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"ESO" por yuhakira

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Ambos están en la universidad. Sasuke deambula en los pasillos con su ropa negra y sus ojos negros rodeados de enormes ojeras. Era obvio que no quería llamar la atención, era obvio que no se daba cuenta lo mucho que resaltaba. Todo el mundo conoce su nombre, el chico genio de la facultad de tecnología, lo conocen incluso más que al propio Naruto que había llegado con una beca deportiva en baloncesto y ya le había dado un trofeo a la universidad. 

 

Pero Sasuke no hablá con nadie aparentemente, Naruto sabe que hay dos o tres personas con las que se junta a veces, por periodos cortos de tiempo y en el día sobretodo. Sasuke es del tipo de persona que evita a toda costa que la gente se acerque a él, los profesores incluso le acolitaban que presente los trabajos sólo cuando todos los demás deben hacerlo en grupo. Nadie quiere trabajar con él, ni pasar a su lado más del tiempo estrictamente necesario. En los pasillos suelen decir que él “tiene una energía muy pesada” o “no se esfuerza lo suficiente por simpatizar con los demás” Comentarios que para Naruto solían pasar desapercibidos, sobre todo cuando solo lo conocía de cara. Una cara linda, incluso con esas enormes ojeras que cargaba. Esos comentarios y todo lo relacionado con el chico Uchiha empezaron a importarle cuando su compañero de cuarto de la facultad fue expulsado, lo cual que le alegró en un principio; no era más que un borracho desadaptado que también había sido expulsado de la fraternidad antes incluso de que la universidad se decidiera por sacarlo, lo que deja mucho que decir. Entonces él fue su nuevo compañero designado. 

 

El maestro encargado de su piso se acercó a él para comentarselo en medio de la práctica. No era la primera vez que cambiaba de compañero de cuarto, por lo que se sorprendió cuando el maestro vino a consultarlo. —¿Estás de acuerdo? —preguntó. Naruto repasó su nombre en su cabeza, —Sasuke, Sasuke… ¿dónde escuche ese nombre? —sin recordarlo se encogió de hombros y le dejó saber que no había problema, siempre que no quisieran arreglar su desorden no veía porque podría haber un problema. Cuando en la noche, luego de terminar la práctica volvió al edificio, se encontró con parte de su grupo de amigos en la entrada de los dormitorios. Shikamaru, Shino y Kiba parecían discutir. 

 

—¿Qué sucede? —preguntó divertido de ver que no eran capaces de ponerse de acuerdo. 

 

—Naruto, tienes que hacer algo para que saquen ese chico de aquí —Kiba lo acorraló—. Como vas a compartir habitación con él, los directivos de verdad se arriesgan tontamente, como colocan a la estrella del equipo con él. 

 

—¿De qué estás hablando?

 

—¿No lo sabes? —Shikamaru intervino— Sasuke está ahora en tú cuarto, ya no saben dónde meterlo, no pueden echarlo de la universidad porque es uno de los mejores en su área, pero el último dormitorio en el que estuvo firmaron una petición para expulsarlo, lo máximo que lograron fue que le encontraran una nueva habitación en otro lugar y este edificio es su última opción. 

 

—Eso, eso es lo que tenemos que hacer, me parece muy buena idea hagámoslo. 

 

—¿Qué? ¿una carta? estás loco. —agregó Shino.

 

—No vamos a hacer eso, el chico no tiene la culpa de los rumores que rondan en su cabeza, por que tienen que ser eso, solo rumores. Una persona no puede causar que las cosas se dañen o no funcionen adecuadamente, te lo vuelvo a decir, creer en las energías es como creer en los fantasmas o en el horóscopo, no existe tal cosa —continuó Shikamaru.

 

—¿Hablan de mi nuevo compañero? Sasuke… Sasuke… ah, ya sé, es el chico sombrío que me empujó la otra vez y no se molestó en disculparse. 

 

—Sí él, no me digas que no sabías que venía para acá.

 

—Sí, el maestro me lo dijo. La otra vez también me senté a su lado por equivocación en la cafetería del ala norte cerca de la facultad de tecnología. Estuvo muy tranquilo hasta que ustedes llegaron con su algarabía, entonces se levantó muy enojado, no parece que le guste mucho la gente.

 

—Ja, ja, hizo que derramara sobre tí el jugo de mora que llevaba en mi charola —recordó Kiba.

 

—Pero bueno. No entiendo cual es el problema. Parece un buen tipo, supongo que es solo cuestión de no meterse con él.

 

Todos guardaron silencio. 

 

—¿No has escuchado los rumores cierto? No es solo lo que dicen sobre él, no es solo el tema de la mala energía de la que se burla Shikamaru.

 

—He escuchado que tiene un aura pesada, pero mi energía es muy buena y con eso lo puedo contrarrestar. ¿No funciona así? positivo contra negativo da positivo. 

 

 —No, no funciona así. En todo caso positivo más negativo sigue siendo negativo. Y no es solo eso. Él es diferente en un sentido que no sé ni cómo explicar, el dormitorio donde estaba antes lo van a clausurar se está pudriendo desde dentro, todos decían que los aparatos electrónicos se dañaron uno a uno, que las paredes suenan y las tuberías se estropean. 

 

Naruto le dirigió a Kiba, que era el que continuaba hablando, una mirada despectiva, cómo si lo que acababa de decir fuera la peor de las idioteces. Unos días después descubriría que no era solo una acusación exagerada. Si no que de algún modo había algo de cierto en sus palabras.

 

Cuando logró darle fin a la conversación se dirigió a su cuarto. Luego de todo lo que había escuchado se sentía nervioso, a la expectativa de lo que sería su nuevo compañero. Se percató de que la luz de su habitación estaba apagada al dar la vuelta en el pasillo de su piso. Todas las demás habitaciones estaban cerradas, al fondo por la ventana del final del pasillo, podía ver la luna blanca y reluciente. Sonrío, obviando intencionalmente que la luz de su puerta en el corredor estaba titilando, cuando esa mañana estaba en perfectas condiciones. Giró la perilla y entró. Para su sorpresa Sasuke estaba despierto, sentado frente a su computadora, mientras jugaba un videojuego. Intentó saludarlo pero tenía los audífonos puestos por lo que lo ignoró, en realidad se sentía muy cansado por lo que no intentó prender la luz para cambiarse ni intentó hablarle de más solo se acostó en su cama quedándose dormido de inmediato. 

 

Abrió los ojos con fuerza respirando con dificultad. La habitación estaba oscura, más de lo que lo había estado en noches anteriores, por lo que adivino que Sasuke había cubierto la ventana sin cortina. Trató de recuperar el aliento mientras se daba la vuelta en la cama. Pudo adivinar el bulto que hacía su compañero al otro lado. No entendía porque se había despertado. Había tenido la sensación de que algo lo había estado observando demasiado cerca. No había sido una pesadilla, era mucho tiempo desde la última vez que tuvo una, era una sensación real, cómo cuando vas caminando y te giras a ver porque crees que alguien te sigue, tal cual se había despertado con la sensación de que alguien lo estaba observando. Obviamente no había nadie más en la habitación a parte de él y el chico de la otra cama. Se tocó la frente sudorosa y tragó saliva. Ese edificio era el único de la universidad que contaba con baño privado en cada habitación, una ventaja que obtenían quienes habían obtenido algún logro para la universidad. Su excompañero a pesar de sus problemas con el alcohol había logrado un reconocimiento por un comercial que había sido publicado lo que le había valido su estancia en el dormitorio. El baño hasta ese momento no había presentado ningún problema. Entonces notó que quizás la razón por la que se había despertado era esa, la gotera proveniente del lavamanos. 

 

Buscó a tientas el celular sobre la mesa de noche y miró la hora. Las tres y cuarto de la mañana. El clock clock de la gotera se escuchaba más fuerte entre más despierto estaba. Con pereza se levantó tanteo el piso con sus pies buscando encontrar las sandalias pero no parecían estar en ningún lado así que dispuesto a soportar el frío del suelo se puso de pie de golpe. Un leve estremecimiento alcanzó su cuerpo. Fue hasta el baño y trató de cerrar por completo el grifo pero la gotera no cesó. Enojado intentó apretar el tornillo visible pero este tampoco cedió, descubrió entonces que no había mucho que pudiera hacer, por lo menos no a esa hora. Luego de orinar volvió a la cama. De nuevo en la oscuridad volvió a tener la sensación de que alguien lo miraba. Sasuke seguía en su cama sin percatarse siquiera de que él estaba despierto. ¿Había alguien más en la habitación? No logró sentirse tranquilo hasta que no se levantó y luego de prender la luz comprobó que no había nadie más. Sasuke en su cama se cubrió todavía más cuando sintió la luz encenderse. 

 

El clock clock de la gotera continuó toda la noche, no logró conciliar el sueño del todo y sin embargo cuando la alarma sonó en la mañana se despertó de golpe, completamente aturdido. Revisó la habitación, Sasuke no estaba. Sus pensamientos estaban en presentarse adecuadamente, no quería que Sasuke tuviera una mala impresión de él. Aunque viendo alrededor era posible que ya la tuviera. Sí, es un campeón en baloncesto pero el resto de cosas en su vida eran un desorden como su lado de la habitación. El de él en cambio estaba reluciente, con la cama arreglada, sin ropa a la vista y el escritorio organizado. 

 

En la tarde volvió a encontrarse con su grupo de amigos, por fortuna no tenía entrenamiento ese día por lo que esperaba poder llegar temprano a su habitación y descansar, recuperar el sueño perdido. No pensó sin embargo que el trasnocho se le notara tanto, no hasta que Kiba se mofó de él. 

 

—¡Ah! Te lo dije o no te lo dije, que ese chico era un problema, mira la cara que traes. 

 

—El lavamanos tiene una gotera y no pude dormir eso fue todo, te gustaría echarle un vistazo por mí. 

 

—Sí claro. Pero te aseguro que la llave no tiene ningún problema. 

 

Y así fue, cuando Kiba revisó el lavamanos no había una gotera ni siquiera rastro de que hubiera habido una antes de que ellos llegarán. Kiba seguía diciéndole que era causa de Sasuke y su presencia en el dormitorio. Naruto no quiso decirlo pero la bombilla de la puerta también estaba funcionando perfectamente, contrario a cómo la había encontrado la noche anterior. 

 

Estaban leyendo cómics con Kiba cuando Sasuke llegó. Entró sin saludar y de inmediato se sentó en su escritorio con los audífonos puestos. Naruto intentó saludarlo pero antes de darse cuenta todo lo que vio de él fue su espalda. Kiba asqueado de su presencia fingió estornudar exageradamente y se fue, no sin antes hacer el debido comentario. 

 

—Me voy, los raritos me enferman. 

 

Naruto dejó el cómic a un lado y empezó a jugar con una pequeña pelota lanzandola contra el techo. Sasuke estudiaba y tenía la vista hacia su computador, sin embargo, Naruto sentía que alguien lo miraba, como en la noche, obviamente no había nadie más en la habitación. Continuó tirando la pelota un par de veces más hasta que le cayó en la cara. Enojado se levantó y fue hasta el escritorio de su compañero y le quitó los audífonos. Cómo era de esperarse Sasuke se levantó enojado y lo encaró.

 

—¿Cuál es tú problema?

 

—Estas en mi habitación, cualquiera tendría al menos la decencia de presentarse. 

 

—No veo la necesidad, estarás pidiendo que te cambien de habitación antes de una semana y después no volverás a hablarme. Así funciona.

 

—No sé de qué estás hablando. Si hay alguien que ha cambiado de compañeros porque no me soportan ese soy yo. Así que puedo decirte lo mismo. Pero no por eso soy descortés. Naruto Uzumaki —extendiendo su mano se la ofreció, Sasuke lo miró perplejo pero sin nada que contestar no tuvo otra opción que tomarla y responder el saludo.

 

—Sasuke Uchiha. 

 

Sasuke extendió su mano hacia él y la tomó, un escalofrío le recorrió el cuerpo, sus manos pálidas estaban heladas. De inmediato Sasuke le dio la espalda y volviendo a colocarse los audífonos volvió a enfocarse en su trabajo. Naruto resignado salió de la habitación y no volvió hasta muy tarde. Cuando lo hizo, al igual que la noche anterior, la luz del pasillo frente a su puerta titilaba, y ese sentimiento de estar siendo observado se acrecentó dentro de él. La llave del baño también volvió a gotear sobre la media noche. La noche siguiente fue igual, y la siguiente también. No le importaba la luz del pasillo ni siquiera la del cuarto que por alguna razón no podía encender luego de que Sasuke se dormía. Pero el goteo del grifo  del baño lo molestaba, eso y la sensación de que alguien lo observaba. 

 

La siguiente ocasión en la que intentó acercarse a Sasuke por la espalda, este le había golpeado la mano, en un accidente quiso pensar, por la forma brusca en la que había reaccionado y el rápido arrepentimiento que vio en sus ojos. Quería hablar con él. Sasuke no era totalmente ajeno a él, cuando entraba en la habitación y él estaba ahí se mostraba nervioso, y de inmediato se colocaba los audífonos para evitar que Naruto le hablara. No era que no hablara con nadie, en ocasiones lo veía con un grupo de muchachos de su área pero seguro que eran igual de extraños a él. Pero Naruto quería hablar, quería saber qué era lo que pasaba a su alrededor, por que las cosas fallaban, por que el baño goteaba, porque no podía prender la luz después de que se fuera a dormir, pero sobre todo quién era él, no Sasuke, si no el tipo que lo persigue. Y es que sí, luego de varios días Naruto logró ser completamente consciente de que sí había alguien más en la habitación con ellos, alguien que lo observaba y que empujaba a Sasuke a comportarse distante con él, no sólo distante, brusco incluso. Uno de esos días se lo había encontrado cerca de su facultad. Naruto estaba en la de humanidades y Sasuke en tecnología, ambos edificios en cada extremo de la universidad, por lo que era pocas veces las que se encontraban. Pero un día se encontraron en la cafetería principal. Naruto estaba sentado sobre la mesa dándole vueltas a su balón de baloncesto junto a su grupo de amigos. Kiba se quejaba sobre que desde que Sasuke estaba en el edificio le dolía el estómago y tenía pesadillas constantemente, de gente desmembrada y siendo abusada. Shikamaru le decía que era producto de su imaginación, tratando de restarle importancia, que estaba sugestionado por todo lo que se hablaba de él, pero ya le había comentado a Naruto anteriormente que él había pasado un par de noches en vela, por lo mismo, pesadillas. De repente Sasuke y otro muchacho entraron a la cafetería. Todo se quedó en silencio mientras ellos caminaron hasta la caja. Todos escucharon perfectamente el tono de voz de Sasuke pidiéndole al dependiente que le diera un sándwich de pollo con una gaseosa a pesar de que hablo suavemente. No era común que ellos fueran hasta allí para comprar nada, pero ese día la cafetería cerca a su facultad había cerrado por mantenimiento. 

 

Shikamaru golpeó el costado de Naruto con suavidad cuando se dio cuenta que lo estaba observando de más. Naruto sin embargo no dejó de sonreír, e ignorando el ambiente sombrío que se había gestado en el recinto se acercó a él y lo abrazó por la espalda sobre los hombros. Sasuke no reaccionó de inmediato, lo dejó estar por unos minutos mientras Naruto le contaba algo sobre que ese era el mejor sandwich de pollo de la universidad, él respondía con monosílabos, pero no se mostró incómodo por su abrazo, ni por su cercanía, ni por sus palabras, no hasta que Sasuke giró el rostro para verlo, no hasta que sus ojos se encontraron. Ahí fue cuando Naruto comprendió que había alguien, por que no fue Sasuke el que lo empujó, no fue Sasuke el que hizo que su cuerpo cayera sobre el piso. Sasuke lo miró a los ojos y una fuerza extraña dentro de él lo empujó de modo que su cuerpo cayó a la mesa más cercana. Naruto no se asustó, ya sabía que algo andaba mal, y sabía que no era momento de mostrarse asustado o Sasuke lo alejaría definitivamente. No era como si hubiera hecho muchos progresos con él, pero ahora cada vez que entra a la habitación lo saluda y le pregunta cómo estuvo su día, cruzan un par de palabras y gestos, Sasuke sonríe y Naruto puede ver que le gusta hablar con él, pero no le da tiempo de hacer que sus conversaciones sean muy largas, también evita mirarlo a los ojos. Ya comprende por qué, a lo que sea que esté con él le molesta que lo haga. Sus ojos lo miraron asustados tal como la vez en que golpeó su mano. Si antes la cafetería estaba en silencio ahora el silencio se sentía mucho peor, interrumpido únicamente por el rugir de Kiba que se ponía de pie dispuesto a empezar una pelea. Pero antes de que Naruto lograra ponerse de pie o de que Kiba llegara hasta ellos, el chico que acompañaba a Sasuke lo jaló fuera de la cafetería. 

 

Fue un tragó amargo, y en esa ocasión todos se pusieron de acuerdo que debían hacer un reporte, informarle a la facultad su actitud. Por supuesto que Naruto se negó y les advirtió que de hacer algo a sus espaldas él estaría muy enojado, pero eso solo logró que Kiba y Shikamaru se rotaran para visitarlo en su habitación cuando él estaba presente, quitándole la oportunidad de acercarse a él. 

 

Llegado un momento se percató de que todas las luces de su piso titilaban cuando Sasuke estaba en el edificio; de los cuartos a su lado escuchaba los muebles estremecerse como si fueran de vieja madera; las puertas de los baños en las habitaciones chirriaban como si los engranajes estuvieran oxidados. No faltó mucho para que el edificio se llenara de murmullos, “el edificio está embrujado” “debemos hacer una limpia” “desde que él está aquí es que esto está pasando”. Pero lo peor de todo eran las pesadillas. Naruto solía despertarse sobre las tres de la mañana sudoroso y con un grito atravesado en la garganta, a duras penas era capaz de recordar el sueño pero sentía esa energía opresora sobre su pecho. La sangre, mucha sangre saliendo de cuerpos de personas desmembradas y ese tono rojizo sobre todo lo que miraba. Y después de estar despierto el clock clock del grifo no lo dejaba volver a conciliar el sueño. Unas ojeras grisáceas empezaron a rodear sus ojos azules. Shikamaru incluso le había ofrecido su habitación, “alejate de él” le decía, aún en contra de su propio raciocinio pues los primeros días se había negado a creer todos los rumores, pero ahora que lo vivía en carne propia no podía negarlos y sentía que su deber era salvarlo, salvar a Naruto de lo que empezaba a parecerle una obsesión. Porque Naruto parecía obsesionado, observando a Sasuke todo el tiempo, preguntando a todo el mundo para ver si alguien sabía algo de él, porque sabía que no podía preguntárselo directamente. 

 

Sasuke también sufría de pesadillas, lo sabía y quería poder levantarse y despertarlo por que por alguna razón que no entendía Sasuke no despertaba. Lo escuchaba llorar; removerse bajo las sábanas; gemir de dolor; pero Naruto no podía levantarse de la cama, ni con toda su capacidad física lograba ponerse de pie para ayudarlo, ni alzar su voz para despertarlo. La noche se había convertido para todos en un tormento y luego de un par de semanas casi nadie pasaba la noche en el edificio, todos o quienes podían permitírselo buscaban refugio en otros dormitorios, en casas de amigos o en hoteles. Y Shikamaru seguía diciéndole que era tiempo de alejarse, todo el mundo estaba muy asustado. Pero Sasuke seguía mirándolo como si estuviera sufriendo mucho dolor, con esos ojos negros apagados y tristes, por que Sasuke buscaba su mirada al igual que él lo buscaba todo el tiempo, esos ojos asustados y anhelantes de ayuda. 

 

Sin embargo, que Naruto hubiera estado observandolo tanto tiempo pronto dio sus resultados. La entidad o lo que fuera que acosaba a Sasuke solía estar presente con mayor fuerza durante las horas de la noche, por eso ese día en la cafetería había logrado abrazarlo sin que nada pasara. En el día su presencia era más reservada, tanto como para que la gente pudiera acercarse a él, tanto como para Naruto pudiera acercarse y hablarle, eso sí, debía tener en cuenta el no tocarlo, no mirarlo fijamente; no hasta que supiera cómo deshacerse de “eso”. Por eso aprovechaba el día para ir y buscarlo, se sentaba a comer con él y hablaban de cosas tribales. Naruto no preguntaba nada que pudiera poner en alerta a “eso”, no lo miraba ni tocaba de más. Los amigos de Sasuke le dieron espacio para que compartieran. Una de ellas le había comentado en confidencia que Sasuke estaba más tranquilo desde que estaba compartiendo habitación con él, no estaba tan alterado y era más abierto a conversar con ellos. Sasuke le hablaba con naturalidad sobre los proyectos en los que estaba trabajando, como aspiraba a conseguir un trabajo en un lugar de renombre cuando terminara sus estudios, le hablaba de los libros que leía y de las personas importantes que influyen en su vida. Naruto no entendía mucho de lo que decía, pero le gustaba escucharlo, le gustaba saber que hacía todo el esfuerzo por llevar una vida normal. Por boca de ellos también supo que Sasuke era muy consciente de lo que le pasaba, incluso ellos habían tratado de hacer algo, pero cuando lo hicieron las pesadillas dejaron de serlo para convertirse en verdaderas alucinaciones, le advirtieron que de seguir haciendo preguntas eso mismo podría pasarle a él. Ellos se detuvieron cuando Sasuke se los pidió, no había nada que pudieran hacer para ayudarlo, y en cuanto ellos dejaron los libros de santería y las conversaciones sobre “eso” las alucinaciones terminaron. 

 

—Las pesadillas nunca terminan pero te acostumbras a vivir con ellas —Le había dicho uno, tratando de convencerlo de detenerse.

 

—¿Tienes idea de quién es?

 

—Sí, pero no te gustara saberlo, tampoco te lo puedo decir, supongo que entiendes. 

 

Sí, entendía, pero le gustaría saber, necesitaba saber más. Entonces se decidió por fin a ir de visita a casa de sus padres. Kushina, su mamá, es sacerdotisa, o bruja como la llaman en estos tiempos. Naruto recuerda que de niño ella había intentado enseñarle a entender a los espíritus que habitan la tierra, pero recuerda estar siempre asustado y nervioso por no saber lo que se podría encontrar, por lo que ella desistió rápidamente de enseñarle. No era un niño débil, al contrario era muy fuerte, y muy bueno en lograr lo que se propone, pero su mundo no era uno para todo el mundo. Kushina no diría nunca que su hijo era un cobarde, porque siempre había sido un chico muy valiente, pero lo que había tratado de enseñarle no lo comprendía, o eso pensó hasta ese día. 

 

Cuando se reunió con ella le contó sobre lo que estaba pasando, sobre cómo había algó siguiendo a su compañero de cuarto, sobre las pesadillas y las cosas que se dañan. Ella le habló de espíritus contaminados que se aferran a la tierra, almas en pena con cosas pendientes por hacer, pero que pocas veces los espíritus suelen aferrarse a las personas. Se aferran a cosas, lugares, o están condenadas a repetir la misma situación una y otra vez, pero no suelen aferrarse a las personas como para seguirlas a donde quiera que vayan, lo que parecía ser su caso. También se mostró nerviosa del alcance de ese espíritu, una cosa era que tuviera control sobre Sasuke y sus acciones, incluso que pudiera manipular algunas cosas dentro de su habitación, pero llegar a influir sobre los habitantes de los demás pisos del dormitorio, incluso llegar a jugar con las instalaciones le parecía desproporcionado. Estuvo tentada a creer que Naruto exageraba, pero su apariencia y la seriedad que uso para contarle todo lo que estaba pasando le hizo saber que no mentía, y que su hijo estaba demasiado involucrado para ese punto, por lo que le pidió que lo llevara con ella, para poder ver que estaba pasando o a que se estaban enfrentando. Naruto había sido capaz de controlar su miedo y permanecer al lado de su amigo, había sido capaz de identificar la fuerza negativa que rodeaba a Sasuke y lo mejor, separarla de él, nadie que no tuviera algo de entrenamiento sería capaz de eso, cualquiera diría que el ser negativo era la misma persona. 

 

En una conversación que logró mantener con él, antes de que “eso” se percatara de que él estaba ahí, logró convencerlo de ver a su madre. Naruto no sentía el mismo miedo que todos estaban sintiendo en los dormitorios, por eso creía poder mantenerse en control, aunque respira hondo varias antes de entrar al edificio no muy seguro de saber con que se encontraría esta vez. Él por supuesto se negó y lo trató de loco, negando todo lo que estaba pasando, pero Naruto fue insistente, le comentó que estaba harto de verlo así, de verlo sufrir y no poder hacer nada, le prometió que las pesadillas se detendrán, que estaba dispuesto a hacer todo lo posible para poder ayudarlo, pero que si él no le daba la oportunidad no habría nada que él pudiera  hacer. 

 

—¿Por qué crees que ella puede ayudarme?

 

—La he visto hacerlo antes, se que si hay alguien que puede enfrentar lo que te sigue es ella, dale la oportunidad. 

 

—¿Y si no quiero que esto desaparezca? No tienes idea de lo que estás hablando, no sabes quien es, ni de que se trata, ¿porque crees que quiero que mi situación cambie?

 

—Porque sé que nadie quiere vivir así, y porque sea quien sea que creas que es la persona que te sigue, te puedo asegurar que no es así, que esa persona no es quien crees que es. Lo que sea que está detrás tuyo no es de este mundo, ¿no está acaso lastimando a quienes están a tu alrededor? —Sasuke lo miró enojado, no había nadie a su alrededor, solo personas que conocía y con las que mantenía una que otra conversación. Pero Naruto, Naruto venía entrometiendose en su vida con más éxito del que imagino que alguien pudiera tener. Naruto invadía sus pensamientos, lo buscaba con la mirada por las calles de la universidad, en las cafeterías donde solían encontrarse, esperaba con paciencia ver su cara tonta y sonriente, con esos ojos azules y brillantes mirándolo con tanta atención. Había creído que Naruto no haría preguntas ni buscaría ayudarlo, pero se había equivocado y sabía que de dejarlo entrometerse lo pondría aún más en riesgo, pero él insistió, y de verdad quería que él permaneciera a su lado—. Solo una visita, no tienes que decirle nada, no tienes que hacer nada, solo deja que ella te vea, eso será suficiente. 

 

Sus ojos lo miraron suplicante y Naruto retrocedió dos pasos, con miedo, sí, de que “eso” funcionara a través de los sentimientos de Sasuke. Naruto temió que se enojara por ese gesto y no lo escuchara, pero Sasuke comprendió y desvió la mirada antes de traer esa mala energía entre los dos. Naruto era cálido, muy cálido, lo cual se había convertido en un problema. Sasuke le dejó saber que iría con un movimiento de cabeza y acercandole un trozo de papel le compartió su número de teléfono. 

 

—Envíame la dirección, te veré allá. 

 

Quedaron de encontrarse esa misma tarde, antes de que el sol se pusiera. Kushina tenía un local de esotería, vendía velas e incienso y todo tipo de cosas para rituales, pero pocas veces hacía consulta, solo cuando sentía que la gente la necesitaba. 

 

Naruto se sentó en un banco detrás del mostrador esperando que llegara la hora indicada en la que él llegaría. Cuando el reloj dio la hora respiró hondo y no separó la vista de la puerta, pero los minutos pasaron y Sasuke no entraba. Las manos le empezaron a temblar. Kushina tras su espalda lo abrazó por la cintura y lo apretó con fuerza. 

 

—Ya viene, tranquilízate o no podrá entrar. 

 

Naruto respiró hondo, haciendo control de todos sus sentidos, las manos dejaron de temblarle y Sasuke cruzó la puerta. No caminó directamente al mostrador, él le había dicho que no era necesario que dijera o hiciera algo por lo que solo se limitó a ver los estantes y ojear algunos libros. Kushina lo observó con detenimiento, mientras Sasuke curosiaba un juego de tarot para lectura. Luego de unos minutos Sasuke se acercó al mostrador con una caja de incienso dispuesto a pagarla, miró por un segundo a Naruto y luego a Kushina. Ella lloraba, sin moverse de su sitio las lágrimas empezaron a salir de sus ojos una tras otra y su cuerpo empezó a temblar. Naruto recibió el dinero y Sasuke salió del local. 

 

—¿Tan malo es?

 

—No te vas a alejar incluso si te pido que lo hagas, Naruto él… —ella se giró a verlo asustada y jamás había visto a su madre así— es peligroso que sigas con él, y si “eso” se había estado conteniendo hasta ahora no lo hará más, ya no habrá más pesadillas ni puertas sonando, no tienes el entendimiento ni la fuerza para enfrentarte a “eso”, necesito que me escuches, no puedes volver ahí. 

 

—Mamá, sabes que ya no puedo hacer eso, ya estoy demasiado involucrado, Sasuke necesita ayuda. 

 

—Puedes morir, ya a matado antes. 

 

Por supuesto no se refería a Sasuke. Naruto tragó saliva, sin saber muy bien que hacer a continuación. Luego de la impresión inicial y de que ella tomara un agua de hierbas logró calmarse. Era obvio que Naruto no podría hacerlo solo, ni ella tampoco, debían llamar a la anciana. 

 

Naruto le envió un mensaje a Sasuke después de que Kushina logró trazar un plan. “Ella puede ayudarte” era todo lo que decía. A Shikamaru le envió un mensaje también “evacua el dormitorio, tengo un plan” Shikamaru obedeció sin chistar y convenciendo a una fraternidad cercana de que hicieran una fiesta logró sacarlos a todos del edificio, a excepción de Sasuke. 

 

Sobre las nueve de la noche Naruto volvió al dormitorio, esta vez incluso las luces de la calle titilaban, los pisos superiores se veían completamente a oscuras y el silencio reinaba. Entró solo, no tomó el ascensor porque sabía que para ese momento no funcionaría. Eran solo un par de pisos, y sabía que todo se pondría peor cuanto más se acercara. Paso a paso empezó a subir los escalones, ignorando los sonidos que le llegaban, ignorando los murmullos y los suspiros. En el tercer piso al asomarse al pasillo vio a una persona de pie frente a la ventana del otro lado. Shikamaru le había asegurado que el edificio estaba desocupado, que no había nadie. Todavía le quedaban dos pisos por subir así que no podía distraerse. Cuanto tomó la barandilla de la escalera para seguir subiendo vio que la persona del otro lado empezó a acercarse. Se detuvo en secó, “eso” no se estaba acercando con amabilidad. Cuando dio un paso hacía atrás como si tuviera la intención de devolverse, el cuerpo del otro lado se detuvo. “Si me voy me dejara en paz”. Naruto miró a través del hueco de la escalera los dos pisos que debía subir. El cuerpo ladeo la cabeza como si estuviera pensando. Naruto arrancó a correr y un grito agudo recorrió el pasillo haciéndole estremecer el cuerpo. 

 

“No es real, no es real” se decía a sí mismo mientras subía de a dos los peldaños de la escalera. En el quinto piso una fuerza desconocida lo hizo caer contra el descanso de la escalera, su espalda golpeó con fuerza contra la pared, y al mirar hacía abajo un hombre de cabello largo que le cubría el rostro lo miraba atentó. Giraba la cabeza de un lado al otro y su boca se abría y cerraba en espasmódicos movimientos gimiendo de dolor, casi con desesperación. “No es real, no es real” se volvió a repetir a sí mismo como en una especie de mantra. Se levantó con la intención de volver a subir, pero el hombre le agarró uno de los tobillos por el pantalón. Naruto le pateó los brazos tratando de que lo soltara, pensando que su agarre se sentía muy real, entonces el cabello que le cubría la cara se movió hacía un lado y pudo ver sus ojos, dos orbes rojas con sangre brotando de sus cuencas y bien abiertas lo miraron divertido y retador. “ No es real, no es real” volvió a repetirse buscando convencerse y con un nuevo patadón logró soltarse. Los gritos lo alcanzaron rápidamente, y cuando estaba en la puerta pudo ver el cuerpo de pie junto a la escalera con el brazo estirado hacía él corriendo. De verdad era un ente poderoso, para lograr en él una alucinación tan real. Hasta donde había escuchado las historias de su mamá, ellos no podían hacer eso con tanta facilidad, quizás por eso a “eso” le estaba costando tanto detenerlo. 

 

La bombilla frente a su puerta estaba completamente inservible y una baba negra parecía rodear todo el marco de la puerta. Tocó el pomo asquiento y repitiendo constantemente que no era real lo giró. Sasuke estaba sentado frente a el computador con los audífonos puestos completamente ajeno a todos los ruidos y a todo lo que estaba pasando fuera de la habitación. Naruto cerró la puerta tras él, se acercó a Sasuke y lo abrazó por la espalda, obligándolo a permanecer sentado frente al computador. Despacio deslizó los audífonos por su cuello hasta descubrir sus orejas. 

 

—Tienes que decirme quién es. 

 

—Mi hermano. 

 

—¿Cómo murió?

 

—Mi papá lo mató a golpes. —Naruto tragó saliva, quiso preguntar por qué pero esa no era la pregunta que debía hacer— ¿donde está enterrado? —Una lágrima brotó de los ojos de Sasuke.

 

—Mi padre lo enterró en el patio de la casa, pero cuando ellos murieron la propiedad se vendió y construyeron un edificio de apartamentos en su lugar, no sé qué hicieron con los restos, ellos me intentaron contactar pero no lograron hacerlo. 

 

—Maldición. —Sasuke se sobresaltó al escuchar la voz desconocida. Era la abuela Mito del otro lado de la línea, antes de entrar Naruto las había llamado. Afianzó su agarre sobre él para que no pudiera soltarse. De repente un golpe fuerte se escuchó del otro lado de la puerta—. Naruto sal de ahí, no podemos hacer nada. 

 

—No, debe haber algo, debe haber una opción. 

 

—Necesitamos sus restos, algo que conecte su alma con este mundo, de lo contrario no podemos hacer el ritual es peligroso que continues ahí, está jugando con tu mente, puedo oir la forma en la que respiras puedo sentir que estás alucinando. 

 

Y así era, pero a Naruto cada vez le costaba más distinguir entre lo que era real y lo que no. La baba negra que había visto del otro lado de la puerta ahora estaba de este lado, resbalando viscosa sobre la puerta, seguía escuchando los gritos del otro lado de la puerta, el clock clock proveniente del grifo del lavamanos, el chirrido de las puertas oxidadas, las camas de madera vieja, el cuerpo estrellándose pesado sobre la puerta. PAM, un golpe, PAM otro golpe. Sentía su corazón acelerado, su cuerpo temblando, sus ojos a punto de llorar, asustado. Entonces sintió una de las manos de Sasuke sobre su agarre. Había estado apretando más fuerte, incluso había dejado de escuchar la voz de la abuela Mito al otro lado de la línea. Sasuke le dedicó una media sonrisa. 

 

—Solo necesitan algo de él, ¿verdad?

 

—Sí, algo de su carne, su sangre, su cabello, una uña, lo que sea —respondió la abuela.

 

—Bien, lo tengo. 

 

Con suavidad Naruto soltó el agarre mirándolo detenidamente. 

 

—Mi hermano me amaba —empezó a hablar mientras caminaba hacía el armario— pero su amor no era normal, no era sano. Yo sé que él hizo todo lo que pudo para controlarse, para no convertirse en un monstruo, pero su deseo era demasiado grande, más grande que él —De la parte superior del armario sacó una caja, Naruto hubiera querido que se moviera más rápido pero ya no siente que pueda hablar, del otro lado de la puerta los golpes se siguen escuchando y el lamento cada vez se oye más doloroso— Un día, cuando ya le fue imposible controlar sus impulsos se colocó sobre mí. ¿Sabes? yo también lo amaba, no como él lo hacía pero también lo amaba. Empezó a tocarme y me asustó, grité, pensé que se detendría si se daba cuenta que no me gustaba lo que estaba haciendo, entonces me cubrió la boca con sus manos y pude ver en sus ojos toda la desesperación que estaba tratando de contener, sus lágrimas cayeron sobre mí y me asuste aún más… —Sasuke aprisionó contra su pecho la caja— Papá llegó justo en ese momento, entró en la habitación para darme algo de comer. Entonces lo vio sobre mí, me vio asustado y se llenó de ira. Lo golpeó una y otra vez hasta matarlo. —Abrió la caja y de él sacó un collar, era un dije de cristal, parecido a los que vende Kushina en su local. Tenía manchas de sangre que parecían haber penetrado la joya—. Lo enterró en el patio y luego se volvió loco, un día asesinó a mamá, y luego cuando estaba en mi habitación dispuesto a matarme se disparó él mismo… no, él lo obligó a disparar, pero no pude entender eso hasta mucho después.  

 

La abuela Mito estaba justo afuera de su ventana con Kushina, sabiendo ya que tenían algo ahí y que no había necesidad de ir a otro lugar prepararon todo para el ritual. Dibujaron un pentagrama en el suelo y le dijeron a Sasuke dónde lanzarlo. Sasuke abrió la ventana y las vio abajo, les mostró el collar, pero no parecía que lo fuera a soltar. Naruto estaba inmovil, incapaz de moverse. Naruto podía verlo alrededor de Sasuke, sugestionando sus pensamientos, implorandole en lamentos que no lo dejara ir. Sasuke soltó el collar finalmente y el grito de dolor que salió de “eso” los obligó a taparse los oídos. Las cosas en la habitación empezaron a revolotear sobre el aire. Ellas habían empezado. Toda la energía de “eso” se concentró en Sasuke por lo que Naruto pudo por fin moverse. Intentó acercarse a Sasuke, pero “eso” no se lo permitía, gritaba enojado y lo empujaba para alejarlo mientras se aferraba a Sasuke. Mientras más avanzaban en el ritual más débil y doloroso se mostraba “eso” pero entonces Sasuke perdió la conciencia, el ente o lo que fuera parecía vaciarse, y poco a poco la figura de lo que alguna vez fue su hermano se mostró clara ante Naruto. Era solo un chico, no mucho mayor que Sasuke, lloraba y lo abrazaba con fuerza. volvía y gritaba de dolor cada que la joya en medio del pentagrama se agrietaba. Naruto volvió a hacer el intentó de acercarse, de arrebatarle de las manos a Sasuke, pero lo que alguna vez fue su hermano volvió a convertirse en la cosa horrible y sangrienta que se mostró ante él desde el principio y arrojándose por la ventana se lo llevó con él. 

 

Ellas vieron el cuerpo cayendo por la ventana. Siguieron haciendo sus conjuros mientras el cuerpo caía, no muy lento, no muy rápido, dándoles el tiempo suficiente para terminar. El cristal se quebró finalmente y la sangre se evaporó antes de tocar el suelo, por lo que el espíritu de su hermano también empezó a evaporarse. Naruto desde la ventana y ellas en el suelo vieron como ya el espíritu de su hermano liberado se despedía de Sasuke, dejándolo sobre el suelo suavemente. 

 

Naruto bajó a toda prisa las escaleras. Ya no escuchaba nada, ni los murmullos, ni los muebles, ni las gotas, nada. Las luces están todas encendidas a la perfección. Cuando llegó hasta donde ellas estaban Sasuke seguía inconsciente. 

 

—Tuvimos suerte —comentó Mito— Estaba tan enfocado en Sasuke y en tí que no se percató de nosotras. 

 

—¿Por qué las personas se siguen aferrando a este tipo de objetos? —preguntó Kushina haciendo alusión al collar— aunque si no hubiera sido por eso no hubiéramos tenido forma de vencerlo. Y probablemente esta historia tendría otro final. Naruto, este chico no estará bien en mucho tiempo. 

 

—Lo sé, pero no lo voy a dejar. Gracias a las dos, por apoyarme en esto. 

 

—Y que lo digas. 

 

La abuela se levantó del suelo en el que estaba sentada y con el pie borro el pentagrama. Se sentía ya muy vieja para ese tipo de cosas pero no pudo decir que no al ver a Kushina tan asustada. Se volvió a decir a sí misma que habían tenido suerte, el alma de ese muchacho se había corrompido mucho antes de morir, pudo adivinar que había estado peleando contra eso él solo sin poder vencerlo, esperaba sin embargo que lo que habían hecho fuera suficiente por que lo que fuera que había dañado a su hermano podría dañar a alguien más a su alrededor. Vio a Naruto levantado el cuerpo de Sasuke a su espalda que dormitaba tranquilo, lo vio sonreír para él como si estuviera enamorado y tuvo miedo. ¿Naruto era tan fuerte como para no corromperse? No lo sabía, pero en caso de que fuera así ellas estarían listas para enfrentarlo nuevamente.

 


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