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EL BEBÉ INESPERADO DEL SEDUCTOR MULTIMILLONARIO por cyntia

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A él le dio un vuelco el corazón al ver la inocencia que adornaba su cara. No se parecía a ningún doncel que hubiera conocido. Era salvaje y apasionado en la cama, pero el rubor en sus mejillas lo delató cuando Naru lo miró a los ojos después.

—Por fin te voy a dar una cama suave y cómoda en la que tumbarte mientras te hago el amor durante horas.

Su sonrisa se desvaneció lentamente mientras presionaba los labios sobre la comisura de su boca.

—Me gusta ese plan.

Pero Naru había subestimado la necesidad que él sentía en sus entrañas. Él se tiró directamente sobre la cama y lo dejó caer sobre el colchón.

Naruto resopló y se balanceó ligeramente, mirándole en tono jocoso.

—¡Oye!

Pero él ya se había contenido bastante sin verlo totalmente desnudo, sin tener sus pezones en la boca. Le cogió el tobillo y lo arrastró más cerca, y Naru se deslizó por la cama antes de que él tirara de Naru para que se sentara.

—Levanta las manos. —La dulzura de la orden ocultó por completo la tormenta de lujuria que se había apoderado de él.

Naruto hizo lo que le pedía y él le quitó el vestido azul plisado. Sus ojos ardían al ver su piel desnuda y perfecta, y pasó las manos por detrás de su espalda

—Dios.

Él le empujó la parte baja de la espalda sobre la cama y llevó sus piernas desnudas alrededor de su cadera. Le agarró los hombros con las manos y después las arrastró hasta su pecho, tocándole los pezones  y apretándolos con fuerza.

—¡Oh, Dios! —gimió Naruto.

Con avidez, él se inclinó sobre Naru con la boca abierta sobre su pezón y lo atrapó con la boca. Naru deslizó los dedos por su pelo, manteniendo su boca sobre su pecho. Él manoseaba el pezón derecho mientras le mordía suavemente el otro pezón. La carne estaba firme e hinchada y tenía el pezón duro en su boca cuando él movió la cabeza hacia el otro pecho.

Naru deslizó las manos por su cuello y sus hombros y le clavó las uñas cortas en la espalda mientras se estremecía de placer debajo de él.

Él disfrutaba de los sonidos jadeantes y ásperos de su boca, los gemidos resonaban en sus oídos. Deslizando el brazo por debajo de la espalda de Naru, lo levantó sobre la cama y lo soltó. Naruto encogió las piernas hacia un lado con los brazos a los lados de su cabeza y los ojos lánguidos al mirarle  las manos. Él se desabrochó el cinturón, después la bragueta, la abrió y se quitó los pantalones de las piernas

Naru miraba fijamente el contorno de su miembro, atrapado en los ajustados bóxers, y tragó con dificultad. Lentamente, Naru levantó un pie y le pasó la planta suavemente sobre el miembro atrapado.

Sonriendo brevemente, él le cogió el pie y lo levantó para morderle el tobillo bruscamente.

—No —gritó Naru riéndose, y él se quitó los calzoncillos. Su diversión se desvaneció y se sentó súbitamente, poniéndole una mano sobre el miembro caliente.

—Joder. —Él le agarró los hombros y cerró los ojos cuando Naru frotó su pequeña y suave mano sobre la cabeza de su miembro. Naruto encontró que la cabeza de su miembro estaba mojada y extendió el líquido por la punta. Justo cuando Naru iba a agacharse para meterlo en la boca, él lo empujó y le cubrió el cuerpo con su cuerpo desnudo.

Sasuke jadeó mientras su miembro se abría paso acaloradamente entre sus piernas, deslizándose por su entrepierna pero sin penetrarlo, solo calentándolo.

—Estás ardiendo —le susurró él en la oreja un momento antes de inclinar la boca ávidamente sobre la de Naru. Sus lenguas se encontraron para bailar juntas, y Naru le pasó las manos por la espalda con veneración. Naru abrió las piernas y las enroscó alrededor de su cintura, levantando la cadera para que lo penetrara.

Él puso las manos sobre su cara, bajando por su cuello hasta llegar a su pecho, después por los lados de su cintura para agarrarle las caderas. Su piel era tersa bajo sus manos y él no podía saciarse del cálido cuerpo que iba devorar. Girándose a un lado, lo levantó sobre él y cuando Naru rompió el beso para deslizar los labios por su cuello, la necesidad de controlarlo, de dominarlo, lo atrapó con sus tentáculos.

Agarrándole las muñecas, lo sujetó debajo de él manteniéndole los brazos por encima de la cabeza.

Sus ojos color azules se oscurecieron y él volvió a bajar su boca hambrienta hasta su pecho. Naruto gimió e intentó liberar las muñecas, pero él la mantenía agarrada y arrastró sus muñecas atrapadas con él mientras le daba mordiscos hasta llegar al ombligo.

Naru arqueó la espalda para encontrarse con su boca y él sumergió la lengua en su ombligo, liberándole las muñecas, acariciando con veneración los lados de su cintura y dándole un beso suave y rápido en el montículo de pelo suave y agradable en la cima de sus muslos. Naruto se levantó de forma brusca, deslizándose sobre los muslos de él y presionando su sexo húmedo sobre la longitud de su miembro.

—No me hagas esperar.

La súplica era más de lo que él podía soportar. Naruto jadeó cuando él lo empujó de su regazo y le dio la vuelta, quedando apoyado sobre su estómago. Naru se puso a cuatro patas mientras él abría el cajón de la mesilla y sacaba un paquetito de aluminio dorado. Sasuke lo agarró por los lados de la cadera al tiempo que introducía su miembro dentro de Naru un par de centímetros.

—¡Aaah! —Naru arrastró las uñas por las sábanas apretando los puños, cerrando  los ojos y dejando los labios entreabiertos. Sasuke apretó los dientes cuando su calidez tersa y ardiente succionó la cabeza de su miembro. Él empujó más, metió un par de centímetros más y un par más hasta que ya no podía soportar la tortura de esperar. Envolviéndolo con los brazos, tiró de su cuerpo hacia el pecho. Naruto gimió con la cabeza sobre el pecho de él mientras él deslizaba las manos hacia abajo para cubrirle su miembro y masturbarlo.

Mordiéndole la oreja, él jadeó acaloradamente sobre Naru.

—Me vas a matar, te lo juro. —Y entró hacia arriba dentro de Naru.

Naruto gritó su nombre cogiéndole las manos con los dedos con fuerza mientras él le agarraba su pene y lo estimulaba.

Su calidez tersa le succionaba el miembro, resbaladizo mientras succionaba la base. Él entró con fuerza, ahogando los sonidos de sus gemidos. Intensificó el ritmo hasta que sus testículos lo golpearon, y Naru movió las caderas al ritmo de sus embestidas. Lo lanzó sobre la cama boca abajo sobre su vientre y siguió embistiéndolo más profundamente mientras Naru levantaba las caderas para recibir sus embestidas. Naru tenía el pelo hecho un desastre, cayéndole sobre las mejillas, y él sabía que estaba perdiéndoselo. Sacando el miembro de dentro de Naru, el sonido agitado que Naru emitió como protesta quedó atrapado en su boca cuando él lo giró sobre su espalda y entró dentro de su sexo con una embestida segura y rápida.

Naruto le rodeó el cuello con los brazos y dejó que le devorara la boca. Le dio todo y le devolvió el beso con la misma pasión ardiente.

—Esto está mejor —susurró Naru en su boca y gritó cuando él cambió la dirección de sus embestidas, haciendo círculos con las caderas mientras lo penetraba.

Naruto se puso tenso.

— Otra vez no, Sasuke —susurró Naru, pareciendo no notar el humor cuando él se rio entre dientes.

Naru le clavó los talones en sus musculosas caderas, agarrándole los bíceps con las uñas y sacudiéndose enérgicamente, gimiendo su nombre y gritándolo como si fuera un verso sagrado. El temblor se hizo con Naru y, cuando él lo agarró, lo besó, jadeó al tiempo que sus caderas se sacudían, le puso la boca en el cuello para gemir de forma leve y prolongada.

***

La habitación estaba oscura, pero la luz que se filtraba a través de las cortinas era azul. El amanecer. Naruto miró alrededor de la desconocida habitación y se quedó inmóvil. No era una habitación de hotel. Se sentó de un golpe y miró a la casa de al lado, suspirando con alivio al reconocer los alrededores.

Los recuerdos de la noche anterior lo inundaron. Se había despertado con frecuencia, y todas las veces se había sentido alarmado por el entorno desconocido. Era como un instinto de supervivencia en Naru. Tenía dificultad para confiar, y un entorno desconocido encendía en Naru la respuesta de lucha o huída.

Pero hoy estaba bastante seguro. Porque el hombre que dormía a su lado tenía una forma de hacerlo sentir completamente vulnerable pero completamente protegido. Eso en sí mismo era aterrador. Naru nunca le había dado ese poder a ningún hombre. Se estaba preparando para el desastre, pero no podía evitarlo aunque lo intentara. Lo estaba intentando de verdad. Pero la forma en que él lo agarraba sobre su pecho, manteniendo su cara en el centro, lo puso en trance. Le había invadido la calma, y se dio cuenta de que a Naru mismo no le gustaba mucho abrazar. Nunca. En su vida había tenido alguna relación, e incluso cuando había creído que estaba completamente loco por esos hombres, se había contenido. No había sentido comodidad en sus abrazos, nada como el refugio de calidez que había encontrado en Sasuke. Y eso lo sorprendía.

Naru se tumbó de medio lado, contemplando la cara de Sasuke Uchiha. Él estaba tumbado sobre el estómago con la cabeza girada hacia Naru y los bíceps sobresaliendo peligrosamente incluso mientras dormía. Naru se mordió el labio e intentó evitar una sonrisa. Un poder desatado lo rodeaba incluso cuando estaba totalmente desnudo bajo las sábanas, incluso cuando estaba dormido y las duras líneas de su cara se habían suavizado hasta hacerle parecer un estudiante en su primer año de universidad.

Naru iba a disfrutar del momento, saborearlo y olvidarse de ello en cuanto lo hiciera él. Eso pasaría bastante pronto. La agonía de la pérdida recorrió su cuerpo y se quedó paralizado, rehuyéndolo con incredulidad. De ninguna manera. De ninguna manera. No puedes sentir cariño por él. Es estúpido. Incluso más estúpido que aquel tinte rosa que había probado en el instituto.

Naru todavía estaba dando palabras de ánimo a sus despreciables pensamientos cuando él abrió los ojos y pestañeó repetidamente antes de dibujarse una sonrisa en su cara.

A Naru se le derritió el corazón y relajó los hombros, haciéndolo sentir como una gelatina, una gelatina cálida, líquida y derretida. Solo para él. Ya no podía negarlo. Estaba enganchado a esa sonrisa.

—¿Por qué me miras mientras duermo? —preguntó con voz ronca, poniéndose de lado y lanzando un brazo musculoso y pesado sobre Naru para ponerle la cara sobre su pecho.

Naruto cerró los ojos, sonriendo y preguntándose si él sabría lo que el había encontrado en sus abrazos. Era muy improbable. Sasuke nunca pensaría que era tan inocente.

—Porque parecías un niño pequeño y me estaba preguntando si iría a la cárcel. La risa le hizo sacudirse debajo de su cara y Naru sonrió.

Sasuke lo agarró con fuerza como si realmente no le importara la forma en la que Naru lo agarraba a él.

—Si fueras a la cárcel, te sacaría de ahí.

—Ah, ¿sí?

—Sin duda. Porque realmente necesito esa idea publicitaria tuya. Naruto se apartó y lo miró con burla.

—¿Eso es todo? ¿Esa es la razón por la que me sacarías de la cárcel?

 

Él sonrió asintiendo y, a medio camino, cambió de dirección y negó con la cabeza.

Naru se rio y se acercó para besarle en la boca. Sasuke giró la cabeza hacia un lado haciendo que los labios de Naru aterrizaran en su mejilla. Ahora estaba utilizando sus propios movimientos en contra de Naru.

Él se reía mientras Naruto intentaba liberarse de él, pero él lo sujetaba sin parar de reírse.

—Déjame —dijo Naru riéndose, obligándose a estar enfadado.

—¿Qué he hecho? —se rio él.

Naru estaba bastante seguro de que el paraíso tendría ese sonido.

—¡Qué hombre tan vengativo!

Él se rio más alto ante su incapacidad de maldecir.

—Vale, vale. Lo siento. Aquí.... —Él le ofreció la boca y Naru apretó los labios negándose a besarle.

—No, ya no quiero.

—Sí, sí que quieres. —Él se acercó más.

Naru se apartó, poniendo la cabeza sobre la almohada y empujándole de los hombros para mantenerlo apartado.

—No quiero tu compasión —gritó Naru al tiempo que la risa se hacía con el.

—Sé que lo quieres. Tómalo.

—¡No! —chilló Naru, y sasuke lo agarró de las muñecas sujetándolas por encima de su cabeza para darle un beso intenso y ardiente que le debilitó las piernas. En solo unos instantes, Naru le estaba agarrando el pelo, cogiendo mechones y abriendo las piernas para que él pudiera poner su miembro sobre su entrepierna.

***

Naruto cayó sobre su cama, una cama conocida, cómoda y suave, y suspiró. Se había alojado en el mejor hotel de España, pero nada era comparable a su propia cama, a su almohada y a su lámpara de noche. Cielos, había echado de menos su casa.

Mientras se quitaba la ropa que apestaba a viaje largo y comida de avión, se preguntaba si estaba completamente loco. Otros estarían revitalizados y eufóricos por haber tenido un viaje a España con todos los gastos pagados, pero Naru no. Estaba cansado y ese cansancio lo sentía hasta en los huesos.

Antes de entrar en la ducha, se puso a mirar el móvil por enésima vez ese día. La culpa lo invadía, pero no había mucho que pudiera hacer. Sasuke había vuelto a Estados Unidos hacía tres días en su propio jet, por supuesto, y España no había sido lo mismo sin él.

El hecho de que lo llamara todos los días, aunque fuera solo durante cinco minutos cada vez, significaba mucho para Naru. Demasiado. Y, aunque resultaba aterrador que ya estuviera tan apegado a su voz, también era emocionante. Había pasado mucho tiempo desde que le había gustado un hombre por algo más que su apariencia. Sasuke lo hacía reír y pensar, y estaba interesado en todo lo que Naru hacía en su vida. En apenas dos citas, él había conseguido enamorarlo.

Estaba en medio de la ducha cuando oyó el teléfono sonar. Eufórico, se aclaró el champú y salió corriendo del baño con la seguridad de que todavía tenía jabón en el cuerpo.

Cogiendo el teléfono, comprobó la llamada perdida. Sasuke.

Con una sonrisa tonta, devolvió la llamada y él contestó al segundo tono.

—Hola, precioso. ¿Qué tal ha ido el vuelo?

—Bueno, ha ido bien. Habría ayudado que el hombre que estaba a mi lado no hubiera tenido los hombros tan anchos como la puerta.

Él se rio.

—¿Estás libre para quedar esta noche?

—Hmm… —Naru fingió pensarlo. No tenía absolutamente ningún plan para esa noche. Ino le había preguntado si quería salir pero, en este momento, sin duda era Sasuke el que iba a pasar tiempo con el—. Creo que sí.

—¿Te paso a buscar a las cinco?

 


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