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Nueve Meses y Un Año por AzuraWhiteAki

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Notas del capitulo:

Kotori corrió con todo lo que daban sus piernas. No podía creerlo. Astral apreció como la nada misma y acabo con su sufrimiento en una sola frase. "Yuma está Conmigo"


Capítulo 7: Reina de Corazones

Kotori corrió con todo lo que daban sus piernas. No podía creerlo. Astral apreció como la nada misma y acabo con su sufrimiento en una sola frase. "Yuma está Conmigo"

Eso era lo que necesitaba. Que le mencionaran en donde estaba su amigo. Su querido Yuma. Ahora sabía que estaba a salvo. Fuera de peligro como lo imagino.

Vio a lo lejos aquella torre en donde alguna vez paso un infierno, y aceleró lo más que pudo su paso. Empujando levemente a quienes se atravesaban en su camino a la meta.

Miradas no pararon para la chica peliverde, pues parecía alguien fuera de sus cabales. Riendo y corriendo como si su vida dependiera de ello.

Iba a seguir con su camino, hasta que escucho a sus espaldas una motoneta y un grito que la paro en seco.

—¡Kotori-chan! —Esa era Akari.

La peliverde solo sonrió con más entusiasmo y de inmediato, ambas chicas no esperaron más tiempo para ir acompañadas hasta la Torre Heart.

Akari estaba realmente con los nervios de punta. Kotori les menciono que tenía información relevante en cuanto a Yuma. Así que pararon su búsqueda momentáneamente para poner la debida atención a la nueva información que aquella chica iba a darles.

La mayor aceleró aún más, pasando una que otra vez algunos semáforos en rojo, ignorando a los vigilantes que le gritaban que se detuviera, por fin llego a su destino.

Ambas chicas corrieron hasta la entrada, en donde un visiblemente consternado Kaito les esperaba. No hubo ningún saludo. Eso no era importante ahora. Así, los tres con rapidez llegaron a aquel cuarto en donde alguna vez fungió como prisión para el hermano menor de Kaito.

Caras conocidas estaba ahí. Y entre ellos, un par de adultos que resaltaban del resto.

Los padres de Yuma habían llegado justamente esta mañana. Se veían consternados, y realmente fatigados. Pues ellos no esperaron para comenzar a ayudar en la búsqueda de su pequeño. No hubo descanso para el matrimonio Tsukumo hasta ese momento.

Kotori se sintió cohibida por un momento, más con decisión y fuerza, se plantó en medio de aquella habitación, esperando que todo lo ocurrido acabará justo ahí.

—¡Chicos! ¡Señora y Señor Tsukumo! —Kotori miro a su alrededor. La atención puesta en ella. —He encontrado a Yuma.

Esas palabras cayeron a todos como un Oasis en medio del desierto. Por fin. Después de casi tres días de búsqueda. Alguien daba resultados.

—¿Dónde está? ¿Está bien? ¿Mi pequeño Yuma está bien? —Fue lo primero que pregunto aquella madre con el corazón cansado.

—¡Sí! —Respondió Kotori con felicidad. —¡Él está bien! ¡Él esta con Astral, en el Mundo Astral!

Aquello fue como haberse quitado una venda. Para otros fue como ver algo oculto a plena vista. Pero a fin de cuentas la reacción fue la misma. Sonrisas fueron vistas, festejos fueron escuchados, suspiros salieron con alivio.

Aquellos padres que buscaban con desesperación a su pequeño, por fin respiraban tranquilos. Ambos ya habían asumido que su hijo había sido secuestrado por algún enemigo nuevo, cosa que estuvo alejado de la realidad. Para alivio de ambos padres.

Todos estaban felices.

Aquel fantasma desapareció para dejarles ver que Yuma estaba realmente bien y con alguien capaz de cuidarlo como se debe. Astral.

Akari, después de limpiar sus ojos de una que otra lagrima. Pregunto aquella duda que estaba impregnada en todos.

—¿Cómo es que lo sabes Kotori-chan?

Kotori sonrió y más calmada comenzó a relatar lo sucedido. Desde que comenzó con la búsqueda cerca del bosque hasta que luego de entrar de nuevo a la ciudad, Astral le llamo por medio de alguna clase de telepatía. Explico las razones del porqué el arrebato del menor, y como es que seguían en aquella labor tan noble que tanto alegraba a su joven corazón.

Los demás después de escuchar la historia, sonrieron con orgullo, dejando salir una que otra maldición. ¡Yuma les dio un susto de muerte! Aunque ahora todos lo entendían. Especialmente aquel que alguna vez en su vida pasada fue Rey, Shark.

Por otro lado, ambos padres sonreían, un presentimiento comenzaba a crecer en sus corazones. Algo les decía que esa visita no era para nada normal. Algo saldría de ello. Algo que quizá los alegraría o en su defecto los angustiaría. Aunque eso era poco probable.

Todos continuaron relajándose y terminando por cerrar aquel archivo que quizá, se convertiría en una anécdota para un futuro.

Todo parecía brillar nuevamente. Su Luz seguía con bien.

***

Yuma miraba con desconfianza aquella pila de papeles que ahora le pertenecían a él. ¡Eran demasiados! Aunque comparándolo con los de Astral, esta pila parecía un buen chiste.

El menor siguió mirando hasta que fue sacado de golpe de su ensoñación por su ahora nuevo ayudante y Escrivá, Deon.

—Mi Reina, debemos continuar con el trabajo. Su majestad Astral, no tardará en terminar con su audiencia. Me imaginó que no querrá hacerlo esperar para la hora de la comida.

—Estas en lo cierto Deon...

—Me halagan sus palabras.

—Ajá... —Yuma seguía sintiéndose incomodo ante tanta atención. Pero debía aguantar por su querido Astral. Aunque ahora que lo pensaba, ¿Cómo es que Astral lo hacía ver tan fácil?

—Está bien, ¡Iniciemos de una vez!

—¡Esa es la actitud mi Señor!

Yuma comenzaba a querer, a la buena actitud de los seres Astrales.

***

Informe tras informe fue leído, cada detalle anotado y respondido. Yuma comenzaba a empaparse de política en cuanto al Mundo Astral. Algo que era una extraña combinación entre poderes, líderes, ciudadanos y monarcas. Ya que a lo que pudo entender. El poder de decidir y defender caía en manos del Rey y la Reina, mientras que a pesar de eso. El pueblo era lo suficientemente libre como para cambiar la decisión tomada por medio de sus líderes. Equilibrando de alguna manera la balanza. Así, el reinado no tenía un poder absolutista, sino más bien, algo parecido a la democracia de la Tierra.

El Mundo Astral incluso contaba con una buena economía, la cual iba avanzando gracias a varias reformas que Astral puso en marcha (Yuma recordaba haberlas mencionado alguna vez antes de que Astral recuperará sus recuerdos, cosa que le agrado). La historia sociocultural era igual de solida que los humanos en la Tierra.

Yuma meditaba. Seres Astrales y Humanos, eran en esencia casi los mismos. No había realmente una diferencia que podía separarlos, además claro de ser otra raza. El menor se sentía feliz y satisfecho con su descubrimiento. Sintiéndose más en casa.

—Mi Señor, con esto hemos concluido con el trabajo de hoy... ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarle?

—... —Yuma lo medito por un segundo, antes de asentir. —Me gustaría saber si Astral se encuentra libre...

—En seguida. —Aquel Escrivá salió de aquella oficina por no menos de cinco minutos, y volvió con algo que desánimo a Yuma momentáneamente. —Temo que el Señor Astral sigue en medio de su audiencia. No podrá acompañarlo hasta la hora acordada...

—Mm. Entiendo... —Yuma comenzó a estirarse en su lugar, y con una rápida vista a la ciudad por medio de aquellos ventanales, decidió que es lo siguiente que realizaría. —Deon.

—¿Sí mi Señor?

—Vayamos a ver el invernadero. Quisiera saber que flores y plantas están listas para ser introducidas al Mundo Astral sin dañar a su ambiente.

—Sí

De esta manera, ambos hombres se encaminaron a la salida. Los pasillos alegres les recibían. Al igual que los sirvientes y guardias. Una Doncella le acompañaba por si necesitase algo. Yuma por fin quizá algo tarde, pudo acostumbrarse a ambos seres que no le dejaban ni a sol ni a sombra. Obra del paranoico de su amado.

La aventura en el invernadero fue entretenida. Mariposas volaban a sus alrededores. Yuma dio el visto bueno a muchas nuevas adquisiciones. Mientras que a otras las rechazo para no colocar en un peligro al Mundo Astral. Dio una que otra orden, y con una nueva sonrisa, salió del lugar.

Pregunto a su nuevo Escrivá, cuanto faltaba para la comida. Una hora y media era lo que le aturdió. ¡Era mucho tiempo!

Aquella bella Doncella le acerco un pequeño bocadillo para su Señor, lo cual sirvió como consolación. Suponía que podía esperar. Pero, ¿Qué podía hacer mientras tanto?

La solución fue sencilla. Caminar por el Palacio.

En todo su recorrido, vio más de un ciudadano, los cuales le reverenciaban y saludaban con alegría y respeto. Yuma se acercaba a ver en que podía ayudar.

Mini aventuras fue lo que vivió junto a su Escrivá y la Doncella. Caminar de un lado a otro y ayudar a quien lo necesitase fue interesante. Constructivo. Se ganaba sin de verdad proponérselo, el amor de sus ciudadanos. Aquel Escrivá sonreía orgulloso, y la Doncella mantenía una mirada dulce y aprobatoria.

Comenzó entonces aquel nuevo apodo para su amado y humilde Reina.

"Reina de Corazones"

Aquel que portaba el más grande y puro amor a sus semejantes. Yuma era un sol radiante para aquellos seres, que después de tanta destrucción, por fin veían esperanza en su futuro.

El Escrivá y la Doncella, llegando la hora acordada, por fin escoltaron a su Majestad al comedor. En donde un sonriente Astral le esperaba.

—Hola cariño, ¿Te divertiste? —Saludo.

—Como no tienes idea... —Se acercó a su amado Astral, para después sentarse junto a él. — ¿Sabes? Ser el nuevo Reina no es tan malo...

Astral sonrió. Yuma por fin aceptaba tal título. Uno de sus sueños fue cumplido.

Notas finales:

Adelanto: 


Entre papeleo, deberes, y uno que otro descanso, por fin después de dos largas semanas, lograron adelantar al menos un mes de trabajo, lo cual era un tiempo excelente para ambos jóvenes. Podían ir a la Tierra sin preocupaciones por ahora.



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