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Nueve Meses y Un Año por AzuraWhiteAki

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Notas del capitulo:

¡¿Por qué le pasaba eso a él?! ¿¡Que karma estaba pagando con eso!? Quizá su vida pasada fue lo suficientemente malo para que las malditas arcadas llegaran siempre después del desayuno o la cena. 

Capítulo 4: Lo que Diga el Rey

La incertidumbre combinada con emoción podía sentirse en el palacio. Sirvientas y mayordomos iban y venían en lo que parecía un baile perfectamente sincronizado. Las Doncellas procedían con una singular sonrisa a su trabajo, y los guardias daban y seguían ordenes casi con una perfección absoluta.

Los ciudadanos se preguntaban por qué tanta agitación. Y al ver como se colocaban esferas de energía especiales para los comunicadores ubicados estratégicamente en cada ciudad. Pudieron comprenderlo a medias.

El nuevo Rey estaba a punto de dar un nuevo mensaje.

Las jóvenes damas se emocionaron de sobremanera, mientras que los más adultos sonreían ante tanto misterio. ¿Qué es lo que hará ahora su brillante monarca? ¿Será una nueva Ley acaso? ¿O quizá un decreto importante? Los niños parecían ir y divertirse cerca de los comunicadores. Sus brillantes colores lograban hacerlos interesantes para cada infante. Poco a poco las ciudades y pueblos cercanos comenzaban a "despertarse".

Era emocionante.

Un joven de piel azulada, y ropa sencilla, acompañado de una carga pesada, se preguntó así mismo por el bullicio. Las personas reían y los niños parecían más vigorosos. Los guardias se movían en perfecta sincronía y algunos ciudadanos como él, comenzaban a colocar adornos de distintos materiales, pero de la misma índole. Mariposas era lo que se comenzaba a ver de un lado y de otro. Eso comenzaba a darle una idea, pero temía que fuese errónea. Así que comenzó a buscar con lentitud a quien mejor pudiese aclarar su duda.

Siguió caminando junto a su carga hasta llegar al centro de la ciudad, y con curiosidad se acercó a una sirvienta del palacio, quien parecía emocionada comprando algunas "rosas" (como las había llamado su salvador, Yuma).

—Disculpe...

—¿Ah?... —Al ser sacada de su Mundo, tan solo volteo a ver al responsable de ello. Topándose con un bello pueblerino, de rasgos juveniles y piel radiante, quién cargaba con demás relucientes, nuevas y bellas "rosas".

—Le pido una disculpa si le interrumpo en algo. —Volvió a disculparse aquel joven.

—Oh... —La joven dama solo atino a sonrojarse, negando levemente con su cabeza. —No, no. Para nada. Am... Mm... ¿En qué puedo ayudarle? —Cuestiono girando en totalidad su cuerpo para hablar mejor con aquel joven.

—¡Oh! Sobre eso. ¿Sabe usted por qué tanta agitación en la ciudad? Que yo sepa. —Menciono mirando a su alrededor. —No hay ninguna celebración cerca.

La joven dama río con delicadeza, cosa que logro captar la atención de aquel joven. Quien quedo maravillado ante tan dulce y bella melodía.

—Si pregunta por eso buen hombre, digamos que el Rey muy pronto dará un nuevo anuncio. —Menciono la dama de manera risueña, para después hacerle ademanes a su acompañante para que se acercara a ella. —Pero...-Comenzó a murmurar. —Aquí entre nosotros. —Rio de nuevo. —Se dice que un heredero nacerá pronto. Un guardia y una doncella vieron cómo es que la señorita Ana fue llamada a los aposentos del Rey con urgencia, pues llego con Yuma-sama en brazos momentos antes de ello...

—... —El joven se sorprendió. Y miro de nuevo a su alrededor. Ahora por fin comprendía por qué tanta mariposa como el principal adorno. Su teoría pudo ser cierta. Pero faltaba que el Rey mismo lo confirmara. —¿Por qué lo dice con tanta seguridad señorita...?

—Lya... Llámeme Lya.

—Sí. —Pareció fingir una leve tos antes de volver a su postura original. A la vez que trataba de ocultar un leve sonrojo ante tan bella dama. —¿Por qué lo dice señorita Lya?

—Oh. Eso se debe a que, en efecto, varias de nosotras. —Dijo refiriéndose a sus compañeras, apuntando a su vestimenta. —Vimos como el Rey mismo volvía a buscar a la señorita Ana para llamarla a sus aposentos a nombre de Yuma-sama. Al parecer y lo que logramos escuchar. Es que necesitaba que le explicara algunas cosas de los embarazos de nosotros los seres astrales...

Oh. Ahora todo cuadraba en la mente del joven Astraliano. Por eso tanto bullicio. Por eso las mariposas (pues en el Mundo Astral simbolizaban un nuevo comienzo, un despertar. Así como esperanza y vida. Era una referencia perfecta al nacimiento. Pues este era como una mariposa. Ya que, llegaba sin avisar, pero trayendo dicha y fortuna para quien lograra posarse en sus manos. En el Mundo Astral, se debía sí o sí, colocar tal adorno. Era una tradición muy arraigada a sus ciudadanos). Y qué decir de los comunicadores. Una emoción se apodero rápidamente del joven tan solo imaginarse al bebé de su salvador, así como de su Rey, que había sido tan bondadoso con ellos al otorgarle tierras y sustento para mejorar su calidad de vida. Siendo él de un pueblo bastante lejano de la gran ciudad.

Sonrió junto a la sirvienta. Contagiándose mutuamente de felicidad. Y al ver su curiosidad satisfecha, comenzó a despedirse.

—Muchas gracias por decirme Señorita Lya, pero debo retirarme. Mi cargamento debe ser entregado al otro lado de la ciudad. Debo apurarme si quiero llegar a la hora acordada...

—Oh... —La joven dama pareció decaer por un momento al pensar en no volver a ver a tan maravilloso joven. Más pronto, una idea se le vino a la mente. —Mm disculpe joven...ha...

—¿Mm?... —Aquel joven se reprendió rápidamente con un pequeño golpe en la frente. —¡Discúlpame! Que tonto soy, no te he dado mi nombre. Me llamo Ian. Un gusto conocerla señorita Lya. —Se presento lo más formalmente que podía.

—No se preocupe, Ian, es un placer conocerlo. Mm... ¿Creé que...? —Suspiro antes de volver a formular la pregunta. —¿Puedo verle después Ian?

Aquella propuesta solo hizo sonreír una vez más al mayor. Quién solo atinó a decir un enorme y contento: ¡Sí, por supuesto!

Ambos jóvenes cómplices se sonrieron antes de despedirse de nuevo. Y con una cita acordada. La joven sirvienta se encaminó de nuevo al palacio con un ramo de "rosas" en sus manos, junto a una pequeña "rosa" azul que descansaba en su cabello.

La Unión de los monarcas unía a su gente. A veces muy literalmente.

◊—◊—◊

Yuma yacía recostado de lado una vez más en la mullida cama de su pareja. Esta vez por distintas razones. Y una de ellas es que se negaba a devolver el delicioso pastel de chocolate, comido en el desayuno. Pero las arcadas que sentía cada ciertos minutos, le estaban convenciéndolo de lo contrario.

¡¿Por qué le pasaba eso a él?! ¿¡Que karma estaba pagando con eso!? Quizá su vida pasada fue lo suficientemente malo para que las malditas arcadas llegaran siempre después del desayuno o la cena. Lloró internamente, lamentándose de tal desagradable situación. Eso hasta que sintió una que otra caricia en su espalda.

Oleadas de energía pura le recorría en su totalidad, eran amables, cariñosas, cuidadosas. Parecían susurrarle una suave melodía que él no alcanzaba a comprender.

Comenzó a relajarse, sabiendo quien era el único que podía provocarle tal sensación. Y con apenas un ligero movimiento de cabeza, pudo divisar a su amado a su lado, sentado en la orilla de la cama, y quien le sonreía con cariño.

—Gracias Astral... —Menciono con alivio.

—Todo para que te sientas bien. ¿Qué tal tu día? —Decía acurrucándose ahora a un lado de Yuma. Tomando con delicadeza a su amado por la cintura, pegando la pequeña espalda a su torso. Una posición de "cucharita", podía describirla mejor.

—Hn, ya sabes. Nada extraordinario después de que me dejaras en el comedor. Comí lo que debí...

—Y un poco más, ajá... —El mayor se burló. Cosa que hizo fruncir el ceño al menor.

—Como te decía, comí lo que debí. Y fui a supervisar el invernadero junto a la sirvienta en turno. Lya estaba más entusiasmada de lo habitual...

—Oh, ¿De verdad?... —Mencionaba el mayor depositando pequeños besos en la nuca y cuello del menor. Cosa que hacía reír a Yuma levemente.

—Jajaja, sí. Ella estaba muy emocionada no solo de ayudarme, si no, de también decirme que colores serían los correctos para vestir un bebé recién nacido... ¿No tendrás algo que ver por ahí?

—¿Yo? —Pregunto con inocencia fingida el mayor. —Para nada. No sé de qué hablas.

—Ajá... Estoy seguro que tú, maquilas planes malvados tras bambalinas. No lograrás engañarme, su majestad...

—Jajaja, yo creo que sí. Pero volvamos al tema. ¿Qué paso después? —Un último beso fue depositado antes de volver a una posición cómoda para ambos.

—Pues, además de ver el invernadero y las "nuevas adquisiciones" para el Mundo Astral. Un viaje a la biblioteca fue necesario.

—¿Tú? ¿En una biblioteca?...

—Astral... —El menor advirtió.

—Ya, ya. Bien, estaré en silencio.

—Mas te vale... —Y después de una ligera amenaza, prosiguió. —Ya he comenzado a avanzar en el aprendizaje de tu lengua materna Astral. Mis traducciones aumentaron de un 18% a un 23%... ¿No te parece genial?

—Efectivamente, estoy orgulloso de ti Yuma. Has logrado avanzar mucho desde que comenzamos nuestra relación. Ya casi son dos bellos años.

—Sí... —Suspiró. —Si que pasa el tiempo bastante rápido ¿no?...

—Así es... —El mayor asentía con delicadeza. —¿Y qué paso?

—Nada malo realmente. Solo que a tu hijo no le gusta el pastel de chocolate. Fue insistente hasta que llegaste. Las sirvientas me ayudaron a llegar a la habitación. —Relato poco a poco bajando la voz.

—Debo agradecerles de cuidarte bien durante mi ausencia...

—Pero solo fue un par de horas...

—Tiempo que no estuve a tu lado.

—Pero Astral, debías ver que los preparativos fuesen los adecuados y que se llevaran de la mejor manera. —Menciono acurrucándose aún más cerca de su amado. —Después de todo. No es cualquier anunció que darás.

—Daremos Yuma. —Corrigió el mayor.

—Cierto, daremos...Aun así. Deberías tranquilizarte un poco... —Un bostezo salió sin querer. —Apenas nos enteramos y ya me quieres en una jaula de oro.

—Discúlpame... Pero no puedo evitarlo. Todo esto es nuevo para mí... Nunca tuve padres, así que... Me preocupa no hacerlo bien. —Expreso en apenas un susurro.

—Serás un gran padre. Lo sé. —Un último bostezo escapo de su boca. —Confió en ti... Querido Astral.

Ambos jóvenes padres primerizos, cayeron rendidos una vez más ante Morfeo. Su bebé consumía mucha energía, y lo entendían. Por ello Astral apuro tanto cuanto pudo para volver al lado de Yuma, quien paciente espero a su pareja, haciendo sus propios deberes. Que apostaba aumentarían una vez el anuncio se diera a conocer. Después de todo. El sería coronado "Reina". Fue lo que acordaron ambos.

Y así como venían privilegios, venían responsabilidades. Y ahora que lo meditaba. ¿Eso no sería técnicamente casarse con Astral? Una vorágine de emociones revoloteó en su estómago.

Eso...

No sonaba nada mal.

Y con una bella sonrisa, se entregó por completo al nuevo sueño otorgado por su bebé. Y junto a lo que entendía ahora era su futuro esposo.

◊—◊—◊

Una chica de cabello verde salía de su casa a toda prisa. Un mensaje había llegado de pronto a su comunicador. Y tan pronto lo leyó, con rapidez dejo sus obligaciones para ir de inmediato al lugar acordado.

Kotori sentía su Mundo volver a girar una vez más. No sabía por qué. Pero tenía un mal presentimiento.

"Kotori-chan. Yuma no ha llegado a casa aún. Seguiremos buscando, nos vemos en la plaza a las 3 de la tarde"

—Akari…

¿Por qué cada que pasaba algo, el responsable era Yuma? No lo sabía. Quizá un karma. No. Yuma era demasiado bueno, aun así. Incluso al terminar su relación con ella, lo hizo en los mejores términos. Acordando ser solo amigos o compañeros.

Le dolió. Por supuesto que lo hizo. Pero también entendió. Yuma era un espíritu libre, buscaba la aventura. Él necesitaba a alguien semejante, no como ella. Que, a pesar de seguirle, no podía compararse ni un poco a él. Ella tenía una mente abierta y desarrollada, y alcanzaba a medir los peligros latentes a su alrededor. Yuma no. Ahí radicó la situación.

Ella no poseía además de los Duelos, alguna habilidad como para sacarlo del peligro, o si quiera llegar junto a él al tan "ansiado tesoro". No. Otro motivo para entender el por qué la decisión y su propia decisión en cuanto a Yuma. Porque sí.

Una ruptura no solo hablaba de una persona. Si no que, hablaba de ambos. Ella lo acepto y cedió, él lo dijo y lo arreglo. No hubo punto intermedio. Solo ellos siendo libres a su manera. Y eso estaba bien para ella. Apreciaba a Yuma. Muchísimo. Pero también se apreciaba a ella.

Escaleras se interponían en su camino, y con decisión, inició a bajarlas.

Comenzó a visualizar a lo lejos siluetas que llegaba a reconocer muy bien. Varios de sus amigos más cercanos, además de la hermana de Yuma ya estaban en el lugar. Solo faltaba ella.

Corrió el último tramo de camino y agitando su mano saludo rápidamente a todos los presentes. Gesto que fue devuelto de igual manera.

—Por un momento creí que no llegarías pajarito. Pensé que un gato te había comido. —Menciono la chica peliblanca y rasgos felinos. Claramente provocando a su compañera.

—Ya desearías ¿No? —Respondió de igual manera.

—Chicas por favor. No es momento para esto. —Tetsuo salió a relucir como mediador. —Ahora necesitamos enfocarnos en Yuma.

Los demás asintieron en acuerdo. Mientras ambas chicas solo desviaban la mirada, claramente disgustadas, pero preocupadas.

—Bien. —Comenzó Akari. —Esta es la información que hemos conseguido hasta ahora. —Menciono rápidamente sacando una de sus tabletas electrónicas.

Varias pantallas aparecieron flotando ante los presentes, los cuales dejaron salir un pequeño Wow ante tal detalle. En varias de ellas podía mostrarse a Yuma saliendo de su habitación y volviendo a ella recurrentemente. Mientras otras lo mostraban realizando distintas actividades, desde acomodar su Deck más de nueve veces, hasta sus quehaceres diarios del hogar. Una más mostraba a Yuma y a su padre hablando animadamente en la mesa de la cocina, mientras su madre hacía la comida con una sonrisa. Nada fuera de lugar.

A excepción que esta vez. El protagonista de tales videos no se encontraba por ningún lado.

—¿Entonces...? —Cuestiono el más pequeño del grupo con una clara duda en su rostro. —¿Qué es lo que tenemos hasta ahora Ura~?

—Pase día y noche analizando la rutina de mi tonto hermano menor. Pero en ningún momento se le vio fuera o captado. Los vecinos no lo han visto, o escuchado. —Menciono haciendo una mueca que pasaba del enojo a la preocupación. —Ni siquiera recorriendo el camino que suele tomar al colegio, ha dado inicios de su presencia. Al final tuve que comunicarme con mis padres. Llegaran pronto... —Informo. —Ese tonto... ¿Por qué siempre desaparece?

Akari se sentía terriblemente mal. A pesar de que ella estaba con él, en ningún momento realmente le prestó atención. Se confió de que estaba en su alcoba o en el ático. O incluso asaltando el refrigerador. Cosa que hacía de un tiempo para acá. En ningún momento noto la desaparición de su hermanito.

∞Flash Back∞

<<Akari como siempre en las mañanas le grito a Yuma para que bajará a desayunar antes de que se le volviera hacer tarde para el colegio. Pasaron minutos, y de minutos se hicieron un par de horas. La mayor apenas y se percató de la brillante ausencia de su hermano hasta que termino de hacer las entregas pendientes a la editorial. Sus padres habían ido de aventura de nuevo, así que tampoco podían ayudarla a percatarse de ese hecho hasta concluido su trabajo.

Con molestia salió de su oficina hasta la habitación de su querido hermano menor y con fuerza toco la puerta. Y al no recibir ninguna respuesta, entro azotando la puerta.

La habitación yacía ordenada a su manera, podían verse una que otra prenda en el suelo, y la cama destendida. Aunque sin sabanas. Esto la extraño momentáneamente, más volvió a gritar el nombre de su hermano ignorando ese hecho. Esperando de casualidad que bajara con torpeza del ático.

Espero.

Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco minutos. Pasaron. Su enojo creció.

Y con una tablilla de madera que encontró por ahí, subió al ático dispuesta a disciplinar a su hermano. Y así como la habitación. El ático la recibió sin la presencia del menor. Estaba vacío. Ni un solo rastro o pista que dejara ver a Yuma.

Su rostro cambio de gesto. Ahora denotaba preocupación.

—¡Yuma!... ¡Yuma deja de jugar! ¡No es gracioso, perderás la escuela de nuevo!... —Ni una sola respuesta. —¿Yuma?

Miro la ventana, quizá salió de incógnito por la noche o algo parecido. Pero por más que buscaba pistas o algo que lo delatara, no encontró nada. La ventana estaba cerrada. Pensó tratando de descubrir el paradero de su hermano, más antes debía asegurarse de algo.

Corrió rápidamente a la puerta principal de la casa y la abrió. Su abuela aun barría afuera. Pero al igual que ella, pregunto por el menor.

—¡Oh! Akari, querida. ¿Dónde está Yuma? Hoy no salió como de costumbre. —Esa frase.

Esa simple frase hundió a la mayor en desesperación.

—¿Qué?... ¿Dices que no ha salido? ¡No puede ser! ¡No estaba en su habitación ni en el ático!

—¿Qué dices Akari?...

Ambas mujeres se miraron por unos segundos antes de salir despavoridas de regreso a la casa. No falto rincón que no buscaran al susodicho. Buscaron hasta el más mínimo indicio de algo que descubrirían acerca de su paradero. Pero como si fuese un fantasma. Yuma desapareció.

Su abuela rápidamente se colocó un chal encima y salió de casa, ella buscaría con los vecinos y a los alrededores. Akari de lo contrario haría uso de sus habilidades para encontrarlo. Hizo llamadas sin parar que alertaron a los amigos de Yuma, y hackeo alguno que otro servidor. El visor del menor no se encontraba ni de cerca encendido. Cosa que la alerto aún más. Pero el resultado fue el mismo.

Nada.

Yuma no estaba por ningún lado. Horas pasaron y tras verse agotada mental y físicamente, tomo un respiro. Miro su comunicador. E hizo lo primero que se le vino a la mente. Mando un mensaje a la exnovia de Yuma, Kotori. Si alguien conocía ciertas manías del menor, era ella.>>

∞End Flash Back∞

Y eso nos llevaba a la situación actual.

—No digas eso Akari. —Menciono la peliverde de manera comprensiva. —Hablamos de Yuma. Nada es normal a su alrededor.

Un asentimiento fue percibido por los demás. Kotori tenía un punto. Yuma no era normal.

—¿Pero entonces?... ¿Qué debemos hacer? —Cuestiono el más inteligente del grupo mientras tecleaba sobre una de las pantallas. —Por más que busco batallas o residuos de su visor no logro dar con él. Su rastro se pierde el día 17 por la noche y la madrugada. Hace un día y medio.

Los demás se mostraron angustiados. ¿Qué podía ser más importante para Yuma como para dejarlos de la nada? Akari retomo la palabra.

—¿Alguno de ustedes ha encontrado algo?... —Un rotundo No fue percibido.

—Ni sí quiera mis amigos lo han encontrado. —Menciono la chica de rasgos felinos, señalando ligeramente sus orejas para dar a entender a quiénes se refería.

—Bueno. Eso es todo. Debemos subir un poco más el rango. —Declaro Akari, atrayendo la atención de los demás. —Necesitamos ayuda de más profesionales. Sola no podre con toda la información digital esparcida en la ciudad...

—¡Yo te ayudare!

—¡Yo también!

Ambos jóvenes, Cathy y Todoroki, alzaron las manos en señal de apoyo. Akari les sonrió y asintió.

—¡Bien!

—Yo le informare a Shark. Quizá pueda contactarse con Kaito, y decida ayudarnos en la búsqueda. —Menciono de nuevo Todoroki con una sonrisa. Su cabello azul moviéndose ante su entusiasmo.

—Nosotros seguiremos buscando a los alrededores-Menciono Kotori con una sonrisa. Un asentimiento por parte de los demás les hacía saber cuál era el siguiente plan.

—¡Gracias chicos! —Agradeció la mayor —¡Encontremos a nuestro tonto Yuma! —Alzo su brazo en señal de triunfo.

—¡Sí!

Encontrarían a Yuma. Pasará lo que pasará.

◊—◊—◊

Una mirada heterocroma solo observaba la escena ante él. Una esfera pequeña de energía le mostraba a los familiares y amigos de su amado Yuma. El cual aún yacía acostado y profundamente dormido.

Astral sentado en aquel banquillo cerca de la cama, espiaba sin remordimiento a los angustiados familiares. ¿Por qué no le decía nada a Yuma? Bueno. No quería que se angustiara por situaciones sin importancia. Yuma no necesitaba ninguna mala sorpresa ahora.

¿Por qué aquellos amigos de Yuma no entendían que él estaba bien? Que no necesitaba ayuda, ni mucho menos situaciones que lo pusieran en riesgo.

Quizá era porque no les ha dicho nada.

Se disculparía después.

Un movimiento en la cama lo alerto. Y con un ademan sencillo, aquella ventana desapareció. Y se dirigió una vez más con su amado Yuma. El cual apenas volvía a despertar, otorgándole una de las mejores sonrisas hasta la fecha.

—Hola...

—Hola. —Respondió Astral acercándose para dar apenas un pequeño beso. —¿Dormiste bien?

—Sí... Fue un gran alivio para mí. Deberías dormir conmigo de ahora en adelante...

—No suena mal... —La sinceridad de Astral hizo reír a Yuma. Como amaba a ese ser.

El menor, con pereza comenzó a estirarse. Para después poco a poco y sin prisa, sentarse en la cama. Astral le veía maravillado, una sonrisa cariñosa adornaba su rostro. Este tipo de momentos los amaba con toda su alma. La tranquilidad y la dicha de ser el único que podía ver de esa manera a Yuma. Era. Era demasiado gratificante.

—¿Astral?... —Le llamó.

—¿Sí?

—¿Qué sigue ahora?

Astral sonrió, quizá un poco muy feliz. Yuma sintió un escalofrió bajar por su espalda. Algo le aseguraba que no le gustaría lo que venía.

◊—◊—◊

Gritos se escuchaban cerca de las habitaciones de su majestad. Las sirvientas reían divertidas y los guardias solo negaban levemente.

Mientras dentro de los aposentos del Rey, se podía ver a un hermoso joven semidesnudo jaloneando una prenda blanca como si su vida dependiera de eso. A la vez que Astral ya con el ceño fruncido volvía a replicar.

—¡Entiende! ¡No es de que yo lo quiera! ¡Es necesario que lo vistas!

—¡Mentira! —Un nuevo jalón a la prenda.

—¡Yuma por favor! ¡Hasta yo tengo que vestirme y arreglarme! —Un contraataque más.

—¡Porque eres el Rey! —Un Jalón más.

—¡Y tú vas a ser la "Reina"! —Pequeñas rasgaduras comenzaron a aparecer.

—¡Eso no tiene nada que ver! —Hilos comenzaron a colgar.

—¡Claro que tiene todo que ver!

—¡No es cierto!

—¡Que sí!

—¡Que no!

—¡Sí!

—¡No!

—¡SÍ!

—¡NO!

Y la pobre prenda se rompió. Frenando la batalla campal de ambos amantes. El cuarto quedo en silencio, y solo la respiración agitada de ambos jóvenes podía escucharse. Se miraban aun retándose. Aunque al final, el más pequeño cedió, más a fuerza que de gana.

—¡Esta bien!... ¡Usaré el estúpido vestido! ¿Contento? —Dijo dándole la espalda a su contrincante con un bonito sonrojo. Hasta ese momento Astral volvió a sonreír de manera triunfante.

—¡Hecho!

Y con esa acción. Doncellas volvieron a entrar a los aposentos de su Señor. Mientras murmuraban algo como que, un desastre o un monstruo de Duelo había arrasado con las pertenencias de su Rey. Cosa muy alejada de la verdad. Pues entre empujones y tirones, fue que ambos monarcas terminaron por poner la habitación bocarriba.

Yuma se lamentaba en silencio. Pequeñas lagrimas parecían asomarse tímidamente en las esquinas de sus ojos. Y un bello sonrojo adornaba sus mejillas. Astral ya vestido y arreglado, miraba con admiración y amor a su pequeño Yuma.

¡Lucia tan bello en aquel vestido blanco!

Las Doncellas terminaron su labor y con una reverencia, se retiraron del lugar. Todo estaba ya preparado para lo que venía. Astral tomo la mano del menor, mencionándole que tomara su brazo a modo de guía. Yuma solo obedeció.

El camino que tomaron después parecía un pasillo casi infinito. El aura de misticismo rodeaba el lugar. Yuma paso de estar avergonzado a estar nervioso. Y no era para menos. Todo el Mundo Astral le vería pronto y no solo eso. Si no que, se presentaría como su nuevo monarca. Astral noto el nerviosismo del menor y con pequeñas y discretas caricias a la mano de Yuma le hizo saber que él estaba ahí.

Yuma se percató de ello. Y por fin pudo sonreír.

Era cierto.

Astral no estaba acostumbrado a cada tradición de su Mundo. Y de hecho se saltó una que otra a propósito (cosas que retomarían más tarde, como por ejemplo su boda). Debía ser sincero, apenas y las conocía. Se la sabia de memoria, pero jamás llego a ejecutarlas realmente. Le costaba trabajo adaptarse de nuevo a su Mundo. Pero hacia el esfuerzo.

Por eso Yuma lo admiraba.

Aún con tantas dificultades, no solo cotidianas o de gran magnitud, Astral se las ingeniaba para superarlas o en su defecto transformarlas. Amaba esa valentía que desprendía su amado, y esa calma que lograba transmitirle aún con una turbulencia a su alrededor.

Astral era admirable. Y por eso accedió a todo esto. No podía y no se imaginaba dejarlo solo. Y menos con lo que aún cargaba en su vientre.

Astral le miraba de reojo. Y murmuro llegando una vez ante aquellas grandes puertas que impedían su camino.

—¿Listo?...

Yuma reforzó su agarre y respondió con felicidad.

—¡Por supuesto! ¡Hagámoslo! ¡Kattobingu! —Termino por decir aquello que tanto le caracterizaba.

Astral sonrió satisfecho y con un ademan. Las grandes puertas se abrieron. Mostrando una hermosa y exquisita vista de la ciudad.

La multitud de ciudadanos reunida, y aquellos que los veían a través de los comunicadores, explotaron en júbilo al verlos tomados de la mano y con aquellas ropas que solo representaban a la realeza. Todos lo entendieron de inmediato.

Mariposas hechas de Prana volaron de pronto, sus bellos colores se alzaron hasta la vista de ambos monarcas. Los cuales entendieron que podían iniciar su ya tan ansiado anuncio. Astral avanzo hasta el gran balcón con Yuma a su lado, y con un pequeño gesto. Los ciudadanos comenzaron a guardar silencio.

—Pueblo mío. El día de hoy. ¡Me complace anunciar la más alegre noticia que me hayan dado! —Miro de pronto a su pareja y volvió su vista a sus ciudadanos. —Porque hoy, el día 29 del calendario lunar y Astral, del año 5315, quedará inmortalizado en la historia de nuestro pueblo, como el día en que su humilde monarca, por fin después de tantos años de búsqueda y perseverancia, subirá al trono junto a su amado "Reina". ¡Y con ello, traerá aún mucha más esperanza para el futuro heredero del Mundo Astral!

Los gritos emocionados no esperaron más. Mariposas revoloteaban de aquí allí. Las damas jóvenes comenzaban a emocionarse por lo mencionado. ¡Aquel rumor era verdad!

El Rey estaba en espera. Y no solo eso. Si no que, incluso quién traería al Mundo al pequeño heredero sería su ahora Majestad y salvador, Yuma.

Los niños reían ante una idea de un nuevo amigo. Mientras los más adultos comenzaban a festejar cada uno con su grupo de amigos o parejas. Apuestas eran pagadas y uno que otro reto estaba siendo cumplido. Y entre tantos ciudadanos. Un feliz Ian, tomaba tímidamente de la mano a aquella bonita e inteligente Lya.

El Mundo Astral cumplió su sueño. Prosperidad y Paz. Era lo que rondaba la mente de muchos. El júbilo era latente. Los ciudadanos festejaron hasta que una voz suave y decidida se hizo notar hasta el último rincón del Mundo.

—¡Me complace ver a todos de esta manera! La paz y la tranquilidad que ustedes se merecen esta justo frente a ustedes. Por eso, Yo, Yuma Tsukumo. ¡Prometo fielmente salvaguardar la integridad y la bella independencia del Mundo Astral! Así como lo hará el nuevo heredero. —Acaricio levemente su vientre, cosa que agrado a los ojos de sus ciudadanos. —Y así, me comprometo junto al Rey Astral, convertirme y ser alguien digno de ser llamado "Reina". —Una reverencia por ambos monarcas hizo que ese día quedara inmortalizado.

Por fin el Mundo Astral encontrara Paz y esperanza. Por fin eran realmente libres de esa sombra de su pasado. El día de hoy, ellos eran nuevos ciudadanos.

Notas finales:


Adelanto:

Todo un Mundo ahora le felicitaba por lo ya antes anunciado. Tanto por su nueva posición y ascenso, hasta la concepción de su primogénito o primogénita.

Era demasiada atención para él.


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