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Mi vida y la tuya en un lazo por Kokumagorochi

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Notas del fanfic:

¡¡¡Kyaa!!! Es el primer fanfic que escribo, así que si es o no  de su agrado, ponerme un review.

¿Cuánto tiempo ha pasado? Posiblemente uno o dos años. Uno o dos años desde el incidente con aquel hombre que sólo buscaba venganza. Aún ahora siento un ligero temor de que él regrese por más, temor de que quiera separarme de la persona que amo. ¿Por qué? Sólo por el hecho de estar juntos el destino nos ha hecho sufrir, tanto que necesitamos separarnos de los demás por unos meses; esos meses ahora están pasando.

Miro por la ventana el precioso bosque que se extiende hasta las montañas, iluminado por la luz del sol que se esconde tras aquellas elevaciones. Permanezco sentado, llorando silenciosamente, para no ser descubierto por la otra persona que se encuentra en la habitación. Simplemente no puedo evitarlo, necesito desahogarme, necesito comprensión, cariño; necesito amor. Me hundo en mis pensamientos, girando alrededor de lo mismo: aquel joven de orbes violetas. Nunca me había sentido como cuando estoy con él, relajado, comprendido, querido, amado. Cada vez que estamos cerca puedo percibir sus sentimientos, tan puros como el agua y tan profundos como un abismo.

- ¿Hisoka? –Su voz me saca de mis pensamientos-, ¿estás bien?

Le dirijo una mirada indiferente, como siempre no puedo decirle lo que pienso, las palabras se atoran en mi garganta tan secamente que me duele, me arde y me hace sentir mal.

- ¿Crees que –comienzo sin contestar su pregunta- “él” siga vivo? –dirijo ahora una mirada llena de confusión y miedo.

Se acerca a mí y acaricia mi cabeza tiernamente como si fuera un gatito perdido; no me molesta, me hace sentir bien.

- Ya lo hemos comprobado, “él” está muerto –contesta con un tono apacible mientras baja su mano para acariciar mi mejilla-. Una prueba de ello es que tus marcas se desvanecieron, ¿no?Vuelvo la mirada al suelo, intentando ocultar mis ojos que comienzan a llorar de nuevo, no quiero que me vea así.

- Hisoka –susurra mientras levanta mi rostro antes de depositar un suave beso en mis labios.Pienso en alejarlo, pero eso sería escapar. Escapar de nuevo y sufrir para siempre. No quiero eso.

- Hisoka –repite mi nombre tranquilamente después del beso-, quiero que confíes en mí.

De nuevo me besa, pero ahora más apasionadamente. La fuerza ejercida hace que me levante en un intento de escape ante la sorpresa, pero el me abraza fuertemente por la cintura dejándome sin escapatoria. Nos apartamos lentamente, sintiendo mutuamente las respiraciones ligeramente agitadas aún sobre nuestros labios.

- Tsuzuki –murmuro aún cerca de sus labios-, no me vas a dejar, ¿verdad?

Me sonríe de una manera seductora, roza mis labios con sus dedos y luego dirige su boca a mi oído.

- Te lo prometí, ¿no es así? –Susurra sensualmente- A menos que ya no me quieras a tu lado.

Lo observo con un poco de enojo, ¿de dónde sacó la idea de que ya no lo quería junto a mí? Ablando la mirada y hago un intento de sonreír, ya que ciertamente me cuesta hacerlo.

- Te quiero a mi lado –escondo mi rostro en su pecho- para siempre –termino con susurros.

Se ríe, pero de una manera relajada. Me aferro a sus brazos aún más y limpio con su camisa las lágrimas rebeldes que llegan a saltarme. Me siento feliz, comprendido, querido, amado.

- Me quedaré contigo hasta que se decida que debamos irnos -continúa hablando con pequeños murmullos.

Siento un poco de incomodidad al oír esas palabras, intento que dejen de resonar en mi cabeza. Lo sé, el día inevitablemente llegará y no podremos hacer nada.

- Espero que para irnos falte mucho tiempo –respondo con voz intranquila.

- Nosotros, como lo que somos, no podemos decidir –explica cambiando su tono dulce por uno más serio-. Eso se decide en la Mansión de las Velas, donde día a día, una por una, se extinguen para dar paso a la vida después de la muerte. Aunque ya no existamos, ocupamos un lugar invisible entre ellas, esperando la resurrección

- ¿Resurrección? –digo mientras me separo de él para observarlo mejor- Suena tan lejano…

Sonríe de nuevo, me acaricia el rostro y vuelve a abrazarme con delicadeza. Puedo sentirlos, los latidos de su corazón acompasados con los míos, entonando una tranquila canción.

- Pero cuando muramos, la estaré esperando –calla por un momento, siento dentro de él un sentimiento, demasiado fuerte como para que lo pueda comprender-, porque te amo, Hisoka.

Mis ojos se abren aún más sorprendidos ante las palabras. Las palabras que pensé que nunca volvería a escuchar, aquellas que dejaron de tener significado para mí mucho tiempo atrás.

- Tsuzuki –lo único que puedo pronunciar en ese momento, su bello nombre.Cierro los ojos, reúno valor y alzo la mirada para cruzarla con la suya. Está ahí, observándome con dulzura, como siempre. Me acerco tímidamente a sus labios, buscando unirlos con los míos en un beso.Coloca su mano en mi nuca y con suavidad empuja mi cabeza hacia su rostro, para estar juntos. Su lengua se entrelaza con la mía de una manera juguetona, saboreando cada milímetro; nuestros labios comienzan a hincharse ligeramente.Nos separamos sin dejar de vernos, seguimos abrazados, sintiéndonos mutuamente. Me hundo en aquella mirada ligeramente amatista, es pura, libre, alegre.

- Tsuzuki –de nuevo su nombre susurro-, yo también te amo –digo finalmente.

Siento que me deshago de un gran peso con el sólo hecho de haber confesado mis sentimientos. Siento como en él se forma una sonrisa tanto en el interior como en el exterior, de nuevo ese sentimiento enorme. Por fin después de tanto tiempo me siento bien, descubriendo que aquella gran fuerza que siento surgir, proviene del amor. 

¿FIN?

Notas finales: ¡Uf! Apenas el primer capítulo, qué emoción.

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