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Encuentros Extraños por Son_Hibiki

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Nota de autor: ES YAOI!!!!!!! Al principio hay relaciones heterosexuales, pero es parte de la historia (y un sueño irrealizable mío XD), los que gustan del yaoi en su esplendor, les aviso que tiene escenas lemon entre heterosexuales, luego vienen las yaoi :P, están advertidos!!! Jeje, no les tengo una pistola al pecho para que lean esto (aunque me gustaría -_^)
Los que aún deseen leer esta historia que la disfruten.
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Encuentros Extraños

-Esa niñita es tan impuntual como Duo... la verdad es que se parecen mucho ’, ya me tiene desde hace 20 minutos esperándola.
-Quatre!!!!!!!!- venía corriendo desde lejos, pero en un, dos por tres llegó al frente del árabe con la respiración muy agitada y muy, pero muy cansada- llegué, lo siento, se me hizo tarde- miró su reloj- veinte minutos!!!!!!!! Lo siento!!!!!- miró a Quatre con ese encantador rostro de perrito suplicante, que sólo ella y Duo sabían poner.
-Ya, Hibiki, no te preocupes, mira, alégrate, te traje unas flores.
-Flores??? Que lindo!!!!!!!!- ‘donde demonios meteré las flores el resto de la velada????’ ’ ‘igual es muy tierno de su parte n.n!!!!!!!! ese es mi Quatre’ lo tomó de un brazo- donde iremos????
-Te parece a comer?
-...
-Que pasa?
-Es que si mal no recuerdo la última vez que me invitaste a comer a uno de esos restaurantes caros yo iba vestida con bluejeans y todos me quedaron mirando raro, tomé la ensalada con el tenedor de pastas... cosa que no encuentro tan grave, pero a los demás parece que si... le pisé sin querer a una de esas viejas su vestido elegante y largo y se los rasgué, tiré –también sin querer T-T- un pedazo de langosta al cabello de otra, ES QUE NO SE CORTABA!!!!!, como no sabía como tomar las copas se me resbalaron todas y las quebré, choqué con un camarero, cuando yo salía del baño y él llevaba un pedido... ’ él no se fijó °`.´° y cuando pedí que guardaran los resto para el Jack (el perro) no entendieron mi chiste y casi me sacan a patadas... no quiero regresar ahí ¡.¡.
-Está bien, no iremos a un lugar como ese, pero dime donde quieres ir.
-Al cine ^.^!!!!!
-Muy bien, vamos.

Caminaron hacia el cine, la noche estaba muy bella y la iluminaban enormes estrellas.

-Que linda noche- se aferró aún más al brazo de Quatre, provocando ese amado rubor en las mejillas del árabe.
-Sí, es muy bella... pero no tanto como tú- esto último salió en un murmullo de la boca del rubio ‘te escuché’ pensó Hibiki.
-Que dijiste?- ‘Que mala soy, ñaca ñaca’.
-Yo sólo...- se paró al frente de ella, la tomó de la cintura y la miró fijamente a los ojos- yo sólo...
-Mmmm?- hizo un gesto de no entender la situación, cosa que no ayudó al árabe ‘que bien, y yo que pensaba estar sola con él en el cine para besarlo y ahora él se me adelanta n_n’
-Yo sólo... tienes una pelusa en el hombro (’), si, eso es lo que pasa- se separó de ella en un ademán de seguir caminando, pero la muchacha lo detuvo y rodeó con sus blancos brazos el cuello del muchacho.
-No era eso lo que ibas a decirme, verdad?
-Bueno... yo... este- comenzó a balbucear el rubio.
-Se directo Quatre!
-Bueno, este... yo...-prefirió callarse y mirarla a los ojos, esa mirada verde agua resplandecía con la noche y un exquisito tiente rojo bañaba sus mejillas, acercó despacio el rostro a los labios de la niña hasta sentir que sus respiraciones se topaban, rodeó esa cintura y la acercó más a él- yo sólo quería...- cortó sus propias palabras y la besó, primero juntaron sus labios, luego ella partió su boca, dándole permiso a la intrusa lengua del árabe que se metió hasta adentro, luego la niña correspondió a esa dulce boca.

Cuando se separaron ambos estaban sonrojados, ella sonreía, él la miraba indeciso de hablar. Un silencio total inundó el lugar, un silencio... muy incómodo, por lo menos para Hibiki.

-Eeeeehhhhhh- no se le ocurrió otra cosa que decir.
-Que pasa?
-Eso... sólo eh °~°
-... ’ Vamos?
-Bueno...- caminaron de la mano y hablando banalidades, sobre el tiempo, la luna, las estrellas y la noche. Ya estaban por llegar al cine, cuando un auto pasó por arriba de una posa de agua y... mojó completamente a Hibiki, ensuciando su ropa.

-... T.T
-...
-T.T
-Estás bien?
-T.T
-Tienes razón, no me respondas esa pregunta, obviamente no estás bien.
-T.T- ella asintió.
-Que vamos a hacer?- Hibiki se encogió de hombros, tendrían que regresar a la casa, unas lágrimas rodaron por su rostro. Se había arruinado una vez más su cita y esta vez ella no había sido.
-Bueno... tendremos que regresar...- dijo intentando contener sus lágrimas.
-Si- la miró con pena, el también se sentía mal, habría querido que la cita durase mucho más, pero de cierta forma era irónica la situación, cada vez que salía con Hibiki ocurría algo que hacía terminar la cita antes de tiempo. Llamó a Rashid para que los fuera a buscar. Cuando este llegó con la limosina se subieron y partieron a la casa.

Hibiki iba tiritando y empapada, Quatre la abrazaba, pero no lograba darle calor.

-Te vas a resfriar.
-No... ggggggrrrrrr... tienes que... ggrgrgr... repetirlo- intentaba decir entre tiritones.

Llegaron a la mansión y se bajaron rápidamente, ella estaba congelada y él preocupado.

-Tan temprano llegaron?- preguntó Duo al ver a la pareja entrar, mientras arrancaba de Heero quien para romper un poco la rutina lo quería matar (ironía).
-Lo que pasa es que un auto pasó y mojó a Hibiki.
-Te... mo... jó... wwwwwaaaaaaaaajajajjajaajjaajjaa.
-Si... jo jo... me mojó- le sacó la lengua y cuando pasó al lado de ella le hizo una zancadilla, luego se fue corriendo a la pieza, si Duo la atrapaba la mataría a cosquillas, el norteamericano cayó dando paso a que Heero le golpeara la nariz. Quatre vio todo esto, pero no le prestó atención... ya estaba acostumbrado, prefirió ir a ver como estaba la niña.

Hibiki entró a su habitación y comenzó a desvestirse rápidamente- estoy congelada!!!!!!!- gritó indignada (un verso sin mayor esfuerzo)- rodeó su blanco cuerpo con la toalla negra y se disponía a entrar al baño cuando sintió que tocaban la puerta.

-Permiso- entró Quatre quien se sonrojó al ver a la joven así.
-Sí, pasa, me estaba preparando para ir a bañarme... estoy congelada- rodeó su cuerpecito desconsoladoramente en un auto abrazo y luego hizo un puchero a Quatre, este sonrió y se acercó lentamente a ella y para la sorpresa de Hibiki terminó en los brazos de este, mientras el árabe con su blanca mano guiaba la boca sonrojada de la muchacha hacia la de él.

El beso comenzó con ternura, luego la pasión de ambos se convirtió en una sola, las lenguas lucharon por la dominancia y Hibiki se dejó ganar, dando paso a una minuciosa exploración, lenta y cautelosa y luego fogosa y ardiente, la lengua iba cada vez más adentro, haciendo que ambos perdieran el control.
Caminaron, sin separarse del beso, hasta adentro del baño, cuando se separaron, la muchacha ya no llevaba la toalla, Quatre se alejó para mirarla, ya no tenía ese rubor en las mejillas, sólo se reflejaba en deseo en los ojos, ella entendió lo que se proponía el árabe (bueno si no lo entendiera debía ser muy tonta) y decidió ayudarlo con la tarea, comenzó desarmando esa arreglada corbata y lanzándola alborotadoramente al suelo, luego desabrochó la camisa, mientras besaba esa suave piel.
No deseaba hablar ‘no arruinarás el momento, oh no!, no lo harás’ se decía, mientras desabrochaba ansiosamente los pantalones de vestir del elegante rubio.

-Llenemos la tina- le dijo robándole un beso rápido, ella asintió. Quatre giró la llave de agua, provocando que en pocos segundos el ambiente estuviese tibio por el vapor.

Ambos se encontraban abrazados y desnudos, el árabe sentía deseos de detener el tiempo, tener la cabeza llena de rizos castaños y con reflejos dorados de la muchacha en su pecho era una sensación embriagante, pronto la tina estuvo llena, el cariñosamente la levantó y la depositó dentro del agua caliente, luego se metió dentro de la amplia tina, quedando encima de ella.
Hibiki sintió que un escalofrío le subía por el cuerpo, estaba nerviosa... y mucho, pero deseaba tanto a Quatre. El árabe comenzó a acariciar la suave piel que estaba debajo de él.

-Eres tan bella.

Ella se sonrojó sin decir palabras, el joven besó sus mejillas y tímidamente depositó sus blancas manos en los grandes pechos de la niña, luego comenzó a masajearlos de forma rítmica. Se sintió muy nerviosa de que alguien la tocara tan íntimamente, era la primera vez que alguien llegaba tan lejos con ella ‘bueno, no TAN lejos… quizás un poquito más lejos que lo que he hecho… je je’ de repente se puso muy tensa ‘cálmate Hibiki!!! No puedo ¡_¡’

-Que pasa?
-Yo… este…
-Calma… si no estás relajada te va a doler.
-Lo sé… pero… es… mi primera vez.
-Ya veo- de pronto el árabe se detuvo y se alejó un poco de la niña- estás segura que deseas hacerlo conmigo?- ella no dijo nada pero asintió segura, él le sonrió- entonces me daré la misión de relajarte.

Siguió masajeando sus pechos, mientras la besaba calurosamente, su otra mano jugaba en el vientre de ella, se separaron de ese apasionado beso, Quatre le sonrió tierna y reconfortantemente, ella le sonrió de vuelta. Comenzó a besar el cuello de la niña, luego su pecho y así continuó hasta el ombligo, donde metió su lengua, excitando inevitablemente a Hibiki, quien dejó escapar sus gemidos al aire. Entonces el árabe la abrazó y le acarició la espalda mientras la penetraba lentamente; la chica gimió fuerte, Quatre estableció un movimiento uniforme, entraba y salía de ella. Hibiki sentía cosas que nunca antes había sentido, tenía su cuerpo descontrolado y sus brazos aprisionaban firmemente al bello árabe.

-Ah! Quatre… si, más fuerte- suplicaba Hibiki y a con cada súplica el rubio daba lo que se le solicitaba. La niña llegó al orgasmo y luego vino Quatre quien la había esperado.

El piloto calló arriba de Hibiki con su respiración totalmente acelerada y con una sonrisa cruzando sus labios.

-Perdóname- le dijo la niña, Quatre la miró extrañado- por no ayudar en nada…
-Pero era algo natural…
-Claro porque no sé, así que te tendrás que dedicarte a enseñarme más, es un trato?
-Trato hecho- sonrió el árabe.

Después de cariñosas caricias en el rostro, los labios, las manos; se dirigieron a la cama de la niña, Quatre quiso quedarse junto a Hibiki esa noche, pero ella no quiso pues le encantaba dormir en la cama sola.

-Hibiki, por favor, no quiero ser de esos tipos que se quedan un rato y luego se van.
-Pero Quatre, yo soy muy histérica y aunque sé que no me muevo en la noche, me encanta tener la cama para mi sola!!!
-Hibiki, no te cuesta nada intentar ver si eres capaz de estar conmigo la noche entera y olvidarte de tu histeria un poco.
-No, no y no- hizo un puchero- y no me podrás convencer…
-Me pones a prueba?
-No, sería una prueba si yo pudiera cambiar de opinión, sólo es una advertencia ya que no cambiaré mi parecer!
-A no? Ya lo veremos- se le subió encima y la besó apasionadamente, luego comenzó a acariciarla de pies a cabeza, todo su cuerpo temblaba de deseo, pero de pronto paró ese ritmo lujurioso y comenzó tiernamente a acariciar con su nariz el rostro de la niña, llevó su mano hasta la mejilla de esta y la rozó suavemente, luego tomó su mano y la besó, Hibiki sonrió, puso la mano en la mejilla del rubio y lo llevó hasta su boca para robarle un delicioso y suave beso.
-Bueno, talvez si era una prueba.
-Y la pasé?
-Con creces!!!- Se dieron nuevamente un beso, Quatre se acomodó en la cama y Hibiki se apoyó en el pecho liso del rubio.

A la mañana siguiente fueron despertados por la nada agradable voz de Duo.

-DESPIERTEN EL PAR DE TORTOLOS!!!!- Duo corrió las cortinas, dejando entrar un intenso rayo de luz.
-Duo? ’ Que demonios haces aquí???
-Yo, niñita, tengo la misión de despertar a todos los pilotos gundam, más tú para que prueben el desayuno que tanto me esmeré en preparar para ustedes.
-Duo que hora es?- preguntó somnoliento Quatre.
-Las 8 de la mañana.
-QUEEEEE??!!!!!!!!- la muchacha se paró de la cama y comenzó a ahorcar furiosa a Duo- C”MO SE TE HA PASADO POR ESA ESTÚPIDA CABEZA TUYA DESPERTARME UN DÍA SÁBADO A LAS 8!!! ACASO NO PIENSAS???????
-Hi… aaaaah!!!… no… res… pi… ro- Duo ya se estaba poniendo azul por la falta de aire.
-Hibiki, déjalo ya.
-Si… hazle caso a Quatre…
-Esta bien…- lo soltó pero lo miró resentidamente, mientras Duo intentaba volver a respirar.
-Eres un mamut!!!
-Un que me dijiste???
-Un mamut.
-Cómo osas decirme eso…- decía Hibiki mientras contenía su rabia y una vena se hinchaba muy notoriamente en su frente.
-Si, eso eres un mamut… eres bestial y agresiva- decía en tono burlón Duo.
-Contigo, pues tú siempre me exasperas…
-Mamut, mamut… ma… mut- Duo de repente se dio cuenta de algo a lo que no le había prestado atención: ‘OH Guau, Hibiki está desnuda!!!’ un hilito de sangre salió por su nariz y la saliva comenzó a gotear de su boca.
-Oye y a ti que te pasa…- preguntó Hibiki, sin dejar su tono antipático.
-Hibiki…
-Si Quatre?
-Creo que se puso así porque se dio cuenta que estás desnuda ^~^
-Qué???? Yo des… nu… da… SI ESTOY DESNUDA!!!!- miró a Duo, quien no dejaba de verla con cara de degenerado, una furia enorme renació en cuerpo y terminó por pegarle una bofetada que lo hizo despertar del embobamiento en el cual se encontraba sumergido; acto siguiente: Duo tuvo que salir corriendo de la habitación para protegerse de la lluvia de floreros, estatuas y libros que Hibiki le tiraba.

En media hora estaban todos sentados y Duo veía impaciente esperando una aprobación de su arte culinario.

-Maxwell, a que hora te levantaste para preparar los panqués, los pasteles y el pan?- preguntó Wufei.
-A las seis.
-Ya veo, por eso nos despertaste tan temprano.
-Si, yo sólo quería que se levantaran con un desayuno rico y preparado con mucho cariño.

Hibiki se sintió muy mal, esta bien que estuviera enojada, pero no tenía que tratar así a Duo. Comió callada, mientras todos, incluso Heero, lo felicitaban por lo buen cocinero que era.

-Estaba delicioso!!!- sonrió Quatre.
-Estoy de acuerdo- dijo serio como siempre Trowa.
-Maxwell, te felicito, te quedó todo espectacular.
-En serio?????? A ti Heero te gustó?
-Duo…- dijo serio.
-Mmm?- se preocupó el norteamericano.
-Felicitaciones, cocinas cada vez mejor- un brillo especial en los ojos de Duo apareció al ser felicitado por Heero.

En ese minuto Hibiki terminó, se paró de la mesa y se acercó a Duo para decirle unas palabras en el oído. Todos quedaron observando como se retiraba del lugar Hibiki, en una actitud más parecida a la de Trowa que a la de su carácter alegre.

-En el cerezo en diez minutos- repitió en voz baja Duo- je, que se le pasó ahora por su cabecita loca…

Se paró ante la mirada atenta de todos, especialmente de Heero que no le gustaba nada que Hibiki le dijera cosas al oído a Duo.

-Que pasa Hibiki? Por qué me pediste que viniera?
-Duo… perdóname- los ojos de la niña se pusieron llorosos.
-Por qué?
-Por ser tan injusta hoy en la mañana contigo… tú sólo querías ser lindo con nosotros y yo… te maltraté…
-Hibiki!!! No llores… -la abrazó fuertemente- además no fuiste la única.
-No?
-No!, claro que no, si cuando fui a despertar a Heero este me amenazó con la pistola en la cabeza al pensar que era un ladrón, luego fui donde Wufei y este creyó que era una de mis bromas pesadas y corrió detrás de mí en pijama y con su cimitarra desenvainada, con el único que no tuve problemas fue con Trowa que ya estaba en pie.
-En serio te pasó todo eso?
-Si!!! Siempre me pasan cosas ¡.¡
-Jaja, por lo menos no te mojó un auto el vestido.
-Pero por lo que vi en la mañana no te fue nada de mal.
-Ni lo menciones, nunca pensé que terminaría en mi bañera junto a él.
-Así que en la bañera!!!
-Sí, pero cállate, no quiero que todos se enteren.
-Y…- se puso serio Duo- qué son ustedes?
-Mmm… nada.
-Nada?- suspiró aliviado.
-No, no tengo deseos de comprometerme con nadie.
-No?
-No, sólo estoy dispuesta a estar con alguien que quiera entretenerse un rato conmigo.
-Sólo amigos?
-Sí.
-’ tú crees que a los 16 se puede hacer eso?
-Cuanto años tienes tú?
-16
-Y lo harías?
-Pues claro.
-Entonces?
-Sí se puede hacer… Y cómo te la arreglas para seducir a alguien?
-Quieres saber?
-Sí, por eso pregunto.
-Muy bien- Hibiki se abrazó al cuello de Duo- primero lo tomas por sorpresa.
-Ya veo como- dijo algo nervioso.
-Luego tú lo miras a los ojos y esperas que él actúe, para el hombre siempre la mujer debe parecer el sexo débil y aprovechará cualquier paso que ella haga, por ejemplo antes te abracé, pero lo pude hacer de cariño, por decirte feliz cumpleaños, en fin año nuevo por último y eso le deja paso al hombre para aprovechar la situación y quedar como si él fuera el que actuó.
-Cómo? Así se aprovecha un hombre?- Duo acercó sus labios a los de Hibiki hasta rozarlos, luego introdujo su lengua dentro de la dulce boca de la niña.
-Sí, exacto y luego, si están en un lugar sólo y especial viene la etapa donde actúas como una gata en celos, pero sin que él se dé cuenta.
-Cómo?
-Sentémonos?
-Bueno- Hibiki se sentó de tal forma, cuestión que el vestido que usaba se le subiera y se le vieran más las piernas, entonces empezó a acariciar la mano a Duo.
-Entonces comienzas a darle hilo para que él actúe como quiera sobre ti, si actúa, tú sólo lo dejas, si no actúa hay que pasar a una cosa más drástica- terminó de decir esto y se sentó con las piernas abierta sobre Duo y mirándolo- entonces tú guías sus manos, es el camino más rápido y más fácil de excitar a un hombre- entonces tomó las manos de Duo y las metió bajo su vestido.
-Hi… Hibiki… que haces?
-Sólo te muestro como seducir a alguien.
-En… enserio?
-Sí, pero no me interrumpas; entonces comienzas a besar su cuello, mientras que ayudada por sus propias manos tú te subes la falda, después llegan a una temperatura tal, que siguen solos.
-Así?- preguntó Duo quien comenzó a desabrocharle la blusa.
-Sí, en ese instante me paro y me voy, me encanta dejarlos tibiecitos para que en otra ocasión me cueste menos encenderlos, también me encanta dejarlos encendidos, porque nunca completo el acto, sólo lo hago de mala, pero ayer no pude con Quatre, ese muchacho es demasiado bello.
-Y me dejarás caliente a mi también?
-No, además te debo algo; una disculpa- lo empujó y Duo quedó de espalda mirando a Hibiki- además tú también eres demasiado bello- le sonrió y comenzó a besarlo mientras le quitaba la chaqueta de su traje de sacerdote, llevó sus manos hasta el miembro del muchacho de pelo trenzado y comenzó a acariciarlo por encima del pantalón.
-Es… pe… Hibiki!!!
-Que pasa?
-Y si alguien nos ve?
-En este tremendo patio, en el sitio más aislado y más oculto por las plantas? Debes estar loco- diciendo esto le bajó los pantalones junto a la ropa interior del muchacho, dejándolo sólo en camiseta.
-Niñita vas muy rápido!!!
-En serio?- se sentó al lado y se recontó en el pasto mirando al cielo- entonces sigue tú.
-Misión aceptada.
-Te voy acusar que le robaste la frase a Heero.
-Sólo era una broma- se le montó arriba y la niña le sacó la camiseta mientras él terminaba de desabrochar su blusa y de sacar la falda- te ves hermosa en ropa interior.
-Te gusta la ropa interior negra?
-Me encanta el negro- se deslizó besando el cuello de la muchacha y llegó hasta que el sostén le impidió seguir, tenía el broche adelante, entonces Duo se deslizó hasta este y lo desabrochó con los dientes.
-Mmm, eso es muy sexy.
-Si quieres hago lo mismo con tus pantaletas.
-Me encantaría.
-Ok- entonces volvió a deslizarse, esta vez hasta la última prenda de ropa que le quedaba a Hibiki y tomándola con los dientes de una orilla de la pierna, le bajó las pantaletas mientras la niña reía a carcajadas.
-No creí que te atreverías…
-Jojo, para que veas- la miró y sonrió al darse cuenta que ambos estaban desnudos- te ves hermosa.
-Me veo mejor desnuda que con ropa interior.
-Je- le lamió ardientemente los pechos, mientras la penetraba lentamente.
Hibiki gimió agradablemente para los oídos de Duo quien empezó con un movimiento algo agresivo, a Hibiki le dolió, pero al poco tiempo le dio mucho placer. El norteamericano acariciaba el blanco cuerpo debajo de él, sin dejar escapar detalle de esa figura fina con su tacto.
-Eres blandita- se rió Duo.
-No molestes- llevó sus brazos hasta el cuello del joven y lo obligó a acercarse hasta su boca, se besaron apasionadamente. Hibiki comenzó a ahogar gemidos en los labios de Duo.

Ellos estaban ensimismados en los que hacían, tanto así que no se dieron cuenta que Heero, al escuchar ruidos, se internó en lo lejano del patio y al verlos junto quedó impactado ‘no… no puede ser… Duo…’ algo le apretó dentro de él, el corazón se le paró y una idea pasó por su cabeza ‘Duo, si quieres estar con alguien… no será con Hibiki y si es necesario la conquistaré yo’ se alejó muy triste pero decidido de ese lugar.

-Ahhh!!!- Hibiki había llegado al orgasmo y Duo la acompañó con un gemido similar- eres muy bueno Duo Maxwell.
-Y tú también, Son Hibiki- se besaron y se quedaron tendidos mirando al cielo.
-Regresemos… hemos estado “hablando” más de una hora.
-Claro “hablando”- dijo en medio de una carcajada Duo.

Regresaron a la casa dando risitas comprometedoras que ningún piloto gundam entendía.

-Dónde estaban ustedes?- preguntó sonriendo pícaramente Quatre al imaginarse lo que ambos hacían, Hibiki se dio cuenta de esto ‘wow, veo que no soy la única que no desea nada serio, por qué me tinca que Quatre tampoco desea compromisos?’
-Maxwell, que cochinadas le hacías a esta niña- dijo en una carcajada Wufei.
-YO?????????- exclamó indignado Duo- ella me obligó- dijo apuntando a la muchacha quien abría los ojos en forma de sorpresa, que luego se convertiría en rabia. Duo notó esto y escapó, Hibiki salió corriendo detrás de este y por fin lo alcanzó cuando Heero le hizo una zancadilla provocando que Duo cayera de bruces al suelo y dando paso a que Hibiki lo golpeara algo salvaje.
-Listo, con esto se quedará callado por un buen tiempo- Hibiki se paró del suelo y dejó atado y amordazado a Duo, quien intentaba decir algo, pero no podía hablar.
-Por fin creo en los milagros, Duo sin hablar?- comentó irónico Heero.
-Bueno, empieza entonces a llamarme Dios…
-Señora Dios, me honraría con hacerme otro milagro?
-Claro…
-Podría concederme el milagro de amordazarse junto a Duo, pues no sé quien habla más; tú o este baka.
-Haré como si no hubiese escuchado eso ’
-Me mandarás al infierno?- Hibiki sonrió.
-Puedo pensarlo…- se acercó suave y seductoramente al soldado estoico- talvez pueda llevarte al paraíso- le pasó las manos por su cuello atrapándolo en un fuerte abrazo y acercó despacio la boca a la de Heero, esto agarró por sorpresa al soldado quien no pudo moverse para evitar lo irremediable, pero cuando creyó que los labios de Hibiki se iban a posar en los suyos, esta se detiene y lo empuja al suelo, luego le saca la lengua- señor soldado perfecto, veo que usted también es hombre y puede sucumbir bajo el encanto de una mujer, eso es peligroso pues puede arriesgar la vida suya y la de sus compañeros- se rió entre dientes y luego se dirigió a su pieza satisfecha de lo que había hecho, dejando a Heero totalmente confundido y a Quatre junto a Wufei e incluso a Trowa aguantándose la risa, Duo no respondía, estaba más preocupado de intentar arrancar de esas firmes amarras. Se vio el rostro de la niña asomarse nuevamente- Duo, esas amarras no cederán; “Scout siempre listos” jajaja.

Duo se movió desesperado, ESA NI—A HABÍA SIDO SCOUT!!!

Hibiki estaba recostada en la cama mientras escribía una carta.

“Amor mío:
Mi pequeño rayo de luna… mi cielo, lo estoy pasando muy bien! Fue genial tu idea de presentarme con Quatre… nunca pensé que conocieras a un tipo tan impresionante como él.
…l tiene muchos amigos, me he divertido mucho con ellos, está Wufei, quien reclama por todo y nunca muestra sus sentimientos… aunque no es muy bueno ocultándolos, sólo se hace el fuerte... ah! Si! Es muy machista y tiene un extraño concepto del honor, piensa que el más fuerte es el que tiene la razón; está Trowa, es muy guapo, al igual que el resto de los pilotos gundam, tiene un físico espectacular y es latino, se nota por sus rasgos... podría ser de raíces Brasileras… eso creo, pero ni él se acuerda, además es tan serio!!!; bueno, también está Duo… es todo un payaso… es irónico que Trowa siendo tan serio trabaje de payaso y Duo siendo tan alegre y hablador... muy, muy risueño se vista de cura y ande con una cruz en su pecho, jajaja; y por último Heero, él siempre hace callar al pobre Duo… esa pareja me recuerda a alguien… te acuerdas tú primera impresión de mi ’ yo si la recuerdo: hablas hasta por los codos!!!. Te acuerdas de mi impresión de ti: con un gran ego, un gran orgullo, una personalidad perfecta, menos por no querer hablar más que monosílabos y con la antipatía a flor de piel... bueno, a esa pareja le pasa lo mismo.
Quatre ama a Trowa… se le nota ya que cada vez que Trowa lo mira fijamente Quatre se sonroja y Trowa le corresponde... también noté fácilmente eso, pero no se atreven a confesarlo; Heero y Duo se aman, pero no se animan tampoco, empecé un plan para ayudarlos, ojalá resulte, jugaré un rato con ellos y les provocaré celos para que se den cuenta de lo que sentirán si pierden a la persona amada y de paso jugaré también con Wufei pues los cinco están divinos y no es mucho el tiempo que estaré libre de ti, así que debo divertirme.

Besos, te ama
Hibiki-Chan”

-Son? Puedo entrar?- era el chino que tenía una vos un poco… afligida?
-Claro, pasa- entró entonces y Hibiki pudo distinguir los surcos que marcaban las lágrimas por las mejillas de Wufei- pero, pero, que pasa?- lo obligó a sentarse en su cama y lo abrazó con fuerzas- que pasa?- reiteró la pregunta, esta vez con un todo de voz más bajo.
-Yo sólo venía a pedirte un favor…
-Lo que quieras…- ofreció sin miramiento Hibiki, sólo para consolar a su amigo.
-Yo quería que me acompañaras al cementerio.
-Wufei? Al cementerio?
-Yo… si…
-Y por qué?
-Hoy es el aniversario de la muerte de mi esposa.
-ESPOSA!!!???- no pudo disimular su sorpresa, Wufei se rió entre dientes- cuantos años tienes Wu-Chan?
-16
-Y ya se te murió tu esposa???
-Lo que pasa es q nos casaron a muy temprana edad y por unos incidentes yo la perdí- un dejo de dolor se reflejó en sus ojos.
-Ok, yo te acompaño, pero no llores más o me harás llorar a mi.

Se dejaron caer después de almuerzo por el cementerio. Caminaron callados, Wufei iba muy metido en sus pensamientos y a Hibiki le rondaba una pregunta desde que salieron de la mansión de Quatre.

-Por qué me pediste a mi que te acompañara?- la pregunta sacó del ensimismamiento al muchacho chino.
-Por que contigo se puede hablar y al mismo tiempo si se te pide que no hables serás respetuosa y no lo harás.

Cerca del cementerio había un bello templo chino, ese era el verdadero destino de los jóvenes. Cuando llegaron el chino oró por el alma de su fallecida esposa, Hibiki se quedó en silencio y contempló sorprendida el dolor que se reflejaba en la cara de Wufei. De las palabras susurradas por los labios del chino sólo pudo distinguir una frase que la dijo en un tono más alto “perdóname Nataku por no visitarte a la colonia, pero estoy en una misión”, luego terminó de orar y miró a Hibiki que aún estaba a la espera de que el chino dijese algo.

-Gracias Hibiki por acompañarme.
-De nada, realmente fue un placer- dijo no muy convencida, la verdad es que se sentía alabada porque le hubiese pedido a ella que lo acompañara, pero estar media hora parada y callada la aburría.
-Jaja, no tienes que fingir conmigo, sé que estabas aburrida, pero te lo compensaré, deseas ir a tomar un helado?
-SIIIIII!!!!!!!!!!!

Mientras caminaban, conversaban muy amenamente, a ella le encantaba salir, parecía una niña que, entusiasmada, señalaba todo lo que estaba alrededor y se paraba a oler las flores, mientras él la veía con felicidad y reía entre dientes por todas las tonteras que ella hacía.
Llegaron a la heladería, donde existía una gran variedad de sabores, formas y barquillos.

-Quiero ese y ese… también ese y el de acá, y por qué no ese? Y ese…- la chica pedía y pedía, mientras Wufei miraba su billetera para ver si le iba a alcanzar.
-Yo quiero un vaso de jugo- le dijo resignado a la persona que atendía en la caja.
-La orden se la dejaremos en la mesa, muchas gracias por preferirnos.
-Hibiki, podrás con todo ese helado?
-Vamos! Si sólo son 3 barquillos, 2 helados con forma de payaso y otros 5 con chocolate, caramelo, nueces, almendras y galleta.
-Oh si, es sólo eso ’- ironizó Wufei.

Cuando regresaron a la mansión de Quatre, Hibiki se sentía feliz; compartir toda la mañana con Duo bajo el cerezo y luego una agradable tarde con Wufei, todo esto la contentaba mucho.

-Wow, ya oscureció, acaso nos hemos demorado tanto?
-Son…
-NO ME TRATES POR EL APELLIDO- le interrumpió Hibiki.
-’ no te iba a tratar por el apellido… sólo quería decirte que “son” las 8.
-Eeeeeeeeeeh… pero igual no me trates por el apellido.
-Pero a todos mis amigos los trato por el apellido…
-No porque dejes de tratarme por el apellido dejo de ser tu amiga.
-Tienes razón Hibiki.
-Tanto costaba?
-En realidad no… jeje
-PERO YA SON LAS 8???? TAN TARDE!!!!
-Si, eso te dije… mmm- dudó de decir la frase que tenía en mente durante todo el camino, pero luego pensó que Hibiki se la merecía- Hibiki… gracias por acompañarme, necesitaba de alguien lo hiciera.
-Olvídalo… lo he pasado muy bien contigo, además te dejé un agujero en tu billetera.
-Jeje, ese es un detalle, realmente esos helados los pagaron los fondos militares.
-O sea somos ladrones- bromeó Hibiki.
-No nos van a meter a la cárcel por eso.
-Nadie sabe, jajajaja.

Entraron en silencio, pero Hibiki tenía que romperlo, algo le molestaba, algo debía pasarle a Wufei, su mirada aún era triste, aunque en el camino se habían reído mucho; era como si ocultase su dolor, pero esa mirada ya la había visto muchas veces en él, una mirada sentida, lastimera y con un toque de furia y venganza.

-Qué pasa?- preguntó Hibiki sin pensar si era prudente preguntar o quedarse callada.
-A mi?- dijo sorprendido el chino.
-Eres el único aquí.
-Nada…- mintió.
-Vamos! No necesito el don especial de Quatre que me diga que estás triste, se te nota en tu mirada, es lastimera, adolorida, pero también me contagia venganza… qué pasa?- insistió.
-Yo… sólo…- las lágrimas comenzaron a asomarse por sus ojos negros, no podía llorar! Y aún más frente a una mujer… mas necesitaba tanto de un hombro amigo que lo escuchase y consolase- yo…- las lágrimas corrieron por esas blancas mejillas del chino, fue entonces que se dio cuenta la repercusión seria de esa pregunta en el muchacho.

Hibiki tomó a Wufei y lo arrastró hasta el cuarto de este, no era bueno que lo vieran así, sabía el gran orgullo que encerraba su amigo y no se lo perdonaría nunca si en ese momento de debilidad lo dejaba a la vista de todos.

-Wufei…- susurró en el oído del chino mientras lo abrazaba cariñosamente- tú sabes que puedes confiar en mi- Wufei asintió mientras respondía al abrazo y seguía llorando.
-A mi me casaron muy, muy joven, mi prometida era bella, pero siempre nos llevábamos peleando, ella odiaba que yo manejara algún movil suit, ella odiaba que me dedicara a eso. Aunque siempre discutíamos yo aprendí a amarla y todo fue feliz hasta que un día, para un ataque a la colonia ella tomó un MS y combatió… sacrificó su vida en vano…- comenzó a sollozar mientras hablaba.
-Calma, calma, si no quieres hablar no lo hagas…
-No te preocupes, yo deseo hablar: entonces la rescaté del bombardeo en el cual se había metido y la llevé a la colonia… yo la bajé del movil… la… la- comenzó a sollozar nuevamente- la llevé al campo de flores y… ahí… murió… ella murió en mis brazos…- por fin lloró desesperadamente.
-Te entiendo Wufei… talvez nunca lo he sufrido en carne propia, pero puedo imaginarme una pequeña parte de tu dolor y te digo que sólo imaginar esa fracción me duele… estás sufriendo mucho.
-Yo nunca se lo había contado a nadie… pero…
-No te preocupes, yo soy mujer, soy más sensible incluso que Quatre y si te preocupa mi discreción tampoco te preocupes, no se lo diré a nadie.
-Gracias Hibiki…
-Ahora te voy a dejar para que puedas pensar un poco- se paró de la cama donde estaba sentada junto a Wufei, pero sintió que una mano fuerte la detuvo por el brazo.
-No te vallas… por favor…
-Que pasa?- se sentó al lado de él, pero Wufei no respondió, sólo la abrazó con fuerza y la besó mientras la tendía en la cama ‘no creí que fuese tan fácil... pero no me negaré’.

Lentamente pasó su mano por la cadera de la niña y la subió acariciando, por debajo de la blusa, la cintura de esta, mientras que con su otra mano desabrochaba hábilmente la prenda de vestir.
Retiró lentamente la prenda del cuerpo de la muchacha, mientras la miraba con deseo.

-Ayúdame…- rogó Wufei.
-Ayudarte?
-Sí…
-A qué?
-A olvidar un poco… a sentir que soy importante para alguien como lo fui para mi esposa… no deseo que tengamos algo serio… no me siento preparado, pero hazme sentir en las nubes… hazme creer que estoy en el cielo.
-Yo puedo hacer eso- le dijo mientras comenzaba a desabrochar los pantalones de su amante.

Volvieron a atraparse en un beso, más urgente, más apasionado.
La niña tomó las manos de Wufei y con ellas comenzó a subirse la falda. El chino comenzó a masajear los glúteos de la muchacha mientras le besaba el cuello. Recorrió con su boca hasta llegar a los pechos de Hibiki, donde comenzó a acariciarlos por encima de la ropa interior, esta sólo gemía. Wufei le arrebató la falda.
La acarició con la mirada, desde la cabeza a los pies, luego comenzó a besar y lamer el vientre de Hibiki, metió la lengua dentro del ombligo en el cual jugó hasta que la muchacha le suplicó que entrara en ella.

-Tus deseos son órdenes- susurró sensualmente en el oído de Hibiki mientras retiraba las dos últimas prendas que cubrían ese blanco cuerpo.

Rápidamente, y algo brutal, el chino se despojó de sus ropas.

-Lista?- preguntó despacito en el oído de la niña, Hibiki sólo asintió.

La penetró delicadamente, era un excelente amante... de donde había aprendido eso? Comenzó un vaivén suave dentro de la niña, pero a Hibiki eso no le bastaba.

-Dale... más fuerte, me gusta... sí, me gusta.
-Sí... Hibiki.

Aumentó bruscamente el ritmo mientras Hibiki le besaba desesperadamente el cuello y los hombros, de repente le daba pequeñas mordidas que hacían que Wufei perdiera el control de su acto junto con perder el ritmo de la penetración, a veces haciéndolo más rápido y otras se detenía por unos segundos, intentando controlarse. La niña lo volvía loco.
Pero cada gemido, cada cambio de ritmo incitaba a Hibiki a continuar con su trabajo, le mordía las tetillas, se las lamía, las besaba, mientras que obligaba al chino a posar sus manos sobre sus blandos pechos, sí, sí, deliciosos para el tacto del oriental quien bajó su boca hasta uno de ellos y comenzó a besarlo mientras Hibiki jugaba con los dedos en el ombligo de Wufei.

-Hi… Hi… bi… ki… vengo…
-Espera un poco- le ordenó secamente a la niña quien cambio de posición dejando al oriental debajo de ella- esto te va a gustar- susurró mientras comenzaba a montar violentamente a Wufei.
-Sí continua...
-Pero… tienes… tienes que esperar…- se le había acelerado la respiración, pronto perdería el control de si misma... esto la hizo sonreír.

Continuó con ese ritmo enloquecedor mientras jugaba con sus manos en el pecho amplio del joven chino quien la miraba con esos ojos negros e intensos, llenos de deseos, llenos de locuras. De pronto sintió como Hibiki temblaba de placer, como si una corriente le hubiese nacido desde el entrepiernas y le recorriera cada poro. Había llegado al orgasmo. El chino la siguió.
Ambos jadeaban, ambos tenían los rostros rojos y ambos esbozaban una sonrisa.

-Gracias- dijo el chino mientras Hibiki se recostaba en el pecho fuerte de este.
-Fue un placer… lo repetiremos cuando desees- dijo casi riendo Hibiki.
-Cuando quieras…- reafirmó el joven.

Entrada la noche se dirigió a su habitación. Wufei se había quedado dormido con el rostro sereno… incluso dio paso a una suave sonrisa.
Que sorpresa tuvo la niña al entrar a su pieza y encontrar a Heero sentado pacientemente en una silla que había en la habitación.

-Te estaba esperando…- y sin dar mayor explicación se paró y besó con deseos a Hibiki. ‘Qué demonios’ fue lo único que pasó por su mente, qué pasaba con Heero?

La tiró a la cama y se montó sobre ella.

-Heero!- exclamó por fin Hibiki.
-Hn?- preguntó Heero quien estaba entretenido besando el brazo de la niña.
-Qué te pasa!!!!!!
-Por qué?- se detuvo y dirigió su mirada cobalto a los ojos de Hibiki.
-Tú no eres así… hoy mismo, en la tarde te paralizaste al sentir que casi te beso.
-En la tarde no estaba tan decidido como lo estoy ahora.
-Sí, eso me doy cuenta…
-Acaso no deseas?- preguntó serio a la niña.
-O sea... realmente sí- se sonrojó- pero me has tomado muy de sorpresa…
-Sorpresa es por lo que me tomaste en la tarde cuando regresaste con Duo y casi me besas… yo creo que estabas segura que un día te abordaría…
-Tú me deseas, verdad?
-Si no fuera así no estaría aquí…
-Entonces tómame.
-Pero cállate… sólo gime- no fue una petición, sonó imperativamente como una orden, pero a Hibiki no le molestó, sabía como era Heero, esas palabras sólo le hicieron esbozar una sonrisa y asentir.

Hibiki ya estaba a medio desvestir, con la blusa mal abrochada, la falda con el sierre abajo y sin zapatos. Heero sonrió al pensar que hacía en la pieza de Wufei, luego se concentró en su trabajo.

-Misión aceptada- susurró, y mientras se dedicaba a morder el blanco cuello de la muchacha las manos viajaron por debajo de la blusa y debajo del sostén para parar masajeando los tibios pechos de ella, tomándola por sorpresa al tiempo que dejaba escapar, accidentalmente, un gemido de placer- eso, gime… con fuerzas quiero oírte.

El japonés de un tirón arrancó todos los botones de la blusa y se la sacó violentamente, eso le encantó a Hibiki quien pasó la lengua por sus labios, Heero vio esto y sacó su lengua para rozarla con la de la niña, luego la metió dentro de la boca de Hibiki y recorrió cada sector, muy intrusamente, fue lento, escrupuloso y muy frío ‘así es Heero’ pensó la niña, pero luego un descontrol tremendo pasó por sus actos, la lengua se movió en forma ardiente dentro de la boca de Hibiki, mientras las manos le arrancaban la falda que estaba a medio poner, bajó, dejando besos en el cuello junto a pequeñas mordidas que hacían gemir aún más a la chica. Llegó a la clavícula, la cual lamió con ahínco y siguió bajando hasta el vientre de la niña, pero no se detuvo ahí y continuó hasta el sexo de la niña, pero estaba con la ropa interior, debía deshacerse de ese estorbo, lo sacó, algo violentamente y separó las piernas de la muchachita, bajó la cabeza hasta el entrepiernas y comenzó a lamer los labios exteriores, esto agarró por sorpresa a Hibiki quien gimió sólo al sentir el contacto.

-No… esperas… qué… qué haces- intentó protestar la niña, pero Heero sólo colocó un dedo en la boca de esta para que dejase de pronunciar palabras.

Continuó con su trabajo, con la lengua alcanzó el clítoris de la muchacha, esto era sorprendente, conocía todos los puntos erógenos de una mujer, incluso mejor que ella misma, de pronto sintió que no sólo lo lamían si no que lo mordía, lo succionaban. Hibiki perdió cualquier control sobre si misma.

-Heero… Hee... ahhhhh!!!- ya no sabía lo que decía, sólo se dejaba llevar por la exquisita sensación que dejaba Heero en su piel.

Las manos del japonés viajaron hasta los glúteos de la niña y comenzó a masajearlos, por dentro, por fuera, mientras con la lengua buscaba la entrada de Hibiki. La encontró. Metió deliciosamente la lengua dentro de la niña quien lo único que podía hacer era gemir y comenzó un movimiento rápido, violento, pasaba la lengua por las paredes sensibles al tacto.
Hibiki llegó al orgasmo.
Heero sonrió al escuchar el grito de placer que llevaba su nombre. Subió hasta alcanzar la boca de la muchacha, la besó, ella entrelazó sus bazos alrededor del japonés, de pronto sintió como la mano de Heero buscaba su entrada trasera, esto la llevó repentinamente a tierra ‘esperen un momento, esto no está bien… AY!’ sintió como un dedo la invadía, intentó decir algo para detener a Heero, pero este al notar lo que pasaría pasó la otra mano por la nuca de ella e introdujo más aún la lengua en la boca de esta para evitar que hablase. No había caso… lo haría… Metió otro dedo dentro de ella y ese sentimiento ya no era incómodo, sino que cada vez se volvía más delicioso, sintió un tercer dedo dentro.

-Por favor Heero… aaaaah!!!… te quiero dentro.
-Yo te llevaré al paraíso- le susurró en el oído y diciendo esto sacó los dedos de dentro de Hibiki y levantó sus caderas para penetrarla, lo hizo lentamente; el lugar por donde lo hacía era mucho más doloroso, pero también sabía que era muy placentero.

Sintió el gemido de placer y dolor que salía de los labios de la muchacha, permitió que se acostumbrara al invasor y pronto siguió un ritmo tranquilo, pero constante y firme. Pero esto no le bastaba a Hibiki quien deseaba que aumentara el ritmo.

-Sí… sí… Heero… más rápido… más.
-AY! Hibiki… aaaah!!! Sí…- aumentó el ritmo como le fue solicitado. Esto era increíble, Heero era un excelente amante!!! Deseaba más de él, lo deseaba todo de él.
-Sigue!!! Más fuerte!!!- suplicaba entre gemidos Hibiki.

Siguió con un vaivén violento y duro hasta que sintió como la muchacha daba un último grito, fuerte, placentero y… con su nombre. Luego vino él.
Hibiki no podía regularizar su respiración. Le sonrió a Heero quien intentaba relajarse y mantenía los ojos cerrados. Hibiki depositó un suave beso en los labios del joven estoico, este abrió los ojos y le sonrió… SONREÍA!!! ‘esto es increíble’ pensó la niña.

-Gracias…
-Todavía no termina- dijo con la voz casi normal Heero.
-Todavía no?- Hibiki se sentía cada vez más sorprendida, había alcanzado dos orgasmos y todavía le esperaba otro?
-No.
-Entonces que esperamos- sonrió Hibiki mientras se montaba arriba de Heero.
-No, todavía no, debo bañarme.
-Pero…
-Si tenemos sexo ahora puedes terminar con una infección urinaria.
-Una…- tenía toda la razón, más que mal acababan de tener sexo anal, suspiró- ok, te espero.
-No- volvió a negarse, sin perder su aire serio, pero luego sonrió pícaramente- tú me acompañas- y diciendo esto la tomó en brazos y la llevó hasta la bañera, prendió la ducha y después de jabonarse rápidamente acorraló a Hibiki contra la pared.

Estaba la luz prendida por lo que Hibiki pudo contemplar el espectacular físico del conductor de gundam, su piel brillaba bajo las gotas de agua que se deslizaban juguetonas, sus músculos resaltaban de aquel firme cuerpo. Guiada por la tentación comenzó a acariciar el vientre perfecto de Heero, era firme, varonil, pero la piel era suave, buscó sus ojos, pero los encontró cerrados; disfrutaba del contracto de la delicada mano en su vientre, esto llenó de deseos a Hibiki quien se arrodilló y comenzó a jugar con sus manos en los pectorales del japonés mientras con su boca besaba cada músculo del muchacho. Pero su vista se perdió en la hombría de este que aún dormía después de aquella intensa sesión, debía despertarla, se moría de deseos, debía hacerlo; la tomó entre sus manos y comenzó a masajearla, ahora era el turno de Heero; después que de a poco se endureció, comenzó a molestarla con su lengua, la lamía y le daba pequeños golpecitos en la punta ‘así despertarás más rápido… disfrútalo Heero’.

-Por favor Hibiki!!! Metela en tu boca luego.
-Ahora yo te llevaré al paraíso- Heero sonrió a estas palabras.

La mordió despacito haciendo que un golpe de electricidad recorriera el cuerpo del soldado, luego la metió en su boca, el miembro del japonés era punzante, lo sentía dentro de su boca, lo saboreaba, comenzó a jugar con su lengua y después empezó un movimiento de cabeza, era mucho para Heero.

-Hi… Hi… voy…
-Olvídalo Heero- dijo la niña sacándose aquel miembro punzante de su boca- tú me llevas al tercer orgasmo- Heero sonrió.

Comenzó a besar desesperadamente a la muchacha, terminaron pegados a la helada pared de cerámica y de a poco se fueron deslizando hasta quedar acostados en la amplia bañera. El japonés separó las piernas de la niña con su rodilla y la penetró lentamente.

-Dale más fuerte- dijo en un gemido al sentir que Heero entraba totalmente dentro de ella.
-Misión aceptada- comenzó un movimiento fuerte, pero Hibiki estaba demasiado excitada como pare sentir alguna clase de dolor.

La niña se aferraba fuertemente a la espalda del soldado perfecto mientras este, totalmente descontrolado, la penetraba satisfaciendo las necesidades de ambos.
Heero estaba a punto de llegar, pero le había prometido otro orgasmo a Hibiki, tenía que aguantar, claro que podía, era el soldado perfecto, sonrió ante este pensamiento y aceleró el ritmo.

-Aaaaaaaaah!!!!!!!!!- se escuchó de la boca de la muchachita, Heero la besó y ahogó su gemido del placer el la boca de ella.

Permanecieron pegados unos minutos mientras intentaban tranquilizar sus respiraciones y el agua caía sobre sus dos cuerpos.
Pronto Heero salió, se paró y ayudó a levantarse a Hibiki, quien tenía una gran sonrisa.
El japonés cerró la ducha y tomó dos toallas; con una se secó y se envolvió la cintura, con la otra envolvió a Hibiki mientras la besaba, luego la cargó hasta la cama, donde la dejó tendida.

-Está desordenada…- protestó Hibiki mirando la cama.
-Pero se puede dormir- sonrió Heero.
-Deberíamos tener sexo más seguido, te ves encantador sonriendo.
-Tú lo crees así?- preguntaba Heero mientras se iba acostando al lado de la muchacha.
-Si, además eres excelente en la cama.
-Tú también- se sacó la toalla de su cintura, arrojándola al suelo, luego hizo lo mismo con la toalla que cubría el cuerpo de Hibiki.
-Buenas noches Heero- se acurrucó en el pecho de él.
-Buenas Hibiki- la abrazó mientras tapaba a ambos con la sábana.


-Hibiki… Hibiki- tocaba impaciente la puerta de la habitación, la última vez que entró a la pieza sin pedir permiso se había ganado una lluvia de floreros- Hibiki, si no respondes voy a entrar…- nada, no hubo respuesta- bueno, voy a entrar estés lo que estés haciendo- así, sin más, abrió la puerta- Hibiki has visto a Hee…- ahí estaba su respuesta, al lado de su amante y amiga yacía el amor de su vida- no… Hibiki… por qué… Heero.
-Duo?- preguntó adormilada Hibiki.
-Hibiki… tú… ese es Heero?
-No es obvio?
-Pe… pero por qué…
-Porque buscaba lo mismo que tú querías bajo el cerezo, más que mal es hombre.
-Más que mal es hombre…- repitió Duo.
-Duo?- preguntó Heero recién despertando.
-Heero- suspiró Duo-… yo creo… o sea… ay! Salgo de aquí.

Así dejó la habitación dando un portazo gigante tras de él.

-Y ahora que le pasó?
-Mmmm… celos- murmuró para ella misma, pero con una gran sonrisa- mejor anda a ver que tiene- volvió a acostarse.
-Y tú?
-Seguiré Durmiendo -_-
-Ok…

El japonés se levantó de la cama y se dirigió a la ducha, en unos pocos minutos estuvo listo, aunque todavía no entendía la reacción de Duo… acaso se había enamorado de Hibiki?

-Estos muchachos están cada vez más distraídos…- dijo para ella misma, una vez que Heero ya no estaba en su pieza- no se da cuenta acaso de que Duo lo ama a él?

Se recostó nuevamente en la cama con la esperanza de dormir por lo menos una hora más, pero antes de que pudiera cerrar un ojo la puerta volvió a sonar.

-Pase…- dijo con un tono algo fastidiado… no la dejarían dormir.

La puerta se abrió y dio paso a que un joven moreno, con ojos verdes esmeralda entrara a la habitación de la niña.

-Trowa, amigo! Que sorpresa, que haces aquí?
-Te puedo hacer una pregunta?
-Claro!- exclamó antes de tomar un poco de agua de un vaso que tenía sobre el velador.
-Te acostaste con Quatre?- adiós agua… todo lo que había tomado termino saliendo en forma de chorro en dirección a la sábana que cubría la cama.
-Qué… qué dijiste?- sus ojos estaban abiertos de sorpresa ‘ wow, se supone que debía enterarse, pero nunca creí que fuera tan directo’
-Que si te acostaste con Quatre…
-Podrías evitar ser tan directo?
-Perdón, pero me puedes contestar?
-Sí, puedo, mira, yo me acosté con él… veamos? Antes de ayer.
-O… sea… entre ustedes pasó algo?- la voz de Trowa se escuchó un poco… alterada?
-Eso dije…- Hibiki cerró los ojos para suspirar, pero el suspiro fue cortado por la boca de Trowa que ya estaba sobre la suya ‘oigan, esperen… tampoco soy un objeto’ claro que ella no era un objeto, pero cuando sintió esa ardiente lengua dentro de su boca ya no sabía si odiaba que la trataran así o lo amaba… ‘me encanta’.

Trowa la tendió en la cama ‘esperen un momento, esto se supone que es parte de mi plan, pero me comienza a incomodar que lleguen y me asalten…’
El conductor de gundam se paró al lado de la cama y comenzó a desvestirse, Hibiki se sentó para ver aquel espectáculo ‘oh… wow… es… como una estatua!!! Que excelente cuerpo tiene… y ese…’ miró al entrepiernas del muchacho ‘definitivamente eres latino, hombre’.
Se subió decidido a la cama mientras obligaba a Hibiki que se acostara, se le subió encima y la comenzó a besar desesperadamente, retiró la sábana que cubría el cuerpo de la niña y se recostó sobre esta sin posarse con todo su peso para no incomodarla.
Hibiki notaba como esas inexpertas manos viajaban de arriba hacia abajo, pasando de su cuello, su pecho, las caderas y terminando en sus glúteos.

-No sabes verdad?- Trowa era muy directo, pero Hibiki también podía jugar el mismo juego. En el rostro de Trowa se podía ver un rubor que bañaba sus mejillas, negó con la cabeza, él no sabía. Hibiki lo miró con ternura y en un movimiento rápido lo hizo cambiar de posición- yo te enseñaré.

Llevó su mano hasta el sexo de Trowa y lo comenzó a masajear de forma rítmica mientras se dedicaba a morder cariñosamente el labio inferior de este, el joven payaso sólo daba pequeños suspiros, pero Hibiki quería escuchar más de él.
Con la mano libre pellizcó y acarició la tetilla del circense, este dio un pequeño gemido ahogado, pero no gimió como Hibiki deseaba que lo hiciera, mas la niña no se dio por vencida; lo haría rogar más.
Besó el musculoso pecho del latino, lo lamió con ganas, viajó a la tetilla que no acariciaba y comenzó a succionarla, Trowa comenzó a gemir más fuerte, pero Hibiki aún deseaba más… deseaba que le suplicara, que le implorara que siguiera, continuó jugando con el pezón del joven, lo lamió, lo besó, pero lo que más gustaba a Trowa era cuando se lo mordía. Dejó de molestar el pecho del joven y besó el recorrido hasta el ombligo, introdujo la lengua, seductoramente, en este y comenzó a moverla dentro. Lo estaba logrando, Trowa gemía, con deseos, con desenfreno, pero aún no podía escuchar lo que deseaba ‘vamos, tienes que rogármelo’ bajó hasta el sexo del latino y comenzó a acariciarlo con los labios, luego pasó su lengua por encima de la hombría palpitante de Trowa, la golpeó despacito, luego con fuerza. Le mordió la puntita haciendo que Trowa gimiera con deseos, siguió dándole mordiscos despacito, mientras la manos se manejaban maestras en las tetillas del muchacho. Introdujo el miembro endurecido dentro de su boca y lo succionó con deseos, lo continuó mordiendo, lo acarició con su lengua.

-Si… mmmm, Hibiki… aaaah! Más!!!!- estaba consiguiendo lo que deseaba, Trowa le estaba pidiendo… no, le estaba rogando que continuara, que le satisficiera todo ese deseo que tenía adentro- por favor Hibiki!!! Deseo estar dentro de ti!!!- esto último lo grito… esperen, Trowa gritando? Esto hizo sonreír a Hibiki, quien continuaba con más ganas, subiendo y bajando, luego lo dejó y se sentó sobre él.

Acomodó sus caderas y puso el miembro de Trowa en su entrada.

-Te llevaré al paraíso- susurró en el oído del circense, de forma tal que hizo temblar a Trowa al oírla. Bajó lentamente.
-Más rápido- suplicó Trowa.
-Sí… ah!!! Pídeme, ruégame… aaaaaaaaah! Trowa!!!
-Más… Hibiki… más…

Aumentó paulatinamente el ritmo y mientras sus respiraciones se iban agitando, sus voces hacía un coro más fuerte, deseando, pidiendo más, pero no tomaron en cuenta que sus voces se oirían en el pasillo, donde accidentalmente pasaba Quatre.

-Sí… Trowa, Trowa!!!
-Más… AY!
-Hibiki?- preguntó el rubio al aire- Trowa?- sus ojos se nublaron con lágrimas, dio media vuelta y echó a correr hasta su habitación.

Un “AAAAAAH!!!!” se escuchó en el aire; era la voz de Hibiki que anunciaba que había llegado al orgasmo. La siguió Trowa mientras mostraba un gran sonrisa en los labios.
Hibiki dejó que su respiración se normalizara y luego desmontó a Trowa y se acostó a su lado.

-Te importa si duermo? Era lo que iba a hacer antes de que tu entrases.
-Duerme…- fue la única respuesta dada por el silencioso circense quien aún no normalizaba su respiración.


Paseaba tarareando por los pasillos de la gran mansión, cuando se topó con Rashid, quien en cuanto la vio se acercó presurosamente a ella.

-Konnichiwa Rashid, qué pasa?
-Buenas tardes señorita, tiene correspondencia.
-Para mi?!- preguntó extrañada, pero con impaciente felicidad, sabía de quien era, era de la única persona que sabía donde se hallaba en esos momentos- gracias Rashid!!!
-De nada señorita Hibiki.
-AAH! Verdad!
-Qué pasa?
-Ha visto a Wufei?
-El señor Chang salió a una misión.
-Ok, doumo arigatou Rashid-San- salió corriendo hacia su habitación y se encerró a leer la carta.

“Amor mío:
He leído tu carta, nunca creí que Quatre tuviera ese tipo de amigos… en realidad el pobre debe estar tan ocupado que no me lo imagino con el tiempo suficiente para tenerlos.
Pero no iré con rodeos: mañana voy a buscarte, así que hagas lo que hagas, apúrate con tus planes. A decir verdad me estoy muriendo de celos y no puedo aguantar que estés con cinco chicos guapos en una casa.
Ai shiteru”

-Lo que pueden hacer los celos- sonrió entre dientes- la carta fue muy corta pero aún así le bastó para quedar contenta- HOY TENDR… QUE CONCLUÍR MI PLAN!!!!- se estiró en su cama y luego fue a buscar lápiz y papel para hacer la última etapa de su empresa.


-A las 2200 en tu habitación…- susurró Quatre algo ansioso, pero aún triste- que pretenderá Hibiki ahora?

Se recostó en su cama y miró el blanco techo que estaba alumbrado por la luz amarilla de la habitación.
Sintió como giraban la manilla.

-Hibiki- dijo, intentando arreglar el rostro de tristeza que aún mantenía, pero que sucede!!! No era Hibiki quien entraba, sino Trowa quien quedó tan sorprendido como el pequeño ángel al verlo entrar- Trowa- susurró Quatre sin saber que hacer o como actuar.

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-A las 2200 en tu pieza… se querrá disculpar?- pero disculpar de qué? Si ella no había hecho nada, fue Duo quien salió corriendo sin dar explicación alguna y él lo sabía muy bien- bueno… creo que eso fue mi culpa, no tuve que haber entrado :P

Sintió como abrían la puerta.

-Hibiki!- dijo mientras se incorporaba para recibir a su amiga, pero cual sería su sorpresa cuando vio que el que entraba a su cuarto era Heero y no la chica- HEERO!!!- abrió los ojos enormemente ante semejante sorpresa.

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-Quatre… Hibiki me dijo que tú estabas en una misión… más bien me lo escribió…
-Tro… Trowa… pero yo estoy aquí… y tú que haces aquí?
-Hibiki me citó- fue la calmada respuesta de Trowa.

De pronto se escucha el sonido de alguien echando llave a la puerta.

-Trowa!!! La puerta!!!- dijo desesperado Quatre.
-Sí, ya veo- caminó hasta la puerta e intentó forzarla- no puedo hacer nada; tendremos que esperar que alguien nos salve.

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-Duo? Tú no estabas en una misión?
-Quién? Yo?
-Si baka, no hay nadie más aquí que se llame Duo.
-Pero si yo he estado aquí todo el día… y ahora Hibiki me dijo que la esperara en mi habitación.
-A mi me escribió que viniera hacia acá porque tú no estabas.
-Bueno a mi también me escribió… mmm, esto me huele raro- se dirigió a la puerta para salir a buscar a Hibiki y pedirle una explicación, pero cuando intentó girar la manilla se llevó otra gran sorpresa- !!!!!!!!!!!!!!!!
-Duo, qué pasa?
-La manilla no gira…
-Qué???????
-Sí… la ma… ni… lla… le pusieron llave.
-Pero, quién?
-Y qué se yo?!!!!

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Ya habían estado encerrados por más de veinte minutos, y no habían mencionado palabra alguna. Quatre decidió hablar, por lo menos para hacer más amena la espera.

-Te gusta Hibiki?- por qué demonios tenía que preguntar eso? Lo hizo sin pensar.
-No- contestó Trowa quien le dirigió una mirada intensa al pequeño ángel, este se sonrojó y decidió cerrar los ojos para retirar la mirada del rostro de su amigo.
-No? Y entonces por qué te acostaste con ella hoy?
-Por celos- respondió sin alterarse un poco Trowa. Quatre aún no se animaba a abrir sus ojos aquas.
-Por ce…?- no pudo terminar la pregunta, los labios de Trowa se posaron sobre los suyos, pronto la lengua del circense estaba dentro de la boca del precioso rubio quien tenía el rostro completamente rojo. Sus manos sólo atinaron a pasarse por el cuello del joven de ojos verde esmeralda y respondió el beso. Trowa cada vez profundizaba más y el beso se volvía más urgente y más necesitado- Trowa- salió un pequeño gemido de los labios de Quatre.
-Sí, por celos- murmuró Trowa quién iba recostando al pequeño ángel- porque no aguantaba que hubieras sido de ella, porque te deseaba sólo para mi, pero nunca me animaba a decírtelo, porque te amo desde mucho tiempo y como no podía tenerte a ti decidí, en realidad sin pensar, tomarla a ella.
-Trowa…- susurró Quatre- te amo.
-Yo también mi pequeño, yo también.

Sacó la elegante camisa del fino pantalón de vestir que llevaba el rubio, pasó sus manos calientes por la blancura de la piel de su pequeño, era deliciosa, suave.
Desabrochó desesperadamente la camisa mientras Quatre hacía lo suyo al sacarle la polera que llevaba puesta Trowa, también necesitaba sentir ese cuerpo perfecto debajo de sus manos, los pectorales y los abdominales marcados seductoramente. Adiós camisa, esta quedó tirada en el suelo, el latino besó el pecho de Quatre, luego lo acarició con su nariz, olía a violetas y además se mezclaba con su olor natural, éxtasis, eso era lo que estaba sintiendo Trowa, pasó su lengua por el delicioso cuello del árabe, lo mordió, lo beso; se enloquecía con cada gemido del rubio, cada vez que temblaba, cada vez que escuchaba susurrar su nombre de esos deseados labios… esos labios… volvió a reclamarlos como suyos, esta vez más urgente, más apasionado. Examinó cada rincón de la dulce boca, cada espacio, se topó con la lengua de Quatre, la acarició frenéticamente con la suya mientras las manos recorrían el camino del vientre hasta el sierre del pantalón del árabe. Lo comenzó a desabrochar y descuidadamente le ofrecía pequeños toquecitos arriba de ese miembro duro, estos golpecitos hacían gemir cada vez más fuerte al pequeño, cada vez con más deseo. Por fin, se deshizo de la amarra de aquel molesto pantalón, pasó su manos por debajo de la ropa interior del árabe alcanzando el miembro de su pequeño koi. Lo masajeó mientras abandonaba la boca del rubio y se dirigía al pezón de este, comenzó mordiéndolo un poco bruscamente, luego lo lamió con ternura, pero siempre desenfrenadamente, lo succionó, haciendo que Quatre gimiera con ganas y deseo, luego se dirigió al otro pezón, lo mordió, lo succionó, lo beso, pero esta vez con menos paciencia, con más locura, recorrió con sus labios el camino hasta la hombría de su pequeño y sin más se la introdujo en la boca.

-Aaaah!!! Trowa!!!- gimió necesitadamente Quatre.

Acarició aquel miembro con su lengua, era tan suave, lo mordió, deseaba escuchar más fuerte a su ángel, necesitaba oírlo gemir gracias a sus inexpertas caricias, a las caricias enseñadas por Hibiki en la mañana.
Comenzó a masajearlo con sus labios, el líquido salado comenzó a salir por la punta de ese miembro punzante, la limpió con su lengua, y luego comenzó a bajar y subir de forma rítmica.
Quatre vino.
Trowa saboreó el líquido espeso que acababa de expulsar su amado niño, luego buscó ansiosamente la boca de Quatre para besarlo con pasión, el rubio pasó sus brazos alrededor del cuello de Trowa, como si no desease que se fuera, como si quisiera que se quedara toda la vida con él… y así era.
El circense se quitó los pantalones mientras volteaba a su pequeño ángel con cuidado, dejándolo a espaldas de él y afirmado con sus piernas y brazos; colocó su miembro en la entrada del pequeño y lo penetró lenta y consideradamente, pero su angelito de igual forma gritó con dolor.

-Quatre… estás bien?
-Sí…- dijo en un quejido el pequeño.
-No deseas que lo intentemos después?
-Olvídalo!!!- dijo algo enojado Quatre.
-Pero…
-Esperé tanto este tiempo…
-Quatre?- Trowa se asombró- tú… tú también sentías algo por mi desde hace mucho?
-Y lo siento Trowa… acaso no notabas cuando me sonrojaba cada vez que me mirabas?
-Yo… ay mi amado Quatre!!!- comenzó a besar su espalda, a acariciar su miembro que se estaba despertando, comenzó a relajarlo y cuando sintió que el pequeño podía continuar, comenzó un movimiento de vaivén, un movimiento relajado y cariñoso.

Pero pronto ese movimiento no le bastaría a ninguno de los dos, Trowa intentaba no acelerarse y eso lo iba poniendo algo tenso, Quatre con ese don especial que posee sintió eso y sonrió.

-Más fuerte… Trowa…- suplicó el pequeño.
-Pero… amor…
-Está bien… yo también lo necesito.

Aumentó bruscamente el ritmo, el mismo que se hacía cada vez más acelerado y necesitado, con más pasión y desenfreno, el miembro de Quatre volvió a despertar con las caricias de Trowa quien lo masturbó con ahínco, acariciando, masajeando esa piel suave del miembro ya despierto.

-Más… más…- imploraba entre gemidos descontrolados el pequeño.
-Si… aaah!!! Quatre…- gemía también Trowa.

Explotó dentro del pequeño y este hizo lo suyo arriba de su mano.
Ambos cayeron rendidos sobre la cama, Trowa que estaba arriba del pequeño ángel besó cariñosamente sus hombros mientras salía con mucho cuidado de dentro de él.

-Estás bien?- preguntó preocupado Trowa, pero Quatre lo único que pudo hacer fue voltear y abrazarlo, lloraba, pero no de dolor, si no de felicidad- te dolió mucho?
-No, no es eso amor, estoy llorando de felicidad, porque por fin soy tuyo como siempre lo desee.

El circense acomodó a su pequeño ángel entre sus brazos y durmieron abrazados.
Se escuchó el ruido de una llave en la puerta, pero ambos estaban muy dormidos como para escucharlo.

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Duo estaba cada vez más aburrido, y lo demostraba porque cada vez hablaba más y más rápido y cada vez cosas más estúpidas.

-Baka cállate- dijo impaciente Heero quien aún intentaba descubrir el porque los habían encerrados.
-Maldita mi suerte!- balbuceó de mal humor Duo- tener que quedarme encerrado contigo en esta maldita pieza… lo peor es que es mi pieza… y yo que tenía que hablar urgente con Hibiki…
-Si te gusta tanto Hibiki anda a hablar con ella- dijo enojado Heero.
-Ah! Claro… como si estuviese tan abierta la puerta… maldición, maldición, maldición!
-Duo, cállate!
-Siempre me haces callar!!! Incluso en mi propia pieza, sabes algo? Ya no te soporto…- Duo estaba totalmente enfurecido, pero él sabía que no era por que Heero siempre lo molestase, sino que el recuerdo de la mañana donde lo pilló con Hibiki en la cama lo martirizaba.
-Deja de quejarte Duo.
-Maldición, me pude quedar con cualquiera encerrado en mi pieza y justo me tocó contigo…
-Duo, cállate!- Heero estaba perdiendo la paciencia.
-No deseo callarme pues es lo que siento, en este minuto desearía estar en cualquier lugar menos aquí contigo.
-Por qué no te callas? Si tanto te molesta estar contigo mejor enciérrate en el baño, vete a un rincón y quédate contigo mismo.
-Es que acaso no entiendes?
-Que debo entender? Que te molesta estar conmigo?
-No… maldición!- Duo golpeó fuertemente la colcha- acaso no entiendes que me agrada demasiado estar contigo? Que necesito sentirte cerca? Pero no puedo… no debo, porque me hago más daño a mi mismo al hacer eso…
-Duo…- Heero estaba confundido, su amigo estaba llorando, pero por qué? Qué le estaba pasando? Por qué le hacía daño estar con él?- qué pasa Duo?- susurró.
-Acaso no entiendes nada? Te amo Heero… lo acepto, te amo.
-Duo!- abrió los ojos en forma de sorpresa.
-Sé que fue una estupidez decírtelo, pero ya no podía esconderlo más…- se recostó en la cama y le dio la espalda a Heero; por primera vez en todo ese rato no deseaba hablar.

El japonés reaccionó, se acercó despacito a la cama, volteó a Duo y cuando este iba a decir algo por la sorpresa él le tapó los labios con los suyos. Pero Heero necesitaba más, urgió con la lengua para que el norteamericano abriera la boca, no encontró mucha resistencia y pronto se vio explorando minuciosamente aquella deliciosa boca. Rozó tiernamente la suave lengua de Duo y de a poco se fue recostando sobre este, comenzó a acaricia el pecho del trenzado sobre la ropa, pero él quería más, necesitaba sentir la piel de su amor en sus manos; las pasó por debajo de la polera y lentamente se la quitó, besó cariñosamente el liso pecho y lo acarició con su nariz mientras olía el delicioso aroma de su norteamericano, pasó su lengua por la piel, mientras las manos seguían investigando más abajo, hasta llegar a su pantalón, comenzó a desabrochar el botón y luego bajó el cierre lentamente.

-No… espera!!!- gimió Duo, esto lo estaba asustando, no es que fuera virgen, pero nunca lo había hecho con otro hombre. Heero subió hasta su oído mientras las manos buscaban introducirse bajo la ropa interior.
-Qué pasa?- dijo sensualmente Heero, para luego dar paso a un juego excitante en la oreja del trenzado. La mordía, la lamía, le susurraba. Duo se iba olvidando de lo que pensaba, pero al sentir que le bajaban los pantalones junto a la ropa interior, volvió a sentir ese miedo.
-Ay!… Heero, por favor…- volvió a gemir.
-Acaso no quieres?- comenzó a acariciar frenéticamente el miembro despierto de Duo.
-Heero… tengo miedo…- susurró Duo, ante esta respuesta Heero paró, lo que él hacía provocaba temor a su koi- Heero… no soy virgen, pero nunca lo he hecho con un hombre… no quiero que duela…- hablaba con tanta sinceridad, pues claro!!! Su norteamericano nunca mentía.

Lo miró de los pies a la cabeza, un escalofrío recorrió el cuerpo de Duo ante la mirada penetrante de Heero, parecía un ángel, un bello y puro ángel. Tenía que relajarlo, tenía que hacer que confiara en él…

-Duo, confías en mi?- esa pregunta sorprendió a Duo quien sólo asintió con la cabeza, claro que confiaba en él!!! Cómo le podía estar preguntando eso?- entonces escúchame… sí, te va a doler, pero si me dejas intentarlo haré que duela lo menos posible y luego verás que pasará a causa del placer… si mañana aún duele prometo que te serviré en lo que desees- esto último lo dijo con una sonrisa cariñosa.
-Hee-Chan!!!- gritó emocionado mientras se colgaba del cuello de Heero- entonces hazme tuyo- le susurró al oído mientras lo comenzaba a lamer y una mano bajaba, por debajo del pantalón, hasta el miembro activo del japonés.

Heero gimió, y luego de salir de la sorpresa comenzó a hacer lo suyo en el cuerpo del norteamericano.
Acarició suavemente el vientre liso de Duo, luego bajó y lo mordió con deseos, lo lamió, volvió a bajar y se encontró con el sexo del trenzado bajo sus labios, lo besaba, lo lamía y luego lo mordió, esto hizo que Duo lanzara un gemido ahogado, después lo metió a su boca, lo masajeó con su lengua, lo siguió mordiendo.

-Ah… si… Heero…aaaaaah!!!!!!!- el norteamericano apenas pronunciaba palabras y las que lograba pronunciar salía en medio de gemidos y entrecortadas.

Heero subió, mientras continuaba masturbando a su bello niño, lo besó y mientras lo hacía se desvistió brutalmente, no sin antes sacar del bolsillo de sus jeans un tarrito de vaselina; Duo alcanzó a ver eso.

-Oye… que pretendías hacer con Hibiki que llevas eso en el bolsillo?- preguntó divertido Duo.
-De todo lo que te imagines y más- dijo dedicando una mirada libidinosa a su amor.
-Y ahora que harás? Ella no está…
-Todo lo que le iba a hacer a ella te lo haré a ti…
-Y más…- completó el norteamericano.
-Y más…- confirmó Heero.

Se volvieron a besar cada vez más necesitadamente, las lenguas chocaba, luchaban, se acariciaban tierna pero ardientemente. Heero untó su dedo con vaselina y de a poco separó las piernas de Duo con la rodilla, sin que este de diera cuenta, después llevó el dedo hasta su entrada y lo metió lentamente para lubricarlo; Duo debió romper el beso; eso lo pilló muy de sorpresa y el choque eléctrico que sintió recorrer su cuerpo lo obligó a gemir y casi gritar de placer. El japonés sonrió. Lo volvió a atrapar en un beso aún más urgente mientras comenzaba un movimiento dentro de Duo quien abría cada vez más las piernas para recibir más plenamente la penetración. Heero introdujo un segundo dedo y luego un tercero, y todo esto sin dejar de masturbar al trenzado.
Duo estaba lo suficientemente excitado, el japonés lo podía sentir en su piel caliente, en su respiración entrecortada y los gritos de súplicas que daba. Los dedos abandonaron a Duo, pero fueron remplazados por algo más grande y más placentero, un poco doloroso, pero el dolor no se sentía en comparación del placer y el deseo. Lo penetró completamente y le concedió un tiempo para que se acostumbrara a la invasión, besó sus ojos, su nariz, su boca y acarició con su rostro el rostro de su pequeño; todo para que se tranquilizase. Cuando sintió que Duo tenía la respiración más normal comenzó dentro de él un movimiento uniforme, lento, pero firme y lleno de deseo.
Unas gotas de sudor del rostro de Heero cayeron sobre la frente de Duo.

-Amor… Heero… aaaaah… estás sudando…- dijo con palabras entrecortadas y sonriendo el norteamericano. El japonés de restringió a besar en un suave toque sus labios y apoyar su frente sobre la de Duo.

Aumentó de a poco el ritmo, pero era muy poco, Duo necesitaba más; rodeó con sus piernas las caderas de Heero y le impuso un ritmo violento a comparación del que llevaban.

-Pero… Du… Duo…- el norteamericano colocó un dedo sobre los labios de Heero para que no pronunciase palabra y luego pasó sus brazos por el cuello de este para atraerlo a sus labios y adentrar su lengua en la boca del joven estoico, mientras aumentaba el ritmo, tanto de la penetración como la de la masturbación.
-Amor… voy…- dijo separando urgentemente de los labios de Heero.
-No… espera!!! Espera…- quería que su norteamericano terminara junto a él, que disfrutara hasta el final.

Aumentó el ritmo, provocando un poco de dolor en la entrada del norteamericano, pero este no le prestó atención pues lo estaba disfrutando demasiado.
Por fin Heero derramó su semilla dentro de Duo, y este lo recibió con una sonrisa en el rostro, luego vino él.

-Amor…- sonrió Duo, no podía decir más, las palabras no salían de sus labios a causa de su respiración entrecortada. Acercó su cuerpo delgado al soldado perfecto y le dio la espalda dispuesto a dormir, pero sintió que el japonés lo volteaba y se le subía encima- Hee… Hee…
-Qué pretendes hacer?
-Yo? Dormir…
-No puedes dormir…
-No? Por qué?- preguntó confundido Duo.
-Porque aún nos queda una larga noche- Heero lo miró a los ojos y el norteamericano de ojos violáceos pudo ver un brillo de deseos en esas piscinas cobalto.

Un ruido de llave se escuchó en la puerta, pero fue apagado por los gemidos de placer que daban Heero y Duo.



-Estoy lista- susurró la muchacha de cabellos crespos mientras jugaba con el llavero en uno de sus dedos.



-BUENOS DÍAS!!!- dijo Hibiki entrando a la habitación de Duo quien no habría dormido más de tres horas.
-Hibiki? que hora es?- se sentó Duo en la cama mientras Hibiki revisaba su reloj.
-Mmm… las ocho de la mañana…
-LAS OCHO????- Duo sintió como si la niña esa quería vengarse por haberla despertado en un pasado. Sintió algo que se movía a su lado, miró y con el rostro rojo se dio cuenta que era Heero, luego miró a Hibiki quien mostraba una gran sonrisa.
-Buenos días Heero!!! Veo que dormiste bien- su voz sonó casi cómplice y un poco burlona- tienen diez minutos para ducharse y vestirse, no les puedo dar más tiempo, lo siento amigos, pero de verdad deseo que ustedes estén…
-Para qué?- preguntó Duo.
-Ven y verás…- Hibiki le guiñó un ojos y salió de la habitación.
-Valla, esa niña está cada día más loca.
-A quién se parecerá… jaja- Heero se acercó al rostro de Duo y rozó sus labios, luego se levantó dirigiéndose al baño.
-Un momento, vas a ir?
-Pues claro… le debemos mucho- dijo Heero dando media vuelta y encerrándose en el baño.
-Oye! Espérame! Pero Heero, explícame, no entiendo, por qué todos tan misteriosos?- entró al baño y cerró la puerta tras él.


Abrió las cortinas de la pieza, dando paso a un brillante sol que alumbró todo a su paso, incluyendo a los rostros de los dos durmientes.

-Hibiki?- se exaltó Quatre.
-Si, soy yo…
-Qué pasa? Por qué tan temprano? Por qué entras sin tocas?
-Muchas preguntas muchachito, pero te las contestaré… primero necesito que se levanten, tienen diez minutos, segundo porque no puede esperar y tercero por que si tocaba no me escucharían, buenos días Trowa!!! Muchachos apúrense que lo que va a pasar ahora es importante para mi…- y así sin más se marchó de la pieza.
-Quatre?
-Sí?
-Tú sabes lo que ella hizo por nosotros?- Trowa vio directamente a los ojos verdes agua de su amado rubio.
-Sí… le debemos demasiado… tendremos que ir a ver que desea- sonrió entre dientes y se paró para ir al baño, pero los brazos fuertes de Trowa lo detuvieron para tirarlo a la cama.
-Primero tienes que besarme.


Estaban los cuatros pilotos en la sala de estar… bueno en una de las salas de estar de esa casa, esperando la llegada de Hibiki con su noticia, de repente se abren las puertas y se ve entrar Hibiki al salón, pero para el asombro de todos no iba sola, tenía compañía, venía de la mano de otra muchacha, esta era notoriamente más pequeña que Hibiki, tenía el pelo liso y castaño oscuro y la piel morena, esa muchacha le era conocida al rubio.

-Bueno amigos, los reuní a todos aquí… lamentablemente faltó Wufei que estaba en una misión… pero los reuní para decirles que regreso a mi casa…
-A tu casa?- preguntó Duo.
-Sí, me vienen a secuestrar…- miró con cariño a la muchacha que llevaba de la mano y se dieron un tierno y tímido beso en los labios.
-Con razón!!!- exclamó feliz el rubio- Ninna, por eso me la presentaste verdad? Porque es tu novia.
-Exacto- Ninna dirigió su mirada al piloto.
-Tú la conoces a ella?- preguntó Duo sin entender nada.
-Sí, somos amigos, nos conocimos por casualidad, en un vuelo de la Tierra a la colonia L4, ella se sentó a mi lado todo el camino y conversamos mucho, luego un día nos volvimos a topar y decidimos salir a tomar un trago, allí llegó junto a Hibiki y como la encontré tan parecida a ti Duo decidí traerla para que se conocieran- esto último lo dijo en un tono casi irónico.
-Jo jo…- Duo se cruzó de brazos- y cómo pagó un pasaje en primera clase?
-Yo estaba en una misión, por lo que no viajé en primera clase.
-Aaaaah! Toma Quatre, esto es tuyo- del bolsillo la joven sacó unas llaves y se las lanzó a Quatre.
-Así que de verdad fuiste tú…- sonrió Quatre.
-Me lo había imaginado- dijo Trowa.
-Yo estaba seguro- completó Heero.
-Esperen… esperen…- interrumpió Duo- así que todos sabías menos yo? Y que cosan sabían T_T?
-Eres un despistado!!!- Hibiki corrió y enredó al norteamericano en un abrazo- te voy a extrañar demasiado… ya te estimo como un hermano… toma- le puso en la mano un papel- ahí pueden encontrarnos, no los perdonaré si es que no nos visitan!!! Y eso también va para Wufei- Hibiki mostró su puño en alto en forma de amenaza- vamos amor? O sino llegaremos tarde al vuelo.
-Sayonara- se despidió Ninna y luego siguió a su pareja hasta la salida de la mansión.



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