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Dos Semanas por Dark_Yuki_Chan

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DOS SEMANAS

- ¡¡OHAYOO, YUKIIII!! (“Hola, Yuki”) -. Gritó Shuuichi, feliz, desde el pasillo. No le presté mayor atención. Sólo continué escribiendo. …l abrió entonces la puerta suavemente y entró cargando una gran bandeja repleta de comida. La puso en el escritorio, junto a mi notebook, y me miro expectante, esperando mi aprobación.
- ¿Qué es esto? -. Me limité a preguntar, sin levantar los ojos de mi novela.
- Tu desayuno, claro -. Respondió Shuuichi alegremente.
- Ah.
- …
- …
Permaneció de pie a mi lado, aparentemente esperando que agradeciera su amable gesto con un beso.
- ¿No te lo vas a comer? Sé que es un poco tarde, pero faltaban muchas cosas y me demoré comprándolas. Sumimasen (“Discúlpame”).
- Quiero cerveza -. Dije solamente.
- Oh… -. Shuuichi bajó la vista, descorazonado. Miré la bandeja y comprendí la razón de su tristeza. Había jugo de naranja recién exprimido, huevo con tocino, waffle, cereales de chocolate con leche, un café helado, galletas de 3 variedades y otro montón de cosas con las que hubieran podido hartarse 4 personas… Y él lo había preparado todo para mí con sus pequeñas manos, con todo su amor… - Te traeré una cerveza entonces…
- Pero no te lleves esto -. Repliqué, y su rostro de rasgos infantiles se iluminó. Fue a la cocina a saltitos y regresó equilibrando la lata sobre su cabeza… Era tan fácil hacerlo feliz. Se sentó en el piso junto a mi silla, mientras yo literalmente aspiraba los montones de comida que tenía enfrente.
- ¿Por qué? -. Pregunté de pronto.
- ¿Eh? ¿Qué dices, Yuki?
- ¿Por qué el desayuno? -. Aclaré.
- Oh, eso. Pues porque hoy se cumplen 2 semanas ^-^.
- ¿2 semanas?
- Hai (“Sí”), 2 semanas desde que comenzamos a vivir juntos ^-^.
- Ah, lo había olvidado.
- ¿De verdad? ¿De verdad lo olvidaste? -. Preguntó Shuuichi tristemente… También era fácil hacerlo sufrir… Ay, baka (“tonto”), ¿Cómo no iba a recordarlo? “Yo quiero estar con Yuki. Yo te amo” ¿Cómo olvidarlo?
- Hai.
- Pues sí, hoy cumplimos 2 semanas juntos. ¿No es emocionante?
- …
- Por eso el desayuno, aunque creo que además deberíamos hacer alguna otra cosa.
- ¿Ah si? -. Bebí el último sorbo de jugo de naranja y continué escribiendo.
- Hai. Podríamos ir al cine, ¿Qué te parece? O al teatro, hace muchísimo tiempo que no voy al teatro. O al parque de diversiones, también puede ser, ¿Ne? (“No?”)
- …
- ¡Ya sé! ¿Recuerdas cuando nos conocimos?
- Ie (“No) -. Mentí.
- Oh… -. Otra vez estaba triste. - ¡Oe (“Oye”), claro que lo recuerdas! Tú mismo me lo dijiste … Bueno, podemos ir a ése lugar para recordarlo mejor, y si quieres puedo cantar para ti la canción que encontraste horrible, ¿Qué tal?
- …
- ¿Y recuerdas el concierto? No esperaba verte allí, me quedé de piedra. Sino hubiera sido por Sakuma-san me habría muerto… ¡Nee! (“Hey”), ¿Qué tal si vamos a visitar a Sakuma-san? No, no, tenemos que salir solos… Pues podríamos sólo caminar, o me puedes dar un paseo en tu auto, o comernos un helado, o sino te hago un concierto privado ^-^. También podemos sólo ver tele juntos, o preparar ambos la cena, y si prefieres no hacemos nada y en lugar de eso podríamos hacer el amor todo el día – Sugirió, sonrojándose. - ¿Qué…?
- Cállate -. Ordené. Había hablado en un par de minutos más que yo en las últimas 2 semanas. ¿Cómo podía hablar tanto, tanto? – Tengo que trabajar. No me molestes.
- Go… gomen, Yuki… (“Perdón, Yuki”) -. El muchacho abandonó la habitación, dejándome solo con los restos del desayuno que tiernamente me había preparado y con mi estúpida novela. Ya la había hecho de nuevo. Mierda, ¿Por qué tenía que ser así? Si él hacía de todo para agradarme, si estábamos viviendo juntos, si también yo quería hacer el amor con él todo el día, todos los días, toda la vida… Si a pesar de negarme a aceptarlo en el fondo sabía que lo amaba, ¿Por qué lo trataba así? Lo había rechazado una vez más. ¿Cuántas veces más podría echarlo todo a rodar antes que él se aburriera de suplicarme y de mendigar algo de cariño? ¿Cuánto más podría mi pequeño aguantar ese odioso carácter mío? ¿Cuándo dejaría de comportarme como un maldito bastardo?
Me levanté de la silla y apagué el notebook. Dejé los anteojos sobre el escritorio y me dirigí a la cocina. No estaba allí, ni en el pasillo ni en el salón. ¿Dónde se había metido? Tomé otra cerveza del refrigerador y fui a mi habitación y luego al cuarto de baño, pero tampoco lo hallé. Comenzaba a preocuparme. Bebí unos cuantos sorbos de cerveza mientras recorría el departamento en busca de mi Shuuichi, de su aroma o al menos de una nota. Temí que hubiera llegado al límite de su paciencia, que con razón se hubiera hartado de mí y me hubiera abandonado, pero busqué y todas sus pertenencias seguían ahí. Excepto él y sus zapatillas.
- Shuuichi… -. Llamé en voz alta, aunque sabía que no podía encontrarse en el departamento, porque ya lo había puesto patas arriba y no había podido encontrarlo. Evidentemente no hubo respuesta. – Shuuichi… -. Silencio. ¿Dónde demonios estaba? También se había llevado el teléfono celular. No podía llamarlo, parecería un arrastrado, demo (“pero”)… lo necesitaba tanto. Haciendo a un lado mi orgullo, decidí llamarlo. A pesar de no haberlo hecho nunca, conocía el número de memoria. Marqué y bebí otro trago de cerveza. Tut-tut-tut-tut… Nada. Corté el auricular, bebí el último sorbo de cerveza y encendí el televisor, por si lo hallaba dentro. Encendí un cigarro y se consumió en mis labios, y aún ni rastro de mi pequeño. Algo olía mal…


- Shuuichi -. Dije cuando contestó el celular, luego de 6 “Tut”.
- Moshi moshi (“Aló”)-. Dijo la voz de una mujer desde el otro lado de la línea. ¿Qué hacía mi Shu-chan con una mujer? - ¿Con quién desea hablar?
- Oh, debí equivocarme…
- No lo creo. Dígame, por favor, ¿Es usted pariente o amigo de Shindou Shuuichi-san?
- Hai. ¿Dare da? (“Quién es?”)
- Sumimasen. Soy del Hospital central de Tokio…
- ¿Hospital?
- Hai. Quizá quiera usted venir…
- ¿Qué sucede?
- Shindou-san ha tenido un accidente…
Eso era todo. Yo no necesitaba saber nada más. ¿Qué tipo de heridas tenía? ¿Qué clase de accidente? No importaba. Sólo un pensamiento, una frase fatal cruzó por mi mente en aquel momento… “Está muerto…”


Salté literalmente del auto, y al parecer olvidé cerrarlo. Me paré frente al mesón de la recepción y puse mis manos sobre éste con brusquedad. Una mujer acudió de inmediato.
- Konnichiwa (“Buenos días”).
- ¿Dónde se encuentra Shindou Shuuichi? -. Pregunté, sin la menor intención de ser amable, ni decente siquiera.
- Déme un minuto -. Dijo la mujer, buscando en un ordenador. – Mmm… Oh, Shindou-san se encuentra en éste momento en la Unidad de Cuidados Intensivos. Fue internado de urgencia…
- ¿Dónde?
- ¿Eh?
- ¿¡Dónde está Cuidados Intensivos?!
- Oh, el 3er piso a la derecha, demo…
Salí corriendo rumbo al elevador, aporreé los botones y en un minuto me encontraba en el 3er piso, doblando hacia la derecha. Me dirigí al escritorio y saqué casi a empujones a un hombre que recogía sus papeles con una lentitud desesperante.
- Konnich…
- Quiero ver a Shindou Shuuichi.
- …l no puede recibir visitas ahora…
- QUIERO VER A SHINDOU SHUUICHI.
- Sumimasen, señor, demo por ahora eso es imposible.
- ¿QU… MIERDA TENGO QUE HACER PARA QUE ME DEJEN VERLO DE UNA VEZ?
- Tome asiento y espere, kudasai (“por favor”). Le llamaremos en cuanto sea posible -. Dijo la joven, aparentemente asustada por mi poca –nula– cortesía. Decidí relajarme un poco, no tenía deseos de perder el control. Me senté y encendí un cigarrillo, vuelto loco. De pronto, oí una voz masculina que me llamaba:
- Yuki-san -. Miré hacia la entrada y vi a Nakano Hiroshi, el amigo de Shu-chan, que se acercaba a mí a grandes trancos. - ¿Qué ha pasado?
- No lo sé. Shuuichi tuvo un accidente -. Respondí, cansado. Estaba harto. Loco. Muerto. Tenía deseos de gritar y de llorar, de aferrar a Shuuichi entre mis brazos y besarlo, acariciarlo, decirle cuanto lo amaba. Seguro me veía fatal.
- Yuki-san…
- ¿Tú no sabes qué pudo pasarle, Nakano-kun?
- Ie. No tengo ni la menor idea -. Respondió, con la vista baja, y se sentó en una silla junto a la mía. Ahí había dos sombras, dos remedos de hombres con el corazón pendiéndoles de un hilo, dos seres destruidos… Pero él no lo amaba como yo –¿O sí?– y él no sentía ese peso en su corazón… el peso de saber que era en parte culpable de esto, de todo…


Cuando entré en la habitación, apestaba a blanco, a tubos fluorescentes y a medicina. Nakano-kun estaba afuera, muerto de ganas de entrar, pero sólo permitieron que ingresara uno de nosotros. …l dijo que Shuuichi se volvería loco de alegría al verme. Y se quedó afuera. Era un buen tipo ese Nakano… Y allí estaba mi muñequito, sobre una cama de sábanas inmaculadas, con la cabeza vendada y los ojos cerrados. La enfermera cerró la puerta tras de mí. Me acerqué al lecho muerto de angustia y de miedo. Shu-chan respiraba levemente. Le clavé los ojos, deseoso de que me abrazara gritando “¡¡¡Yukiiii!!!”, pero nada sucedió. Acaricié a penas su cabello suave y su frente vendada. Mi mano estaba temblando. De pronto, sus grandes ojos azules se abrieron lentamente. Contuve la respiración y mi mano se detuvo.
- Yu… ki… -. Dijo con voz débil y temblorosa, sonriendo dificultosamente.
- No hables. Ya estoy aquí.
- Yuki… Yuki…
- ¿Hai?
- Te amo… Yuki…
- Basta -. Dije, acariciándole el cabello. Me arrodillé junto a la cama, puse mi mano derecha sobre el pecho de Shuuichi y él la cogió débilmente con ambas manos. Sonreí mientras le acariciaba el rostro. Su suave rostro perfecto.
- ¿Qué… qué me paso… Yuki?
- Otra vez te cruzaste frente a un auto, pero ésta vez no frenó a tiempo -. Dije, recordando cuando vi su esbelta figura de pie frente a mi automóvil gritando “¡¡Detente!!”.
- Oh… -. Antes lo había hecho callar porque hablaba demasiado, y ahora sólo quería oír su voz más y más… Había sido tan cruel, tan estúpido… Tan bastardo, tan hijo de perra, ¿Cómo es que mi Shu-chan aún me amaba?
- Yuki…
- ¿Hai?
- ¿Qué sucede?
- ¿Eh?
- Estás… llorando, Yuki… -. Dijo Shuuichi, preocupado. Tenía razón. Una lágrima ligera y brillante como una estrella, como mi hermosa estrella, rodaba por mi mejilla. Rocé a penas el cabello de mi estrella con la mejilla.
*Si hubieras muerto… mi amor, si hubieras muerto, lo último que habrías oído de mis labios habría sido “No me molestes”… Si eso hubiera sucedido… no me hubiera perdonado nunca, mi amor. Por favor perdóname…* Lloré mucho por dentro, pensando en la pesadilla que habría sido… Pero ahí estaba, ahí a mi lado, viéndome con sus ojitos preocupados y llenos de amor. No iba a perderlo.
- Claro que no estoy llorando. Sólo me entró algo al ojo -. Respondí, y luego besé sus labios de miel.

FIN

Dark Yuki-Chan

***

Vale, vale, ya se ke vais a vomitar por lo empalagoso y pesimamente redaktado ke esta... Eskribi este fic kuando habia visto komo 5 kapitulos de Gravi y recien me enkariñaba kon la serie... Es muy viejo, y mi primer fic de Gravi, asike os pido un poko de kompasion...

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