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Hallelujah por ghylainne

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Lune caminaba con paso lento hacia el Palacio de la Giudesca. Pandora había organizado uno de los conciertos de Orfeo y había invitado a los Espectros a disfrutar de él. Se detuvo un momento y soltó un largo suspiro. Seguramente "él" también estaría allí. Le entraron ganas de dar vuelta y volver por donde había venido, pero luego tendría que buscar una buena excusa para no enfrentarse a la cólera de su señora. Respiró hondo, se acomodó la túnica y recorrió con paso firme la distancia que lo separaba del Palacio. Entró con decisión en la gran sala en la que iba a celebrarse el evento y se obligó a parecer completamente sereno, como si el estar tan cerca del dragón del Hades no le afectara.

 

 

Al poco, todo el mundo fue a sus sitios. Se sentó en su lugar, en primera fila, como correspondía a su categoría de uno de los Espectros de más elevado nivel detrás de los Jueces. Realmente le gustaba la música de Orfeo, pero no podía evitar que su mirada no se fijase en el joven, sino un poco más allá, en un rubio Juez que no parecía demasiado interesado en todo aquello. Afortunadamente no corría el riesgo de ser sorprendido, ya que la disposición de las sillas hacía que Pandora y los Jueces estuvieran más alejados de los demás, y que para mirar a Orfeo, su vista se encontrase con Radamantis sin pretenderlo.

 

 

En un momento de la velada, la propia Pandora acompañó la música de Orfeo, y Lune no pudo evitar una pequeña punzada de celos al notar como el inglés se incorporaba en su asiento para observar a la hermosa joven tocar su arpa. Realmente era muy buena, tanto que le hacía competencia al rubio Caballero.

 

  

 

 

 

I've heard there was a secret chord

That David played and it pleased the Lord

But you don't really care for music, do you?

It goes like this, the fourth, the fifth

The minor fall, the major lift

The baffled king composing Hallelujah 

Hallelujah, Hallelujah

Hallelujah, Hallelujah     

 

 

Una vez que hubo terminado el recital, se levantó para charlar con algunos de sus compañeros antes de irse, observando de reojo como Radamantis hacía lo mismo con los otros Jueces y su señora. Intercambió unas palabras con Valentine y se marchó sin girarse hacia aquella escena que le desgarraba el alma.

 

 

Recorrió los oscuros pasillos hasta su cuarto, se desnudó y se metió en cama, aunque no consiguió dormir. La imagen del dragón observando a Pandora no se le iba de la mente. Aquellos ojos color miel… aquella arpa que parecía tenerlo seducido… Se giró apretando con fuerza la almohada, conteniendo las ganas de llorar a pleno pulmón.

 

 

Celos.

Celos que lo rompían, lo desarmaban y le impedían enfrentarse a sus señores con toda la serenidad que solía mostrar.

 

 

Y es que él no podía competir con Pandora, no era una lucha en igualdad de condiciones, no sólo porque ella fuese su señora, sino por los preferencias del dragón del Hades. Una lágrima resbaló por su mejilla, seguida por otra y un sollozo ahogado por la almohada, llorando hasta que se quedó dormido.

 

  

 

 

 

 Your faith was strong but you needed proof

You saw her bathing on the roof

Her beauty in the moonlight overthrew you

She tied you to a kitchen chair

She broke your throne, she cut your hair

And from your lips she drew the Hallelujah 

Hallelujah, Hallelujah

Hallelujah, Hallelujah     

 

 

Estaba sentado al frente del tribunal de Minos, terminando de anotar algunos datos de las almas que había juzgado, cuando apareció Radamantis. Con las manos en los bolsillos de sus vaqueros y aquella camiseta negra por fuera del pantalón, parecía fuera de lugar, mientras él todavía llevaba su túnica de juez.

 

 

--¿Minos no está? --preguntó el rubio acercándose, con lo que Lune contuvo el aliento involuntariamente.

 

 

--No --consiguió responder después de un esfuerzo sobrehumano por reponerse de la visión del Wyvern junto a él.

 

 

--¿Sabes cuándo va a volver?

 

 

--No.

 

 

Lune se sintió como un idiota al no ser capaz de decir nada mejor que un simple monosílabo, pero al rubio no pareció importarle demasiado, porque se sentó en el gran estrado, mirando fijamente al joven de ojos violetas.

 

 

--Entonces no va a interrumpirnos.

 

 

--¿Interrumpir el qué, señor Radamantis?

 

 

--Esto.

 

 

El dragón se inclinó hacia él, todavía sentado, lo agarró por la túnica y lo acercó para estamparle un profundo beso que al principio no obtuvo respuesta, pero a medida que el beso continuaba, Lune comenzó a relajarse y disfrutarlo, atreviéndose incluso a introducir su lengua en la boca del Juez.

 

 

--¿Intentas darle celos a Pandora?

 

 

La voz de Aiacos hizo que se separaran de inmediato. Al joven albino se le hizo embarazoso que uno de los Jueces lo sorprendiera en aquella actitud, ¡precisamente con otro de los altos cargos del Inframundo! Murmuró una excusa que ninguno entendió y salió del Tribunal cabizbajo y sonrojado, ligeramente aturdido por las acciones de Radamantis y las palabras de Aiacos.

 

 

--Eres un capullo.

 

 

Dijo el rubio mientras pasaba por su lado, siguiendo a Lune fuera del Tribunal, dejando a Aiacos plantado allí en medio.

   

 

 

 

 

Maybe I've been here before

I know this room, I've walked this floor

I used to live alone before I knew you

I've seen your flag on the marble arch

Love is not a victory march

It's a cold and it's a broken Hallelujah 

Hallelujah, Hallelujah

Hallelujah, Hallelujah     

 

Rada echó a correr detrás del joven Espectro, y lo detuvo agarrándolo del brazo, obligándolo a girarse y mirarlo a la cara. Por un momento se sintió culpable de la angustia y el dolor que podía percibir en aquellos ojos violetas brillantes por las lágrimas que se esforzaba en contener, pero este se soltó de un tirón y se alejó con toda la serenidad que fue capaz de reunir, mientras su corazón se hacía pedazos.

 

 

Y el dragón negro del Hades se quedó allí plantado, rodeado de almas en pena, intentando comprender, aparte de la mala idea de Aiacos, qué era lo que había hecho mal. Dio media vuelta y regresó al tribunal, donde todavía esperaba el moreno, divertido por lo que acababa de provocar, hasta que un puño se estrelló contra su mandíbula.

 

 

--¿Pero qué coño haces? --protestó la Garuda mientras se limpiaba la sangre de su labio roto.

 

 

--Qué coño haces tú, querrás decir --replicó el rubio--. ¿A qué carajo ha venido eso?

 

 

--A que dejes de jugar con Pandora como un cretino.

 

 

--Yo no juego con nadie, si tanto te preocupa, te la puedes quedar, pero no vuelvas a meterte en mis asuntos.

 

 

Y se marchó de nuevo, sin hacer caso de las maldiciones que soltaba su compañero, todavía limpiando la sangre que goteaba por su barbilla.

  

 

 

 

**********************************************************

    

 

 

Radamantis ni siquiera se molestó en llamar a la puerta. Abrió de golpe y entró sin esperar la reacción de un sorprendido Lune al ver llegar así al Juez, que se sentó en la cama con las piernas cruzadas, mirándolo fijamente. El Espectro se movió inquieto en su silla, pero sin dejar de observar con cierta curiosidad y duda a su superior. ¿Y si Aiacos tenía razón y Radamantis sólo jugaba con él? Aquello, aparte de ser una humillación, lo hacía sufrir profundamente. Pero el inglés no parecía prestar atención al conflicto interior del otro, perdido en sus propias dudas, causa también de las palabras de la Garuda, pero él no era alguien que se parara a pensar en esas cosas, y las mandó a paseo de un movimiento de la cabeza. Se puso en pie y se acercó a Lune, sujetándole la barbilla con una mano.

 

 

--Tú y yo tenemos algo pendiente --dijo besándolo sin esperar respuesta.

 

 

El noruego se quedó petrificado. ¿Aquello era parte de un juego o realmente sería cierto? La falta de respuesta hizo que Rada se detuviera, con sus ojos miel fijos en otros violeta, a los que exigía una explicación.

 

 

--Pandora… --susurró, incapaz de encontrar nada mejor que explicase todo lo que sentía en aquel momento. Pero al parecer aquello había sido suficiente.

 

 

--No hay nada, sólo las tonterías de Aiacos --explicó en el mismo tono, antes de volver a atrapar sus labios, esta vez correspondido, aclaradas todas las dudas con aquella sencilla explicación.

 

  

 

 

 

There was a time you'd let me know

What's real and going on below

But now you never show it to me, do you?

Remember when I moved in you?

The holy dark was moving too

And every breath we drew was Hallelujah 

Hallelujah, Hallelujah

Hallelujah, Hallelujah    

 

 

 

Las manos de Radamantis se perdieron debajo de la túnica, y las de Lune se acercaron temblorosas a la tentadora camiseta negra, sujetándola con timidez, pero antes de que pudiera darse cuenta, ya estaba tumbado desnudo en su cama, con Radamantis recorriendo con absoluta avidez cada milímetro de su cuerpo. El rubio se separó, se quitó la camiseta y la arrojó con despreocupación a un lado. Sus dedos se deslizaron hasta el cierre de sus vaqueros, pero las manos de Lune lo detuvieron. El joven se había incorporado lo suficiente para alcanzar la cremallera y deslizarla lentamente, excitando todavía más al dragón de ojos dorados con aquella larga caricia.

 

 

Los iris violetas brillaban de lujuria. Tembloroso, pero decidido, se deshizo de los vaqueros y la ropa interior, conteniendo ansioso la respiración ante el poderoso miembro que se erguía ante él. Y antes de que el Juez pudiese intentar nada, los labios del platinado resbalaban por toda su longitud, provocando fuertes gemidos de torturante impaciencia. Aquel cálido aliento lo estaba volviendo loco, y se estaba quedando cada vez más desarmado ante aquella indecente lengua, y el otro se iba volviendo más atrevido ante la pasividad que demostraba el rubio.

 

 

De repente, Lune se separó, mientras Rada gemía contrariado por aquella interrupción que no deseaba, pero la lujuria que vio reflejada en el rostro de su amante le pareció sumamente excitante y prometedora, sobre todo al ver el látigo que apareció como por encantamiento en su mano.

 

 

--¿Seguro que sabes usar eso? --preguntó sensualmente el rubio, ofreciendo su cuerpo sin ningún pudor.

 

 

--Por supuesto, señor Radamantis --susurró en su oído tensando el cuero del látigo hasta que sonó un chasquido, para luego hacerlo silbar hasta estrellarse en los firmes glúteos del rubio, que giró la cabeza para verlo azotarlo de nuevo. El tercer chasquido lo paró con el brazo, tirando de la fusta hasta hacer caer al Balrog sobre él.

 

 

--Ya basta de azotes --sentenció con voz ronca, mordiendo el labio del nórdico a la vez que abría las piernas, dejando que se acomodara sobre él.

 

 

Ninguno pareció dudar del súbito cambio de roles, de hecho, las ansias de ambos eran demasiado fuertes, y en un momento, el miembro de Lune ya palpitaba en el interior del dragón del Hades, que gemía escandalosamente, mientras sus dedos se aventuraban a traspasar la entrada de su amante, que embestía frenéticamente contra él, sacudiendo su inflamado miembro con fuerza, terminando ambos con un fuerte grito de placer.

 

 

Lune se recostó sobre el pecho de Radamantis, sin salir de su interior, un tanto confuso por la forma en que todo había sucedido, pero sin ninguna clase de remordimientos por ello, como al parecer tampoco tenía el rubio, que le acariciaba sonriente su melena plateada.

 

 

--No dejes el látigo muy lejos, que nos hará falta --susurró besándolo con ternura, a la vez que el joven lo miraba ligeramente sonrojado al recordar su osadía al golpear a un superior de aquella manera, aunque más que ofendido parecía dispuesto a repetirlo--. I love you, darling.

 

 

--Yo también te quiero… señor Radamantis.

 

 

  

 

 

 

Maybe there's a God above

And all I ever learned from love

Was how to shoot at someone who outdrew you

It's not a cry you can hear at night

It's not somebody who's seen the light

It's a cold and it's a broken Hallelujah 

Hallelujah, Hallelujah

Hallelujah, Hallelujah  

- FIN -   

Ferrol (Galicia), España

17 - Marzo - 2007


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