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Quedé embarazado en una dulce noche. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Nefert."

El faraón era un hombre que no podía actuar como uno: No ames a nadie, no tengas sentimientos, muéstrate firme, sé la novia de Dios. Y haberlo vuelto un Omega era la prueba que le había dado el cielo de que este era el mandato divino. Como si le estuvieran diciendo que no tenía que amar nunca a un alfa porque se trataban de meras herramientas para dar descendencia.

"Un Alfa es solo un escudo para proteger nuestro reino. No olvides eso jamás. Al único al que puedes amar es a Dios y a tu pueblo".

Y recordando las palabras de su padre, el gran faraón, Nefer se rindió ante Lucius y lo abrazó por el cuello.

Su cuerpo esbelto y pequeño estaba completamente cubierto por los brazos de Lucius y sostenido como si fuera su más grande tesoro. Esta era la primera vez que aprendió el consuelo de estar envuelto en unas manos tan fuertes y bonitas. 

"Te amo más que a nada, Nefert. Y por eso mismo te prometo mi amor como tu pareja. No, más que eso. Te prometo que te amaré por siempre en alma y cuerpo".

Amor. No sabía exactamente cómo era sentirlo y de todas maneras tenía que admitir que estaba calentando su corazón hasta hacerle creer que era una promesa maravillosa.

Después de eso, los labios del hombre tocaron su nuca, una lengua remarcó su piel e inmediatamente después, sintió un dulce dolor al momento en que le mordió el cuello. Era un intento de convertirlo en su pareja e incluso si pensaba que esto era solo un "contrato temporal," pareció no poder evitar emocionarse con todo lo que había decidido comenzar a hacer. Es decir, podía sentir la manera en que sus pezones se hinchaban debajo de su ropa y la forma en que la parte inferior de sus piernas estaba crujiendo. Entonces, como si el tiempo se hubiera detenido a su alrededor, Lucius empezó a devorar a Nefert lentamente. No, sería más exacto decir que se estaban comiendo el uno al otro. 

"Ah, ah, ah..."

Solo ser tocado provocaba que la dulce voz de Nefert saliera con fuerza de su boca.

Lucius todavía llevaba su ropa blanca. La túnica de Nefert estaba remangada y sus piernas parecieron abrirse por completo para que esa mano se insertara entre ellas como le viniera en gana.

"Estás reaccionando mucho aunque es tu primera vez".

"Um..."

"Como era de esperar de un Omega..."

Tan pronto como tocó sus pezones con la punta de la lengua, todo su cuerpo se entumeció hasta un punto en que fue honestamente intolerable. Su pecho y abdomen comenzaron a convulsionar y los genitales ya erectos de Nefert empezaron a supurar un montón de fluidos corporales que se vieron bastante viscosos. 

"Wow... Hueles muy dulce aquí."

Durante la temporada de apareamiento, se decía que el cuerpo de un Omega cambiaba completamente para poder concebir a un niño. Le habían explicado que las mucosas, que no solían mojarse, se ponían como lo harían los genitales de una mujer y comenzaba entonces a arrojar fluidos para lubricarse. Sin embargo, todo pareció bastante nuevo para Nefert. No lo había experimentado personalmente jamás.

"Aaah..."

"¿Se siente bien aquí?"

Era irresistible cuando tocaba su pezón. Y fue extraño que una parte que siempre estuvo expuesta al aire, ahora pareciera increíblemente adolorida con tan poco.

"Ya creció ¿Lo ves? Además, solía ser de un bonito color rosado pero, con solo tocarlo un poco, ahora parece que el tono y la forma cambiaron hasta verse como una granada". 

No quería ver si era verdad que esa parte se había convertido en un grano rojo, como el de una granada. Pero cuando bajó la cabeza y se buscó, notó que su pezón ciertamente estaba regordete e hinchado como una fruta bastante madura. Además, estaba de un color increíblemente intenso.

"Hmm..."

Pero eso solo se sintió como estar en problemas. Seguramente iba a estar tan avergonzado que no podría exponerse ya nunca en público al terminar. 

"Ven un poco más para acá. Así. No te muevas."

Su lengua picoteó su areola y su clavícula hasta hacer que el cuerpo de Nefert se estremeciera sobre la cama. Fue justo como estarle mostrando que estaba completamente entregado al placer que le daba en ese momento. Había semen en su pene, moco corriendo de su agujero y una piel completamente empapada brillando entre sus muslos. Y antes de darse cuenta, la mano de Lucius se posó justo allí:

"¡Umm!"

Era extrañamente placentero. Se trataba de la primera vez que sabía que tener el culo expuesto para alguien y el escroto en la palma de la mano de un hombre, podía sentirse tan bien.

"Sube un poco..."

En poco tiempo, sus piernas se abrieron, y las manos de Lucius se arrastraron hasta sus nalgas. 

"Mira que mojado te puso el celo. Ah, me hace sentir enojado pensar que tendrás que darle un hijo al cónsul después. Incluso si es por el bien del Reino del Nilo". 

Era verdad. Algún día, el hijo del cónsul tendría que crecer en su vientre para poder continuar con los tratados de paz.

"Es mi deber..."

Pero no quería. No podía ni imaginar que la semilla de otro hombre fuera plantada en su cuerpo. Anhelaba a Lucius, deseaba que el semen de Lucius fuera el único que brotara dentro de él y pensó en como quería tener a sus hijos. Aunque por supuesto, no se dio cuenta de eso porque se trató de un simple impulso.

"Este lugar está demasiado angosto. Seguro aceptará bien mi dedo."

"Ah..."

Pero en cuanto el dedo de Lucius tocó su entrada, el círculo carnoso de su culo se contrajo hasta un punto en que el hombre solo se rió. Podía sentir perfectamente como su mucosidad estaba empapando sus manos. 

"Voy a meter solamente uno".

Algo largo comenzó a hundirse en su cuerpo hasta enviar un escalofrío por su columna que provocó un sonido bastante pegajoso.

"¡Ah!"

"Estás tan caliente. Siento que me voy a quemar..."

Sus dedos comenzaron a retorcerse dentro de su culo, provocando que Nefert se mordiera el labio con muchísima más fuerza que la primera vez. Luego de eso, cerró los ojos y dejó que un suspiro escapara de sus labios hasta morir en las paredes de la habitación. Estaba tan excitado que pensó que definitivamente debía oler muchísimo a feromonas.

"Ah... Espera. Es raro ¡Se siente raro!"

Pero no sé trataba de nada como eso. La cuestión era que se sentía infinitamente bien a pesar de que estaba experimenta su primera experiencia sexual. Y por supuesto que eso lo asustó. Incluso el picor lo calmaba tanto que Nefert se encontró torciendo las caderas como un loco ante él movimiento de sus dedos. 

"Lo estás haciendo muy bien. Sé que va a ser duro, pero tienes que tener paciencia."

Lucius lo agarró por la cintura y lo levantó un poco lejos de la cama. En ese momento, Nefert se quedó sin aliento cuando vio el tamaño de los genitales que tenía en frente de él: Y es que solo la idea de que esa cosa entrara en su cuerpo envió escalofríos por todo lo largo de su columna vertebral. ¡Seguro podría romperle la cintura si se lo propusiera! Sin embargo, también hubo una parte dentro suyo que pensaba que no importaba si le pasaba algo como eso siempre y cuando pudiera sostenerlo y besarlo como lo había estado haciendo desde que comenzó. Pero sabía que era su instinto, no su cabeza, lo que se lo pedía y entendió que era por eso también que hasta su abdomen inferior pareció estar lleno de calambres.

"Eres hermoso. Tu cuerpo me tiene muy excitado. Estoy seguro de que cualquiera que te viera así se volvería tu esclavo".

"Um..."

"Que aterrador. Si ya me volviste loco a mi, no puedo imaginar lo que pasaría con alguien más si te sostuviera..."

"Lucius..."

"Por eso, de ahora en adelante, cada noche te haré el amor hasta que tu cuerpo grite que eres mío."

Esas palabras hicieron que su corazón latiera dulcemente y que más líquido se desbordara de su agujero.

"Um..."

Deslizándose con suavidad, los genitales de Lucius comenzaron a meterse lentamente en su cuerpo. 

"Uh... ¡¡Hmm!!"

Su rostro se contrajo por el dolor que pareció romperle la parte baja de la espalda. La presión que estaba siendo empujada dentro de él era irresistible y le hacía sentir que su cuerpo se estaba desgarrando por completo en varias direcciones diferentes. Y mientras insertaba y retiraba lentamente su pene de la parte mojada de su ano, el cerebro de Nefert solo se apagó por un segundo. 

"Ah, ah, ah, ah, ah..."

"Lo sé. Lo sé, cariño."

Su cuerpo estaba lleno de Lucius. Tanto y tan fuerte, que hasta las vibraciones de su respiración se estaban transmitiendo a la perfección en su estómago. 

"Um, um, ah..."

Tal vez era porque se trataba de un Omega, pero sus pezones, que fueron tocados hace un rato, palpitaban y ardían e incluso se sintió como si sus extremidades inferiores se estuvieran abriendo por su cuenta para dejarle más camino. Además, aunque no podía respirar y aunque era obvio que le estaba doliendo demasiado, no podía creer que se estuviera sintiendo así de bien.

"Tu cuerpo se siente estupendo..."

La mano de Lucius agarró sus genitales para comenzar a jugar con las abolladuras en su punta. Por si fuera poco, la voz de Nefert pareció agregar una leve dulzura a la situación.

Desde que nació como Omega y desde que se convirtió en rey, pensó que viviría toda la vida en los brazos de algún hombre importante porque lo mismo hizo el faraón anterior. Hasta su muerte, cada vez que estaba en celo, su padre era tomado y utilizado violentamente en un salón del palacio desde que comenzaba el día y por semanas enteras. Es más, podía estar seguro de que el acto había aumentado en densidad año tras año. En el Reino del Nilo, cuanto más lascivas fueran las relaciones sexuales, más pareció que los sacerdotes las consideraban sagradas. Después de todo, como faraón, su función era concebir muchos hijos, traerlos a este mundo y mantener viva a la nación para que pudiera extenderse por completo sobre la tierra.

"Hmmm... ¡Ah!"

Estaba seguro de que lo mismo estaba pasando con él. En otras palabras, se estaba volviendo un Omega bastante lujurioso bajo de su Alfa. Y es que, cada que lo penetraba, comenzaba a sentir un pequeño calorcito que se extendía por la parte inferior de su abdomen hasta hacer que perdiera la cabeza y pidiera por más.

"Ah, ah, ah..."

"Eres precioso. Eres precioso, mi adorado Nefert."

Nefert estaba enterrando las uñas en la espalda de Lucius.

Cada vez que se insertaba, la parte inferior de las piernas de los dos se empapaba con una tremenda mucosidad que sacaba espuma y que hacía sonidos raros. Nefert abrió los labios, sacó la lengua y dejó que Lucius la tomara con sus dientes desde la parte más gorda hasta la punta. Y tenía que decir que era hasta agradable eso de sentir que la verga que estaba atrapada en la parte baja de su cuerpo, se estuviera expandiendo tanto como para que incluso las vibraciones de sus movimientos viajaran a su garganta.

"Ugh... ¡Uh!"

Cuando se dio cuenta, ya se estaban besando los labios como si lo necesitaran para poder continuar. Entrelazaron sus lenguas y se buscaron con tanto ímpetu, que pareció que se chupaban toda el alma. 

"Hmm, hmmm, ¡Ummm!"

Era difícil respirar con normalidad y hasta su conciencia comenzó a parecerle muy débil. No obstante, a pesar de esto Nefert continúo buscando desesperadamente a Lucius hasta que la saliva le goteó.

"Ah, ah..."

Cuando finalmente soltó sus labios, Lucius agarró la cintura de Nefert otra vez y aceleró su inserción y retirada tantas veces que podía asegurar que había comenzado a ver chispas en frente de sus ojos.

"Ah, ah, ah, ah..."

Y todavía haciendo un sonido que se escuchó bastante obsceno, lo golpeó en las nalgas hasta que gritó tan fuerte como para que todos los soldados del palacio lo pudieran escuchar.

"Tu expresión es hermosa."
 
Pensó que Lucius había logrado parecer un hombre increíblemente frío e insensible desde que llegó a su lado. Sin embargo, ahora que estaban uno contra el otro, notó que en realidad ese no era el caso para nada. Más bien, creyó poder ver un color suave en sus ojos y una sensación de transparencia que le hacía sentir bastante cómodo al estar a su lado. Unas pupilas azules que no existían en el Reino del Nilo y que le provocaban contener la respiración. 

Hacía mucho calor cuando estaban juntos.

"Ah, ah, ah..."

"Ah... Lucius. Ah, ah, ah, ah."

Los fluidos corporales de Lucius comenzaron a pegarse en su interior al mismo tiempo en que Nefert eyaculaba contra su vientre. 

"¡¡Aaaaaah!!"

Fue un clímax dulce y caliente. Un acto que solo el cuerpo de un Omega podía sentir. Y si ya era así de intenso ahora ¿Entonces eso significaba que repetiría esto con alguien más hasta dar a luz al sucesor del Reino del Nilo? Ya lo había dicho, este era un contrato temporal y por eso mismo algún día recibiría el semen de otro hombre justo aquí. Pero mientras pensaba en eso, Nefert se sintió desconsolado ante la idea de tener que estar en los brazos de un cónsul varón, que no fuera Lucius, en un futuro cercano solo para mantener el reino y vengarse de su hermano. Como Omega, era su destino concebir los hijos del pueblo que necesitaba la nación y sin embargo ¿Por qué el corazón le estaba doliendo así al pensar que iba a perder esto? 

De repente, Nefert sintió que las esquinas internas de sus ojos se calentaban y trató de contenerse cerrando los párpados con fuerza para aferrarse a Lucius. 

"Nefert-sama... Si estás cansado, puedes dormir aquí conmigo". 

Pero Nefert perdió el conocimiento antes de contestar. 

Esta era la temporada de apareamiento de un Omega. Y tenía que repetir este comportamiento hasta embarazarse porque así era la vida de un rey.


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