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Quedé embarazado en una dulce noche. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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¿Cuánto duró la lucha del león con Lucius? En poco tiempo, llegó el momento de que la ardiente puesta de sol coloreara el cielo del oeste y entonces, inmediatamente después los soldados comenzaron a formarse en una esquina de la arena para encender todas las antorchas que tenían disponibles.

El chirrido de las llamas parpadeantes y la respiración salvaje de los leones era lo único que resonaba en ese lugar.:

"Um. No se da por vencido ¿Eh? Ese hombre... Parece estar realmente enamorado de ti". 

"Sí."

"Aunque tal vez solo quiere cogerte."

"... Ser el faraón del Reino del Nilo me volvió popular."

Dijo, moviendo los labios y esperando que lo entendiera incluso sin hablar. Sin embargo, sonrió al pensar que no se había dado cuenta de que Lucius quería ayudarlo.

"Me hace feliz imaginar tu figura distorsionada, ahogada en placer mientras la persona que amas te ataca con odio y te obliga a tener sexo. Mi deseo, es que Lucius te humille todos los días. Cada instante hasta hacerte sentir infeliz. Empezando por ahora".

"..."

Era un imbécil.

Roma eventualmente perecería si era gobernada por un hombre así. No, seguramente podría suicidarse antes de ver que algo como esto se volviera real.

"¿Entendiste?"

Finalmente, el león dobló las patas delanteras y cayó al suelo como si se resignara a perder ante Lucius. Por supuesto, inmediatamente después de esto el público comenzó a festejar:

"¡Mátalo!"

"¡Mátalo!"

Así que Galba se levantó para darle sus felicitaciones. 

"Ya escuchaste. Dame la vida de ese león como muestra de tu lealtad y entonces, aceptaré que tomes el premio."

Galba miró fijamente a Lucius, quien hacía lo mismo en su dirección. Y no pasó mucho tiempo antes de descubrir que había un enorme fuego en sus pupilas. Después de todo, el cónsul pareció estar viendo en él la sombra del hombre que alguna vez amó. 

"Como usted quiera, señor."

Esa noche, frente a la gran jaula que rodeaba a los leones con los que había peleado, Lucius pareció completamente decidido a hacerle el amor al faraón. Y al parecer, el lugar al que los habían mandado para eso se trataba de un espacio utilizado por el cónsul para escapar del calor durante el verano o simplemente, un tipo de estudio cuando quería un poco de privacidad. Desde la ventana se veía el mar, iluminado por una enorme luna y de vez en cuando, se escuchaban las gaviotas al pasar muy cerca del agua. Allí, había una cama enorme cubierta con una tela oscura y un jarrón al lado con rosas y pétalos esparcidos en el buró y en el suelo.

"Tú eres mi recompensa hoy. Creo que es lo menos que merezco."

Nefert miró a Lucius sin pestañear. Los leones estaban a sus espaldas y, por supuesto, ellos no eran los únicos que parecieron estar atentos a cada cosa que decían o pasaba entre los dos. Es decir, fue hasta obvio que Galba estaba en el otro extremo. Y Lucius, por la forma en la que actuaba y se movía sobre la cama, posiblemente también estaba enterado de la situación:

"Al menos espero que sirvas para algo."

Nefert analizó a Lucius y la manera en la que tiraba en su dirección de un modo que se sintió un tanto agresivo. Luego, se sentó a horcajadas sobre las rodillas de su pareja y dejó que su verga le tocara la parte inferior de la pierna y también, en la entrada de su culo.

"Uh... ¡Um!"

Al final, no esperó ni un segundo antes de meterse muy dentro de él.

"¡Ah!"

Los leones detrás de los dos estaban gruñendo. Y en el momento en que Nefert miró en su dirección para asegurarse de que la reja estuviera bien cerrada, entonces notó que ciertamente había una pequeña ventanita al fondo desde donde Galba debió estar mirando el encuentro. 

"... Nefert-sama... Por favor, haz todo un poco más exagerado. Muévete más. Grita. Galba-sama está mirando". 

"..."

"Te dejaré ir esta noche, cariño. Lo prometo. Tú, tu gente y el bebé. Así que... Solo por esta vez..."

Además, como si todo estuviera bien planeado para borrar la situación, los leones estuvieron rugiendo y dando vueltas dentro de la jaula una y otra vez durante toda la noche.

"Te amo, Nefert. Todavía te amo."

El terror y el placer se mezclaron dentro de su cuerpo. Nefert se balanceó sobre Lucius y se retorció como si el gozo estuviera explotando incluso en sus articulaciones. 

"Hmmm..."

Sus rodillas y la parte interna de sus piernas estaban temblando muy fuerte e incluso pareció que los calambres habían llegado también hasta un punto extraño dentro de su panza. De entre los huecos y en la punta de sus genitales goteaba semen y moco y su pecho estaba subiendo y bajando igual a si estuviera completamente intoxicado por el placer.

"Ah..."

Dejó escapar un suspiro inquieto e inmediatamente después movió sus caderas para buscar su propio placer. 

"Nefert-sama... Mi hermoso Nefert."

Lucius le cubrió los labios con los suyos.

"Hmm..."

A diferencia de la temporada de apareamiento, no se había estado mojando desde antes de comenzar con el encuentro y tampoco pareció extrañamente sensible a sus toques. Era solo que Nefert y él habían compartido la cama tantas veces que ahora podía tomar su placer sin mostrar ningún tipo de dolor.

Lo tomó, lo volteó, lo acomodó y lo dejó tan expuesto que pudo sentir la mirada de Galba desde la ventana, observando fijamente todo lo que hacían para poder decir que les ganó.

(Me pregunto qué estará sintiendo ese hombre mientras mira..)

De repente, el centro de su cuerpo comenzó a calentarse. Sentir la mirada del gobernante supremo de Roma sobre él mientras le hacía el amor a su sobrino, y todo eso frente a una jaula de bestias feroces... Hizo que tuviera el mismo placer que encontraría de ser un pervertido. Fue tan extraño que, aunque ciertamente todavía no estaba en celo, comenzó a sentir que no podía respirar.

"Hmm..."

Nefert no pudo evitar sonreír. Incluso podía decir que tenía muchas ganas de reírse a carcajadas por lo absurdo de la situación.

"¿Qué pasa?"

Mirando fijamente a los ojos azules de Lucius, Nefert observó hacia la pequeña ventana y se recargó contra su pecho instantes después. Y quizá entendiendo el significado de esa brillante sonrisa, Lucius hizo lo mismo y susurró:

"Que malvado eres."

(Es lo mismo contigo.)

Puso sus manos alrededor de la nuca de Lucius para comenzar a devorarle la boca. No tenía miedo de nada cuando estaba con él y hasta había comenzado a pensar que ambos eran poderosos juntos. Este hombre salvaría a su hijo, a su pueblo esclavizado y evitaría que Roma invadiera el Reino del Nilo. Podía apostar todo lo que tenía a eso.

Con la boca bien abierta y las lenguas entrelazadas, se abrazaron y se besaron hasta que comenzaron a notar que el cielo cambiaba:

"Um, ah, ah, ah..."

Y mientras penetraba aún más profundamente dentro de un cuerpo que no dejaba de temblar, Lucius extendió las manos y los dedos y los utilizó para acomodarlo de un modo en que lo pudiera esconder para hablar:

"He arreglado un barco mercante que se dirige al este. Te ayudaré a irte después de esto."

"¡...!"

"Yo me ocuparé de Galba. Tranquilo. Es un juego de niños".

Asintió y comenzó a mentalizarse sobre lo que tenía que hacer a continuación. Después de todo, realmente era su destino tomar a su bebé y regresar a su tierra natal con los ciudadanos esclavizados del Reino del Nilo.

Debía tener fe para lo demás.


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