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EL BEBÉ INESPERADO DEL SEDUCTOR MULTIMILLONARIO por cyntia

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Naruto se dio cuenta de que gran parte de su cansancio se había debido al hecho de que estaba desgastado emocionalmente por el evidente rechazo de Sasuke. Naru casi saltó de la cama a la mañana siguiente, antes de que se levantara Sasuke, y se dio una ducha larga y caliente. Cuando salió, Sasuke ya se había duchado en el otro baño y se estaba vistiendo.

—¿Adónde vas? —Él lo miraba mientras Naru sacaba un traje e hizo una mueca. Era obvio que no le valdría con la barriga.

—Voy a trabajar.

—Ajá. —Él contuvo una sonrisa—. Ese traje te va a quedar genial. En respuesta, Naru lo miró con el labio torcido.

—Estoy jodido. Casi no puedo ir a trabajar ni en pijama.

Él se acercó, apartándolo del camino antes de echar un vistazo a lo que había en su armario.

—Aquí, ponte estos pantalones de premamá. Son muy sexis. Y esta… —Él sacó una camiseta rosa que era, no por casualidad, de premamá—. Aquí, ya estás listo.

Naruto miró sorprendido sus elecciones.

—No puedo ir a trabajar sin traje. Él negó con la cabeza y se rio.

—No pasa nada. Yo creo que vas a estar guapísimo. Y supongo que todo el mundo se va a dar cuenta de que estás embarazado, así que no importa que no lleves traje.

Tienes que estar cómodo.

Deprimido pero contento por su ayuda, se puso la ropa y dejó que lo llevara al trabajo en coche. Todos sus compañeros estaban eufóricos al verlo, y Naru se alegraba muchísimo de haber ido a trabajar. No había nacido para estar sentado haciendo nada. Tenía miedo de que sus neuronas se estuvieran muriendo por no hacer nada.

Dos horas después, su superior le pidió que fuera a su oficina. Kakashi Hatake era un hombre guapo de mediana edad que era cordial y agradable, hasta que y a menos que el trabajo no se hiciera como él quería.

Sentado enfrente de Naru, le preguntó por su salud y pronto empezó a hacerle preguntas rápidas sobre el contrato con BubFun.

—Enhorabuena por cerrar el contrato con BubFun, Naruto. Es una ventaja fantástica que ha ganado nuestra agencia —dijo rápidamente—. Ahora tenemos fecha para la grabación del anuncio, y tu departamento creativo ha estado trabajando para poner las cosas en marcha. Ellos conocen el procedimiento. Los has formado bien.

—Gracias —dijo Naruto, abrumado por toda la información y la gratitud que le había expresado.

—Hemos pensado en hacer la grabación del anuncio el 15 de mayo. Quiero que te pongas al día con tu equipo creativo para asegurarte de que todo se hace de acuerdo a tu idea.

A Naruto dejó de funcionarle la cabeza y entonces su maquinaria mental rechinó al intentar sobreponerse a la incapacitante ráfaga de estrés.

—Oh, ¿el 15 de mayo? ¿Podríamos adelantarlo al 15 de abril? Kakashi frunció el ceño.

—Tenemos otros cinco proyectos en el mes de abril. Y eso era todo.

Naruto respiró hondo.

—Yo… Yo  salgo de cuentas el 10 de mayo. Así que no estoy seguro de que el 15 de mayo...

Kakashi se echó hacia atrás en la silla como si alguien le hubiera golpeado en la tripa, y Naruto sabía, porque lo conocía, que se desesperaba cuando las cosas no iban como él quería.

—No podemos adelantar la fecha de grabación antes del 15 de mayo. Así que te sugeriría que les pases el proyecto a Ten ten o a Shion.

—¿Qué? —gritó Naru con más intensidad de la que pretendía.

—No tienes opción. Tenemos que hacer las cosas. Y esa es la única opción. Naruto salió de la oficina aturdido y con el corazón hundido. ¿Ten ten o Shion?

Prefería acabar con el anuncio a dejar que su competencia se llevara el mérito. El concepto de BubFun era su bebé. Naru lo había creado. ¿Y tenía que regalarlo por estar embarazado? Era ridículo, y Naru estaba seguro de que debía de rozar lo ilegal, pero no podía pensar con claridad. Mientras volvía a su oficina, reconsideró mentalmente de forma rápida sus aspiraciones y sus objetivos. Bajo ningún concepto Naru sería como Kakashi Hatake en el futuro.

En cuanto Sasuke pasó a buscarlo esa tarde, él sabía que Naruto no había tenido un buen día. Pero se contuvo porque no quería presionarlo y, en su lugar, intentó que alejara la mente de sus problemas. Él bromeó, vaciló y lo llevó a cenar a uno de sus restaurantes  de ramen favoritos.

Como nada funcionaba, Sasuke lo llevó a casa e hizo que se sentara en una de las hamacas de la piscina.

—Vale. Cuéntame qué ha pasado.

Naruto se tragó el nudo de rechazo que tenía en la garganta.

—Parece que todo va mal. Él negó con la cabeza.

—Crees que va mal, pero no es así.

—No, no lo entiendes.

—Lo entiendo. Creías que no quería acostarme contigo y que no me parecías atractivo, pero solo intentaba darte un descanso. Estás pensando demasiado últimamente. Tienes demasiado miedo de todo.

Naruto asimiló sus palabras. Tenía razón. Hasta cierto punto.

—Vale —susurró Naru.

 —Cuéntame qué ha pasado. Naru tragó.

—No voy a dirigir el anuncio de BubFun. Él se burló.

— ¿Quién lo dice?

—Lo dice mi jefe. El que está a cargo del proyecto. Sasuke rechinó los dientes.

—¿Qué te ha dicho exactamente?

Naru suspiró, sintiéndose pequeño e insignificante y protegido cuando él se ofendía tanto por Naru. Siempre había estado solo para defenderse, para luchar contra sus miedos, sus preocupaciones y sus batallas. Era maravilloso y extrañamente adictivo tener el apoyo de Sasuke.

—La grabación está programada para una semana después de que yo salga de cuentas, así que es obvio que no seré capaz de hacerlo.

—Entonces cambiaremos la fecha de grabación. Naru negó con la cabeza.

—Dice que no es posible. Tendré que cederle mi creación a una de mis compañeras, es decir, a mi competencia.

Sasuke cerró los ojos. Cuando los abrió de nuevo, parecía más tranquilo.

—¿Te puedo hacer una pregunta con sinceridad?

—Claro. —El corazón le estallaba de amor. Aunque el problema todavía existía, sentía que se había quitado el peso de encima y que se lo había pasado a él. No estaba preocupado por nada, sasuke estaba ahí para él y le importaba. Se preocupaba de verdad y era un sentimiento bonito. Lo devoraba y la envolvía en su calidez, y de repente no sentía ninguna de las preocupaciones que lo incomodaban.

Él le agarró las manos.

—No malgastes, repito, no malgastes ni un segundo de tu tiempo preocupándote por eso. Lo arreglaré. Lo voy a arreglar todo, y ni te atrevas a estresar a nuestros bebés por eso.

Naru se rio.

—Entendido.

—Bien. —Él le agarró la nuca y le dio un beso en la frente. Pero Naru deslizó las manos por su pecho, lo agarró del cuello y empujó su boca contra la de él. Sasuke lo besó lentamente.

Cuando Naru interrumpió el beso, y lo miró con una sonrisa mientras se quitaba la camiseta de premamá que sasuke había elegido por él esa mañana. Desabrochándose el sujetador y quitándose los pantalones, se quedó desnudo frente a sasuke y la sonrisa de Sasuke se desvaneció.

Naru se tumbó en la hamaca de la piscina junto a la que él estaba sentado y miró hacia un lado para verlo.

—Ven.

sasuke se quitó la camiseta y se desabrochó los pantalones, tumbándose sobre el cuerpo desnudo de Naru y atrapándole un pezón entre los labios.

***

A la mañana siguiente, Naruto se despertó cuando algo chocó contra su mejilla. Con algo de retraso se dio cuenta de que solo era Sasuke, que estaba dándole un beso con fuerza.

—Mmm… —gimió Naru con una agitación fingida, y él le azotó la cadera con suavidad.

—Despierta, dormilon.

Naruto salió de la cama recordando la noche anterior. Después de hacer que llegara al orgasmo en la hamaca de piscina, sasuke también lo había alcanzado y después lo había guiado, desnudo, a su cama en la planta de arriba, donde había vuelto a hacerle el amor. Ahora que no se pasaba el día vomitando, parecía que no conseguía saciarse de él. Ya estaba listo para otra ronda cuando Naru lo llamó maníaco insaciable del sexo y se quedó dormido en su hombro.

Después de una ducha rápida, Naru sonrió al ver otra de sus elecciones de ropa de premamá que había preparado para él encima de la cama. Solo se había puesto la parte de arriba cuando sasuke lo arrastró a la cama y lo lanzó encima.

—¿Qué? —Naru rio cuando él le levantó la camisa por la cintura y se colocó entre sus piernas abiertas.

La sonrisa de Naruto se desvaneció cuando él se desabrochó los pantalones y sacó su miembro. Antes de que Naruto pudiera reaccionar, se introdujo en él por completo. Se le arqueó la espalda y gimió, deslizando las manos sobre sus bíceps.

—Sasuke… —gritó con la voz rota cuando la fricción caliente lo quemó por dentro de forma deliciosa.

—Mírame —gruñó sasuke con aspereza mientras movía las caderas lentamente y con ternura dentro de Naru. Cuando lo miró a los ojos, él empujó más, moviéndose dentro de Naru, observando cómo jadeaba con el ardor que notaba—. Dime que me quieres.

Naruto sintió que su rostro dejaba traslucir la sorpresa ante su petición y después se le nublaron los ojos, empañados en lágrimas. El hombre al que amaba con todo su corazón entró y salió de él una y otra vez, vestido con una camiseta blanca almidonada y unos pantalones grises, haciéndole el amor con tanta dulzura, con tanta posesividad como si fuera parte de Naru.

—Te  quiero, Sasuke —susurró temblando, deslizando las manos por sus caderas cubiertas por los pantalones, atrayéndolo más adentro.

Sasuke bajó la boca y atrapó sus labios, moviendo las caderas más rápido dibujando círculos hasta que Naru quedó temblando por el desahogo del orgasmo, y su propio cuerpo derramó su lujuria dentro del de Naru.

—Te quiero, Naruto. Joder, te quiero muchísimo —le susurró en el cuello.


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