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Mientras dormias por Aquarius No Kari

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Notas del fanfic:

Contiene lemon... pero no es muy bueno ._.

Notas del capitulo:

Keria hacerlo como un fic de 3 de capítulos, pero la verdad es que el tiempo no me alcanza para actualizar tantos y echarme uno más sin la certeza de terminarlo, es mucho; así que decidí convertirlo en un one-shot ^^... espero que sea de su agrado =)

 

Mientras Dormías

  

Esperando no atrapar la atención de su dueño, a hurtadillas entra en el sexto templo, pisando con la punta de los pies para mitigar cualquier sonido que alertara sobre su presencia al santo de virgo. Cual ladrón entre las sombras se esconde, resbalando sus extremidades y espalda por el muro de piedra que conforma aquél templo.

 

La presencia del rubio virgen se siente más calmada de lo normal, encontrándose en lo que parece ser su habitación. Kanon, con un brillo en la mirada se dirige por el pasillo que conduce a los aposentos del ángel, esperando cumplir con la difícil misión que se le ah “encargado”.

 

Con cuidado toma la esferita dorada, asegurándose que al dar la vuelta para abrirla, esta no haga más ruido del que debería y no lo delate. La yema de sus dedos se apoya en la tabla de madera, la cual empuja lentamente mientras intenta asomarse para ver al morador de aquella habitación. Y la impresión que ahora recibe, se debe a un cosquilleo involuntario que invade su cuerpo, una sensación electrizante que sólo un caballero había podido producir en él, y que ahora se manifiesta aunque las pupilas verdosas del dragón no tengan su mirar enfocada en ese ser.

 

Shaka se encontraba placidamente dormido en su lecho, con la fibra cardiaca al mismo compás que la ventisca de aire que procedía de su nariz; inflando su pecho al retener oxígeno, volviendo a la normalidad al liberarlo. Rayos dorados se esparcían por la blanda almohada, colándose por una orilla de la cama hacia el suelo. Su cándido cuerpo se mostraba perlado, con pequeñas diáfanas gotas que adornaban su piel, y la hacían aún más irresistible al tacto. Y como si la imagen del paraíso no fuera basta para su deleite, el rubio dormía con una toalla que únicamente cubría su hombría.

 

Maravillado por tal espectáculo, perplejo ante la belleza que poseía dicho ángel, los pies del dragón marino se pedían mutuamente permiso para avanzar hasta el reposo del sexto custodio.

 

Seduciendo al gemelo, los labios rosa durazno del rubio lo llamaban a besarlo, a que su boca se posara sobre ellos y recorriera su cavidad bucal con la papila gustativa. Obedeciendo a los deseos de su cuerpo, la cabeza y torso del dragón marino se inclinan hacia abajo, curveando el contorno que le protege la dentadura, oprimiendo con los labios su tentación. El cabello índigo se cuela por arriba de sus hombros, cayendo a un costado del semblante del rubio que aún parece relajado.

 

Kanon separa su rostro del de Shaka, permitiendo que las esmeraldas que residen en la cuenca de su cabeza, brillen y se complazcan en su totalidad, con el bello espectáculo que protagonizaba el budista.

 

Reposando su cuerpo al lado del rubio, el dragón se sienta en la cama y extiende con merecida timidez la mano, tratando de percibir la lisa tez del virgen.

 

-“Rayos...”- Murmura injuriándose a sí mismo por su falta de voluntad, y por las líneas sonrosas que colorean sus mejillas.

 

La yema del dedo índice logra hacer contacto con la piel durazno de Shaka, la cual es más suave y tersa de lo que especulaba; trazando una fina línea acaricia aquella piel perteneciente a una pierna del rubio.

 

Para aceleración del corazón, el sexto custodio se mueve entre sueños, dándole la espalda; aunque para alivio del dragón –quién asustado se ah replegado por completo hacia la puerta-, duerme de nuevo como si nada pudiera perturbar su dulce sueño.

 

Embozando una sonrisa maliciosa, el gemelo de Saga se acerca nuevamente al lecho, procediendo a retirar la toalla que ah resbalado por su movimiento, y a deslizar con sutilidad las yemas de tres de sus dedos hasta llevarlos a los glúteos del ángel, donde se entrecierran apretando levemente aquellas carnosidades

 

-“Ah...”- Procedente de su boca se escapa un suspiro. Kanon percibe un cosquilleo en su hombría, al tiempo que prosigue con su caricia y dirige su mano hacia la abertura del rubio, quien enseguida vuelve a gemir. El dragón marino lo desea, lo puede sentir a través de aquellas emociones que quieren liberarse por conducto de su miembro. Introduje su dedo entre la carnosidad de Shaka, arrancándole un gemido aún más hondo y que le excita todavía más, a lo cual respondió con una risa que bien pudo haber despertado al rubio; más este se limito a acomodarse un poco más.

 

Colocando las manos sobre los hombros del rubio, delicadamente lo mueve hasta ponerlo boca arriba. La peña toalla que cubría la hombría del sexto guardián queda en la cama, dejando al descubierto lo que ahora anhela probar el dragón marino. Kanon posa ambas manos a un lado de la cabeza del rubio, procediendo a hacer lo mismo con las piernas hasta dejarlo apresado entre sus extremidades. Con el cosquilleo presente entre sus piernas, nuevamente baja la cabeza hasta que su boca hace contacto con la tersa piel durazno de Shaka, donde deposita tibios besos. Excitado ante aquél sabor afrodisíaco, el órgano muscular rosa que mora dentro de su cavidad, sale al encuentro con aquella piel, pasando sosegadamente por ella y dejando rastros de partículas viscosas en el torso del ángel; aumentando el deseo y ritmo tanto respiratorio como cardiaco, del gemelo.

 

Al sentir aquél movimiento húmedo en su pecho, acompañado por los golpes calidos procedentes de la respiración de Kanon, Shaka abre los ojos sumamente asustado, sin impedir que un grito le rasgue la garganta...

 

-“¡AHHHHHHHHHHHHHHH!”- Rápidamente, colocando las manos en tórax del dragón marino, y haciendo palanca con los brazos, empuja con fuerza aún lado al geminiano, el cual cae sobre su orgullo en el piso. El rubio se levanta de la cama, enrollándose enseguida la toalla para cubrir su hombría y mirando estupefacto al geminiano, quien ah comenzado a reír, levantándose del suelo. –“¿QUÉ DEMONIOS CREES QUE HACIAS?”- Exige saber dando un fuerte pisotón con su pie desnudo. Kanon no ha parado de reír, desesperando aún más al sexto guardián

 

-“Bien que te gustó”- Responde cambiando aquella risa burlona, por una sonrisa sensual que hace enrojecer a Shaka –“Gemías muy bien...”- Avanza hacia él, el rubio retrocede y se pone en guardia al verle relamerse los labios

 

-“¡No te me acerques!”- Grita con voz insegura.

 

-“¿O... qué...?”- Un paso más cerca...

 

-“Yo...”- Retrocede

 

-“¿Tú?”- Otro más y una ceja arqueada...

 

-“¡Te mandaré el tesoro del cielo!”- Deja de huir y lo enfrenta. Kanon se encuentra demasiado cerca, y el rubio puede leer con basta claridad dentro de esas esmeraldas pupilas el deseo que lo carcome por poseer su cuerpo; algo que inevitablemente le hace ruborizarse.

 

-“Mejor dame tu tesoro...”- Rodea la cintura de ángel con sus brazos y lo pega a su cuerpo –“Y yo te llevaré al cielo”- Ante aquél susurro con esa voz tan sensual, que el dragón marino acaba de soltarle cerca del oído, Shaka no puede evitar el estremecimiento que recorre su sistema nervioso. Jadea sin remedio, y el peliazul sonríe, cambiando la dirección de su boca hacia el oído del budista, por sus labios sonrosados; los cuales ahora reclama y succiona con los suyos.

 

La vehemencia con la que Kanon lo besa, ah conseguido quitarle el aliento, y no sólo eso, si no también que se deje hacer y tocar a antojo del dragón:

 

La papila gustativa del gemelo explora su cavidad, al mismo ritmo con que las manos acarician su espalda. El sexto guardián se despoja de la toalla que lo cubre, colocando enseguida sus manos tras la nuca del mayor y hundiendo los dedos en la mata índigo que adornada la cabeza de aquel que trata de poseerlo. Una mano del gemelo se desliza con suavidad hasta la pierna de Shaka, despegando enseguida sus labios de los de él para marcar su barbilla en un recorrido apasionado de besos tibios, mientras que baja el brazo y tomando un muslo del rubio, lo atrae hasta enredarlo en su propia cadera, al tiempo que volvía a besar sus labios. Extasiado ante aquellas emociones que transmite el peliazul, la respiración entrecortada del rubio se transforma en pequeños gemidos con el roce entre miembros, que electrifica sus células vidas. Kanon desata las cintas que le privan a su endurecido miembro salir, con el peso de Shaka colgándose de su cuello. Sorpresivamente, el ángel salta con las piernas abiertas atrapando la cintura del mayor, aumentando el placer que hace vibrar ambos cuerpos. El dragón marino abre las piernas para apoyarse, y sin importar que la ropa le resbale entre las extremidades, con las manos en los glúteos del rubio camina a duras penas hasta depositarlo en la cama, con él encima.

 

El sexto custodio gime al sentir la frotación mayor entre miembros, con los ojos cerrados a causa del placer. Kanon por su parte permanece mordiéndose los labios aunque acompasados gemidos con sus movimientos, salen de su boca. Resbala una mano hasta tomar de nuevo las carnosidades traseras del ángel, apretándolas mientras él suplica por un poco de más de deleite, a lo que el dragón corresponde con besos en su abdomen que bajan con vehemencia hasta la hombría firme de Shaka, que enseguida complace con su boca. Aún cerrando los ojos, jadeante y con las mejillas sumamente sonrojadas, el budista se aferra a las sabanas con los dedos sabiendo que aquél deleite carnal drenaba no sólo su fuerza, si no que al igual acaba con su cordura.

 

Jalando al dragón marino por la camisa que aún no se desprendía del todo, el rubio reclamó un nuevo beso de esos labios que ahora contenían su esencia. Anhelante por ser marcado como suyo, Shaka logra que con ayuda de su peso, el gemelo de Saga quede completamente recostado en la cama, con él arriba. Comparten el aliento con intensidad. El budista se separa del peliazul antes de tomar la hombría del mayor y hacerle algunos movimientos excitantes que hacen gemir satisfecho al dragón marino. Cuando lo siente lo bastante firme, decide proceder a sentarse sobre el, introduciéndolo por su abertura, mientras él permanece de espaldas a Kanon con las piernas abiertas. Ambos gimen complacidos, en aquél rito en el que el rubio tiene el control de los movimientos circulares que realiza. Apoya los brazos a un lado de los del dragón marino y cierra las piernas entre las abiertas de su amante, moviéndose como serpiente con el miembro del gemelo aún en su interior.

 

Entre jadeos, llegando al clímax total, una parte del deseo del dragón sale dentro del sexto guardián, como fuego líquido; culminando el rito pasional entre ambos santos dorados.

 

Descansando del dolor al final de su columna, Shaka se recuesta a un lado del dragón marino, tratando de recuperar el aliento recién perdido.

 

Ambos permanecen en silencio, sin mirarse de reojo y sólo escuchando el compás acelerado de las respiraciones que a poco se iban estabilizando junto con el ritmo cardiaco.

 

Haciendo una pauta en las cavilaciones a las que el dragón se estaba sometiendo, el rubio apoyó la cabeza sobre su hombro y buscó una de las manos del griego para entrelazar sus dedos, al tiempo que alzaba la cabeza y le miraba con sus cristalinas gemas. Kanon tuvo que enfocar sus esmeraldas para mirar aquella cara de ángel que le sonreía...

 

No podía decirle que aquello estuvo mal, que el plan principal quedó arruinado por su propio deseo...

 

¿Cómo lo tomaría el rubio considerando que aquello había sido el mejor sexo de su vida?

 

Aunque como primera excusa estaba el que él se había dejado seducir por unas palabras sensuales...

 

-“Shaka”- Sonrío con nerviosismo. Una gota perlada atravesó de la cien en dirección hacia el oído, escondiéndose entre la melena índigo. –“Estuvo mal...”- Shaka lo miró sorprendido, hasta que entendió lo que quería decirle...

 

-“No pude evitarlo Kanon, te amo tanto y yo...”- El gemelo silenció su confesión al permitirle compartir más partículas de saliva. Suavemente le apretó la mano y se la llevó al pecho mientras le decía sonriente

 

-“También te amo y tampoco me controlé; aunque creo que la próxima vez que planeemos algo para hacer más divertida nuestra relación, sigamos al pie de la letra las instrucciones del juego”- Shaka asintió con la cabeza, buscando enseguida los labios del novio que le había pertenecido desde hacia algunos meses, y del que se sentía gustoso de profesarle un amor que encendía la luz de su destino...

 

Y de nuevo no es el fin, si no un capítulo más de otra bella relación 

  
Notas finales:

no comentaré nada del lemon >///<

eh dicho muchas veces que me incomoda... y pues... si, ya sé que estaba muy apresurado 9.9... pero bueno...

 

Me voy

Y please, no me maten por el final n.nU

¿Alguien le entendió? x//Du


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