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REBIRTH por Mahozahamy Arisugawa

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Notas del fanfic:

DISCLAMER: Los peronajes que aparecen en esta historia son propiedad de sus respectivos autores. La creación de esta historia es sin ánimo de lucro, con mucho cariño de Fan para Fans.

ATENCION: Puede contener Spoilers del capítulo 25 del anime.  Así como de los capítulos 58, 96-108 del manga.

Notas del capitulo:

El tiempo ha transcurrido pero el dolor permanece. Esas lineas estáng rabadas a fuego. ¿Será demasiado tarde?

 

Un año.

 


Había transcurrido exactamente un año desde que todo acabó.

 


El mundo.

 


El mundo estaba seguía su curso, inexorable, indómito, infinito no había fuerza alguna capaz de hacerlo cambiar.

 

 

Los crímenes seguían cometiéndose. Y los criminales seguían siendo buscados y sentenciados bajo la justicia establecida.

 

 

No más por la visión parcial de la justicia utilizada por un mortal que soñó con ser un Dios.

 

 

Kira.

 


La gente aún albergaba sentimientos encontrados al recordar ese nombre.

 


Muchos aún tenían miedo.

 

 

Y sin embargo eventualmente todo volvería a ser como en el inicio.

 

 

Nadie lo había descubierto.

 


¿Cómo podrían?

 


Si ni siquiera el había entrevisto la verdad hasta que todo acabó.

 


Hacía unas semanas le habían entregado aquella hoja.

 

 

Estaba oculta en un sobre al lado de una fotografía que le pertenecía. Completamente.

 

 


Le había sido devuelta por que le pertenecía. Le había pertenecido siempre. 

 

 


Ahora mientras viajaba en aquel lujoso vehículo volvían aquellas palabras.

 

 


Escritas con tinta.

 

 


Pero grabadas a fuego en el tiempo, en sus recuerdos. En el pasado.

 

 


Aquello era demasiado.

 

 


El comandante Lester se había ofrecido a acompañarlo. Pero no deseaba la compañía de nadie.

 

No en esos momentos.

 

 


Por fin  la lujosa limousine aparcó. El chofer se bajó a abrir la puerta. Se ofreció también a acompañarle. Pero el joven de cabellos blancos deseaba estar solo.

 

 


Avanzó lentamente. Aquel lugar era apacible y sin embargo no borraba los recuerdos.

 

 


Nada borraría esas palabras. Nunca.

 

 


Se detuvo al llegar a su destino. No pudo más. Se derrumbó mientras las lágrimas corrían por sus mejillas en su mente.

 

 Seguramente ofrecía un aspecto lamentable y sin embargo no le importaba.

 

 


En su alma, en su memoria resonaron nuevamente las palabras contenidas en aquella hoja de papel.
 

 

 

Mi querido Near


No quería escucharlo. No de nuevo. Sentía que sería incapaz de soportarlo esta vez.


¿Cuántas veces había leído aquella carta?
 

Muchas. Incontables. Infinitas.


No quería seguir escuchando en verdad no lo soportaría. Pero aquellas palabras eran afiladas y crueles como dagas. No se detendrían. 


Desde hace mucho tiempo quería escribirte algo.

Algo, sin importar que. Y mírame ahora, te escribo por que debo hacerlo.

Ya no me queda  tiempo.

¿Sabes? Nunca te conté cosas sobre mí y tú siempre diste por sentado que te odiaba.

Y realmente te odio. Te odio con toda mi alma. Pero no por las razones que tú crees.

En verdad detesto tener que recurrir a esto, pero ya no me queda tiempo. Quizá…

Déjame decírtelo. Quiero que lo sepas. Te odio solo por una cosa.

Te odio por que estoy loca e irremediablemente enamorado de ti.

Si. Te odio por que jamás lo entendiste.

Jamás entendiste que nunca dejé de preocuparme por ti.

Siempre permanecías ausente. Perdido en aquellos pensamientos profundos.

Lejano. Inalcanzable.

Te odio por que fuiste incapaz de comprenderlo.

No te diste cuenta nunca de por que siempre fui tu contrario.

Me esforzaba y aún lo hago solo por una cosa.

Tu.

¡Es por eso que te odio tanto! En verdad no sabes cuanto te odio, Near.

Pero adivina.

Ni todos estos años de odiarte con toda mi fuerza han impedido que olvide lo mucho que me gustas.

 Lo mucho que te amo. Por que en verdad te amo.

Es por eso que haré esto. Es por eso que justo ahora escribo estas palabras.

Por ti.

¿Qué puedo perder?  ¿La vida?

La vida odiándote y compitiendo eternamente contigo para conseguir solamente tu desprecio no sirve.

Es por ello que no me importa en absoluto lo que pase conmigo.

 

Espero en verdad que mis acciones te sean de ayuda.

Quizá…

Quizá sea o último que haga por ti.


Firmaba la última persona de quien hubiese esperado algo así.

 

 

Quien escribía todas aquellas palabras llenas de rencor. Era Mello.

 

 

En verdad todas y cada una de aquellas palabras le lastimaban profundamente.

 

 

Le herían como jamás se había sentido herido por nada.

 

 

A un año de la conclusión del caso más importante de su vida. La investigación que le arrebató a las dos personas que más amaba.

 

A L. Su ídolo, aquel que representaba la meta última.

 

 

Y Mello. Aquel que había compartido con el la desgracia, el dolor del abandono. Quien fue fuerte cuando tuvo miedo. A quien quería. A quien amaba.

 

 

Era irónico.

 

Justamente hacía un año de la conclusión del caso. Ahí estaba, llorando frente a la tumba de Mello. 

 

 

No era suficiente. El asesino estaba muerto y aún así no bastaba para curar todo el daño que había causado.

 

 

Las heridas seguirían abiertas. Siempre.

 

 

Sin embargo…

 

 

Escuchó tras de si algunos pasos. Debía presentar un aspecto lamentable.

 

Seguramente algún visitante que le miraría detenidamente debido a su aspecto. Pero ¿Qué importaba?

 

Quizá el visitante le miraba apesadumbrado por el dolor que estaba sintiendo pero ¿Que más daba? Seguramente quien le miraba no podía entenderlo.

 

—Clack—

Un ruido simple. La reacción fue inmediata. Aquel ruido le era absolutamente familiar.

 

El joven de cabellos blancos interrumpió sus lágrimas. Y se giró para verlo. Como una aparición.  Junto a el se hallaba otro joven, alto y delgado.

 

Masticaba como siempre una barra de chocolate. Vestía una gabardina. Sus típicos pantalones ajustados de cuero.

 

Sus cabellos rubios estaban un poco más largos.

 

 

Mello.

 

El joven de cabello blanco se había quedado sin palabras, sin pensamientos.

 

Mello estaba ahí junto a él.

 

Ocurrió en un segundo. El rubio posó una rodilla en tierra para quedar a la altura de los ojos del otro.

 

Y le abrazó. Le abrazó como nunca antes lo había hecho. En esos momentos el peliblanco era solamente suyo. Near.

 

 

Near no pudo contener las lágrimas. Aún cuando sus ojos estaban sumamente irritados por las lágrimas recientemente derramadas.

 

 

Mello se separó un poco y observó que el peliblanco agachaba la cabeza mientras lágrimas silenciosas corrían por sus mejillas.

 

Tomó su barbilla con cuidado y se encontró con los ojos de Near.

 

 

---Nunca pensé verte llorando de esta manera—le dijo el rubio— ¿Lloras por mi? En verdad que eres tonto.

 

 

El peliblanco apartó la mirada del rubio. ¿Por qué tenía que ser tan cruel? ¿Por qué lo lastimaba de aquel modo aún ahora?

 

 

El rubio pudo sentir el dolor que había causado en el más joven. ¿Iba a seguir reprochándole su desprecio aún ahora?

 

 

Guardo todas las duras palabras que tenía pensado decirle y volvió a estrecharlo entre sus brazos.

 

---Al final—dijo esta vez en el oído del peliblanco—No fue lo último que hice por ti.

 


--- ¿En verdad piensas todas esas palabras que me escribiste?—preguntó Near a modo de respuesta— ¿Es verdad?

 


---Si—le contestó el rubio—Cada palabra es verdad. Y volvió a alejarse para mirarlo directo a los ojos.

 


---Quiero que sepas que…—Tenía que decirlo pero era demasiado, apartó la vista y un leve rubor tiñó sus mejillas.

 


--- ¿No puedes decirlo? –le preguntó el otro— ¿Ni aún ahora? –El peliblanco solo siguió eludiendo su mirada—Esta bien—concedió—Te lo diré yo. No sería la primera vez. Te amo—dijo el rubio y acto seguido se apoderó de los labios de su peliblanco.

 

 

 

El rubio le tenía fuertemente aferrado. Las suaves manos del peliblanco se deslizaron por el cuello del rubio. Profundizando el contacto.

 

El rubio abrió sus labios y con la punta de su lengua delineó los de Near produciéndole un leve estremecimiento.

 

 

Al final el permiso fue concedido, los labios de near cedieron, entreabriéndose. Aquel era su primer beso.

 

 

No lo hubiera entregado a nadie más.

 

 

Near fue primer en romper el contacto y se lanzó a los brazos de Mello, estaba llorando nuevamente.

 

 

Mello sabía que Near era muy frágil, que era fácil dañarle. Pero para eso estaba él ahí. Junto a él. Le protegería.

 

 

El mundo seguiría su curso. Eventualmente los criminales olvidarían el juicio de Kira y saldrían de nuevo a las calles.
El gran L había muerto.

 

Su pérdida era invaluable para todos aquellos que lo habían conocido. No obstante dos jóvenes le habían superado atrapando al asesino que causara su muerte. Vengando su nombre.

 

Juntos continuarían su obra. Siendo sus legítimos sucesores.

 

 

Emprendieron juntos el camino hacia la salida del cementerio. No importaban las apariencias no ahora. Ni nunca más.

 

El rubio pasó su brazo alrededor de los hombros de Near. Y tomó su barbilla para besarle nuevamente.

 

 

Juntos harían cumplir la justicia establecida.

 

 

Pero no sería tan fácil.

 

 

*********************************

 

La conocía.

 

Mucho mejor que nadie.

 

Entendía sus habilidades.

 

Su odio. Su dolor.

 

Le había visto todos sus breves años.

 

 

Y ahora estaba ahí. Mirándola.

 

 

Poseía gran belleza. Su piel era blanca. Portaba un hermoso vestido azul marino Sus largos cabellos rojizos ondeaban al viento.

 

En sus ojos se transparentaba el profundo dolor de su alma. Parecía una muñeca de porcelana.

 

 

Y lo soltó.

 

La niña detuvo el vaivén monótono del columpio.

 

 

Un hermoso cuaderno rojo había aparecido de la nada. ¿O sería que no lo había visto?

 

Se acercó para tomarlo. Era un simple cuaderno de raya. Se giró para volver al columpio y entonces lo miró por primera vez.

 

 

La mirada en sus ojos se endureció y en sus tiernos e inocentes labios se dibujó una sonrisa cruel.

 

 

---Shinigami…—susurró la niña con una voz cristalina que denotaba su breve edad y su inocencia…

 

 

**********************************

 

 

--- ¿Te quedarás... conmigo? –preguntó la voz de Near en la oscuridad de la habitación. Su respiración era agitada.

 


--- ¿Qué te hace... pensar que quiero... abandonarte? –le respondió la voz de Mello aún más agitado el peliblanco.

---Me quedaré… contigo… Near…—le afirmó luego sin dejar de besar la piel desnuda del cuello del más joven.

 

Aferró sus manos. Le necesitaba tanto como Near le había necesitado siempre si no es que aún más.

 

 

Por él estaba dispuesto a afrontarlo todo. No adivinaba lo pronto que se pondría a prueba esa promesa.

 

 

Se aferró a su cuerpo. En verdad lo amaba. Y de que manera. De nuevo buscó sus labios.

 

Jamás le dejaría solo. Cubrió su cuerpo de caricias.

 

 

---Te amo—le reiteró antes de caer rendido a su lado.

 

Notas finales:

 ¿Que les pareció? Espero sinceramente que les haya gustado. muchas gracias por leer. Espero sus comentarios.

Sayonara...


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