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La bruja de Akatsuki. por KureijiKamo

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Notas del fanfic:

Decidí participar en otro reto de Halloween y este es el resultado.

Ojalá les guste. 

La bruja de Akatsuki.

 

NOMBRE: UZUMAKI NARUTO.

 

HECHO OCURRIDO EL: 31/10/2018

 

LUGAR DEL HECHO: AKATSUKI - BOSQUE AKATSUKI.

 

DENUNCIANTE: UCHIHA SASUKE                       23 AÑOS.

 

CELULAR: +81—--------

 

EMAIL:

 

CARACTERÍSTICAS

 

RAZA MESTIZA               CARA OVALADA             OJOS AZULES

 

CEJAS POBLADAS         BOCA MEDIANA            NARIZ RECTA

 

CABELLO RUBIO             ESTATURA 1.83CM       CONTEXTURA MEDIANA

 

 

 

SEÑAS PARTICULARES

 

MARCAS EN LAS MEJILLAS COMO SI FUERAN BIGOTES DE GATO.

 

VESTIMENTA

 

POLO BLANCO SIN DISEÑO, PANTALÓN DE DEPORTE VERDE MILITAR, ZAPATILLAS GRISES PARA SENDERISMO.

 

CIRCUNSTANCIAS:

 

DESAPARECIDO. EL UNIVERSITARIO SE ENCONTRABA REALIZANDO UN DOCUMENTAL EN EL BOSQUE AKATSUKI JUNTO A SUS COMPAÑEROS CUANDO FUERON ATACADOS. INGRESARON EL DÍA 26/10/2018 Y HASTA LA FECHA SE DESCONOCE SU PARADERO.

 

 

 

***

 

 

 

Sentía que la cabeza le iba a explotar, ahí recostado en la cama del hospital, mientras el oficial le hacía preguntas tras pregunta y él hacía todo el esfuerzo para recordar todos los detalles de las últimas noches. Su cuerpo no dejaba de temblar al darse cuenta de que estaba viviendo una larga pesadilla y que todo, absolutamente todo, era real.

 

Su hermano mayor de repente cruzó las puertas del cuarto y corrió hacia su regazo.

 

 

 

—Sasuke, vine lo más pronto en cuanto me llamaron. ¿Por qué estás tan herido? ¿Qué te pasó?

 

—Señor Itachi, ¿verdad? Su hermano está en un estado de shock. Lo encontramos inconsciente en la carretera e hicimos que trataran sus heridas. Apenas se está recuperando un poco —Intervino el policía de cabello gris.

 

—¿Itachi? —Sasuke estaba realmente sorprendido por la presencia de su muy ocupado hermano— ¿Cómo llegaste aquí…?

 

—Supe que algo iba mal cuando no pude comunicarme contigo hace días. Pregunté en tu universidad sobre tu proyecto y estuve manejando desde ayer, entonces me llamaron —explicó el hombre con una expresión fatigante—¿Por qué no me contaste, Sasuke? ¡Por qué no me dijiste que ibas a ese pueblo!

 

Los ojos de Sasuke finalmente se empapaban por las lágrimas. Todos los recuerdos y emociones que vivió horas antes vinieron a él a la vez. —Tú nunca me dijiste… que era tan peligroso. ¡Que mamá creció allí!

 

Itachi se conmovió y abrazó fuertemente a su hermano.

 

—¿Qué te pasó, Sasuke? ¡Dime!

 

 

 

¿Qué le había pasado?

 

De todo.

 

 

 

***

 

 

 

-Seis días antes-

 

 

 

El paisaje apareció frente a los ojos de Sasuke como una bomba de luz, ya que se había quedado dormido durante la última hora. Habían llegado finalmente al recóndito pueblo luego de viajar en carretera durante seis horas incómodas, escuchando música a todo volumen y comiendo golosinas junto a sus compañeros de universidad.

 

Así pues, el pueblo hacía su aparición como cualquier otro, con casas que mostraban abandono en sus estructuras como fachada, además de estar construidas en su mayoría con materiales humildes. El auto avanzaba sigilosamente por la carretera desgastada, en busca de cualquier persona o negocio abierto. Su amigo Shikamaru conducía y se aseguraba de estar en el lugar correcto. Naruto, su novio, estaba de copiloto y fue él quien ubicó a la primera persona del pueblo caminando por una plaza.

 

El auto se apresuró al pueblerino, un joven de cabello corto y oscuro, pero cuanto más se acercaban al perfil del hombre, descubrieron sus grandes cicatrices del otro lado de la cara. Fue demasiado tarde para fingir que no querían consultarle algo.

 

Shikamaru se dirigió a él. —Buenas tardes, buscamos a un hombre llamado Pain. Hablamos con él la semana pasada, pero no hallamos su casa.

 

El hombre barrió su mirada sobre cada uno de los pasajeros. Sasuke no pudo evitar sentir mucha incomodidad con el escaneo. Cruzó miradas con Naruto, quien claramente le dijo sin palabras que se sentía igual.

 

—Al final de la calle, a la izquierda —contestó secamente el hombre, señalando el camino con el brazo.

 

—Gracias.

 

Shikamaru cerró su ventana y siguieron las indicaciones. Llegaron a una casa grande de dos pisos, también en condiciones deterioradas y que decía en grande ser una posada. Un hombre en sus treinta de cabello corto y naranja y con varias perforaciones en la cara les dio la bienvenida, transmitía también la misma sensación que el hombre de la plaza, tanto que Sasuke sintió la gran necesidad de poner distancia. Adentro, la acompañaba una mujer con maquillaje y color de cabello llamativo, pero con mejor semblante.

 

 

 

—Bienvenidos. Nos encanta recibir turistas, pero la mayoría se da por vencida porque no encuentran el camino al pueblo —contó con una sonrisa amable y los invitó a tomar asiento.

 

Sasuke se distrajo con los cuadros en las paredes, que iban de fotografías grupales de hace demasiadas décadas, hasta la actualidad. En cada uno, el número de personas iba disminuyendo, pero no parecía pertenecer al mismo grupo familiar.

 

—Sasuke.

 

 

 

Volteó hacia el llamado y descubrió a sus compañeros listos para filmar una entrevista. Naruto estaba en una esquina de la recepción con cámara en mano y Shikamaru le esperaba con una hoja. Por un instante, olvidó que no estaban ahí para vacacionar, sino para realizar un documental como estudiantes de cine que eran. Bueno, su novio estudiaba pintura, pero había aceptado ayudarlos.

 

Se aclaró la voz y tomó la hoja. Shikamaru se fue a otro rincón para sacar otra cámara.

 

La entrevista avanzó con total normalidad. Pain y su amiga Konan contestaban con fluidez, como si no hubieran crecido presenciando desapariciones a su alrededor, razón de que apenas hubiera habitantes viviendo ahí. El pueblo de Akatsuki era muy popular por los misterios que lo envolvían desde hacía muchas décadas. Su madre había crecido en un pueblo aledaño y era por ella que Sasuke creció oyendo relatos espantosos en medio de las pesadillas que sufría, antes de que falleciera. Su querida madre Mikoto sólo fue una de las miles de personas que se marchó lejos de esa zona al cumplir la mayoría de edad.

 

Hacer un documental sobre la bruja de Akatsuki siempre había sido la primera opción. La leyenda urbana estaba llena de detalles y de demasiados reportajes mediocres que no se habían atrevido a verificar la profundidad del bosque, por lo que realizar una investigación completa les parecía una idea muy atractiva para obtener una nota alta.

 

No había pierde; iban a conseguir algo novedoso.

 

Mantuvo su viaje en secreto de Itachi, ya que éste fue muy reacio al darle respuestas sobre el origen de su madre y la ubicación exacta de Akatsuki, pero con ayuda de Shikamaru pudieron conseguir suficiente información.

 

 

 

—Muchos estudiantes y periodistas se han adentrado al bosque, pero huían la primera noche —relataba Konan.

 

—¿A qué podría deberse?

 

—Supongo que a la poca resistencia y clima. Los días dentro son eternos y se necesitan dos noches para llegar al árbol gigante.

 

—Quiere decir, al árbol donde ataron a… Kaguya.

 

Konan asintió. —El mismo.

 

 

 

La protagonista de esa travesía era una mujer albina que, según antiguos escritos, arribó al pueblo hace dos siglos. Se hacía llamar Kaguya Otsutsuki y venía de la Luna, o eso contó el día que pisó ese pueblo por primera vez. Los habitantes en esa época la expulsaron por su extraña apariencia y manera de hablar, y todo empeoró cuando la extraña seguía apareciendo para confesar que necesitaba sacrificar vidas humanas y almacenar “chakra” porque solamente así lograría regresar a su hogar. Poco tiempo después, las personas empezaron a desaparecer y veían a Kaguya cubierta de sangre saliendo del bosque. No demoraron en tomar acciones por ellos mismos y en grupo la acorralaron. Se adentraron al bosque y encontraron varios cadáveres en un estado de momificación, como si tuvieran años ahí escondidos. Era como si hubieran suprimido cada gota de sangre de los fallecidos y ese terrible aspecto hizo enloquecer a todos. Acusaron a Kaguya de bruja y la llevaron a la profundidad del bosque, adentro la amordazaron y amarraron a un árbol gigante. De esa manera, la abandonaron para que muera de hambre.

 

Aquel era el relato universal de la Bruja de Akatsuki.

 

Los chicos aprovecharon el resto de la tarde para hacerle preguntas a otros habitantes, los cuales no fueron muy colaborativos porque eran forasteros, así que decidieron regresar a la posada con poco material y descansar, pues iban a empezar la excursión por la madrugada. Consiguieron dos habitaciones, no en excelentes condiciones, pero suficientes para descansar dignamente. Allí había otras fotografías de personas posando frente a la entrada del bosque. ¿Era normal ese tipo de decoración? Todo era tan anticuado, era como si Akatsuki se hubiera detenido entrando el siglo XXI.

 

 

 

Naruto salió de ducharse con una gran sonrisa.

 

—¿Me demoré? Me tomé mi tiempo porque es posible que no tengamos una ducha decente en dos o tres días.

 

Mientras el rubio se vestía, poco a poco fue uniéndose a Sasuke en su paseo por la habitación.

 

—¿Quieres que grabe? —le preguntó.

 

—No sé si sea relevante.

 

Naruto se vistió y encendió su cámara. Hizo un corto tour por las imágenes y la vista desde la ventana.

 

—Sasuke, ¿te has dado cuenta de cómo todo se ve extraño desde que llegamos?

 

—¿Cómo así?

 

—Sí, como otra paleta de colores. Todo aquí es opaco y no hay colores primarios a la vista. Ni siquiera el bosque se ve verde.

 

El azabache se quedó pensativo durante solo unos minutos hasta que fue interrumpido por unos besos en su cuello. No hizo mucho caso a las caricias hasta que le tocaron el miembro por encima de la ropa.

 

Sasuke se alejó y miró a Naruto como si estuviera loco.

 

—¿En esta pocilga? Ni lo pienses. Me voy a bañar.

 

El rubio se rio y apagó su cámara. Al poco tiempo se alistaron para dormir.

 

 

 

 

 

El día empezó temprano y normal. La partida del pueblo hacia el ingreso del bosque fue alrededor de las seis y media de la mañana. Cada uno tenía una GoPro sujeto al pecho y se la pasaron saltando ríos, pisando troncos peligrosos y contando chistes. Hicieron tomas aéreas con un dron y experimentaron con varios planos, también probaron las radios que compraron para asegurarse de estar siempre comunicados por si se presentaba algún percance. Estaban muy entusiasmados, así que no tomaron casi ningún descanso porque quisieron avanzar lo máximo posible mientras todo aún estuviera claro, tampoco era como si fuera fácil perderse con tantas señalizaciones que los locales se tomaron el trabajo de poner. Eso sí, les parecía extraño que la mayoría de visitantes no hayan podido llegar hasta el árbol gigante incluso con las comodidades actuales.

 

Casi al anochecer, llegaron al lugar recomendado para acampar y pacientemente armaron la carpa que iban a compartir los tres. Antes de acostarse, Naruto y él grabaron un poco los alrededores para tener material extra para el documental; Shikamaru no se unió porque se veía más cansado y pensativo.

 

 

 

***

 

 

 

El azabache despertó a causa de un sueño bastante caótico. Le costó unos segundos recordar que estaba en medio del bosque más enigmático del estado, pues no podía ver absolutamente nada con esa oscuridad. Le llamó la atención escuchar pisadas fuera de la carpa. A tanteos, se deshizo del abrazó de Naruto y buscó una linterna, sólo para confirmar que Shikamaru no estaba con ellos en la tienda ¿Por qué estaría despierto? Normalmente su amigo siempre era el último en levantarse.

 

—¿Shikamaru? —preguntó con un tono claro.

 

 

 

No contestaron, pero oyó más pisadas.

 

Intentó ver por las ventanas de la carpa con ayuda de la linterna, pero ver por primera vez el exterior de noche le aterró por unos segundos. Sacó su reloj de muñeca del bolsillo y vio que era medianoche, aún así salió porque su amigo se había estado comportando algo extraño. Podría estar enfermo.

 

—¿Shikamaru? ¿estás bien…?

 

Detuvo su pregunta porque no encontró al castaño por ninguna parte. Confundido, decidió esperar un poco, tal vez su amigo sólo fue a atender sus necesidades fisiológicas, pensó.

 

Pasó media hora y no había señales de que iba a volver. Ansioso, despertó a Naruto y descubrieron que no había llevado su radio ni mucho menos su celular, aunque a esas alturas ya no hubiera ninguna barra de señal.

 

—Creo que se perdió —dijo Naruto.

 

Procedieron nuevamente a usar los arneses con las Gopro y salieron con sus linternas. La mejor opción para ubicarlo era gritar el nombre de su amigo, pues era imposible que no se hicieran escuchar en medio de tanto silencio.

 

—Qué extraño. Puedo jurar que lo escuché caminar cuando desperté. Imposible que se haya ido tan lejos —dijo el azabache, ya estresado. Dio un par de vueltas por la carpa y encontró todos los envases de agua mineral vacíos; Shikamaru había tomado todo el agua para la excursión. Extrañado con ese hecho, revisó en las mochilas y corroboró que tampoco estaban las botellas filtrantes.

 

¿Por qué razón Shikamaru había necesitado tomar tanto líquido? Lo que haya sido, claramente necesitó más y fue a buscar un río.

 

Con esa conclusión y habiendo pasado mucho tiempo, decidieron salir a buscarlo al menos medio kilómetro a la redonda, pues tenían miedo de alejarse mucho del camino señalizado. Dejaron sus pertenencias para saber a donde volver porque ninguno de los dos era tan bueno en la orientación como lo era Shikamaru, peor incluso en plena madrugada. Se frustraron muy pronto, pues ni siquiera con el dron y sus fuertes luces led pudieron hacer un recorrido limpio por los árboles frondosos cubriendo los caminos desde la cima.

 

Hubo momentos en que la radio sonaba, pero la transmisión se cortaba sin emitir palabra alguna. Shikamaru se había ido sin el suyo, así que desconocían quien más intentaba comunicarse.

 

 

 

—¡Escucho río cerca! —exclamó Naruto y avanzó más rápido. Siempre lo dejaba atrás debido a su excelente forma para hacer senderismo. Sasuke intentó alcanzarlo, pero no contó con que pisaría mal un desnivel en la tierra y resbalara.

 

—Mierda.

 

Naruto regresó corriendo a auxiliarlo. Se había torcido el tobillo y vio cerca un cuerno roto que tal vez pudo haber sido la causa de la caída. Lo tomó con cuidado mientras su novio revisaba su lesión.

 

Era raro, no parecía ser de un animal.

 

—¿Puedes caminar?

 

—Sí, pero duele. Mejor adelántate.

 

—No creo que sea buena idea. Están pasando cosas raras —Naruto agarró fuertemente su muñeca y de esa forma continuaron la búsqueda a un ritmo bajo.

 

 

 

Las linternas guiaban el camino irregular y rocoso mientras únicamente podían escuchar sus pisadas y respiraciones agitadas. Con Naruto confiando en su oído para trazar una ruta, el azabache iba observando el resto del bosque, a los árboles repentinamente secos y tenebrosos, anchos y uno más antiguo que el anterior. De repente, le pareció ver uno que resaltaba por encima de los demás, y algo le decía que era la razón por la cual fueron allí.

 

 

 

—Naruto, espera —Se soltó de su novio y se acercó al árbol. Su cuerpo le temblaba, ansioso, por cada paso que daba. Cuanto más cortaba la distancia, su alrededor se hacía más oscuro. Sólo su linterna le permitía ver.

 

 

 

Se detuvo a tres metros de distancia y rodeó el árbol, había cuerdas de un extremo a otro para indicar de que no se podía acercar más, lo que confirmaba sus sospechas. Llegó a divisar sogas gruesas encarnadas a la base del tronco, cuya altura y anchura era impresionante y delataba su gran edad; seguramente era el ser vivo que vio nacer todo el bosque Akatsuki. No quiso acercarse más, pero se aseguró de que su GoPro estuviera encendida y grabara todo. Se aventuró a dar unos pasos más cerca.

 

—Naruto, mira esto —repetía, pero estaba demasiado concentrado grabando todo para notar que estaba solo— ¿Naruto?

 

Alumbró por donde vino y buscó una cabeza rubia, sin señales de ésta por ningún lado. Quiso hablar por la radio, pero había dejado de funcionar. Empezó a sentirse muy nervioso de nuevo y pronto su pecho empezó a molestarle por la tensión, no obstante decidió dar una última toma al árbol y se acercó.

 

Era muy atrayente y sobrecargado de una energía densa, oscura. ¿Por qué seguía avanzando si sus dientes castañeaban debido a la enorme carga de emociones? Intentó marcar un ritmo regular con su respiración y abrió la boca.

 

 

 

—E-este es el árbol donde presuntamente Kaguya Otsutsuki fue amarrada y abandonada a su suerte —dijo con claridad. Después de todo, estaba ahí para documentar—. Se siente una energía muy fría y me cuesta mucho respirar. No sé si se debe a mis emociones o si es éste árbol. Como pueden ver, todavía se pueden ver las sogas con las que amarraron a esta mujer. En el tronco, en la parte del frente, hay una gran hendidura. Me pregunto si se hizo por el cuerpo en descomposición —describía mientras señalaba cada parte, temeroso de tocar el árbol por accidente.

 

 

 

Se calló por unos segundos porque el viento comenzó a soplar, provocando que las enormes ramas de la cima emitieran ruidos escalofriantes. Sin embargo, también distinguió otros sonidos.

 

Venía del tronco.

 

El viento no le dejaba oír, así que se acercó, más y más.

 

 

 

“Ven”.

 

 

 

—¿Ven…? —repitió. Luego se dio cuenta que tenía una mano contra el árbol y la quitó espantado.

 

Al mismo tiempo, un olor nauseabundo llegó a sus orificios nasales. Frunció el ceño, mientras buscaba de dónde podía provenir tal olor. No demoró mucho en descubrirlo, pues desde dentro de la corteza del arbol, un líquido negro comenzó a brotar. Mientras Sasuke observaba todo, fue retrocediendo sin quitar su vista de encima. Cada gota negra que salía se unió a otra hasta formar una masa que desafiaba la gravedad y se mantenía arraigada al árbol. Sasuke no podía creerlo.

 

Ahora sí tenía mucho miedo.

 

Estaba a casi cinco metros de distancia cuando unos ojos amarillos brillantes emanaron de la masa negra, entonces el azabache corrió sin mirar atrás, llamando a su novio prolongadamente porque le faltaba la respiración. Pasaba arbusto tras arbusto, esforzándose por oír la voz de Naruto, pero sólo el viento y las ramas moviéndose acaparaban su oído.

 

Al demonio Kaguya y sus brujerías. Quería regresar.

 

No sabía a dónde se dirigía, solamente a cualquier parte lejos. Muy pronto, escuchó un ruido inconfundible, el maravilloso sonido del agua correr. Se apresuró y llegó a una zona totalmente abierta con el río adelante, pero no se permitió relajarse en ese punto aunque el incómodo sonido de las ramas hubiera acabado. Gritó el nombre de sus amigos, caminando a lo largo del río como guía; si lo seguía, tarde o temprano hallaría a ambos.

 

No sabía cuánto tiempo había andado, pero tenía la garganta seca y el enorme estrés venía atormentando cada músculo de su cuerpo. Todo allí estaba oscuro y no sabía si estaba yendo en la dirección correcta. El alcance de su buena linterna le hizo divisar algunas rocas brillosas debido al agua salpicando en ellas, y por alguna razón corrió hasta allí. Grande fue su sorpresa al encontrar un par de botellas filtrantes tiradas y ninguna persona, otra vez.

 

¿Qué había pasado? ¿Shikamaru se había regresado solo o estaba con Naruto?

 

No pudo más y se inclinó al río a tomar agua. Tomó bastante y también se mojó el rostro, cabello y cuello. Había estado bañado en sudor. La temperatura fría del agua hizo que por un momento olvidara sus preocupaciones y se concentrara en saciar su sed. Tomó y tomó, entonces su cuerpo se relajó y le pidió tomar un descanso.

 

 

 

“Ven, ven”.

 

Volvió a escuchar, pero su única reacción fue recostarse lentamente y cerrar sus párpados.

 

 

 

***

 

 

 

Sasuke se incorporó rápidamente, confundido al ver que no estaba al lado del río donde había caído y que seguía siendo de noche. Se puso de pie de un brinco, muy alerta, pues estaba de vuelta frente al árbol de Kaguya, el cual por suerte estaba sin rastros de ese espantoso líquido negro.

 

¿Su huida y el río había sido un sueño? ¿En qué momento? Se cuestionó.

 

Le costó mucho, pero logró calmar su respiración para poder encontrar un camino de regreso.

 

 

 

—¡Sasuke!

 

El azabache se giró, justo a tiempo porque Naruto se abalanzó a él con un abrazo.

 

—¡Te estuve buscando por horas! Me preocupé demasiado.

 

—Pero, ¿qué pasó…?

 

—¡No lo sé! Llegamos al río juntos, y de repente no estabas.

 

Sasuke cada vez estaba más confundido. —No. Yo me solté…

 

—No, sino, ¿a quién le estaba agarrando la mano? —Mientras hablaba, el rubio volvió a sujetar su mano para ponerse en marcha—. Vamos, Shikamaru nos espera.

 

No estaba entendiendo nada. ¿Acaso el Naruto que estaba viendo también era una ilusión u otro sueño?

 

—Naruto —Sasuke se detuvo y el rubio volteó a verlo.

 

—¿Qué sucede, Sasuke?

 

—¿Cuándo fue nuestro primer beso?

 

—¿Qué?

 

—¡Sólo dime!

 

Naruto le vio a los ojos y le mostró una sonrisa incómoda.

 

—En la fiesta de Halloween que hice hace dos años—contestó, tocándole los hombros.

 

Sasuke soltó todo el aire que tenía acumulado y esbozó otra sonrisa. —Bien. ¿Shikamaru está bien?

 

—Sólo se siente muy mal. Lo encontré desmayado.

 

Fue un gran alivio saber de su amigo.

 

—Vamos, tengo mucho que contarle —dijo y luego vio hacia atrás. Evitó contarle a Naruto sobre su reciente hallazgo—. No quiero estar aquí más.

 

 

 

Llegaron a la carpa y dentro Shikamaru seguía descansando. Sasuke procedió a contarle a Naruto todo lo que experimentó, mientras intentaban conectar la GoPro con una cámara para visibilizar lo que grabó, pero de poco sirvió, pues la mayoría de los archivos tenían fallas, o eso pensaron. Se quedaron helados al darse cuenta que las imágenes en blanco, aparentemente dañadas, eran en realidad alguien vistiendo una túnica blanca delante del azabache, como si hubiera estado pegado a él durante todo el recorrido. El video recién empezó a fallar cuando estuvo frente al árbol y Sasuke tocó la corteza sin querer. Las imágenes llegaban hasta ahí.

 

¿Qué rayos había sucedido?

 

Naruto, paranoico al confirmar que Sasuke realmente había tomado otro camino, conectó su GoPro para comparar las situaciones. En la grabación de su novio se veía perfectamente como todo el tiempo estuvo agarrando a Sasuke, excepto por un segundo que se separaron, incluso habían hablando con normalidad todo el tiempo. Entonces llegaron al río y su novio desapareció en un parpadeo.

 

Las imágenes acabaron ahí porque la cámara se había descargado. Naruto se extrañó aun más con eso, ya que apenas le había cambiado de batería, y aunque tenía repuestos decidieron dejarlo ahí. Después de varios minutos sin compartir palabras, se prepararon para dormir. Iban a esperar que amaneciera para decirle a Shikamaru que querían regresar.

 

Durmieron abrazados.

 

 

 

***

 

 

 

—Shikamaru, tenemos suficiente material —reclamó Naruto—. ¿No escuchaste a Sasuke?

 

El castaño, bastante pálido aún, se giró a verlo. —Sasuke, tú sugeriste este lugar. Pensé que eras el más interesado y que querías llegar al fondo del asunto.

 

—¿Y eso qué? —intervino de nuevo Naruto, más exaltado—. ¡¿Cómo podemos seguir con estas circunstancias?!

 

—¿Puedes tranquilizarte?

 

—¿Cómo, Shikamaru? Son las siete de la mañana y NO AMANECE.

 

 

 

La alarma de Naruto los había levantado una hora antes y descubrieron que seguía oscuro. Pese a que decidieron esperar, entraron en pánico rápido y empezaron a recoger sus cosas.

 

 

 

—Creo que esa gente me puso algo en el desayuno cuando partimos. —Shikamaru insistió, tomando un minuto de descanso e ignorando lo que había dicho el rubio—. Debió ser un tipo de veneno, por eso me dio tanta sed y tenía náuseas. ¡Ocultan algo!

 

—¿A qué te refieres? ¿Por qué harían eso?

 

El castaño se apresuró a sacar su celular todavía encendido gracias a los cargadores portátiles que habían llevado— Por esto —Se acercó a Sasuke y le enseñó una imagen.

 

 

 

Era una fotografía tomada de otra, específicamente de su madre. Se trataba de una foto en blanco y negro de una familia completa y una de ellas era la versión adolescente de su mamá que no llegaba a la mayoría de edad. Sasuke estaba sorprendido, pues nunca había visto fotos de ella cuando era soltera y joven.

 

 

 

—¿Dónde encontraste esto? —le preguntó a su amigo.

 

—En mi habitación de la posada. Estaba llena de fotos de distintas familias y si no fuera porque dijiste que vivió cerca de aquí, nunca hubiera sospechado que se trataba de ella.

 

Naruto se acercó a ver. Ambos conocían a Mikoto Uchiha por un par de fotografías en la sala de Sasuke, pues muy poco les había hablado de ella.

 

—¿Por qué su foto estaba ahí? —preguntó el rubio luego de cruzar miradas con el azabache, como si se hubiera dado cuenta de que no quería hacer la pregunta.

 

—Significa que su madre vivió en Akatsuki —afirmó Shikamaru—. Cuando lo vi, bajé e hice preguntas. Los de la foto son tu familia materna.

 

Aquello le sorprendió incluso más. ¿Familia materna, dijo? Su madre siempre le aseguró que creció huérfana. ¿Acaso quiso evitar preguntas de su origen? De nuevo observó la imagen, más confundido que antes.

 

—¿Por qué me lo ocultaría…? —Frunció el ceño— ¿Mi hermano lo sabe?

 

 

 

Shikamaru relató que los dueños de la posada se pusieron nerviosos cuando mencionó el apellido de su madre y que evitaron contestar la mayoría de sus preguntas para a cambio interrogarlo a él sobre el paradero de Mikoto. Por suerte, se le ocurrió algo para desviar la atención de ellos, diciendo que había sido una antigua amiga de su madre, pero igualmente la sensación extraña no se fue.

 

Las dudas de su amigo abrió varias posibilidades. ¿Acaso había algo más que brujería asociado a ese pueblo?

 

—Se me ocurrió que el problema es entre Kaguya y tus ancestros —siguió Shikamaru pensativo y ceñudo —. Tal vez no quieren incomodar a Kaguya con la presencia de algún Uchiha.

 

—Debiste decirnos lo que suponías antes de entrar a este bosque, Shikamaru. Me hubiera llevado a Sasuke lejos, sólo por si acaso —dijo Naruto, acercándose a la espalda del azabache.

 

Shikamaru se sentó sobre la grama y puso una mano en su abdomen. Le costaba respirar con normalidad. —Chicos, entiendo que no quieran continuar, pero yo sí. Al menos quiero ver por mí mismo ese árbol gigante. Si gustan espérenme aquí.

 

Sasuke no contestó. Lo último que quería era regresar cuando seguía siendo de noche.

 

—No es buena idea, Shikamaru. En serio te veo muy mal —sugirió Naruto.

 

El castaño se puso de nuevo de pie. Agarró su mochila y guardó su radio, una botella con agua recogida del río, su cámara profesional, un flash y dos parantes. —Al menos tenemos que finalizar este documental con una buena toma del árbol. Más pronto, mejor.

 

Muy débil, su amigo empezó a caminar. La pareja vio en silencio como se alejaba con tanta seguridad y valentía a pesar de los testimonios que ambos le habían dado y enseñado. Aunque estaban tentados de abandonar todo en ese preciso instante, no iban a dejar a Shikamaru seguir solo.

 

—Shikamaru tiene razón. Al menos acabemos con esto… —dijo Sasuke luego de pensarlo demasiado y decidir regresar al árbol gigante. Terminó de guardar sus cosas.

 

—Mejor voy yo y nos esperas aquí.

 

Negó con la cabeza, iniciando su caminata. Su novio lo alcanzó cargando una montaña de cosas sobre la espalda mientras le gritaba a Shikamaru que los esperara. Los dos apenas podían ver la linterna de su amigo varios metros más adelante.

 

—Que malhumorado está hoy. Ni nos contesta.

 

Se encogió de hombros. Sasuke era igual cuando tenía varios malestares encima.

 

 

 

En el camino, su ansiedad se incrementó con sólo imaginar que si permanecía un poco más de tiempo en el bosque y continuaba esa aventura, tal vez pueda comprender mejor a su madre; las razones de sus pesadillas interminables y su rostro con ojeras, de las mudanzas seguidas y su paranoia. Pensar en ella convirtió sus miedos en valor.

 

Después de media hora, el castaño les avisó por la radio de que había llegado. A continuación, vieron un fuerte flash encendido y aquello les sirvió como guía mientras seguían el camino supuestamente trazado por los locales. Llegaron después de quince minutos, encontraron la cámara y el flash sobre los parantes, instalados frente al árbol, pero su amigo brillaba por su ausencia.

 

Naruto intentó comunicarse por la radio sin éxito alguno, así que aprovechó el silencio de la noche y gritó el nombre de su amigo. Sasuke, por otro lado, prefirió revisar la cámara apagada y encontró un último video. Era uno de hace apenas pocos minutos donde el castaño hacía pruebas de encuadre. Se aprecia a Shikamaru detenerse cerca al árbol y luego darle la espalda al lente de la cámara. Fue en ese punto que la grabación falló por microsegundos y la presencia de Shikamaru se esfumó. Así finaliza el video, como si hubiera desaparecido luego de acercarse al tronco.

 

—¿A dónde fue?

 

Sasuke ató cabos, pues aún creía que no había sido sólo un sueño lo que le ocurrió horas antes luego de tocar el árbol. Pasó realmente y Shikamaru era la prueba desde otra perspectiva.

 

—No tengo idea —contestó—, pero sé cómo.

 

Sasuke estaba pensando demasiado si debería tocar el árbol por segunda vez cuando todavía no superaba las horribles emociones que le dejó la experiencia horas antes. Naruto comprendió su sentir y decidieron mejor esperar a que su mejor amigo apareciera, tal y como ocurrió con él. Sin embargo, transcurrió una media hora en terrible silencio y nada que aparecía el castaño.

 

El reloj de Naruto marcó las doce de la tarde y se pusieron de pie, decididos ahora sí a tocar el árbol gigante. Se alistaron con algunas cosas, se pusieron las GoPro de nuevo con la esperanza de que captaran cualquier cosa y dejaron grabando la cámara de Shikamaru.

 

—¿Solamente la toco? —preguntó Naruto.

 

Sasuke asintió. Juntos se acercaron y juntos la tocaron. De repente, la luz del flash desapareció y el azabache se vio obligado a encender su linterna.

 

—¿Naruto…?

 

 

 

Pero Naruto no estaba.

 

No había cámara, ni flash, ni ningún otro objeto. Era como si solamente él hubiera podido entrar.

 

Su valentía pronto se esfumó. Gritó el nombre de su novio y luego hizo el intento con la radio.

 

No podía ser, se supone que iban a estar juntos. Pensaba una y otra vez apretando los dientes.

 

—Mierda.

 

El azabache dio unos pasos y se percató por primera vez que la grama del suelo estaba llena de hojas secas y de un extraño material blanco. Se agachó y sacó un enorme mechón de cabello de ese color; todo estaba lleno de eso. Calmó su respiración e intentó buscar algún rastro de Shikamaru. Al gritar su nombre, recibió una interferencia en la radio.

 

—¿Shikamaru?

 

Después de unos segundos de ruido estático, escuchó algo.

 

—¿Sasuke? ¿Eres tú?

 

—¡Sí! ¿Dónde estás?

 

—Encontré un túnel en una colina. Tengo muchas cosas que decirte.

 

—¿Qué? ¿Un túnel?

 

—No me siento bien…

 

—¿Shikamaru?

 

 

 

El ruido estático siguió y no pudo seguir escuchando. Caminó sin dirección e intentó comunicarse una vez más, estaba muy distraído con eso cuando de casualidad su linterna captó una cabeza rubia pasando velozmente por el bosque. Sasuke lo reconoció de inmediato y corrió a darle alcance. ¿Era real en primer lugar? Igualmente corrió hacia él y tuvo que perseguirlo durante varios minutos porque no le hacía caso cuando gritaba su nombre. Empezaba a creer que era una alucinación hasta que el rubio al fin volteó y lo vio muy ofuscado.

 

 

 

—¿Naruto? Qué pasó? ¿Dónde estabas? —le preguntó, ya que no decía nada.

 

—Y-yo te estaba siguiendo, ¡y de repente estás aquí!

 

—¿Qué?

 

Naruto se acercó a él casi sin respiración y con mucha inseguridad en la mirada. Analizaba lo que iba a decir.

 

—El día de nuestro primer beso… ¿Qué pasó después? —preguntó con total desconfianza.

 

Sasuke entendió de inmediato por qué estaba actuando de esa manera, así que le contestó.

 

—Tuvimos sexo.

 

—¿Y luego?

 

Elevó una ceja. —No sé, ¿dormimos?

 

—¿Me dices o me preguntas?

 

Sasuke estaba perdiendo la paciencia. —Me caías mal, sólo te aguantaba porque eras compañero de cuarto de Shikamaru. Naruto, ¡soy yo!

 

—¡Sasuke! —exclamó el rubio y finalmente soltó un suspiro de alivio mientras abrazaba al azabache—. Otra vez caí y perseguí a otro Sasuke. Estoy harto de tantos Sasukes. Ya no quiero estar aquí.

 

—Pensé que no habías podido pasar…

 

—No lo sé. Parpadeé y estaba frente a un río.

 

Ninguno entendía nada. Después de una larga pausa, Sasuke le contó lo que habló con Shikamaru y entonces concluyeron que debían buscar dicho túnel. Para eso, Naruto cargaba el dron con él y Sasuke lo puso en marcha. Era la única esperanza para buscar algo a largo alcance, y por suerte una colina iba a ser bastante fácil de hallar. Y así fue, encontraron una bastante cerca que debido a la oscuridad había sido imposible de distinguir antes. El dron llegó a la colina y la rodeó un poco.

 

Ambos estaban concentrados en la pantalla del control, observando todo en vivo, cuando escucharon el sonido de hojas crujiendo a causa de varias pisadas. Pudieron alumbrar a tiempo para ver de quién se trataba antes de entrar en pánico.

 

 

 

 

 

—¿Shikamaru…?

 

 

 

Su querido amigo, cabizbajo y con la mirada apagada, intentaba respirar. Estaba sucio y más delgado.

 

—No hay tiempo. Por aquí —El castaño temblaba mucho y sus movimientos eran descoordinados. Dio media vuelta y siguió caminando y tambaleándose sin necesidad de usar una linterna como guía. A pesar de verlo en tan deplorable estado, la pareja no quiso acercarse demasiado, pero lo siguieron mientras le hacían preguntas. El castaño se limitó a dar respuestas breves y extrañas.

 

—Sólo podremos salir si hacemos lo que ella pide.

 

—¿Ella? —Naruto y Sasuke preguntaron a la vez.

 

—Kaguya.

 

—¿Estás diciendo que la bruja te habló? —le cuestionó el rubio con incredulidad.

 

Shikamaru se detuvo. —No le gusta que le digan bruja.

 

Tragaron saliva y dejaron de insistir con preguntas. Mientras tanto, Sasuke detuvo a Naruto y le habló en voz baja.

 

—¿Y si no es el Shikamaru real…?

 

El rubio se aclaró la garganta. —Shikamaru, ¿sabes cómo nos llamamos?

 

El castaño se detuvo nuevamente y se giró sonriente. Sasuke sintió los cabellos de su nuca erizarse.

 

—Sé que uno de ustedes es un Uchiha.

 

Contestó y luego dirigió su mirada hacia la copa de los árboles. —Llegamos.

 

 

 

Sasuke no pudo describir exactamente lo que sintió cuando ambos miraron hacia arriba y sus linternas enfocaron cientos de bultos blancos colgando de las ramas más altas, como si se trataran de capullos de insectos enormes. Aunque estaban totalmente cubiertos, el azabache supo muy en el fondo que eran cuerpos humanos recubiertos por los mismos cabellos blancos que vio antes; el cabello inconfundible y característico de Kaguya Otsutsuki.

 

 

 

—¡Qué demonios es todo eso! —Oyó de Naruto —. De nuevo no está, ¡Ese Shikamaru no era real! ¡Estoy harto de los Shikamarus Y Sasukes!

 

El azabache dejó caer su linterna, pues la sangre que circulaba por su rostro de repente empezó a quemar y el ardor terminó por acumularse en sus ojos. El dolor no le dejaba abrir bien los párpados. ¿Por qué estaba reaccionando así? ¿Era una reacción de su cuerpo debido al estrés?

 

—Naruto…

 

El rubio dejó de despotricar y se percató del estado de Sasuke. —¿Qué sucede, Sasuke?

 

—No sé, son mis ojos —Se rascaba los párpados con fuerza, esperando que eso le aliviara— ¿Tienes agua?

 

—Sí, sí.

 

Se dio prisa en mojarse el rostro con abundante agua para alejarse lo suficiente de esa espantosa escena. Fue así que llegaron a la base de la colina, hallando en una hendidura lo que sería la entrada a un túnel; su puerta improvisada estaba hecha de madera podrida y se mantenía apenas unida por unas etiquetas con caracteres extraños pegadas una encima de otra desordenadamente.

 

La observaron de lejos durante largos segundos.

 

—¿Qué kanjis son estos? —preguntó Naruto, analizando cada detalle.

 

—Parecen de protección —Sasuke vio arriba de la entrada y notó algunas palabras talladas. No pudo leer con su vista lastimada, así que se atrevió a dar unos pasos más.

 

Finalmente, leyó:

 

 

 

“Propiedad Uchiha. 1876”.

 

 

 

—¿Estará Shikamaru de verdad adentro?

 

El azabache no le escuchaba. El dolor de cabeza y el ardor en su retina se habían intensificado al leer su apellido tallado en la tierra. ¿Por qué todo les estaba llevando a ese túnel? ¿Sus ancestros tuvieron que ver mucho con Kaguya?

 

Oyeron una voz desde el interior del túnel haciendo eco.

 

Decía sus nombres.

 

—¡¿Shikamaru?! —Adivinaron al unísono.

 

—¿Y si no es él otra vez? —Se cuestionó el rubio— Pero dijo nuestros nombres.

 

—Tendremos que arriesgarnos —respondió Sasuke y de inmediato tuvo una idea. Usó su radio nuevamente para ubicar a su amigo. La pareja se acercó mucho a la puerta y oyeron levemente el reconocible pitido de la radio desde el fondo del túnel.

 

—¿Naruto? ¿Sasuke? ¿Son ustedes? No puedo ver nada.

 

Volvieron a oír.

 

—Iré primero yo —dijo Naruto.

 

—Ni hablar.

 

Sasuke tuvo el arrebato de ver los bellos ojos azules de su novio de cerca y robarle un beso, así que lo hizo. Fue una manera de quitarse de encima un poco de nervios y darse valor.

 

 

 

El comienzo del túnel fue angosto, debieron entrar caminando en cuclillas. Desde ahí todo se sintió frío, tal y como había sentido con el árbol gigante con toda esa carga negativa. Mientras avanzaban, el camino fue más ancho pero aún bajo, especialmente para ambos que eran altos. El olor a polvo y a hierbas inundaba el sitio, en las paredes había escritos y conjuros como los que encontraron en la puerta y en el suelo en cada rincón había objetos raros que parecían ser parte de algún ritual de brujería. Mientras más avanzaban, fueron descubriendo huesos humanos dispersos.

 

Naruto apretó la mano del azabache. Su mano sudorosa delataba su nerviosismo.

 

El lugar tenía varios compartimentos de diferente tamaño. Finalmente, después de caminar por otro camino muy angosto, éste se abrió para dar pase al final del túnel. El espacio estaba vacío, excepto por una vasija grande y negra en medio de todo; tenía otro conjuro más grande pegado entre la tapa y el cuerpo con un símbolo extraño en él.

 

La vista de Sasuke se empañó y el ardor volvió a incrementarse.

 

Ambos notaron de repente otra respiración agitada además de la de ellos. Las linternas barrieron cada extremo hasta que se juntaron en una esquina sobre alguien sentado. El castaño cubría su rostro entre sus piernas y regazo, claramente asustado.

 

—Shikamaru…

 

Se acercaron lentamente a su amigo. —¿De verdad eres tú?

 

El castaño apenas dejó a la vista sus ojos para verlos, pero ya no eran los mismos. Estaban tristes, alertas.

 

 

 

Y eran blancos.

 

 

 

Un blanco grisáceo había pintado los iris de su amigo en su totalidad, en los contornos de sus ojos había varias venas que sobresalían por debajo de la piel. Se veían desagradables, dolorosos, imponentes. A la pareja se le fue el aire cuando lo notaron.

 

—Si son ustedes…

 

Aunque sabía que debían tener mucho cuidado, Naruto, en cambio, se atrevió a agacharse para estar a la altura de su mejor amigo. —¿Q-qué te pasó?

 

—Me atrapó —La mirada derrotada de Shikamaru decía mucho. Muy tembloroso, extendió una de sus manos que sujetaba una navaja y rozó la pared de su costado, exponiendo de esa manera un gran escrito en ella—. Yo… escribí esto…

 

Sasuke vio primero el dibujo que su amigo tenía al pie de sus pies, que era el mismo del de la vasija. Parecía ser un símbolo importante porque lo vio en varias partes desde que entraron.

 

Naruto se unió a él para leer el texto de la pared, parecía escrito con desesperación y en plena oscuridad.

 

Leyeron al mismo tiempo:

 

 

 

“El símbolo representa a la familia Uchiha siglos atrás”

 

“Los Uchiha también fueron cazados. Poseían algo poderoso”.

 

“Los habitantes del pueblo necesitaban a los Uchiha para enfrentar a Kaguya”.

 

“La muerte no fue suficiente para acabar con ella”.

 

“Sus restos están dentro de la vasija”.

 

“Los conjuros se han debilitado con los años”.

 

“Los pueblerinos dejan pasar a los turistas para calmar su hambre”.

 

“Kaguya sí viene de la Luna”.

 

“Ella quiere vengarse de Akatsuki”.

 

“Sólo los Uchiha pueden liberarla. Yo no pude”.

 

“Los pueblerinos obtienen beneficios, por eso no se van a pesar del peligro“.

 

“Naruto y Sasuke son mis amigos. Me están buscando”.

 

“Deben liberar a Kaguya o correrán peligro”.

 

“Ya no puedo pensar más. Es difícil”.

 

“No recuerdo mi nombre”.

 

“Naruto y Sasuke”.

 

 

 

Las conclusiones de Shikamaru eran claras y suficientes para no hacerles sentir perdidos y desesperanzados. El azabache estaba conmovido por lo mucho que su amigo había pensado en ellos hasta el final como para escribir sus pensamientos a pesar de su lastimoso estado. Sin poder controlarlo, sus ojos se humedecieron por las lágrimas.

 

—Es mi culpa. Nunca debimos venir. Nunca debí sugerir este lugar en primer lugar. Perdóname, amigo—continuó, sollozando.

 

Naruto lo consoló poniendo una mano en su hombro. —Ninguno tiene la culpa de esto. Los tres nos iremos de aquí y estaremos bien.

 

El castaño negó con la cabeza y les enseñó su cuello; tenía envuelto un mechón grueso de cabello que salía del suelo. Por primera vez, un par de lágrimas se asomaron a los ojos de su querido amigo.

 

—Puedo oírla hablar. Tienen una oportunidad —murmuró, viendo hacia la vasija.

 

Naruto le dio miradas incómodas. —¿Te refieres a liberarla? Pero entonces tomaría muchas vidas.

 

Shikamaru vio directamente a Sasuke—. Son ellos, o ustedes. Protege a Naruto.

 

Hubo un gran silencio.

 

—Entonces lo haré —contestó.

 

—No, Sasuke, gente inocente morirá.

 

—¡Esa gente pensaba darnos de alimento, Naruto!

 

—Podemos salir y acusarlos a las autoridades de la ciudad. Siempre hay otra manera.

 

—No estás escuchando. Si no lo hago, estamos muertos.

 

El rubio le agarró las manos y se acercó. —Aun así, hay inocentes. Yo no podría vivir con eso, Sasuke. ¿Tú sí?

 

—Estás diciendo que muramos entonces —le respondió a su novio, irritado y desesperado.

 

Shikamaru los interrumpió al intentar ponerse de pie. Les enseñó una débil sonrisa. —Sabía que dirías eso, Naruto.

 

—¿Shikamaru?

 

—Shikamaru —repitió—. Así me llamo.

 

Caminó con lentitud hacia la salida del compartimento, pues el cabello de Kaguya no le dejaba moverse con facilidad. —Creo que puedo darles tiempo e impedir que vaya tras ustedes.

 

—¿Qué? No. Ven con nosotros —insistió Naruto.

 

—Corran. Y no importa lo que escuchen…

 

 

 

No volteen.

 

 

 

Pasó demasiado rápido. Aunque a Sasuke le dolía dejar a su gran amigo detrás, tuvo que obligar a Naruto salir de ese túnel a jalones mientras ambos daban una última mirada a Shikamaru y recordaban la cantidad de noches que compartieron juntos. Shikamaru, el principal cómplice de su novio en esa fiesta de Halloween donde prepararon juntos una oportunidad entre su mejor amigo y la persona que le gustaba. Los ojos blancos de su querido amigo se despidieron de ellos con otra sonrisa triste, cuando era obvio que se moría de miedo en ese oscuro lugar.

 

Ambos corrieron. Sasuke fue el primero en pisar el exterior, pero cuando Naruto gateaba para salir, oyeron los gritos desgarradores de su amigo.

 

—¡NO! ¡Naruto!

 

El rubio había volteado, y fueron suficientes esos segundos para que los cabellos de Kaguya envolvieran cada una de sus extremidades. Ambos lucharon con todas sus fuerzas, Sasuke sabe cuánto luchó para no dejarlo, pero ella se lo estaba arrebatando de sus manos y no pudo seguir sosteniéndolo; el cuerpo de su novio fue arrastrado hacia el interior, y cuando quiso ir tras él… chocó abruptamente con un muro de tierra.

 

 

 

El túnel ya no estaba.

 

 

 

—¡No, no, no! —Gritaba mientras golpeaba frenéticamente el muro hasta que sus puños sangraron— ¡¡Naruto!!

 

Giró a ver su alrededor. Espantado, vio como el cielo estaba de un color azulado y gris, clara señal de que estaba amaneciendo. La tenue iluminación le permitió notar que los cuerpos que había visto suspendidos al comienzo ya no estaban más. Era como si hubiera regresado al bosque real.

 

Rompió en llanto, allí, de rodillas. Se golpeó repetidamente la cabeza, intentando buscar una solución.

 

—¡El árbol! —Recordó.

 

¡Podría regresar al árbol gigante y tocarlo nuevamente! Pensó.

 

Se limpió la cara y se extrañó al ver más sangre. Quizás la sangre de sus manos había chorreado por toda la palma y ahora se había mezclado con sus lágrimas. Se puso de pie torpemente y buscó el camino de regreso. Comenzó a correr, tropezando con la grama y golpeándose con los árboles, mientras buscaba desesperadamente el árbol más grande del bosque.

 

—¿Dónde está, dónde está? —Mascullaba una y otra vez, cada vez más furioso. Estaba decidido a volver para darle lo que quería a esa bruja. Ella podía comerse a todo el mundo si deseaba, pero iba a regresarle a Naruto y a Shikamaru.

 

Empezó a llorar de nuevo al recordarlos.

 

Aunque no encontraba el árbol, le pareció escuchar un sonido peculiar, el sonido de la velocidad. Al acercarse un poco más, se dio cuenta de que había descubierto una vía hacia la carretera principal. Se puso a debatir consigo mismo si era mejor salir y pedir ayuda o continuar con su plan inicial, pero mientras lo decidía, dio unos pasos cautelosos.

 

De pronto, un zumbido pasó por su oreja izquierda, y lo siguiente que sintió fue un ardor horrible en ese lado de la cara. Había algo caliente derramándose por su cuello.

 

Cayó, asustado y sin comprender nada.

 

 

 

—Mira, Kakuzu, el bonito sobrevivió —Oyó la voz de un hombre. La primera reacción de Sasuke fue esconderse detrás de un árbol.

 

—Fallaste, imbécil. Acábalo que tengo otros asuntos que atender.

 

—Yo le dije a Pain que podía hacer esta ronda solo. No sé por qué te envió.

 

El azabache escuchaba con atención. Vio a un hombre rubio con una escopeta y recién se percató de que le habían disparado. Se rascó los párpados con ahínco, pues nuevamente la vista se le empezó a nublar y no era el mejor momento para que eso sucediera.

 

—Maldición, yo le había apostado al de coleta. Se veía inteligente.

 

—Te dije que Pain lo vio como una amenaza y le preparó un jugo especial, pero aparte de inutíl, eres sordo.

 

—¡Ya deja de insultarme, viejo de mierda! ¡Ya me hiciste enojar! ¡Oye, bonito! ¡Dónde estás!

 

Sasuke se pegó lo más que pudo a la grama y se arrastró, decidido a huir hacia la carretera, pues darse cuenta cruelmente de que no podía confiar en los pueblerinos de Akatsuki había sido lo último que podía aguantar. Regresar ya no era una opción.

 

Oyó al rubio alejándose, así que tuvo la confianza de avanzar. Lo hizo con mucho cuidado porque el cielo ya se había aclarado y dejaba todo a la vista. Sólo hacía falta unos pocos metros para dejar el peligro atrás.

 

 

 

—Le dije a Hidan que se apurara. Realmente le encanta sacarme de quicio.

 

Sasuke volteó la cabeza hacia la voz y recibió una fuerte patada en el mentón que lo dejó aturdido para los siguientes golpes que le dieron. El enorme hombre ocultaba su rostro tras una mascarilla, pero era evidente que era alguien adulto y en buena forma. Nunca nadie le había propinado tantos golpes en su vida y con tanta facilidad.

 

—Hoy no fue tu día de suerte, muchacho —dijo, y procedió a separar sus piernas con pequeñas patadas para dejarlo totalmente expuesto—. Aunque igual debo felicitarte. No es nada sencillo huir de esa mujer.

 

El azabache apenas le oía porque estaba luchando por respirar. No obstante, el brillo de un cuchillo atrajo su mirada de inmediato.

 

¿Entonces se acababa así? ¿Cualquier opción que hubiera tomado, estaba destinado a perder a su novio, a su amigo y a morir destripado? ¿O había tomado la decisión incorrecta? ¿Realmente lo hizo? Si iba a vivir arrepentido por siempre, sería mejor que su vida acabara ya.

 

El hombre se agachó para descubrirle el cuello, pero detuvo sus intenciones. Sasuke vio la sorpresa en esos ojos experimentados y se preguntó qué le había llamado la atención de su rostro.

 

—¡Oye, Hidan! ¡Este niño es un Uchiha!

 

—¡Qué! ¡Ya voy!

 

El tipo llamado Kakuzu le inmovilizó la cabeza con sus enormes manos para ver mejor. —Creo que los acaba de despertar porque está lleno de sangre. No es una amenaza.

 

¿Hablaba de sus ojos? ¿A eso se refería Shikamaru cuando escribió sobre la gran amenaza que fueron los Uchiha en el pasado? ¿Por eso le dolía tanto desde que se acercaron al túnel?

 

—¡Quiero los ojos! —Escuchó de Hidan. El rubio seguía corriendo para encontrarlos.

 

—Estás loco. Todo su cuerpo podría valer millones.

 

Sasuke no podía creer lo que estaba oyendo. Escucharlos decir que planeaban vender cada parte de su cuerpo le hizo dar cuenta de que no estaba listo para morir, no ahí y no así.

 

Kakuzu acercó el cuchillo nuevamente a su cuello y Sasuke no permitió que avanzara más. Lo pateó en todo el tórax para poder tener tiempo de correr, no obstante apenas logró mover al tipo y fue atrapado de los tobillos al instante.

 

—¡Déjame! ¡Ayuda!

 

El hombre recogió el arma blanca e intentó clavarlo en su espalda. Sasuke se corrió lo suficiente para que solamente le rozara la piel.

 

—¡Maldito niño! Que escurridizo eres.

 

Levantó el cuchillo, y justo cuando pensó que no iba a poder esquivarlo de nuevo, oyó un disparo y luego Kakuzu cayó con un agujero en la frente.

 

Sasuke lo vio caer en cámara lenta. Justo después llegó Hidan y vio la escena.

 

—¿Qué demon-

 

No terminó de hablar. El rubio también recibió un disparo en la cabeza y cayó encima de su compañero.

 

Sasuke vio el charco de sangre y se quedó quieto para no salir herido. Contuvo la respiración al escuchar que se acercaba alguien.

 

 

 

—Vete, antes de que revivan.

 

Abrió los párpados y vio al primer tipo con el que se toparon en el pueblo. El hombre con la mitad del rostro lleno de cicatrices tenía una pistola y sus ojos resaltaban por su color.

 

Rojos como la sangre.

 

—¿No me oíste?

 

El azabache lo estudió largos segundos y se levantó con cautela. ¿Acaso había dicho que esos hombres iban a revivir? Estaba seguro de que la bala había perforado sus cerebros, ¿entonces cómo…?

 

Con mucho dolor, le agradeció con la mirada a su salvador y se dirigió directo a la carretera, esta vez sin más interrupciones en su huida. Poco a poco empezó a dejar atrás los árboles siniestros y la sombra de sus hojas, para dar paso al cielo claro y su fresco aire. Mientras respiraba con gran alivio de haber salido de su pesadilla, no pudo evitar que sus ojos nuevamente se llenaran de lágrimas.

 

Se dejó caer sobre sus rodillas, pues le dolía cada parte de su ser.

 

No recuerda cuánto tiempo estuvo lamentándose o caminando a un lado de la autopista. Lo último que supo es que vio destellos de luz en su vista a causa del agotamiento y luego simplemente… nada.

 

 

 

Oficialmente había escapado de la bruja de Akatsuki.

 

 

 

 

 

Epílogo.

 

 

 

—Entonces, usted asegura que vio a la bruja de Akatsuki.

 

—No la vi, pero es real —afirmó Sasuke—. Debe creerme.

 

Había despertado en un cuarto de hospital hace dos horas luego de que lo encontraran inconsciente en la autopista a tres kilómetros del bosque. Sinceramente no recordaba haber caminado tanto, pero le aliviaba haberse mantenido a salvo porque así podía conseguir ayuda. De ninguna manera iba a aceptar que ya no vería más a Naruto y Shikamaru. Iba a movilizar a todo el estado para buscarlos si era necesario.

 

El policía que le interrogaba era un hombre adulto con bigote que lo veía como si estuviera loco. Menos mal que evitó tocar el tema de sus ojos -los cuales vio de color normal cuando llegó-, pues suficiente tenía con las miradas de todos juzgándolo desde su llegada.

 

Las preguntas redundantes del policía hizo que explotara.

 

—¡Necesito que hagan una búsqueda! ¡Mis amigos están ahí todavía! .

 

Una enfermera ingresó para darle un medicamento que le hizo descansar sólo un par de horas, pues no podía aguantar saber que estaba desperdiciando su tiempo ahí recostado cuando podía estar tras la pista de su novio.

 

Tan pronto intentó levantarse, un hombre de traje y cabello gris ingresó.

 

—Soy el oficial encargado del caso, Hatake Kakashi —se presentó con una reverencia—. Ya presentamos los reportes de desaparición de sus compañeros.

 

—¿De verdad? ¿Los buscarán?

 

—No es tan sencillo. Necesito hacerle varias preguntas antes.

 

—¿Más…? —preguntó apretando la mandíbula—. Estamos perdiendo el tiempo, oficial. Estoy enloqueciendo.

 

—Necesitamos cada detalle que pueda decirnos de las últimas noches. Usted cuenta que ingresaron al bosque el día veintiséis y que estuvo máximo dos días dentro —El oficial leía un reporte con mucha concentración, pasando hoja tras hoja. Levantó la mirada—. Joven Sasuke, hoy es treinta y uno. Estuvo casi seis días allí. ¿Podría explicarnos?

 

—Ya lo hice, le dije al policía lo que ocurrió —respondió mediante suspiros. El temblor de su pecho volvió.

 

—Sé la impotencia que siente, pero debemos proceder esta denuncia con cuidado. Estamos tratando con un tema complejo que he estado investigando por años. ¿Me dejo entender? Usted podría ser la clave para desenmascarar varios crímenes.

 

 

 

Hatake Kakashi supo convencerlo de continuar con el interrogatorio. Sasuke colaboró como pudo mientras hacía lo posible para no quebrarse más; sin embargo, cuanto más avanzaba la conversación, su pena se fue convirtiendo en ira una vez que el oficial confirmó lo que Shikamaru había descubierto. Los sobornos, contactos y falta de testigos alrededor del caso hizo que la investigación se entorpeciera por años, por eso Sasuke era la pieza clave.

 

En ese momento, su hermano apareció y Kakashi le dio un breve resumen de lo que había sucedido, pues él ya no tuvo fuerzas para hacerlo. Itachi lo consoló, y más importante, le creyó.

 

—Dime la verdad, Itachi. Sobre mamá.

 

—¿Sobre si vivió en Akatsuki?

 

Negó con la cabeza. —Sobre su muerte.

 

Su hermano lo pensó muy bien antes de revelarle que Mikoto había nacido en Konoha, un pueblo al otro lado del estado. Desafortunadamente, fueron sometidos y obligados a volver a Akatsuki para desarrollar unas tareas. No fue hasta años después que su madre tuvo la oportunidad de huir luego de que presenciara la tortura de sus familiares.

 

—Aunque estuvo lejos, vivió toda su vida con ese trauma. No se que les obligaban hacer, pero tuvo pesadillas y… no lo soportó.

 

Sasuke tenía la mirada fija en su regazo, oyendo por primera vez la historia de su madre. —Se quitó la vida, ¿verdad?

 

No fue necesario que su hermano mayor le contestara, pues su expresión lo dijo todo y Sasuke sintió su corazón romperse más.

 

 

 

¿A quién le habría temido más su madre? ¿A la gente del pueblo o a Kaguya?

 

 

 

Lloró en silencio cuando lo dejaron a solas y su mente volvía a revivir cada pérdida de su vida. Recordaba sobre todo a Naruto y su gran insistencia por que participara en su fiesta de Halloween. Esa noche le consiguió un disfraz de vampiro y quedó a su entera disposición para satisfacer cualquier capricho suyo. Habían bebido tanto, pero tanto, que terminaron la fiesta besándose. Sasuke sólo había pensado en jugar con él porque en ese entonces le parecía un mocoso más de diecinueve años, pero cambió de parecer y terminaron acostándose. Poco les importó que Shikamaru pueda estar oyendo todo, lo hicieron toda la madrugada mientras se divertía con el rubio y su nula experiencia con hombres. Naruto se la pasó las siguientes semanas intentando convencerle de que podían tener algo más, pero el azabache nunca tuvo en mente comenzar una relación seria y lo llamaba sólo para tener sexo. Sin embargo, ese papel no le duró mucho, pues sólo bastaron dos meses para que se enamorara de verdad.

 

El sonido de un claxon le asustó y casi provocó que se saliera de la carretera. Sasuke consiguió tomar el control del auto nuevamente e intentó no divagar más mientras estuviera manejando. Buscó un lugar para estacionarse y escribió una nota disculpándose con su hermano por haber tomado su auto sin permiso. Aún con dolor, salió y caminó sin fin, guiándose solamente por las colinas, ya que todavía eran visibles a esa hora de la tarde.

 

¿Qué hacía allí?

 

Tenía muchos sentimientos negativos encima, pero sólo uno estaba muy presente desde que se escapó del hospital.

 

 

 

Vengarse.

 

 

 

Los árboles muertos y hojas secas le daban la bienvenida al bosque encantado. Caminó decidido por varios metros, sintiendo que cada árbol le parecía familiar. Casi podía verse a sí mismo escapando por ese camino horas antes.

 

Llegó al inicio del río que una vez había visto en plena noche, y lo usó como punta de partida para lograr ubicar el árbol gigante.

 

 

 

—¡Sasuke!

 

 

 

Sasuke se paralizó cuando Naruto apareció de los árboles y vino corriendo hacia él con una enorme sonrisa. El azabache lo vio como si fuera una fantasía. Desconfiado, le dio el encuentro, pero no esperó que el rubio le abrazara directamente como respuesta para confirmarle que era real.

 

Su novio estaba frente a él.

 

—Te estuve buscando —Naruto no le quería dejar ir.

 

—¿Cómo saliste de ese túnel? ¿Estás bien?

 

—Tuve suerte, pero ya estoy aquí.

 

Sasuke analizó cada palabra y expresión, incluso su olor. Las lágrimas empañaron su vista.

 

—Sabía que estabas vivo, sabía que tenía que regresar lo más pronto posible.

 

—Está bien, ya pasó.

 

Le preguntó por Shikamaru, pero Naruto no supo contestar. —No creo que lo haya conseguido.

 

—Iremos por ayuda. —Quiso jalar al rubio hacia la carretera, mas éste no colaboró —. Salgamos por aquí. ¿Por qué no caminas?

 

—No puedo.

 

Sasuke se quedó helado con esa respuesta. Se acercó a Naruto, mirándole a los ojos. —¿De qué hablas? ¿cómo que no puedes?

 

La mirada de su novio se dirigió hacia el bosque. —Tenemos que ir por nuestras cosas.

 

—Al diablo con eso.

 

Naruto entonces se le quedó viendo y Sasuke no pudo descifrarlo. Tenía una pregunta en la punta de la lengua, pero no quería hacerla. No quería romper esa ilusión porque en el fondo lo sabía…

 

Iba a romperse.

 

—Naruto, ¿cuándo nos hicimos novios?

 

El rubio esbozó una sonrisa. —¿Por qué me preguntas eso…?

 

—Contesta. Por favor.

 

Naruto sostuvo su mirada sobre él, pero su sonrisa fue desvaneciéndose y junto a ella sus bellos ojos azules también.

 

—Naruto. ¡Contéstame! —Sasuke empezó a hiperventilar. Su cuerpo era un caos— ¡Contesta!

 

Era inútil insistir. Los ojos blancos grisáceos que habían visto en Shikamaru, ahora Naruto también los tenía, y estos lucían tan triste mientras le veían quebrándose.

 

—No lo recuerdo. Perdóname —Finalmente respondió. Tomó el rostro del azabache con ambas manos y limpió sus lágrimas—. No llores. No me gusta.

 

En vez de enojarse, Sasuke acunó las manos de su novio con las suyas.

 

—Fue un veinticinco de diciembre. Me pediste una cita y acepté. Nos hicimos novios en navidad.

 

Naruto le sonrió con ternura. —¿En serio?

 

—Sí.

 

—Sasuke, ven conmigo. Podemos estar juntos adentro. Solamente tú y yo.

 

 

 

Pero Sasuke sabía que era mentira, y aún así en medio de su llanto se dejó vendar los ojos por su amado. Naruto le dio un profundo beso, un beso que tuvo el amargo sabor de una despedida y que pudo corresponder con la misma intensidad.

 

No le importó nada más. Entrelazó su mano con la de su novio y aceptó ir con él.

 

Caminaron y caminaron, hasta perderse en el profundo bosque de Akatsuki.

 

 

 

***

 

 

 

NOTICIAS DE ÚLTIMO MOMENTO. EXTRAÑO ACONTECIMIENTO EN PUEBLO.

 

 

 

El día treinta y uno se reportaron múltiples alaridos provenientes del pequeño pueblo de Akatsuki. Cuando las autoridades se presentaron para apoyar, no encontraron ninguna persona, pero sí pistas de varios altercados en el lugar. Se sigue investigando las extrañas desapariciones, mientras tanto, los pueblos vecinos rumorean de que pudo haber sido causado por una supuesta bruja.

 

Se hizo una intensa búsqueda por cada hectárea de bosque durante días y se encontraron muchas pertenencias de turistas sin identificar, además de importante evidencia que probaría la existencia de fenómenos paranormales relacionadas con las desapariciones de los pueblerinos.

 

El oficial a cargo, Hatake Kakashi, reveló el hallazgo de un misterioso túnel lleno de huesos humanos a los que se harían los exámenes correspondientes. Además de eso, encontraron una vasija intacta que llamaba la atención por su color oscuro y tapa abierta.

 

Seguiremos al tanto de este caso.

 

 

 

FIN

 

 

Notas finales:

Espero hayan disfrutado de la lectura.

Gracias por leerme.

AT: Kureiji kamo.


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