Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tragedy Eternity por AzuraWhiteAki

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Dolía.


Algo era sumamente doloroso para Atem.


Y eso eran sus oídos.


Pues desde que despertó hace un momento en una manera extraña en la cama gracias a los rayos del sol, fue que pudo notarlo. Un par de gotas secas de sangre manchando la almohada que descansaba bajo su cabeza, eran suficientes testigos como para hacerle saber que el daño era mayor del que pensaba.


Capítulo 3:

Dolía.

Algo era sumamente doloroso para Atem.

Y eso eran sus oídos.

Pues desde que despertó hace un momento en una manera extraña en la cama gracias a los rayos del sol, fue que pudo notarlo. Un par de gotas secas de sangre manchando la almohada que descansaba bajo su cabeza, eran suficientes testigos como para hacerle saber que el daño era mayor del que pensaba.

Sus dedos delineando el contorno de sus orejas solo corroboraban la punzante sensación de dolor. Así como un siseo que no pudo evitar dejar salir ante las punzadas molestas que vinieron después, aquello siendo lo suficientemente malo como para notar que ya pasaban de las diez de la mañana.

Su rutina abandonándose solo por ese simple hecho. Logrando molestarle antes de que los recuerdos del día anterior llegaran a él, rememorando entonces como es que Mahad había salido, y como es que la noche pareció volverse todo un aterrador momento de película de horror.

Esto siendo suficiente para hacerlo saltar fuera de la cama para dirigirse en un estado de pánico hasta la primera planta de su hogar, casi tropezando un par de veces antes de llegar a la cocina. Lugar que, para bien o para mal, se mantenía intacto y justo como lo había dejado la noche anterior. Los utensilios utilizados siendo depositados en el fregadero y la llave completamente cerrada.

¿A caso había alucinado?

El silencio de la mañana opacándose por un par de aves y halcones que sobrevolaban hasta la altura de su hogar. Borrando lo que él había visto en algún momento, dejándole aturdido lo suficiente para que sus piernas perdieran la fuerza que lo mantenía de pie. Dejándose caer en consecuencia, lentamente hasta que sus rodillas pegaron en el duro suelo. Mientras una mirada perpleja observaba todo con detenimiento.

¿Fue un terrible sueño producto de su cansada mente?

El azulejo blanco, así como los detalles de la madera de los muebles siendo analizados e inspeccionados, antes de que Atem diera un suspiro lleno de alivio. Consiguiendo calmarse de esa manera, sacudiendo su cabeza al menos por casi un minuto para después asentir.

No había nada ahí, y mucho menos había algo molestándolo.

Era más que obvio que todo fue un sueño.

Uno muy malo, producto quizá de algo que vio recientemente en internet, o quizá por algo que escucho y su mente trajo en una mala pasada.

Eso era lo que había sucedido, pues nada estaba fuera de lugar, la televisión de la sala incluso estaba apagada, tal y como la dejo.

Qué decir del pequeño desastre que hizo al comer en el sofá, seguía exactamente ahí, no había nada que corroborara lo que... No, no iba a seguir en ello, cuando sabe que es imposible que fenómenos poltergeist sucedan de un momento a otro y con esa intensidad.

Era imposible, por no decir, nulo.

Además, él no era un creyente de aquellos fenómenos sobrenaturales. Bien podría escuchar una buena historia o una leyenda, pero nada en verdad que atrajera su tiempo y atención. Porque exactamente eso era, solo historias que la gente inventaba para asustar a los demás.

Así que, concluyendo en eso, fue que su color volvió a ser rosado y sano, mientras que sus piernas volvían a retomar la fuerza que hace momento se había ido. Ayudándose a levantarse del suelo lentamente para después dirigirse al sofá, en donde había dejado su celular, el cual rápidamente tomo antes de ver los numerosos mensajes y llamadas perdidas que tenía. El principal culpable siendo su querido esposo, encabezando la lista con al menos treinta llamadas perdidas y ochenta mensajes que expresaban su preocupación al no recibir respuesta. Siendo seguido por sus colegas y por último sus amigos que le deseaban un buen día.

Una sonrisa colándose en sus labios siendo suficiente para hacerlo aterrizar una vez más en la realidad. Emprendiendo entonces la tarea de contestar cada mensaje recibido antes de llamar a su amado Mahad, el cual, apenas sonó el primer tono, contesto para que su voz se alzara a través de la bocina en un llamado que casi le dejo sordo.

Su oído derecho siendo el afectado esta vez, quejándose ante el movimiento brusco que dio al tratar de alejar el teléfono, recordando entonces aquel detalle que era importante.

Sus oídos seguían dañados, tanto como para que ahora mismo volvieran a sangrar un poco. Sus dedos manchándose levemente antes de que corriera al baño con todo y teléfono en busca del botiquín de primeros auxilios, colocando entonces la alta voz para escuchar a su esposo mientras se atendía aquellas heridas que, ahora mirándolas al espejo, se veían severas y profundas, los arañazos convirtiéndose en los causantes.

Pero, ¿Cómo si quiera era posible si todo había sido un sueño?

No tenía lógica.

—¿Atem estas bien? Has estado callado por unos minutos desde que me hablaste, ¿Pasa algo? —

Cuestiono de pronto Mahad, su voz resonando en el baño antes de que Atem pudiera registrarla y por ende contestar, su siseo solo alarmando a su amado, quien no dudo en expresarlo.

—¿Atem paso algo? ¿Estas bien?

—E-Estoy bien, no paso nada malo, no te preocupes, solo sucedió un percance con mis odios y mis uñas... No es nada— Respondió Atem, a lo que Mahad no agrado, pues sabía que su lindo esposo era mucho de minimizar su propio dolor o pensamientos. Así que suspiro en consecuencia.

—¿Un percance? ¿Estas herido? Tu queja me dice que sí...

Atem siguió curándose mientras apretaba sus labios para minimizar sus quejas, apenas funcionando antes de que Mahad volviera a hablar.

—¿Debería estar en casa ahora? Puedo tomar el vuelo de la tarde para llegar la madrugada del día siguiente... —Sugirió, sabiendo perfectamente como es que Atem reaccionaria, sonriendo al otro lado del teléfono cuando la queja de su esposo se escuchó.

—¡No te atrevas a dejar el trabajo solo por eso! ¡Tuve suficiente cuando tu hermana me rogo hasta el cansancio para que te devolviera! ¡No pienso pasar por lo mismo otra vez!

—¿De verdad?

—De verdad. —Atem confirmo, apenas importándole cuando Mahad rio sonoramente.

—En ese caso, si no quieres regresar a tu martirio, sugiero me digas que es lo que sucedió para que ahora estes gimiendo en dolor y no como me gustaría que lo hicieras... —

Su comentario siendo suficiente para que Atem se sonrojara visiblemente, provocando que sus movimientos vacilaran mientras terminaba de desinfectarse. Su voz temblorosa y avergonzada pasando a ser delatora. A lo que Mahad solo sonrió aún más ampliamente.

—¡T-Tú...! No deberías decir eso en horas de trabajo...

—No estoy en la oficina, me encuentro ya en el hotel, aquí es de noche, acuérdate de eso... Así que, cuéntame, tengo mucho tiempo...

Atem vacilo por unos momentos antes de rendirse, resumiendo en pocas palabras lo que había pasado, evitando por mucho el tema poltergeist o algún suceso paranormal. O solo cubriéndolo con cosas lógicas y científicas, culpando a su cansancio y poca atención, recibiendo entonces respuestas tranquilizadoras por parte del mayor, quien no dejo en ningún momento de prestarle atención. Moviendo sus dedos de manera nerviosa ante lo que escuchaba, sus labios apretándose poco a poco para después suspirar en negación.

Mahad ahora dudaba en decir algo más al respecto sobre la experiencia vivida por su lindo esposo. No quería asustarlo más de lo debido, quizá y al final era una paranoia en conjunto. No estaba seguro ahora, pero mientras pudiera tener en calma a Atem, eso sería suficiente.

—¿Entonces te hiciste daño al no querer escuchar más?

—Sí... —

Fue la corta respuesta de Atem, quien terminaba de curarse totalmente. Dando el visto bueno a los parches colocados antes de taparlos con su cabello. Pareciendo que no había sucedido nada, o habiendo sufrido algún percance.

—Me imagino que tuve algún sueño lucido y esas cosas...

—Puede ser, quizá es lo más probable, ¿Por qué mejor no vas de visita a la casa de Yugi en lo que llego? Claro si te sientes inseguro en el departamento...

—No, no quisiera molestarlos con esto... Además, aun debo salir al trabajo, quizá me lleve más tiempo de lo usual, ya que no he hecho mis responsabilidades. —

Menciono Atem, comenzando a guardar lo que había quedado de lo utilizado, agachándose un poco como para observar la sombra detrás de él. La cual desapareció una vez volvió a mirarse al espejo, observando el par de parches que se notaban si se movía más de la cuenta.

—Entiendo... Aun así, deberías visitarlos, aunque sea un día, no me gusta dejarte solo durante mucho tiempo... —Insistió Mahad, comenzando a desempacar sus maletas antes de colocar su ropa en la cama, apenas notando como es que el vaso del cual había bebido agua, pasaba a moverse un par de centímetros. Haciéndolo pasar saliva duramente.

—Está bien, puedo hacer eso... Pero será una vez haya concluido mi proyecto, ¡Será como un regalo por mi triunfo! —Añadió Atem, su ánimo mejorando una vez pudo salir del baño en mejor estado, encaminándose a la cocina, parpadeando un momento antes de negar y entrar sin más. Apaciguando su miedo y temor gracias a su esposo.

—Puedes estar seguro de que así será, pero, deberás aun tener cuidado, ¿Está bien? Tener sueños lucidos recurrentemente puede ser malo...

—Lo sé, estaré más atento, aunque cambiando de tema, ¿Qué crees que debería desayunar? —

Cuestiono Atem, encaminando la conversación a otro lado, dejando más tranquilo a Mahad, pero no menos atento. Anotando en una pequeña hoja el llamar a Yugi o algún amigo cercano para que acompañaran a su esposo en lo que se encontraba fuera.

Esperando que su presentimiento desapareciera con ello.

Comenzando entonces a colocar en el armario del hotel su ropa y uno que otro zapato a guardar. Ignorando deliberadamente como es que pequeños objetos se movían de la nada, apenas tan perceptiblemente que ya se estaba volviendo casi normal.

Bien podría ignorarlos por ahora. Su conversación con su amado, volviéndose suficiente para tener la fortaleza en no caer en divagaciones o más especulaciones.

—Tal vez debas cocinar un poco de verdura y arroz, será ligero ahora que comienzas tarde tu día...

—¿En serio? Haré caso a tu sugerencia... —Menciono Atem más alegremente, retomando las cuerdas de sus pensamientos y su realidad.

Decidiendo olvidar todo lo sucedido por el bien de su estabilidad mental, llenando su cabeza entonces de lo siguiente que debía hacer y cómo es que las realizaría.

Acordando con ello que nada más le volvería afectar.

[06 de octubre, año XXXX, 7:00 p.m.]

Atem volvía a llegar una vez más a su hogar con cansancio.

Lo suficientemente relajado como para no prestar atención incluso a donde es que arrojaba su bolso y su maletín, dejando sus zapatos y ropa regada desde la entrada hasta la sala de estar, la cual pareció que le recibió de buena gana en lo que se recostaba. Los cojines siendo tan cómodos como si estuviera en su cama, llamándolo a dormir tan pronto como sus ojos se cerraron en acuerdo.

Los grandes ventanales quedándose abiertos como para dejar ver cómo es que lo último de la luz del día desaparecía en el horizonte, bañando a la ciudad con el manto nocturno que a muchos gustaba. Las primeras estrellas apareciendo anunciando las horas siguientes, mientras la luna se movía en dirección a lo alto del cielo. Alumbrando con eso a Atem, quien parecía no querer moverse o despertar para dirigirse a la habitación principal.

Apenas percibiendo los movimientos a su alrededor, el grifo de la cocina abriéndose una vez más antes de cerrarse abruptamente. Dejando que el agua restante cayera por la coladera en un sonido seco y profundo. Mientras las puertas del apartamento pasaban a abrirse una a una en un espeluznante crujido.

Pareciendo como si forzaran las bisagras en contra de su posición original, dando como resultado el reventar leve de la madera, la cual, parecía ahora ser acariciada por lo que eran uñas u objetos filosos.

Poco a poco intensificándose hasta que las mismas se cerraran al unisonó en un sonido estridente. Lo suficientemente alto como para hacer despertar a Atem de su sueño de manera abrupta. Asustándolo ante lo que pensaba había soñado.

Su respiración siendo errática tanto como su corazón.

Sus manos volviéndose tan frías como lo estaba su ambiente alrededor, incluso dejando salir un poco de vaho ante el poco calor que conservaba.

Un sudor frio recorriéndole lentamente dejándole saber que algo no andaba bien. Haciéndole enfrentar una vez más la situación que vivió la noche anterior. Su miedo siendo el detonante antes de que casi corriera a prender las luces del lugar, dañando un momento sus ojos en el proceso, apenas alcanzando a visualizar una sombra tan alta como su esposo en la esquina de la sala, desapareciendo tan rápido como la pudo notar.

Provocando que parpadeara para acostumbrarse a la luz, negando poco después.

Asumiendo que estaba aún un poco dormido, o que, como había mencionado con Mahad, estaba sufriendo un sueño lucido. Lo que, en resumen, apenas le dejaba tranquilo. Pero no lo suficiente como para volver a conciliar el sueño.

Un suspiro cansado siendo lo único que se escuchó antes de saltar del susto cuando su celular recibió una llamada.

Sus nervios pareciendo ser las cuerdas de un instrumento ante lo tenso que se encontró. Apenas consiguiendo reaccionar al quinto timbre para contestar, recibiendo como un bálsamo la voz de su "hermanito". Quien rápidamente le saludo y disculpo por la alta hora que llamaba. Consiguiendo que Atem volviera a la calma en menos tiempo del esperado, incitándole entonces a caminar por su hogar en busca de, quizá algo con lo que avalar sus sueños lucidos. Temblando aun levemente cada vez que se acercaba a una puerta o un lugar un poco más oscuro.

—¡Otro yo! ¿De verdad no interrumpo nada? Se escucha como que te estas moviendo mucho... —Cuestiono el menor, a lo que Atem solo negó. Su cabeza moviéndose a pesar de saber que su amigo no podía verlo.

—No, no. No te preocupes, solo... busco algo...

—¿En serio? ¿Y se puede saber qué es lo que estas buscando?

—Yo... —

Atem dudo, deteniendo sus pasos en medio de un pasillo largo y bien iluminado, con algunas puertas a sus costados. Algunas macetas y plantas siendo lo que adornaba el lugar a falta de ventanas, dando un aspecto elegante y cuidado. El suelo de madera en esa sección brillando a causa del efecto de la luz. Un aspecto cálido siendo percibido de primera mano.

—No lo sé con exactitud... Pero... —Vacilo una vez más, comenzando a caminar de nueva cuenta.

—¿Pero? —Insistió Yugi, haciendo que Atem solo negara. Suspirando antes de abrir la primera puerta.

—No, no te preocupes, algo sin relevancia, ¿Por qué mejor no me cuentas que tal te ha ido esta semana? ¿Has visto a Yusei? Salúdalo de mi parte, dile que lo sigo vigilando... —Menciono, logrando que el menor se quejara abiertamente, apostando a que tenía un sonrojo en su rostro.

—¡Atem! ¡Solo fue una vez! ¡Entraste a mi habitación sin avisar!

—¿Y eso qué? Ese pervertido tenía las manos en ti, acorralándote en la cama, ¿Qué quieres que te diga al respecto? Mi hermanito necesitaba ayuda... —Atem solo sonrió al mencionarlo, relajándose mayor mente ante el recuerdo, escuchando una vez más como es que Yugi se quejaba antes de lo que el supuso, fue un gesto de sacarle la lengua, muy a pesar de que no podían verse.

—¡Atem!

—Oh vamos, no hay nada de lo que... —Las palabras de Atem siendo interrumpidas al abrir la última habitación, la cual era más utilizada para guardar cosas que no necesitaban, cajas y cajas acumuladas en líneas perfectas.

Un objeto en particular siendo el responsable de que no hablara más. Pues el oro resplandeciente a causa de la luz que se filtraba por la puerta, solo lo hacía parecer más siniestro de lo que en verdad era.

El ojo egipcio en la parte frontal dándole un escalofrió que logro hacerlo cerrar la puerta en menos tiempo del que espero. Alejándose antes de notar como es que el sonido de las cajas siendo tiradas comenzaba a escucharse. Alertando a su compañero, quien no dudo en preguntar qué era lo que pasaba, su voz convirtiéndose en un salvavidas mientras Atem volvía a temblar en ligero miedo.

—¿Paso algo? ¿Hola? ¿Atem? ¿Todo está bien? ¿Hola?

—¿Yugi? —

Llamo el mayor en tono bajo, alejándose de aquel pasillo mientras las luces del mismo pasaban a parpadear.

—¿Qué ha sido eso? —

Susurro, más para sí mismo que para su compañero, quien alcanzo a escucharlo.

—¿Atem está todo bien? Te escucho agitado...

—Yo... —

Estaba por contestar de que nada pasaba, más el sonido estridente de las puertas abriéndose y cerrándose fue suficiente para hacerlo dar un grito aterrorizado, tapando su boca antes de correr en dirección a la salida, importándole poco si estuviese descalzo y con solo su camisa puesta. Horrorizándose cuando no pudo abrir la puerta por más que intentara hacerla ceder.

—N-No abre... ¡¿Por qué demonios no abre?! El pestillo... Ni si quiera tiene el...

Sus comentarios siendo callados abruptamente cuando a sus espaldas pudo escuchar una vez más la voz de la noche anterior. Clamando su nombre en un tono frio y aterrador. Provocando que tirara el teléfono aun activo, mientras la voz de Yugi pasaba a segundo plano. Sus piernas cediendo ante el sentimiento puro y abrumador del miedo. Comenzando a temblar sin control, para poco después tapar sus oídos y cerrar sus ojos fuertemente. Ignorando como es que Yugi aviso de que se dirigía a su hogar.

Comenzando a ser atormentado de aquella manera sin parar por lo menos un par de minutos antes de que todo se detuviera tan rápido como inicio.

Su respiración acelerada, así como el latir de su corazón siendo lo único percibido antes de que Atem encontrara el valor de mirar atrás de él, aquella decisión convirtiéndose en una de las que más se arrepentiría en su vida.

Pues a tan solo unos centímetros de su rostro, yacía una espeluznante mano esquelética con pedazos de carne colgando en un aura oscura.

El resto de lo que podría considerarse el cuerpo, arrastrándose hasta su posición en sonidos oscuros y extraños. Como sí algo tratara de salir del fango, o el lodo. Esparciendo un olor a putrefacción que casi le hizo devolver la comida que había ingerido antes.

Aquello convirtiéndose en una horrible visión que fue demasiado para su mente, ocasionando que su conciencia le abandonara rápidamente. Dejándose caer en la entrada de su departamento mientras aquella criatura se acercaba a su rostro.

Las uñas largas y afiladas solo alcanzando a rozar su mejilla para hacer un leve corte. Desapareciendo, así como apareció. Haciendo reinar al silencio y la calma una vez más.

La cual se mantuvo hasta que la puerta fue abierta después. Mostrando a Yugi y Honda claramente preocupados por su amigo, alarmándose cuando lo vieron inconsciente en la entrada de su hogar.

Siendo el mayor quien lo tomaría para llevarlo a lo que Yugi señalo, era la habitación principal. Ambos ignorando como es que una sombra de ojos violetas los miraba de mala manera, al menos hasta que observo con detenimiento al menor de los tres. Volviendo a desaparecer entre las sombras sin dejar rastro, dejando solos a los inquilinos. Los cuales atendieron de inmediato a su amigo, arropándolo cuando notaron la baja temperatura de su cuerpo. Así como el sudor frio y las heridas abiertas en la parte detrás de sus odios.

Yugi haciendo relucir su carrera en medicina cuando las noto. Atendiéndolas en tiempo récord y lo más eficientemente que podía. Ordenando a Honda que le ayudara solo con ciertas cosas antes de que ambos esperaran pacientemente a que el otro despertara. Quedándose dormidos en el sitio sin darse cuenta.

La mañana recibiéndolos en menos de lo que esperaban. Haciendo de aquella situación extraña y angustiante.

Yugi aún se preguntaba que era aquello que logro escuchar además de la voz de su amigo. Tal vez nada bueno...

[7 de octubre, año XXXX, 10: 00 a.m.]

 

La mañana del siguiente día no solo trajo consigo respuestas, también había traído preguntas, tantas que Atem una vez volvió en sí, no pudo responder con claridad a menos que se respaldara por el tema paranormal. Preocupando al par de amigos que amablemente habían hecho de desayunar para él, y otro tanto más para ambos.

Diciéndoles explicaciones a medias y tratando de encontrar algo coherente en lo que sucedió. Sintiéndose terrible al escuchar cómo es que su hogar estaba en perfecto estado, haciendo más difícil sus argumentos y pruebas que, esta vez no sabía cómo tomar.

Casi sonando desesperado cuando termino de contar lo que había pasado. Extrañando al par de amigos que tomaron una mejor decisión a causa del desface de Atem.

Sacando una maleta después de buscar en varios sitios, para comenzar a meter ropa que pensaban podía verse bien en él. Moviendo todo lo que creían pertinente antes de hacer la declaración.

—¡Vendrás con nosotros! —

Exclamo Honda, su tono siendo alegre y animado, tratando de contagiar de su energía a Atem, quien le miro confundido mientras parpadeaba un par de veces. No mostrándose tan de acuerdo ante lo dicho, levantándose con cuidado de mover tanto su cabeza, sus oídos punzando aún más que ayer.

—¿Qué? ¿Por qué? No veo necesario el salir de mi propio hogar...

—Pero puede ayudarte a aclarar algunas cosas, quizá estes cansado si es como lo dijiste. —Contraataco Yugi casi de inmediato, haciendo uso de lo dicho anteriormente por su amigo para hacerlo ceder.

—Pero... Mahad... —Replico Atem, siendo interrumpido por Yugi, quien recordó lo que el mencionado le había pedido. Haciendo uso de eso para apoyarse.

—Mahad me dijo que era mejor que estuvieras en nuestra casa en lo que él llegaba, así no estarías solo ni pasarías aburrimiento. ¿Qué dices? —Atem solo le miro antes de asentir, resignándose por lo dicho. Ciertamente Mahad le había mencionado algo de eso, ya hablaría con él para evitar este tipo de atención. No le gustaba molestar a los demás.

—Está bien... Gracias, supongo...

Yugi sonrió antes de ayudarle a vestirse de nueva cuenta, dándole instrucciones ante el daño a sus odios, los tres preparándose en tiempo récord para marcharse del pent-house. Asegurándose de dejar todo limpio y ordenado para después cerrar la puerta y dirigirse al elevador, con ello quizá garantizando que las ojeras debajo de los ojos de su amigo desaparecieran. Haciendo nacer una conversación amena en lo que salían del edificio. Ignorando por ahora, la poca claridad sobre lo acontecido.

Los tres esperaban que aquello funcionara, pues no había mejor compañía que la de un buen amigo.

[13 de octubre, año XXXX, 6 p.m.]

Los días siguientes fueron más que fructíferos, siendo excelentes para la mejora de Atem. Quien ya se mostraba de nueva cuenta con energía y una buena actitud, su piel volviendo a su tono sano y normal al igual que sus odios, los cuales ya mostraban una mejora. Y según a indicaciones de Yugi, siendo lo suficientemente excelente para quitar los parches que llegaron a preocupar a los colegas de Atem. Consiguiendo que se alegrara mucho más de la cuenta, incentivándolo en el trabajo y en sus órdenes, moviendo más rápidamente a sus empleados. Olvidando todo altercado en su contra o temas extraños.

Su sonrisa notándose mucho más ahora que volvía a dormir tranquilo y a sus horas. Ensanchándose un poco más cuando supo que Mahad volvería a la ciudad en la tarde, lo que lo llevo a pedir a sus amigos que lo llevaran de vuelta a su hogar. Volviendo casi tan rápido como se habían retirado, encontrándose con el departamento tal y como lo habían dejado. Apenas percatándose de que algunas cosas estaban fuera de lugar, o que uno de los bancos de la barra de cocina estuviera sobre la misma.

Restándole importancia cuando recordaba que ya no estaría más tiempo solo, sino que ahora volvería a su rutina de hace una semana, en donde no habría cosas espeluznantes y ni mucho menos sillas donde no deberían ir. O llaves en donde no deberían estar. La alacena siendo la que más había sufrido todos estos cambios.

Atem tuvo que buscar con ayuda de sus amigos en toda la casa hasta dar con las cosas desaparecidas, lo más extraño encontrándose dentro de la tina de baño o en el alfeizar de las ventanas. La marca de uñas siendo algo que solo dirigían la atención de Atem a su mejilla, recordando el corte que ya había sido curado, incluso desaparecido gracias a los cuidados dedicados de Yugi.

Aquello solo pasando a ser irrelevante una vez, después de tanto trabajo y atención de los tres, la puerta fue abierta por quien Atem esperaba. Un bello reencuentro sucediendo casi de inmediato. En el cual, tanto Yugi como Honda aprovecharon para despedirse e irse. Dejando que la pareja de esposos obtuviera privacidad y atención. Logrando escapar apenas cuando Mahad tomo a su esposo para abrazarlo y besarlo, sus caricias siendo un poco sugestivas ante el deseo de verse otra vez. Lo cual fue subiendo de tono cuando el mayor se aseguró que el par de intrusos ya estaban más que fuera del edificio. Anotando en su cabeza agradecer a ambos después.

Las atenciones siendo exquisitamente recibidas por Atem, quien se mostró encantado y maravillado al tener a su esposo de vuelta, así como su tranquilidad. Ambos festejando a su manera el que todo volviera a como estaba, esperando volver a su rutina sin más percances.

Sin llegar a notar como es que un par de sombras pasaban a ser una sola, separándose casi de inmediato para esconderse entre las sombras. Dejando que la calidez entrara en el hogar, así como la luz. Pareciendo hacer más brillante el mismo.

Dando la falsa ilusión de que todo había terminado.

Una bella falacia si se lo imaginaban.

[16 de octubre, año XXXX, 3: 00 pm]

Una llamada borraría la alegría que había acumulado la pareja en esos días. Pues según Brian, asistente y mano derecha de Mahad, le habían reportado la muerte de un jefe de la rama de occidental. Por tanto, el mayor debería de salir para atender aquellos asuntos legales que pedían de su atención y prota resolución. Manchando de aquella manera la hermosa velada que mantenían ambos esposos.

Extrañándose ante aquella noticia tan repentina.

Las conclusiones comenzando a salir apenas la llamada termino, ambos acurrucándose contra el otro en su cama, antes de que vieran que hacer al respecto. Sus voces sonando cansadas y resignadas.

—¿Lo conociste cariño? —

Cuestiono Atem, suspirando levemente. Entrelazando sus piernas con las de su amado para obtener un poco más de calor ante el frio repentino que se sintió en la habitación.

—Sí, trate con él un par de veces, era un joven con bastante talento. El mejor postulado para heredar la rama occidental... Aunque, jamás escuche que sufriera de enfermedades o algún problema crónico... —Informo Mahad, acariciando con suavidad a su esposo, atrayéndolo un poco más a él.

—¿De verdad? ¿Qué dijeron sobre su muerte?

—No se sabe mucho, solo que lo encontraron en su oficina tirado sobre la mesa, su rostro quedo con la mueca con la que murió. La autopsia arrojo que sufrió de un paro cardiorrespiratorio... Murió a los pocos minutos al no ser atendido...

—Que terrible... —Murmuro Atem, recibiendo un asentimiento por parte de Mahad, quien suspiro. Pasando una de sus manos sobre la cintura del menor.

—Lo es. Pero eso no deja que el mundo siga adelante, necesitamos cubrir su puesto e indemnizar a su familia. Sé que su esposa estaba en espera...

—Es una lástima, su vida tan joven terminando de un momento a otro... ¿Quién pensaría que algo así sucediera en cualquier momento?

—Nadie lo hubiese imaginado, sinceramente. Todos tenemos cuestiones que nos ocupan como para pensar en que podemos morir o desaparecer... Aunque, cambiando un poco de tema. Mis obligaciones me piden salir una vez más... —Menciono Mahad, frunciendo un poco su seño antes de mirar con resignación a su amado, quien entendió el mensaje.

Era obvio desde el principio lo que sucedería. Aunque eso no significaba que Atem no reclamaría.

—No quiero que te vayas... He descansado bien desde que llegaste... —Su voz sonando un poco angustiada sin querer, haciendo recordar al mayor sobre el tema que quedaba pendiente.

—Atem... ¿Qué sucedió en mi ausencia? Yugi me dijo ciertas cosas, pero, quiero que me digas que fue lo que paso personalmente, ¿Puedo saberlo? —Mahad cuestiono, su voz susurrante y cariñosa, siendo suficiente para que el menor se rindiera tan solo al ver su mirada. Apretando sus labios antes de suspirar con cansancio. Aferrándose más al cuerpo de su amado.

—Puedes saberlo, pero... Realmente no lo sé. No sé qué fue exactamente lo que paso...

—¿Podrás contarlo desde el principio? Desde las cosas más mínimas hasta lo más grande, quizá así podamos encontrarle una explicación... —Sugirió Mahad, dando más confianza a Atem para hablar. Quien le agradeció profundamente antes de revelar sin reparo lo que vio y lo que sucedió, excusándose con teorías científicas o sucesos comunes y normales.

Aquello solo haciendo a Mahad suspirar. Sabiendo de antemano que Atem no aceptaría un suceso poltergeist tan fácilmente. Aun si ya había sido atacado por lo mismo. Llegando a notar un detalle apenas analizo lo escuchado. Surgiéndole una idea que, quizá era el origen de todo lo que sucedía. Comunicándole rápidamente a su amado antes de cualquier otra cosa. Sentándose en la cama abruptamente junto a Atem, quien se quejó bajamente ante el movimiento.

—¡Oye!

—Creo que sé por qué nos está pasando esto... —Menciono, atrayendo la atención del menor, quien le miro con confusión. Sobando levemente su espalda baja.

—¿Eh? ¿De qué hablas?

—Los sucesos, las cosas extrañas, creo que sé el origen de las mismas—

—¿De verdad?

—Sí, y creo saber dónde es que ésta el causante... —

Revelo Mahad, tomando con cuidado a su amado en brazos antes de salir de la cama solo con la sabana cubriéndolos a los dos, importándoles poco si paseaban semidesnudos en su hogar. Encaminándose entonces hasta la última puerta del lugar, un pasillo en blanco y con buena iluminación recibiéndolos con deleite antes de que se detuvieran al llegar a su destino.

La puerta al almacén convirtiéndose el último obstáculo a superar. Su color mostrándose un poco más opaco que de costumbre, anunciando con ello lo que buscaban. La brisa que parecía colarse por debajo de la misma, sirviendo para corroborar lo que Mahad pensaba.

El mayor siendo quien se enfrentó a la misma después de bajar a su amado, colocándolo sutilmente detrás de él una vez la puerta se abrió, el silencio recibido solo sumando lo extravagante del momento. Ambos esposos dando con el lugar perfectamente bien ordenado, así como la caja de oro, colocada suavemente sobre el suelo. Justo frente a la puerta, como si esperara aquel momento desde el principio.

Mandando en consecuencia un par de escalofríos a Atem, quien recordó haberla visto encima de las demás cajas, y en ningún momento hacerse acercado a ella para moverla. Corroborando entonces a lo que Mahad se refería, ya sin saber si creer más en ello o no. Incomodándose lo suficiente para que el mayor se moviera, tomando aquella caja de oro para sacarla de la habitación.

Volviendo con ella y su esposo sobre sus pasos, dejándola sobre la cama de su habitación. Contemplándola antes de darle la solución simple a su amado, esperando cortar con lo que estuviera molestándolos de una vez. Rápidamente recibiendo un acuerdo como respuesta.

Ambos planeando concienzudamente antes de llevar a cabo lo que acordaron, dejando la caja sobre el tocador para descansar un poco. Manteniendo la esperanza de que todo lo que pasaba anormal en su hogar, concluyera después de eso. Aguantando un poco más.

[17 de octubre, año XXXX, 7:00 a.m.]

Ambos despertaron a la hora prevista para prepararse sin ningún problema, cada uno guardando sus pertenencias antes de salir de su hogar, cerrando la puerta con llave y seguridad. Dejando el sistema de emergencia activado para contactar a la policía en caso de robo.

Encaminándose en silencio hasta el ascensor, el cual los llevo hasta el estacionamiento, lugar en donde ya esperaba Brian. El asistente de Mahad, quien los saludo antes de ayudarles a abordar la camioneta. El trayecto siendo más corto de lo que esperaban al hogar de Yugi. Sitio el cual fue asignado por insistencia de Mahad para que Atem pudiera estar tranquilo al menos en lo que él volvía a la ciudad una vez más.

Dándose una despedida más corta de lo usual, siendo Mahad mismo quien encargo con vehemencia a su amado al menor, quien aun con un poco de sueño por despertar temprano en su día libre, asintió. Asumiendo el papel que el mayor le dio. No preguntando nada ante el movimiento extraño de ambos, confiando en lo que sea que estuvieran haciendo. Esperando que en algún momento se revelara todo lo que pasaba, invitando entonces a Atem a entrar. Dejando marchar sin más a Mahad y su asistente.

El cual se desvió poco antes de llegar al aeropuerto a una de las costas más cercanas, por orden explicita de Mahad. Su experiencia trabajando para el mayor, llevándolo a no preguntar y mucho menos indagar en lo que sea que planeara su Jefe. Su presencia apenas siendo notada cuando al arribar, Mahad tomo en manos una caja de oro, su diseño siendo lo suficientemente atrayente para que los ojos de Brian brillaran por un momento, antes de observar cómo es que su superior arrojaba con fuerza tal objeto al mar, dejando que se perdiera en las profundidades del abismo acuático.

Su sonrisa un poco espeluznante siendo suficiente para que Brian desviara su mirada. Sin notar como es que los ojos de su superior, pasaban de un color a otro solo por un segundo, el violeta brillando como jamás lo había hecho, desapareciendo tan rápido como apareció. Dejando al mayor satisfecho por haber hecho lo que hizo, sin imaginar lo que venía después.

Las olas del mar sonando un poco más fuerte de lo normal.

Augurando un mal momento... 

Notas finales:

Adelanto:



Atem no había estado tan tranquilo desde la última semana que paso con su amado.


De hecho, su vitalidad y energía era contagiada a los que le rodeaban de maneras distintas; Yugi se mostraba atento y paciente aun cuando la demanda de su carrera era lo suficientemente alta para querer arrojarse desde el segundo piso. Su madre por otro lado, comenzó a hornear casi sin parar, inventando recetas o reinventando algunas guardadas por generaciones.



Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).