Él sonrió y le dio un beso firme  en la mejilla.

—Le doy las gracias a Dios por eso.

***

El resto de días de la semana Sasuke insistió en llevarlo en coche al trabajo y a casa, y Naru lo vio tratar con los periodistas con humor, que era uno de sus fuertes. En una de sus entrevistas a pie de calle, él les informó muy amablemente y con una sonrisa de que era muy protector con su novio y de que desataría su temperamento, pocas veces visto, si alguien se acercaba a él. Los periodistas se rieron con él, pero después informaron de que los había amenazado sutilmente para que se alejaran de Naruto.

—Sabes… —Naruto comenzó a decir mientras veían un segmento de esa noticia en la televisión más tarde—. Esto podría traerle problemas a tu imagen.

—¿A quién le importa la imagen? Solo quiero que sepan que no voy a tolerar que crucen esa línea otra vez.

—Para ser honesto, hoy he visto a cinco periodistas en el supermercado, pero no se han acercado a mí. Estaban fuera de la tienda y apartaban las cámaras cuando yo les miraba.

—A riesgo de parecer increíblemente prepotente, dobe… —Él lo agarró por la cintura y le dio un beso en el cuello—. Ellos saben que no pueden jugar con Sasuke Uchiha.

Naru se rio y giró la cara hacia él.

 —Eres prepotente teme.

—Puedo ser prepotente.

—¿En serio?

—Ajá. Te tengo. Eso me otorga algunos derechos para ser prepotente.

Naru le sacó la lengua y él se rio, inclinándose para morderlo. Naru gritó y se apartó, pero él siguió mordiéndole la mejilla y el cuello mientras Naru se retorcía y se reía para liberarse.

Cuando por fin él consiguió capturarle la boca, no tenía los dientes cerca de sus labios. Lentamente le acarició el suave borde de los labios, tragándose su respiración irregular.

 


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