Estaba obscuro y el viento corría silbando entre las ramas de los árboles, un pequeño gatito se protegía del frío entre los brazos del chico que, sobre una de las ramas del árbol más grande y viejo de aquel parque, veía el cielo y la luna que de vez en cuando las nubes dejaban ver.
“…hoy no duermes solo…”
Esa maldita frase era la que lo tenía en ese árbol, ¿pero qué más podía hacer? De pronto se había enterado de que su superior lo… ¿deseaba?... y todo se había vuelto más complicado aún. Había hecho lo que se le ordenó y había regresado al entrenamiento, incluso dejó de fallar tan atrozmente, aunque no volvió a hablar en todo el día, pero no pudo entender porqué…
-prrrrr…- ronroneó el pequeño minino entre sus brazos
-al menos tú duermes…
La noche se dejaba caer silenciosamente mientras los recuerdos golpeaban mentalmente a un Kai Hiwatari bastante fuera de su pose de chico fuerte. Todo había pasado de una forma tan inexplicable… había pasado hacía poco, durante su última visita a China:
-Me alegra verte, Kai…-dijo Lee en un tono no muy convincente cuando recibió al joven Hiwatari
-¿Y Rei?
-No está…
-Le dije que vendría
-Pues parece que no le importó mucho… salió
-Hmpf… lo esperaré…
Pero esa espera no duró demasiado, porque Kai Hiwatari no está hecho para esperar sino para ir en busca de aquello que desea, y valla que deseaba encontrar a Rei.
Sin embargo, cuando llegó a verlo, no fue nada grato… Su amado Rei se encontraba besando a la chica que tanto tiempo le había seguido los pasos… y ahora, lo invadía un desconcierto total, una tristeza profunda, una herida que se abría en su interior le dejó sentir un dolor más que devastador y, ese magnánimo Kai Hiwatar de siempre, se había quedado solo más arriba que una roca en la escala evolutiva… no pudo hacer nada, no logró decir palabra alguna y simplemente se quedó allí, de pie, mirando cómo ese par se quedaba en su mundo, mientras los segundos se hicieron eternidades tormentosas que no llegaban a su fin… y Rei se separó de la chica, aun sonrojada por la situación, y sin siquiera notarlo, la abrazó…
Todo eso aún le daba vueltas en la cabeza, cuando sintió cómo alguien le miraba, divertido al parecer, desde unos metros más abajo, al pie del árbol.
-Y ahora te escondes en los parques, pero qué sujeto tan más curioso eres, Kai, ¿qué sigue ahora? ¿Huir de casa dejando una lastimosa carta tras de ti?
-…Me ahorraré la carta
-Jaja, claro, cómo no lo imaginé, las cartas y dedicatorias no van contigo
-¿qué quieres?
-nada, solo vine a ver porqué es que no estás en mi cama
-…- vaya respuesta, demasiada honestidad no le hacía gracia
-te dije que no dormirías solo
-mm, ¿“tú y yo”?- ¿porqué ese idiota no paraba de una vez el juego? Lo de la tarde había sido demasiado, pero esto simplemente sobrepasaba todo límite
-sí. Pensé que hablabas este idioma tan bien como tu lengua madre, pero ya veo que no, ¿quieres que te lo explique?
-…ya tengo compañero para esta noche
-a… ¿enserio? ¿dónde está?
-justo aquí- respondió algo más calmado ya
-… tus amigos imaginarios no cuentan- dijo después de haber escrutado el parque con la vista
-jaja, ¿por quién me tomas, por Takao?
-pues últimamente no difieren mucho. ¿Puedo saber quién es quien va a ocupar mi lugar esta noche?
-no sé su nombre, pero es mejor que tú- saltó del árbol aún con el minino entre sus brazos, ahora despierto y alerta, y lo puso en el suelo cerca de él
-vaya, un gato… ¿por qué no me sorprende? Déjame adivinar, su nombre es Rei II y te cautivaron sus orbes doradas… me pregunto si también sabe preparar “pollo jo lau”…
-¡Cállate!- esta vez era en serio y su mirada lo advertía, no estaba dispuesto a seguir escuchando los comentarios de ese imbécil frente a él que solo se burlaba de su condición
-¡No, solo mírate! Huyendo en las noches, refugiándote en los árboles… sufriendo por un chico que nada de especial tiene…
-¡Tú no hables!- sus ojos se encendieron con su enojo y dolor, obviamente para Kai, el tema no era cuestión ligera
-¡Vaya, ha hablado el gran Hiwatari! ¿sabes?, no entiendo nada ese asunto tuyo, ni tu inquebrantable necesidad de aferrarte a recordar el hecho de que Rei Kon—
-¡Silencio!- se lanzó sobre el chico pelirrojo y lo tomó por el cuello acorralándolo contra el tronco del árbol, mientras su ira, frustración, tristeza, decepción y dolor se agolpaban en su pecho y su respiración se hacía agresiva y agitada
- --te cambió…- estaba contra el árbol y realmente estaba teniendo dificultades para respirar, pero aún así no cedió –por una chica… que… es aún menos especial… nh… ¿te molesta…ta-tanto que te lo diga… ?... jeje…
-No tienes ni idea… y seguramente nunca la tendrás Masefield- tenía al chico a unos 5 centímetros cara a cara y todo su coraje se agolpaba en sus latidos que incluso podía escuchar; la boca seca, la garganta anudada, los ojos le picaban… pero él era Kai Hiwatari y nunca dejaría que alguien le viera…
-… lloras…- no podía creer lo que pasaba, no podía concebir que todo fuera por ese camino, muy diferente al que le hubiera gustado tomara la situación. Su mueca burlona desapareció al ver lágrimas salir de esos ojos rojos, y la respiración se le cortó sin que eso tuviera que ver con la mano oprimiendo su garganta… estaba más que estupefacto
-…déjame en paz- y sin poder hacer más soltó a Brooklyn, aún con ganas de matarlo, se dio la vuelta y se alejó, perdiéndose entre la obscuridad, con la mirada baja y nublada, y ese gato siguiéndole los pasos… con todo y ese insoportable sentimiento fluyendo poco a poco igual que las lágrimas, con esa verdad devastándolo por dentro, y esa realidad asfixiándolo…
Brooklyn se había quedado bajo el árbol, no se había movido ni un centímetro después de que Kai le diera la espalda y no entendía nada, o no quería entender, lo que había pasado: primero, en la tarde durante el entrenamiento, Kai había estado terrible, luego, cuando le ordenó regresar, lo había visto sonrojarse por primera vez, después, cuando lo fue a buscar a su habitación, no lo encontró y tuvo que buscarlo para encontrarlo sobre un árbol en compañía de un gato y todo había terminado con esos hermosos ojos rojos húmedos… -llorando… Hiwatari llorando…- no estaba seguro de qué hacer o pensar… y todo por culpa de ese maldito Neko…