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Velis Nolis por Kerky

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Notas del fanfic:

Ya saben... es el primer fanfic de Naruto que escribo... me gustó la idea del NaruSasu, así que... aquí esta.

ADVERTENCIA: LIGERO SPOILER. Si vas en el manga 367 en adelante, no hay problema

Disclaimer: Naruto y sus personajes, desafortunadamente, no me pertenecen. Son de Masashi Kishimoto. Escribo esto sin fines de lucro. Basado en una novela de Vicki Lewis Thompson.

Velis nolis: por la fuerza (latín)

Notas del capitulo:

¿Algún comentario?

Espero que les guste la historia XD

Velis Nolis

Capítulo I: ¿Subasta? ¡Ni hablar!


-Hace bastante frío, ¿verdad Kyuubi? 

El zorrito, al escuchar su nombre, volvió sus hermosos ojos café chocolate hacia su rubio dueño, aunque su mirada no duró demasiado porque un par de aves atrajeron inmediatamente su atención. 

El chico rubio suspiró y miró hacia el cielo. El invierno había llegado bastante frío y, si no fuera porque su mascota necesitara un paseo, estaba seguro de que no hubiera salido de su departamento cálido y acogedor… aunque debía de admitir que tenía un gran problema que le preocupaba desde hacía un par de meses, y utilizando a su mascota como excusa, decidió salir para aclarar sus ideas. Su mejor amiga, Hinata Hyuuga, heredera de una nada despreciable cantidad de dinero, recientemente había perdido a su hermana menor en un accidente automovilístico, lo que causó la gran depresión en la que ahora estaba sumida su amiga.    

A Naruto Uzumaki, de veintitrés años, se le habían agotado las ideas para sacar a su amiga de ese estado. La invitó a fiestas, viajes, compras, incluso le había comprado un cachorro de zorro, creyendo que eso la alegraría. Pero la chica había rechazado al animalito e irónicamente, eso había alegrado a Naruto, pues estaba más que encariñado con su pequeña mascota.  

Los primeros días habían sido bastante difíciles, ya que el zorrito había manchado la alfombra, destruido sus mejores zapatos deportivos, saqueado su cocina… pero la mirada de aquel animal castaño rojizo, lo cautivó y perdonó todas sus travesuras. A cambio, obtuvo a un acompañante. 

Volviendo a la realidad, miró el parque en el que se encontraba. Era bastante lindo, a pesar de que los árboles sin hojas le daban un aspecto desolador, la nieve reflejaba los pocos rayos del sol y un lago semi-congelado, completaba el paisaje. Un periodista, de una conocida televisora, filmaba lo que al parecer sería el reportaje del clima. 

-La vida de soltero es aburrida… ya va siendo hora de que me consiga una linda chica 

-¿Chica? Creo que eso no es lo tuyo, Naruto  

-Kakashi ¿Qué haces aquí? 

-Nada importante 

El rubio miró a aquel hombre al que conocía tan bien. Kakashi Hatake, casi soltero, peliplateado, treinta años, médico, fue discípulo de su padre y, por ende, conocía a Naruto desde que usaba pañales. Sabía todos sus secretos y a pesar de la diferencia de edades, Naruto lo consideraba su mejor amigo y confidente. 

-¿Por qué? –cuestionó el rubio 

-¿Por qué… qué? ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué leo el Icha Icha Paradise? ¿Por qué los bebés…? 

-¡No! –interrumpió Naruto -¿Por qué dices que las chicas no son “lo mío”? 

-Naruto… ¿cuántos años tienes? 

-Veintitrés 

-Te conozco desde hace veinte años. Es obvio, para alguien tan observador como yo, que eres del otro bando. Además… nunca te he visto con novia. 

Naruto lo sabía. A la edad de quince años, había tenido su primer “novio” formal, cosa que a sus padres no les pareció. Deseaban tener un nieto, y no habría posibilidad alguna de que esto se cumpliera si su primer y único hijo, era homosexual. 

-Pero… quiero que mi padre se sienta orgulloso de mí. 

Kakashi comprendió inmediatamente a lo que se refería el rubio. Conocía los sentimientos de Naruto y sabía que el chico no defraudaría a su padre, y menos cuando su muerte aún era reciente.  

-Tú sabes que te aprecio como a un hijo, después de todo, yo fui quien te llevó a esos antros gay cuando cumpliste la mayoría de edad –intentó imprimir un toque de humor  a su comentario, para salir del giro melancólico que había tomado la conversación. –Las personas venimos a este mundo con el fin de buscar y alcanzar la felicidad ¿Crees que a Minato le hubiese gustado ver a su hijo triste? 

-Supongo que no –contestó el chico de ojos azules 

-Estoy seguro de que él, desde donde este, preferiría tu felicidad. Creo que a fin de cuentas, no le hubiera importado tus preferencias. El te quería y te aceptaría tal y como eres. Piénsalo ¿de acuerdo?

Naruto, un poco más aliviado, asintió. 

-Bien, nos vemos el viernes. No olvides que es el cumpleaños de Iruka y te exijo que vayas.-añadió una sonrisa

-De acuerdo. Ahí estaré 

-Nos vemos 

El peliplateado se alejó, dejando a Naruto con sus pensamientos. Pensamientos que se vieron interrumpidos al ver a Kyuubi corriendo tras unos patos que acababan de aterrizar sobre un lago semi-congelado 

-¡No, Kyuubi, espera! 

Uzumaki corrió tras el pequeño zorrito, pero no pudo alcanzarlo. En cuanto el animalito entró al lago, el hielo se rompió. Kyuubi, trataba de mantenerse a flote, cosa que no podía hacer por la temperatura del agua. El agua que lo rodeaba comenzaba a congelarse y el animalito, cada vez más asustado, seguía agitando el agua a su alrededor, pero alejándose cada vez más de la orilla.  

Naruto, decidido a no dejar a su mascota ahí, se quitó el abrigo y la bufanda, listo para saltar al agua. Pero su intención se vio interrumpida cuando un chico bastante atractivo y de cabellos azabaches, se adelantó hacia el lago. 

-Quédese aquí –ordenó el chico. El rubio observó su espalda, cubierta por una chamarra negra y con letras blancas que lo anunciaban como un integrante del grupo de bomberos local.    

Obedeciendo sus palabras, Naruto no se movió ni un milímetro mientras observaba al joven adentrarse en el agua congelada. Fue entonces cuando se dio cuenta del alboroto que había armado y de que el reportero había comenzado a filmar el rescate y un puñado de gente se había acercado a ver lo que ocurría. 

-No te preocupes, Kyuubi. Este joven va a salvarte. Sigue nadando. –la preocupación se notaba en el ligero temblor de su voz.   

El hombre, avanzó con cuidado sobre el fino hielo, que se rompería en cualquier instante…  Naruto se imaginó lo frío que debía estar el hielo bajo las manos de aquel hombre, cuando se puso a gatas, cerca de donde estaba su mascota. Contuvo la respiración al momento en que el vio al joven agacharse para tomar a Kyuubi entre sus manos, mientras este seguía luchando por mantenerse a flote.  

-¡Cuidado!  

El rubio ahogó un suspiro de frustración, cuando el delgado hielo cedió y el azabache se hundió. Sin pensarlo dos veces, Uzumaki también corrió hacia el lago para ayudar a su mascota y al joven. Pero una mano lo detuvo. 

-¡Espere! Ya vienen… 

En efecto, el guapo chico se acercaba a la orilla, con un tembloroso zorrito bajo el brazo. Todos los presentes aplaudieron cuando el joven tocó tierra y entregó al dueño su mascota, fría y bastante asustada. Justo en ese momento, el reportero y su camarógrafo, se acercaron a entrevistar a aquel valiente bombero que había salvado al pequeño e indefenso animal.  

Naruto, al ver al chico tan cerca, se dio cuenta de que no estaba nada mal: lindos ojos negros, piel blanca, su cabello azabache mojado y pegado a su rostro, y podía deducir que tenía un cuerpo de infarto, pues la ropa mojada, se le pegaba como una segunda piel.  

-Gracias… 

-¿Qué pasa aquí? –preguntó  

-Eh… al parecer hay público 

-Si ya lo noté. Es hora de que desaparezca…  

-¡Espera! –exclamó Uzumaki –Debe dejar que lo invite a cenar, como agradecimiento…  

-Me tengo que ir –comentó fríamente el joven, comenzando a correr –Llamé al departamento de bomberos y pregunte por Sasuke Uchiha 

-¡Señor! –pronunció el reportero –Espere… una entrevista, por favor. 

Con que Sasuke Uchiha… estaba seguro de que no olvidaría ese nombre


-No me lo puedo creer hermanito. Resultaste ser el héroe local 

-Ya cállate Itachi… achú… 

-Salud.  

-Gracias… supongo 

-Que tierno saliste, Sasuke-chan. Hasta cogiste un resfriado por salvar a ese animal.   

-Maldito zorro… ahora me arrepiento de haberlo hecho. –por millonésima vez, Sasuke Uchiha estornudó. Estaba harto del resfriado, llevaba cuatro días sin ir a trabajar porque los malditos virus se negaban a dejarlo en paz. Además, la conversación telefónica con su hermano mayor, Itachi Uchiha, no lo ayudaba mucho.  

-Pequeño hermano tonto. ¿Cuándo dejarás el cuartel de bomberos? 

-Ya sabes la respuesta. ¿No tienes alguien a quién acosar?  

-Dei-chan se fue a visitar a un amigo. Sai-chan está enojado. Kisame-feo aún no me perdona que le haya pedido prestado su coche… 

-Yo tampoco te perdonaría si te llevaras mi auto sin mi permiso y, que aparte de eso, lo chocaras sabiendo que vale más de cincuenta mil dólares 

-Pero tú no tienes un auto que vale tanto… y dudo que lo consigas si sigues trabajando en ese cuartel feo, en donde te pagan una miseria por trabajar todo el día 

-Cállate. Sabes por qué lo hago… ¿Y ahora por qué esta enojado Sai? ¿Volviste a… achú…? –preguntó Sasuke, tratando de cambiar el tema de su trabajo, pero el estornudó evitó que completara la pregunta, aunque su hermano entendía perfectamente que se refería a aquella vez en la que Itachi invitó a sus amigos al departamento con jacuzzi de Sai y organizaron una gran fiesta… sin avisarle al dueño del departamento 

-Salud. Está enojado porqué… no sé… 

-…-el silencio del menor de los Uchihas, prácticamente obligó al mayor a explicar porqué Sai estaba enojado 

-¿Te acuerdas que estaba saliendo con un tal Gaara? 

-Sí 

-El otro día los encontré en un restaurante. Estaban cenando muy románticamente comida italiana y vino tinto. “Accidentalmente” derramé el vino sobre la camisa del pelirrojo. 

-¿celoso?  

-No… bueno sí… en realidad no lo sé. 

-No puedes jugar con Deidara y Sai. Lo sabes, debes escoger a uno. Dudo que la idea del trío les haga gracia. –Sasuke sabía que su hermano era un play-boy, pero no por eso dejaría que jugara con los dos chicos

-Me tengo que ir Itachi, el jefe quiere verme para hablarme de algo importante.  

-De acuerdo. Te llamo después, sigue tomando tus medicinas y cuídate de las chicas locas que tienes como fans. 

-Intentaré cuidarme. Pero gracias a ese maldito reportero, de alguna manera consiguieron mi teléfono y no paran de llamarme. Hay algunas que se hicieron pasar como las hermanas del dueño del zorrito… incluso llevan flores al cuartel. 

-Es el precio de la fama. Ya lárgate a tu trabajo… 

-Que tierno eres, aniki. –dicho esto colgó.  

Dejó el teléfono en la mesita de noche. Vivía en un edificio de cuatro departamentos, bastante lejos de su trabajo, pero era lo que alcanzaba a cubrir con el sueldo que recibía. No era que se quejase, le fascinaba su trabajo, pero a veces envidiaba los pequeños lujos que podría darse si ganara más dinero. Sin embargo, sabía que todo lo que tenía, era debido a su esfuerzo y se sentía bastante orgulloso de ello.   

Se puso un pantalón de mezclilla negro, una camisa también negra y su distintiva chamarra que lo acreditaba como bombero. Tomó una pastilla para los síntomas del resfriado, se colocó los guantes, y salió a la calle, esperando que nadie lo reconociera.  

Su vida había dado un giro de 180° desde el momento en que salió como el “Héroe Local” según un famoso periódico y el noticiero más popular de la televisión abierta. Y era lógico que su atractivo físico, sumado al hecho de que había salvado a un animalito, causara la ternura de miles de fans en aquella pequeña ciudad.

 Todo era culpa de aquel muchacho y su zorrito. Si no se hubiese puesto la chamarra, nadie lo hubiera reconocido. Su idea de invitar a aquel chico a salir, se había desvanecido, o quizá, se había aseverado. Porque él, Sasuke Uchiha, un bombero común y corriente especializado en rescates, era gay. Y se había fijado desde antes en el dueño del zorrito. Cada día, desde hacía aproximadamente tres o cuatro semanas,  aquel chico de impresionantes ojos azul cielo, paseaba por ese parque, donde usualmente el bombero tomaba su comida-cena. De alguna manera, Sasuke supuso que aquel joven tendría preferencias parecidas a las suyas, pues en más de una ocasión lo había escuchado repitiéndose a sí mismo, que le gustaban las chicas, no los hombres. Ese fatídico día, Sasuke había decidido invitar al rubio a tomar un café, o algo parecido. Justo cuando iba caminando hacia él, ocurrió el incidente del animalito. Pero eso le daba una ventaja… incluso el rubio había ofrecido invitarlo a cenar en agradecimiento. En cuanto saliera de la gripe, estaba seguro que se cobraría el favor…    


-No 

-Sasuke… 

-No 

-Pero… 

-No 

-Es por una buena causa 

-¡Ser subastado no es una buena causa! –explotó el azabache. No dejaría que lo “subastaran” como si fuera una… cosa antigua o algo por el estilo. 

-Me debes dinero.  

-Tómalo de mi sueldo  

-Sasuke… -el viejo director del cuartel de bomberos, se reclinó sobre su mullido asiento -¿Quieres que te quite tu insignia? 

-¿De que habla? –preguntó Sasuke 

-Si no vas a la subasta, tendré que hacerlo. Es tu labor como bombero. Los bomberos ayudamos a la sociedad. ¿Qué mejor manera de hacerlo que donando dinero a nobles causas? En este caso, sería donado a un grupo de apoyo a favor de la alfabetización. ¿Recuerdas el último incendio al que fuiste?

Uchiha suspiró. Se acordó que el incendio anteriormente mencionado se debió a que una mujer no leyó las instrucciones de su nueva plancha, no por flojera, sino porque la mujer en cuestión nunca había ido a la escuela y por lo tanto, no sabía leer.  

-De acuerdo… pero esto es una locura –Sasuke no tuvo otra opción. No quería perder su puesto de bombero. 

-Claro que no. Ahora que eres famoso, las mujeres ofrecerán una fortuna por ti.  


 

-Es tan romántico –suspiró Hinata –Ojala a mi me pasara algo igual… ¿te enamoraste a primera vista de él? 

-Eh… sí. Era muy… 

-… ¡Guapo!  

Naruto suspiró. Desde que salió en el noticiero el incidente ocurrido entre él y el bombero, su amiga Hinata no había parado de hacerle preguntas. Lo cual, a pesar de ser tedioso, alegró bastante al rubio, pues su amiga había salido de su depresión y recuperó su ánimo de siempre. 

-¿Sabes en qué pienso, Naruto?

El aludido volvió su vista hacia la chica, y como en muchas ocasiones anteriores, se quedó enmudecido por la belleza de aquella joven. Sus hermosos ojos, de un color perla poco habitual, contrastaban con su largo y sedoso cabello negro. Su piel pálida, completaba la imagen de chica tierna. Al mismo tiempo que pensaba esto, también se cuestionó la razón del porqué, una chica tan linda, rica y amable, no tenía un par de chicos que estuvieran tras ella, aunque tenía la vaga impresión de que esa chica estaba enamorada de él, lo cual, dadas las preferencias del rubio, hacían imposible una relación entre ellos. Aunque, si el rubio tuviese que elegir a una mujer para casarse, escogería a Hinata sin pensarlo. Claro, eso nunca sucedería…   

-No… dime que plan malévolo has estado ideando –sonrió el joven Uzumaki 

-Bueno, la verdad… tu historia de amor me ha inspirado. Y quiero escribir un libro sobre eso ¿te molesta? 

-Claro que no, Hinata –contestó inmediatamente Naruto. Cualquier cosa que sacara a su amiga de la depresión, era una buena idea 

-Entonces ¿me presentarás a tu galán? Claro, podrías hablarle del libro después de su primera cita. O después de la boda. Me gustaría hacerle unas preguntas para el libro 

-Eh… ¿boda? Apenas y nos conocemos, Hinata-chan –Naruto sonrió nerviosamente; estaba en un gran problema. No conocía a Sasuke… lo había invitado a cenar, claro, pero de allí a que se enamorara de él, había una gran distancia ¿Cómo podría fingir eso frente a Hinata? 

-Te lo presentaré, siempre y cuando él acepte lo del libro 

-Claro. Aunque sin su ayuda no podría escribir  Naruto estaba en un gran problema. Sin el Uchiha, lo más seguro era de que su amiga volviera a deprimirse.  

“Por Hinata haría cualquier cosa, no dejaré que vuelva a deprimirse. De alguna manera, haré que el Uchiha colabore con el libro”


 ­­“No me molestaría en absoluto que este edificio se quemase”

Los gritos de cientos de mujeres se escuchaban hasta detrás de bambalinas. El hombre anterior a él, había sido subastado en seis mil dólares, cantidad ridículamente obscena. Sasuke pensó, por millonésima vez, que la mujer que lo “comprara” debía estar loca. ¿Gastar seis mil dólares en una cita? Lo más seguro es que esa mujer estuviera desesperada y loca. Y ser una chica mimada y rica, pues no cualquiera gastaría semejante cantidad de dinero. 

-¿Están listas para el chico más sexy de por aquí?  -

Sí –la multitud vociferó  

-Con ustedes… Sasuke Uchiha: soltero, un metro ochenta y cinco de músculos, bombero, sexy. Entre sus pasatiempos se encuentra el jugar ajedrez, baloncesto y navegar. La cita incluye un paseo en yate y helicóptero y una cena romántica en un hotel de cinco estrellas, donde podrán pasar la noche…  

“Pensé que la euforia sólo duraría un par de días… al parecer estas locas no han olvidado lo que sucedió hace más de dos semanas”

El azabache, con algo de temor pero sin perder su apariencia fría, salió al escenario donde las chicas comenzaron a silbarle. No podía recordar algún momento más humillante en su vida. Ni siquiera cuando su hermano Itachi le bajó los pantalones frente a su amor platónico era tan bochornoso como lo que estaba viviendo en esos instantes.  

-¿Quién comienza la subasta? 

Una mujer de aspecto maduro, clamó: -Diez mil dólares!

-Once mil!  

-¿Quién da más? –preguntó la animadora  

-Veinte mil 

-Veinte mil a la una… veinte mil a las dos… 

-Veinticinco mil! 

Sasuke consolidó su idea de que la chica que lo comprara debía de estar loca ¿Veinticinco mil dólares? Sabía que era bastante atractivo… pero no creía que él valiera tanto dinero... quizá si… el orgullo Uchiha era bastante elevado 

-Bien… veinticinco mil a la una… 

-Treinta mil dólares!

-¿Treinta mil dólares? Treinta a la una… treinta  a las dos… treinta a… 

-Treinta y cinco mil dólares 

-Hoy están muy atrevidas chicas. Treinta y cinco mil a la una… a las dos… a las tres. Subastado en treinta y cinco mil dólares. 

El azabache salió del escenario y se dirigió con un señor de mediana edad, quien lo dirigiría con la loca que lo había adquirido.  

A lo lejos, el Uchiha pudo divisar unos hermosos ojos azules, parecidos a los del joven que le gustaba, pero considerando que sólo había mujeres en aquella subasta, desechó inmediatamente la idea de que él estuviera ahí. Los ojos resplandecían en la oscuridad, evitándole mirar el rostro y cuerpo de la dueña de tan hermosas orbes. 

-Uchiha Sasuke, aquí le dejo con su “cita”… Uzumaki Naruto 

“Con que Uzumaki Naruto… ¿Naruto? ¿Qué ese no es nombre de chico?”

 Y efectivamente, frente a él, se encontraba el joven que lo había hecho popular, el rubio y revoltoso Naruto. 

-Tú… ¿tú me compraste?  

A saber que clase de perversiones se imaginaría el ojiazul para pagar semejante cantidad de dinero por pasar 24 horas con él…  


Notas finales:

¿Les gustó?

Espero que si XD

Utilicé dólares, porque no me sé exactamente bien el valor de los yenes... y creo que es más fácil imaginarnos la cantidad de dinero (en moneda nacional) si hablamos de dóalres, supongo que la conversión es más fácil XD

La verdad no sé cuando pueda volver a actualizar, pero estoy trabajando en el 2do capi, depende de las tareas que me dejen... mugre escuela... u.u

Cuidense!

Besos!

Kerky-chan ♥


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