En una soleada tarde en Seúl, Changmin caminaba por el campus de la universidad, disfrutando de la admiración que despertaba a su paso. Con su cabello oscuro y ojos expresivos, era el centro de atención. Todos querían con él, pero él solo deseaba divertirse. El baloncesto, las fiestas y los amigos eran su prioridad. Sin embargo, esa tarde, Yunho, su atractivo compañero de equipo, se acercó con una mirada decidida.
—Oye, Changmin, ¿te gustaría salir conmigo este fin de semana? —preguntó Yunho, su voz resonaba con confianza.
Changmin levantó una ceja, sorprendido. Nunca había considerado a Yunho de esa manera, pero había algo en su sonrisa que lo intrigaba.
—¿Una cita? —respondió Changmin, dejando que una sonrisa juguetona se dibujara en su rostro—. ¿Qué planeas hacer?
—Podemos cenar y luego ver una película. Solo tú y yo.
Changmin se encogió de hombros, sintiendo una chispa de emoción.
—Está bien, suena divertido.
La cita llegó rápidamente. La noche estaba iluminada por las luces de la ciudad y el aire era fresco. Changmin se arregló, eligiendo una camiseta ajustada que realzaba su figura. Cuando Yunho llegó, sus ojos se encontraron y una risa nerviosa se escapó de los labios de Changmin.
—Te ves genial —dijo Yunho, su voz suave pero cargada de deseo.
La cena fue amena, llena de risas y miradas cómplices. Después de la película, regresaron al departamento de Changmin. La tensión en el aire era palpable. Sin pensarlo dos veces, Yunho lo besó. Changmin sintió un hormigueo recorrer su cuerpo.
—Wow... —murmuró, sorprendiendo a ambos.
Se dejaron llevar por la pasión, y pronto estaban en la cama, los cuerpos entrelazados, los susurros y los gemidos llenando el cuarto.
Al amanecer, mientras el sol se filtraba por las cortinas, Yunho se giró hacia Changmin, con expresión seria.
—¿Quieres ser mi novio?
Changmin sintió un nudo en el estómago. No era lo que quería, no en ese momento.
—Lo siento, Yunho, pero no estoy listo para eso —respondió con sinceridad, sintiendo cómo el corazón de Yunho se caía un poco—. Solo quiero divertirme.
Yunho lo miró, sus ojos llenos de decepción.
—Entiendo… —dijo finalmente, su voz casi en un susurro.
Pasaron semanas, y Changmin se centró en sus estudios y en el baloncesto. Pero una tarde, mientras caminaba por la biblioteca, se topó con Jaejoong, un chico que siempre había encontrado intrigante. Con su aspecto desenfadado y su sonrisa encantadora, Jaejoong lo saludó con un brillo en sus ojos.
—Hola, Changmin. ¿Te gustaría salir a cenar conmigo?
Changmin sintió un escalofrío de emoción.
—Claro, suena genial.
Esa noche, la cena fue mágica. Rieron y compartieron historias, y la química entre ellos era innegable. Al final de la noche, regresaron al departamento de Changmin, donde la pasión se desató una vez más. Los besos se volvieron intensos, y pronto estaban en la cama, explorando sus cuerpos con deseo.
Al día siguiente, Jaejoong se sentó en la cama, con un brillo en su mirada.
—¿Qué tal si empezamos algo juntos? ¿Quieres ser mi novio?
Changmin sintió el mismo nudo que había sentido con Yunho.
—Lo siento, Jaejoong, pero no estoy buscando una relación seria en este momento —dijo, sintiendo su corazón apretado—. Solo quiero disfrutar.
Un mes después, Changmin se encontró en una fiesta con amigos. La música sonaba fuerte y la gente reía, pero no pudo evitar sentirse un poco perdido entre la multitud. De repente, allí estaban Yunho y Jaejoong, juntos, conversando y riendo. El corazón de Changmin latió más rápido.
—¡Changmin! —gritó Yunho al verlo—. ¡Qué bueno que viniste!
Changmin se acercó, sintiendo la tensión en el aire.
—Hola, chicos.
Después de algunas copas y mucha diversión, Yunho se volvió hacia él, con su mirada intensa.
—Changmin, he estado pensando en lo que dijiste. ¿Quieres ser mi novio ahora?
La pregunta lo sorprendió, pero antes de que pudiera responder, Jaejoong intervino.
—Yo también quiero que seas mi novio, Changmin.
Changmin miró de uno a otro, su corazón latiendo con fuerza. La sala se volvió un torbellino de emociones.
—Espera, ¿qué?
Ambos chicos lo miraban, con la esperanza brillando en sus ojos. Changmin se sintió abrumado.
—No sé qué decir... —murmuró, sintiendo la presión de la situación.
—Solo sé que me gustas mucho —dijo Yunho, acercándose un poco más—. Y quiero intentarlo de verdad.
—Yo también —agregó Jaejoong, su voz suave pero firme—. No te presionamos, pero me gustaría que lo consideraras.
Changmin sintió que el mundo se detenía. Tenía dos chicos increíbles que lo querían, pero también sabía que no podía elegir a ambos. Su mente corría mientras las risas y la música continuaban a su alrededor.
—Necesito tiempo para pensar —dijo, sintiendo la presión de su decisión.
Ambos asintieron, aunque sus expresiones eran un reflejo de la incertidumbre. La fiesta continuó, pero para Changmin, todo había cambiado. Mientras miraba a sus amigos reír y bailar, se dio cuenta de que la diversión que tanto anhelaba también venía con decisiones difíciles y sentimientos profundos.
Los días pasaron, y Changmin se dedicó a reflexionar. Se dio cuenta de que tanto Yunho como Jaejoong eran especiales a su manera. Yunho era la pasión y la energía, mientras que Jaejoong era la calma y la conexión emocional.
Finalmente, una noche, se sentó a escribir sus pensamientos. Con cada palabra, sentía que se acercaba a una respuesta. Sabía que tenía que ser honesto, no solo con ellos, sino también consigo mismo.
Al día siguiente, decidió que era el momento de hablar. Envió mensajes a ambos, pidiéndoles que se reunieran en un café cercano. El corazón le latía con fuerza cuando llegó.
Cuando ambos llegaron, Changmin sintió el peso de su decisión.
—Gracias por venir —comenzó, su voz un poco temblorosa—. He estado pensando mucho en lo que me dijeron.
Ambos lo miraban expectantes.
—Sé que no quiero herir a ninguno de ustedes. Pero he llegado a la conclusión de que necesito ser honesto sobre lo que quiero.
Yunho frunció el ceño, mientras que Jaejoong le sonrió de manera tranquilizadora.
—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Jaejoong, su tono suave.
—Quiero divertirme, pero también quiero a alguien a mi lado. No estoy listo para una relación seria, pero me gustaría explorar lo que siento por ustedes.
Ambos se miraron, y después de un momento de silencio, Yunho habló.
—Podemos intentarlo de manera relajada, sin presiones.
Jaejoong asintió.
—Sí, me parece bien.
Changmin sintió un alivio inmenso. Tal vez no tenía que elegir. Tal vez podía disfrutar de ambos mundos, siempre que fueran claros sobre sus intenciones.
Al salir del café, una sonrisa se dibujó en su rostro. Había tomado una decisión que podría llevarlo a un camino inesperado, pero estaba listo para la aventura. La vida era demasiado corta para no disfrutarla al máximo, y ahora, con Yunho y Jaejoong a su lado, se sentía más vivo que nunca.