—¿Entonces…? —El castaño miro a todos lados alzando una de sus cejas mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho— ¿A dónde vamos ahora?
Joey sintió el sudor frio bajar por su espalda mientras observaba a su alrededor, el sol se estaba poniendo y la temperatura bajaba a su alrededor.
Debía admitir: no tenía idea de donde se encontraba.
Antes de poder decir cualquier cosa Seto ahogo un suspiro antes de coger su mochila de nuevo.
—Busquemos donde refugiarnos del frio —Señaló el castaño— Aunque encontremos el camino, no creo que los alcancemos antes de caer la noche. Es mejor descansar y vamos con el amanecer
—Como quieras —Joey cogió su mochila y siguió al castaño intentando fingir malestar
Habían pasado muchas cosas desde que se habían conocido, tiempo donde simplemente no podían pasar cerca uno del otro. Pero los demás habían insistido en estar cerca y al final habían llegado a una cercanía cordial o lo más cerca a esta, por desgracia no era algo que pudieran soportar por mucho tiempo.
Mientras el sol bajaba Joey no pudo evitar observar al castaño que caminaba delante de él, su expresión fría y su comportamiento lo hacía alguien desagradable pero aun así se había sorprendido a si mismo observarlo y guardando cada detalle de su comportamiento casi de una manera enfermiza.
De ser una chica quizás pensaría que la encontraba atractiva, pero… ¡Era Seto Kaiba!
Admitía que era un chico guapo, pero era algo más. Le gustaba ver aquellos pequeños detalles que tenía.
Las dulces sonrisas que solo le dedicaba a su pequeño hermano.
Cómo sus labios se apretaban cuando algo le molestaba.
El sonido que hacía al chasquear su lengua para evitar decir algo ofensivo.
La paciencia que tenía con sus amigos.
Todo eso ya lo estaba volviendo loco ¿Por qué razón no podía dejar de prestarle atención? Era como si una parte de su vida se fuera solo en esa actividad y, si fuera algo reciproco quizás significaría algo, pero el castaño lo odiaba y no significaba nada en su vida.
Se podía imaginar a sí mismo siendo un pequeño perrito esperando la atención de su dueño, pero este ajeno a sus deseos sólo podía amar a los gatos. ¡Era una comedia trágica!
—¡Ey! —El castaño se volteo a verlo antes de indicarle un grupo de arboles que por su cercanía y raíces habían generado un pequeño espació donde se podían proteger— No será necesario armar las tiendas
—Bien pensado —Joey dejo en el suelo su bolso mientras comenzaba a buscar sus cosas palideciendo
—Por favor dime que traes con que cubrir —Seto paso su mano por su cabello antes de soltar un pequeño gruñido de molestia— Olvídalo ya Wheeler. Ocuparemos las mías
—Estoy bien —El rubio se levanto antes de sacar una chaqueta de su vieja mochila— Con esto puedo pasar la noche, sólo preocúpate por ti
—Claro —Ironizó el castaño antes de girar sus ojos molestos— ¿Y después si terminas enfermo el viaje terminara antes de tiempo? Sólo no jodas y obedece
—¡Es mi maldito problema si me enfermo! —Se defendió el rubio— No pienso necesitar de ti ni de nadie, puedo volver solo
—¿Así como hoy? —Se burló molesto el castaño
—No te pedí que vinieras a buscarme —Señaló Joey— ¡No pedí tu maldita ayuda!
—¡Claro que no! —Kaiba frunció el ceño y sus ojos brillaron— Porque tu maldito ego no te dejaría y preferirías perderte en este maldito bosque antes de aceptar que estas perdido
—¿Y quién va a cambiar eso? ¿Tú acaso?
—No entiendo porque diablos, mi hermano se preocupa tanto por un idiota como tu —Escupió el castaño
—Puede ser porque es mejor persona que tu —Respondió el rubio antes de desviar su mirada molesta— Vere si encuentro algo que podamos quemar
Y eso era precisamente lo que hacía que su insana obsesión le molestara. Siempre terminaban peleando y diciendo cosas que en circunstancias o con otros no lo dirían.
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No lo odiaba… sólo.
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No era algo fácil de explicar.
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No era algo fácil de entender.
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Seto ahogo un suspiro antes de sentarse en el refugio que había terminado de cubrir, podría llover en cualquier momento y el rubio no regresaba. ¡Lo maldeciría si es que debía salir a buscarlo de nuevo!
—Hermano —El moreno lo miro con sus ojos suplicante, nunca podía negarse al menor. Era su familia, era su todo. — Joey no ha vuelto ¿No crees que le pasara algo?
¿Acaso era complejo de hermano?
Considerando todo lo que habían vivido tenía sentido que fuera así con él, aun así, intentaba no justificarse
El castaño miro a su alrededor, se habían separado hace al menos media hora del rubio y más de una hora del resto del grupo. Además del rubio, Yugi y Yami eran los únicos que quedaban con ellos.
—No creo que esa sea una posibilidad —Señaló, pero su hermano parecía aún más inquieto, entonces miro a la pareja a su lado— ¿Por qué no le llamas?
—No hay señal —Admitió Yugi
—¿Puedes ir por él? —Preguntó el moreno con esperanza— Yo iré con ellos y nos pueden alcanzar
Seto miro a sus amigos, pero gracias a un pequeño accidente Yugi se encontraba con su tobillo lesionado y su pareja no lo dejaría solo. Finalmente ahogo un suspiro antes de mirar por donde el rubio se había ido a pesar de la insistencia de su mejor amigo.
—Cuiden de él y yo cuidare de… Joey —El castaño miro a los mayores quienes asintieron— Nos veremos en la zona para acampar
—Ve con cuidado —Pidió su hermano
—No seas muy duro con él —Yami solicitó con una sonrisa— Es un buen chico
Seto chasqueo la lengua ignorando al chico.
Lo sabía.
De todos los defectos que el rubio tenía, jamás podría cuestionar sus buenas acciones y deseos. Aun así, no era capaz de entender que podía pasar por su cabeza al siempre querer tener la razón.
Si tenía que ser sincero Joey le agradaba, pero no podía acostumbrarse a él. Pero ¿Era su culpa? El rubio era muy impulsivo, no era capaz de pensar en las consecuencias… era como si no le preocuparan los peligros que podían rodearlo.
El castaño ahogo un suspiro antes de comenzar a observar a su alrededor, quizás estarían apretados y no podrían respetar mucho el espacio persona del otro, pero podían superar esa noche.
Con esa idea se puso a trabajar mientras las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer.
**
Frustrado y mojado Joey regreso al mismo lugar donde se había separado de Kaiba, no había encontrado muchas ramas para poder quemar pues todo seguía muy verde y podría ser peligroso.
Ahogando un suspiro se tragó su orgullo, dirigiéndose a la silueta de Seto quedando anonado al ver lo sucio y descuidado que se encontraba, mientras unos pasos más allá había una pequeña zona cubierta con unas pocas mantas y algunas prendas en el suelo, todo iluminado por una pequeña lampara de gas.
—Estaremos algo apretados —Anunció el castaño sin mirarlo— Pero al menos podremos pasar una buena noche
—Yo… —Joey miro las ramas y luego el lugar. Se sentía un idiota
—Guarda eso por si se acaba el gas —Señaló Kaiba antes de entrar al improvisado refugio y extendió una gran manta sobre sus hombros dejando un gran pedazo del material a su lado para Joey— Intentemos descansar algo, mañana podemos partir con los primeros rayos de sol y aprovechar bien el día
Joey en silencio dejo el montón de leña a un lado antes de quitarse la chaqueta mojada y gatear hasta el lado de Seto quién le ayudo a cubrirse en un profundo silencio.
—Descansa —Murmuró con un hilo de voz Joey
—Buenas noches, Joey —Respondió el castaño cerrando los ojos con sus mejillas levemente coloreadas
El viento corría con ferocidad mientras la lluvia caía con fuerza, de vez en cuando el cielo era iluminado por un algún relámpago seguido por un estruendoso trueno. En todo ese caos Joey descanso suavemente su cabeza sobre la del castaño quién dormido había descansado su cuerpo contra él.
Aquellos pequeños actos amables eran los que lo hacían dudar. Y desde la llegada de Seto estaba lleno de dudas entre sus verdaderas razones para terminar molesto con el castaño.
Cerrando sus ojos se dejo llevar por el calor que emanaba el otro mientras un pequeño pensamiento de lo cómodo que se sentía todo aquello se instalaba en su cabeza.
**
—¿Estarán bien? —Preguntó Mokuba mirando por la ventana de la cabaña
—Pues como dijiste, es la oportunidad adecuada para que enfrenten sus problemas —Señaló Yami con una burlona sonrisa
El moreno ahogo un suspiro antes de seguir mirando por la ventana, esperaba poder haber ayudado a llevar su amistad en la dirección correcta.