POR FAVOR… ¡QUÉDATE! por Persephone

En su pecho un dolor crecía día con día, teniéndolo cerca. Y sabía que en otro lugar, una persona tan igual en su agonía, como diferente en su anatomía, padecía el mismo mal… y por el mismo hombre…

Aún ni siquiera te tengo
y ya tengo miedo de perderte, amor
qué rápido se me ha clavado
qué dentro todo este dolor.

¿Qué podían esperar de él? Nunca mostraba lo que pasaba por su alma; sus ojos son bellos, pero como todo lo bello, vacíos; sus acciones eran medidas casi milímetro por milímetro, nada hacía al azar; y sin embargo, no tiene ni idea que en sus manos tenía dos tesoros: el corazón de una princesa, y, el de un mendigo…

Es poco lo que te conozco
y ya pongo todo el juego a tu favor
no tengo miedo de apostarte,
perderte sí me da pavor.

Pero sus mentes, sus manos y sus bocas, viles traicioneros, plasmaban como podían sus sentimientos, sus sueños… Ella con su príncipe azul, él con su Robin Hood.

No me queda más refugio, que la fantasía
no me queda más que hacer,
que hacerte una poesía.

¡Y qué bonito es soñar con el hombre de tus sueños! Soñar que está contigo en las verdes y las maduras… Soñar que logras hacer añicos el témpano que tiene de corazón… Soñar que con solo tu compañía logras ese milagro…

Porque te vi venir y no dudé
te vi llegar, y te abracé
y puse toda mi pasión para que te quedaras
y luego te besé y me arriesgué con la verdad
te acaricié y al fin abrí mi corazón para que tú pasaras.

Soñar que no hay más amor que el tuyo para retenerlo…

Mi amor te di sin condición para que te quedaras.

Pero lo peor son las pesadillas… Cada noche, ambos niños despiertan con el corazón sobresaltado, los ojos llorosos, y una angustia punzante, imaginando el día en que esos hermosos zafiros no volviesen a ver la luz del día…

Que horrible sería vivir sin sentir la mirada penetrante de esas dagas azules que les electrifica la piel… Que horrible sería no poder robarle al padre Tiempo unos minutos para contemplar esos desordenados cabellos castaños mecerse al ritmo que el viento le toca… Que horrible sería no tenerlo, aun cuando su corazón se despedace a sí mismo…

Ahora esperaré unos días a ver si lo que te di fue suficiente
no sabes qué terror se siente
la espera cada madrugada
si tú ya no quisieras volver
se perdería el sentido del amor por siempre
no entendería ya este mundo
me alejaría de la gente.

Ahora, la princesa y el mendigo experimentan el silencio en el que se sumerge aquel muerto en vida, y que solo se rompe entre las hojas de un diario y unos cassettes pequeñitos…

No me queda más refugio, que la fantasía
no me queda más que hacer
que hacerte una poesía.

Y la envidia los corroe… Sí… Se envidian el uno al otro, porque ella no logra que el se fije en lo celeste de sus ojos, y él no pasa mucho tiempo a su lado. Ella resiente la mirada de su príncipe cuando se pierde viendo una flor violeta. Él resiente la voz de su héroe cuando se dirige sola y exclusiva a aquella mujer.

Porque te vi venir y no dudé
te vi llegar y te abracé
y puse toda mi pasión para que te quedaras
y luego te besé y me arriesgué con la verdad
te acaricié y al fin abrí mi corazón para que tú pasaras.

Ella quiere sus pensamientos, él, su atención…

Mi amor te di sin condición para que te quedaras.

Ella le ofrece paz, lujos, escapes… Él le ofrece lo único que puede darle: vida…

Mi amor te di sin condición para que te quedaras.

Pero ninguno tiene la certeza de que eso sea suficiente…

Mi amor te di sin condición para que te quedaras.