Siete en punto de la mañana. Reloj de oso listo para timbrar.
Todas las mañanas se despertaba con aquella hermosa canción que pensaba había sido hecha para él.
"You are my only" (eres el único)
Una tierna balada de amor.
El sol se adivinaba tras las cortinas y a Mim le encantaba levantarse y correr las cortinas para recibir sus rayos.
Luego, con los pies descalzos iba a elegir la suprema prenda que sería voceada por los coros celestiales.
"Es absolutamente necesario opacar esta mañana a la pretenciosa de Adamaris"
Mim, eligió la chalina rosada de color más claro y para combinar, la chompa cerrada que tenía líneas verticales del mismo color.
Se miró en el espejo de cuerpo entero y se mandó un beso.
- A que eres lindo... - se dijo giñándose el ojo.
Luego ensayó una actuación consigo mismo. Era la típica imaginación en la que debía rechazar a un pretendiente buenmorro pero sin dinero.
- No podemos estar juntos... - sus ojos se empañaron realmente - ... nuestros padres no desean que estemos juntos...
- ¡Mim!!!! - llamó su madre - ¡Apresúrate!!!
"Tsk... justo cuando venía el último beso" - pensó el joven.
La mayoría del tiempo se la pasaba soñando con un gran amor. Guapo y de buen gusto. Sin embargo no conocía a nadie capaz de llenar sus cánones estrictos de belleza.
"El hombre que yo ame tendrá que saber lucir un Armani"
Mim tenía los cabellos rosados y los ojos del mismo color. Desde niño todos se dieron cuenta que era guapo. Estaba acostumbrado a las fans y que le tomaran fotos en la calle y murmuraran "pero que lindo es". Se creía indestructible y perfecto.
Se esforzaba muchísimo para mantener aquella apariencia. Un grano era motivo de locura y luto hasta que desaparecía. La menor mancha lo hacía encerrarse debajo de la cama por una semana...
Al salir, eligió el bolso nuevo que había ganado en batalla campal a su mejor amiga, la glamorosa Adamaris.
- Morirá de cólera al ver que lo llevo hoy... ¡se retorcerá! kukuku...
Bajó las escaleras y se cruzó con el demonio en persona.
Le llamaba "eslabón perdido" y era todo un caso. Deseaba ser amable con él pero eran tan... astralmente diferente que a veces se preguntaba si no lo había traído el viejo del costal.
- Buenos días... Sanosuke oni-san - su sonrisa era perfecta - ¿no hace un lindo día hoy?
Y luego venía la mirada asesina de su hermano mayor que le obligaba a callar.
- Al diablo... - era todo su vocabulario.
Mim intentó sobreponerse. "Qué grosero... por qué no se va a la...."
- Ejem... Sanosuke por si acaso te he dejado en el baño una crema limpiadora que ayudaría un poco a tu cutis a....
Le tiró la puerta en la cara.
- ¡Me tienes hasta el gorro!
No esperaba que su hermano volviese a abrir la puerta de su cuarto y le tirase una media sucia. Acto seguido volvió a dejarlo solo en el pasillo.
- ¡Maldito bestiaaa! ¡Sucioooo! ¡Te voy aaaa!
Su madre lo arrastró hasta el comedor.
Era preciosa. Una modelo exitosa y una madre exitosa. También llevaba los cabellos rosados como él. Y también se preguntaba de dónde le había salido el extraterrestre de Sanosuke. En cambio Mim era su adoración.
- Vamos, Mim... pero qué mono vas hoy... espera... - le arregló los mechones del cabello sobre la frente.
- Gracias... - dijo él sonriente - ...siempre necesito tu toque mágico...
Entonces su madre se enternecía y lo sobajeaba quince minutos hasta que decidía que una buena madre no debe pasarse de ese tiempo.
Desayunaban tostadas y jugos con yogurt natural. Aunque a escondidas siempre procuraban devorar medio kilo de carne por que eso de lo light les hacía de tripas corazón.
Luego viajaban confortablemente en la limosina y su madre le daba un beso en la mejilla mientras saludaba a sus amigos que se morían por ella por que era linda, linda.
Mim ingresaba esperando que todos aquellos que miraban las piernas de su madre ardieran en el magma caliente del infierno. Pero debía mostrarse indiferente y se limitaba a ingresar escuchando los "ohhhh" y los "ahhhh" de siempre.
Cuando volvía a escucharlos a sus espaldas era por que Adamaris von Haüsen acababa de llegar también y podrían entrar juntos al salón de clases.
Esa mañana sin embargo algunas cosas empezaron a cambiar...
- ¿Se han demorado un poco esta mañana... no Mim? - preguntaba su amiga y rival.
"Me ganó... la maldita bruja llegó antes... y eso que mandé reventar sus llantas al pobre de mi chofer"
- Um... es de mal tono pero creo que esta vez has sido tú la que se ha apresurado demasiado.
"Tsk, trágate esa... Adamaris..."
- Como sea... no puedo esperar - dijo ella mirando el bolso por el que se habían peleado el día anterior colgando de su hombro.
- ¿Y qué pasará el día de hoy...?
- ¿Qué no lo sabes, Mim...? creí que tu sistema de información te lo había dicho...
- Oh... las novedades... en este momento aún no me han dicho nada.
- Jujujuju - se rió Adamaris... pues hoy llega el alumno nuevo... deseo saber qué tipo de persona es...
Mim se acomodó la chalina intentando ganar esa batalla de lenguas.
- ¿Solo eso?... pues a mí - abrió la puerta del salón - no me interesa el chico nuevo de ninguna manera...
Precisamente estaba delante suyo al terminar la frase y al oírlo le lanzó una mirada que le hizo recordar al terrible Sanosuke.