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EL BEBÉ INESPERADO DEL SEDUCTOR MULTIMILLONARIO por cyntia

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Después de una semana en el hospital, Naruto estaba aburrido y exhausto.

—No hay nada como tu propia cama y tu propia almohada —se quejó a Sasuke, que estaba masajeándole los pies.

—Te traeré la almohada de casa.

—Pero supongo que la cama se queda allí, ¿no? Él sonrió.

—Solo unos días más. Te llevaré a casa, te lo prometo. Es para bien, lo sabes.

—Ya lo sé —gruñó.

—Y los bebés necesitan atención constante al menos unos días más. Naruto suspiró, frotándose la tripa.

—Sasuke —dijo en voz tan baja que apenas lo oyó—. Estoy  muy  preocupado. Sasuke dejó de masajearle los pies y levantó la vista hacia Naru.

—Ya lo sé. Pero también sé que todo va a salir genial.

—No puedes controlar esto, Sasuke. Cerró los ojos un momento.

—Ojalá pudiera. Sabes que lo arreglaría, ¿verdad?

Naruto sintió un cúmulo de lágrimas que amenazaban con brotar de nuevo, las lágrimas que lo habían torturado constantemente desde que recibió la noticia.

—Esta mañana la doctora ha dicho que las gemelas podrían quedarse hospitalizadas unas semanas después de que nazcan.

—Pero eso es normal. Incluso los bebés prematuros se quedan hospitalizados.

—Pero una de ellas necesita cirugía. Imagina lo diminuta que será.

Sasuke se deslizó a su lado y le movió la cabeza para apoyarla en su hombro.

—No pienses en esas cosas. Pase lo que pase, yo estaré ahí y te apoyaré y estaremos juntos.

—¿Y si no sobreviven?

Lo apartó y le agarró la cara.

—Deja de pensar eso. Por favor. Estarán bien y si, Dios no lo quiera, pasara algo, tú y yo sobreviviremos y estaremos juntos.

Naruto apoyó la cara contra su pecho y lloró. El miedo no lo abandonó, pero las lágrimas lo agotaron por completo hasta que se quedó dormido en sus brazos.

***

Dos días después Sasuke fue casi corriendo a la habitación de Naruto e irrumpió en ella.

—Tengo buenas noticias, Naruto. Los bebés están bien. Todavía no te vas a poner de parto y la doctora dice que puedes irte a casa.

—¿En serio?

Él se rio y se acercó más a Naru, tomándole la cara con ambas manos. Sus labios se abalanzaron sobre los de Naru y su felicidad y su amor estaban contenidos en ese beso. Naru se agarró a su cintura, arrugando la camisa de él con los dedos mientras dejaba que lo besara.

—Te voy a llevar a casa. Tienes que descansar la mayoría del tiempo, pero me quedaré en casa y cuidaré de ti. Voy a firmar todos los papeles, ahora vuelvo.

—Ven pronto. —Naruto se tumbó en la cama, solo por el momento, y se frotó el vientre—. Vais a estar bien. Vuestro papá lo arregla todo.

Un suave golpe en la puerta hizo que Naruto mirara hacia un lado.

—Adelante —dijo Naruto con tono interrogante.

La puerta se abrió y entró una chica peliroja y alta que llevaba un vestido de verano verde con estampado de flores y una ligera chaqueta vaquera.

Sonrió, pero la sonrisa no le llegó a los ojos cuando habló.

—Hola, Naruto. Hace tiempo que quería conocerte.

Naruto se sentó lo más recto que pudo con su enorme barriga y sonrió a la desconocida, que estaba tan embarazada como él.

—Lo siento mucho, creo que no sé quién eres.

La chica peliroja avanzó y se retorció los dedos como si estuviera extremadamente preocupada por algo.

—Me llamo Karin y no nos conocemos, pero yo sé muy bien quién eres.

Un sentimiento de inquietud le recorrió la espalda a Naruto. La puerta de la habitación estaba cerrada, y estaba seguro de que Sasuke aún tardaría en volver. Las cosas de los hospitales tardaban una eternidad. No tenía más alternativa que dejar que la mujer hablara.

—Ehh… Encantado de conocerte, Karin. ¿De qué va todo esto? —dijo con una  risa para relajar el ambiente—. Estoy seguro de que también puedes darme algún consejo sobre el embarazo.

Karin sonrió, pero una vez más la frialdad reinaba en sus ojos.

—¿Cuándo sales de cuentas? —preguntó Naruto para mantener la conversación. Era muy  raro. Solo quería que la mujer hablara de una vez. Todo en ella, desde su postura hasta la expresión de sus ojos, estaba poniendo nervioso a Naruto.

—Salí de cuentas la semana pasada, así que estoy preparada para que el bebé llegue en cualquier momento. —Hizo una pausa—. Naruto, no hay forma de andarse con rodeos con lo que tengo que decirte, así que voy a ir al grano. —Habló rápido, como si no pudiera aguantar para soltarlo.

—Vale.

Karin suspiró.

—Esto es difícil, pero… no eres el único al que Sasuke dejó embarazado.

La mirada de Naruto descendió hasta la tripa de la chica y volvió a subir hasta su rostro. Al fijarse bien, se dio cuenta de que Karin no parecía tener más de veinte años.

El corazón de Naruto se convirtió en una masa de hielo congelado y frígido.

—¿Cómo dices?

Karin se agarró la barriga.

—Yo también estoy embarazada de Sasuke, Naruto. Y voy a dar a luz en cualquier momento.

El mundo de Naruto dio un vuelco. Apretó las manos en el colchón y miró aturdido a la mujer.

—Sal de mi habitación —dijo Naruto con un susurro controlado.

El enfado, la traición y la furia le recorrían el cuerpo… junto con la duda. «No. No.Sasuke no podría. No lo haría».

Sasuke abrió la puerta con una sonrisa en la cara y se detuvo, con la sonrisa medio congelada, cuando vio la cara de la chica que estaba en la habitación de Naruto.

Naruto lo miró.

—Sácala de mi habitación.

Creyó que lo dijo con voz firme, pero se estaba engañando a sí mismo, porque su grito sonó como un susurro suplicante. Se sentía débil, tenía el cuerpo adormecido y el cerebro conmocionado.

Él se puso a su lado en un instante, contemplando a la otra mujer con una confusión evidente. Y después la expresión confundida de su cara desapareció cuando la reconoció.

—¿Qué ha pasado?

—Sasuke, yo también estoy embarazada de ti —le dijo Karin.

Naruto vio cómo a Sasuke le desaparecía el color de la cara y en ese momento reconoció el miedo y el dolor en sus ojos. La mujer no mentía.


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