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Nueve Meses y Un Año por AzuraWhiteAki

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Notas del capitulo:

Y, aun así, contra toda probabilidad.


Ahí estaba. Una prueba viviente de aquellos relatos.


Aquel joven de tez pálida y cabello tan blanco y azulado como la más pura nieve sin mancillar. Estaba sentado justo frente a ella.


Su aire lleno de misticismo solo lo hacía ver aún más atrayente. Si de por sí, su atractivo no era algo natural, aquella aura de elegancia y autoridad que desprendía era solo muestra de algo que ocultaba.


 

Capítulo 9: ¿Ese es…?

Akari había recibido muchas noticias a lo largo de su vida.

Muchas de ellas eran simplemente algo que solo llegaba a afectarle mínimamente. Un despido, un reclamo, una calificación, un Duelo. Sí, algo que eran solo retos fáciles de superar para ella. Después de todo, nunca tuvo que preguntarse más de lo necesario, ni indagar en algo que no le importaba.

Hasta ahora.

La mañana fue realmente cotidiana. Sus padres ya habían vuelto, esperaban a Yuma una vez más, debían asegurarse de que seguía en una pieza. Su abuela por otro lado, se la pasaba murmurando e indagando respecto a lo que paso a Yuma, todo ello mientras tejía casi con desespero una prenda para el menor.

Ella por otro lado, reanudo su trabajo como reportera. Historias escritas por allí, una que otra nota amarillista, comentarios respecto a las nuevas políticas de Heart City. En resumen, todo fue normal. No había nada por lo que preocuparse, a excepción del menor claro está.

Para ella mencionar algo del Mundo Astral, era simplemente agobiante. Nunca lograba comprender del todo aquel tema.

El Mundo Astral esto, el Mundo Astral aquello.

Ella ignoraba gran parte de la historia, por lo que ella creía era su propio bien. Después de todo ella y su abuela eran las únicas que quedaban con una cordura casi intacta.

Cuando sus padres llegaron y comenzaron a contar sobre aquel Mundo lleno de maravillas y enseñanzas, lo que quiso hacer era mandarlos a un chequeo médico. ¡Era una locura!

Todo empeoró cuando Yuma comenzó a hablar de aquel Mundo también, de su batalla en Duelo con un tal Elifas y su encuentro con la bella Ena.

Para ella todo eso sonaba a una locura colectiva. Es cierto que sucedieron muchas cosas antes. Pero eso fue fácilmente cubierto por una explicación sencilla. Solo había pasado algún desastre natural. Algo que todos los habitantes se sabían de memoria. Jamás se habló de un Mundo ajeno al suyo. (Ella en realidad no fue consciente del cambio con la carta Númeron)

Y, aun así, contra toda probabilidad.

Ahí estaba. Una prueba viviente de aquellos relatos.

Aquel joven de tez pálida y cabello tan blanco y azulado como la más pura nieve sin mancillar. Estaba sentado justo frente a ella.

Su aire lleno de misticismo solo lo hacía ver aún más atrayente. Si de por sí, su atractivo no era algo natural, aquella aura de elegancia y autoridad que desprendía era solo muestra de algo que ocultaba.

Akari se mostraba alerta. Su abuela de igual manera.

Fijo su vista entonces en sus padres.

No. Ellos ya estaban perdidos. Pues veían aquel intruso como algún buen amigo o un compañero. Le saludaron con respeto y una sonrisa marca Tsukumo.

El patriarca de aquel hogar solo lanzaba bienvenidas a aquellos jovencitos que no se apartaban del lado de otro ni a sol ni a sombra. Su madre, por el contrario, preparo té y galletas para merendar. Cosa que agrado al ojirubi.

Akari se sentía ajena. Lejos de la realidad. Su mente gritaba una sola cosa. ¿¡Qué está pasando aquí!?

Astral veía divertido la confusión de la mayor. Por supuesto comprendía por qué. Giro un momento su vista a la abuela de su amado Yuma, y noto exactamente el mismo comportamiento. A leguas se notaba que no confiaban en él. Suponía que el primer paso a dar, para el plan que tenía con Yuma, sería comenzar a ganarse su confianza. Y con una sonrisa risueña, hablo.

—Mis más sinceras disculpas por llegar a tan inconveniente hora. —Inclino un poco su cabeza en señal de disculpa. —Pero el tiempo puede comerse a uno vivo...

—Oh, ¿Pero qué cosas dices? —Menciono Kazuma al muchacho. —¡Para nada! Tú y tu gente pueden venir aquí cuando gusten y a la hora que gusten. ¡Insisto! Mi casa es tu casa. Siéntete libre de quedarte el tiempo que necesites. (Un quejido de Akari se escuchó de pronto)

—Es verdad. —Hablo la bella mujer a su lado. —Les debemos mucho a ustedes a fin de cuentas... Es lo mínimo que podemos hacer por ustedes.

Astral suponía que al menos ya tenía del otro lado a los padres de Yuma. Faltaban las otras dos.

—Muchas gracias, de verdad. Siento que es mucha la molestia... —Hablo una vez más aquel peliblanco.

—¡Para nada! ¡Para nada! Es un honor tenerte aquí Astral. Y más de esta forma. —Dijo Kazuma señalando discretamente. Astral se sintió un poco incomodo, pero asintió.

—Gracias...

—¿Ya cenaron? —Pregunto Mira a la vez que se levantaba para encaminarse al comedor.

—Ah... —Astral dudo sobre qué contestar, pero una mirada rápida a Yuma le hizo saber que decir. —No, no hemos cenado.

—Entiendo. Prepararé algo ligero para ambos. ¿Kazuma cariño puedes ayudarme?

—Por supuesto...

Ambos padres salieron de aquella escena tan peculiar dejando solos a ambos jóvenes y aquellas dos adultas con miradas inquisitivas.

Astral y Yuma se miraban con cautela, cuidando siempre del otro. Mientras aquellas mujeres solo esperaban a que algo sucediera.

—Te extrañé mucho Akari. —Soltó de pronto Yuma, llamando la atención de la mencionada.

—...Yo también te extrañé Yuma, me... —Vacilo. —Sentí muy preocupada cuando no te vi. —Menciono queriendo hacer sentir mal al peliblanco. El cual solo le sonrió. Eso le molesto.

—Yuma querido. —La matriarca de la familia hablo. —¿Has comido bien? ¿Tu apetito fue igual que siempre?

—... —Yuma se extrañó levemente, pero asintió. —Sí, abuela. Todo ha ido normal

—¿Te trataron bien?

—Por supuesto... —Contesto sin vacilar, y mirando a su pareja continuó. —Fue... La mejor experiencia en mucho tiempo, a decir verdad. Me sentí feliz y alegre. Mi apetito aumento ¿sabes?

Aquella señora dudo por un momento, más después de pensarlo mucho, por fin sonrió. Sí su nieto así lo decía y expresaba, entonces estaba bien por ella. Aunque aún dudara de aquel peliblanco.

—Y dime muchacho... —Menciono esta vez cambiando su postura hacia Astral. —¿Qué es exactamente lo que planeas con mi nieto?

Ambos jóvenes se miraron momentáneamente antes de fijar su vista en aquella anciana que los miraba con fiera atención.

—¿Disculpe?...

—¿Qué intenciones tienes con mi muchacho, Astral-san? Por sus miradas y la forma en la que se tratan, algo me dice que entre ustedes ocurre algo...

El peliblanco no supo que decir, la observación de aquella mujer solo le produjo un escalofrío. ¿Acaso ella lo dedujo solo con verlos apenas unos minutos? ¿Acaso ella tenía también algún poder?

Yuma por otro lado solo atino a sonrojarse. ¡Su abuela estaba siendo demasiado directa! No, esperen, ¿Acaso ella lo sabía? ¿Qué fue? ¿La forma en la que se miraban o acaso fue la forma en la que llegaron? Demasiadas preguntas. Muchas dudas.

—No sé exactamente a que se refiere con aquello... —Expreso con sinceridad aquel peliblanco. A lo que aquella anciana fue al punto de aquella conversación, dejando a una Akari abrumada e impresionada.

—No divagues jovencito. —Advirtió. —Se qué entre ustedes hay una relación y no es de amigos. Así que diga ya joven Astraliano, ¿Cuáles son sus intenciones? No le perdonare si tan solo le hace daño a mi querido nieto.

Akari quería gritar, maldecir al aire. ¿Su abuela estaba loca? ¿Por qué de pronto sacaba esos temas ahora? ¿Yuma en una relación amorosa con aquel desconocido? ¡Por favor! ¡Ni que fuese una novela!

—Entiendo... —Dijo de pronto el peliblanco. —Mi amable Señora Haru Tsukumo, sé qué este no es el momento idóneo ni el tiempo perfecto para decir esto. Pero con sinceridad y honestidad expreso, que mis intenciones no son nada como lo imagina, yo solo deseo cuidar de Yuma hasta donde la vida y mi poder permitan. Incluso ir más allá de ser necesario. —Astral miro a Yuma, para después volver su vista a la anciana. —Mis verdaderas intenciones son cuidarlo y quererlo hasta donde Yuma me deje hacerlo. Eso es todo. No deseo hacerle mal, ni a él ni a nadie en particular. Si he llegado a este Mundo junto a él, ha sido porque quiero aprender más del Mundo del ser al que Amo. Y, sobre todo, ir junto a él a cada aventura que se le crucé. —Menciono tomando con firmeza la mano del menor, cosa que le agrado pues Yuma le sonreía con un bello sonrojo, aunque visiblemente nervioso por la reacción de la matriarca.

Haru lo pensó. Saboreo cada palabra dicha por el muchacho peliblanco, e incluso trato de ver malas intenciones en ello. Pero no lo consiguió. Al contrario, el observar cómo es que su nieto se emocionaba por el ser a su lado, solo hizo que rectificara aquellas dulces y serias palabras.

Se sentía extraña. Pues era la primera vez que veía a este joven. Aunque por lo relatado por Yuma, le decía que ya tenían años de conocerse. Ver como uno se complementaba con el otro. Fue un duro golpe. Su joven nieto era demasiado joven para entrar aquellas andadas. Pero el mirarlo tan feliz, por primera vez desde que lo vio supo que debía hacer y en quién confiar.

Aquella Señora se paró de repente del sofá y con paso lento se acercó a su nieto. Él le sonreía. Ella, después de un minuto, le devolvió el gesto. Sí Yuma estaba feliz, ella lo estaría por él. Haru entonces lo abrazo con tanto cariño que no pudo evitar derramar un par de lágrimas que extrañaron al peliblanco.

La escena ante Astral y Akari fue sin duda una de las raras, pero también de las más conmovedoras. El peliblanco entonces sonrió con alivio, entendiendo que ya tenía la confianza de aquella mujer. Mientras Akari solo observaba todo boquiabierta. ¡No podía ser cierto!

Haru apenas separándose de su nieto le susurro.

—¿Me prometes que serás feliz? ¿Aún con este muchacho?

—... —Yuma sonriendo cariñosamente asintió. —¡Lo prometo!

—Bien. —La mirada de Haru volvió con Astral. —Entonces te encargaré su cuidado... Eso sí, ¡Si me llego a enterar que mi nieto no es nada feliz y que ha llorado! ¡Prometo buscarte hasta el rincón más apartado del universo para darte una lección!

—... —Astral asintió con miedo. ¿Por qué esta mujer le hacía temblar así? —¡Por supuesto! ¡Prometo cuidar a Yuma!

Haru entonces le sonrió y extendiendo su brazo los unió para un nuevo abrazo. Ella ya había dado el visto bueno a aquella relación y sobre todo a ese jovencito de buen parecer y de buenos sentimientos. Muy contrario a Akari, que se limitó a ver con resignación aquella decisión. Ella lo vería con el tiempo.

Y después de que aquella escena hubiera acabado, Kazuma les hizo saber que la cena estaba lista. Toda la familia, sumando a Astral se sentaron en la mesa del comedor, viendo numerosos platos de comida que le agradaban a Yuma. Y dando las gracias. Ambos jóvenes comenzaron a consumir sus alimentos ante la atenta mirada soñadora de los padres. Quienes no aguantaron las ganas de preguntar (Pues habían escuchado todo lo que sucedió en la sala).

—¿Entonces ustedes dos ya son novios? —Soltó de pronto Mira, ocasionando que Yuma se atragantara y Astral escupiera el contenido de su bebida.

Ambos jóvenes después de resolver aquel inconveniente y con un sonrojo bastante notorio, con timidez solo asintieron.

Tanto Mira como Kazuma saltaron de la emoción. ¡Aquello era lo que presentían! Sabían que había algo raro en todo esto. ¡Y cómo no! Su niño se convertía en una alianza entre el Mundo Astral y la Tierra. Mira miro de nuevo a ambos jovencitos y después de analizarlos, rio internamente. La mirada de Yuma escondía un brillo especial. Un brillo que ella conocía bien. Pues en algún momento ella lo obtuvo. Después preguntaría a Yuma directamente. Pues si no lo han dicho, debe ser porque aún no se sentían preparados.

—¡Ese es mi muchacho! —Dijo con orgullo el padre de familia. —¡Sabía que lograrías cosas buenas en el futuro! ¡Nada mal juntarte con Astral! Nada mal...

Ambos jóvenes solo desviaron su mirada avergonzados.

—¡Kazuma! —Alerto Haru. —¡No digas eso!

—E-Esta bien abuela... —Menciono tímidamente el menor. —Gracias por su apoyo, Papá, Mamá, Abuela, Akari... Estoy de verdad muy tranquilo con esto.

La familia solo sonrió ante el comentario. Akari siendo la única incomoda. ¡Ella aún debía de probar al jovencito robador de hermanos menores!

Y después de una relajante cena, y tantas sorpresas. Por fin Astral y Yuma se vieron solos en su habitación. (Pues ahora también le pertenecía a Astral). Para alegría de ambos padres y abuela, y para la desgracia de la primogénita.

Yuma se dejó caer en su cama ahora tendida, Astral solo imitándole hizo lo mismo. Ambos miraban el techo de manera tranquila. Un paso de su plan ya estaba casi completo. El decirles que estaban en una relación era lo primero antes de mencionar a aquel ser que dormía en el vientre de Yuma.

El menor giro un poco para mirar a Astral. El mayor hizo lo mismo encontrándose con su amado de frente. Ambos con un sonrojo y una sonrisa emocionada se acercaron más.

Un bello beso nació. El cual fue seguido por otro. Y luego uno más. Sonreían ante cada beso. Era su propia manera de festejar.

Aquella llegada y el recibimiento fue lo mejor que pudieron esperar. Ellos imaginaban gritos y hasta regaños. Pero eso no paso. ¡Gracias al cielo no paso! (En realidad fue más intervención del peliblanco, pues uso magia pasiva en aquellos familiares, con el debido permiso del menor)

Y así después de una sesión de besos. Ambos se prepararon para dormir. Yuma colocándose un pijama estándar, mientras extendía el suyo a Astral, pues él ya tenía ropa ahí, solo que estaba escondida.

Apagando la luz, ambos se recostaron en aquella cama. Quedando abrazados y acurrucados uno contra el otro. El mayor hablo.

—Fue buena idea... Usar mi magia, me refiero...

—Sí... De hecho. Fue buena idea. Ayudo mucho.

—... —Astral asintió. —Aunque quizá no tengamos la misma suerte con los demás. Eso por no mencionar que falta un pequeño gran detalle. —Menciono acariciando el vientre del menor.

—Eso vendrá después... Disfrutemos esto. Aún falta tiempo, antes de que se note... Tú lo dijiste, ¿Recuerdas? Ir poco a poco, paso a paso...

Astral lo medito. Era verdad.

—Tienes razón. —Yuma sonrió. Y con un bostezo le hizo saber al mayor que se estaba quedando dormido.

Astral entonces aumento el flujo de su energía, ocasionando un suspiro por parte de Yuma, eso estaba arrullándolo.

El mayor entonces abrazo al menor, y con un, buenas noches, ambos volvieron a caer rendidos ante Morfeo.

Esa noche quedo en sus mentes y corazones.

El futuro no sonaba nada mal.

Claro hasta que llego la mañana...

Notas finales:

Adelanto: 


Un nuevo día comienza. Las flores florecen, los pajaritos cantan. Y aquella bella pareja apenas despertaba de un muy buen y merecido descanso.



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