Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aprendiendo a entregarse por Sejmet

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Dedicado especialmente a Ainoa, Cucha, Saiyi (jejeje), Serenity y a Kazahaya, sin las cuales este fic no hubiese nacido y cuyas ideas me ayudaron a desarrollarlo (me encanto lo de “Sexo Salvaje” de Cucha :p) y a Moebius…gracias por la dirección que me diste para guiarme…no puedo compararme ni de broma con esas historias, aunque tampoco era esa la idea.



Aprendiendo a entregarse



El timbre de la puerta estaba sonando insistentemente. Hiro fue hacia ella extrañado. Eran más de las once de la noche y no era normal que viniera nadie a visitarlo a esa hora. Suspiró resignado cuando al abrirla, se encontró con la llorosa cara de Shuichi, quien llevaba una bolsa de deporte de aspecto algo pesado…eso sólo podía indicar más problemas entre Yuki y su amigo.
-…Hiro…Yuki…él me echó de su casa…-sollozó entrecortadamente mientras se abrazaba al confundido guitarrista.
Hiro lo rodeo con sus brazos unos minutos, esperando que el ataque de llanto se calmase un poco. Pero no podían quedarse allí, frente a la puerta abierta y con sus vecinos cotilleando tras las mirillas.
-Pasa Shu-chan, déjame cerrar la puerta y traerte algo caliente de beber-dijo Hiro, guiando al chico hasta el sofá y yéndose después a la cocina. Esperaba que Shuichi consiguiese calmarse lo suficiente para poder hablar en el tiempo que tardase en hacer algo de té…a veces, un poco de soledad era lo mejor para poner en orden los sentimientos.
Cuando volvió al cabo de unos minutos, se encontró con que Shuichi estaba sentado en uno de los extremos del sofá, rodeando sus piernas con sus brazos y la cabeza apoyada en las rodillas.
-Shu…-llamó Hiro mientras le tendía una taza humeante y se sentaba a su lado.
-Gracias-musito débilmente Shuichi mientras la cogía y la sostenía entre sus manos.
Parecía un niño inocente y perdido, con aquellas silenciosas lagrimas que aun seguían resbalando por su cara. *Supongo que esa es una de las razones por las que todos acaban haciendo lo que sea por hacerle feliz…bueno, casi todos…* pensaba Hiro, realmente molesto con el amante de su amigo, que tan sólo lo hacía sufrir una y otra vez.
-¿Me contaras entonces qué es lo que ha pasado esta vez?- preguntó suavemente Hiro mientras pasaba un brazo alrededor de los hombros del muchacho y lo acercaba hacia él para tratar de consolarlo.
Shuichi se apoyó más en el cuerpo de su amigo, suspirando al notar la mano de Hiro acariciando su pelo suavemente. Ocurriese lo que ocurriese, hiciese lo que hiciese, Hiro siempre estaba allí para cuidarlo.
-No sé…en serio que no lo sé…-respondió Shuichi algo más calmado-. Otras veces sé que soy molesto, que hablo demasiado y que interrumpo su trabajo…pero esta vez…no sé, sólo quise que fuera especial…
Shuichi volvió a interrumpirse, agobiado otra vez y con los ojos brillantes por las lágrimas que estaban a punto de volver a caer.
-¿Porqué querías que hoy fuese especial?-insistió Hiro una vez más. Conocía de sobra a su amigo y sabía que, si quería enterarse alguna vez de lo sucedido, tendría que presionarlo…aunque sufriese por ello. Si no sabía lo que le ocurría, era imposible que lo pudiese ayudar.
Shuichi se quedo callado por un rato, aunque no parecía que fuera por intentar pasar de responder a su pregunta. Más bien parecía que estaba recordando algo, con los ojos entrecerrados y la expresión distante.
-Hoy…bueno, puede que te suene algo ridículo…demo…es que hoy era nuestro aniversario-respondió Shuichi finalmente con voz cargada de tristeza.
*…su aniversario…justo esa noche, justo seis meses habían pasado desde que conociese a su rubio koibito…seis meses desde que lo insultase sin miramientos diciéndole que no tenía ningún talento, seis meses desde que sus vidas quedasen ligadas por una nota de papel…*
-Yo, creo que lo molesté de alguna forma-continuó el muchacho-. …l estaba trabajando en su despacho y fui a llamarlo para que cenáramos juntos. Sé que odia que lo interrumpan cuando está escribiendo, pero pensé que tal vez él también se acordase y quisiera celebrarlo conmigo.
Sin poder evitarlo, Shuichi comenzó a reírse suavemente, con un toque de amargura en su hermosa voz.
-Shu-chan-dijo el guitarrista mientras sacudía levemente a su amigo para que parase con aquello-, tal vez sí que lo recordaba...ya sabes como es Yuki, no es lo que se dice demasiado cariñoso…
*más bien parece una piedra de hielo* pensó Hiro
-Puede-respondió seriamente Shuichi-, pero entonces significa que no le importa el que estemos o no juntos, que sólo soy un pasatiempo para él…Hiro, no creo poder soportar eso…
Hiro lo abrazó con fuerza, notando las lágrimas que caían sobre su hombro y el estremecimiento que recorría el pequeño cuerpo entre sus brazos a cada nuevo sollozo.
-Yuki me insultó, como siempre-masculló contra su pecho-. Me dijo que era un Baka por molestarlo justo cuando estaba más inspirado, que nunca cambiaría y que no era más que un crío estúpido, y… ¿sabes?, realmente debo serlo porque yo creía que esos no eran insultos reales entre nosotros. Creía que era su forma de decirme “te quiero” o algo así. Sé que es un tanto rudo, pero es que Yuki no sabe muy bien como expresarse…cierto que es un escritor de renombre y que sus novelas son muy buenas…pero a la hora de la verdad, él es muy cerrado. Supongo que todo esto viene de cuando era pequeño porque en su casa las cosas no eran dema…
-¡¡Shuichi!!-gimió Hiro desesperado. Cuando su amigo cogía carrerilla era casi imposible detenerlo. Sólo había dos formas posibles de callarlo…y ciertamente “él” no iba a besarlo.
Shuichi lo miró con aspecto sorprendido, desconcertado por el arranque de Hiro, pero luego sonrió arrepentido, mostrando algo de su antigua chispa en sus ojos violetas.
-Lo siento, hablo demasiado.
-Sí bueno, pero eso no es nada nuevo, ne?-bromeó Hiro, intentando alegrarlo-. Shuichi, es tarde… ¿porqué no te vas a dormir a mi habitación? Descansa un poco y ya veremos que ocurre mañana.
-Muy bien-suspiró el muchacho nuevamente, mientras se levantaba y avanzaba hasta la puerta para recoger la bolsa que había dejado junto a la entrada. Estaba tan agotado física y moralmente, que no pensaba protestar para ser él, y no Hiro, quien durmiese esa noche en el sofá.
-Oye…una pregunta… ¿porqué recogiste tu ropa?...puede que sólo fuese una de sus rabietas…
-No fui yo. Cuando nos peleamos salí a dar una vuelta para tranquilizarme un poco y, al volver, me encontré con la ropa en la puerta y una nota que decía que habíamos terminado. Esta vez sé que va en serio, Hiro.
Con esa frase, se metió en la habitación y cerró la puerta a su espalda.
Hiro notó un nudo en la garganta al oír el tono apesadumbrado de Shuichi. No era posible…su amigo nunca se rendía, no mientras tuviese esperanzas…
Definitivamente, tendría que encargarse de una vez de ese escritor de pacotilla que sólo era capaz de hacer daño a la gente que lo quería y que trataban de cuidar de él.
-Bien…yo ni lo quiero ni deseo cuidarlo-masculló irritado-. Veremos que hace conmigo.
Era hora de enfrentarse nuevamente a Yuki Eiri. Ya una vez le dijo que si hacía sufrir a Shuichi tendría que enfrentarse a él, y lo había dicho muy en serio. Su amigo estaba ahora mismo encerrado en una habitación extraña…llorando amargamente por una pareja que no sabía como apreciarlo, un afamado escritor de novelas de amor que no reconocía la entrega y la pasión verdaderas aún cuando las tenía enfrente…

…pero aprendería.




Hiro llegó al edificio donde vivía Yuki a eso de las doce de la noche. Había tardado algo más de lo que esperaba porque tuvo que parar un momento en casa de Ryuichi para buscar un par de cosas que le harían falta.
No le había quedado más remedio que explicarle su plan, ya que no se las hubiera prestado sin más. Lo que no se había esperado fue la penetrante mirada de su amante al dárselas y lo que le había susurrado maliciosamente antes de cerrarle la puerta en las narices. Estremecido, decidió olvidarse del tema por el momento y concentrarse en su tarea actual.
Buscó bajo la alfombra de bienvenida del suelo hasta encontrar la llave de repuesto que Shuichi solía esconder allí. Hiro rió irónico. Si Yuki descubriese que la llave que guardaba su intimidad se encontraba en el escondite más usado del mundo le daría un infarto. Pero es que Shuichi era muy despistado y si la ponía en otro lugar de seguro que olvidaría el escondite. De todas formas, en su caso, era cierto…estaba seguro de que, al final, el orgulloso escritor agradecería su visita.
Con mucho cuidado, abrió la puerta y entró en la casa, intentando hacer el mínimo ruido posible. Todo estaba a oscuras y la única luz que se veía era la que entraba por las descorridas cortinas de la ventana del salón. Hiro avanzó despacio hacia el dormitorio, parando sólo un instante en la puerta del despacho para asegurarse de que Yuki no estuviese todavía levantado y alerta. Por suerte, parecía que ya estaba acostado y que no lo descubriría hasta que fuese demasiado tarde.
Con cuidado, giró el picaporte y se coló dentro de la habitación. Podía escuchar la respiración pausada del novelista, y eso, más que cualquier otra cosa, hizo que su sangre hirviese de rabia. Ese hombre sin sentimientos estaba durmiendo como si no pasase nada y Shuichi, de seguro, seguiría llorando en su casa.
Decidido, avanzo hasta la cama y, tomando uno de los largos grilletes de la bolsa (especiales para ese tipo de juegos ‘_ó), lo cerró en una de las patas de la cama, dejando el otro extremo abierto y cerca de las manos del “bello durmiente”. Hizo lo mismo con el otro grillete y, una vez que los tuvo preparados, se acerco lo más sigiloso que pudo y tomo una de las muñecas de Yuki Eiri, alzándola por encima de su cabeza y cerrando la esposa a su alrededor. Este no pareció notar el frío contacto del acero en su piel, y solo rebullo un poco en la cama. *¿Cómo demonio es que sigue durmiendo tan profundamente después de haberle cambiado el brazo de posición?*pensaba Hiro más que asombrado, *bueno…puede que por una vez Shuichi no exagerase cuando hablaba de lo difícil que le resultaba despertar a Yuki*. Sin desperdiar su buena suerte, Hiro terminó de cerrar la otra esposa y se quedó parado unos minutos mirando su obra, totalmente satisfecho de cómo estaban resultando las cosas por el momento.
-Bueno…¡comencemos!
Y con estas palabras, el joven guitarrista se sentó sobre la cadera de Yuki, acomodándose en ella y sin importarle si le causaba dolor o no…total, eso era lo menos que lo preocupaba en ese momento.
-¿¡Qué demonios…?!-exclamó Yuki mientras se despertaba bruscamente al notar un peso sobre él que le impedía moverse- ¿¿Shuichi??
-No- respondió Hiro con una sonrisa maliciosa mientras encendía la luz de la mesilla-. Shuichi está en mi casa, tal y como estoy seguro de que imaginabas. Vengo a tener una pequeña “charla” contigo acerca de tu forma de comportarte con él.
Yuki estaba decididamente nervioso, aunque jamás haría nada que lo delatase. Exteriormente mantenía su cara tan fría como siempre, pero el que el mejor amigo de Shuichi irrumpiera en su casa en mitad de la noche y se le sentase encima no era algo normal.
-Ok, vasta de bromas…..¡muévete de encima mío o te moveré yo!-casi gritó Yuki mientras intentaba sentarse en la cama. Fue entonces cuando se dio cuenta de los grilletes que rodeaban sus muñecas, no permitiendo que bajase sus manos más allá de la cabeza.- ¿Esto que coño es?
-Parece mentira que seas un novelista tannnn famoso, Yuki-san…pero si necesitas que te expliquen algo tan obvio….-respondió Hiro mientras ponía los ojos en blanco.
-¡Se lo que son!-chillo un Yuki cada vez más furioso y, para que negarlo, asustado-. ¿Qué pretendes?. ¡¡Te he dicho que me sueltes!!
-Yuki, Yuki, Yuki….deberías tranquilizarte, en serio. Si sigues así te dará un ataque y, la verdad, no te recomiendo que chilles de esa forma… ¿qué crees que pensaran tus vecinos si vienen hasta aquí para encontrarte atado a la cama y con un chico tan guapo como yo sentado sobre ti?-Hiro rió suavemente, acariciando juguetonamente con uno de sus dedos el torso de Yuki por entre la piel que se dejaba ver por el pijama abierto-. Pero por ahora puedes tranquilizarte, ya te dije que vine a charlar contigo sobre Shuichi.
Yuki se quedo callado, mirando fijamente al joven guitarrista. Nunca hubiera pensado que ese tranquilo chico fuese capaz de hacer algo parecido a esto y, mucho menos, que pudiese hacérselo a él. No tenía más remedio que seguirle el juego.
-Veo que estás dispuesto a colaborar entonces- comento Hiro, tomando el silencio del escritor como muestra de su conformidad-. Esta noche Shuichi vino a casa llorando porque lo habías echado de casa…una vez más. ¿Por qué razón lo has hecho?
-Eso es un asunto nuestro, ¿qué puede importarte a ti?
-Respuesta equivocada- masculló Hiro mientras abría despacio la camisa del pijama y pasaba lentamente su mano por el pecho hasta llegar a uno de sus pezones, retorciéndolo dolorosamente.
-Ahhhh, ¿¡que haces!?-gritó Yuki, sin poder evitar mostrar el dolor que le había causado esa “caricia”.
-¿No te lo dije antes?. Este un bonito juego: si me respondes lo que deseo oír todo irá bien para ti, sino…bueno, traje muchas más cosas que esos grilletes.
Hiro miraba a Yuki con una expresión picara y un tanto cruel. Esta era su forma de vengarse por la cantidad de veces que había hecho sufrir a su amigo…y la estaba disfrutando de verdad.
-Repetiré la pregunta una vez más, ¿por qué echaste a Shu de tu casa?
Yuki se quedó unos minutos callado, pensando una respuesta que pudiera contentar a ese psicópata recién descubierto que se sentaba sobre él en mitad de la noche.
-Me molestaba…-respondió entonces mientras miraba a otro lado apartando sus ojos de los de Hiro, brillantes de furia e indignación.
-je…te molestaba…eres realmente locuaz. No es algo por lo que se te puede echar la culpa, a veces hasta yo acabo harto de ese chico pero, por curiosidad…expláyate, ¿que es exactamente lo que hizo esta vez?
-¿Tengo que hacerlo?
-Sí, si lo que deseas es poder salir de esa cama alguna vez.
-Muy bien, entonces. Es ruidoso, infantil, me molesta con idioteces todo el tiempo e interrumpe mi trabajo, es un pésimo amante, sus continuos lloriqueos me irritan y llevaba ya demasiado tiempo conmigo.
De repente, sintió los dedos de Hiro cogerlo con fuerza y brusquedad por la barbilla, girándole la cara hasta quedarse apenas a unos centímetros de la del guitarrista.
-¿Me estás diciendo que has dejado a tu amante porque lloraba cuando tú le hacías daño con tus comentarios?, ¿por ser alegre, activo y por intentar pasar tiempo con la persona que amaba a pesar de tus intentos de alejarlo? ¿Lo dejas sólo porque tienes miedo de estar realmente enamorado y de necesitar a alguien hasta el punto de no saber vivir sin él?
Yuki abrió los ojos, tremendamente sorprendido por como Hiro había desvirtuado todas y cada una de sus palabras, estremecido por la verdad que oía en ellas y que no había podido apreciar antes.
-Eso no…, no…
-¿No es cierto? Oh, vamos Yuki, no insultes mi inteligencia de esa forma. Que tú seas incapaz de darte cuenta no quiere decir que no sea cierto- respondió Hiro mientras le soltaba de una vez la cara y se sentaba más erguido, mirándolo desde arriba.
El silencio se hacia cada vez más pesado, ninguno de los dos decía ya nada. Yuki intentaba digerir lo ocurrido, dándose cuenta de lo estúpido que había reaccionado por la cena de celebración que había preparado Shuichi esa noche. Ahora que se veía obligado a ello, se daba cuenta que se había asustado tanto ante la idea de necesitar a ese cantante sin talento, que había intentado apartarlo totalmente de su lado.
-El amor puede ser doloroso, ¿sabes? Nadie asegura que seamos totalmente felices por entregarnos a la persona amada, pero al menos es un paso en la dirección correcta. Parece mentira que alguien como tú, que escribes tanto sobre el amor, desconozca eso.
Hiro miraba a Yuki intensamente mientras hablaba. Casi le daba pena ver como la expresión de los ojos del rubio cambiaba al comprender lo estúpido de su reacción de esa noche, pero sin embargo, no podía dejar la situación tal y como estaba. Si no, podría repetirse esto cada vez que no supiesen solucionar sus diferencias.
-Me parece que lo comprendes, ne? Sólo queda entonces enseñarte a entregarte.
-¿¿¡Qué dices!??-saltó Yuki, volviendo de golpe a recordar la situación en la que se encontraba.
-Claro, ¿no te lo dije antes? Sólo llegaras al amor si eres capaz de entregarte y…creo que no sabes demasiado sobre eso. No quiero que Shu-chan sufra mientras tú tratas de averiguarlo, así que pretendo enseñarte un par de lecciones esta noche- respondió Hiro con aire decidido, mientras se empezaba a desabotonar la camisa y lo miraba con intensidad y bastante lujuria.
-¡Quieto!, para ya…esta broma ya ha ido demasiado lejos-respondió Yuki alarmado cuando Hiro, totalmente desnudo de cintura para arriba, se inclinó sobre él y comenzó a besarlo en el cuello, dándole pequeños mordiscos mientras sus manos se deslizaban por su torso, apartando las molestas ropas que iban encontrando en su camino.
-¿Qué te hace pensar que voy de broma?-respondió Hiro sensual mientras se le acercaba y rozaba sus labios contra los suyos, suave y lentamente, mientras su cálida respiración caía sobre su rostro.
Yuki lo miraba con sorpresa, eso no podía estar ocurriéndole a él. Intento una vez más soltarse las manos tirando con fuerza, pero no consiguió nada más que rozarse las muñecas al clavarse el duro filo de las esposas.
-Estate quieto, así sólo conseguirás dañarte…
-¡Pues suéltame te digo!
Las manos de Hiro agarraron firmemente las muñecas de Yuki hasta obligarle a parar y, cuando se hubo asegurado de que no volvería a lastimarse, le dedicó una sonrisa juguetona.
-Claro…más tarde, cuando acabemos…
Y tras esto, comenzó a besarlo ardientemente mientras sus largos y diestros dedos acariciaban y presionaban sus pezones con maestría, aprovechando los jadeos involuntarios de Yuki para poder profundizar en ese beso robado, saboreando esa temblorosa boca que aun trataba de rechazarle, negándole el placer de explorarla en su totalidad.
Yuki intentaba apartar a Hiro de su cuerpo moviéndose todo lo posible para sacárselo de encima, pero el movimiento sólo servía para excitar más al chico, que apretaba sus piernas alrededor del cuerpo de Yuki para mantener su posición. No conseguía apartarlo de sí y, lo que aún era peor, su cuerpo empezaba a reaccionar a las caricias y besos. Su respiración ya no estaba tan sólo agitada por el miedo, su piel se erizaba de placer y expectación, estremeciéndose a cada toque del guitarrista. Aunque no le gustara reconocerlo, esa situación le estaba empezando a resultar excitante.
Hiro volvió una vez más a recorrerlo de húmedas caricias, pasando su lengua por el hueco del cuello y resbalando sus manos hasta la cintura de Yuki, quien permanecía con los ojos entrecerrados e intentaba reprimir unos leves jadeos.
-No sigas resistiéndote, sabes que lo deseas y que te gustará- susurró mientras pasaba las yemas de sus dedos desde el pecho hasta la sensible piel del bajo vientre, agarrando el pantalón del pijama y tirando de él hacia abajo, arrastrando consigo el bóxer-. Levanta las caderas.
Yuki no hizo caso, apretando los dientes y tratando de respirar hondo intentaba controlar las furiosas sensaciones que lo inundaban.
Hiro pasó la lengua por su ombligo, y sus manos rozaron casi como por accidente la entrepierna del escritor, provocando que su miembro empezara a endurecerse.
-Levanta las caderas…- repitió Hiro mientras daba un pequeño mordisco sobre la piel del bajo vientre y deslizaba sus manos hasta la cintura de Yuki, tironeando hacia abajo el pantalón.
Sin poder evitarlo, su cuerpo reaccionó levantándose apenas unos centímetros de la cama, suficientes para que Hiro tirase de las prendas y las deslizase por sus piernas hasta apartarlas totalmente, dejándolo desnudo sobre la cama.
-Uhmn, eres muy hermoso. Ya entiendo porque Shuichi se sonroja cada vez que me empieza a contar alguna de vuestras noches de pasión- rió Hiro mientras observaba con deseo el cuerpo firme y proporcionado que estaba bajo él-. Supongo que la frialdad que mantienes no deja ver esa belleza a demasiada gente.
-¿Shuichi te cuenta qué…?- Se alteró Yuki mientras abría los ojos totalmente por la sorpresa.
-Tranquilízate, no tienes que preocuparte por eso, es lo normal teniendo en cuenta que es mi mejor amigo. Aparte, nuestros cotilleos me servirán bien para esta noche, ya sé más o menos lo que te gusta…como esto…-dijo mientras comenzaba a besarle uno de sus pezones, acariciándolo con su húmeda y cálida lengua, mordisqueándolo y succionándolo hasta hacerlo enrojecer, sintiendo como se iba endureciendo por sus caricias y que reaccionaba al más mínimo roce. Una de sus rodillas presionaba con fuerza contra el sexo de Yuki, hasta el punto en que el placer y dolor se mezclaban de tal forma que no se distinguían uno del otro. Yuki gimió sin poder evitarlo, atrayendo la atención de Hiro otra vez a sus labios, besándolo profunda y largamente, explorando con su lengua todos los rincones de su boca y saboreando cada nuevo matiz que en ella se escondía. Yuki respondió esta vez con tantas ganas como Hiro, sin pretender esconder ya su deseo. Sus lenguas se acariciaron y se enfrentaron una a la otra llenas de pasión, hasta que la falta de aire les obligo a separarse. Hiro se deslizó sobre su cuerpo hasta llegar a su sexo ya erguido, con los ojos brillantes de lujuria-…o esto…
Hiro deslizó una de sus manos por la entrepierna del rubio, acariciando sensualmente mientras recorría el corto camino hasta llegar al pene, tomándolo entre sus dedos y acariciándolo firmemente desde la base hasta la hinchada cabeza. Miraba fijamente a Yuki, quien se estremecía incontrolable bajo sus caricias, gimiendo cada vez más profundamente. Hiro lamió la piel que tanto deseaba, recorriendo el mismo camino trazado antes por sus dedos, metiéndosela por fin en la boca y acariciándola con la lengua, mojándola con su saliva.
-Ahhh…
Yuki se estremecía violentamente al notar como Hiro le succionaba, presionando su miembro con los labios y con la lengua, para luego sacárselo de la boca y darle cortas lengüetadas, apenas insuficientes para calmar sus ansias. Sus caderas se movían intentando acelerar el ritmo. Se sentía desesperado por no poder tomar esa cabeza entre sus manos, obligándolo a seguir todos sus deseos, cada vez más profundo, más intenso...
Hiro seguía con su labor, introduciéndose una vez más el pene en su boca, disfrutando plenamente de su sabor, mientras que poco a poco empezaba a acelerar el ritmo, obedeciendo a la muda señal de su amante. Yuki estaba a punto de alcanzar el clímax: su cara enrojecida, su respiración agitada, el cuerpo tenso y la espalda arqueada lo anunciaban. Hiro se apartó entonces, masturbándolo con su mano y besándolo hambriento, excitante, hasta sentir como el cuerpo del escritor se convulsionaba bajo él. Ahogando un ronco gemido con su boca, agarro con firmeza el sexo de Yuki mientras este se corría entre sus dedos, cubriendo su mano con su caliente semilla.
-Ahora es cuando comienza la verdadera lección sobre la entrega- dijo Hiro que, después de besar una vez más a Yuki, se situó entre sus piernas, separándolas levemente mientras introducía uno de sus largos dedos lubricados por el semen del rubio en el estrecho ano, moviéndolo despacio para ir preparándolo.
Yuki se tensó al sentir la irrupción de ese dedo en su cuerpo, súbitamente nervioso, pero un nuevo beso de Hiro lo tranquilizó, dejando que su cuerpo se moviese para responder a esta nueva sensación.
Cuando su dedo ya tenía espacio suficiente, Hiro introdujo un segundo dedo mientras los iba moviendo, sintiendo como Yuki se estremecía bajo él, haciendo que cada vez le resultase más difícil permanecer fuera de él. Los gemidos del escritor eran cada vez más intensos, y su pene volvía a erguirse, excitado nuevamente por las expertas carias del joven guitarrista. Ya no soportaba más y, considerando que Yuki estaba lo suficientemente preparado para recibirlo, retiró sus dedos de su interior. Lo más rápido que pudo se quitó los pantalones y el bóxer que continuaba llevando puestos y se situó entre las piernas de Yuki, separándolas y haciendo que las apoyase sobre sus hombros, alzando sus caderas y guiando su miembro erguido y palpitante hacia la entrada dilatada, lo penetró rápida y suavemente, entrando casi enteramente en aquel delicioso cuerpo.
-Ahhhhhhhh!- Yuki no pudo reprimir un grito al sentir la repentina invasión. El dolor había sido intenso y las lágrimas brillaban en los extremos de sus ojos.
-Tranquilo...solo debes relajarte, el dolor pasará rápidamente- Lo tranquilizó Hiro, parando cualquier movimiento hasta que el otro pudiera acostumbrarse a tenerlo en su interior. Al cabo de unos segundos, eternos tanto para uno como para otro, Yuki comenzó a relajarse y Hiro pudo comenzar a moverse en su interior. Empujo más adentro, hasta estar totalmente fundido en su interior, mientras el cuerpo de Yuki reaccionaba buscando una mayor proximidad. Con una de sus manos volvió a masajear su miembro, trayendo placer donde antes había habido dolor. Su cuerpo se movía intensamente dentro del otro, con fuerza, sumergiéndose cada vez más en ese éxtasis sin límites de poseer a alguien.
Yuki no sabía como se sentía; quería que parara, quería que siguiera, que fuera más despacio, que lo poseyera con más dureza...olas de placer lo recorrían por entero, haciendo que se estremeciera una y otra vez, notando como su cuerpo llegaba a un nuevo orgasmo.
Sus cuerpos se entregaban totalmente, moviéndose como uno sólo, ahogando los gemidos y suspiros con besos hambrientos y profundos, sus lenguas enredándose apasionadas, la piel sudorosa y estremecida ante el más leve roce con la piel del otro. Cuando Yuki llego al orgasmo, volvió a derramar su semilla sobre sus cuerpos unidos, manchando con aquel cremoso líquido sus abdómenes y estremecido por espasmos de placer. El orgasmo de Yuki hizo que las paredes que rodeaban a Hiro se contrajesen dolorosamente, provocando que no durase más que unas cuantas envestidas más, derramando su semen caliente en las entrañas del novelista. Cayó un instante sobre el cuerpo aun tembloroso, totalmente rendido, escondiendo su cabeza en el hueco del cuello de Yuki y rodeándolo con sus brazos. Sonrió agradecido cuando sintió los labios del rubio rozarle la mejilla, el único gesto de cercanía que podía dedicarle teniendo en cuenta que continuaba con las manos inmovilizadas. Saliendo de su cuerpo, se acercó a los jadeantes labios de Yuki y comenzó a besarlo nuevamente, pero esta vez sin exigencia, sólo con ganas de volver a saborearlos con calma, dulcemente.
Las respiraciones se fueron normalizando poco a poco, y finalmente Yuki cayó dormido profundamente bajo las delicadas caricias de Hiro en su cuerpo.




La luz comenzaba a entrar por la persiana entornada de la habitación. Parpadeó confundido. Tenía todo el cuerpo dolorido y, al intentar restregarse los ojos se dio cuenta que no podía moverse todavía.
-¡Ohayo!- dijo una voz alegremente.
Yuki miró en la dirección de la que provenía la voz y descubrió a Hiro, con los pantalones puestos y la camisa desabrochada sentado a los pies de la cama, apoyado en uno de los postes de madera y fumándose un cigarrillo con aparente tranquilidad.
-¿Por qué sigo encadenado?- preguntó Yuki bastante molesto. No es que la experiencia de la otra noche hubiera estado mal, nada mal a decir verdad, pero le molestaba intensamente verse aun indefenso a los caprichos de ese chico.
-Oh, vaya....te veías tan hermoso dormido así en la cama, era como ver a un león enjaulado...todo belleza, salvajismo, orgullo e indefensión...no tuve valor para despertarte- respondió Hiro mientras tras una nueva calada le ofrecía una suave sonrisa-. De todas formas sólo estaba esperando que te despertases. Tengo que ir a casa a darle la noticia a Shuichi de que ya puede volver...porque puede, ne?
Hiro miró con mortal seriedad a Yuki, quien permanecía con rostro inexpresivo.
-Si...-suspiró Yuki mientras su expresión se suavizaba un tanto-. Puedes decirle a ese crío que puede volver.
-Je, no sé porqué me esperaba esa respuesta, aunque debo confesarte que durante un instante me asustaste...casi pensé que tendría que repetir lo de anoche para convencerte y, para serte sincero, estoy totalmente agotado-le respondió Hiro mientras se levantaba de la cama, aplastando el cigarrillo a medio fumar en un cenicero y se abotonaba la camisa. Inclinándose sobre Yuki le dio un tierno beso con sabor a tabaco, mientras le acariciaba levemente el rostro.
Yuki cerró durante un instante los ojos, inhalando profundamente el olor del otro hombre antes de que se cortase el beso y terminara todo entre ellos. Había estado muy bien pero jamás pensaba repetir esa experiencia.
-Sabes que en cuanto me liberes pienso matarte, ¿verdad?- le dijo Yuki tranquilamente una vez que el beso concluyó.
-Si, por eso pienso dejarte atado por aquí un rato más. Le diré a Shuichi que venga enseguida, ¿necesitas algo antes de que me vaya?
-¿¿¡¡Qué....que demonios has dicho!!??- chilló Yuki con incredulidad-. ¡No se te ocurra hacerme eso, niñato asqueroso, o veras lo que te hago...!
-Creo que eso es que no necesitas nada por ahora. Me voy entonces...y no vuelvas a hacer sufrir a Shuichi o tendremos que repetir la lección, aunque más duramente que la de hoy... ¡hasta luego!-Hiro salió de la habitación mientras le dedicaba un pequeño guiño al escritor, quien lo miraba totalmente enfurecido y mudo por la rabia.




Al abrir la puerta de su casa se encontró con la cocina totalmente revuelta y a Shuichi trasteando entre sus cacharros.
-¡Hiro!, ¿donde te habías metido?, cuando me desperté esta mañana salí a buscarte y no te encontré por ningún lado. ¿Porqué no me dijiste que tenías que salir? Te hubiera podido acompañar a donde quiera que hayas ido, aquí sólo en tu casa me aburro y aún nos quedan bastantes horas para ir al ensayo. Estaba haciendo el desayuno, ¿quieres tostadas, tortitas o huevos?
-¿Cómo es que hay tantas cosas para desayunar?, y lo más importante, ¿qué haces tú levantado a las siete y media de la mañana?
-Es que no pude dormir demasiado-confesó el muchacho pelirrosa a su amigo, de repente abatido de nuevo mientras jugueteaba con una de las mangas de su pulóver.
-¿Es por Yuki?
Shuichi hizo un leve gesto de afirmación con la cabeza, sin atreverse a mirarlo a la cara, esperando seguramente alguna charla por parte de Hiro. Pero dio un salto, sorprendido cuando Hiro le rodeo con un brazo por los hombros y lo sacudió levemente.
-Pues tengo buenas noticias para ti-sonrió Hiro mientras miraba a su confuso amigo-. Vengo de casa de Yuki y me ha dicho que está deseando que vuelvas a su casa a vivir con él.
-¿¡De verdad!?-chilló Shuichi feliz mientras empezaba a dar saltos de alegría-. ¡Vuelvo con Yuki!, ¡me ha pedido que vuelva!...¡¡me ama!!, seguro que me ama y por eso quiere que....espera- paró el muchacho de repente, mirando a Hiro suspicaz- eso no es normal en Yuki, ¿porqué estabas tú en casa de Yuki? ¿fuiste ha hablar con él?
-Bueno...algo así, sí, podríamos decir que tuve una seria “charla” con él- respondió Hiro nervioso-. Deberías irte pronto a su casa, no creo que le haga demasiada gracia que tardes mucho en ir a verlo.
Shuichi se quedó mirándo durante unos segundos, confuso, la cara sonriente de Hiro. Le estaba ocultando algo, eso era seguro, pero ahora estaba tan contento...¡tenía que ir a ver a Yuki!
-¡Me voy a casa!- dijo por fin cuando reaccionó, mientras entraba a la habitación de Hiro y recogía su bolsa de deportes-. Te dejo el desayuno hecho...te veo luego...
-¡¡Espera!!-lo frenó Hiro mientras le lanzaba algo. Shuichi lo cogió en el aire y al abrir la mano descubrió su llavero, pero tenia una pequeña llave de más.
Se quedo mirando a Hiro, ahora sí totalmente confuso.
-Son tus llaves, las cogí antes para ir a hablar con Yuki. La pequeña es mía, pero te hará falta. Devuélvemela lo más pronto posible, junto con las otras cosas que dejé en tu casa porque tengo que devolverlas pronto...y hazme caso, aprovéchate de mi regalo antes de usar la llave.
-...esto...ok...-respondió Shuichi mientras empezaba a marcharse, pero entonces volvió a girarse- ¡Hiro!, casi lo olvide con lo de Yuki...te llamó Sakuma-san hace un rato, me dijo que te diese un recado, aunque no lo entendí demasiado-dijo mientras se rascaba la cabeza con gesto de desconcierto-, dijo algo así que quería saber todos los detalles y que no te olvides de nada, que dentro de unos días tienes que enseñarle paso por paso eso en lo que estabas trabajando, pero que esta vez él lo haría primero para no sé qué de otro punto de vista...¿tu entiendes algo?
Hiro se dejó caer sobre el sofá, con la cara totalmente desencajada.
-Sí...entiendo...
-¡Que suerte!, estás trabajando con Sakuma-san y no me habías contado nada...en otro rato me cuentas, que no quiero que Yuki tenga que esperarme demasiado...adiós Hiro.
-Adiós Shu-susurró abatido Hiro mientras pensaba lo dura que podía llegar a ser a veces la amistad.




Sejmet: No ha salido exactamente como deseaba y tarde mucho más de lo previsto…lo siento, definitivamente el sado no es lo mío :º( … pero creo que aun así no está del todo mal y que más de uno (en mi mente son exactamente dos ;p) estarán revolcándose por los suelos en este mismo momento…no fue tan grave, ne? XD

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).