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Seduciendo a la muerte por Dark Amini

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Carlos es un chico común y corriente, cuyo corazón pareciera no existir. En el internado masculino no tenía amigos, y era tan introvertido que le apodaban el “chico invisible”. La secundaria fue dura, sin amigos, sin amores, malo en el colegio y sin ninguna anécdota que contar. En la preparatoria continuaba con el mismo patrón, solo se perdía observando el pasto del jardín durante la clase, a través de la ventana del segundo piso. Fue entonces que ahí vio como se estacionaba un auto elegante y bajaban de el, un chico delgado de tez muy blanca, cabello castaño y un aspecto muy serio. Lo traía del brazo una señora muy enjoyada, que aprecia estar muy contenta. Al día siguiente se presento en el salón de Carlos y se presento ante el grupo como Julián. Un chico tímido y un tanto introvertido, que parecía ser la competencia de Carlos en el lugar del chico invisible. Pero un día sin entender como pudo suceder, hubo una explosión en los escusados del dormitorio a la hora de clases. Se llevaron a empujones a todo aquel que deambulaba fuera de los salones y cualquiera que se fugara de las clases a esa hora. Fueron interminables interrogatorios y se opto por castigar a todos aquellos que parecían sospechosos. Después mientras un profesor daba su clase en el laboratorio de química, sorprendió a Julián dibujando y lo mando suspendido a la dirección. Julián apelaba que había sido injusto y esto le costo reprobar el bimestre. Extrañamente a la semana, una carta anónima hizo que el director sorprendiera a este profesor teniendo relaciones sexuales con sus estudiantes por calificación, costándole el puesto al maestro. Al siguiente bimestre, en la primera clase y para sorpresa de todos, los pizarrones de todas las aulas se cayeron mientras los profesores anotaban en ellos. Ante el espectáculo, todos, incluyendo a Carlos se morían de la risa, todos, exceptuando a Julián que no le prestaba gran atención a lo sucedido. Sin mencionar que sus escritorios se desbarataron a la semana y hubo una gran cantidad de gente lesionada al ir al baño y resbalarse con un piso exageradamente encerado.

 

El director estaba furioso y trato desesperadamente de averiguar de quien se trataba, quien podría ser el bromista, pero no tuvo éxito con su búsqueda. Paso un año y no hubo otro percance, hasta un invierno en que sucedió una desgracia y un alumno llamado Cristóbal se suicido en su dormitorio cortándose las venas en la bañera. Todos estaban en pánico y no entendían que había sucedido, la policía interrogo a todos en el piso del dormitorio y ninguno pudo aportar gran información sobre él, parecía que era un chico muy tímido y tenia pocos amigos. Carlos se encontraba aturdido ante la noticia, conocía a Cristóbal y sabía que de vez en cuando su dormitorio era  visitado por otros alumnos, incluyéndolo a él. Cuando fue interrogado omitió esta información, al sentir que si su familia se enterara, se sentirían muy avergonzados de él. Paso un mes y todos parecían haber olvidado la noticia, hasta que otro chico llamado Anthony se suicido en su dormitorio, colgándose del techo con la sabana de su cama. A diferencia de Cristóbal, todos sabían que Anthony se acostaba con el que pudiera y eran innumerables las personas que visitaban su habitación en la noche. Además de ese dato, se encontró que ambos coincidían en tener diversas pinturas de la muerte y en sus cuadernos, muchas frases que reflejaban deseos de suicidio.

 

La escuela completamente preocupada, no dejo que se hicieran públicos los suicidios y comenzó a dar innumerables talleres para atender a personas con deseos de suicidarse. Carlos se había inscrito a uno de estos talleres y noto que Julián también asistía a esas clases, pero a diferencia de sus compañeros, el siempre parecía tener una actitud de observador ante los demás. Carlos hasta ese momento noto que Julián lo veía insistentemente y eso lo ponía nervioso. Pasaron dos meses y ante el pánico generalizado, se había descubierto el cuerpo de otro chico que se había suicidado en su habitación por una sobredosis de cocaína. Se llamaba Bernardo y de este nadie sabía casi nada, exceptuando a Carlos, su amante en turno. Carlos presa del pánico no entendía como era que sus últimos tres amantes habían muerto, no dijo nada y se encerró en su habitación durante varios días después de la escuela. ¿Como era posible que Bernardo se suicidara?. Mientras reflexionaba sobre sus amantes muertos, escucho que alguien tocaba a su puerta, era un chico que se llamaba Eduardo. Lalo (como así le llamaban todos), estaba vestido con una pijama muy delgada, y mientras Carlos lo dejaba entrar a su habitación, le dijo:

 

-         Carlos… ¿Qué esta pasando?, tengo miedo

-         ¿Y por que me preguntas a mí? –dijo sobresaltado

-         Tú también andabas con Bernardo… ¿no?

-         ¿Cómo que yo también andaba con él? ¿acaso tú también te acostabas con él? – pregunto muy exaltado Carlos

-         Pues si, conmigo se acostaba los lunes y los miércoles… ¿y tu?

-         Los martes y los jueves… ¡que maldito imbecil! – dijo Carlos mientras golpeaba la cama lleno de rabia – ese infeliz me hizo creer que yo era el único

-         Yo también pensé que era el único… hasta que te vi salir de su habitación… entonces le pregunte y me dijo que solo estaba contigo por que le gustaba follarte.

-         ¡¿Qué?!- dijo encolerizado

-         No lo tomes a personal, yo creo que eso le decía a cualquiera para acostarse con él. – decía Eduardo mientras se recostaba coquetamente en la cama de Carlos

-         Que maldito…

-         Pero bueno… ¿sabes?, me preguntaba si realmente eres tan bueno en la cama como te describía Berna

-         No tengo ganas  de joder – decía aun molesto Carlos sentándose en el borde de la cama

-         ¡Oh vamos!... mira que si no te gusta no te vuelvo a molestar – decía Eduardo mientras se iba desnudando provocativamente frente a Carlos

 

Carlos solo veía como Eduardo se quitaba la ropa y por alguna razón, no lograba desprenderle la mirada a tan rica piel, mientras se quitaba el pantalón, se podía observar una gran erección,  a la cual Carlos no se pudo resistir. Diestramente Carlos se le abalanzo y comenzó a lamer aquel miembro mientras se  desnudaba, Eduardo enredaba sus dedos en los cabellos de Carlos mientras gemía y se retorcía de placer. Carlos dejo de lamerlo y se estiro hacia el buró, donde saco un lubricante y le unto generosamente a Eduardo en su hinchado miembro. Carlos se puso en cuclillas y lentamente se dejo penetrar por Eduardo, una vez dentro se mecía con brusquedad, sintiendo como sus entrañas se llenaban con un ardor que parecía quemarle. Mientras Eduardo rasguñaba sus muslos y gemía fuertemente, Carlos puso lubricante en sus manos y comenzó a masturbarse, ante el escándalo que hacia Eduardo, tuvo que taparle la boca mientras ambos tenían su orgasmo. Exhaustos, ambos se quedaron dormidos y fue hasta el amanecer que Eduardo abandono la habitación de Carlos. Ambos comenzaron a frecuentarse discretamente, y sin excepción Lalo se quedaba con Carlos hasta el amanecer. Ambos no decían nada, pero tenían miedo de estar solos en su habitación. Carlos comenzó a tranquilizarse al ver que no sucedía nada después de llevar tres meses de relación con Lalo.

 

Continuara...


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